Gijón, 03/01/08 El Parlamento europeo admite una queja contra la depuradora del Este La Comisión de Peticiones estudiará la protesta de los vecinos de El Pisón por la «ilegalidad» de la instalación Albina FERNÁNDEZ Los vecinos de la comunidad de El Pisón, en Somió, llegaron hasta la Unión Europea en su lucha para evitar que la depuradora del Este se sitúe junto a la Plantona. Y sus protestas tuvieron eco, al menos inicialmente, puesto que la Comisión de Peticiones del Parlamento europeo admitió a trámite su protesta por la «ilegalidad» que supondría el construir la planta en la zona, al no cumplir el requisito de estar al menos a dos kilómetros del núcleo poblacional más cercano exigido para cualquier industria molesta. El abogado que representa los intereses vecinales, el gijonés Marcelino Abraira, destacó ayer la importancia de la decisión europea e insistió en que el objetivo vecinal es muy claro: «Que no se ponga la depuradora al lado de la Plantona». La depuradora del Este está incluida en el plan de saneamiento de Gijón del año 1994, como lo estaba la ya construida del Oeste, pero toda la parroquia de Somió la rechaza y la Confederación baraja cuatro alternativas para su ubicación: junto a la Plantona, en El Rinconín, en Peñarrubia y en La Cagonera. Y de las cuatro alternativas es precisamente la primera, la de la Plantona, la preferida por los técnicos por ser la más viable técnicamente y tener un menor coste económico. Su razonamiento es concluyente: ubicar la depuradora junto a la planta de pretratamiento no requeriría expropiaciones ni servidumbres de terreno, como las otras alternativas, que exigirían además una conexión con la Plantona a través de cuatro tuberías de 1,2 metros de diámetro (en una franja de cinco metros de anchura por cuatro de profundidad). El coste de la depuradora, junto a la Plantona, se estima en 38 millones de euros, y sería soterrada. La de El Rinconín ascendería a 45 millones de euros y también sería soterrada. En el caso de Peñarrubia sería semisoterrada, con un coste de 46 millones, mientras que en La Cagonera se construiría el edificio en superficie y tendría un coste de 55 millones de euros. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Norte, Jorge Marquínez, trató de serenar los ánimos y aseguró que «sea cual sea la ubicación, la depuradora del Este será una construcción soterrada o cerrada, para reducir ruido, olores e impacto paisajístico, una instalación de nueva generación». Pero las promesas no cuelan, y los vecinos se acogen a la legalidad vigente para rechazar la depuradora, aunque tal legalidad también está en entredicho al estar recurrida la ley de Acompañamiento a los Presupuestos del Principado de 2007, que suprimía la aplicación de la norma que obliga a las instalaciones insalubres o peligrosas a estar a más de dos mil metros de un núcleo de población. Un vía crucis jurídico que parece no tener fin y en el que ahora algo tendrá que decir la normativa europea.