Una opinión de Napoleón Franceschi G. (02/09/2010) sobre La película <<Taita Boves>> La película <<Taita Boves>> recientemente filmada y estrenada en las salas de cine, ofrece lo que su propio autor (Luis Alberto Lamata) llama una versión muy libre de los planteamientos de la novela del Psiquiatra y escritor Francisco Herrera Luque titulada <<Boves el urogallo>>. Y tiene razón el autor del guión al catalogar su obra así. En verdad es tan libre que casi no se parece o violenta mucho el contenido que evidentemente le sirvió de inspiración. La producción cinematográfica que tuve la oportunidad de ver esta semana en Caracas presenta los rasgos que ya son una tradición del cine venezolano: De comienzo a fin, atormentan los oídos del espectador con el uso de una exagerada cantidad de palabras vulgares o groserías, la inmensa mayoría usadas sin razón o motivo se repiten hasta el cansancio. Igual cosa pasa con crudas escenas de sexo explícito y desnudos, especialmente femeninos. Esta fórmula, lo del sexo explícito y desnudos, es casi idéntica a la película MIRANDA (del mismo autor). Si se le eliminan tales escenas la película no perdería lo esencial de su contenido y pudiera ser vista por otro público. En la cinta se utiliza el ya trillado esquema de iniciar la presentación con unas escenas finales de la “historia”, para luego presentar los comienzos de la trama hasta arribar al fin de la película repitiendo las escenas vistas al comienzo de manera circular. En general, no se hace evidente lo temporal y espacial de manera específica. Salvo vagas referencias a Asturias, Puerto Cabello, los pueblos de Calabozo y Guayabal, y la ciudad de Valencia; el espectador (ignorante de la historia y la geografía) no tiene idea del escenario témporo-espacial de los hechos. Sin pretender que toda película sea una narración histórica lineal y fidedigna, ésta que comentamos, es de una gran pobreza: Tiene inmensos vacíos y verdaderos “saltos mortales” cronológicos. Además, incorpora personajes y leyendas ya conocidas pero parte de otras épocas. Un ejemplo de ello es la historia del Tiburcio “el adivino” asociada a la vida de Ezequiel Zamora y su guerra federal en los llanos, décadas después. Presenta una buena cantidad de anacronismos e inexactitudes. Ejemplos de ello, la música y los bailes. La única mención de época fue el baile del “piquirico”. Y dicho sea de paso, sobre ese “piquirico” (o periquera) supuestamente predilecto de Boves se ha escrito que era una tonadilla de su tierra española. Otros señalan que era algo parecido a un joropo. Pero aclaremos, tampoco se bailaba en los salones mantuanos algo parecido a un bolero como se ve en algunas escenas. En fin, creo que desperdiciaron el talento de algunos buenos actores y actrices poniéndolos a escenificar unas descoyuntadas acciones llenas de vulgaridad extrema: Lo único claro que queda es que tanto Boves como todas esas masas de negros, mulatos, zambos, pardos, indios y mestizos varios que lo siguieron - tenían un inagotable resentimiento social: Odio a los blancos, a los propietarios, a la elites urbanas. Todo ello azuzado por un blanco español (aunque de orilla). Un blanco que se pone al frente de miles de desharrapados venezolanos y aplasta una república (la segunda, 1813-1814) encabezada por el Libertador Simón Bolívar. UNAS PALABRAS FINALES Quienes sabemos algo de Historia de Venezuela recordamos que Boves murió en la batalla de Urica (cerca de Maturín) y que su muerte fue por un lanzazo atribuido a Pedro Zaraza, futuro prócer de la independencia. Otra versión señala que Francisco Tomás Morales, su segundo en el mando y rival que heredaría su inmenso ejército de venezolanos al servicio de la causa realista fue quien lo remató, al verlo herido y caído de su caballo, de nombre Urogallo. Curiosamente, poco después en 1815 cuando arriba al Oriente venezolano la gran expedición pacificadora española al mando del General Pablo Morillo, pueden estos ver desfilar a casi diez mil venezolanos levantando las banderas realistas y que ya habían destruido la Segunda República. Sólo un puñado de patriotas, Bolívar entre ellos, salvaron sus vidas obligados a huir de nuevo – mayormente - hacia la Nueva Granada y las Antillas. Un coronel español de esos venidos con Morillo, dijo ante la vista de ese “ejército” sin uniformes, armados en su mayoría solamente con lanzas y flechas, muchos vestidos sólo con una especie de taparrabos y montados en caballos con aperos elementales: ¡SI ESTOS SON LOS VENCEDORES COMO SERÁN LOS VENCIDOS! Pero se equivocaba totalmente el españolito, el coronel Mendívil. A la larga, los vencidos resultaron muy superiores y terminaron ganándole la guerra a los realistas, los de “estilo Boves” que explotaron hábilmente el resentimiento y la ignorancia de las masas venezolanas, como también, a ese poderoso y veterano ejército “pacificador” que trajo Morillo a Venezuela. _____________ NOTA: José Tomás Boves. Nació en Oviedo, Asturias, España. El 18 de septiembre de 1782. Muerto en la batalla de Urica, el 5 de diciembre de 1814.