El principal problema de las zonas rurales en la región patagónica

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SOBRE EMERGENCIA OVINA POR CATASTROFES NATURALES
Articulo 1º: El Poder Ejecutivo Nacional condonará capital e intereses a todos aquellos
créditos otorgados a pequeños y medianos productores ovinos de la región
patagónica, en el marco de la ley Nº 25.422, prorrogada por la Ley N º 26.680 que
fueran afectados por la sequías y la precipitación de cenizas volcánicas.
Articulo 2º: Sin perjuicio de la inmediata efectivización de la presente Ley, la autoridad
de aplicación del FRAO ( Fondo para la Recuperación de la Actividad Ovina) creado
por la ley 25.422 y prorrogada por la Ley Nº 26.680, deberá certificar la verdadera
afectación de las condiciones productivas de cada establecimiento, como condición
previa a la condonación de los intereses y capital correspondientes.
Artículo 3º: De forma
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
Históricamente, la ganadería ovina en el país en general y en la patagonia en particular ha
constituido un factor importante, no solo productivo, sino de verdadera ocupación soberana de nuestro
extenso territorio árido y semiárido, en donde las condiciones de la actividad y del asentamiento humano son
difíciles y en muchos casos extremas.
Con la sanción de la Ley Nº 25422 en al año 2001 y su posterior prorroga, mediante la Ley Nº 26680, se
consolido para el sector ganadero ovino la posibilidad de integrar a las políticas gubernamentales con los
esfuerzos que desde las geografías mas lejanas e inhóspitas de nuestro país realizaban hace mas cien años
ignotos productores, proponiendo, desarrollando y sosteniendo la ganadería ovina.
La implementación de esta ley de fomento y protección de la ganadería ovina, cuyo objetivo general era el de
Lograr la adecuación y modernización de los sistemas productivos ovinos de modo tal de que alcanzaren su
sustentabilidad a través del tiempo, y permitiese mantener e incrementar las fuentes de trabajo y la radicación
de la población rural, vino a complementar el esfuerzo y la persistencia de cientos de productores de todo el
país.
A través del apoyo económico surgido del FRAO ( Fondo para la Recuperación de la Actividad Ovina) creado
por la ley 25.422 e integrado con recursos provenientes de las partidas anuales presupuestarias del Tesoro
nacional previstas en su artículo 17º, de donaciones, aportes de organismos internacionales, provinciales y de
los mismos productores, se procuro respaldar la recuperación del sector.
La recomposición de las majadas, la mejora de la calidad y productividad, la intensificación racional de las
explotaciones, la utilización de tecnologías adecuada para el manejo extensivo, la reestructuración parcelaria,
el fomento a los emprendimientos asociativos, el perfeccionamiento de los procesos de esquila, la
clasificación y acondicionamiento de la lana, el control sanitario, aprovechamiento y control de la fauna
silvestre, el apoyo a las pequeñas explotaciones y las acciones de comercialización e industrialización de la
producción realizadas en forma directa por el productor o a través de cooperativas u otras empresas de
integración vertical donde el este0 tuviera una participación directa y activa en su conducción
La región patagónica posee mas del 70 % del stock ovino nacional - 11.336.672 de cabezas sobre los
15.988.123 de ovinos que existen el país – siendo la provincia del Chubut la que concentra la mayor majada
con aproximadamente 4.800.000 cabezas, seguida por Santa Cruz, con 3.133.301, Río Negro con 2.429.750,
Tierra del Fuego; con 548.891 y La Pampa y Neuquén con 236.676 y 107.600 cabezas respectivamente.
Ha sido esta región casualmente, la que mayoritariamente ha demandado la apoyatura del fondo, habida
cuenta que durante los últimos diez años las condiciones agrometeorológicas, la variación de los precios
internacionales y algunos eventos naturales, han generado condiciones verdaderamente adversas para la
actividad.
Relevamientos topográficos realizados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA),
demostraron que de los 780 mil kilómetros cuadrados que pertenecen a la región patagónica, el 80 por ciento
de su extensión presenta signos graves de degradación, lo que significa que un tercio de ese territorio esta
transformándose prácticamente en un desierto estéril, sin capacidad alguna para actividades o producciones
agropecuarias.
A la erupción del volcán Hudson en el año 1991, las intensas nevadas de los años 1997/98, el periodo de
sequía posterior que se extiende hasta estos últimos años, se le suman las erupciones del volcán Chaiten en
los años 2008/2009 y 2010 y la reciente del volcán Puyehue, cuyas cenizas, al igual que en los casos
anteriores cubren casi en su totalidad las áreas de mayor concentraciones de ovinos en las provincias
sureñas.
Todas estas circunstancias constituyen sin duda una persistente y severa crisis que afecta al sector, cuyas
consecuencias económicas y sociales perceptibles en todo el ámbito nacional, cobran indudable magnitud a
la luz de los últimos acontecimientos en la región austral del país, en donde no obstante la apoyatura
económica desarrollada por la Ley Ovina y la logística aportada por las jurisdicciones provinciales, existe un
panorama complicado para la actividad, particularmente para las centenas de pequeños y medianos
establecimiento que conforman la malla de producción ovina.
Son estos productores, los que decididamente se incorporaron a los diversos planes de recuperación
productiva que ofrecía la ley, diseñando proyectos que contaban al menos con el mantenimiento de las
condiciones agrometeorológicas ya conocidas y, en virtud de ellas planificaron sus estrategias económico
financieras para hacer frente al pago de los créditos obtenidos.
El efecto devastador de las cenizas volcánicas, reduciendo drásticamente las posibilidades de alimentación
de la majada al cubrirse completamente el forraje natural que ofrece la estepa, las problemáticas orgánicas
que se generan por la ingesta de material inerte depositado sobre la vegetación y la dificultad de acceder a
los abrevaderos naturales, han provocado en la mayoría de las provincias patagónicas una dramática
mortandad de cabezas, en particular de vientres, lo que implica no solo una disminución del volumen de lana
para la esquila sino en el numero de reproducciones y la consecuente disminución de la majada y con ello la
perdida de sustentabilidad del establecimiento.
Ante esta circunstancia el estado nacional debe acudir con premura a los efectos de atenuar en primera
instancia las consecuencias descriptas, permitiendo que los productores canalicen todos sus recursos
económicos al sostenimiento de los niveles mínimos de subsistencia, teniendo en cuenta las proximidades de
la temporada invernal y las implicancias que la misma tiene en la región.
Consideramos por lo tanto que ante la imposibilidad comprobada de los pequeños y medianos productores
afectados de cumplimentar en tiempo y forma los compromisos asumidos por los créditos recibidos y en
consideración a las circunstancias excepcionales descriptas, es que deben condonarse dichos empréstitos y
posibilitar la recepción de nuevos aportes con el objeto de recuperar las condiciones de sustentabilidad y
rentabilidad establecidas previamente a la asistencia oportunamente otorgada.
Por lo expuesto, solicito a los Sres. Senadores el acompañamiento al presente proyecto de ley.
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