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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
PLENARIO DE LAS COMISIONES DE
SISTEMAS, MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN,
ASUNTOS CONSTITUCIONALES, PRESUPUESTO Y HACIENDA, INDUSTRIA Y
COMERCIO
Salón AZUL
25 de septiembre de 2009
Presidencia del señor senador Jenefes
— En el Salón “Azul” del H. Senado de la Nación, a las ... del
miércoles 25 de septiembre de 2009:
Sr. Presidente (Jenefes). — Muy buen día. Les doy la bienvenida a la reunión plenaria de las
comisiones de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; Asuntos
Constitucionales; Presupuesto y Hacienda e Industria y Comercio.
Tiene la palabra el señor Néstor Busso.
Sr. Busso. — Muy buenos días. Muchas gracias señor presidente, señores senadores y señoras
senadoras. Vengo de Radio Encuentro, en Viedma, provincia de Río Negro; soy presidente de
FARCO, el Foro Argentino de Radios Comunitarias, y, también, soy presidente de ALER,
Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, y uno de los convocantes y
coordinador de una coalición por una radiodifusión democrática.
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En primer lugar, deseo manifestar que estamos muy felices de que este tema se haya
instalado como un tema central en nuestro país y que hayamos llegado a esta instancia de
debate en el Senado de la Nación.
Hace muchos años que en FARCO estamos trabajando por una ley de radiodifusión o
de servicios de la comunicación de la democracia, ya que FARCO se constituyó
aproximadamente hace unos 20 años.
A partir de fines de 2003, inicios de 2004, convocamos a lo que en la actualidad
denominamos la Coalición por una Radiodifusión Democrática, convencidos de que era
necesario construir consensos y acuerdos en torno a una nueva ley, porque durante muchos
años planteamos, en forma aislada, la necesidad de la norma, pero nos dimos cuenta que era
necesario construir consensos y acuerdos.
Y para ello convocamos a todos los sindicatos de trabajadores de la comunicación, de la
CGT y de la CTA, a través de sus dos confederaciones la COSITMECOS, Confederación de
Trabajadores de Medios de Comunicación de la CGT y la FETRACOM, la Federación de
Trabajadores de Comunicación de la CTA; asimismo, convocamos a las universidades
nacionales del país y, particularmente, a todas las carreras de comunicación, de ciencias de la
información o de periodismo; también a los organismos de defensa de derechos humanos, en
especial a Madres de Plaza de Mayo y a Abuelas de Plaza de Mayo, al Movimiento
Cooperativo y a movimientos sociales del más diverso tipo, desde organizaciones de
desocupados y piqueteros hasta organizaciones de intelectuales, Iglesia Católica, Pequeños y
Medianos Radiodifusores del interior del país. Y, desde las radios comunitarias, trabajamos
durante varios meses reunidos en encuentros semanales en nuestra pequeña sede, que
compartimos con el Centro Nueva Tierra, situada en la Calle Piedras de la Ciudad de Buenos
Aires, con la consigna de buscar acuerdos. Y aquellos temas en los que no podíamos llegar a
un acuerdo porque teníamos ideas o intereses enfrentados quedaban afuera y, reitero, buscamos
los acuerdos. De esta manera llegamos a esos 21 Puntos de los que hoy tanto se habla que, sin
embargo, fueron silenciados durante más de 4 años.
Nosotros planteamos los 21 puntos como las bases para una ley de radiodifusión de la
democracia y salimos a debatir a lo largo y a lo ancho del país en múltiples foros, seminarios,
encuentros, mesas redondas —y cuando digo a lo largo y a lo ancho del país me refiero a un
sentido estricto y literal— desde Ushuaia hasta Jujuy, pasando por todas y cada una de las
provincias, por la mayoría de las localidades, en eventos organizados por los sindicatos de
trabajadores de la comunicación, por universidades o por organizaciones vecinales.
Creemos que esos 21 puntos representan un amplio consenso. Incluso, hemos visto
cómo esos 21 puntos son citados por quienes cuestionan la ley. Nosotros creemos que este
proyecto de ley ha sido ampliamente debatido a lo largo de años. La propuesta presentada por
la presidenta de la Nación en el Teatro Argentino de La Plata recogía básicamente esos 21
puntos.
Nosotros hicimos 21 propuestas de modificación, que presentamos en la Cámara de
Diputados, y que también fueron producto de un amplio debate entre las organizaciones que
conforman la Coalición. Y vimos con mucho agrado que esos aportes que formulamos al
anteproyecto presentado por la presidenta de la Nación, fueron en gran parte tomadas por el
proyecto que hoy tiene sanción en Diputados y que está en debate en este Senado.
Me gustaría aclarar quiénes somos las radios comunitarias, porque se habla mucho y he
escuchado decir muchas cosas sobre las mismas. Yo, como presidente del Foro Argentino de
Radios Comunitarias, entiendo que las radios comunitarias o populares son medios de
propiedad de organizaciones sociales sin fines de lucro. No hay que confundir la radio
comunitaria con la pequeña radio barrial. Hay pequeñas radios que son comunitarias y otras, de
mayor potencia y alcance, que también pueden serlo. Lo que nos distingue es la propiedad
social del medio, a través de una persona jurídica sin fines de lucro, y la forma de participación
de nuestras audiencias en el proceso de producción de los contenidos. Y nos caracteriza la
gestión participativa, porque en nuestras radios no hay patrones ni jefes, sino una organización
horizontal, propia de las organizaciones sociales, entidades sin fines de lucro u organizaciones
libres del pueblo.
Me han informado que me harán preguntas sobre los 21 Puntos, por lo que simplemente
les comentaré sus bases conceptuales, que entiendo que también son las del proyecto de ley en
tratamiento. Nosotros entendemos que la comunicación es un derecho humano universal, de
todas las personas. La libertad de expresión y el derecho a la información son derechos
humanos universales. La radio y la televisión son formas de ejercicio de ese derecho, y no
simples actividades comerciales.
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Muchas veces escuchamos o vemos argumentaciones que tienen que ver con los
negocios. Nosotros creemos que antes que los negocios hay que cuidar los derechos de todas y
todos los ciudadanos, y que la función del Estado, para garantizar esos derechos, es asegurar la
diversidad y la pluralidad de medios. Esto supone normas y políticas que promuevan y faciliten
la expresión de los sectores más vulnerables de la sociedad y, al mismo tiempo, normas y
políticas que pongan límites a quienes se quieren quedar con todo, a los poderosos que
homogenizan el discurso y el debate público.
La Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, en su informe anual de 2002, le dedica el Capítulo IV a la libertad de expresión y
pobreza. Ahí se dice con total claridad que las mayorías pobres de América latina no pueden
ejercer este derecho tan básico a la libertad de expresión.
Sin embargo, no he visto que dicha afirmación, tan fuerte y fundamentada, de un
organismo como la Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA, haya sido publicada en los
grandes medios, que suelen hacer alarde de la defensa de la libertad de prensa, confundiéndola
con el derecho universal a la libertad de expresión. Por lo tanto, creemos que la sanción de una
nueva ley que reemplace a la vigente no es sólo indispensable, sino urgente, sin más vueltas.
La Ley 22285 es un decreto impuesto como ley, que no fue modificado doscientas
veces —como suelen decir—, sino que se tiene aproximadamente doscientas reglamentaciones.
En realidad, modificaciones a la ley son unas pocas, y varias de ellas por decreto, hechas en
silencio y sin que nadie se alarmara porque se hacían en secreto.
Por ejemplo, el decreto 1005 del presidente Menem, modificó sustancialmente esta ley,
acomodándola a la dictadura del mercado, haciendo que todo en la comunicación se convierta
en negocio, permitiendo y facilitando los multimedios, y la actual escandalosa concentración
en la propiedad de los medios. Eso fue facilitado por un decreto que no se debatió
públicamente. No hubo audiencias públicas para eso.
Por eso, digo que cada día de vigencia de esta ley es una violación grave a la libertad de
expresión en nuestro país. Nosotros, desde las radios comunitarias, hemos desafiado a esta ley,
en primer lugar, instalando radios desde nuestras organizaciones sociales, amparándonos en la
Constitución y con resoluciones judiciales que nos protegieron.
Radio Encuentro, de la que soy director y periodista, mantuvo un juicio contra el Estado
durante once años por inconstitucionalidad del artículo 45 de la ley de la dictadura, que nos
impedía, como entidad no comercial, acceder a la titularidad de la licencia. La Justicia terminó
fallando a nuestro favor, cuando la Corte Suprema de Justicia dictó dos fallos, en septiembre de
2003, declarando la inconstitucionalidad del artículo 45 de la ley. A partir de eso, se dio el
debate en este Congreso de la Nación, que terminó modificando por ley un aspecto del artículo
45 de la ley vigente.
Con lo cual, hemos instalado radios, hemos crecido y nos hemos fortalecido. Tenemos
presencia, a pesar de la ley y desafiándola, y estamos protegidos por la justicia, respetando la
Constitución nacional, las instituciones de la democracia, pero reclamando nuestros derechos,
que entendemos están claramente contemplados en este proyecto de ley. Y aquí también
queremos resaltar particularmente la reserva del 33 por ciento de las frecuencias para el sector
social no lucrativo. Además, se reconoce que la comunicación no es simplemente una actividad
comercial y que las organizaciones libres del pueblo, las organizaciones sociales y las
entidades sin fines de lucro —desde una junta vecinal o una sociedad de fomento hasta una
organización sindical nacional, pasando por cualquier tipo de organización de tipo educativo,
cultural, recreativo como las bibliotecas populares y los cultos religiosos— puedan tener sus
propios medios y que la voz de nuestro pueblo no esté mediada por el interés económico, como
hoy sucede en nuestro país.
En síntesis, como coordinador de la Coalición por una Radiodifusión Democrática,
creemos que este proyecto es nuestro proyecto. Pensamos que este proyecto es producto de
muchos años de debate, logra el equilibrio de los distintos intereses en juego en el campo
popular, representa a todos los trabajadores de la comunicación del país, a todas las carreras de
comunicación —como el Periodismo y las Ciencias de la Información— y tiene el apoyo de
todos los organismos de defensa de derechos humanos; destaco particularmente de Madres y
Abuelas de Plaza de Mayo, del movimiento cooperativo, de las radios comunitarias y de los
movimientos sociales.
Por lo tanto, les pido que por medio de este debate, que seguramente y del análisis de
la ley puedan a la brevedad darnos una ley surgida de la democracia.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Petcoff Naidenoff. — En primer lugar, le agradezco por la claridad de sus conceptos.
Quiero transmitirle que desde el bloque de la Unión Cívica Radical prácticamente compartimos
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los 21 Puntos del trabajo realizado por la Coalición por una Radiodifusión Democrática y,
desde luego, valoramos el mecanismo participativo previo a esta media sanción. Sin embargo,
en el contexto del debate, en función de la representación que nos otorga la propia Constitución
Nacional, estamos dando los primeros pasos para la reedición de esta sanción.
Dentro de los 21 puntos me quedan claras dos cuestiones centrales. En primer lugar, el
hecho de tratar de garantizar la diversidad y la pluralidad de voces. En segundo término, estoy
de acuerdo con poner freno a la concentración privada, pero, de todos modos, no creo que
desde la concentración privada debamos girar a la concentración estatal. A su vez, hay un
punto que creo que es central en esta línea y que tiene que ver con el punto 3°. En ese punto,
ustedes sugieren concretamente, dentro del contexto de los 21 puntos, en la parte final, cuando
se refiere a garantizar la independencia de los medios de comunicación que tienen que ver con
esta pluralidad de ideas y de voces -fundamentalmente del acceso a la información
absolutamente plural para los ciudadanos- ustedes sugieren que también estará prohibida por la
ley la asignación arbitraria o discriminatoria de publicidad oficial, créditos oficiales o
prebendas. Esto lo compartimos plenamente, pero quisiera saber qué piensa en función de la
parte final de la redacción del artículo 76 del proyecto aprobado por la Cámara de Diputados,
en relación al rol del Estado en cuanto a la publicidad oficial, que dice lo siguiente: “Para la
inversión publicitaria oficial el Estado deberá contemplar criterios de equidad y razonabilidad
en la distribución de la misma, atendiendo los objetivos comunicacionales del mensaje en
cuestión”. Entonces, en función de la experiencia que vienen recogiendo en este trabajo de
veinte años y del mecanismo de discriminación que muchas veces se da desde el Estado con el
manejo de la pauta oficial, ¿no le parece que sería conveniente que esta ley no contenga una
mecánica clara de distribución de esta pauta oficial? Esto lo relaciono fundamentalmente con
el artículo 12, de los 21 Puntos, en el que claramente establecen -y esto también lo
compartimos- que los medios estatales deberán ser públicos y no gubernamentales.
Muchas veces, se da la confusión entre el Estado y el gobierno; el gobierno está
plenamente convencido de que el Estado le pertenece. Con esto, no solamente me estoy
refiriendo a cuestiones que tienen que ver con el aspecto nacional. Yo creo que a usted, que
pertenece a una radio comunitaria y que seguramente ha estado en contacto con muchas radios
de emisoras de frecuencias moduladas -radios pequeñas del interior del país- le habrán
transmitido esta especie de feudalismo comunicacional que se da en la Argentina. En los
Estados provinciales, con la pauta y la caja oficial, se baja una sola voz y las voces plurales,
que muchas veces las conforman las organizaciones comunitarias, se ven cercenadas
justamente por la imposibilidad de establecer pautas o mecanismos claros de distribución de la
publicidad oficial.
Entonces, le pregunto si usted no considera conveniente, como un aspecto a contemplar
en una eventual modificación, buscar un mecanismo de distribución de pauta oficial para los
servicios de comunicación audiovisual en la Argentina, conforme esta sanción que tenemos a
mano.
Sr. Busso. — En primer lugar, en mi exposición inicial me había olvidado de decir que el
partido radical al que usted pertenece, en estos veinticinco años ha hecho muchos aportes a este
debate y que hemos compartido y trabajado en esto desde hace muchos años. Recuerdo un
proyecto consensuado —el único que tuvo despacho de la Comisión de Comunicaciones de la
Cámara de Diputados— y acordado por el entonces presidente de esa comisión, el diputado
Quique Paz, diputado justicialista por Jujuy, y Osvaldo Álvarez Guerrero, diputado radical por
la provincia de Río Negro. Como verán, desde esa época estoy en este tema. Además, recuerdo
muchos proyectos que se presentaron, particularmente, destaco las dos veces en que la diputada
Stolbizer, en tiempos en que era legisladora, presentó iniciativas tomando como referencia los
proyectos de la COSITMECOS, Confederación de Sindicatos de Trabajadores de los Medios
de Comunicación. Estos proyectos, en gran medida —por lo menos en sus aspectos
sustanciales—, coinciden con esta media sanción.
Cuando se habla de comunicación en el Senado de la Nación, recuerdo lo que me
contaron como el “Síndrome de Laferriere” -que usted lo debe conocer-, en el que el entonces
senador Laferriere, de la Unión Cívica Radical, tuvo el coraje de plantear algunos temas
relacionados con la comunicación. A partir de ese momento, fue condenado y silenciado por
los grandes grupos que controlan la comunicación.
Respondo su pregunta en relación a la publicidad oficial. Comparto la idea de que es
conveniente la regulación de la publicidad oficial, pero no con los criterios de mercado. Es
decir, es necesario debatir una ley de publicidad oficial.
Esta ley tiene que ver con la estructura de los medios y con quiénes pueden operar
medios; a quiénes el Estado adjudica lo que es un bien de todos, las frecuencias del espectro
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radioeléctrico; a quiénes se las adjudica y con qué criterios. O sea, quiénes pueden ser los
licenciatarios.
El aspecto de la publicidad es un aspecto a contemplar. Creo que es menor, pero
importante. Por eso hemos planteado que la publicidad oficial debe tener una asignación
transparente y que no sea arbitraria ni discriminatoria, tanto en la Nación como en las
provincias y en los municipios.
Usted se refirió, senador, a las radios del interior del país. Le puedo asegurar que en el
interior del país la asignación de publicidad por parte de las provincias y los municipios tiene
mucha más influencia que la publicidad nacional. Seguramente ustedes, desde la provincia, lo
saben.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Torres.
Sr. Torres. — Abonando lo que dice el expositor. Creo que hay vicios que se tienen que
corregir en cuanto a la publicidad oficial de todos los lugares y la influencia que tienen las
provincias en la publicidad que se hace. Imagínese que en la provincia de Corrientes,
gobernada por el radicalismo cobista, se gastó en el mes de agosto 22.602.481,82 de pesos.
El candidato radical ha denunciado el abuso y el cercenamiento de la libertad de prensa
que tuvo durante toda la campaña, ni hablar el candidato del Frente Para la Victoria.
Hay que corregir —y hay que hacerlo desde el fondo— el comportamiento de cada uno,
sino toda la culpa de los males en este tema lo tiene el Poder Ejecutivo nacional.
Sr. Petcoff Naidenoff. — Presidente: en relación a esa idea, me parece que son muy
importantes las expresiones del senador Torres de la provincia de Misiones. En el fondo de la
cuestión yo hablé de la profundización de los feudalismos informativos en el interior.
Voy a dar un ejemplo: en el mes de septiembre de 2008, en la provincia que yo
represento, Formosa, en uno de los canales del Estado, LT 88 Canal 11, cuanto retransmitió en
directo un programa de TELEFE, La Liga, con una emisión especial sobre el problema de la
desnutrición en la provincia de Formosa, se interrumpió la señal.
Entonces, desde el interior, para que no se repitan las experiencias de Formosa o de
Corrientes, tenemos que instalar una ley que le sirva al Estado, no a un gobierno. Ni al que
está, ni al que venga pero sin repetir los errores del pasado. Tenemos que dar un salto
cualitativo con una ley absolutamente trascendente.
En mi opinión, si nosotros avanzamos en el contexto nacional con mecanismos de
distribución de pautas de publicidad oficial y si garantizamos otras cuestiones como pluralidad
y diversidad de cuestiones de medios nacionales que tengan acceso al interior, tendríamos que
darle cierto contenido a estos 21 Puntos para que no queden en una mera expresión de deseos.
Lo que plantea el senador es así. No sé la cuestión de Corrientes, pero transmito lo que
ocurre en la provincia de Formosa. Hay que definir un mecanismo de distribución de pautas de
publicidad oficial y el acceso a las radios comunitarias. La verdad es que en mi provincia
muchas veces la pluralidad la garantizan las radios comunitarias y en las más importantes la
libertad de expresión conforme el Pacto de San José de Costa Rica y la amplitud de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos está en el texto de la letra de la ley, pero en los hechos,
es letra muerta.
Sr. Busso. — Le agradezco el elogio a las radios comunitarias y espero que nuestras radios
tengan más publicidad.
Podemos hablar de la publicidad, no creo que sea un aspecto sustancial de esta ley, el
esquema de quiénes son los titulares de los medios que esta ley propone me parece sustancial.
En todo caso podemos comentar algún dato. La publicidad oficial del Estado nacional
está en el orden de los 600 millones, por lo que escuché ayer. Yo creo que por los datos que
tengo es algo menos.
El otro dato que hay que agregar es cuál es la inversión en publicidad del sector privado
y la torta publicitaria nacional es del orden de los 7 mil millones. Con lo cual para quien piense
que con la publicidad oficial se tuerce la voluntad de los medios, no creo que pase por ahí la
cosa. En todo caso habría que ver cómo la pauta privada está concentrada en algunas pocas
empresas.
Comparto la idea de la necesidad de regular la publicidad oficial. En mi provincia, Río
Negro, nuestra organización fue promotora de una ley de publicidad oficial que se aprobó pero
no se reglamentó, lamentablemente. Y la radio que dirijo está en un informe de una publicación
que hizo ADC, como víctima de la discriminación de la publicidad oficial provincial.
Recibíamos creo que 20 veces menos que una radio que tenía 20 veces menos audiencia. Esa es
la proporción.
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Pero no hago cuestión en eso y voy a responder su pregunta. Creo que es necesaria la
publicidad oficial. Creemos que es necesaria una ley que regule pero que no sea con criterios
de mercado, sino con criterios de Estado.
Hay que tener en cuenta que la publicidad oficial es para todos los medios, no sólo para
radio y televisión; por lo tanto, también es para la prensa escrita, para Internet y también para
la publicidad callejera. Creemos que esta ley no es el ámbito de regulación de la publicidad
oficial. Es necesaria una legislación que contemple a todos los medios de comunicación y a
toda la publicidad, tanto a nivel nacional como en las provincias.
Con respecto al agregado en el Artículo 76, puedo decirlo porque participé de
conversaciones en ese sentido y la Coalición facilitó el diálogo, ese párrafo es una propuesta
del Partido Socialista en la Cámara de Diputados. Lo vemos con mucho agrado. Solamente
que, como no escapa a su criterio, es unidades cuestión declarativa simplemente. Lo que sí es
más importante es la exigencia para los medios de publicar la pauta oficial tanto del Estado
nacional como provincial y municipal en la carpeta de acceso público. Carpeta de acceso
público que todos los medios estarán obligados a tener y mediante la cual las ciudadanas y los
ciudadanos podremos conocer quiénes son los titulares del medio, cuáles son sus condiciones
de funcionamiento ofrecidos al obtener la licencia y también quiénes los financia y en qué
medida la publicidad oficial financia los medios.
Por otra parte, se ha introducido otro elemento interesante que es que ningún medio
podrá tener más del 25 por ciento de su publicidad en publicidad oficial. Creemos que se ha
incorporado el criterio —y veo que hay interés de algunos sectores de hacerlo desde el
Congreso porque también se ha hablado en la Cámara de Diputados— y sería una buena
iniciativa poder regularla mediante otra ley que contemple a todos los medios. Pero no es el
caso de este proyecto de ley que avanza en el tema y trata cuestiones previas y a nuestro
criterio centrales.
Sr. Presidente. — ¿Terminó, senador?
Sr. Petcoff Naidenoff. — En relación a este tema le concedo una interrupción a la señora
senadora Estenssoro.
Sr. Presidente. — Si terminó sigue el senador Marino, si se la concede él, no tengo problema.
Tiene la palabra la señora senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. — Muchas gracias, he escuchado atentamente su exposición.
Mi intervención tiene que ver con lo que acaba de decir con respecto a que el proyecto
fija un tope del 25 por ciento como el límite de publicidad oficial que un medio tanto privado
como comunitario podría recibir. En realidad, no fija eso. Puede que haya sido la propuesta de
ustedes, lo cual me alegraría, porque en la propuesta que nosotros hemos estado elaborando
fijábamos un 30 por ciento, o sea que le dábamos más posibilidad.
El artículo 76 de la ley dice: “La autoridad de aplicación dispondrá, previa consulta al
Consejo Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, los topes de publicidad oficial
que podrán recibir los servicios de carácter privado comercial o sin fines de lucro”. Pero no se
fijó. Me imagino que ahí recogieron tanto la sugerencia de ustedes como la que hemos estado
promoviendo algunos legisladores que estamos en este debate. Pero realmente nos sorprende
que no se haya fijado en la ley; porque eso daría muchísima tranquilidad para que no se use la
publicidad con el objeto de fabricar medios alineados al gobierno de turno o para perjudicar a
medios que no están alineados al mismo.
En este sentido, el informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
del año 2008, como en otros años ha ocurrido, hace un llamado sobre el problema del
otorgamiento de publicidad oficial en la Argentina. En este caso, hace referencia a un incidente
que hubo en la provincia de La Pampa. La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión
valora positivamente la resolución del 22 de diciembre de 2008 de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en el caso de Radiodifusora Pampeana contra el gobierno, que se declaró
inconstitucional. Este medio había sido sancionado con el retiro de la pauta de publicidad
oficial por publicar una encuesta que era inconveniente para el gobernador de ese momento.
Sr. Presidente. — Senadora: debemos aprovechar, ya que tenemos muchos invitados. Está
claro lo que dice la ley y es claro lo que ha respondido el invitado. Seguramente, ese tema lo
vamos a debatir entre los senadores.
Sra. Estenssoro. — Volveré a preguntar cuando sea mi turno.
La Relatoría recuerda que el Estado tiene el deber de establecer criterios claros,
transparentes, justos, objetivos —o sea que tiene que haber alguna manera de llegar a la
comprobación— y no discriminatorios para la determinación de la distribución de la pauta de
publicidad oficial.
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En este sentido, yo he presentado un proyecto en 2008 que, como otros de estos temas
importantes, no se ha podido tratar, porque las comisiones tienen mayoría oficialista y estos
temas están cancelados por orden del gobierno nacional.
Yo estaría mucho más dispuesta a considerar este proyecto de ley si ese tope se hubiera
fijado por ley. Porque, además, me sorprende que quien tiene que consensuar es el Consejo
Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y no el Congreso de la Nación. El
Congreso no va a tener nada que decir sobre este tema, como pasa con tantos otros.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. — La verdad es que el artículo 76, si establece un tope en lugar de un criterio,
no sólo es absolutamente arbitrario sino también discrecional desde el inicio. Porque no es lo
mismo una pauta publicitaria para una radiodifusora que para una organización sin fines de
lucro. No es lo mismo una pauta oficial para una radio de las antiguas, en un lugar en donde
efectivamente se está haciendo casi una cuestión estratégica.
Entonces, establecer pautas objetivas y que las mismas sean después reguladas por un
consejo federal, que va a tener participación de todas las provincias, me parece un elemento
que no podemos descalificar porque sí. Considero que es un elemento objetivo, como todos.
Nunca se pone una pauta objetiva y esa pauta es rígida, porque de lo contrario somos
arbitrarios desde el inicio.
Creo que es claro el artículo y es clara la exposición del disertante. Pero además, si la
ley estableciera una pauta —supongamos— del 25 por ciento, desde mi óptica sería
absolutamente descabellado pensar que es aplicable para todos por igual, porque no son todos
iguales.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Corregido.
Sra. Corregido. — Yo estuve hablando con productores y periodistas de mi provincia; sobre
todo, me he tomado el trabajo de hablar con las pequeñas radios, que son las que realmente
tienen dificultades.
Ellos me decían que la gran dificultad que han tenido durante estos años es que antes,
cuando producían un programa, podían arreglar las pautas publicitarias con aquellas empresas
que son nacionales o multinacionales con delegación en mi provincia. Sin embargo, en un
momento determinado, los grandes medios, los oligopolios o monopolios que hay en el país,
arreglaron las pautas directamente a nivel central, lo cual puso a estas productoras en manos
exclusivas de la pauta oficial. Se han encontrado también con que, en las tandas publicitarias
de sus programas, había —y hay— publicidades de estas grandes empresas; pero los beneficios
de esa pauta, por supuesto, los cobran los grandes canales aquí en Capital.
Entonces, me parece que no hay que cargar tanto las tintas en el rol del Estado sino
también cargar las tintas en estas grandes empresas que arreglan con los grandes medios y
dejan a las pequeñas productoras provinciales y a las pequeñas radios provinciales sin pautas
comerciales. O sea, distribuyamos las responsabilidades y no carguemos tanto las tintas en el
Estado.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Colazo.
Sr. Colazo. — Quisiera agregar un comentario al tema de la publicidad oficial.
Yo trabajo en un medio de Río Grande hace muchos años, una radio FM. El gobierno
de la provincia, que es del ARI, y los municipios radicales de Tierra del Fuego, ponen
muchísima plata en las más de veinticuatro FM que hay en Río Grande y las más de veinte FM
que hay en Ushuaia; mientras que, justamente, el gobierno nacional no pone absolutamente
nada.
Esos medios ningunean y persiguen, es decir, no practican la libertad de expresión en
absoluto con quienes no estamos de acuerdo con algunos proyectos de estos gobiernos que hay
en Tierra del Fuego. Justamente, acá escucho otras cosas distintas. El gobierno nacional, en
algunos casos, que pone muy poca publicidad, no afecta en modo alguno las decisiones
políticas de la Nación para con la provincia de Tierra del Fuego.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Marino.
Sr. Marino. — Agradezco al señor Néstor Busso. Es un placer realmente tenerlo aquí.
Abonando lo que decía el senador Petcoff Naidenoff, el bloque de la Unión Cívica
Radical coincide plenamente con los 21 Puntos que ustedes han establecido. Es más, creemos
que estamos debatiendo hoy una nueva ley de radiodifusión, en gran medida, por
responsabilidad de ustedes. Porque, nobleza obliga, creo que ni nosotros, los que pertenecemos
al Parlamento, ni el Poder Ejecutivo, en tantos años, hemos logrado lo que ustedes sí han
logrado.
Así que es un gusto que nos acompañe.
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Como coincidimos, quiero hacerle algunas preguntas. La primera de ellas tiene que ver
con el acceso a la información pública. Creo que todos los que estamos aquí presentes
podemos contribuir a mejorar esta cuestión.
Quiero dar un ejemplo en el que, justamente, el bloque de senadores del radicalismo fue
parte: el famoso caso “Grecco”, seguramente ustedes lo recordarán. El Estado nacional iba a
realizar un pago indebido de 800 millones de dólares. Ahora bien, Ernesto Sanz, nuestro
presidente, el señor senador Morales y quienes los acompañamos realizamos gestiones y
logramos que esto no ocurriera. Sin embargo, deseo señalar que lo tuvimos que lograr por vía
de la justicia, es decir, la información nos llegó por esta vía porque, como es lógico, no lo
pudimos lograr del propio Estado. Sería importante que esto quedara reflejado.
Coincidimos plenamente con la alusión que han realizado respecto de que la
información pública debe ser verdadera y estar plasmada. El tema es que no vemos que esto
esté incluido dentro de la sanción de la Cámara de Diputados.
Seguramente, usted siguió el debate del día de ayer. Tuvimos una muy buena reunión,
con un nivel excelente. Habrá visto la pregunta que le formulé al señor licenciado Mariotto en
el caso de quiénes pueden ser adjudicatarios de licencias y quiénes no. Justamente, nos
referíamos a los contratistas de la obra pública del Estado nacional, donde hay algunos
antecedentes que no son buenos. Por ejemplo, lo que pasó con Electroingeniería cuando
compró Radio del Plata y automáticamente se cercenó a un periodista del que nadie puede
dudar de su imparcialidad y honestidad periodística; la verdad es que tuvo que dar un paso al
costado. El licenciado Mariotto fue muy claro en este sentido y dijo que están incluidos, o sea,
pueden ser adjudicatarios de licencias. Me gustaría saber qué piensan ustedes como
organización sobre este tema; es decir, si creen que deberían estar incluidos los contratistas del
Estado y ser adjudicatarios de licencias, igual que las empresas de juego. Ayer aquí se habló de
Cristóbal López, creo que no es un tema menor, sino que es fundamental.
La otra inquietud que le quiero dejar se refiere a la autoridad de aplicación.
Coincidimos con ustedes respecto de la autoridad de aplicación. Incluso, ustedes hacen
referencia a una audiencia pública vinculante. Justamente, lo que nosotros proponemos es lo
siguiente: más allá de la constitución que tenga el directorio, creemos que todo lo que abunda
en transparencia no daña, las audiencias públicas serían fundamentales para la elección de los
miembros y, por supuesto, la aprobación; lo mismo que sucedió con el defensor del Pueblo de
la Nación, que realmente se ha aprobado por audiencia pública y por las dos terceras partes del
Congreso de la Nación.
Respecto de lo que señalaba el señor senador Torres, quiero decir que es cierto lo que
nos pasa. Se pusieron dos ejemplos: una provincia gobernada por un radical y una provincia
gobernada por peronista. Creo que esto nos hace muy mal. Nos hemos parado durante mucho
tiempo uno de cada lado de la vereda y nos tiramos piedras para ver quién pega más fuerte
cuando, en realidad, en el medio se encuentra la sociedad. Realmente, la sociedad asiste a un
debate ajeno, un debate que no debería estar.
En la ley de medios audiovisuales tiene que estar el acceso a la información, la libertad
de información, la pauta publicitaria, todos los controles, etcétera. No debemos hacer una ley
para ver si tiene razón o no el gobernador de Corrientes o de Formosa.
Yo también puedo citar un ejemplo. Fui candidato a senador en la elección pasada.
Competía por un frente electoral donde encabeza la Unión Cívica Radical con el partido del
gobierno, el kirchnerismo. El Canal 3 de La Pampa —que debería ser de todos los pampeanos
porque es un canal estatal— parecería ser que se hubiera transformado en el canal del
gobierno. No lo denuncié yo, sino los propios empleados de Canal 3 y los medios gráficos de
mi provincia. En toda la contienda electoral, el candidato del oficialismo tuvo diecisiete
minutos de promedio en la pantalla y cero quien les habla. Esto refleja que no es el canal de
todos. También ha pasado en alguna interna partidaria en el propio gobierno. Reitero, no fue
denunciado ni por el justicialismo ni por nosotros, sino por los propios empleados del canal.
Coincido con lo expresado por el señor senador Torres. Tenemos que hacer una ley que
no sirva para el radicalismo o el peronismo, sino para la sociedad.
Sr. Busso. — En relación a la reunión de ayer, deseo señalar que efectivamente estuve
presente ayer por la tarde; aunque tengo que confesarle que en la noche, cuando prendí la
televisión y vi lo que algunos canales de televisión transmitían sobre lo que había sido la sesión
de ayer, quedé pasmado, no sé qué expresión usar. Parecía que habían estado en otro lado. Lo
que se transmitió a través de la pantalla de algunas cadenas no tuvo nada que ver con lo que
aquí sucedió, con ese clima de respeto y buena sesión de preguntas y respuestas. Discúlpeme
esta digresión.
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Con relación a la publicidad del Estado, desde nuestra perspectiva es un tema
secundario frente a esta ley y estamos dispuestos, desde las organizaciones que conformamos
la Coalición, a participar del debate y a hacer campaña para que este tema sea regulado como
corresponde. Específicamente, desde el sector que represento, a las radios comunitarias
también nos interesa. Le voy a dar un dato: en los últimos dos meses, sumando todas las radios
comunitarias hemos recibido como publicidad oficial 32.200 pesos. Imaginé que me iban a
sacar este tema porque he escuchado, no en los ámbitos serios, sino en alguna pantalla de
televisión, que las radios comunitarias estaban cooptadas por el gobierno, el kirchnerismo. Les
aseguro que no es el caso. Todas, 32.500 pesos. Podemos dar ese debate, pero me parece que
no es el caso porque la ley que están debatiendo es mucho más importante que esto.
También hay otras leyes que queríamos promover. Nos parece muy bien que se
promueva una ley de acceso a la información pública, que es algo en lo que se ha avanzado
mucho en los últimos años; puedo señalar el Decreto 1172. Es bueno que esto se debata y veo
que hay coincidencias en el Congreso de la Nación, aunque algunos medios supuestamente
serios publican que la mejor ley relacionada con la prensa es la que no existe. Lo han publicado
hace poco tiempo en una editorial del domingo. Me parece que hay mucha legislación y
necesidad de que el Estado intervenga en materia de comunicación para garantizar el derecho a
todos los ciudadanos y que esta no es simplemente una cuestión de mercado.
Estamos dispuestos a trabajar para avanzar en normas en materia de comunicación que
hagan real el derecho a la comunicación porque aquí no es simplemente una cuestión de
libertades, sino que es una cuestión de derechos y no hace falta que les explique que son dos
concepciones distintas para abordar el tema.
Usted me ha preguntado respecto de la autoridad de aplicación. Decimos en los 21
Puntos que debe ser una autoridad con participación federal y de los distintos sectores de la
sociedad civil. Creemos que la fórmula encontrada es adecuada; podría haber otras.
Consideramos que en las modificaciones introducidas en los últimos días en el debate en la
Cámara de Diputados se reforzó la autoridad del Consejo Federal: de 38 miembros —si no me
equivoco— con participación de todas las provincias y de todos los sectores involucrados: los
trabajadores, los empresarios de la comunicación, los prestadores no comerciales, las
universidades, los pueblos originarios, las asociaciones de representantes de derechos. Hay una
amplia participación.
No es menor el hecho de que ese Consejo tiene atribución para destituir o elegir dos
miembros del Directorio que está integrado por tres parlamentarios —como ustedes saben—,
dos personas en representación del Poder Ejecutivo y dos del Consejo Federal, uno de los
cuales tiene que ser un académico de las universidades nacionales.
Ayer escuchaba por televisión decir que el gobierno va a tener cinco o seis de los siete
miembros. No sé si es un problema mío de que no entiendo o alguien nos estaba queriendo
decir algo que no está en el proyecto de ley; por lo menos, yo no lo vi.
El Consejo Federal, por otra parte, tiene dos atribuciones fundamentales para los que
estamos en la radio y en la televisión, que son hacer los pliegos de bases y condiciones para los
concursos y nombrar los jurados. Estas son las atribuciones fundamentales, porque si algo hace
esta ley es establecer los criterios para la asignación de frecuencias. Si los pliegos de bases y
condiciones son hechos por el Consejo Federal y los jurados de los concursos son designados
por el mismo organismo, entonces el Consejo Federal es realmente la autoridad que define las
políticas. Y el Directorio de siete miembros nos parece que es una fórmula adecuada, que se
modificó en el tratamiento, y además, es similar a lo que sucede prácticamente en todos los
países del mundo con legislaciones en esta materia, donde el poder administrador —porque de
eso se trata, de administrar frecuencias— está en la órbita de los Poderes Ejecutivos. Hay que
exceptuar de esto a los países que tienen un régimen parlamentario, que no es nuestro caso.
Sr. Marino. — Si entendí bien, usted cree que no son necesarias las audiencias públicas y
tampoco debería ser necesaria la aprobación por parte de este Parlamento con sus dos terceras
partes.
Y lo que me falta, me parece, es que me dijera qué opina usted acerca de si deberían
estar incluidos los contratistas de las obras públicas del Estado como posibles titulares de
licencias.
Sr. Busso. — Son los dos temas que faltan, senador, tiene razón.
Con relación al tema de los contratistas del Estado, creemos que debe haber objeciones
a los prestadores de servicios públicos y no a todos los contratistas del Estado. No he visto eso
en ninguna legislación en el mundo. Porque el tema de contratistas del Estado es muy amplio.
Sr. Marino. — Quizás no me expliqué bien o no me supo entender.
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Directamente, quienes contratan y quienes tienen a su cargo la ejecución de la obra
pública en la Argentina. No lo encuadro dentro de servicio público porque no lo es, son
locaciones de servicios, en definitiva.
Sr. Busso. — Sobre eso la Coalición por una Radiodifusión Democrática no ha definido
posición y, por lo tanto, representando a esta coalición tan amplia, prefiero no emitir opinión.
En lo personal creo que con la limitación a los prestadores de servicios públicos es suficiente.
Con respecto al tema de la contratación de obra pública, no conozco legislación en otro lugar
del mundo que la límite.
Creemos que es muy importante que la renovación de licencias, la prórroga, requiera
audiencias públicas.
Sr. Marino. — ¿Vinculantes?
Sr. Busso. — No necesariamente. Las audiencias públicas en muchos otros temas no son
vinculantes. Nos interesa que los vecinos de una localidad puedan opinar sobre el medio que
habitualmente escuchan o al que tienen acceso. Esto nos parece un avance significativo.
Entonces, los vecinos de una localidad podrían, evidentemente, opinar sobre un medio que ya
está trabajando, que está en el aire, para decir si está cumpliendo los objetivos que se había
propuesto o que ofreció brindar a la población.
No veo necesario que la audiencia pública sea vinculante. Además, no me imagino muy
bien cómo se establecería el resultado objetivo de una audiencia pública vinculante. Me parece
que la audiencia pública ya es un paso muy importante y eso habíamos planteado desde la
Coalición, sin utilizar la palabra vinculante.
Sr. Petcoff Naidenoff. — Me parece importante la respuesta relacionada con tratar de poner
un freno y darse un tiempo para que ustedes analicen la cuestión de los contratos de obra
pública. Nosotros tenemos una prohibición expresa de que las empresas de servicios públicos
presten servicios de comunicación audiovisual. Pero sería muy importante que analicen el caso
de la obra pública en la Argentina, de las empresas de juego, el antecedente que explicó el
senador Marino con Electroingeniería y lo que ha ocurrido a Nelson Castro. Lo digo como
materia de análisis.
Ahora bien, usted acaba de decir que no le parecen necesarias, para la renovación de
licencias, las audiencias públicas con carácter vinculante. Entonces, ¿usted se aparta del
postulado número 4 de la Coalición para una Radiodifusión Democrática? Porque tengo los 21
puntos que me han acercado y que leí con detenimiento, y advierto que la voluntad de la
Coalición es que la renovación de las licencias esté sujeta a audiencia pública vinculante.
¿Ustedes se apartan de este criterio con la sanción de la Cámara de Diputados?
Sr. Busso. — Estos son principios que presentamos hace cinco años. Después ha habido un
debate y hemos formulado una serie de propuestas, incluso públicamente. Consideramos que
este aspecto no es sustancial a nuestro planteo.
No es que nos apartemos o que neguemos la posibilidad de que sea vinculante. Vemos
con satisfacción que la renovación se realice previa audiencia pública. El carácter de vinculante
o no frente a algunas objeciones que nos han planteado lo consideramos aceptable y nos damos
por satisfechos con eso.
Hay muchos aspectos de la ley en los cuales seguramente podría mejorarse. Esperemos
que en el transcurso de los años se logre.
Creemos que este proyecto es producto de un amplio debate, de un equilibrio entre
intereses e ideas de diferentes sectores y, por lo tanto, lo sostenemos y apoyamos. No es que
nos apartemos de los puntos sino, por el contrario, consideramos que lo que hemos logrado es
suficiente y nos damos por satisfechos.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Calcagno.
Sr. Calcagno y Maillmann. — Agradezco al invitado por su participación.
Tenía muchas preguntas por hacer, algunas de las cuales ya ha contestado. Me alegro
por la mención al senador Lafferrière, un hombre de Nogoyá, cuyo caso demuestra que lo que
no se ve y no se oye no existe. Basta no ver, no oír y uno está condenado a la inexistencia.
Baudrillard en el libro La guerra del Golfo no ha existido hablaba de lo que era no ver
los acontecimientos. Se trata de un autor emblemático de ese momento histórico. Señala
claramente que se puede hacer una guerra, una movilización de centenares de miles de
soldados y no verla.
Tal es el poder de la construcción de la realidad. Tal es el poder de lo que estamos
discutiendo en esta ley, que es la construcción de los sistemas de representación.
Las personas hacen aquello que se creen llamadas a hacer. Pero si eso no existe, si no
hay una pluralidad de voces que construyan la realidad, pues algunas cosas serán realizables y
otras no. Es lo que Offen llamaba de algún modo “la objeción enmascarante”.
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Pero, bueno, saliendo un poco de la filosofía y volviendo al mundo sublunar, quiero
hacerle varias preguntas.
Una de mis preguntas es sobre la autoridad de aplicación, porque es un tema de debate
que nos entusiasma y nos apasiona a todos aquí. Quiero preguntarle a usted, como miembro de
una organización de la sociedad civil, si se sienten representados por esa autoridad de
aplicación.
Luego también, aunque creo que lo mencionó, quiero preguntarle acerca de la
publicidad oficial: ¿en esta ley o en otra? ¿Usted qué opina?
Y, por último, sé que usted ha participado en foros internacionales de la sociedad del
conocimiento, y me parece provechoso para todos los presentes y también para las cámaras que
cuente un poco qué son esos foros internacionales, quién los compone y qué se dice allí de esta
ley. Porque también tenemos que salir del estricto marco de esta sala y ver qué es lo que sucede
en el resto del mundo.
Sr. Busso. — Usted me pregunta si nos sentimos representados. El sector que particularmente
represento, el sector social de la comunicación, tiene tres representantes en el Consejo Federal.
Se nos asigna el 33 por ciento de las frecuencias: una de cada tres frecuencias en todas las
bandas. De manera que, obviamente, nos sentimos representados. Pero también sentimos que
están representados los otros sectores que conforman la Coalición: los trabajadores de la
comunicación, ya que tienen tres representantes en el Consejo Federal; las universidades
nacionales, con representación por las universidades pero, además, por las carreras de
Comunicación, y nada menos que un miembro del Directorio será un académico de las
facultades de Comunicación, de Periodismo, de Ciencia de la Información.
La respuesta es rotundamente sí, sentimos haber logrado el lugar que pretendíamos.
Si quieren que les diga lo que pienso personalmente, les digo que creo que toda la
comunicación tendría que estar en el sector social.
Sé que algunos se van a enojar por esto y seguramente apareceré ridiculizado al
defender esa posición, que sé que hoy no es posible en nuestro país, pero el 33 por ciento nos
satisface, y mucho.
En relación a su pregunta sobre la publicidad oficial, es algo que ya hemos
mencionado.
Usted hizo mención a foros internacionales. Efectivamente, tuve el privilegio de ser
partícipe de todo el proceso de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en
Ginebra —2003— y en Túnez —2005— convocada por Naciones Unidas. Además, tuve el
honor de ser coordinador de Sociedad Civil de América Latina y el Caribe en la Cumbre
Mundial de la Sociedad de la Información y, por lo tanto, integré el Buró de Sociedad Civil de
la Cumbre Mundial.
Hoy todos los foros internacionales, y particularmente la UNESCO, están planteando el
tema de la diversidad y de la pluralidad de voces, que se respete y se promueva la posibilidad
de que todas las voces sean escuchadas. Se habla mucho de esta diversidad y pluralidad. Como
usted bien sabe, hay una convención internacional sobre la diversidad y la pluralidad de las
expresiones culturales que me parece importante tener en cuenta y que creo que está
contemplada en los principios de la ley.
Por otro lado, destaco la presencia en nuestro país de alguien con quien he compartido
muchos eventos internacionales: el relator de Libertad de Expresión de Naciones Unidas, el
señor Frank La Rue, quien ha hecho manifestaciones públicas sobre este proyecto valorando
muy especialmente el proceso participativo de su elaboración. Ha dicho que este proyecto es
un ejemplo para el mundo, particularmente al reservar el 33 por ciento de las frecuencias al
sector social. Siendo la máxima autoridad del mundo de Naciones Unidas en materia de
libertad de expresión, creo que no hay mucho más para agregar.
He hablado hace pocos días con el señor relator y me consta que está muy atento a este
debate, y ha expresado públicamente —así que no hace falta que yo lo reitere— su beneplácito
con este debate y con este proyecto.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Giusti.
Sra. Giusti. — Le agradezco su presencia y su exposición tan clara sobre aspectos importantes
y tan relevantes de esta ley que estamos tratando.
Como patagónica, conozco la labor de las radios comunitarias y sé lo que les cuesta
estar presentes permanentemente. Es un aspecto que no podemos dejar de mencionar en este
encuentro con usted.
En realidad, las preguntas que quería formularle se referían a las pautas y prácticamente
ya han sido respondidas por usted. Pero quiero plantearle una inquietud, que no sé si podrá
contestarla ahora o si podrá enviarnos información en otro momento.
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Creo que usted lo ha dicho todo al mencionar los 32.200 pesos que se distribuyen entre
las radios de su provincia...
Sr. Busso. — Del país, senadora. De las radios comunitarias del país.
Sra. Giusti. — Del país, discúlpeme; peor aún.
Sr. Busso. — De publicidad nacional.
Sra. Giusti. — En realidad lo que le quería preguntar es si usted observa criterios de equidad
en la distribución de la pauta de publicidad oficial provincial entre las radios comunitarias
barriales y los grandes medios de Río Negro.
Me pareció muy bueno lo que mencionó acerca de la reglamentación posible de las
pautas privadas, de la incorporación. Finalmente quiero preguntarle a qué atribuye usted que no
se haya reglamentado en Río Negro esa ley de pautas que mencionó que se había sancionado.
Sr. Busso. — Tengo toda la esperanza de que esa reglamentación se dé en breve, sabiendo las
dificultades para su reglamentación y sabiendo también las dificultades que han tenido en la
aplicación del decreto en la provincia de Tierra del Fuego. Allí hay un decreto que establece
criterios muy objetivos y matemáticos para la distribución de la pauta que no se cumplen.
Quienes estamos en los medios sabemos que es muy complicado establecer criterios
muy rígidos, porque habría que analizar el tema en detalle. Por ejemplo, ver la publicidad que
se asigna a los medios, lo que se asigna a productoras que tienen espacio en los medios, lo que
se asigna vía agencias de publicidad , lo que se terceriza. Es decir, no es tan sencilla la
cuestión.
Todavía no se ha encontrado una fórmula clara para evitar las trampas. Porque si se
hace una ley que sea muy fácil de trampear —discúlpenme esta expresión quizás vulgar— no
sirve para nada.
Es un trabajo a hacer que requeriría toda otra estructura de medios, incluso la forma de
contratación de los periodistas y de los trabajadores de los medios, hoy muy precarizada
porque muchos colegas periodistas se transforman en vendedores publicitarios para poder tener
sus propios programas. Es un tema bastante complejo.
Por eso sostenemos que es necesario definir con claridad la estructura de los medios,
cuáles son las condiciones para los titulares de las licencias y, a partir de eso, se van a
desencadenar una serie de cosas. Si los medios funcionaran contratando trabajadores de
acuerdo al Estatuto del Periodista Profesional —ley 12908—, sería otra cosa. Entonces, me
parece que hay mucho para andar en este sentido.
Tengo toda la expectativa de que se pueda reglamentar la ley aprobada en mi provincia
hace pocos meses y he tenido conversaciones con el secretario de Medios a ese respecto. No
dudo que lo harán en poco tiempo. Espero que así sea.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Perceval.
Sra. Perceval. — Gracias por la presencia del colectivo de la Coalición por una Radiodifusión
Democrática en su persona. Enfatizo lo de “colectivo”. Y por vicio filosófico —como el
senador Calcagno—, no solamente está esta construcción en lo que se ve y lo que se
invisibiliza, sino también en el juego de la presencia, si uno mira quiénes están ausentes. Es
muy importante que haya venido la Coalición, y sin embargo se ha cuestionado una y otra vez
que esta es la —incluso se ha titulado así— “ley K”….
Seguimos con las presencias que son ausencias…
Creo que del inicio de su exposición podríamos cambiar esta consonante, no para
disputar derecho de autor, pero en tal caso también podríamos imaginar que se pueda
denominar “ley C”, la de la Coalición. Pero más allá de esto, lo digo porque se ha insistido
mucho en que es una ley hecha entre pocos, sombría, sospechosa antes de conocerla,
sospechosa por no haber participado en los foros. Hago estas valoraciones porque justamente la
presencia del colectivo de la Coalición por una Radiodifusión Democrática es la que nos
permite a los senadores y senadoras tener una tranquilidad y una certeza, que no empezamos a
hablar de esto ayer y que tampoco empezó nuestro signo político, sino que en su rememoración
y en su valoración aparecieron figuras queridas y reconocidas de un partido profundamente
democrático como la Unión Cívica Radical, y que acá justamente en el artículo 45, en 2003, se
modificó y tuvimos la oportunidad de acompañar un proyecto del senador Moreau y la
senadora Raso. Con lo cual, me parece importantísimo este criterio que usted marcó de que
estamos en deuda con una ley de publicidad oficial, pero que no se trata de añadir ingredientes
para batir una mezcla que después no sea nada.
Entiendo lo de acceso a la información, que es otra ley en deuda. Usted sabe que acá, en
el Senado de la Nación, se aprobó. No se aprobó en la Cámara de Diputados.
Y qué casualidad —lo recordarán senadores que en ese momento estaban en la
conformación del Cuerpo—, se había añadido que también el acceso a la información debía ser
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público para las fundaciones, las organizaciones no gubernamentales. Es decir, la ciudadanía
tenía derecho y, por supuesto, estaba el deber del Estado de hacer pública la información, lo
cual es inexcusable, pero también la responsabilidad social de fundaciones, de organizaciones
no gubernamentales y empresas. En fin, el proyecto no prosperó en la otra Cámara.
Paso a tres preguntas puntuales. En realidad, yo no reemplazo que soy militante de
organismos de derechos humanos y del Movimiento de Mujeres, de manera que no desvalorizo
a los movimientos sociales, a las organizaciones comunitarias ni a las llamadas ONG. Lo único
que digo es que valorizo el estado social de derecho y sus instituciones, porque la formas
asambleísticas de democracia directa también pueden ser una situación de plena
antidemocracia. Con lo cual, respetando el estado social de derecho, creyendo que hay que
fortalecer las instituciones, que no parto de las sospechas sino de la laboriosa acción de miles y
miles argentinos y argentinas que queremos una mejor democracia y un mejor estado, le
pregunto: ustedes, los no lucrativos, ¿no están cooptados? ¿No van a ser cooptados? Porque
acá se ha dicho una y otra vez, ya no sólo la “ley K”, sino parece que el sector social está
descerebrado, es rehén del poder de turno, y que esto lo dice la ley o al menos lo permite.
Le pregunto: ¿de qué manera usted cree que en el texto de la ley —no en las
valoraciones políticas que me he permitido hacer, sino en el texto de la ley—, el colectivo, que
ha promovido este debate a lo largo y a lo ancho del país, me da garantías como senadora de la
Nación que el acceso a las licencias y autorizaciones no va a ser discrecional por parte de un
gobierno de turno? No su pensamiento; me refiero al texto del proyecto de ley que tiene
sanción de la Cámara de Diputados.
Otra pregunta: ¿de qué manera usted me puede asegurar como colectivo que se va a
garantizar, y no sólo promover, la pluralidad y diversidad de emisores en los lugares donde no
hay más frecuencias disponibles? No ideológicamente sino lo que dice el texto que viene con
sanción de la Cámara de Diputados.
Y también como colectivo le pregunto, porque realmente ustedes —y creo que no soy
un caso aislado— representan más lo que creemos, sentimos, pensamos y estamos convencidos
porque son un colectivo social. O sea que usted, como colectivo, su respuesta es muy
importante en la decisión del voto.
En el artículo 161, ¿qué piensa el colectivo de la Coalición por una Radiodifusión
Democrática del plazo para desinvertir? ¿Es un atropello? ¿Conculcamos derechos adquiridos?
¿Es inconstitucional?
Tres preguntas, entonces, al colectivo: ¿qué garantías me da la ley para que no sean ya
no rehenes del mercado sino para que no sean cooptados por los gobiernos de turno?, ¿cómo se
garantiza en este texto la diversidad de emisores en los lugares donde no hay frecuencias
disponibles?, ¿y qué piensa sobre el artículo 161? Si es posible.
Sr. Busso. — Me pone en una gran responsabilidad, pero intentaré responderle. Primero,
agradezco su valoración de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, que quizás no
debería ser yo quién lo diga, pero creo que es una construcción inédita en el país. Lograr la
unidad de tan amplios sectores, con incluso intereses sectoriales contrapuestos, es un avance
muy importante.
La construcción de consensos. He escuchado mucho hablar de consensos en este
Senado de la Nación. Incluso hubo un llamado al consenso nacional del señor presidente del
Senado. Le hemos enviado una carta pública al presidente del Senado manifestándole y
mostrándole cómo este proyecto es producto de un amplio consenso. Claro, en ese consenso
no participan los pocos que representan poderosísimos intereses de los que hoy controlan y
manejan la comunicación en nuestro país.
Permítanme decirles también que este consenso no se construyó de un día para el otro o
en una oficina en Buenos Aires. En un folleto muy sencillo publicamos muchas de las
actividades que realizamos durante un año, a lo largo y a lo ancho del país, día por día. Se los
puedo dejar para que vean cómo se fue construyendo esto. Un elemento que me había olvidado
de decir: muchos concejos deliberantes del país y también legislaturas provinciales apoyaron
estos 21 puntos cuando era silenciados por los grandes medios.
Nos propusimos el objetivo de lograr declaraciones expresas de los concejos
deliberantes y de las legislaturas provinciales a este respecto. En este sentido, tengo el orgullo
de decir que el Concejo Deliberante de Viedma, mi ciudad, fue la primera en declarar su
adhesión a los 21 puntos y también lo hizo por unanimidad la Legislatura de la provincia de
Río Negro.
Señora senadora: usted me pregunta si los movimientos sociales…
Sra. Perceval. — El sector social.
Sr. Busso. —… si el sector social puede ser cooptado por un gobierno…
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Sra. Perceval. — El texto de la ley. ¿Qué garantías me da el texto de la ley para que eso no
pase?
Sr. Busso. — La ley no asigna ni posibilita ningún control por parte del Estado ni de ningún
gobierno a los contenidos de los medios. No encuentro nada, ni una línea que permita alguna
forma de control.
Ayer escuché por televisión a un senador nacional, que me dejó un poco asustado
—con todo respeto lo digo y lamento que no esté presente— decir que los medios iban a tener
que rendir examen cada dos años para renovar su licencia. Yo no sé si a esa hora ya estaba
medio dormido o entendí mal, pero no hay absolutamente nada de eso en la ley. Incluso, el
párrafo al que se adjudicaba esa intención fue corregido. Claramente se dice que se respetará la
licencia durante diez años de vigencia, con la posibilidad de una prórroga de diez años más.
También he escuchado decir que los movimientos sociales o que el sector social o el
sector no lucrativo pueden ser cooptados por el gobierno o por algún gobierno. ¿A esta altura
de la historia argentina realmente pensamos que desde un gobierno alguien puede controlar a la
diversidad del movimiento social en la Argentina? ¿No estamos suficientemente maduros
desde las organizaciones libres del pueblo, desde los movimientos sociales, desde las
organizaciones no gubernamentales para no ser cooptados por alguien?
Los senadores que me conocen desde hace muchos años, como el señor senador Verani
—que no está presente— y el señor senador Pichetto, saben que, por lo menos en nuestro caso,
no nos cooptaron y tampoco lo podrán hacer. En todo caso, ellos pueden dar testimonio.
La forma de adjudicación de frecuencia está muy clara: es por concurso público. Las
bases y condiciones para el concurso, los pliegos, son elaborados por el Consejo Federal.
La reglamentación tendrá que establecer con claridad los criterios y los puntajes
establecidos para cada una de las condiciones que exige los pliegos y el jurado será designado
por el Consejo Federal. Me parece que es suficiente garantía.
En casos excepcionales existe la posibilidad de adjudicación directa. ¿Cuáles son esos
casos? Amplia disponibilidad de espectro —creo que así dice el proyecto— y, en caso de
emisoras de baja de potencia, esto es, pequeñas emisoras en lugares donde hay mucha
disponibilidad de espectro. De esta forma se simplifica el complicado trámite del concurso. En
un lugar en que hay disponibilidad y alguien ofrece prestar un servicio, cumpliendo con las
condiciones exigidas por la ley, me parece lógico que no se someta a un trámite de concurso
cuando hay muchas frecuencias disponibles y todos los oferentes pueden hacer uso del
espectro.
La preocupación del Estado debe estar en que el espectro se utilice con la mayor
diversidad posible. Respecto a esto hay suficientes garantías, aunque estaremos muy atentos a
la reglamentación de la ley, para que no se desvirtúe lo que consideramos el espíritu de la ley.
En relación con el artículo 161, usted, señora senadora, usó una palabra: “desinvertir”.
Yo creo que el título del artículo y que el concepto no es tanto la desinversión sino la
adecuación a la ley. La adecuación a la ley, más que la desinversión, promoverá la inversión de
muchos que hoy no pueden tener acceso a licencias. Ahora podrán tener acceso a licencias, lo
cual significará inversiones en el país.
Quienes no quieren una nueva ley —tienen derecho a no quererla—, quienes quieren
mantener vigente la actual desde hace 25 años nos vienen haciendo el cuento de que “ahora
no”, de que “no es el momento” y de que “es necesario postergarlo para el año que viene”, y,
así ya pasaron casi 26 años. Nosotros decimos desde hace muchos años que ahora es el
momento, que hoy es el momento, que es urgente.
La ley en tratamiento da un plazo de un año a partir de reglamentación de la norma, por
lo tanto, hablamos de bastante más que un año. Entendemos que es tiempo suficiente para que
se cumpla la ley y no para que siga vigente la que tenemos, que todos cuestionamos de manera
unánime.
Habrá ciertamente unos pocos grupos que tendrán que desprenderse de algunos medios,
y no significa que tengan que cerrar, significa que habrá otros que puedan acceder a licencias,
otros que quieren y hasta ahora no han podido.
En todo caso, nos parece que el plazo es más que suficiente. En las modificaciones se
ha abierto la posibilidad de transferencia de licencias durante se plazo de un año. A nuestro
criterio es discutible porque las frecuencias deberían ser absolutamente intransferibles, ya que
no son un bien transable, sino patrimonio común de la humanidad.
Entendemos que una forma de salir de la trampa en la que estamos es a través de esta
posibilidad de que en un año se transfieran licencias.
Por otro lado —y termino con esto—, he escuchado decir a los representantes de los
grandes grupos que van a judicializar la ley y que van a hacer lo posible para no cumplirla. Ya
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sea que les den un año o tres años, van a buscar 10 ó 20 años más a través de la justicia.
Obviamente, reconozco el derecho que tienen de hacerlo, pero me parece que la ley de la
democracia debe ser cumplida por todos, por los grandes y por los chicos.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Martínez.
Sr. Martínez (A. A.). — Señor presidente: reitero el agradecimiento por la oportunidad de
estar hoy acá, charlando, escuchándolo y compartiendo prácticamente todo lo que ha dicho.
Pero también, de alguna manera, tenemos que afinar un poco la puntería después de todas las
preguntas que se han hecho.
Cuando usted hablaba sobre los que quieren parar la ley, no nos sentimos incluido, por
lo menos nosotros. Nosotros queremos que salga la ley. Tenemos diferencias, pero esto no
significa que no queremos que haya una ley. Hay varios ejemplos —usted y la señora senadora
Perceval los nombraban— de intentos de hombres y mujeres de distintos orígenes políticos,
porque no es patrimonio de alguien en particular.
Sobre el tema de la autoridad de aplicación, usted decía que la garantía era que el
Consejo Federal iba a tener la potestad de confeccionar las bases de los pliegos, y no es así. Lo
que hace es asesorar; no tiene posición vinculante.
El inciso 7 del artículo 12 dice: “Proponer pautas para la elaboración de los pliegos de
bases y condiciones para la adjudicación de servicios de comunicación audiovisual.” Cuando
uno va a la autoridad de aplicación, ahí sí tiene la obligación de elaborar los pliegos.
Nosotros insistimos en que la autoridad de aplicación debe tener mecanismos de
resguardo —no para uno, sino para todos— que garanticen la idoneidad de aquellas personas
que estarán ocupando lugares tan importantes como con estos.
Yo ayer decía que esta no es una ley cualquiera, sino una de esas que uno interpreta que
nos irá marcando cuál es el modelo de país que estamos buscando entre todos. Sin duda, es una
ley que tiene mucha importancia.
Creo que tenemos que darle los mecanismos de garantía. En su momento, nosotros
habíamos planteado que uno de ellos puede ser —inclusive, hasta con la misma constitución en
cuanto a los miembros— la aplicación del 222, que es el mecanismo para la elección del
Defensor del Pueblo. Allí tenemos la participación de la gente, el mecanismo de impugnación
que tiene la sociedad, y el trámite parlamentario con dos tercios, lo que dejaría tranquilos a
todos de que aquellas personas que están ocupando estos lugares tendrán la idoneidad y
aceptación social que requiere quien conducirá un proceso que, de entrada, es complicado, ya
que si uno avanza con el mecanismo de que a los medios que hoy tienen posiciones dominantes
les impondremos por ley el desprendimiento de partes de lo que tienen, sin duda que —no
envidio a quienes estén en esta autoridad de aplicación— tendrán que llevar adelante tareas
complejas, saludables y que, si todo sale bien, estaremos todos muy contentos de poder avanzar
en este sentido.
Usted ya habló sobre la autoridad de aplicación, pero quería reafirmar que realmente es
mucho más lo que tiene la autoridad de aplicación sobre el Consejo Federal, que sería la
representación asamblearia, donde están representadas las provincias, los pueblos originarios,
etcétera. Simplemente lo quería reafirmar, independientemente de que entendí bien lo que
usted dijo en cuanto a lo que pensaba de la autoridad de aplicación.
En este concordar de los espacios sociales que tiene nuestro país en la importancia de
garantizarle que tengan medios para poder expresarse, le quiero decir que me parece como un
acto hasta discriminatorio que se haya puesto “Iglesia católica”. Creo que tendríamos que
poner “cultos”.
Incluso, creo que en esto de los contenidos hubo mucha confusión —lo aclaramos ayer
charlándolo con el licenciado Mariotto— ya que, cuando uno habla de contenidos no habla de
líneas editoriales, sino porcentajes de música y cultura nacional, etcétera. Por suerte, después
se corrigió —espero, porque no lo volví a leer realmente— y se aclaró que la Iglesia Católica
estaba exenta del control de los contenidos. Creo que en esto debe existir una ley pareja.
Reitero que no estoy de acuerdo en que diga “Iglesia católica”, sino que diga “cultos”.
Creo que eso es algo que debemos subsanar, sin ningún tipo de prejuicios. Al contrario, creo
que ayudaría muchísimo que pudiéramos avanzar en eso.
Al comienzo a mí me preocupaba que se diga “de la confección de los pliegos o de las
adjudicaciones en forma directa”. Ayer al licenciado Mariotto, cuando nos referíamos a los
pueblos originarios, le explicábamos que estos no serán otorgamientos de frecuencias, sino
autorizaciones. Son términos técnicos distintos.
Cuando se refiere a la autoridad de aplicación, se habla de “elaborar y aprobar los
pliegos de bases y condiciones para la adjudicación de servicios de comunicación audiovisual”,
y cuando habla del Consejo —que lo que hace es asesorar— habla con claridad de llamados a
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concursos o adjudicación directa de licencias, pero no en el otorgamiento de permisos. Quizás
sea un error de tipeo, pero creo que tendría que ser coincidente. Si alguien asesora en las tres
posibilidades que tiene la autoridad de aplicación de otorgar o de dar permisos, deberían ser
coincidentes los dos artículos.
Disculpe la insistencia con la autoridad de aplicación, pero repito que debemos
garantizar que el Consejo Federal tenga la posibilidad de asesorar y consultar por parte de la
autoridad de aplicación. Si fuera el Consejo Federal quien resuelve —si bien es asambleario y
complejo operativamente—, ahí sí estarán representados absolutamente todos los intereses y no
habría ningún tipo de dudas. Pero como la autoridad de aplicación no es esto, creo que
debemos tener los resguardos necesarios para que tengamos la garantía de que dicha autoridad
de aplicación será ocupada por gente que conozca del tema, tenga idoneidad, que la sociedad lo
acepte, y tenga la convalidación a través de lo que puede ser la participación del Congreso, con
características similares a lo que podría ser el Defensor del Pueblo. No sé si usted comparte
esto, pero es un poco la idea.
Basándome en algunas charlas que hemos tenido con gente que ha participado en la
elaboración de estos 21 puntos, coincidíamos que realmente éste era uno de los objetivos.
Usted antes decía que toda ley es perfectible. Cuando se habla de la audiencia, ustedes habían
propuesto que fuera vinculante. Después dice que por las distintas circunstancias, las charlas y
la flexibilidad necesaria para eso, se modificó. Pero creo que en esto no tendríamos que
retroceder ni un punto ni un paso, porque creo que es sumamente importante.
Nosotros de entrada lo planteábamos como una audiencia previa. Y entiendo cuál es el
concepto por el cual ustedes dicen audiencia previa no, pero sí audiencia en la renovación. Me
parece razonable. De la misma manera nos parece razonable que la audiencia pública para la
renovación tenga que ser vinculante.
Sr. Busso. — Nosotros entendemos que el proyecto ha logrado un avance significativo que
satisface a la Coalición. Comprendemos también las objeciones que ustedes formulan. Están en
el ámbito para dirimir esa cuestión, así que no tengo mucho más para agregar.
La Iglesia Católica ha adherido formalmente a estos 21 puntos. Incluso, representantes
de la Iglesia han participado en varias de las reuniones de la Coalición. No escapa a su criterio
que la Iglesia Católica en nuestro país es considerada persona jurídica de derecho público, a
diferencia de otros cultos.
Yo creo que esto es discutible. Evidentemente, los distintos cultos —aunque soy
católico— tienen todo el derecho de tener igualdad de condiciones, pero no es una cuestión de
esta ley. Es una cuestión que excede a esta ley. La Iglesia Católica es persona jurídica de
derecho público y, por lo tanto, está incluida en el sector público. Usted sabe que los
prestadores se dividen en tres tipos: el público, estatal y no estatal; el privado comercial y el
privado no lucrativo. La Iglesia Católica está incluida en el primero como público no estatal al
igual que los pueblos originarios. Por lo tanto, a la Iglesia Católica, pueblos originarios,
provincias, municipios y Estado nacional se les otorga autorizaciones y no licencias. Eso es
consecuencia de la persona jurídica con la que actúan tanto la Iglesia Católica como los
pueblos originarios, a los que se reconoce en su condición de pueblos preexistentes al Estado
nacional y a través de su personería jurídica reconocida por el organismo correspondiente, el
INAI. Es por eso que van a ser personas jurídicas de derecho público en condiciones de obtener
autorizaciones para operar radios y canales de televisión en sus comunidades.
Por otro lado, me permito recordarle que varios cultos cristianos como la Iglesia
Metodista, una de las Iglesias cristianas más serias y con más trayectoria, ha hecho una
declaración pública — que no tengo a mano pero puedo acercarles— apoyando con mucha
fuerza este proyecto de ley y planteando la necesidad de la sanción de esta ley. Con lo cual me
remito a lo que ellos dicen.
Usted me hacía alguna observación sobre las adjudicaciones en forma directa a las
personas jurídicas de derecho público.
Sr. Martínez (A. A.). — Me refiero a que cuando uno lee los artículos que se refieren a la
autoridad de aplicación y al Consejo, que deberían ser concordantes —el del Consejo para
asesorar y el de la autoridad de aplicación para ejecutar—, no es exactamente igual la frase y
debería serla. Esa es la cuestión de forma que planteé.
Independientemente de que las iglesias protestantes o evangelistas estén de acuerdo con
esto, es nuestra obligación dar igualdad y no cercenar, ni llevar a ningún tipo de
discriminación. Sin perjuicio de que uno puede entenderlo, estamos marcando de alguna cuál
es el modelo de país que queremos hacia delante. Por suerte, ya hemos podido salir de leyes
como la del Patronato. Creo que en esto debemos tener la amplitud necesaria para legislar para
todos los cultos y no para uno en particular. Sería lo mismo que sancionemos esta ley para un
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pueblo originario y no para todos o que no demos posibilidades a las organizaciones sociales o
a los sindicatos. Digamos que en esto debemos tener el resguardo. En lo personal voy a seguir
insistiendo en la modificación.
Sr. Busso. — Comparto el concepto, pero yo no soy abogado, soy periodista. Creo que el
Código Civil establece claramente la diferencia de la Iglesia Católica como persona jurídica de
derecho público. Por otro lado, todos los cultos pueden tener acceso a licencias. De hecho, a
través de la modificación del artículo 45, muchos cultos lo tienen. Como criterio, lo comparto.
El tema es que, como existe de hecho una diferencia en la ley, desconozco si es necesario para
eso modificar el Código Civil o la Constitucional Nacional respecto de la figura de la Iglesia
Católica.
Sr. Presidente. — Tenemos tres invitados más que, en teoría, tienen que exponer en horas de
la mañana.
Hemos conversado con los otros presidentes. Para que podamos avanzar vamos darles
un tiempo prudencial para que cada uno exponga y luego les formularemos todas las preguntas
que tengamos para los tres. Tengamos en cuenta que tenemos otros invitados para las tres de la
tarde.
Dicho esto me voy a permitir hacer una pregunta con relación al artículo 62 del
proyecto que está en consideración, referida a las redes. En uno de los puntos se establece que
la constitución de redes debía ser de carácter excepcional.
A mí me preocupa que, como ha quedado redactado el artículo 62, la excepción se esté
convirtiendo en regla. El artículo determina que si en 60 días la autoridad de aplicación no se
expide sobre la autorización de la red, se entiende otorgada la autorización.
Le tengo pánico a la burocracia de la administración pública. Seguramente la autoridad
de aplicación no se va a poder expedir en 60 días. Entonces, puede ocurrir que todo aquel que
pida la autorización para la constitución de una red va a conseguirla con el silencio de la
administración. Comparto plenamente que el concepto de constituir redes debe ser de carácter
excepcional, no la regla en esa materia.
Sr. Busso. — Usted, como un hombre que conoce de medios, toca un tema central y del que se
habla muy poco. En nuestra concepción...
Sr. Presidente. — Por eso debemos ir ya a los temas fundamentales. No podemos perder la
oportunidad todos los senadores de conocer cómo va a funcionar la radiodifusión con esta
normativa legal.
Sr. Busso. — Comparto que esto es un tema central.
¿Qué pasa hoy en nuestro país? Hay muy pocas redes. Hay cadenas con emisoras con
cabecera en Buenos Aires y múltiples repetidoras, entre 100 y 300 repetidoras, muchas de ellas
ilegales. Los medios hablan de legalidad pero instalan repetidoras en todo el país compitiendo
deslealmente con las emisoras que producen realmente desde lo local, que dan trabajo y
generan la posibilidad de expresarse.
Por eso deberían prohibirse las cadenas y facilitarse las redes para la integración. Me
parece importante, tal cual lo expresa el proyecto, exigir a todas las emisoras un porcentaje de
producción propia. Creo que es el 30 por ciento. Discúlpenme si me equivoco algunas veces
con los números. Yo he participado de todo el proceso pero algunos números fueron
cambiando. Efectivamente, es el 30 por ciento de producción propia. Además, a los que
participen de redes, noticieros locales y propios. Con lo cual se asegura que las emisoras, sean
de radio o televisión, sean efectivamente emisoras y no una repetidora. La repetidora implica
una bajada satelital, que no cuesta mucho dinero, y una computadora que retransmite. Eso
funciona con una persona.
Me parece excelente que se exija producción propia y, de esta forma, se prohíban las
cadenas indirectamente, y que las redes puedan funcionar en la medida en que cualquier
emisora que integra la red pueda ser cabecera de la red. Es lo que estamos haciendo en
FARCO, Foro Argentino de Radios Comunitarias. Dicho sea de paso, tenemos dos noticieros
diarios hechos en red desde nuestras distintas radios. Conceptualmente estamos en eso,
posibilitar las redes pero no las cadenas, y por no más del 30 por ciento de las horas de
transmisión.
Comparto su pánico por la burocracia en esta materia. Pero este plazo justamente
permite que la burocracia no nos paralice. Lo entiendo al revés. Hay tiempo para que se diga
que no. Si no se dice expresamente que no, es que sí.
Es decir, las redes son posibles pero en las condiciones que determina la ley; o sea,
redes de no más del 30 por ciento del horario de producción que no estén en el horario central
ni puedan impedir la emisión de noticieros locales y propios.
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Con lo cual, me parece que en este texto se ha logrado establecer lo que
conceptualmente venimos proponiendo desde hace muchos años: sí a la posibilidad de redes
con emisoras que sean emisoras y con producción propia y no a las cadenas de repetidoras que
retransmiten una única señal, que generalmente se emite desde Buenos Aires
Sr. Presidente. –– Con la senadora Estenssoro terminamos la ronda de preguntas. No voy a
negar a nadie la palabra, considero que aquí estamos para expresarnos y escucharnos y si
tenemos que estar hasta mañana, lo haremos.
Sra. Estenssoro. –– En primer lugar, agradezco a Néstor Busso por estar aquí presente. Como
he sido periodista acompaño y comulgo con los 21 Puntos. Desde hace muchísimos años, me
ha preocupado la situación de la legislación de medios en la Argentina y los artilugios que los
políticos gobernantes, a través de distintas administraciones, han ido inventando en el manejo
de los medios. Recuerdo cuando el ex presidente Menem, a través de banqueros amigos,
soñaba con monopolios propios y compró varios canales de televisión y radios; realmente era
muy difícil saber quienes eran los dueños de los medios.
Por lo tanto, me parece que debemos tener una legislación clara que resguarde a la
prensa. Precisamente, en el punto 3ª ––creo que era ese–– de los 21 Puntos se hace referencia a
la importancia de contar con una prensa independiente. Creo en el rol de la prensa
independiente, independiente de las presiones o los condicionamientos del poder político y de
los dueños de los medios que por intereses económicos pueden querer silenciar a sus
periodistas. Esta legislación debe evitar tanto el modelo de Berlusconi como el de Chávez para
situarse en una posición intermedia, donde podamos tener una prensa más independiente.
Con respecto a las cadenas, me preocupa que se debiliten las cadenas nacionales
privadas de radio y de televisión porque en esta democracia, con las imperfecciones que esto
tiene ––no estoy avalando posiciones dominantes––, existe la necesidad de resguardar el
contenido local y los medios locales para que no sean avasallados por los medios nacionales.
En muchísimas ocasiones los medios nacionales han servido para sacar a la luz problemas
locales muy importantes, como ocurrió con el caso “María Soledad”, en el que un medio
nacional comenzó a ver cómo los jueces en ese juicio estaban amañados. Posteriormente a ello,
ese caso tuvo otra resolución y esto obligó al gobierno de Menem a soltar la mano al ex
gobernador de Catamarca. En otra oportunidad, fueron las cámaras de medios locales las que
dieron una dimensión nacional al conflicto docente en Santa Cruz. Por lo tanto, los ciudadanos
de las provincias están protegidos cuando hay una mirada de medios que no dependen de la
pauta de publicidad local.
Entonces, entiendo que debilitar estas cadenas podría ser peligroso para la libertad de
prensa y condicionaría a los ciudadanos a recibir información de periodistas y medios que
puedan sacudir al poder cuando es necesario.
No sé cuál es su impresión al respecto porque me parece que estos artículos, de alguna
manera, podrían debilitar la formación de estas cadenas o redes que usted mencionó.
Sr. Busso. –– Senadora, intenté explicar lo que en mi concepto son cosas diferentes, las
cadenas de las redes. Entiendo por cadenas a aquellos conjuntos de emisoras con una única
cabecera y múltiples repetidoras. Esto no favorece el pluralismo y la diversidad, eso mata todo.
Lo que sí es posible, y está permitido claramente en la ley, son las redes nacionales, pero redes
en las cuales cada emisora pueda ser emisora, pueda generar contenidos. Los casos que usted
señala llamativamente fueron puestos a la luz a partir de emisoras locales y después fueron
tomados por emisoras de alcance nacional. Con la vigencia de esta ley, serán posibles las redes
en las cuales las emisoras del interior alternativamente puedan ser cabeceras de redes. No están
prohibidas las redes, están prohibidas las cadenas de repetidoras que durante 24 horas
transmiten desde un solo lugar; eso ya no será posible cuando se apruebe esta ley. Lo que sí
será posible es que durante un 30 por ciento del tiempo de transmisión cada emisora integre
una red nacional y tenga contenidos nacionales, pero con emisión desde cada localidad para
que aquel que utiliza una frecuencia sea una emisora, es decir, emita con producción propia.
Sra. Estenssoro. –– Disculpe, ahora entendí la diferencia entre una y otro. Por ejemplo, ¿la
televisión pública, Canal 7, tiene ese sistema? ¿No lo tiene no?
Sr. Busso. –– De lo que entiendo del proyecto de ley, las únicas dos excepciones son un canal
de televisión del Estado nacional, Canal 7, y una radio, que sería Radio Nacional. Lo mismo
sucede a nivel de las provincias.
Sra. Estenssoro. –– Le digo esto porque me parece que tal vez la televisión pública tendría
que contar con corresponsalías ––no sé como se llamaría–– con producción local, me parece
que sería acertado.
Sé lo difícil que es producir programas periodísticos, incluso en Buenos Aires ––no lo
he hecho en las provincias––, porque la publicidad no es tan fácil de conseguir; por eso la baja
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calidad de muchos programas. Luego, se transmiten programas que realmente concitan y,
muchas veces, se trata de productos muy masivos donde lo cultural, la profundidad del análisis
o el pensamiento no es lo que prima. Entonces, ¿cómo se financiaría esa producción local?
Porque recién la senadora Corregido nos dijo lo difícil que es conseguir el financiamiento
local. Tal vez, nos pueda explicar cómo se financia FARCO y cuánto tiene de publicidad
privada, local y oficial para entender el modelo, porque puede ser lindo pero después en la
realidad tenemos que ver como se financia esta producción.
Sr. Busso. –– Precisamente, vengo de una radio en Viedma, Radio Encuentro, que dirijo desde
su fundación, hace veinte años, y nos hemos financiado ––no sin dificultad–– con publicidad y
no justamente publicidad oficial. Dicen que somos la radio con mayor audiencia en la ciudad y
somos una organización social. Creemos que eso es posible. Hay ejemplos en todo el país;
disculpe que me refiera a esa radio, pero es donde trabajo.
Sra. Esntenssoro. –– ¿Ustedes funcionan en cadena?
Sr. Busso. –– No funcionamos como cadena, funcionamos como red. Esto es muy sencillo
porque al funcionar como red, cada radio produce los contenidos y en los dos noticieros diarios
––que pueden escuchar vía Internet, en la página de FARCO––, cada radio produce la
información de su región y eso se arma en un noticiero nacional. Entonces, los costos de la red
son mínimos porque el trabajo se hace en cada emisora. Tenemos sólo dos personas en nuestro
centro de producción en Rosario ––que es un centro de producción con la salida satelital–– que
lo único que hacen es armar esos noticieros con noticias de diferentes lugares del país y eso
tiene un costo increíblemente bajo en comparación con los valores que generalmente se
mueven en medios comerciales y se financia con publicidad.
Hemos recibido también, excepcionalmente, algún aporte de la cooperación en el inicio,
cosa que hoy no existe; lo que nos permitió iniciar este proceso hace unos años.
Con respecto a su pregunta anterior, también son posibles las cadenas en las provincias.
O sea, del mismo modo en que el Estado nacional puede tener una emisora de radio y un canal
de televisión con cobertura en todo el territorio nacional, en cada provincia el Estado provincial
podrá tener una emisora de radio o de televisión con alcance en todo el territorio de la
provincia. Digo esto pensando en mi provincia, Río Negro, que es tan extensa, o en una
provincia como Santa Fe, con mil kilómetros entre el norte y el sur. En ellas hacen falta varias
repetidoras para cubrir todo el territorio. Entonces, es lógico que el Estado provincial pueda,
con su emisora, cubrir todo su territorio. Son las únicas excepciones en las que se permiten
cadenas, según el proyecto de ley.
Sr. Presidente. –– Agradezco muchísimo al señor Busso.
A continuación escucharemos a los otros tres invitados. Luego formularemos preguntas,
fundamentalmente, a los tres invitados a quienes no les hicimos ninguna. Si quedó alguna para
el señor Busso, sólo por excepción, porque ya lo hemos escuchado, todos le hemos hecho
preguntas y creo que fue claro en su exposición y en su posición en cuanto a la ley que se
encuentra a consideración del Senado de la Nación.
Tiene la palabra el señor José Néstor Toledo, de la Red Intercable.
Sr. Toledo. –– Gracias al Congreso de la Nación y, en particular, en esta oportunidad, al
Senado, en nombre de las 700 pymes argentinas que todos los días, desde muy lejos, en el
interior del interior, hacemos nuestra labor, con nuestras 5 mil familias, aproximadamente, que
somos los que trabajamos para hacer televisión por cable y somos los fundadores de la misma
en el país.
Hoy estaba aquí cerca el senador Pichetto y quería recordarle a él que Benini es uno de
los fundadores en Río Negro de la televisión por cable. Por supuesto, debe haber algún senador
de Chubut; allí estuvo don Pedro Arrano y sus dos hijos –él ya no nos acompaña-, con quienes
estamos unidos en Red Intercable. También en La Pampa y en la provincia de Buenos Aires
están los Benini, que todavía siguen siendo gerentes de empresa, iluminadores, camarógrafos,
etcétera; porque somos minipymes y pymes del país.
La verdad es que nosotros estamos esperando una ley desde hace cuarenta y cinco años.
Digo esto porque veo que todos hablan de la ley de los ‘80. La primera es de 1972, para la cual
ya nos peleamos -también era una dictadura-. La segunda fue en los ‘80, la Ley 22285.
Obviamente, nos pone muy contentos que estemos hoy aquí discutiendo una nueva ley.
Realmente, acompañamos todos los procesos. Acompañé a Gustavo López y al grupo
de gente que está detrás de mí en el año 2000, intentando tener una nueva ley -en aquella
época- de radiodifusión. También acompañé en la gestión del señor Nemirosi como diputado a
todos los fueros, como empresas pyme. Hicimos muchísima fuerza para tener una nueva ley.
También acompañé con proyectos presentados, tanto en Jefatura de Gabinete como en el
COMFER, en 2008 y 2009, solicitando se nos tenga en cuenta. También apoyamos en 2005 la
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modificación del artículo 45, porque había algunas injusticias y nosotros entendíamos que
también debía corregirse. Acompañamos a este Senado, que votó dicha modificación con el 91
por ciento de legisladores presentes, con cuatro por la negativa y una abstención.
A raíz de dicho artículo, muy pocos días después, se nos invita desde el COMFER -en
aquel momento, el interventor era Julio Bárbaro- y se nos dice que, como ya tenían el artículo
45 y sabían quiénes eran los actores, querían que nosotros, las pymes, diéramos el gran salto y
la gran inversión para digitalizar y hacer interactivas nuestras redes, porque realmente
necesitaban el gran cambio en la Argentina.
Ahí salió el Decreto Presidencial 527/05, por el cual nos daban diez años más de
licencias. Pero no lo hacían como un regalo –al menos no para nosotros-: se nos exigía
certificar -cosa que hicimos-, en dos años, con la Resolución 214/07 del COMFER, las
inversiones que las empresas pymes hicimos, que fueron dos. Porque como nosotros estamos
tanto en Jujuy como en Tierra del Fuego y tanto en Junín de los Andes como en Mar de Ajó, en
19 provincias y en 530 localidades, prestando servicios de televisión por cable a 2.500.000
habitantes y nuestras redes transitan sobre 780 mil hogares, la única manera que existía de
hacerlo era haciendo un geden satelital para poder digitalizar la televisión.
Esa inversión empezó a construirse a partir del Decreto 527/07. Imagínense que estoy
hablando de pueblitos relativamente chicos: el senador lo sabe bien ya que vive en una
localidad donde hay 470 abonados de televisión; y hoy le prestamos televisión digital e
internet, porque hicimos la conversión y la inversión correspondiente a cada una de esas
propuestas que, como políticas de estado, nosotros seguimos.
Nos costó invertir en redes 400 millones de pesos. Y en el geden aquí, en Capital
Federal, porque somos el mejor cliente de ARSAT, también algo que creó el gobierno del
presidente Kirchner. Se nos hizo hacer cola para que realmente nosotros fuéramos los clientes
que somos hoy, lo clientes más importante que tiene ARSAT.
Tenemos dos transpondedores. Somos el primer país en Latinoamérica en usar la
tecnología de DVB-S2 en P4, que es la más avanzada que tiene el mundo. Fuimos cuartos en el
mundo. Pero también quiero recordarles que la televisión por cable en la República Argentina
hasta el año 1999 fue segunda en el mundo, después de Estados Unidos. Perdimos ese puesto
por Canadá y hoy estamos en tercer lugar. Esto se hizo en el interior del país. La televisión por
cable, del año 64, llegó a la Capital en los 80’, ya llevaba muchos años transitados.
Estas PyMEs contribuimos con el Estado en todo lo que se nos solicitó. Cuando Scioli
asumió la presidencia de esta Cámara nos solicitó que le diéramos una mano para demostrar
cómo trabajaban los senadores con el propósito de transparentar su labor, en ese momento, era
ésa la preocupación. Pusimos y pagamos desde aquel día hasta hoy los transpondedores
satelitales para que el Senado TV llegue a todo el país. Estamos orgullosos de haber donado y
de pagar todos los meses el costo del satélite para que el Senado TV pueda verse en los pueblos
más chiquitos y lejanos de nuestro país. En nuestros pueblos, muchas veces, no conocen la
tarea; es muy difícil. Sin embargo, hacemos la transmisión de la sesión ordinaria y el día
sábado la repetimos para que la vean todos.
También, recibimos una invitación en plena crisis, en el año 2000. El interventor Julio
Bárbaro dijo lo siguiente: la televisión tiene hasta canales pornográficos, pero no tiene canales
educativos donde demos conciencia al pueblo y generemos salidas laborales. Tomamos el
guante e hicimos una inversión en ese momento. Para ser honestos, le tomamos del valor del
abono a cada uno de nuestros colegas 0,40 centavos para dedicarlos a generar la conexión
educativa que hoy mantenemos en el satélite con un solo fin: crear salidas laborales mediante
cursos de corto plazo para que aquellos que no tuvieran trabajo pudieran enfrentar esa crisis
laboral. Se enseñaba plomería, talleres, mecánica, apicultura, etcétera, no puedo recordar tanto.
De hecho, hoy estamos dando tres carreras universitarias: administración de empresas,
abogacía, etcétera. ¿Por qué? Porque la mayoría de los jóvenes de los pueblos chicos del
interior no pueden acceder a la universidad, les queda muy lejos. Encima, los que pueden
hacerlo, no vuelven. Entonces, tomamos la decisión de llevar la universidad a los pueblos para
que los chicos se queden allí y no suframos la despoblación que padecen nuestros pueblos
actualmente.
En realidad, intentábamos ser la herramienta tecnológica de este proyecto. Nunca nos
interesó ser los educadores. De hecho, yo no lo podría ser. Soy un emprendedor, un empresario
PyME, lejos estoy de ser un educador. En ese momento, acompañados por Julio Bárbaro,
fuimos a visitar al ex ministro Filmus, quien hoy es senador, al Ministerio de Educación por
orden de presidencia de la Nación. Nos prometió que iba a tomar el guante y en pocos días nos
iba a dar unas casetes para que empecemos con las trasmisiones. Nosotros queríamos ser la
herramienta tecnológica, pero no nos interesaba ser los educadores. No estamos preparados
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para eso. Eso nunca se dio. La verdad es que no sé por qué no se dio, debe ser por esas cosas de
la política que se pierden… Muchas personas, entre ellas muchos trabajadores de la educación,
en forma paralela en el Ministerio de Educación, nos empezaron a apoyar sin sueldos para que
podamos crear un canal educativo. Desde ya, expreso mi agradecimiento a toda esa gente que
lo hizo ad honorem para que hoy esté funcionando un canal como “Conexión Educativa”.
Se desconoce, porque vivimos en el interior del interior, lo siguiente: hemos puesto,
donado al Estado nacional, cuidamos, mantenemos y le pagamos la energía a 91 repetidoras de
Canal 7 para que en esas localidades la gente que tiene bajos recursos pueda ver una señal en
forma gratuita. Esto también nos lo pidió el Estado nacional. Lo sabe muy poca gente.
Obviamente, están en pueblos muy chicos donde no se puede ver nada; pero Red Intercable las
pagó, mejor dicho, los asociados de Red Intercable las pagamos. Detrás de mí se encuentra
Luis Lázaro que nos ha certificado las últimas 43, porque hay que pedirle la autorización al
COMFER y, a su vez, a Canal 7 para la transmisión de los contenidos. Esto lo hizo Red
Intercable, PyMEs y MiPyMEs.
Asimismo, llevamos la televisión en forma gratuita a varios pueblos aborígenes. Los
muchachos me preguntaban si lo iba a contar o no. Muchas veces, la intención de Red
Intercable ha sido que estos gestos se mantuvieran anónimos. No es el chiste de contar lo que
es nuestra obligación hacer. Nuestra obligación es llegar adonde no llega nadie y comunicar a
ese pueblo. Lo hicimos gracias a nuestro posicionamiento satelital en banda Ku y a nuestros
receptores; hoy esos pueblos tienen televisión en forma gratuita. Obviamente, no pusimos uno
en cada casa porque no tenemos ese capital; lo pusimos en un club o un Salón de Usos
Múltiples; en un horario pueden mirar los chicos y, en otro, los grandes. De hecho, trasmitimos
Encuentro, Canal 7 y todas las señales que se puedan ver.
Le prestamos a Radio Nacional transmisores, parábolas y receptores para que esta radio
pueda llegar a todos lados. Radio Nacional tiene ciertos problemas en algunos lugares donde
tiene transmisores y no puede poner antenas de volúmenes, ya que si están en la sierra o en la
cordillera, imagínense lo que sería poner una receptora de banda C de cinco metros, se trata de
algo difícil.
Voy a pasar al tema central del día de hoy: ejercer el humilde derecho de peticionar,
que lo agradecemos mucho. Saben que esta ley no tiene ningún artículo PyME. Se olvidaron.
Estuvimos 45 años esperando una nueva ley, 45 años esperando que las PyMEs seamos
reconocidas, le dimos nacimiento. ¿Ustedes saben que tenemos el archivo más grande y viejo
de la historia de la televisión de la República Argentina? Tenemos miles de horas almacenadas
y conservadas; por ejemplo, tenemos filmado a un chico que tomaba la comunión y hoy es un
señor abogado de 30 años. Representamos a cada una de las actividades. Nos tocan zonas
donde están los alemanes del Volga, los vascos, los italianos. Nosotros estamos en cada uno de
esos actos para reflejar las culturas y las costumbres de nuestros pueblos. Pero no estamos en
esta ley. Sinceramente, nos duele mucho.
Podría hablar un montón de este articulado, pero no lo voy a hacer. Solamente nuestro
reclamo, señores senadores, es: por favor, téngannos en cuenta, porque si las pymes no somos
consideradas en esta ley ––como hoy está redactada––, tenemos fecha de vencimiento.
¿Y por qué lo digo? Porque el articulado prevé que las empresas de servicios públicos
monopólicas puedan entrar en el mercado. Y ahí ustedes deberían estudiar qué significa esto.
Para nosotros quiere decir que una empresa que tiene una gran capacidad económica de
funcionamiento, que presta servicio de alumbrado público, de luz, de agua potable, funerario;
que presta dinero, que vende artículos del hogar, que cría chanchos, que tiene tambo, va a
competir con nosotros, que lo único que hacemos es televisión por cable.
Lo que más nos duele a las pymes es que están amparadas bajo la ley 20.337. Señores,
ley de la dictadura. ¿Y saben qué dice ––y nadie la cambia––? Obviamente, tiene el
pensamiento militar, no tengo la menor duda. Las minorías no están contempladas allí. En las
cooperativas, el que gana la Presidencia pone quien audita, quien controla y quien fiscaliza.
Eso a nosotros nos parece que no es correcto. Ya la democracia está muy madura. ¿Cómo no
van a tener participación las minorías? Las mayorías gobiernan, las minorías controlan. En esta
ley ––la 20.337–– no están contempladas. Y no hablo de todas las cooperativas. No se
equivoquen, señores. Hay excelentes cooperativas; hay excelentes cooperativistas.
Ahora, en el plano de la igualdad todo es posible; en el de la desigualdad todo es
imposible.
Nosotros no podríamos competir con empresas cooperativas de servicios públicos.
Seríamos candidatos a desaparecer a muy corto plazo.
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De mi parte quiero agradecer, en nombre de todas las pymes argentinas, la oportunidad
que nos han dado. Realmente me siento muy satisfecho porque han escuchado el reclamo de
estas cinco mil familias que viven...
Me gustaría que hoy el gremio estuviera acompañándome. Porque si esta ley sale, ellos
también van a perder tres mil empleados. Ninguna cooperativa de servicios públicos de esa
naturaleza necesita nuevos empleados para prestar su servicio. Lo que habría es una pérdida de
empleados y no habría reposición de mano de obra, eso no es cierto. De hecho, podemos
demostrarlo donde ellos están funcionando. Imagínense que hoy están prestando servicios
infinito. Tienen las camionetas, las escaleras y el personal. Pasan por el mismo domicilio,
hacen la doble instalación en dos minutos y encima va en una sola factura tan completa como
la que tengo aquí. Todos los servicios.
¿Saben cuál es la diferencia con nosotros? Nosotros pagamos Impuesto a las Ganancias
e Impuesto a los Capitales. Las cooperativas no están alcanzadas por ninguno de estos
impuestos. Miren la gran desigualdad que hay.
Pero como si esto fuera poco, estos 400 millones que invertimos y todavía no
terminamos de pagar -porque no se crean que somos millonarios, lo hemos hecho a base de
gran esfuerzo y de créditos-... Las cooperativas tienen un último párrafo donde dice que
capitalizan hasta el 17 por ciento, o sea, tienen la posibilidad de la autofinanciación por medio
de los servicios monopólicos que prestan. Miren la diferencia que hay con nosotros. Gracias,
muy amables.
Sr. Presidente. –– Ahora vamos a invitar al señor Osvaldo Guillermo Francés, representante
de la Confederación de Radios y Medios de Comunicación de Argentina. Y después vamos a
hacer preguntas a los tres expositores.
Sr. Francés. - Buenos Aires días a todos.
Agradezco la buena disposición de los senadores presentes, de los presidentes de los
bloque y de los integrantes de las comisiones. Y quiero agradecer especialmente a una
senadora que está ausente, la senadora Quintela, quien el año pasado fue la primera que en 25
años abrió las puertas de esta casa para que tuviéramos un debate amplio y abierto entre todos
los comunicadores.
Quiero agradecer también a los senadores Martínez, del radicalismo -que salió-,
Calcagno y a Perceval.
Esta Confederación está compuesta por ARAMI, que es la Asociación misionera;
ACOPROEFM, que es la de Corrientes; ARBIA, que es nacional; ASFOR, que es de Formosa;
ACAPI, que es nacional de páginas web y periódicos digitales; ARMICOBO; ASFRA, de
Jujuy; AMECO, de Santa Fe; ARC, de Catamarca y NAC & POP. Es decir que estamos
hablando de una representación de unos 1.200 medios de comunicación pymes.
Nuestra postura es, desde el inicio, después de 26 años de lucha, apoyar esta ley.
Venimos trabajando desde hace por lo menos 6 años, somos integrantes de la Coalición,
fuimos parte de los 21 Puntos.
Somos integrantes de la CGERA, la Confederación General Empresaria de la República
Argentina, donde conforman empresas pymes.
Nuestro pedido es, a partir de estos 26 años, que tengamos un rápido debate en esta
Cámara ––ya pasó por Diputados–– y una sanción de una ley de la democracia que nos
merecemos todos los argentinos.
Desde el retorno a la democracia esta deuda con el pueblo argentino y la sociedad civil
no resiste mucho análisis.
Muchos representantes periodísticos que dejaron los gobiernos cívico militares en los
últimos 30 años han mantenido un mensaje único, que es direccionado, que es en contra de
beneficios generales del pueblo. Hablan de libertad de expresión, de opinar, pero es un mensaje
que está monopolizado. No solamente en el negocio o el comercio, que es el monopolio, sino
en lo que se dice.
Hoy el Poder Ejecutivo presentó un proyecto de ley ya pasado, donde nosotros
trabajamos desde las bases, como dijo ya Néstor Busso. Es un proyecto que venimos amasando
desde hace más de diez años y hace cinco, lo conformamos con los 21 puntos que están
integrados, en parte, como también dijo usted, senadora, en este proyecto de ley.
El país requiere ya en su bicentenario que se le dé acuerdo a esto, que esté reconocido
todo el trabajo social que tiene desde los sindicatos, los emprendimientos pymes o micropymes
y las organizaciones sociales; las empresas transnacionales, algunas con bancas off shore que
nadie sabe a quién responden o que están dictadas desde el exterior. Por eso la nueva ley es una
cuestión de Estado.
El derecho a la comunicación es un derecho humano, no es propiedad de nadie en
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particular sino que es un derecho de toda la sociedad, en donde estamos todos incluidos. Y
mientras unos pocos controlen la comunicación o la monopolicen esta democracia va a estar en
riesgo, va a estar acosada, va a estar cuestionada; y, si no, miremos lo que hoy está pasando en
Honduras. Eso es un ejemplo de que cuando no está bien democratizada la comunicación se
corren riesgos.
Nosotros consideramos, luego de 26 años, que este proyecto incluye muy buena parte
de los más de 72 proyectos presentados, desde el radicalismo, desde Bonazo, desde Lozano y
desde el justicialismo; consideramos que esos proyectos se unifican en esta inciativa, y por eso
lo avalamos. Además, también lo consideramos como propio, porque con los 21 Puntos pasó a
ser propio de todos nosotros.
Actualmente en la República Argentina hay unos seis mil medios de comunicación que
no están legalizados, que están en una situación medio en el aire, que por la mora que tiene el
Estado y la mora que tienen los legisladores, que no han legislado sobre esto, están en una
situación que sí y que no. Por eso es fundamental que tengamos esta ley.
La Confederación de Radios y Medios de la República Argentina que yo estoy
representando aquí, si bien en su mayoría somos pymes, micropymes, hay algunas cooperativas
y buenas organizaciones sociales, creemos que nuestra situación se va a regularizar únicamente
cuando estemos bajo una ley de la democracia, que haya sido debatida, que esté bien debatida
por todo el país y que esté consensuada. Creo que el trabajo final será el debate entre ustedes,
senadores, y la aprobación.
Esta ley también va a ayudar al mantenimiento de más de 60 mil puestos de trabajo,
entre directos e indirectos, que hay en esos 6 mil medios pymes que están sin legalizar. Este es
un tema que no he escuchado mucho por ningún lado, pero es importante. Son 60 mil puestos
de trabajo que se van a legalizar. Porque, aparte, los medios que hoy no están legalizados, al
pasar a la legalidad van a poder reinvertir y tomar empleados de la manera en que los tienen
que tomar, cosa que hoy muchos lo hacen y muchos no por el riesgo que se corre.
También quiero aclarar algo sobre la autoría del proyecto, porque se dice que es una ley
K o que es del kirchnerismo. Nosotros venimos trabajando en este tema desde el año 1983,
cuando nos convocó el doctor Alfonsín. Finalmente su proyecto no pudo avanzar, terminó
como sabemos, y después siguieron presentándose otros proyectos.
Nosotros construimos, desde los 21 Puntos, una parte fundamental de este proyecto. Por
eso, no es un proyecto de este Gobierno, no es un proyecto del kirchnerismo. Lo que hizo el
kirchnerismo o la presidente de la Nación fue tomar nuestro trabajo, hacer la redacción final y
elevarlo al Congreso de la Nación, pero que quede claro que es un proyecto nacido desde
nosotros.
Se habló de algunas asociaciones nacionales e internacionales que ven mal este
proyecto. Al respecto quiero decir que esas asociaciones, que aparte son representativas de los
grupos concentrados, de las asociaciones empresariales, y que no son asociaciones de
periodismo ni dependen de la ONU o de la UNESCO, nunca expresaron nada sobre la libertad
de expresión en nuestro país, por ejemplo, entre 1976 y 1983. Aquí hubo mordaza, hubo
censura y tuvimos muchos muertos, entre ellos 100 periodistas, y jamás escuché nada de parte
de ellas.
Creo que la senadora Estenssoro habló sobre el periodista Nelson Castro, que sacaron
de Radio del Plata, y también podemos decir que Liliana López Foresi estuvo 16 años fuera de
juego y no escuché a nadie decir nada al respecto, y hace muy poco sacaron a Alejando Apo de
Radio Continental —que pertenece al Grupo Prisa—y tampoco escuché mucho sobre ese tema.
Son situaciones que entre todos tenemos que ir mejorando, pero considero que este
Gobierno no es un censor ni tampoco lo es esta ley, porque justamente el poder que tiene ahora
deja de existir con esta ley. Hoy el COMFER puede dar, sacar y otorgar y, por un decreto, el
presidente puede hacer y deshacer por la ley de la dictadura que actualmente tenemos.
Creo que este proyecto es superador a toda esa situación.
Nosotros consideramos que el momento es hoy y ahora, y ojalá sea así. Esperamos que
tomen conciencia nuestros legisladores y que esta semana, en la que viene o luego del debate
final terminemos con una ley de la dictadura que nos dejó un golpe cívico militar —que no
sólo nos dejó esto sino también muchos muertos—y que avancemos con una ley de la
democracia. Y si hay que tocar algo que se lo haga —falta la reglamentación y falta el debate
entre ustedes—, pero es fundamental que tengamos esta ley de la democracia, porque es la
única que nos va a contener a todos los comunicadores de la República Argentina.
Desde Coalición de la cual formamos parte activa, hace 5 años que redactamos los 21
puntos básicos reclamados por todas las organizaciones sociales, sindicales, de derechos
humanos y entidades.
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Este proyecto es nuestro y del pueblo argentino, no es un proyecto de este Gobierno.
Lo repito porque se insiste en que este es un proyecto del Gobierno y no es así, es un proyecto
propio que este Gobierno tuvo la gentileza de tomarlo y llevarlo adelante.
Insistimos en que el momento es hoy y ahora, y en que mientras no tengamos una ley
vamos a estar con una democracia permanentemente castigada y en jaque.
Es definitorio, como en cualquier país democrático del mundo que tenga una ley
actualizada, una ley que nos contenga a todos.
En cuanto a lo que se dice sobre si este Congreso es legítimo o no es legítimo quiero
decir que para mí es muy legítimo, por demás legítimo. Recordemos cuando se trató la 125, los
superpoderes y cuando trata el Presupuesto.
Este Congreso tiene la obligación de representarnos hasta el 10 de diciembre; entonces,
también tiene la obligación y el deber de avanzar en este proyecto y, en los próximos 15 ó 20
días, darnos la alegría — después de 25 años y de 72 proyectos cajoneados que nunca llegaron
a lograr ningún efecto— de poder tener una ley de la democracia, porque nos lo merecemos
todos. Gracias.
Sr. Presidente. — Vamos a invitar a exponer al señor Pedro Lanteri, que es otro de los
invitados.
Sr. Lantieri. — Me presento. Soy Pedro Lanteri, periodista, miembro de la Federación
Latinoamericana de Periodistas, director de la radio de las Madres de Plaza de Mayo,
miembro de la Mesa Nacional de FARCO, el Foro Argentino de Radios Comunitarias y
miembro de la Coalición por una Radiodifusión Democrática.
Les agradezco a los señores senadores aquí presentes.
Perdónenme, porque no soy muy formal en muchos aspectos, pero estamos en una mesa
como de amigos, porque quedamos pocos. Falta el mate y estamos todos cómodos.
En un principio la idea era poder compartir no con los que están de acuerdo sino con los
que están en desacuerdo, porque de ahí crecemos y estaría bueno...
Sra. Estenssoro. — Perdón...
Sr. Presidente. — Sí, senadora.
Sra. Estenssoro. — No entendí qué dijo de Macri...
Sr. Lantieri. — No. Digo que como somos pocos y en este clima de cordialidad podríamos
tomar mate y en una ronda de amigos.
Sra. Estenssoro. — Ah, entendí mal. Creí que había dicho algo de Macri.
Sr. Lantieri. — No; hablaba de charlar en una ronda de amigos, sin tantos formulismos y sin
estar tan rígidos.
Yo vengo a compartir. En realidad, todo lo que podría decir ya lo dijo Néstor Busso,
porque compartimos los mismos ámbitos orgánicos. Entonces, vengo a compartir con ustedes
experiencias que, quizá, les sirva para la evaluación, porque lo técnico ustedes ya lo han
digerido. El día de ayer fue muy rico, y la primera parte de hoy también lo fue.
Yo quiero compartir con ustedes el hecho de que las radios comunitarias en nuestro
país existen desde hace más de 20 años, y aún no tener ningún tipo de pauta oficial no nos ha
preocupado. Las radios comunitarias sobreviven porque en su misma génesis está esa
supervivencia. Así como en nuestros pueblos las propaladoras sobrevivían, porque era el punto
de encuentro y alguien le acercaba algo al dueño de la casa donde propalaba, las radios
comunitarias sobrevivieron a todo porque pertenecen al seno de los pueblos y éstos hacen que
sobrevivan. Si no es con dinero, será con un chancho, con harina, y vamos a sobrevivir, porque
tenemos las radios comunitarias tenemos legitimidad, y lo que se está haciendo ahora es
transformar esa legitimidad en legalidad. Bienvenido, así sea.
Veintiséis años es mucho tiempo. En realidad, está discusión partió antes. Vengo a
compartir con ustedes la lucha de mis compañeros periodistas desaparecidos, que también
buscaban la libertad de poder compartir, porque comunicar es poner en común lo que ocurría
sin que nadie sea dueño de la información. Ustedes saben mejor que yo, porque muchos de
ustedes lo han sufrido, que el que tiene la información tiene el poder. Poner en común es el rol
de los que pertenecemos al campo popular.
Vengo a compartir con ustedes también la importancia para nosotros de haber sido
escuchados, porque siempre tuvimos voz. Yo no digo que venimos a hablar en nombre de los
que no tienen voz. El pueblo siempre tuvo voz pero no es escuchado muchas veces. Las radios
comunitarias y las radios populares, en realidad, lo que hacemos es ser un vehículo transmisor
de esas voces.
Vengo a poner en común la alegría de haber visto un proceso inédito —por lo menos en
los años de vida democrática que yo tengo, ya cercano a los 60 años, he visto, como algunos de
ustedes, casi todo— que me reconforta, nos reconforta. Esto es el consenso. Hemos trabajado
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desde nuestra organización, dentro de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, en una
forma mucho más madura de lo que es habitualmente, producto —creo yo— del capitalismo
que nos atravesó duramente: el individualismo.
A partir del consenso, rompimos el individualismo para poner cosas en común y eso fue
la Coalición, donde resignamos partes de nuestras ideas en aras de un bien común. Ese ejemplo
prendió, y yo lo vi en la Cámara de Diputados. Realmente, hubo diputados que no estaban de
acuerdo en muchos aspectos y entendieron la necesidad de cambiar un decreto ley por una ley
superadora y dejaron de lado pequeñas discrepancias, que pueden ser luego modificadas,
corregidas en aras del consenso. Ninguna ley es perfecta. No conozco ninguna ley perfecta. Sí
conozco que en aras de la perfección se demoran las cosas. Cuando yo surjo a la comunicación,
cuando nuestra emisora surgió a la comunicación no fue perfecta, y día a día se va mejorando
Vengo a compartir con ustedes algo que aprendí en mis años de estudiante de Derecho,
porque ustedes saben más que yo sobre eso, que toda ley tiene un espíritu y tiene un cuerpo. A
mí me ensañaron que lo importante es el espíritu y que el cuerpo es perfectible. Hoy día
estamos regidos por un decreto ley, no por una ley, que tiene en su espíritu lo más dañino que
atravesó no nuestro país sino nuestro continente, me refiero a la Doctrina de la Seguridad
Nacional. Estamos regidos por ese decreto ley que tiene en su espíritu la Doctrina de la
Seguridad Nacional, y lo que nosotros pretendemos es transformar ese espíritu de la
democracia que tanto nos ha costado a todos conseguir, pero que ya está afianzada. Este trabajo
en el consenso demuestra que la madurez llegó a todos los sectores y, por lo tanto, también
llegó a la clase dirigente.
Vengo a compartir con ustedes, y yo escuchaba a la senadora Estenssoro cuando habló
de las cadenas, que las cadenas y los medios forman lo que quieren. Acá están presentes
representantes de los pueblos originarios, y es un ejemplo simplemente, y ellos lo expusieron
en las audiencias públicas de la Cámara de Diputados y a mí me quedó prendido. En la
provincia del Neuquén se desalojó por la fuerza a pueblos originarios, se desalojó
violentamente por la fuerza de sus tierras que les pertenecen por ley. Algunos de ellos hicieron
un acto, como corte de ruta, y en los medios salió que cortaron la ruta. No salió que eso fue
producto de un desalojo violento e injusto. Acá y al país llegó, porque la red, justamente las
cadenas tienen eso, que los pueblos originarios cortaron la ruta. Como se manipula la
información, no se los tengo que explicar.
Néstor Busso habló hoy de cómo en los medios se puede cortar y pegar, y hacer que lo
que uno dijo se vea distinto. La amplitud, la perspectiva es que se abran nuevos canales de
comunicación, que hacen que esta democracia por la que todos hemos luchado -algunos más
otros menos, pero no dudo de que los que están acá presentes sí han luchado-, se afiance cada
vez más. El peligro ya no está, quizá, en los golpes militares, el peligro está en los golpes
mediáticos, y la única forma de combatir ese peligro es la multiplicidad.
Vengo a compartir con ustedes el deseo de esta ley, cuya génesis ya fue explicada, por
lo tanto, nos pertenece al pueblo, ni a ningún gobierno ni a ningún sector sino al pueblo, sea
aprobada por ustedes sin ninguna modificación. Porque si hay algo que sabemos, porque lo han
hecho público inocentemente, es que se esperan dilaciones para que nunca se pueda tratar una
ley.
Yo le vengo a pedir humildemente, con la humildad de los luchadores populares, con
firmeza, pero con humildad, que bienvenido el debate por el proyecto de ley de radiodifusión,
bienvenido el debate por todas las dudas que tienen, que aprobemos esta ley que nosotros —
hablo de la Coalición— hemos estado siguiendo, alertando sobre posibles cambios, cuidando
de que sea la misma que se generó a partir de los 21 Puntos. Luego, su sapiencia les dará
tiempo y oportunidad para mejorar lo que hay que mejorar. Pero por nuestra dignidad no
permitamos que un día más sigamos bajo una ley que tiene la Doctrina de la Seguridad
Nacional rigiendo los destinos de la comunicación de nuestro país. Muchas gracias.
Sr. Presidente. — Vamos a habilitar las preguntas a los tres expositores. Tengo anotados a los
senadores Fernández, Torres y Marino.
Antes de darles la palabra, quiero leerles la agenda del lunes. A la mañana, vendrán los
sindicatos: la Asociación Argentina de Televisión, la Asociación Argentina de Trabajadores de
la Comunicación, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, la Confederación de
Trabajadores de los Medios de Comunicación Social, la Unión de Trabajadores de la
Educación y ex sindicalistas de la Asociación Argentina de Televisión.
A la tarde, vendrán organizaciones de derechos humanos y del sector civil: las Abuelas
de Plaza de Mayo; el servicio de Paz y Justicia de la Argentina; el CIPEC, Centro de
Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento; el CELS, Centro de
Estudios Legales y Sociales y la Asociación de Derechos Civiles.
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La agenda del día martes será iniciada a la mañana con los constitucionalistas: Damián
Loretti, Gregorio Badeni, Fernando Lynch, Félix Loñ, Daniel Sabsay y Alberto González
Arzat.
A la tarde, vendrán los especialistas en derecho administrativo: el doctor Eduardo
Mertehikian y el doctor Valentín Thury Cornejo. Luego especialistas en comunicaciones: el
doctor Gustavo López, el doctor Henoch Aguiar, el doctor Guillermo Maestrini y el licenciado
Julio Bárbaro.
Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. — Yo le voy a hacer una pregunta al doctor Toledo. Primero, una aclaración.
Yo soy de Caleta Olivia, un pueblo donde obviamente los multimedios no existen, y soy
defensor de las PyMES y de los cables PyMES, pero tengo otra versión. Usted recién hizo
referencia a que han quedado en el país aproximadamente –el número no coincide– entre 650 y
750 cables. Tengo entendido que este número de cables, no era el original. Después de la
suspensión de la venta de licencias, y como consecuencia de la monopolización de la imagen
televisiva del fútbol, hay muchos cableros que efectivamente debieron vender a precios
bastantes interesantes.
Entonces, mi primera pregunta es: si el número existente de cableros que usted
representa –dentro de ellos está un cable privado que desde mi óptica es ejemplo en el interior,
como el de Caleta Videocable–... Originariamente, ¿cuál era el número? Porque tengo
entendido que en el camino quedaron muchos como consecuencia justamente de un abuso de
posición dominante en la venta de lo que yo denominaría producto estrella, que fue el fútbol.
¿Me lo puede contestar?
Sr. Toeldo. — Creo entender la pregunta.
La Red Intercable está formada por 530 localidades -nosotros intentamos pasárselo, vía
digital, a todos los senadores, si no les llegó, ya les va a llegar, donde enumeramos cuáles son
todas las localidades-, y de éstas, cuarenta y una nunca pasan fútbol, y esto por distintas
razones. En lo cultural -tengo que ser honesto-, no en todas las localidades gustan del fútbol.
Como no les gusta la televisión vasca, la española, la alemana, etcétera. O sea, las distintas
culturas crean distintas necesidades.
Realmente, si uno está cerca de la cordillera es muy probable que en nuestras
poblaciones, como Caleta Olivia –usted lo dice–, tengamos un canal chileno porque hay gente
de Chile viviendo –a lo mejor– en esa región. No lo sé, estoy presuponiendo. Pero sí le puedo
asegurar que en mi localidad, la colectividad más grande que hay es la vasca, y yo tengo que
tener un canal dirigido a ellos, porque uno presta servicio a lo que la comunidad quiere. No es
lo que a mí me gusta poner. Por supuesto entendimos y acompañamos a este gobierno cuando
dijo que teníamos que poner todos los canales de noticias en forma ordenada para que el
consumidor o nuestro abonado –como decimos habitualmente– tenga la posibilidad de ver del
2 al 6, todos los canales de noticias. Eso lo hicimos. No queríamos poner uno lejos o cerca,
realmente nosotros pusimos todos los canales. La pregunta, precisamente... ¿No sé si está
contestado lo del fútbol?
Sr. Fernández. — En realidad, el fútbol es un ejemplo. Indudablemente, es una cuestión
importante, pero tengo entendido, y además dicho por cableros –imagínese que yo de cable lo
único que sé es que pago el abono y veo la programación que me venden–, que había más de
mil cables, y más del 50 por ciento, como consecuencia del fútbol o qué se yo qué, se vieron
forzados o de alguna manera inducidos a vender. En la actualidad, más del 50 por ciento han
tenido que vender como consecuencia de esta operación que se generó a través del fútbol o de
imágenes que efectivamente se han monopolizado en la venta, y que solamente eran
distribuidas a cables que de alguna manera seleccionaban para vender.
Sr. Toledo. — Ahora le entendí mejor la pregunta, y le contesto. Nosotros somos justamente
los que nunca quisimos vender. Nunca quisimos dejar nuestras localidades ni quisimos ceder
nuestros derechos porque nos sentimos fundadores, y no vamos a vender. Lucharemos a
muerte, como lo hemos hecho en aquella época cuando empezó la transferencia de venta de
canales, y supongo que algunos lo hicieron por un muy buen negocio.
Ahora bien, nosotros también hemos sido tentados. Sin embargo, nos tuvimos que
agrupar en Red Intercable porque era la manera de formar una unidad económica, y como
normalmente todas estas actividades tienen que ver con esto... Muy sencillo para contar. En la
Capital Federal, en la manzana de aquí enfrente, existen 800 abonados. En la localidad del
senador, 425 y esto corresponde más o menos a cuarenta o cincuenta veces la inversión de
esta manzana. Nosotros nos quedamos y lo hicimos a riesgo propio y a inversión genuina. Es
decir, nosotros invertimos nuestro dinero y capital. No vendimos ni pensamos vender.
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Obviamente, nos gustaría que algún día las telefónicas o YPF vuelvan a ser argentinas. No
tengo la menor duda, a mí me fascinaría.
Sr. Fernández. — Le voy a hacer otra pregunta. Yo comparto con usted la preocupación, y
quiero decirle lo siguiente. Nosotros seguimos el debate en la Cámara de Diputados, y
entendíamos dos cosas. La primera era que esta ley -y en esto creo que hay coincidencia– ha
demorado en salir muchísima cantidad de años, y como consecuencia de la no implementación
de una norma jurídica que estableciera reglas de juego, se había generado una fuerte
concentración. Y en ese sentido está trabajando la señora senadora Silvia Gallego, en un
proyecto PyME que de alguna manera establece prioridades. Primero, esto realmente genera un
problema cierto y establece una distribución plural y democrática de todos los medios. En
segundo lugar, una ley PyME que aborde el problema que efectivamente en esta ley, al igual
que en el paquete publicitario oficial, no se podía tocar en profundidad. Esto para tranquilidad
de la PyME, porque en el Senado de la Nación hay un ánimo pro PyME. Lo que nos pareció
fue que mezclar las dos cosas era un tanto equivocado.
En ese sentido, creo que la ley tiene un elemento que me parece importante y que yo,
por lo menos, no se lo escuché decir. En esta ley –y esto es una reivindicación a los cableros.
Concretamente, el cablero cuando compra la imagen –si yo me equivoco, usted me corrige–,
compra el contenido de un programa. En el contenido del programa, los canales emisores
emiten publicidad. Y esa publicidad se retransmite por los cables en cada localidad, sin que el
cablero reciba un solo centavo por ella. Sin embargo, esta ley prohíbe eso, es decir, si las
grandes empresas que publicitan en las cadenas —las que usted quiera— emiten la publicidad
en el canal emisor para luego reproducirla en el cable, tendrán que arreglar también con los
cables, en forma particular o en forma agrupada, como estén. Y entiendo que ese es un salto
cualitativo que da la ley, que beneficiará a las Pymes que hasta el momento compran, por
ejemplo, el producto “fútbol” y transmiten gratuitamente toda la publicidad del canal emisor.
Reitero, en esta ley eso está prohibido y me parece que, en ese aspecto, se da un salto
cualitativo. Queda pendiente -y se lo repito para que usted también lo comente- un proyecto de
ley Pymes que efectivamente complemente esto, que está siendo trabajado por la senadora
Silvia Gallego de La Pampa con un conjunto de senadores. Por otro lado, nos pareció que
mezclar ese proyecto, por lo menos, era imprudente.
La reflexión sobre la segmentación de la publicidad, ¿no le parece un agregado a favor
de los intereses que representa?
Sr. Toledo. — Le tengo que contar que cuando la televisión nació, lo hizo sin publicidad.
Nosotros que le dimos nacimiento a la televisión, porque muy poca gente lo sabe, teníamos una
casetera, veníamos a grabar a Buenos Aires, porque no existía el satélite.
En una localidad, en la primera que comencé, yo transmití la semana siguiente del día
lunes, el programa del lunes de la semana anterior, porque ese casete lo pasábamos por siete
pueblos distintos, hasta que llegaba a mi localidad. Después, con el satélite cambió un poco la
historia; no teníamos satélite. Benini —y con seguridad Pichetto lo sabe— andaba con un
globo aerostático prestado no sé por quién, para ver si podía recibir una señal, porque satélite
no teníamos.
La llegada de la publicidad viene de mano de cosas tristes y esto, en honor a la verdad,
lo debo confesar. En el pleno período de la pesificación del uno a uno, nos plantamos y
cortamos las señales, en aquella oportunidad, a la empresa Turner, TNT y Cartoon Network,
porque nos querían cobrar en dólares, cuando nosotros el abono lo cobrábamos en pesos.
Entonces ¿cómo íbamos a pagar en dólares los contratos, si recibíamos pesos? Entonces,
hicimos un corto publicitario que nunca olvidaré: los argentinos, compramos, pagamos y
ejercemos nuestra moneda nacional y no toleramos ni valoramos otra. De esa manera, la
industria de la televisión por cable estuvo un año sin pasar esas señales y con este ejemplo el
resto de las señales entendieron que no se podía cobrar.
Ahí se abre un capítulo, que si bien no ha sido gracioso ni generoso —ni puedo decir
que lo comparta plenamente—, que nos hizo formularnos: ¿cómo cubrimos la faceta de la
diferencia económica en relación con el resto del mundo televisivo? Y la realidad nos hizo
aceptar el ingresó de un porcentaje de publicidad, porque por medio de esa publicidad ellos
iban a recuperar lo que en definitiva el pueblo argentino no estaba en condiciones de pagar.
También es cierto que si eso comenzó así y hoy estamos en estabilidad, podría
retrocederse. Nosotros creemos que al abonado no se lo debe bombardear permanentemente
con publicidad. Es más, los abonados hacen zapping permanentemente.
Por otro lado, estamos en desacuerdo en que una obra, como una película de las que
llamamos del cine mundial, reciba un corte de publicidad en pleno drama porque se rompe
todo el arte y la belleza de la película.
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Sin embargo, sí entendemos que el mercado funciona así, que necesita parte de la
publicidad. De hecho, Canal 7 tiene publicidad y supongo que la debe necesitar sino no la
tendría.
Sr. Fernández. — Voy a poner como ejemplo un programa de fútbol o una película: me
imagino que el cablero compra la película y a partir de ahí vende el abono. Aquí hay una vieja
discusión si los cableros pueden hacer publicidad o no. Esta ley dice que sí, que cuando usted
compra el contenido, el casete de publicidad el canal emisor solamente puede distribuir esa
publicidad que le contrataron en el lugar de su influencia, pero a ustedes les tienen que llegar el
contenido solo, a fin de que si ustedes replican publicidad, la puedan cobrar.
Sr. Toledo. — Coincido.
Sr. Fernández. — A mí, en su momento —quizás esté equivocado— me pareció que esto era
en favor, una mejora para los cableros, y de alguna manera un reconocimiento a lo que, repito,
fue una histórica pelea de los cableros, de los que resistieron y se quedaron, porque los otros se
fueron, porque les había dejado de ser rentable el negocio como consecuencia de que no
necesariamente estaban vinculadas con su actividad empresarial, sino porque el producto les
resultaba más caro comprarlo.
¿Esto es así o no?
Sr. Toledo. — Nosotros no compartimos la publicidad panregional, simplemente porque no
participan ni nuestros actores ni nuestros locutores ni se facturan en la República Argentina. El
pretexto es que todo el paquete sube vía satelital no sé dónde, desde Miami —por decir algún
lugar—, hoy por hoy, nosotros no podemos tocar ese paquete.
Sr. Fernández. — Con esta ley sí.
Sr. Toledo. — Le agradezco, me sumo y hago votos, y si hubiese publicidad dentro de la
televisión, me gustaría esté en manos de nuestros actores y locutores y que se facture en la
Argentina y que se pague en la Argentina.
Sr. Fernández. — Yo comparto plenamente. Por eso era mi inquietud. Le agradezco.
Sr. Presidente. — Algunas reflexiones. Entiendo que es bueno que los cables puedan hacer
publicidad en su señal, según este proyecto de ley. Y en las señales que retransmiten, si hay
publicidad, es de ellos. Seguramente es una cuestión buena.
De todas formas, cuando se aplique de la ley, seguramente aquella señal que venía con
publicidad, al cobrarla el cable, implique que el que le venda la señal, se la venda más cara. No
sé si ese efecto se producirá o no. Habrá que verlo.
En segundo lugar, quiero destacar que cuando modificamos la Ley N° 22285 yo fui un
firme defensor de que las cooperativas de servicios públicos constituían un peligro para los
pequeños cables en el interior de la República Argentina. Y esta opinión la sigo manteniendo.
Tiene la palabra el señor senador Torres.
Sr. Torres. — Sí, yo soy de la provincia de Misiones donde el movimiento cooperativo es muy
importante en todos los sentidos y entiendo el gran esfuerzo que hace la televisión por cable en
los pueblos pequeños. En este sentido, creo que el producto que ha quedado en los pueblos
pequeños, como consecuencia de esta monopolización de estas grandes empresas, en algunos
casos se han resistido a vender pero que en otros lugares no han intentado comprar, ya que no
resultaba económicamente rentable.
En el caso de mi provincia, a pesar de la gran cantidad de cooperativas de servicios que
existen, son muy pocas las que operan en cable. Justamente, la competencia era con estas
señales monopólicas -no era con cables locales- por tener un buen servicio. Porque se da la
paradoja con estas empresas monopólicas de cable, Multicanal y Cablevisión, que hay
diferencias en el servicio que brindan en Posadas y en Buenos aires. En el interior uno paga
más pero recibe un servicio de menor calidad, con menor tecnología. Esto pasa con estas
empresas monopólicas. Son las mismas empresas, pero en Posadas a mí me sale más caro y no
tengo la cantidad de canales que tengo acá en Buenos Aires. Vengo acá y veo un montón de
canales y la tecnología es muy superior a la que está instalada en la provincia.
Con estos servicios monopólicos nos sentimos como ciudadanos de segunda, porque lo
que no usan en Capital Federal, lo van dejando para las provincias, para que nos arreglamos
como podamos, mientras ellos siguen con muchas ganancias.
¿Usted no cree que esta situación de ir contra los monopolios favorecerá a las empresas
como ustedes?
Sr. Toledo. — Nosotros hemos sobrevivido toda esta época. Y le voy a ser honesto:
competimos con ellos en 16 lugares, y no nos va nada mal. ¿Sabe cuál es la ventaja que
tenemos? Nosotros somos nativos, vivimos en ese pueblo, generamos un noticiero y estamos
todo el día con el pueblo y la gente. Crecemos en abonados lo que no crecen ellos. A nosotros
en esa competencia -tengo que ser honesto- no nos ha ido mal.
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Como usted me habla de Misiones, quiero recordarle algo: la cooperativa de Eldorado supongo que la debe conocer- trabajó con Red desde la fundación. Esa cooperativa nació al
igual que nosotros, hace muchísimos años. Dentro de Red Intercable también acobijamos a las
cooperativas que le dimos nacimiento a la televisión. Ahora bien, no es lo mismo aquello que
le dimos nacimiento, que hoy aparezcan cooperativas de servicios públicos monopólicas a
competir con nosotros. Son dos cosas distintas.
Yo nunca dejaría de apoyar a la cooperativa de Eldorado. De hecho, su presidente y
asociados han compartido la casa de Red Intercable todas las veces que ha sido necesario y les
hemos prestado toda la ayuda y el servicio, tanto a ellos como a otras. Por nombrar algunas,
Baldissera y Puán son todas cooperativas que están dentro y acobijadas, porque nos sentimos
hermanos.
Sr. Torres. — Eso lo entiendo perfectamente. Incluso, la cooperativa Oberá, que quiere hacer
el mismo sistema que Eldorado, no está compitiendo con una empresa nativa, sino con
Multicanal o Cablevisión, justamente para brindar un servicio más barato y accesible a sus
asociados. Y no creo que eso esté mal. Ustedes compitieron pero, si se desmonopoliza este
servicio, ¿no es favorable a ustedes?
Sr. Toledo. — Miré, yo estoy totalmente en contra de lo que sea monopolio. De hecho, estoy
muy en contra de Telefónica, que hace y nos cobra lo que quiere, nadie la controla y, sin
embargo, la tenemos vivita y coleando. Lo digo porque es la empresa que más reclamos de
usuarios con relación a defensa de la competencia. El monopolio es algo que realmente no le
sirve a nuestro país.
Sr. Torres. — Yo entiendo todo lo que me dice, pero no me contestó la pregunta.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Marino.
Sr. Marino. — Para José Toledo: a su criterio, ¿cuáles son los aspectos de la ley que usted
considera que pueden llegar a afectar la actividad de los cableoperadores? Otra pregunta que va
calzada con la que acabo de formular: ¿Cuáles son las correcciones que ustedes creen que se
deberían realizar en esta sanción de la Cámara de Diputados que estamos tratando? ¿Qué es lo
que nos sugieren o lo que creen que debería modificarse para adecuar a los cableros en
igualdad de oportunidades, condiciones y obligaciones, en función de lo que acaba de decir?
Sr. Toledo. — Señor senador: con toda honestidad, las empresas pymes nos iríamos de este
recinto terriblemente satisfechas si el artículo 30 es corregido. Obviamente, siempre hay
mucho por pedir, pero nosotros, las empresas pymes, no nos destacamos por ser angurrientas.
El artículo 30 sería suficiente para acomodar a las empresas pymes para poder seguir luchando
y trabajando por nuestro país, para poder sobrevivir, dado que esta nueva ley no contempla a
las empresas pymes.
Sr. Presidente. — Aclare cuál es el artículo 30, por favor.
Sr. Toledo. — El artículo 30 habla de las cooperativas de servicios públicos que pueden
competir con las empresas pymes. Eso a nosotros nos haría desaparecer. Vuelvo a repetir:
cooperativas de servicios públicos de conducta monopólica. Nosotros ni ninguna pyme podría
sobrevivir.
Nosotros podemos competir y, de hecho, lo hacemos. Para quienes no saben, yo
competí en Carhué, mis socios en Pellegrini, Tejedor, Tres Lomas, en infinidad de localidades.
Ocurre un fenómeno muy particular que es importante que ustedes lo sepan. Yo he dicho que
cruzando la cuadra, aquí, en una sola manzana hay 800 abonados. Es fácil atenderlos. ¿Saben
lo difícil que es atender una localidad como Rolón, General Campo o Colonia Santa Teresa?
¿Saben cuántos abonados tienen? 120. Y ahí estamos prestando el mejor servicio. Nosotros
hemos digitalizado nuestras redes. Hemos invertido 400 millones, que todavía estamos
pagando, a riesgo propio, como empresa pyme.
Sr. Marino. — ¿Ustedes han estudiado la posibilidad de llegar a hacer una interacción entre
las empresas de cable y las entidades de la sociedad civil para la elaboración y posterior
emisión de contenidos?
Sr. Toledo. — Sí, por supuesto. Lo hacemos permanentemente. Nosotros trabajamos
mancomunadamente con un montón de instituciones nacionales para generar contenidos. Es
más, tenemos estudios que los cedemos en forma gratuita para que cada uno vaya a expresar
culturalmente su habilidad y capacidad.
El año pasado generamos en contenido algo así como 865 programas que compitieron
con los premios que la televisión por cable da una vez al año para tratar de fogonear e impulsar
a cada uno de aquellos emprendedores que tenemos en nuestras localidades. Porque allí
tampoco están los directores de nombre y conocidos, sino que la mayoría son nuestros vecinos.
Mañana están los premios en la provincia de Santa Fe, que se entregarán a las
producciones pymes de dicha provincia. Hay un sinnúmero de producciones de alta calidad.
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Mañana se presentarán entre 300 y 320 exposiciones de trabajos hechos durante el año, que
estamos premiando.
Sr. Marino. — Hago dos últimas reflexiones a los otros dos expositores.
Al señor Lanteri, le agradezco su presencia. Creo que usted usó un término que es el
que nosotros venimos reclamando. Usted habló de consenso. Es cierto, hay leyes que necesitan
de un gran consenso. Son leyes para convivir y hay que intentar hacer todos los esfuerzos para
llegar al consenso.
Usted se refirió a la dictadura. Todos los que estamos sentados acá, quédese tranquilo,
aborrecemos ese período y no lo queremos nunca más.
Pertenezco a la Unión Cívica Radical y muchos gobiernos constitucionales de mi
partido se vieron afectados por estas personas que creían que tenían el derecho de gobernar sin
la voluntad popular, con lo que conlleva todo eso, más allá de que los gobiernos se caigan y
todo lo que eso trae detrás. En eso vamos a coincidir plenamente.
Cuando usted usa la palabra consenso, justamente el consenso debería permitir que
quienes creemos que hay que hacer una nueva ley, porque uno de los aspectos es que la ley es
de la dictadura, también nos sentimos con la necesidad de que se nos escuche y de que lo que
proponemos desde la oposición —por lo menos en el caso de la Unión Cívica Radical— son
modificaciones enriquecedoras que tienden a perfeccionar, mejorar y elaborar una ley que no
vaya en contra de alguien y a favor de algunos, sino que vaya a favor de la sociedad.
Por eso creo que merecemos este debate y creo que se pueden introducir modificación
que hacen a la claridad, a la transparencia y a la igualdad de oportunidades, obligaciones y
derechos. Y a una cosa que es fundamental, que es el derecho no sólo a la libertad de expresión
y de prensa, sino también a la libertad de información. En esto queremos contribuir, a esto
queremos aportar.
Me parece que acá no hay que entrar en el debate que si se introducen modificaciones
vuelve a Diputados y si vuelve a Diputados no vamos a tener ley. Creo que tenemos que
ponernos todos los pantalones largos, pensar con el corazón argentino y no con el corazón
partidario, y si logramos eso, seguramente vamos a tener una ley abarcativa, fruto de lo que
usted planteo muy bien, que es el consenso.
Sr. Lanteri. — Lo entiendo. Es más, ustedes tuvieron un presidente de su partido, el Arturo
Illia, que fue derrocado justamente por los medios de comunicación, cuando se presentó en
contra de las industrias farmacéuticas. Ustedes lo han vivido en carne propia.
Me parece positivo lo que usted dice. Lamentablemente no fue la misma actitud en la
Cámara de Diputados por parte del bloque de su partido y tampoco en las audiencias públicas
donde hubo pocos diputados presentes para compartir con nosotros la charla, estas expresiones
diferentes que permiten crecer y significarse.
La experiencia me indica la necesidad de cambiar ya. Obviamente, no impongo nada,
sólo sugiero. Son 26 años de discusión. Usted lo sabe porque cuando el presidente Alfonsín o
el gobierno de la Alianza plantearon el tema de los medios de comunicación se anuló todo, se
terminó en aguas de borrajas, no pasó nada. El consenso surgió del pueblo, del seno de las
organizaciones libres del pueblo, y ese consenso es transmitido.
Por supuesto, sería ideal que acordemos todo, pero también hay ciertos términos y
plazos para concretar. Insisto, toda ley es perfectible y es el juego de la democracia. Aquello
podemos modificarlo o no, no nos abroquelemos si esta fue nuestra o esta de ustedes. Lo único
que hay que derrotar del todo es la doctrina de la seguridad nacional y la herencia de la
dictadura.
El resto se puede trabajar, y muchísimo, en esta madurez democrática. De allí la
impresión que yo tengo y quiero transmitírsela con absoluta honestidad en cuanto a los plazos.
Obviamente eso lo maneja la Cámara de Senadores, la Cámara de Diputados y el proceso
democrático que todos estamos respaldando.
Sr. Marino. — Usted hizo referencia a un gobierno que para los radicales es una institución.
Cuando se habla de Arturo Illia se habla de honestidad, de transparencia, de responsabilidad y
de lucha contra los monopolios. Por eso cuando a veces se interpreta que quienes queremos
introducir modificaciones porque estamos convencidos de que debemos hacerlo, se dice: estos
legisladores responden a los monopolios. Justamente, el radicalismo siempre estuvo en contra
de eso. Se nos cayó un gobierno, pero no se nos cayeron los principios. Entonces, vamos a
seguir insistiendo con esto.
Así que le agradezco. Y Ojalá que nos permitan introducir modificaciones que creo que
van a sumar.
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Al señor Busso, como le dije al comienzo, creo que esto es muy bueno. Ustedes han
hecho un gran trabajo. No le voy a repetir lo que le dije hoy pero creo que gran responsabilidad
de que estemos tratando este proyecto de ley es de ustedes.
Desde la Unión Cívica Radical compartimos los 21 puntos pero permítame decirle algo:
si esto se aprueba tal cual viene de la Cámara Diputados, yo me voy a sentir defraudado,
porque no están contemplados taxativamente los 21 puntos que ustedes, con tanto esfuerzo, han
elaborado con todo el criterio. No los veo contenidos dentro de la sanción de la Cámara de
Diputados. No me gustaría que lo defrauden a ustedes ni a mí, pero, fundamentalmente, no me
gustaría que se defraude a la sociedad argentina.
Sr. Presidente. — La senadora Gallego pide una interrupción.
Tiene la palabra la señora senadora Gallego.
Sra. Gallego. — La verdad me llama la atención la última parte de tu discurso. Pido disculpas
pero no puedo dejar de pedir esta interrupción.
Todos los ciudadanos tenemos derecho a peticionar, pero cuando hablamos del tan
mentado consenso quien va a la mesa del consenso sabe que para consensuar desde distintas
posiciones no puede pretender obtener el 100 por ciento de las que serían sus pretensiones
legítimas como sector o como opinión.
No me parece que sea adecuado que un sector que ha trabajado durante muchos años en
el logro de esta ley hoy se sienta burlado en su intencionalidad y en su trabajo porque algunos
de esos 21 puntos que elaboraron no están puestos en su totalidad o que solamente están
puestos parcialmente en la ley. No se corresponde con el criterio del consenso. Cuando uno se
sienta en una mesa de consenso buscando aquellos denominadores comunes o situaciones que
nos permiten avanzar en la búsqueda de ese consenso sabe que tiene que ir, obligadamente,
dispuesto a resignar algunas de sus apetencias.
Esto no significa burlar la buena fe, ni la disposición ni el trabajo ni el expertise de
quienes han trabajado en esta propuesta, ni siquiera burlar al resto de los sectores.
Quería hacer esa aclaración, pido disculpas.
Sr. Presidente. — Vamos a darle la palabra al señor Busso para que pueda responder.
Sr. Busso. — Gracias, senador por su valoración del trabajo realizado por la Coalición y la
puesta en debate y defensa de los 21 puntos. Pero, con todo respeto, permítame decirle que
quienes los elaboramos y los pusimos en debate y los seguimos defendiendo entendemos que
esta ley los contempla. Quienes lo entendemos así somos quienes, desde hace mucho tiempo,
venimos trabajando en esto: las carreras de Comunicación, de Ciencias de la Información y
Periodismo de todas las universidades nacionales; son todos los sindicatos que representan a
todo el arco de los trabajadores de comunicación del país con sus asesores jurídicos; son los
movimientos sociales, etcétera.
Creemos que tenemos suficiente conocimiento y asesoramiento para defender e
interpretar esos puntos que elaboramos. Por lo tanto, humildemente le pedimos que apoyen este
proyecto teniendo en cuenta que cada uno desde su sector quiere algo más y que esto es
producto de un largo debate.
Creo que podríamos presentar un pliego de reivindicaciones desde el sector de las
radios comunitarias, desde los trabajadores de la comunicación, desde las universidades y
desde los diversos cultos. Hemos llegado a este proyecto después de un largo debate de la
propuesta de la presidenta que cuestionamos en algunos puntos y a la que propusimos
modificaciones. Esta propuesta fue modificada por más de 1.200 aportes realizados en 24 ó 25
foros a lo largo y ancho del país y, a su vez, fue mejorada con las modificaciones propuestas
por los bloques de la oposición en los cuatro días de audiencias pública que se llevaron
adelante en la Cámara de Diputados.
Lamentablemente, y reconociendo todos los aportes que su partido ––la Unión Cívica
Radical–– ha realizado en estos casi veintiséis años de democracia, es una pena que no haya
participado o lo haya hecho en menor medida en estos debates. Desde la Coalición por una
Radiodifusión Democrática nos habría gustado que esa participación hubiese sido mayor,
posiblemente para enriquecer el proyecto.
Por otro lado, quiero decirles que si comparamos este proyecto con aquellos
presentados por su partido en todos estos años, no se encuentran diferencias sustanciales en los
temas que hoy se están discutiendo: autoridad de aplicación y plazo de adecuación a la ley.
Con lo cual, comprendo que existan otras motivaciones políticas, y las respeto, pero la
Coalición sostiene con firmeza, producto de largos debates y discusiones, este proyecto que
recoge no sólo el espíritu sino la letra de los 21 puntos, salvo algunos pequeños detalles que
resignamos justamente en función del consenso que hemos promovido.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Marino. Le pido que sea breve.
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Sr. Marino. –– No quiero que me mal interprete. Cuando le dije que me sentía defraudado,
no lo dije por usted ni por la Coalición. Lo que quise decir es que si se aprueba este proyecto,
me sentiré defraudado porque, a mi criterio, no se incluyen los 21 puntos con los que realmente
coincido. A la senadora amiga y colega de La Pampa, le digo que todos estamos de acuerdo
con el consenso. Usted recién dijo algo genial y espero que lo pongamos en práctica. Cada vez
que uno concurre a una reunión, a un debate o lo que fuere, lo tiene que hacer con la mochila
de la humildad y con la convicción de consenso. Voy a poner un ejemplo burdo: si quiero
modificar diez puntos que a mi criterio son los que se deberían modificar, y podemos cambiar
cinco, ya es un gran avance. Usted lo dijo, no pretendan modificar el 100 por ciento, pero
aunque sea permítannos modificar los aspectos fundamentales del corazón de la ley. De esa
manera, vamos coincidir todos.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Colazo. Tengo anotados a los senadores Fellner,
Martínez y Parrilli. Con ellos terminaríamos la ronda de preguntas y pasaríamos a un cuarto
intermedio de cuarenta y cinco minutos.
Sr. Colazo. –– En primer lugar, quisiera agradecer a toda la gente del panel, en especial, a
Néstor Busso ya que comparto el trabajo popular que ha hecho en estos últimos años para
garantizar que estén en esta ley los sueños de mucha gente, especialmente la gente del campo
nacional y popular.
Quiero hacerle una pregunta al señor Toledo: ¿el cable de Río Grande y el de Ushuaia
están dentro de esta red de cable de ustedes?
Sr. Toledo. –– El de Río Grande sí; es del doctor Paños.
Sr. Colazo. –– Tengo dos o tres cosas inquietudes. Usted decía que hacen trabajos en un
porcentaje importante de noticieros y trabajos para la comunidad que son propios. Le quiero
comentar que en Río Grande no hay ningún trabajo, ni un minuto de trabajo especial con gente
de Tierra del Fuego ––especialmente de Río Grande–– en el Canal 2. La publicidad que recibe
Canal 2 es de los entes públicos municipales y provinciales, no recibe absolutamente nada del
gobierno nacional. Hago referencia a esta cuestión para luego comentar que es lo que se puede
hacer. Este canal diariamente ––esto es una cuestión personal –– le “pega” al gobierno
nacional. Y más allá de que no cumple con esto que usted dice acerca de realizar producción
propia, tiene casi el 70 por ciento de sus empleados en negro. Incluso, al delegado que se
pronunció en la última elección no lo dejaron asumir y lo echaron. Yo tengo las pruebas acá…
Sr. Toledo. –– Perdón, ¿usted está hablando del canal 2?
Sr. Colazo. –– de Río Grande.
Sr. Toledo. –– En la provincia de Tierra del Fuego, que lamentablemente no conozco, el
doctor Paños es socio nuestro y pertenece a un cable que se llama Río Grande Tierra del
Fuego…
Sr. Colazo. — TVFuego.
Sr. Toledo. — El año pasado hemos otorgado siete premios a las producciones locales. Ahora
bien, puede estar hablando de otro cable porque supongo que en Tierra del Fuego debe haber
más de uno.
Sr. Colazo. –– Si usted me permite, le comento que hace treinta y dos años que vivo en Río
Grande; soy oriundo de Córdoba.
Sr. Toledo. –– Le pido disculpas.
Sr. Fernández. –– Perdón senador, ¿puedo hacer una interrupción?
Sr. Colazo. –– Cómo no.
Sr. Fernández. –– A los efectos de ordenar este debate, como se trata de una problemática de
un canal puntual ––si no el resto va a tener derecho a empezar a hacer una serie de
consideraciones––, creo que amerita una charla de café con posterioridad. Me gustaría que
dirijamos el debate en torno al sentido de la ley. Sé que hay algunas problemáticas puntuales,
pero no creo que este sea el ámbito para puntualizar este tipo de cuestiones. Te lo digo con el
cariño y el respeto que tengo por usted, señor senador.
Sr. Colazo. –– Hice referencia a este punto porque él decía que se juntaban todas las entidades
en el país a tratar temas que hacen a la cuestión de ellos, también quería que trataran estos
temas que allá no se cumplen.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra la senadora Fellner.
Sra. Fellner. –– Sumándome a los agradecimientos que han expresado otros colegas, voy a
pasar a las preguntas.
Señor Toledo, lo he escuchado muchas veces en distintos canales de televisión ––
también lo he escuchado en la Cámara de Diputados–– y la verdad que me sensibiliza, le soy
sincera. Me parece una buena persona…
Sr. Toledo. — Le agradezco.
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Sr. Fellner. — … que está defendiendo su trabajo y el trabajo de muchos que están detrás de
usted. La pregunta va a ir en dirección a entender dos o tres cosas.
Hemos recibido con muchos otros senadores documentos mandados por distinta gente.
Tengo aquí uno de una cooperadora de cable, en el cual manifiestan que el problema realmente
lo tienen con Multicanal, que les ha bajado los precios y no pueden competir.
Usted dice que su problema son las cooperativas. ¿Cómo es el tema? ¿Cuál es
realmente el enemigo? Porque entonces estamos confundiéndonos. ¿Son las cooperativas el
enemigo, que pueden entrar ahora, y que ya hemos dicho que vamos a hacer una ley al
respecto? Porque de ninguna forma este gobierno, por los años que lleva y como lo ha
demostrado, va a dejar en la calle a nadie. Ahora, ¿no es realmente Multicanal o Cablevisión,
la concentración, el verdadero enemigo?
Sr. Toledo. — Senadora: yo le puedo contar sobre lo que conozco y lo que sé.
En Buenos Aires estoy accidentalmente, porque, como dice el refrán, Dios está en todas
partes pero atiende en Buenos Aires. Yo vivo en el interior del país. Los pueblos míos se
llaman Guatraché, Macachín, Rolón, son muy chicos.
No conozco la temática general de las localidades que no están integradas dentro de
Red Intercable. Sí le puedo contar lo relativo a Red Intercable. Es más, tengo aquí una lista
muy generosa que se la puedo acercar, donde están las 530 localidades que sí yo represento.
Me voy a interiorizar sobre lo que acaba de contar el senador, situación que realmente
desconozco. Sí conozco al doctor Paños y sé que es una persona muy responsable. Repito, no
conozco Tierra del Fuego; pero sí voy a defender en la generalidad a las pymes argentinas.
Sra. Fellner. — ¿Pero no están las pymes argentinas contempladas acá?
Sr. Toledo. — No.
Sra. Fellner. — Porque usted recién habló y realmente en ese sentido me sensibiliza. Puedo no
estar de acuerdo. Me sensibiliza y nada más.
Le he escuchado decir que a los pueblos originarios, a los pueblos aborígenes, les dan
señal.
Sr. Toledo. — Sí.
Sra. Fellner. — En vez de pasar, por ejemplo, como usted recién dijo, una película del mundo
-supongo que es una hecha en Estados Unidos-, ¿no le parece mejor pasar una película
argentina, que va a dar mucho trabajo a la Argentina?
También voy a lo chico, porque yo también soy del interior, de un pueblo muy
pequeño. Como decía, no va a dar más trabajo si pasan una película argentina, algo nuestro.
No voy a discutir como recién lo hizo el senador Colazo, porque tengo miedo de que me hagan
callar también, ya que también puedo decir lo mismo de mi provincia. Cuando tenga que poner
más producciones, seguramente, de lo que ya lo hacen algunos -cuando uno habla de un
número en general no puede entrar en detalles-, ¿no le parece que vamos a dar más trabajo a la
gente de nuestro pueblo con más producciones propias?
Esto de defender a los pueblos aborígenes y les doy porque son pobrecitos…
Sr. Toledo. — No.
Sra. Fellner. — … me parece hasta indigno, en la forma que lo escuché.
Sr. Toledo. — No, no es así.
Sra. Fellner. — Si se generan más contenidos relacionados con el lugar, si se trabaja sobre
algo de lo que usted habló recién, la identidad, ¿no le parece que va a generar más trabajos a la
gente de su lugar que yo creo que usted, con su forma buena de ser, está defendiendo? ¿No le
parece que vamos a movilizar más con aquello bonito llamado industrias culturales en nuestro
lugar? ¿No le parece que en vez de pedir que se elimine esta cuestión, deberíamos ir juntos y
ver cómo crecemos todos en pos de la comunicación en nuestro pueblo?
Sr. Toledo. — Cuando usted dice “vamos juntos”, ¿a quién se refiere?
Sra. Fellner. — A las cooperativas.
Sr. Toledo. — Pero usted no sabe lo que es una cooperativa. La cooperativa es la empresa más
grande que tiene mi localidad. Factura 17 veces…
Sra. Fellner. — No conozco su cooperativa. Conozco muchas de mi lugar y no son tan
grandes.
Sr. Toledo. — Estoy hablando de la mayoría de las cooperativas. Pregúntenle a la senadora
(…) qué capital tiene la cooperativa que está donde vive ella y si no discuten todo el tiempo el
poder hasta con el intendente.
Yo hablo de las cooperativas de servicios públicos, las cuales, gracias a un beneficio
otorgado por municipios, provincias o el Estado nacional, tienen una facturación similar a las
telefónicas, que yo festejo que ustedes hayan sacado de la ley.
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Esa es la comparación que hay entre las pymes y las empresas cooperativas de servicios
públicos. Porque a nosotros no nos dieron ningún privilegio; al contrario: pagamos anticipo al
impuesto a las ganancias, pagamos impuesto a las ganancias, no tenemos crédito y el
financiamiento es a riesgo propio. Las cooperativas sí pueden facturar al final el 17 por ciento
de capitalización sin consultar siquiera con un usuario; y siguen inventando servicios sin
consultar con la masa.
Leamos la Ley de Cooperativa Universal, no ésta de la dictadura, la cual me molesta
muchísimo, ya que le da a la cooperativa el privilegio de que, al tiempo que tiene el presidente,
tiene el auditor. ¿Usted sabe que la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa echó a
un montón de empleados y perdió 10 millones de dólares porque no coincidían políticamente
con su pensamiento?
Sra. Fellner. — Ah, usted está entrando en política.
Sr. Toledo. — No; esa es la realidad de los pueblos.
Sra. Fellner. — Hay un montón de cooperativas.
Sr. Toledo. — No digo que no. Conozco un montón muy buenas; pero no son estas, las de
servicios públicos.
Sra. Fellner. — ¿Entonces vamos a tener que preguntar si todas son malas? Entonces, ¿son
todas malas?
Sr. Toledo. — ¿Quiere ver los balances?...
Lo que yo estoy diciendo es que, primero que nada, cambiemos la Ley de Cooperativas
y que las minorías participen. Porque además de que no participan las minorías, ponen a los
auditores, controlan los balances y encima nadie las audita… Porque en este país el problema
es que las leyes están, pero nadie audita. A Telefónica nadie la audita. La alcancía de
Telefónica ya la olvidamos, la gastamos, la pusimos entre todos, pero ya no está.
Perdonen.
Sr. Fernández. — Realmente, nada es obra de la casualidad. Cuando las cooperativas fueron
excluidas, hay dos fallos de la Corte, concretamente, que indicaron un camino por el cual la
exclusión de la ley hubiera generado no respetar el precedente de la Corte. Ese es uno de los
motivos de peso institucional por los cuales las cooperativas están dentro.
Es cierto -repito- que en el Parlamento, particularmente en el Senado de la Nación,
estamos trabajando. Omití una de las personas que está trabajando, que es el licenciado Eric
Calcagno. Seguramente lo vamos a trabajar en sintonía con el resto, porque los senadores, en
particular, tenemos la problemática del cable y es una tarea pendiente.
Yo le anuncié a usted que la idea es trabajar en una ley pyme, cosa que se está llevando
a cabo. La verdad es que yo no estoy trabajando. He hecho aportes que me han hecho llegar
algunos cableros, pero lo están trabajando la senadora Silvia Gallego y el senador Eric
Calcagno —si omito algún nombre sepan disculparme—.
Pero el tema de la inclusión de las cooperativas, señor Toledo, tiene que ver con que en
ese momento se debatió ser o no respetuosos con un fallo de la Corte que, de alguna manera,
condena la exclusión de las cooperativas. Esa es la razón de ser. A partir de ahí volvemos al
centro de la ley.
Creo que esta ley tiene una buena medida para cable, que es, en definitiva, la venta del
contenido publicitario. Tenemos una tarea pendiente y la vamos a cumplir en forma mucho
más que acelerada. Entendimos que la prioridad era resolver el tema de la ley de medios de
comunicación en sintonía con los 21 puntos de la Coalición por una Radiodifusión
Democrática, que, como bien dijeron, están absolutamente contenidos en la ley; y tarea
accesoria, independiente y urgente era trabajar sobre una ley pyme. En el Senado de la Nación,
de 2003 a la fecha, en materia de pymes creo que hemos dado signos más que evidentes de que
efectivamente esa problemática nos preocupa, con este tema de que la industria de software y
demás, que no viene al caso.
Digo esto para ordenar el debate: la inclusión de las cooperativas tiene que ver con un
mandato de la Corte Suprema de Justicia, que no es, efectivamente, un tema menor. La
segunda cuestión es que queda pendiente y es un compromiso que tiene el Senado de la Nación
con las pymes trabajar en una ley pyme. Porque -repito-, en el caso particular y en el de la gran
mayoría de los senadores, la problemática de las pymes de cable es un tema que tenemos que
resolver en una ley específica que acompañe a esta.
Sr. Presidente. — En realidad, cuando se decide modificar la Ley 22285 se lo decide hacer
como consecuencia del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que declaraba
inconstitucional un artículo de la Ley de Radiodifusión, el cual no permitía a las personas sin
fines de lucro ser radiodifusoras. En esa oportunidad, el fallo que fija el camino no es el fallo
de una cooperativa telefónica o una cooperativa que prestara un servicio público.
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Por eso es que cuando aquí se discute el tema, se decide excluir las cooperativas de
servicios públicos salvo que, si no estoy equivocado, en ese lugar no hubiera un prestador que
brindara el servicio de radiodifusión. Para graficarlo, deseo señalar que en Jujuy, en La Quiaca,
en realidad es una cooperativa la que presta el servicio de radiodifusión porque no hay un
prestador de cable. En Libertador General San Martín, Jujuy, la cooperativa telefónica tiene un
cable paralelo con el otro prestador del servicio de cable. A ese prestador del servicio de cable,
por supuesto, le es muy difícil competir con la cooperativa telefónica. Ése es el sentido. Es
decir, es muy difícil que un cable pequeño de una localidad pequeña o mediana pueda subsistir
si una cooperativa da la luz o el teléfono y, además, le permiten ser radiodifusor teniendo un
canal de cable. He dicho estas palabras para aclarar un poco el tema porque creo que esa es la
preocupación que tiene el cable pequeño de la República Argentina.
Tiene la palabra la señora senadora Fellner.
Sra. Fellner. — Respecto del órgano de aplicación, deseo señalar que estuvimos dialogando y
escuchando atentamente al señor Busso. Creo que también ustedes deben tener una opinión
respecto de cómo es este tema. Después de haberle preguntado al señor Toledo, todas las veces
que se lo llevó a lo mismo que yo le pregunté –por eso dije que me había sensibilizado-, él
como que se pone muy nervioso.
Quisiera que el señor Busso me conteste sobre este tema: ¿cómo lo ven ustedes con los
21 puntos? Yo siento respeto hacia el trabajo que ustedes han realizado.
Sra. Estenssoro. — Me parece que los invitados han venido a expresarse sobre la materia de la
que quieren hablar, pero no para opinar sobre lo que dice otro invitado. Creo que si empezamos
a hacer una especie de tribunal…
Sra. Fellner. — Entonces, mi pregunta es la siguiente: ¿cómo ve usted el artículo 30 y la
posibilidad de que se afecte a los cables, el tema de que entren en este juego las cooperativas?
Sr. Presidente. — Es bueno que polemicemos. Creo que debemos escucharnos. Es bueno que
podamos aprovechar a todos los que están presentes y que intercambiemos opiniones distintas.
Esto es la democracia.
Sr. Busso. — La Coalición ha debatido este tema desde el inicio. Nosotros apoyamos la
participación de las cooperativas de servicios públicos como prestadoras de servicios de
comunicación audiovisual. Creemos que las cooperativas son la forma de organización de los
vecinos de un pueblo para autobrindarse servicios y tienen derecho a prestar este tipo de
servicios.
Por otro lado, agregando unas palabras a lo manifestado por el señor senador Jenefes,
deseo señalar que hay fallos de la Corte Suprema de Justicia anteriores y posteriores a la
modificación del artículo 45. El más reciente es de hace un mes. La Corte Suprema de Justicia
ha sido clara al declarar la inconstitucionalidad de la ley que modifica el artículo 45,
excluyendo a las cooperativas de servicios públicos. Por lo tanto, creo que es un tema en el que
ya se ha expedido claramente; lo ha hecho en dos ocasiones. Me permito sugerir que escuchen
al prestigioso abogado Miguel Julio Rodríguez Villafañe, que ha sido el abogado
constitucionalista experto en derecho de la comunicación que ha llevado estas dos causas y ha
obtenido las resoluciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Sra. Fellner. — Mi inquietud va dirigida al señor Lanteri y se refiere a cómo ve el órgano de
aplicación.
Sr. Lanteri. — Estamos absolutamente de acuerdo con el órgano de aplicación y con la
reforma que se le introdujo al proyecto en la Cámara de Diputados, que permite una
vinculación entre el Consejo y el órgano de aplicación. Creemos que se garantiza no solamente
la representatividad de las organizaciones sociales, de las provincias, sino también se preserva
la decisión del Estado como administrador del espectro radiofónico.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Martínez.
Sr. Martínez (A.A). — Una de las razones por las cuales me retiré por un instante fue para
estudiar sobre un tema, ya que cuando tengo dudas, consulto los libros. Se trata de lo que
habíamos dialogado con el señor Busso anteriormente respecto de la Iglesia Católica. Expresé
que debía decir “cultos” en general. Incluso, uno de los argumentos —cuando viene explicada
la ley— habla de la definición de que la Iglesia Católica es una persona jurídica de carácter
público.
Ahora bien, quiero dejar en claro que me parece excelente la incorporación de los
pueblos originarios y no quiero discutir sobre este tema. Sin embargo, por definición, los
pueblos originarios son personas jurídicas de carácter privado. Esto está determinado en el
artículo 33 del Código. La provincia de Santa Fe es la única que tiene declarados a los pueblos
originarios como personas jurídicas de carácter público. Cuando asumió el gobernador Binner
llevó este tema adelante ante la Legislatura y fue declarado en estas condiciones.
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Insisto en lo que señalé anteriormente: creo que no es justificación para que no se ponga
“cultos”, que sabemos que son personas jurídicas de carácter privado. Si se toma el mismo
criterio, repito, para no discriminar, creo que en este artículo deberíamos modificar las palabras
“Iglesia Católica” y poner “cultos” porque, en definitiva, el artículo 33, inciso 2), del Código
Civil determina con mucha claridad esta cuestión.
Deseo reiterar también que la única provincia que ha declarado como persona jurídica
de carácter público a los pueblos originarios es la provincia de Santa Fe; lo ha hecho hace muy
poco tiempo en la gestión del gobernador Binner. En el resto —que no me parece mal— son
personas jurídicas de carácter privado, exactamente igual que cualquiera de los otros cultos que
no son de la Iglesia Católica.
Para darle tranquilidad a mi conciencia y no quedarme con ninguna duda, las
motivaciones políticas que tenemos para estar planteando algunas modificaciones tienen que
ver con convicciones. Quédense tranquilos que no hay ninguna otra motivación política por
atrás cuando estamos planteando este tipo de cosas.
Estamos convencidos, lo planteamos y lo discutimos. Luego resolverá el pleno a través
de la emisión de los dictámenes y será en el recinto donde se aceptará o no. Pero son de
absoluta convicción y no con ninguna otra motivación particular cada una de las observaciones
que nosotros estamos haciendo.
Sr. Presidente. — A continuación hará uso de la palabra la senadora Parrilli, luego, la
senadora Estenssoro y después pasaremos a un cuarto intermedio de 45 minutos.
El funcionamiento de este plenario de comisiones es con los senadores que están
presentes. Recién cuando tengamos que tomar una decisión se requerirá el quórum necesario.
Lo que estamos tratando de hacer es que exista el debate y que no se interrumpa,
independientemente de la cantidad de senadores que estén presentes. La asistencia o no de ellos
en este plenario es su gran responsabilidad, porque se está discutiendo una ley de suma
importancia, de sumo interés y que ha generado un gran debate en la República Argentina, por
lo cual espero que el lunes tengamos sentados a todos aquí.
Sra. Parrilli. — Gracias, presidente. Yo también espero que estemos aquí sentados todos los
senadores, pero además, escuchando a todos, a los que están de acuerdo con nosotros y a los
que no lo están.
Ayer y hoy he estado escuchando atentamente a todos los expositores y realmente
celebro que esto esté ocurriendo, que estemos discutiendo en este Senado, por fin, la ley de
medios.
Creo que es una falta de respeto a toda la gente que ha trabajado en este tiempo decir
que esta es una ley “K”. Es una ley de la democracia. Por lo tanto, es una falta de respeto a
todas las organizaciones y a todos los hombres y mujeres que han trabajado a lo largo y a lo
ancho del país.
Quiero también hacer mención de que cada uno de nosotros, como senadores,
trabajamos con los diputados que generalmente son de nuestras provincias. ¿Por qué digo esto?
Nosotros organizamos un foro en la ciudad de Neuquén, donde el espacio que utilizamos
resultó chico, quedó mucha gente afuera. Y escuchamos a todas las personas que allí
concurrieron, hicimos una invitación muy amplia.
En ese foro estuvieron los pueblos originarios que no estaban contemplados en este
proyecto de ley, así como algunos otros temas también.
Cuando entró el proyecto en Diputados, mi cuerpo de colaboradores y yo fuimos
siguiendo cada uno de los pasos para que esas sugerencias que se habían hecho desde la
provincia de Neuquén fueran incorporadas en Diputados. ¿Por qué? Porque como aquí se ha
dicho, esta ley es perfectible y no podemos demorarla más.
Creo, también, que si esta observación que hace el senador Martínez fuera tomada en
cuenta, quizá podríamos lograr un apoyo en general a la ley y, en todos caso, en particular
agregar algo o plantear el desacuerdo con ese artículo, si estuviéramos de acuerdo con el resto
de la ley.
Con respecto a las entidades de cables que está representando el señor Toledo, quiero
preguntarle algo. Según tengo conocimiento, en la provincia de Neuquén hay en tres
localidades: Loncopué, Aluminé y Junín. ¿Qué cantidad de empleados tienen en esas
localidades? Porque creo que no hacen producción local.
La otra pregunta es si ustedes se sienten contemplados, como pequeñas y medianas
empresas, en el artículo 96 que habla de cuatro categorías para gravar los impuestos. Según
entiendo, ustedes estarían en la D, que es la de servicios con área de prestación en ciudades con
menos de cien mil habitantes.
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Entonces, creo que ustedes ahí, en el artículo 96, serían beneficiados por el inciso e),
que habla de servicios no satelitales por suscripción, y entrarían en la categoría D del 2 por
ciento.
Además, en el inciso g) del artículo 98 dice: establécese una reducción del 10 por ciento
del gravamen para licenciatarias de servicios de comunicación audiovisual por suscripción que
reúnan las siguientes condiciones: poseer solo una licencia, tener asignada como área primaria
de prestación del servicio localidades de hasta 25.000 habitantes y tener más de diez
empleados.
Me parece, en esta primera instancia, que ustedes se verían beneficiados, además de lo
que ya se dijo, con la aplicación de estos dos artículos.
Coincido también -y es una preocupación- con que hay que seguir trabajando el tema de
la ley pyme. Pero entiendo que si estamos todos -según lo que he escuchado- contra los
monopolios de la información o de la “deformación”, deberían ustedes, quizá, tratar de
apoyarnos en este proyecto con la firme promesa de parte nuestra de trabajar después
específicamente una ley pyme. Porque creo que esto es el consenso; es decir: avancemos todos
juntos hasta acá y después avanzamos otro poco. Pero no paralizarnos y ver que la historia pasa
como en un tren, donde unos están arriba y otros quedan abajo que resulte que estamos
sancionando una ley tan importante para la democracia donde el radicalismo ha sufrido,
incluso, la pérdida de uno de sus presidentes y que no estén acompañando esto.
También quiero reivindicar a aquellos radicales que sí han acompañado este proyecto y
por los cuales –justamente he trabajado en la provincia de Neuquén con el diputado Hugo
Prieto- he podido hacer estas sugerencias e incorporar, por ejemplo, a los pueblos originarios.
No recuerdo que ustedes hayan participado en ese foro. No sé qué fue lo que pasó.
Quería preguntarle, entonces, qué cantidad de empleados tienen, si ustedes tienen
producción propia en estas tres localidades de Neuquén y si le parece que con estos dos
artículos ustedes podrían estar beneficiados como para decir: bueno, en una próxima ley vamos
por más. Porque si hay una cosa en claro es que nuestro gobierno desde 2003 quiere mantener
las fuentes de trabajo reales. Y sabemos que las pequeñas y medianas empresas son justamente
las forjadoras de ese trabajo genuino. Así que cómo no vamos a apoyar a ustedes si están
representando realmente a ese sector.
Sr. Toledo. — Senadora: no puedo más que compartir sus palabras. Nosotros somos
operadores pymes del interior del país que estamos trabajando.
Usted no mencionó la ciudad de Neuquén. Allí está nuestro asociado, el señor Carranza,
que tiene un cable muy chico, naciendo y desarrollándose, y está dentro de Red Intercable. Y
compite con otras empresas de mucho mayor porte.
Comparto todos sus dichos. Dimos nacimiento a esta industria del cable, porque
estamos desde el año 64 en el país desarrollándola; hemos cambiado nuestras redes cinco veces
como mínimo, porque la tecnología nuestra es de muy ágil obsolescencia. Y realmente
acompañé en la gestión de Gustavo López -aquí está como testigo Luis Lázaro- a todas las
audiencias públicas que se hicieron en el año 2001 en todo el país, tratando de apoyar aquel
proyecto de ley. Pero no nos quedamos solamente ahí, sino que también lo hicimos en los
distintos cambios de gobierno. En la última oportunidad nos tocó ir con el diputado de Río
Negro, Nemirovsci, lo acompañamos a todos lados y realmente compartimos su proyecto de
ley. Empujamos, acompañamos, y nunca nos negamos a participar del debate y de las ideas,
más allá de que a veces podemos llevarnos un poroto a favor y perder diez.
Nosotros hemos sido los fundadores de la televisión por cable del país; obviamente que
nosotros junto a mucha más gente.
Hoy decía que dentro de Red Intercable hay un grupo muy grande de cooperativas a las
que les dimos nacimiento en aquella época y todavía seguimos trabajando al lado de ellas.
Realmente nosotros creemos que en esta ley el capítulo pyme no está previsto, no nos
contempla, y por eso intentamos hacer un justo reclamo de que se nos contemple.
Tal como está redactado el proyecto, nosotros quedaríamos a disposición de cualquier
empresa de una magnitud muy superior y desapareceríamos en muy poco tiempo. Acá hay
expertos mucho más conocedores que yo sobre este tema que lo pueden decir.
Nosotros no podríamos sobrevivir junto a una empresa con conducta monopólica de
servicios públicos cuya facturación es hasta treinta veces superior a nuestra humilde
facturación de televisión por cable. Puntualmente reclamamos eso.
Estaríamos dispuestos a competir, porque de hecho lo hemos hecho con un montón de
empresas en oportunidad del nacimiento de nuestra empresa.
Nuestros hermanos cooperativistas Cporque no son nuestros enemigosC han
desarrollado el cable a la par nuestra; de hecho, dentro de nuestra empresa existen un montón
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de cooperativas y siento orgullo por muchas de ellas. Lo que pasa es que cuando se tienen
distintos servicios públicos de conductas monopólicas, como de electricidad, de agua, de gas,
de alumbrado eléctrico, de farmacias o de lácteos, porque la gama es muy grande, normalmente
los subsidios cruzados Checho inevitableC hacen que nuestras pequeñas empresas pyme
desaparezcan al otro día.
Nosotros no podríamos competir con una empresa de esa envergadura porque el
monopolio que le da los servicios públicos es la gran caja.
Yo he estudiado los balances de más de sesenta cooperativas, y los hemos estudiado
junto a una universidad de Buenos Aires que nos ha ayudado en esa tarea, y puedo mostrarle
que los subsidios cruzados son múltiples. Una cooperativa tiene una rentabilidad en la luz de
millones, y entonces cómo no va a financiar un cable; si quiere puede hasta regalarlo. Nosotros
no tenemos esas ventajas; tenemos las desventajas de ser una actividad única: hacemos
televisión.
Hay un hecho muy reciente en la provincia de La Pampa en relación a una cooperativa
de General Hacha. Esa cooperativa tiene once actividades y sólo una es rentable: la eléctrica,
las demás son todas deficitarias y en la cual compite con sus propios vecinos, por ejemplo,
farmacia.
Nosotros nos preguntamos qué hicimos para competir con un desigual. Es como si a mí
me pusiesen a pelear con Monzón, nunca tendría la oportunidad de ganar y sé que moriría. Acá
es igual, las pymes argentinas vamos a desaparecer si no se ve esta diferencia de competidor.
Sra. Parrilli. C No es así.
Sr. Toledo. C Bueno, esta es nuestra humilde opinión, senadora. Sinceramente me encantaría
convencerla. No sé si es posible.
Sra. Parrilli. C )Ustedes qué cantidad de empleados tienen?
Sr. Toledo. C En este momento no tengo el promedio, pero en las quinientas treinta
localidades tenemos dos mil empleados afiliados y trabajando para nosotros. Además, en la
parte de generación de contenidos a veces se contrata gente porque se tercerizan algunos
horarios, no la mayoría pero sí algunos programas. Por ejemplo, como en algunos pueblos no
hay locutores profesionales se contrata gente que tiene el oficio sin tener el título.
Para que se haga un reconocimiento de las pymes argentinas que estamos desde el año
1964, quiero decir que nosotros conservamos la filmoteca más importante del interior del país
que tiene la República Argentina. Seguro que en la Capital Federal debe haber una filmoteca
muy importante, porque aquí estaban Canal 11, Canal 13, Canal 7, Canal 9 y Canal 2, pero en
el interior no había nada.
Cuando nosotros comenzamos no existía el satélite y había cassetteras que costaban lo
mismo que un auto cero kilómetro. Fue dificilísimo para los pioneros de la televisión haber
logrado esto.
Sra. Parrilli. C Perdón, pero justamente porque nosotros valoramos el trabajo de las pymes yo
pienso que ustedes no van a perder el trabajo, porque ahora se está compitiendo no con las
cooperativas sino con grandes empresas que no están solamente en la provincia de La Pampa
sino en todas las provincias argentinas; a tal punto que uno está en la localidad de Loncopué y
sabe que se cortó la General Paz pero no sabe, por ejemplo, que se viene una gran tormenta y
que hay que guardar a las chivas.
Creo que aquí se está confundiendo contra quién estamos tratando de que esta ley salga.
Yo no quiero polemizar más que usted. Simplemente le quiero llevar la inquietud de
que, según tengo entendido, en las localidades de Loncopué, Aluminé y Junín no hay
programación especial editada por la gente de esos lugares, no hay trabajo genuino; sí lo puede
estar haciendo Carranza en la Ciudad de Neuquén, pero es otra la población y demás.
Entiendo que ustedes se van a ver beneficiados por esta ley y, específicamente, por los
artículos 96 y 98.
Quiero comprometerme con ustedes para seguir trabajando en esta ley pyme, porque no
es una preocupación sino una ocupación de nuestro Gobierno, que incluso ha creado la
Secretaría Pyme en el Ministerio de la Producción y también en otros ministerios, de
Desarrollo Social y demás.
Yo realmente les quiero llevar tranquilidad a usted y a toda la gente que trabaja en el
cable, porque entiendo que esta ley los va a beneficiar y no los va a dejar sin trabajo. Gracias.
Sr. Toledo. C No sabe cuánto le agradezco, senadora.
Sr. Presidente. C Tiene la palabra la senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. C Gracias, señor presidente.
Tengo aquí una carta de ARLIBA, que es la Asociación de Radios Licenciatarias
Independientes de Buenos Aires, de medios audiovisuales de cable, la cual procederé a
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entregársela, señor presidente, porque me dijeron que quieren participar de estas audiencias. En
uno de los puntos de esta carta ellos solicitan la eliminación o la restricción a las cooperativas
que prestan servicios públicos monopólicos Cluz, gas, teléfono, etcéteraC a la posibilidad de
recibir licencias de radios por adjudicación directa y a perpetuidad. El fundamento principal es
que estas entidades solventan sus acciones con el aporte de socios que, obligadamente, deben
ser clientes de las mismas, tomando como base que, en muchos casos, operan con presupuestos
aún superiores a los de los propios municipios.
Sr. Presidente. — ¿A qué asociación pertenece?
Sr. Estenssoro. — A ARLIBA, Asociación de Radios Licenciatarias Independientes de
Buenos Aires. Ellos también solicitan venir a exponer. Lo señalé para que se los incluya en el
temario, y para demostrar que hay otras organizaciones que tienen esta preocupación.
Me parece respecto de esto que hemos oído acerca del rol de las redes, las radios
comunitarias o las asociaciones de radioperadores, que lo peor que nos puede pasar es que
enfrentemos a un grupo contra otro. Recién, la senadora Parrilli dijo que tenemos en claro
contra quién está este proyecto de ley. Sin embargo, creo que este proyecto tiene que ser a
favor de todos.
Los monopolios tienen que ser regulados, y para eso está la ley de defensa de la
competencia, muchas de cuyas cláusulas se están incluyendo aquí. Pero también debemos
entender que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia desde hace mucho tiempo
depende de la Secretaría de Comercio —del secretario Moreno—, y que aún no se ha creado el
Tribunal de Defensa de la Competencia para que, realmente, en todos los sectores —también
en el de la radiodifusión— la ley se haga efectiva. Entonces, por eso vemos en distintos
sectores una concentración que no se condice con nuestra ley de defensa de la competencia,
nuestro marco general.
Si bien no es materia en este momento, creo que si realmente los organismos
competentes hubieran actuado de acuerdo con la ley, hoy los monopolios existentes no podrían
funcionar. Fueron resoluciones de un departamento de la Secretaría de Comercio —que está a
cargo del secretario Moreno— y un decreto firmado por el ex presidente Kirchner los que
permitieron las concentraciones, acerca de las cuales estamos todos de acuerdo en que no son
positivas para el funcionamiento de los medios en la Argentina. Nosotros hemos denunciado
eso desde la Coalición Cívica en el pasado.
Creo que para solucionar este tema de las posiciones dominantes o monopolios
tendríamos que hacer cumplir las leyes existentes y, además, algunas de las limitaciones que
se están estableciendo en este proyecto de ley. Pero no hay que enfrentar a los cableoperadores
pymes con las radios comunitarias.
Recién tuve que retirarme porque debía reunirme con unos emprendedores que generan
contenidos de exportación. Eso es algo muy difícil, porque la Argentina, a pesar de contar con
un gran talento creativo, no accede a los mercados internacionales fácilmente. En las industrias
culturales, la Argentina podría tener un rol como lo tuvo hasta los años 60 o 70, cuando
nuestras empresas editoriales gráficas eran los grandes proveedores del mercado de habla
hispana. En esto también podríamos tener un rol.
Sr. Presidente. — Senadora, haga su pregunta.
Sra. Estenssoro. — Esto de enfrentar a un tipo de empresa, de productor o de generador con
otro, me parece que no será positivo para la ley. Por lo que estoy viendo, la propuesta está
generado esto; tal vez quiere una uniformidad que hace que muchos se sientan perjudicados.
Coincido con el senador Martínez respecto de no darle una preeminencia solamente a la
Iglesia Católica. Al respecto, el rabino Bergman nos hizo llegar una nota que se la hemos
acercado a la Presidencia, pues quiere venir a exponer en representación del culto judío y de las
organizaciones sociales que han estado evaluando este proyecto de ley.
Finalmente, como se ha dicho que las cooperativas de servicios públicos deberían ser
incluidas en atención a fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, me gustaría que se
reconsidere —y esta es una pregunta para los señores de la Asociación de Los 21 Puntos— el
tema de la publicidad oficial. En tres ocasiones hubo fallos respecto del otorgamiento
discrecional, arbitrario y dañino de la publicidad oficial en Río Negro, con relación al diario
Río Negro; también comenté el caso de Radiodifusora Pampeana y de Editorial Perfil S.A. En
ese sentido, la Corte Suprema ha dicho que la pauta oficial se tiene que otorgar de forma
objetiva.
Lo mismo dice la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, que en su último informe habla de la Argentina, y dice:
El Estado tiene el deber de establecer criterios claros, transparentes, justos, objetivos y no
discriminatorios para la determinación de la distribución de la publicidad oficial. En ningún
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caso la publicidad oficial puede ser utilizada con la intención de perjudicar o favorecer a un
medio de comunicación sobre otro por su línea editorial o crítica a la gestión pública.
Como este es un problema que existe en la Argentina, y hubo un decreto hace pocos
días concentrando el otorgamiento de la publicidad oficial en manos del jefe de Gabinete de
Ministros, Aníbal Fernández, me parece que sería importante incluir en este proyecto un anexo
que diga cómo son estos criterios objetivos, estos parámetros; por ejemplo, en la provincia de
Tierra del Fuego existe una reglamentación. Considero que sería importante porque, de lo
contrario, no se podría cumplir con el punto 3, de los 21 puntos, que dice: Se garantizará la
independencia de los medios de comunicación. En ese mismo punto, también se dice: Estará
prohibida por ley la asignación arbitraria o discriminatoria de publicidad oficial, créditos
oficiales o prebendas.
Me preocupa el tema de que se deje esto abierto, porque se corre el riesgo de que se
cree un sistema, tanto comunitario como privado, que se solvente con publicidad oficial, que
no tenga una cuota —ustedes dijeron que proponían un 25 por ciento— y que tengamos,
forzosamente, unos medios alineados al gobierno de turno. Me gustaría que expongan o
vuelvan a elaborar sobre eso, porque hay tres fallos de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación sobre este tema, al igual que en el de las cooperativas de servicios públicos.
Sr. Presidente. — Senadora, le van a volver a contestar, pero ya le respondieron la pregunta.
Sra. Estenssoro. — Como dijeron en este otro caso que había fallos de la Corte Suprema, y
que por eso había que incluir a las cooperativas de servicios públicos; acá también hay fallos
de la Corte Suprema de la Nación que afectan directamente la libertad de expresión y la
independencia de los medios.
Sr. Presidente. — Ellos le dijeron que están de acuerdo con el tema de la publicidad, pero que
tiene que regirse en una ley aparte del proyecto que estamos tratando.
Sr. Busso. — Creo que sí, varios senadores me plantearon esa misma cuestión con amplitud.
Creemos que es posible y necesaria la regulación, pero que debería ser a través de esta la ley,
porque la publicidad oficial tiene que ver con medios gráficos, Internet, publicidad callejera,
además de radio y televisión, que es lo que regula esta ley.
En este proyecto hubo modificaciones para incluir algunos criterios en la carpeta de
acceso público y, también, hay un artículo en el que se hace referencia a la no discrecionalidad,
y a que la reglamentación tendrá que fijar topes a la publicidad oficial. De modo que entiendo
que eso ya esta. Con respecto a los fallos, justamente, se refieren a medios gráficos, por lo cual
no se resolverían a través de esta ley, porque no tiene nada que ver con los medios gráficos.
Entendemos que en cuanto a esta ley, el tema está resuelto. Y acompañamos la idea de
que se pueda debatir un proyecto de ley para la publicidad oficial. Estamos dispuestos a
acompañar eso, para que existan esos criterios y que no sean los mismos del mercado.
Sr. Fernández. — Una aclaración, para que no nos equivoquemos: creo que en el artículo de
la ley, inclusive cuando hablamos de los topes Blo reitero para que quede en claroB, establecer
y cuantificar un tope en forma particular es absolutamente erróneo. Y voy a poner un ejemplo
puntual: el abordaje que nosotros vamos a tener para publicidad oficial respecto de una radio
de Los Antiguos —que tiene, efectivamente, una incidencia y una función, además de la
geopolítica— será totalmente distinto del que tendremos para la publicidad oficial en una
cooperativa que, a lo mejor, está en otra situación de mercado. Entonces, la pauta objetiva que
fija el artículo es clarificadora, a lo que hay que sumar el control efectivamente dispuesto en el
proyecto de ley.
Me parece que si nosotros pusiéramos un tope o un límite en porcentaje, estaríamos
siendo absolutamente asimétricos con algunos sectores, porque no podemos tratar por iguales a
los que no lo son. Eso me parece que dependerá después de la madurez, la racionalidad y
efectividad con que van a funcionar estos organismos que están siendo creados por el proyecto.
Sr. Presidente. — Pasamos a un cuarto intermedio de cuarenta y cinco minutos.
Sr. Presidente. — Vamos a seguir con el plenario de las comisiones de Sistemas, Medios de
Comunicación y Libertad de Expresión, de Presupuesto y Hacienda, de Asuntos
Constitucionales y de Industria y Comercio, con la presencia del señor Felipe Boccoli, de la
Federación de Cooperativas de Telecomunicaciones de la República Argentina y de la doctora
Ángela Marcela Jaramillo, la asesora legal del Encuentro Nacional de Organizaciones de
Pueblos Originarios, conformada por 26 organizaciones que nuclean a setecientas comunidades
indígenas.
Quiero simplemente reiterar la importancia que tiene este debate. Esta es una
apreciación personal: me gustaría ver más señores senadores en este plenario que en los
distintos programas, ya que aquí es donde se debate el destino del proyecto y las eventuales
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modificaciones que puedan realizársele. Por lo tanto, es aquí donde debemos escucharnos, y
aquí está la responsabilidad de los señores senadores de tratar este importante proyecto.
Dicha esta aclaración, le doy la palabra al doctor Felipe Boccoli.
Sr. Boccoli. — Quiero agradecer a los señores senadores de mi país por escuchar al pueblo.
Estoy muy feliz hoy por varias razones. Luché toda mi vida contra todos los golpes de Estado
para que hubiera democracia en la Argentina; empezando por el golpe de Estado y la dictadura
de Aramburu y de Rojas, en 1955. Después, luché contra las dictaduras de Onganía, Videla,
Viola, Galtieri; contra todas. Pero me quedó una: me hubiera puesto el 6 de septiembre de 1930
a defender a ese patriota y primer presidente constitucional de la Argentina que fue Hipólito
Yrigoyen. Por eso, estoy feliz de que este Parlamento cumpla con su pueblo y lo escuche.
Además, estoy feliz porque estoy en una sala que lleva el nombre de Eva Perón, una
mujer que, seguramente, estaba destinada a vivir en la calle pero que terminó viviendo en el
corazón de todas las mujeres de la Argentina y de América latina.
Me siento muy contento de estar acá con ustedes. Tengo muchos años. Nunca ocupé un
cargo público, salvo éste, que no es público, de presidente de la Federación de Cooperativas de
Telecomunicaciones, FECOTEL.
Esta Federación está integrada por aproximadamente 260 cooperativas de
telecomunicaciones, que van desde la Quiaca y Clorinda hasta El Calafate. A su vez, me arrogo
la representación de FECOSUR, y de varias cooperativas independientes. En total, somos unas
330 cooperativas en la República Argentina. Estamos en 330 localidades sobre las 2.300
comunas y municipios que tiene la Argentina.
Voy a aclarar una cosa: no vengo a hacer lobby, sino a defender derechos de mi pueblo.
No vengo a defender intereses personales, ni a defender un solo peso de mi patrimonio. Vengo
a defender a mi pueblo, a mi cooperativa, a las demás cooperativas de la Argentina, y a
muchos argentinos que viven en lugares que no tienen acceso a la información ni a las
comunicaciones. Son millones los que no tienen acceso a los medios, en consecuencia, estamos
luchando y peleando para que ellos también tengan acceso a las información y a las
comunicaciones, vivan donde vivan, cualquiera sea su condición social.
Debemos respetar a las mayorías porque somos producto de la exclusión. No tenemos
la culpa de estar acá. Nos excluyeron en el año 1980. ¿A quiénes excluyeron cuando dijeron
“sociedades comerciales"? A las provincias, a los municipios y a las iglesias de todas las
religiones. Esos que iban a misa todos los domingos, les negaron el derecho a las iglesias de
todas las religiones de tener acceso a la información y a las comunicaciones. Excluyeron a
todas las cooperativas y mutuales, a las ONG's, a las sociedades civiles y a las universidades. Y
si excluyeron a las universidades, también, excluyeron a los profesores, egresados, estudiantes
y no docentes. Excluyeron a los pueblos originarios, a los sindicatos de los trabajadores y a la
histórica Confederación del Trabajo de la República Argentina y a la CTA. ¿Qué culpa
tenemos si somos mayoría los excluidos? Y si somos mayoría, es justo que esta nueva ley nos
reconozca el derecho.
Voy a repetir algunas cosas que dije en la Cámara de Diputados. Creo que esta no es
sólo una ley de radiodifusión, sino también una de las más importantes reformas políticas de la
historia argentina de los últimos cincuenta años. Mediante este proyecto no se reforma sólo los
servicios de comunicación audiovisual sino, también, el poder en la Argentina. En este
proyecto de ley está en juego el poder. ¿Por qué lo digo? Si estuviera el doctor Aguiar me
serviría de testigo.
Tengo conmigo un ejemplar del libro Radiodifusión, proyecto del Consejo de
Consolidación de la Democracia. Al respecto, dicho consejo fue creado por el presidente
Alfonsín.
Daré los nombres de quienes integraban el Consejo, porque hace a la tradición histórica
de este tema. Estaba integrado por: su coordinador, el doctor Carlos Santiago Nino, filósofo
joven y promesa del radicalismo, que se murió muy temprano; el doctor Oscar Albrieu quien,
si no tengo mala memoria, era ministro del Interior en el gobierno del general Perón; el doctor
José Antonio Allende, uno de los más viejos y fundador de la Democracia Cristiana; el doctor
Ismael Amit, del Movimiento Federalista Pampeano; el doctor Genaro Carrió, importante
constitucionalista —esto lo destaco para quienes dicen que esta ley es inconstitucional—; el
doctor Raúl Dellepiane, socialista; el doctor Guillermo Estévez Boero, socialista y amigo mío
desde 1957; el general Ricardo Flouret; el doctor Oscar Puiggrós; para los peronistas, el doctor
Ángel F. Robledo, ministro de Defensa en el gobierno del general Perón y, para mí,
santafesino, un hombre muy importante, porque era de Cañada de Gómez; el reverendo Padre
Fernando Storni, de Santa Fe; Jorge Taiana, del justicialismo; Alfredo Vítolo, mi compañero
de estudios, del radicalismo de Córdoba; María Elena Walsh; y -lástima que no esté, ya que
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sería el testigo de lo que relataré- Henoch Aguiar, que me acaban de decir que fue uno de los
co-redactores de este proyecto.
Digo que es una reforma política, porque lo dijeron ellos. Carlos Nino, que sabía mucho
de ciencia política, dijo lo siguiente: Es por ello que la democratización del sistema de medios
de comunicación de masas es una precondición para la consolidación del sistema democrático.
Yo digo que esta ley es el cimiento de la democracia argentina. O reformamos y
cambiamos esta ley, o nadie gobernará la Argentina según la voluntad popular del pueblo que
lo elije. Gobernará según la voluntad de los medios de comunicación, pero no según la
voluntad del pueblo. Por eso es que ésta es una ley de profundo contenido político.
También Nino expresaba: La regulación de los medios tiene el efecto de distribuir el
poder, y no es por nada que sea objeto de casi tantas expectativas, tensiones y presiones.
Hoy estamos viviendo esas expectativas, tensiones y presiones, y esta exageración y
crispación que no tiene justificación, porque es sobre el establecimiento de una estructura
constitucional.
Creo que una vez que aprobemos esta ley, la síntesis de los principios deberán ser
elevados a la categoría constitucional. Esto no está en la Constitución argentina, aunque
algunos digan que este proyecto de ley es inconstitucional. Esto no está; lo que está es la
libertad de imprenta, que es otra cosa.
Un senador dijo que este proyecto era inconstitucional, porque violaba el artículo 32 de
la Constitución Nacional. Yo digo que no es cierto, porque ese artículo se refiere a la libertad
de imprenta y, esta ley, a los medios audiovisuales. Y me parece que es una exageración y un
error jurídico de mucha magnitud hacer una interpretación analógica a la Constitución. Por
analogía, no puedo decir que la imprenta es lo mismo que la televisión, la radio y el cable.
¿Saben quién hizo interpretaciones analógicas y las pagó? Stalin. Una de las causas de la
desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue la interpretación analógica
del derecho, con lo cual juzgó y mató a todos. Mató a todos sus compañeros, y después la
pagaron con la disolución del Estado.
Entonces, no se puede hacer una interpretación analógica y decir que se viola el artículo
32 de la Constitución Nacional, dado que sería un error jurídico de mucha magnitud y de muy
graves consecuencias porque, seguramente, terminaríamos en toda clase de arbitrariedades y de
dictaduras.
¿Quién coincide con esto? Ramonet. En una revista editada en Suecia, Ramonet, ex
director de Le Monde Diplomatique, denuncia que los medios de comunicación quieren asumir
la dirección política de los países. Se refiere, sobre todo, a América latina. Dice: “Esto es lo
diferente, el hecho de que los medios sustituyen a los partidos políticos.” Y esto no es un
detalle; esto es muy grave.
Todos los días nos llenamos con la palabra “República” y “democracia”, y después no
defendemos a las instituciones de una república democrática. Una de ellas, fundamental, es el
partido político. Y nos gusta que el partido político esté sometido a lo dictado por los medios
de comunicación. De esto tengo pruebas, que las leeré al final, y están en el diario La Nación
de hace tres días.
Felizmente, la Argentina es una nación con una sociedad muy compleja, tiene partidos
políticos, y no será tan fácil destruir, condicionar o sobornar a los dirigentes políticos ni a los
partidos políticos. Quizás sea más fácil en otros países de América latina, con una estructura
social distinta.
Dice también el artículo de Ramonet: “Los medios asumen la dirección o quieren
asumir colectivamente la dirección de la oposición política. Los medios tienden a convertirse
en la verdadera oposición al gobierno.” Entonces, está claro que esta es una ley que tiene que
ver con la estructura política y constitucional de la Argentina.
Esto tiene que ver con la disputa política que lleva casi medio siglo, y que empezó en
1947 después de la economía de posguerra. Es decir, después del New Deal, de la economía de
Churchill, de la economía de Charles de Gaulle y del Estado de bienestar; y cuando empiezan a
hacer crisis aparecen los neoliberales.
En una pequeña reunión en Mont-Pèlerin, un pequeño pueblo de Suiza, von Hayek,
Milton Friedman, Salvador de Madariaga y Walter Lippman —famoso periodista
norteamericano— dicen que ese capitalismo hará crisis y que hay que reformarlo en un sentido
liberal. Pero esto no lo dicen allá; lo más grave es que se dice hoy y acá, después de lo que
ocurrió en nuestro país. Porque toda la doctrina del neoliberalismo se aplicó en la Argentina.
El primer lugar donde se aplicó fue en Chile, con Pinochet, quien decía que el
neoliberalismo era la dictadura política, y asesinó en el Estadio Nacional de Chile de su
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juventud a artistas, intelectuales y a ese gran presidente de América que se llamó Salvador
Allende.
El neoliberalismo llevó a la crisis de 2001. Y no es la primera, ya que el liberalismo
llevó a la Argentina a la primera crisis en 1890. Pero tuvimos suerte, ya que lo teníamos a
Yrigoyen. A partir de la crisis del '90 surgió un gran movimiento popular en la Argentina, que
es el radicalismo.
Después, tuvimos otra crisis más en la década del 30; en la "década infame", contra la
cual luchó tanto mi padre. Era la época del “fraude patriótico” —así le decían—, y llevó a una
fenomenal crisis. Después, tuvimos nuevamente suerte. Tuvimos el 17 de octubre, y la
incorporación de los trabajadores y las mayorías sociales de la Argentina a la vida política. Y
también tuvimos a Perón, y a un nuevo movimiento popular en la Argentina.
Posteriormente, nos llevan a la última crisis, la de 2001, con todas las ideas del
neoliberalismo: las de Pinochet; las de Thatcher en 1979; las de Ronald Reagan tres años
después en los Estados Unidos, y que se expendieron por todo el mundo europeo después.
A lo mejor tenemos suerte con esta ley, y un nuevo gran movimiento popular que
nuclee a todos los argentinos pueda producir las transformaciones económicas, sociales,
políticas y culturales que este país necesita. Una de ellas son las comunicaciones.
Es necesario que la Argentina se incorpore a la gran revolución tecnológica de nuestros
tiempos, que es tan difícil y requiere muchas y grandes inversiones de capital. Este
neoliberalismo está enquistado. Miren el desprecio que tienen por ustedes. Además de un error,
es una actitud despreciativa. En un artículo de la revista Entelequia del mes de mayo-junio de
este año, un señor que se llama Emilio Heyaca —que es vicepresidente de AT&T
norteamericana y Director General de Proyectos de Sistemas de Información del Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dice: Así como las leyes físicas no pueden modificarse
por decisión de los legisladores o los jueces —nadie las puede modificar—, es necesario
aceptar que tampoco pueden serlo las leyes de la economía, aunque esto último pueda ser más
dificultoso a veces de percibir. Es una consecuencia ineludible que las leyes del mercado
actúen a favor de optimizar la prestación y alentar la eficiencia, y las leyes del Congreso no
deberían legislar sobre temas tecnológicos ni sobre modelos de negocios.
O sea que sobre esta temática no habría por qué legislar, ya que la evolución de la
tecnología y las reglas del mercado tienen leyes propias que están más allá de la voluntad de
los legisladores. O sea que esto estaría por sobre la voluntad de todos ustedes.
Se dice que la televisión por cable tuvo un crecimiento muy importante porque no hubo
regulación. Al respecto, la ley de la dictadura se hizo para que se concentrara la propiedad de
los medios de comunicación. La televisión paga en nuestra sociedad se debe, en gran medida, a
que nunca hubo una regulación específica. ¿Por qué no viene nadie a decirlo acá?
En ese sentido, otra parte del artículo expresa: En contraposición a este escenario de no
regulación, el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual propone la creación
de organismos de control.
Esto también alcanzaría a la televisión paga y etcétera. O sea, mejor que no haya
ninguna ley.
Lamentablemente, esto está precedido de otro artículo de mi amigo, el doctor Federico
Pinedo —a quien no le reprocho nada porque piensa como pensó toda su vida—, que dice que
este proyecto podría haber sido escrito por Mussolini.
Yo no creo que ninguno de los que elaboró el proyecto original —el del Consejo de
Consolidación de la Democracia— tenga nada que ver con Mussolini. No creo que Raúl
Alfonsín tenga nada que ver con Mussolini ni con ninguna dictadura, al igual que las personas
que suscribieron este proyecto.
Considero que esta es una importante reforma política, seguramente, del mismo nivel
que la de la Constitución de 1994, que es bastante mala. Bastante inferior a la Constitución
Social del año 1949 que un señor derogó por decreto, y que una Convención Constituyente, de
la que participé en el año 1957, legalizó. Debiera darles vergüenza a los convencionales
constituyentes, porque encontraron la manera de legitimar la derogación por decreto de una
Constitución elaborada por representantes elegidos por el pueblo argentino, sin fraude ni
proscripción, en una elección absolutamente limpia.
Por eso vengo diciendo desde hace muchos años que es más fácil reformar la
Constitución que la Ley de Radiodifusión; y la historia lo demuestra. Va a ser bastante difícil
reformar esta ley. Porque realmente tiene carácter constitucional.
En definitiva, hay una cuestión de fondo: decidir qué políticas vamos a aplicar en la
Argentina. ¿Volvemos al neoliberalismo? Vamos a ponerles nombres nacionales. Recién
mencioné a los neoliberales extranjeros, pero acá tienen nombre: se llaman: Adalberto Krieger
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Vasena, Alemann y Martínez de Hoz, más tarde se llamaron Cavallo; también está la gente del
CEMA y López Murphy. Y los resultados de su gestión económica están a la vista en 2001,
cuando sufrimos una de las crisis sociales y políticas más graves de la historia argentina. Sin
embargo, ellos dicen ahora que la culpa la tenemos nosotros porque no les dejamos desarrollar
sus pensamientos ni sus teorías económicas. Siempre la culpa la tiene el pueblo, nunca ellos. Y
ahora quieren volver a hacer la nueva experiencia. En realidad, ellos son los que quieren volver
al neoliberalismo.
¿Nos enfocamos hacia el Estado de bienestar, o vamos a tener una concepción social y
moderna? Esto es lo que tenemos que decidir. Y si no, seamos sinceros y no elaboremos
ninguna ley, no legislemos más, que el mercado decida todo, que las grandes empresas decidan
todo, que los medios de comunicación decidan todo y que los secretarios de comunicación
puedan dictarles líneas políticas a los partidos políticos. Eso sí, nunca vamos a tener
democracia, porque el neoliberalismo estuvo asociado a la dictadura y a otra cosa fundamental:
a la destrucción del concepto de servicio público. No son tontos.
El concepto de servicio público que defendió en la Argentina muy bien el doctor Rafael
Bielsa, no el jovencito sino el abuelo, que es uno de los más grandes administrativistas de la
República Argentina y profesor universitario en Rosario, dijo que esto era servicio público. Y
hay fundamentos más que de sobra para que esta actividad sea entendida como servicio
público. Caso contrario, dejemos que el mercado haga lo que quiera, y preparémonos para la
nueva crisis.
Eso es lo que hay que decidir. Los cooperativistas somos partidarios del servicio
universal. ¿Qué quiere decir esto? Servicio universal de teléfonos, de Internet por banda ancha,
y servicio universal de radiodifusión. Quiere decir que todos los argentinos vivan donde vivan,
por ejemplo, en Ocloyas ––que seguramente el senador Jenefes sabe donde queda; no así el
resto de los presentes––, hay un teléfono e internet puesto por una cooperativa en medio de los
cerros, allá en Jujuy. En Facundo, provincia de Chubut, también había uno pero no lo pudieron
mantener. ¿O no tienen derecho? ¿O no son argentinos igual que todos? El interior tiene
derecho a tener medios de comunicación.
El otro día Víctor Hugo Morales dijo que cerca de un millón de personas veían fútbol –
–los que pagaban––, ahora lo ven 20 millones de personas ¿Esto qué es? Esto es democracia,
esto es acceso a la información. ¿O los “negros” no tienen derecho a ver los partidos de fútbol,
porque no tienen plata? Seamos sinceros, hablemos y digamos las cosas por su nombre.
Todos los argentinos tienen derecho a acceder a la información, al conocimiento y a las
comunicaciones cualquiera sea su condición social al lado de la cooperativa que prestará
servicio de cable. Mientras yo esté en FECOTEL vamos a poner los equipamientos necesarios
para que se retransmita la televisión gratuita por aire para 40 millones de argentinos. ¿Esto es
una utopía? No. Si esta ley se aprueba, el año que viene lo hacemos, no dentro de cincuenta
años: el año que viene. Esto no lo hacemos las cooperativas solamente, después voy a decir
cómo, pero se puede hacer.
Esto es avanzar en la democracia, en la revolución científico-técnica de nuestra época,
porque si nos quedamos atrás este país no podrá acceder a las transformaciones que son
necesarias hacer. Las transformaciones en las telecomunicaciones son fundamentales, son el
motor de las demás transformaciones históricas de esta época.
Hoy se habla de globalización, pero ¿qué globalización sería posible si no existiesen las
comunicaciones que hay actualmente? Ninguna. Los grandes negocios financieros que llevaron
a la crisis se hicieron gracias a las telecomunicaciones, gracias a Internet; estas cosas tan
nuevas. Por eso somos partidarios del servicio universal.
Hace dos meses nos reunimos con la senadora por la provincia de Chubut, Silvia Giusti
––que no está aquí presente–– y nos dijo que quería un servicio universal para su provincia,
porque no hay nada, y tiene razón. Tenemos que trabajar en pos de un servicio universal en
todas las provincias argentinas, porque las grandes empresas van a ir donde hay ganancia. Ahí
no se gana, pero si armamos un fondo de servicio universal habrá servicios en todo el país.
No sé si está presente el representante de la Red Intercable ––es una lástima que se haya
ido––, porque tengo que responder algunas cuestiones que se dijeron durante la jornada de hoy
sobre el rol que cumplen las cooperativas en relación a los servicios de cable. Seré muy claro.
Ellos dijeron que debajo de los dos pinitos, que es el símbolo con el que se representa al
cooperativismo, no crece la gramilla, no crecen los yuyos ni crece nada. Yo digo que debajo de
las sombras de las cooperativas argentinas han crecido los pueblos más progresistas de este
país, que tienen pavimento por las cooperativas; electricidad, por las cooperativas y desde la
década del 30; teléfono, por las cooperativas; gas, por las cooperativas; cloacas, por las
cooperativas; agua, por las cooperativas. Estoy hablando de mi pueblo, que tiene 4.000
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habitantes y que pertenece a la provincia de Santa Fe. Tenemos televisión por cable porque
tuvimos suerte y lo pudimos hacer. Toda la cultura del pueblo en un salón que era de una
mutual italiana, que quebró y que terminó gestionada por la cooperativa. Cuarenta años de
inversiones: inversión privada, cero; inversión pública, cero. El pueblo tendría que estar muy
mal, pero tiene todos los servicios gracias a la cooperativa, y esto no es mérito de la
cooperativa porque ¿qué es la cooperativa? La cooperativa son hombres del pueblo que se
organizan para prestarse los servicios que nadie les presta. Por eso, es absurdo decir que es un
monopolio, como se ha dicho aquí.
El año pasado, cuando visitamos a la presidenta, el 30 de mayo en la Casa Rosada, dijo
algo muy importante al plantearle esta cuestión. Dijo que considerar monopolio a una
cooperativa es una aberración jurídica. Realmente es una aberración jurídica. ¿Como va a
haber un monopolio de los propios consumidores y usuarios, si el concepto de protección
frente al monopolio es para proteger a los consumidores y usuarios? Nosotros no necesitamos
que nos protejan, nos protegemos solos y tenemos una gran diferencia: el cliente de Telecom o
de Telefónica es un cliente, nunca va a ser director o presidente de ninguna de esas empresas.
En cambio, el socio de la cooperativa el año que viene puede ser el presidente de la
cooperativa. Estas son las diferencias que hay entre una institución de la comunidad organizada
y una empresa privada, que pueden coexistir; nada impide que no puedan hacerlo. Le voy a
proponer cómo podemos coexistir.
Lo que he visto en este debate, que lleva ya bastante tiempo, es que estamos muy mal
los argentinos, están muy mal algunos legisladores porque estamos discutiendo las migajas.
Estamos discutiendo los intereses de grupos económicos, los intereses de dirigentes políticos o
de organizaciones políticas. Me gustaría que nos sentáramos a discutir cuáles son los intereses
de la Nación argentina y del pueblo de la Nación argentina que están en juego acá. No
analicemos a corto plazo porque esta es una cuestión estratégica para la Nación, veámosla a
largo plazo. Si no hay información y comunicación para todos los argentinos o argentinas, no
se constituye como nación ¡Qué vamos a celebrar el segundo centenario si no tenemos
comunicación o si la tenemos concentrada en tres o cuatro grupos económicos que impide el
desarrollo de la comunicaciones! ¿Cuál es el problema de la cartelización y de los oligopolios?
Que impiden el desarrollo de los países como los nuestros; a lo mejor jueguen otro papel
distinto en países de Europa o en los Estados Unidos, pero acá juegan ese papel.
Me dijeron recién que los cableros han dicho que el único problema que tenían con este
proyecto de ley era el de las cooperativas. Le voy a decir a los cableros que no tengan ningún
problema más. Les ofrezco que trabajemos juntos por el bienestar de los argentinos, que nos
asociemos para prestar servicios de comunicaciones en la República Argentina. Pero, eso sí,
con los pequeños y los medianos cableros. Con los cableros que usan los grandes monopolios y
que tienen de voceros a los funcionarios de los monopolios, con esos no hay negocio, no hay
sociedad.
Le voy a hacer una propuesta al amigo Toledo. El movimiento cooperativo FECOTEL
y FECOSUR tienen un proyecto de constitución de una empresa nacional de
telecomunicaciones. Nosotros necesitamos que el Estado nacional nos otorgue la frecuencia
para prestar telefonía móvil. Ya nos ha dado la licencia. Les pido a los senadores que nos
ayuden para que tengamos esa frecuencia. Cuando la tengamos, a los cableros de la Argentina lo digo públicamente y me responsabilizo de lo que digo-, los invito a que formemos la gran
empresa nacional de comunicaciones juntos. No digan que los queremos fundir, quebrar,
desalentar o desarmar.
Escuché el otro día al cablero del pueblo de Embarcación, en Salta. ¿Cómo voy a estar
en contra de ese cablero, que es un patriota y está prestando un servicio de radiodifusión donde
no va nadie, donde los grandes monopolios no van porque no ganan? ¿Qué interés vamos a
tener? Juntémonos. Pongámonos todos juntos. Esta empresa nacional que queremos hacer tiene
lugar para todos.
Esto no es una utopía. Hemos conversado con la Empresa Provincial de Energía de
Córdoba, la EPEC. Era director, en ese momento, el señor Albrisi, que es actualmente diputado
nacional; y me dijo que estaba de acuerdo. Con la EPEC más las 204 cooperativas de Córdoba
que prestan servicios con ellos, tenemos la empresa de comunicaciones de Córdoba.
Agreguémosle los cableros de dicha provincia y los capitalistas nacionales que están dispuestos
a poner capitales en la producción y no a plazo fijo.
Esta es la nueva empresa que tenemos que crear: la economía social, la economía
privada de los capitalistas argentinos y la economía pública de las empresas públicas. Me
refiero a la EPE de Santa Fe y al emprendimiento que está haciendo el señor Rodríguez Saá en
San Luís.
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Recién le contaba al senador por Entre Ríos que en la época del gobernador Montiel
hicimos un proyecto -está hecho- para una empresa de telecomunicaciones, sobre la base de 30
cooperativas eléctricas junto con el Estado provincial, para toda la provincia de Entre Ríos.
En Santa Fe está hecho el proyecto. Se lo hemos propuesto a la Empresa Provincial de
Energía. Santa Fe tiene 300 localidades y en 220 hay cooperativas. Con eso más la EPE con
todas sus redes, en pocos meses tenemos hecha la empresa nacional de comunicaciones. Con lo
que ya tenemos. Porque hay que aprovechar lo que ya tenemos.
Lo que acá no se dice es que hay redes muy importantes en la Argentina, las cuales no
son de ningún privado sino del pueblo argentino; son redes públicas, que habrá que usar en el
futuro.
Esta es la discusión que vamos a tener después de que aprobemos este proyecto de ley.
Porque a este proyecto le faltan otras leyes: le falta una ley de servicios públicos, que mandó el
ministro De Vido y nunca se consideró; le falta una ley de telecomunicaciones y falta reformar
y completar la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Falta terminar con la ley
antimonopolios en la Argentina.
Esto lo podemos decir públicamente y es una lástima que no estén los cableros. Les
hago el ofrecimiento. A partir de la semana que viene, cuando quieran, nos juntamos a trabajar
juntos por una empresa nacional de comunicaciones donde los cableros puedan seguir
trabajando. No queremos que quede nadie desocupado. Queremos más fuentes de trabajo. No
queremos arruinar a nadie. Acá los únicos arruinados hemos sido nosotros. Las cooperativas de
telecomunicaciones tienen una grave crisis económica, porque estamos excluidos de todos los
servicios: no tenemos telefonía móvil, no podemos prestar internet ni radiodifusión. ¿Qué nos
dejan? La telefonía fija; no habla más nadie; en el mundo se cae la telefonía fija. Tenemos una
pésima actividad en este momento. Por eso estamos luchando para esto.
Esta no es una preocupación nueva nuestra. “Hacia una radiodifusión con participación
cooperativa” es un artículo del primer número de la revista FECOTEL, de junio de 1988. Esto
no es oportunismo; estoy contento porque estamos triunfando.
FECOTEL hace todos los años un seminario. El año pasado hicimos uno sobre
radiodifusión. En determinado momento vino a darnos su solidaridad y apoyo el diputado
nacional de mi provincia, hijo de un gran gobernador, Sylvestre Begnis. Yo le dije -a veces los
locos tenemos razón- que íbamos a tener ley e íbamos a triunfar, que ya teníamos un voto. Ya
tuvimos 147 votos. No me equivoqué. Espero que ahora el Senado convierta en ley este
proyecto. Este Senado va a responder a lo que el pueblo argentino quiere. Estoy seguro de que
esta mayoría, toda esta gente que nombré y todos los compañeros que estamos acá, todos,
queremos esta transformación.
Por otra parte, en mi provincia acaba de ocurrir un hecho bastante lamentable: ha salido
una solicitada de una federación de cableros de la provincia de Santa Fe. El diario La Capital
de Rosario del 20 de septiembre dice que el gobernador Binner será responsable de la
desaparición de la pluralidad de voces en Santa Fe y en toda la Argentina; que el voto de la
totalidad de los diputados socialistas de Santa Fe, que resultarán clave para aprobar la ley de
medios del gobierno, abrió el camino a la desaparición de las empresas de cable pymes
independientes; que la oposición del gobernador y su compañero del Partido Socialista con
respecto a la ley cambió repentinamente como consecuencia de la desaparición de las
telefónicas del proyecto.
Tampoco podía faltar la agresión hacia nosotros. Dice que lo que no advirtió el
gobernador es que su apoyo a la ley consagra el ingreso de las cooperativas de servicios
públicos monopólicas; que estamos aliadas a las multinacionales telefónicas, lo cual causará un
daño irreparable a más de 300 cables pymes.
Esto es una infamia. No estamos aliados a ninguna empresa multinacional extranjera.
Estamos diciendo que hay que armar una empresa argentina de telecomunicaciones. No
queremos que se vayan los que vinieron; pero queremos tener nuestra propia empresa. Estoy
seguro de que estamos cerca.
Continúa diciendo que la alianza con el gobierno nacional para armar un canal estatal
provincial tiró por la borda la posición del gobernador respecto de nuestra industria; que esta
maniobra consagrará un monopolio donde antes había diversidad; ni ideas para pensar y elegir
ni redes para convertir. Este es el voto democrático del gobernador y su partido.
Esta es una agresión que no tiene nombre.
El gobernador Binner, que es socialista, ¿por qué quieren que vote? Tiene que votar por
su tradición histórica. ¿O acaso tiene que ser un traidor? Tiene que votar por sus convicciones.
¿Tiene que ser como otros dirigentes políticos, que dicen “si yo no deseo una cosa y hago todo
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lo contrario, ¿cómo ganaba?”? La teoría de la estafa de la voluntad popular. ¿Qué quieren: que
el gobernador sea un estafador de la voluntad del pueblo de mi provincia?
El gobernador defiende su tradición histórica y sus convicciones. ¿Cuál es la tradición
histórica? La que yo les leí; este dictamen que está firmado por Guillermo Estévez Boero,
fundador del Partido Socialista de la provincia de Santa Fe. ¿Qué quieren: que los socialistas
sean traidores a sus dirigentes y fundadores?
Pero hay más. ¿Cuál fue la primera ley antimonopolio de la Argentina? En el año 1918
—esto lo cuenta John William Cooke— se hizo una investigación sobre los trust y esa
comisión la presidió Juan B. Justo. Como consecuencia de esa investigación, se aprobó en
1920 la primera Ley antimonopolio de la Argentina. ¿Qué quieren: que el gobernador de Santa
Fe sea traidor a esa tradición histórica y que esté a favor de los monopolios? ¿Qué esperan: que
los dirigentes, senadores y diputados socialistas renieguen de su historia?
¡Miren lo que le dicen al gobernador Binner! La Nación lo agravia. Fernando Laborda:
“Los votos swingers de los socialistas”. Esto es un agravio. No hay derecho a agraviar a los
legisladores y al gobernador de Santa Fe. Nadie intercambia parejas, sino que lo que están
haciendo es ser fiel a su historia. Esto figura en el diario La Nación del 18 de septiembre.
¿Quién es este señor Laborda? No sé. Seguramente nunca movió un dedo por la lucha por la
democracia en este país.
El gobernador Binner dijo en el diario La Capital que había que aprobar la ley y que si
la ley no salía antes del 10 de diciembre, no salía más. Estoy convencido de que si la ley no
sale antes del 10 de diciembre, es muy difícil que salga.
El Movimiento Cooperativo de la provincia de Santa Fe se va a reunir el lunes. Hemos
preparado una solicitada: “Ante la mentira y la agresión, la verdad y la unión nacional como
respuesta. Los diputados nacionales de la provincia de Santa Fe, justicialistas, socialistas y
radicales que votaron a favor de la nueva Ley de Servicios Audiovisuales y el doctor Hermes
Binner y los demás gobernadores que lo han apoyado, han contribuido decisivamente a la plena
vigencia de libertad de expresión, a la pluralidad de voces, el federalismo y la democracia en
nuestra patria.”
El Consejo Provincial de Cooperativas dio el apoyo a este proyecto de ley; la Cámara
de Diputados de la provincia de Santa Fe dio el apoyo a Los 21 Puntos de la Coalición por una
Radiodifusión Democrática. En Santa Fe, la mayoría estamos a favor de esta ley. Habrá una
audiencia pública el martes, donde vamos a discutir. Espero que esto realmente se convierta en
la expresión de la voluntad del pueblo de mi provincia.
El otro antecedente que puede servirle a los socialistas es el siguiente: se trata de las
expresiones realizadas por el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique
Bustamante, que es asesor de Rodríguez Zapatero. Estuvo aquí hace unos meses. “Los grandes
grupos privados se resisten a pasar de piratas a corsarios y pretenden trabajar sin reglas.” Aquí
como en España y viceversa. Los neoliberales son iguales en todos lados. Él habla que en los
años 40 y 50, del Estado de Bienestar, se reforzó en Europa Occidental el servicio público de
radio y televisión, la escuela pública, la biblioteca pública; que el servicio público de televisión
es fundamental para el Estado de Bienestar y que la radiodifusión es fundamental para la
defensa de la soberanía nacional. ¿Qué quieren: que los socialistas voten contra estas
opiniones? Se trata de hombres que son socialistas en España, pero que deben tener alguna
afinidad.
Lo que voy a expresar a continuación tiene que ver con todos los argentinos, pero sobre
todo con el primer socialista de la Argentina, que nadie conoce: se llamaba Mariano Fragueiro,
fue gobernador de Córdoba y ministro de Hacienda de la Confederación Argentina. O sea, el
hombre que defendió el interior, que escribió en “Cuestiones argentinas” lo que les voy a leer.
Parece que hubiera sido escrito para hoy, nada más que hablaba sobre la libertad de imprenta.
En ese momento, no existía ni la radio ni la televisión, sólo existía la prensa. “El pensamiento
escrito debe ser protegido de la restricción que le impone el capital, puesto que el pobre —el
que no puede pagar— no puede publicar”. ¿Cambió algo? ¿Algún pobre puede publicar acá?
Esto lo decía Mariano Fragueiro en 1852, cuando se discutía la Constitución del 53 en la
Argentina.
Pero hay más. Allí se refería a la complicación criminal de la imprenta con el capital
para lucrar a costa de la libertad, como quieren lucrar hoy a costa de libertad de expresión. En
este sentido, les voy a mostrar un libro que me alcanzará después nuestro gerente sobre cómo
defendieron la libertad de expresión en este país estos señores. “La imprenta está a merced de
quien más paga. La justicia, el mérito y la capacidad —se refiere a los periodistas— que no son
acompañados de dinero no tienen acogida en el taller de la imprenta.” Y dice algo que hoy está
en los canales de televisión. “La imprenta emancipada del capital…” Sería bueno que los
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periodistas se hubieran emancipados de sus dueños, no tendríamos a estos cortesanos que
tenemos que escuchar toda la semana, porque estos son cortesanos, además del sueldo que
cobran. Rinden pleitesía; son hombres de la Corte. Es un concepto viejo, pero bueno, no quiero
agraviar más en este momento. Decía entonces que “La imprenta emancipada del capital y de
los intereses particulares —como hay que emancipar los medios de comunicación
audiovisuales— será la tribuna en que el pueblo hable al pueblo; será la relación de los
intereses generales para instruir al público”. Que el pueblo hable al pueblo. De esto hace
aproximadamente 150 años y es de un patriota nuestro, de uno de los hombres que ayudó a
constituir y organizar esta Nación. Además, fue un gran banquero, fue un hombre que colaboró
con Rosas en su momento, también lo enfrentó, pero su tarea más importante la hizo en el
gobierno de la Confederación Argentina para defender los intereses del interior, que es lo que
está en juego en esta ley. Porque esta ley debe ser para defender, además de los intereses de
todos, fundamentalmente los intereses del interior argentino.
¿Qué quieren que hagan los socialistas entonces? ¿Qué quieren: que seamos unos
renegados, para defender los intereses particulares de una federación de cableros?
Es importante resaltar que este concepto de Mariano Fragueiro lo repitió la señora
presidenta de la República el día 27 de agosto. Dijo: “La libertad de prensa no puede ser
confundida con la libertad de los propietarios de la prensa”. Esto lo dijo muy bien John
William Cooke cuando fue autor e hizo aprobar la Ley antimonopolio de 1946, cuando apenas
tenía 26 años en el primer gobierno del general Perón. Confunden la libertad de comercio, la de
industria. Que la defiendan, me parece muy bien; pero que no la encubran con la libertad de
expresión. Démosle a cada cosa su nombre. Una cosa son los mangos de la industria y del
comercio y otra es el derecho humano a la libertad de expresión, que no es de los dueños de los
diarios ni de los medios de comunicación de masas. Es nuestro. ¿Cuándo compraron la libertad
de expresión? ¿Quién se la vendió? Es nuestra, es un derecho del pueblo argentino. No es de
ellos. Ellos tienen derecho a comerciar, a industrializar, a respetar a sus periodistas y sus
pensamientos —cosa que no hacen—. Esto es para los socialistas.
Para los que tienen orientación social cristiana, en la Cámara de Diputados monseñor
Agustín Radrizzani leyó el otro día esta declaración que tengo acá. Me la entregó él. Apoya la
ley, pero dice: que se evite cualquier manipulación de la información para beneficio de unos
pocos. Creemos también que es tan importante cuidar que la economía no maneje la política de
las comunicaciones y cuidar que la política no busque intereses ideológicos ni económicos en
la utilización de los medios. Es primordial velar entre todos para respetar el espíritu en que la
ley fue concebida.
Lo dice la Iglesia argentina, el presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación
Social de la República Argentina.
Además, Monseñor Mauleón, arzobispo de Paraná, en el foro que organizó el Comfer
dijo que considera muy positivo el proyecto del gobierno. Dijo hoy: la Iglesia considera
sumamente positivo que el Ejecutivo nacional formule un proyecto de ley que regule la
radiodifusión en el país. Agregó que: la totalidad de los actores sociales deben tener derecho
para acceder a ese bien de todos que constituye la comunicación.
Es un bien de todos, no es una mercancía, como se dijo acá. No se compra ni se vende.
Estos son derechos que no están en el mercado.
Decía: como iglesia nos sentimos actores y protagonistas de este proceso de
comunicación social a través de herramientas que permitirán llevar su mensaje mediante el
acceso a los medios y tecnología de nuestro tiempo.
La opinión de la Iglesia es muy clara por más que la quieran tergiversar, como han
intentado hacer.
Ahora para los radicales. Acá sé que choco con muchas opiniones, pero sé también que
confraternizo con un gran argentino, que era Raúl Alfonsín.
En nuestra revista publicamos hace poquito la carta de Raúl Alfonsín, con la foto de él,
que dice: “Adiós, presidente. Falleció un líder de la democracia”.
El 5 de diciembre del año pasado -no de hace 30 años-, cuatro meses antes de la muerte
del ex presidente, la Confederación Cooperativa de la República Argentina, que nuclea a todo
el cooperativismo de nuestro país, iba a hacer un acto sobre la Ley de radiodifusión. Teníamos
que hablar Alfonsín y yo. Yo no pude venir -soy de Rosario-, porque ese día hubo huelga en
las estaciones de servicio y no tenía combustible.
Él en esta carta dijo lo siguiente: esta vez les voy a fallar y no estaré presente —no
estaba presente porque se estaba muriendo—. Voy a sintetizar. El doctor Alfonsín dijo
entonces: Como ustedes recordarán, en los inicios de mi gestión como presidente de la Nación,
en 1984, envíe un proyecto de ley a la Cámara de Diputados de la Nación para modificar la
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Ley 22.285 de 1980, que discrminaba a las cooperativas para hacer radio y televisión. Mi
intención era terminar con esa injusticia nacida en los años de la dictadura militar. Si bien no
logré el objetivo anhelado, estoy seguro de que en algún momento se podrá llegar a resolver
favorablemente esa discriminación que castiga al movimiento cooperativo. Pero la historia,
como bien sabemos, no se detiene, y estoy seguro de que gracias a la labor que ustedes
desarrollan, al esfuerzo y la lucha permanente, en algún momento lograremos recuperar aquella
Secretaría que también funcionó en las manos de nuestro amigo, el doctor Héctor Polino.
Tenía un gran sentido de la historia. Era un profeta de los próximos meses,
seguramente.
Continúo: en los vaivenes de la historia de nuestro país finalmente triunfarán las causas
justas. —Yo sé que van a triunfar las causas justas dentro de muy poquito, cuando tengamos
esta ley—.
Al final dice: no podré estar junto a ustedes, con un gran abrazo… Y firma de puño y
letra: Raúl Alfonsín.
Les dejo nuestra revista y les digo de todo corazón que lamento que dentro de uno o dos
meses, cuando tengamos la nueva ley, no esté presente Raúl Alfonsín para festejar con todos
nosotros.
También se dijo acá: los méritos de Alfonsín fueron su fracaso histórico. Pero no fueron
tales, porque ahora van a triunfar. Su mérito fue haber visto el porvenir de la Argentina.
¿Y qué radical es más radical que Alfonsín para negar una carta de tres meses antes de
su muerte? ¿O voy a creer que Alfonsín también iba a terminar diciendo: digo una cosa y
cuando gobierno hago otra? ¡No era de esa clase! Estoy seguro de que hubiera estado acá junto
a nosotros. Cuando celebremos lo vamos a recordar.
Esto es para los compañeros del nombre de esta sala. Leo lo siguiente: 9 de septiembre
de 1951. Primer congreso argentino de periodistas. El coronel Perón, desde la Secretaría de
Trabajo y Previsión, dio el primer estatuto del periodista que amparó al gremio, eternamente
explotado y vejado por los negreros empresarios del periodismo.
Eran más sinceros que nosotros. No eran hipócritas, les dice lo que son.
Esta es la revista del radicalismo de Yrigoyen que terminó apoyando al general Perón.
Pero lo importante es lo que dijo Perón: los hombres se separan y se dividen cuando los
ideales son sustituidos y sobreempujados por los intereses.
Entonces acá hay que decidir entre ideales e intereses.
Este discurso se titula: “Los hombres de ideales”. Perón dice: nosotros somos hombres
de ideales. Cada periodista es un hombre de ideales. La única libertad que puede conciliar el
bien común del pueblo con la libertad individual del hombre. La libertad tiene, como la
propiedad, una función social.
A ver quién se anima, el más pintado de esta época, a repetir esto de Perón. Porque este
es el concepto más moderno y más avanzado de la propiedad y de la libertad hoy, sesenta años
después. A ver quién se anima. De qué lo acusarían a Perón si dijera esto hoy.
Yo estoy totalmente de acuerdo, lo digo, lo repito y lo he repetido en todos los foros del
Comfer: ALa libertad de prensa no existe cuando su ejercicio no es socialmente justo.
APara que el periodismo ejerza la verdadera libertad de prensa socialmente justo es
necesario que sirva, en primer lugar, a la sociedad nacional...” —era un nacional que trabajó
por su Nación — “...en que desenvuelve sus actividades y, por medio de ello, a la inmensa
sociedad humana.” No era un nacionalismo anacrónico, al margen del mundo.
AA una mejor humanidad se llegará cuando las naciones sean más justas, más libres y
más soberanas”.
ALa prensa de mi país debe, en mi sentir justicialista, ejercer su libertad dándole esa
función social superior que tenga como objetivo propio los grandes objetivos nacionales de
cada pueblo. Por eso el justicialismo en esta realidad argentina que nosotros estamos
construyendo quiere una prensa sana, libre, pero auténtica y absolutamente nacional”.
)Cómo termina? AYo los invito a todos ustedes a compartir mi fe con la firme
esperanza de que mañana le sea dado también...” —esto se lo decía a los periodistas—
A...compartir la victoria, que en última instancia no será de ustedes ni mía sino de este pueblo
maravilloso que tiene marcado en su corazón el sello de los grandes destinos.”
ANuestra misión es muy simple: consiste en ayudar al destino”. La misión de todos los
que estamos acá es ayudar al destino.
Quiero decir una cosa que a mí realmente me asombra sobre el diario La Nación, que
dice que defiende la libertad de prensa.
Acaba de salir este libro: ALa prensa argentina en el proceso@. No se los voy a leer
todo, porque es muy largo. Si ustedes lo observan verán que están todas las tapas y editoriales
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durante el proceso. Les voy a leer una sola cosa escrita por uno de los grandes libertadores de
este tiempo: Mariano Grondona.
En su análisis en Carta Política, revista que yo compraba y leía, se ponían en estudio
dos meses, mayo y junio del año 1976, de los artículos editoriales de La Prensa, La Nación,
Clarín, La Opinión y el Herald, y se categorizaban los resultados de acuerdo con el criterio de
la revista. El resultado es interesantísimo: La Prensa dedica el 10 por ciento de sus editoriales a
confrontar contra el comunismo, el 8 a hacer lo mismo contra las posturas tercermundistas, el
19 a despotricar contra el hecho maldito del país burgués del peronismo y un 10 por ciento de
sus opiniones están referidas a la libertad de prensa. Dice un 10 por ciento; y era un mérito de
La Prensa, porque era contra un cero por ciento de sus colegas de La Nación y Clarín.
Mariano Grondona. No leo más, pero mírenlo: )qué van a hablar de libertad de prensa?
No tienen derecho a hablar de libertad de prensa.
)Y ahora qué dicen? ASe cambió la estrategia en el Senado”. Pero hay algo
sorprendente. Fue muy crítico de los diputados, a los que primero trató de impulsar a una
posición y, como se retiraron dijo que se equivocaron y cometieron un grave error. Entonces,
ahora se congratula de que haya habido un cambio. Pero miren lo que dice: ALas empresas han
abordado la iniciativa de los Kirchner como un gran desafío político y apostaron a voltear el
proyecto.@ Porque acá se quiere voltear el proyecto. Acá no nos vamos a venir a engañar.
ALa experiencia revelaría que el enfoque es erróneo.@ La Nación no está de acuerdo;
avanzó algo la última semana. “Basta asomarse a lo que pasaba en el Savoy mientras los
diputados trataban la iniciativa oficial. En un sector de ese hotel cercano al Congreso instalaron
su comando de operaciones los principales directivos del negocio de la TV por cable
acompañados por otros tantos dirigentes políticos. Era una romería.@
Yo creo que no miente La Nación; debe ser cierto, aunque yo no tengo las pruebas.
Y continúa diciendo: AAl frente de las gestiones dos expertos en diligencias
parlamentarias: Eduardo Duhalde y José Luis Manzano. Los resultados fueron escasísimos. La
propuesta de vaciar el recinto era demasiado pretenciosa.@
Duras críticas a Binner y a los socialistas. La prioridad es alargar el plazo. La prioridad
es hacer que este proyecto no se trate y que no se apruebe nunca más.
Me parece muy mal que legisladores y dirigentes políticos de este país se reúnan para
tratar la línea política a seguir acá con los enemigos de la libertad de prensa, con los
empresarios que están peleando un mango para ellos y a los que no les importa un pito los
intereses de la Nación argentina y del pueblo argentino, porque nunca los escuché hablar de
nuestros intereses, de los intereses de la gente.
Hace unos días escuché decir a Vila que la ley de la dictadura es mejor que esta. Para él
sí, para nosotros no, para los millones de excluidos no. También ha dicho algo muy grave, que
es un agravio a los diputados y una amenaza a ustedes: ALes voy a hacer juicios a los
legisladores que voten esta ley, y se los voy a hacer en forma personal para que respondan con
sus bienes@.
No quiero entrar en el aspecto penal del asunto, aunque creo que lo tiene, pero desde el
punto de vista ético y político esto es una profunda inmoralidad y una profunda
irresponsabilidad política. No se puede amenazar a este Parlamento.
Cuando llegué acá dije que estaba muy feliz porque ustedes son producto del voto
nuestro, del mandato nuestro, de la voluntad del pueblo argentino. ¿Desde cuándo van a venir a
decir que esto es ilegítimo? )Qué derecho tienen?
)Sabe el legislador De Narváez lo que está diciendo cuando dice que el Parlamento es
ilegítimo? ¡Está diciendo que hay que cerrarlo! (Es un golpismo de baja estofa!
Estoy seguro de que él no sabe mucho lo que quiere decir, pero la ilegitimidad del
Poder Legislativo quiere decir que el Poder Legislativo no puede mandar, que no puede
legislar. Y si los legisladores legislan y no pueden legislar están cometiendo un delito: es
ilegítimo.
No voy a recurrir a la teoría de la legitimidad del poder de Max Weber, de Kelsen ni de
Bobbio, pero es una profunda irresponsabilidad política haber dicho eso. Ya no lo dicen más.
Ahora recurren a amenazar a los legisladores de este país.
Yo digo que no van a hacer ningún juicio. )Por qué? Es muy simple: ningún legislador
puede ser enjuiciado en el ejercicio de sus funciones, a menos que esté actuando
ilegítimamente. Esa es una imputación realmente muy grave, porque si los legisladores actúan
ilegítimamente y sin poder, entonces sí son responsables de sus actos.
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Esta es la política del chantaje, de la extorsión. )Para qué? Para que no haya ley, y
nosotros necesitamos que haya ley, no las cooperativas sino los argentinos. Los argentinos
necesitamos que haya ley.
Una última cosa: la ley no va a ser inconstitucional. ¡Qué no se hagan ilusiones! Están
tratando de judicializar este proceso, se preparan para demandar al Estado.
Con respecto al artículo 161, creo que puede tener un sentido muy serio. Si este artículo
se modificara de manera tal que el plazo para desinvertir —que rige en todos los países del
mundo— se postergara por más de tres años, en realidad, lo que estarían haciendo y no lo
dicen, es lograr la inaplicabilidad de la ley.
Nosotros queremos que se dicte esa ley, que se reglamente, que se aplique y se eleve a
la categoría constitucional y que sigamos modificando las leyes, porque esta ley debe ser
completada con una nueva ley de telecomunicaciones, de servicios públicos y de defensa de la
competencia, si queremos ser una Nación soberana y que nuestro pueblo argentino sea
realmente feliz. (Aplausos.)
Sr. Presidente. — Muchas gracias.
Ahora le toca el turno a la doctora Ángela Marcela Jaramillo, asesora legal del
Encuentro Nacional de Organizaciones de Pueblos Originarios.
Sra. Jaramillo. — Buenas tardes a todos.
Yo soy asesora del Encuentro Nacional de Organizaciones de Pueblos Originarios, que
está conformado por 27 organizaciones.
Vamos a hacer una puntualización del derecho indígena que se ha incluido en este
proyecto de ley, que tiene ya la sanción de la Cámara de Diputados. Vamos a considerar punto
por punto algunas cuestiones para dar todo el fundamento que sea necesario para sostener esta
ley y esta postura.
El reconocimiento constitucional que se hizo en 1994 reconoció la preexistencia étnica
y cultural de los pueblos originarios argentinos. ¿Qué implica esto? Una necesaria
transformación del Estado nacional. Este proyecto de ley de servicios de comunicación
audiovisual nos incluye. ¿Por qué nos incluye? Porque a propuesta de nuestras organizaciones
se incluyó en los objetivos, en el artículo 3 inciso ñ), la preservación y la promoción de la
identidad y los valores culturales de los pueblos originarios.
No se trata sólo de mostrar lo que ya es visible de la pluriculturalidad del Estado, sino
de establecer una nueva relación de los pueblos originarios y el Estado. Una política de
interculturalidad es lo que a partir de este Encuentro se ha propuesto en el marco del
Bicentenario. Una interculturalidad que abarque una modificación de las instituciones sociales,
políticas, económicas y jurídicas.
Principalmente en esto se coincide en que esto es una reforma política. Para esto hay
que confrontar y hay que transformar las relaciones de poder que se han naturalizado, que se
han generalizado con los pueblos indígenas y con la falta de comunicación a la cual nos han
sometido por la no existencia de medios a disposición de los pueblos. Todo esto va a servir
para superar la dominación, la discriminación y la exclusión.
Esta transformación de las capas del Estado la vemos reflejada en este proyecto de ley
en dos intervenciones. En la presentación de un representante de pueblos originarios en el
Consejo Federal, el cual está incluido en el artículo 16 inciso i), y un representante de pueblos
originarios en el Consejo Consultivo, que figura en el artículo 124 inciso g), para velar la
aplicación de la ley.
La imagen de los pueblos originarios fue trastocada y fue pasada de un punto a otro, o
de la folklorización o de hacernos responsables de los propios conflictos. ¿Qué quiere decir
esto? Que pasamos de ser piezas de museos, o que atentamos contra propiedades privadas que
están tratando de entrar en nuestros territorios para afincar sus derechos y hacerlos valer por el
Estado.
Actualmente sigue pasando esto. No es una cuestión histórica de los pueblos
originarios. Sí empezó mucho más crudo, con un genocidio, con un arrasamiento directo de
vidas y de poblaciones. Hoy siguen los desalojos y eso no se ve reflejado en los medios.
Me parece que habría que tomar en cuenta este tipo de cosas como para poder darnos
cuenta, con ejemplos claros, de que no estamos presentes, que estamos sin voz.
Hoy, hablando de voz, somos más de 34 pueblos los que estamos en la República
Argentina y hablamos, aproximadamente, 14 idiomas, con presencia nacional en todo el país y
con una alta concentración en provincias y departamentos.
Este proyecto de ley de comunicación revaloriza nuestros idiomas y los inserta en la
programación de medios, para que se pueda hablar en los propios idiomas. Este es un paso a
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reconocer y a aceptar nuestras diferencias más visibles. Esto está incluido en el artículo 9 del
proyecto de ley.
En el año 1994, pasamos a ser reconocidos en el marco del Estado como pueblos
originarios, y es para recordarlo porque ese fue el voto de la Asamblea Constituyente que se
declaró por unanimidad y exclamación. Se trata de un compromiso que se asumió por parte del
Estado, después de superar muchísimas estigmatizaciones de poblaciones, de superar la
estigmatización de minorías, superar distintos estadios que nos negaban como pueblo.
Hoy nos reivindicamos de nuevo. ¿Qué significa ser un pueblo? Significa tener
territorio, idioma, cultura, pasado, presente y sobre todo futuro.
Hoy nos reivindicamos como pueblo, y este salto cualitativo es en razón de no caer
nuevamente en ser categorizados dentro del espectro general de prestadores comunitarios, y es
así que como pueblos queremos ser reconocidos en esta ley, y así lo somos. Estamos incluidos
como prestadores de derecho público no estatal, en el artículo 21 inciso a) y en el artículo 22.
Todo eso en cuanto a que se ha reconocido nuestra personalidad jurídica en el artículo 75
inciso 17).
También es por ello que se puede prever el otorgamiento de autorizaciones para los
pueblos originarios en el artículo 37 del proyecto de ley. El marco constitucional de los
derechos de los pueblos indígenas abarca una amplia lista de normativas, entre la que podemos
nombrar el Convenio 169 de la OIT.
A veces me preguntan por qué provienen de la OIT los derechos de los pueblos
indígenas consagrados. ¿Cuál es la génesis del derecho? La génesis del derecho en este tema
viene a raíz de que el trabajo esclavo que se dio a todos los pueblos indígenas fue visto desde
esta esfera internacional, creada en 1919. A principio de año, se denunció el trabajo esclavo en
el norte de Salta, en los desmontes; o sea, esto tiene todavía una actualidad visible que es
necesario cumplir, porque son derechos ya reconocidos, establecidos y escritos. Claro que
antes de escribirse también eran derechos. Vamos a hacer un hincapié en reconocerlo.
Los derechos de los pueblos originarios son derechos colectivos.
Los pueblos originarios se reconocen como parte del Estado nacional, y tienen los
mismos derechos que todos los ciudadanos. Pero también necesitan marcar la diferencia del
reconocimiento como pueblo para tener sus derechos reconocidos de la más amplia manera.
Fue un debate muy largo el que se dio en las Naciones Unidas para reconocer esta categoría.
Más de veinte años se llevó el debate hasta que, finalmente, se elaboró la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que fue sancionada el 13 de
septiembre de 2007.
En esa declaración se establece el derecho a la comunicación por identidad, que
también es una propuesta en la que trabajaron los comunicadores para que sea incorporada en
este proyecto de ley. La Declaración Universal expresa lo siguiente: “El derecho a la
información. Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer sus propios medios de
información en sus propios idiomas y a acceder a todos los demás medios de información no
indígenas sin discriminación alguna.
Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar que los medios de información
públicos reflejen debidamente la diversidad cultural indígena. Los Estados, sin perjuicio de la
obligación de asegurar plenamente la libertad de expresión, deberán alentar a los medios de
comunicación privados a reflejar debidamente la diversidad cultural indígena”.
Estamos a punto de dar un salto con esta ley. Y les seguiremos marcando cuáles son las
propuestas que, fruto de los comunicadores indígenas de las organizaciones de pueblo, se han
elaborado, presentado e insertado en este proyecto. Al respecto, se ha efectuado una
modificación en el Título IX para que podamos ejercer con plenitud el derecho a la
comunicación y a la información, y así poder instalar y poner en funcionamiento servicios de
comunicación audiovisual. de AM, FM y de televisión. Por ello, en el artículo 89, inciso e), se
establece una reserva en el espectro radioeléctrico para los pueblos originarios de una
frecuencia de AM, de FM y de televisión, en las localidades donde cada pueblo esté asentado.
A veces, por ignorancia, algunas personas se preguntan qué son los pueblos originarios,
o quiénes son. En ese sentido, en el Convenio 169, ratificado por el Parlamento nacional
mediante la Ley 24071, expresa que los pueblos originarios son aquellas poblaciones
preexistentes al Estado nacional que en la época de la colonia o la colonización estaban
radicados y que conservan en todo o en parte sus instituciones políticas, sociales, jurídicas y su
existencia física.
Los pueblos manifestamos reiteradas veces que queremos hacernos cargo de nuestro
propio destino, principalmente con protagonismo. Por eso es que queremos instalar medios de
comunicación propios. Existen actualmente diversas experiencias de comunicación a lo largo y
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ancho del país, creo que la mayoría de baja escala a excepción de algunas radios de AM, pero
—estrictamente hablando— ya no se hallan en control de pueblos originarios, organizaciones o
comunicadores. En algunos casos, corresponden a pequeños espacios conseguidos por las
plataformas de comunicación pública, ONG, eclesiásticas o, inclusive, algunos privados que
tienen una mayor o menor conciencia de las reivindicaciones que los pueblos originarios
hacemos, y de la visibilización de nuestra cultura. Pero esta situación a futuro repercutirá
negativamente, porque no le deja una proyección posible de autonomía, sostenibilidad y
profesionalización. En resumen, lo que queremos es una proyección institucional de los medios
de comunicación indígenas.
Tengo muchísimas experiencias para contarles, porque he recorrido el país y escuchado
historias de cómo se ha llegado a luchar por el derecho indígena en cada uno de los territorios.
Podría contarles algunas masacres que se produjeron en el territorio nacional —por ejemplo,
las de Rincón Bomba o Napalpí—; los relatos orales de la Campaña del Desierto —que van
transmitiéndose de generación en generación—, basados en luchas entre el Estado nacional y
los pueblos indígenas; los famosos tratados con los indios, o la caminata que hizo el pueblo
coya de Jujuy y Salta para llegar a Buenos Aires para hablar con el presidente. Asimismo,
podría comentarles cómo fue el tratamiento de este tipo de cuestiones, y cómo se ha ocultado y
se desconoce la historia.
Por lo tanto, esta es una oportunidad importante para revertir todo este tipo de
cuestiones y, sobre todo, el trato que los medios les brindan a los pueblos originarios,
ubicándolos como si fueran el enemigo y tratándolos de relacionar con la insurgencia de las
FARC o de otras nacionalidades. Lamentablemente, otro pueblo que está también sufriendo
esto es el mapuche, al cual se lo denuncia por realizar atentados. Eso se puede ver en las
páginas de los medios actuales de comunicación, y por eso queremos tener voz propia —el
mensaje de nuestra propia voz y lucha—, y seguir avanzando abriendo paso a la palabra. Eso
será un aporte a la cultura y a la identidad, tanto del país como de la cultura originaria.
El tema del financiamiento también está previsto en la ley. Se recibirán aportes del
Estado nacional y del presupuesto. También está previsto un 10 por ciento de lo que recaude la
autoridad de aplicación. Queda a disposición todo el espacio del Encuentro para evacuar
cualquier consulta, y ampliar cualquier punto que resulte necesario. Por ejemplo, a veces me
preguntan cuál es el beneficio de esto. Eso lo expliqué antes con relación al término “pueblos
originarios”. Actualmente, no existe un registro de pueblos originarios. Sí existe un registro de
comunidades. Las comunidades que pertenecen a esos pueblos originarios son las que
conforman el pueblo, y sus organizaciones representan la manera en que los pueblos se
expresan. El convenio 169 también lo refiere como “sus instituciones”.
El registro de pueblos es algo pendiente que aún tiene el Estado. Es un derecho de los
pueblos, no es una obligación del Estado. No es una obligación de los pueblos, sino que es un
derecho. También, quiero aclarar que los registros de los pueblos indígenas son declarativos y
no constitutivos. El Estado, al registrar un pueblo indígena, no lo está creando sino
reconociendo. Eso también es bueno remarcarlo.
Honremos el compromiso que se declaró en la Convención Constituyente, en la cual
todos votaron por unanimidad a favor de este derecho.
Quedo a disposición para responderles cualquier pregunta que quieran hacerme
(Aplausos.)
Sr. Marino. — Les agradezco que hayan venido, porque la Unión Cívica Radical quiere que
estén representados los pueblos originarios.
En relación con el cooperativismo, usted hizo alusión a nuestro partido y a algunos de
nuestros dirigentes y ex presidentes. Podemos perder elecciones, pero no perdemos principios.
Eso está claro. Usted es testigo de cómo ha votado quien le habla el artículo 45 en el año 2004.
Por lo tanto, tengo tranquilidad de conciencia. Estamos a favor de que las cooperativas puedan
tener la posibilidad de transmitir señales audiovisuales. Así que, por supuesto, nos alegra que
estén incluidas.
Como tenemos diferencias respecto de algunos aspectos de la ley queremos proponer
reformas, pero no para que no salga, sino para que logremos realmente la mejor iniciativa.
Con respecto a la descripción que hizo de los antecedentes históricos de lo que ha
pasado en la política en la Argentina, nadie puede dudar de que nosotros estamos muy lejos de
representar los intereses de los monopolios. Esos monopolios a los que hacía referencia
voltearon dos gobiernos constitucionales. En consecuencia, en eso vamos a coincidir
Sr. Martínez. — En el mismo sentido, señor presidente, quiero agradecerles a quienes han
venido en el día de hoy.
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Me alegró mucho que usted haya planteaba la posibilidad de un encuentro con las
pymes de los "cableros", para poder avanzar y ver en forma conjunta cómo se puede
solucionar esto, ya sea asociándose o cómo fuera.
En un país que tiene tantas asimetrías como el nuestro, es muy difícil legislar para todas
las asimetrías. Pero, en general, no son asimétricas las leyes que hacemos. Realmente, sería una
contribución fundamental que el objeto de aplicación de esta ley sean quienes —acompañados
de las herramientas legales que necesiten— puedan ir avanzando y solucionando este tipo de
problemas.
Le agradezco mucho la explicación que nos ha dado, el acompañamiento y,
esencialmente, la actitud que ha tenido. Realmente, lo tomo con la sinceridad y la vehemencia
con que usted lo ha dicho.
A su vez, agradezco a la doctora Jaramillo su presencia. Independientemente de
compartir lo que ha manifestado, muchas veces hemos intentado, desde la legislación, avanzar
sobre el concepto de la propiedad colectiva, y siempre nos hemos encontrado con algún tipo de
escollo. Creo que con el nivel de organización que están teniendo ustedes —que cada día es
más fuerte—, si nos empujan, controlan y acompañan, este sería un buen momento para
avanzar y para que se le dé rango legal tanto a la propiedad colectiva como a lo que tiene que
ver con la tradición oral. Muchos de los litigios están relacionados con que no hay papeles;
pero sí hay tradición oral.
Cuando era diputado, con un grupo intentamos llevar adelante esto y, lamentablemente,
no tuvimos fuerza. Creo que hoy, la mayor parte de los legisladores están sensibilizados como
para que, con el empuje de ustedes, podamos avanzar en esto y en subsanar algunas
postergaciones que han tenido con respecto al reconocimiento de las propiedades.
Principalmente, los wichi son los que han tenido mayores atrasos en el reconocimiento de los
espacios geográficos para que puedan asentarse, y no seguir siendo corridos por la sojización o
los desmontes.
Presento nuestro compromiso de hacerlo. Pero, también, de alguna manera, pido que
ustedes nos controlen y nos empujen. Creo que es un buen momento para avanzar en ese
sentido.
Sr. Presidente. — Agradezco la presencia de la doctora Jaramillo y del señor Boccoli, quienes
realmente tienen un gran poder de persuasión con sus ideas. Las vamos a considerar y tener en
cuenta.
Hoy es el momento en que se tiene que discutir la ley de medios, sin olvidarnos del rol
que debe cumplir el Senado, que es la Cámara revisora. Cuando se debata entre los senadores
el proyecto, tendrán que discutirse los conceptos y las ideas. Pero el Senado se pronunciará,
discutirá la ley en las comisiones y emitirá los dictámenes. Habrá dictámenes en mayoría y
minoría y, seguramente, será el pleno el que decida si se efectúan modificaciones o no.
Esperemos que en los primeros días de noviembre —si el proyecto de ley volvió a
Diputados—, o en octubre —porque el Senado aprobó el proyecto tal como vino en revisión de
la Cámara baja— tengamos una ley de la democracia. Y esperemos que esa ley rija los
destinos de nuestro país en materia de comunicaciones por muchos años, y que sea una norma
de todos los argentinos. Una ley que no nos enfrente, sino que nos una más, porque la patria
necesita, sin duda alguna, de la unión de todos los argentinos.
Sra. Jaramillo. — En cuestión de tierras, los pueblos indígenas han luchado para que se los
reconozca en la legislación. Actualmente, está en vigencia la Ley 26160, que se sancionó para
que se frenen los desalojos; se inicie un proceso de regulación técnico, jurídico y catastral; y
pueda llevarse a cabo la titulación para tener la seguridad jurídica de no ser echados ni
corridos; para poder estar seguros en el tiempo. No es, como se habla en los medios, para
capitalizar las tierras. La cosmovisión indígena, compartida entre todos los pueblos, es
totalmente distinta. A pesar de ello, en la provincia de Tucumán siguen los desalojos, con o sin
orden judicial. Se siguen dando enfrentamientos. Por ejemplo, la policía entró a balazos en la
comunidad Currumil de Neuquén.
Esas son cosas que los medios de comunicación reflejan como si nosotros hubiésemos
generado e iniciado los conflictos. A veces, hay miedo de darles la tierra a los indígenas. Pero,
en primer lugar, nos la tienen que devolver. Y, en segundo término, las tierras indígenas tienen
características especiales: son inajenables, no se pueden vender, son inembargables y no se
pueden ponerse como objeto de comercio. Todo eso es para que perduren en el tiempo.
Impulsar en cada una de las provincias el avance y la participación indígena para
realizar el relevamiento completo de las tierras aborígenes de todo el país, frenar los desalojos
y, posteriormente, hacer la titulación, es un compromiso que tenemos en forma interna con
nuestros pueblos. Y, también, son compromisos internacionales asumidos a través del artículo
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21 del Pacto de San José de Costa Rica. En ese sentido, existen sentencias judiciales contra el
Estado de Nicaragua. Hay que ver todas esas cosas, y decir que no queremos que la Argentina
sea incumplidora de esos tratados internacionales; ni por el afuera, ni por la deuda interna que
hay con los pueblos originarios.
Todo esto que se está diciendo hoy queremos que sea un compromiso, ya que estamos a
un paso del Bicentenario. Este encuentro de organizaciones se da para poder planificarlo con
seriedad y dignidad. Las organizaciones que forman parte de este encuentro son de larga
trayectoria, y las van a encontrar en sus provincias. Espero que las puedan referenciar de la
mejor manera, y que sepan que van con el apoyo de todos nosotros.
Sr. Presidente. — El lunes proseguimos con el plenario.
— Son las 18 y 40 horas.
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