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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
PLENARIO DE LAS COMISIONES DE
SISTEMAS, MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN,
ASUNTOS CONSTITUCIONALES, PRESUPUESTO Y HACIENDA, INDUSTRIA
Y COMERCIO
Salón AZUL
25 de septiembre de 2009
Presidencia del señor senador Jenefes
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— En el Salón “Azul” del H. Senado de la Nación, a las ...
del miércoles 25 de septiembre de 2009:
Sr. Presidente (Jenefes). — Muy buen día. Les doy la bienvenida a la reunión plenaria de
las comisiones de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; Asuntos
Constitucionales; Presupuesto y Hacienda e Industria y Comercio.
Tiene la palabra el señor Néstor Busso.
Sr. Busso. — Muy buenos días. Muchas gracias señor presidente, señores senadores y
señoras senadoras. Vengo de Radio Encuentro, en Viedma, provincia de Río Negro; soy
presidente de FARCO, el Foro Argentino de Radios Comunitarias, y, también, soy
presidente de ALER, Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, y uno de los
convocantes y coordinador de una coalición por una radiodifusión democrática.
En primer lugar, deseo manifestar que estamos muy felices de que este tema se haya
instalado como un tema central en nuestro país y que hayamos llegado a esta instancia de
debate en el Senado de la Nación.
Hace muchos años que en FARCO estamos trabajando por una ley de radiodifusión
o de servicios de la comunicación de la democracia, ya que FARCO se constituyó
aproximadamente hace unos 20 años.
A partir de fines de 2003, inicios de 2004, convocamos a lo que en la actualidad
denominamos la Coalición por una Radiodifusión Democrática, convencidos de que era
necesario construir consensos y acuerdos en torno a una nueva ley, porque durante muchos
años planteamos, en forma aislada, la necesidad de la norma, pero nos dimos cuenta que era
necesario construir consensos y acuerdos.
Y para ello convocamos a todos los sindicatos de trabajadores de la comunicación,
de la CGT y de la CTA, a través de sus dos confederaciones la COSITMECOS,
Confederación de Trabajadores de Medios de Comunicación de la CGT y la FETRACOM,
la Federación de Trabajadores de Comunicación de la CTA; asimismo, convocamos a las
universidades nacionales del país y, particularmente, a todas las carreras de comunicación,
de ciencias de la información o de periodismo; también a los organismos de defensa de
derechos humanos, en especial a Madres de Plaza de Mayo y a Abuelas de Plaza de Mayo,
al Movimiento Cooperativo y a movimientos sociales del más diverso tipo, desde
organizaciones de desocupados y piqueteros hasta organizaciones de intelectuales, Iglesia
Católica, Pequeños y Medianos Radiodifusores del interior del país. Y, desde las radios
comunitarias, trabajamos durante varios meses reunidos en encuentros semanales en nuestra
pequeña sede, que compartimos con el Centro Nueva Tierra, situada en la Calle Piedras de
la Ciudad de Buenos Aires, con la consigna de buscar acuerdos. Y aquellos temas en los
que no podíamos llegar a un acuerdo porque teníamos ideas o intereses enfrentados
quedaban afuera y, reitero, buscamos los acuerdos. De esta manera llegamos a esos 21
Puntos de los que hoy tanto se habla que, sin embargo, fueron silenciados durante más de 4
años.
Nosotros planteamos los 21 puntos como las bases para una ley de radiodifusión de
la democracia y salimos a debatir a lo largo y a lo ancho del país en múltiples foros,
seminarios, encuentros, mesas redondas —y cuando digo a lo largo y a lo ancho del país me
refiero a un sentido estricto y literal— desde Ushuaia hasta Jujuy, pasando por todas y cada
una de las provincias, por la mayoría de las localidades, en eventos organizados por los
sindicatos de trabajadores de la comunicación, por universidades o por organizaciones
vecinales.
Creemos que esos 21 puntos representan un amplio consenso. Incluso, hemos visto
cómo esos 21 puntos son citados por quienes cuestionan la ley. Nosotros creemos que este
proyecto de ley ha sido ampliamente debatido a lo largo de años. La propuesta presentada
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por la presidenta de la Nación en el Teatro Argentino de La Plata recogía básicamente esos
21 puntos.
Nosotros hicimos 21 propuestas de modificación, que presentamos en la Cámara de
Diputados, y que también fueron producto de un amplio debate entre las organizaciones que
conforman la Coalición. Y vimos con mucho agrado que esos aportes que formulamos al
anteproyecto presentado por la presidenta de la Nación, fueron en gran parte tomadas por el
proyecto que hoy tiene sanción en Diputados y que está en debate en este Senado.
Me gustaría aclarar quiénes somos las radios comunitarias, porque se habla mucho y
he escuchado decir muchas cosas sobre las mismas. Yo, como presidente del Foro
Argentino de Radios Comunitarias, entiendo que las radios comunitarias o populares son
medios de propiedad de organizaciones sociales sin fines de lucro. No hay que confundir la
radio comunitaria con la pequeña radio barrial. Hay pequeñas radios que son comunitarias y
otras, de mayor potencia y alcance, que también pueden serlo. Lo que nos distingue es la
propiedad social del medio, a través de una persona jurídica sin fines de lucro, y la forma de
participación de nuestras audiencias en el proceso de producción de los contenidos. Y nos
caracteriza la gestión participativa, porque en nuestras radios no hay patrones ni jefes, sino
una organización horizontal, propia de las organizaciones sociales, entidades sin fines de
lucro u organizaciones libres del pueblo.
Me han informado que me harán preguntas sobre los 21 Puntos, por lo que
simplemente les comentaré sus bases conceptuales, que entiendo que también son las del
proyecto de ley en tratamiento. Nosotros entendemos que la comunicación es un derecho
humano universal, de todas las personas. La libertad de expresión y el derecho a la
información son derechos humanos universales. La radio y la televisión son formas de
ejercicio de ese derecho, y no simples actividades comerciales.
Muchas veces escuchamos o vemos argumentaciones que tienen que ver con los
negocios. Nosotros creemos que antes que los negocios hay que cuidar los derechos de
todas y todos los ciudadanos, y que la función del Estado, para garantizar esos derechos, es
asegurar la diversidad y la pluralidad de medios. Esto supone normas y políticas que
promuevan y faciliten la expresión de los sectores más vulnerables de la sociedad y, al
mismo tiempo, normas y políticas que pongan límites a quienes se quieren quedar con todo,
a los poderosos que homogenizan el discurso y el debate público.
La Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, en su informe anual de 2002, le dedica el Capítulo IV a la libertad de expresión y
pobreza. Ahí se dice con total claridad que las mayorías pobres de América latina no
pueden ejercer este derecho tan básico a la libertad de expresión.
Sin embargo, no he visto que dicha afirmación, tan fuerte y fundamentada, de un
organismo como la Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA, haya sido publicada en
los grandes medios, que suelen hacer alarde de la defensa de la libertad de prensa,
confundiéndola con el derecho universal a la libertad de expresión. Por lo tanto, creemos
que la sanción de una nueva ley que reemplace a la vigente no es sólo indispensable, sino
urgente, sin más vueltas.
La Ley 22285 es un decreto impuesto como ley, que no fue modificado doscientas
veces —como suelen decir—, sino que se tiene aproximadamente doscientas
reglamentaciones. En realidad, modificaciones a la ley son unas pocas, y varias de ellas por
decreto, hechas en silencio y sin que nadie se alarmara porque se hacían en secreto.
Por ejemplo, el decreto 1005 del presidente Menem, modificó sustancialmente esta
ley, acomodándola a la dictadura del mercado, haciendo que todo en la comunicación se
convierta en negocio, permitiendo y facilitando los multimedios, y la actual escandalosa
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concentración en la propiedad de los medios. Eso fue facilitado por un decreto que no se
debatió públicamente. No hubo audiencias públicas para eso.
Por eso, digo que cada día de vigencia de esta ley es una violación grave a la
libertad de expresión en nuestro país. Nosotros, desde las radios comunitarias, hemos
desafiado a esta ley, en primer lugar, instalando radios desde nuestras organizaciones
sociales, amparándonos en la Constitución y con resoluciones judiciales que nos
protegieron.
Radio Encuentro, de la que soy director y periodista, mantuvo un juicio contra el
Estado durante once años por inconstitucionalidad del artículo 45 de la ley de la dictadura,
que nos impedía, como entidad no comercial, acceder a la titularidad de la licencia. La
Justicia terminó fallando a nuestro favor, cuando la Corte Suprema de Justicia dictó dos
fallos, en septiembre de 2003, declarando la inconstitucionalidad del artículo 45 de la ley. A
partir de eso, se dio el debate en este Congreso de la Nación, que terminó modificando por
ley un aspecto del artículo 45 de la ley vigente.
Con lo cual, hemos instalado radios, hemos crecido y nos hemos fortalecido.
Tenemos presencia, a pesar de la ley y desafiándola, y estamos protegidos por la justicia,
respetando la Constitución nacional, las instituciones de la democracia, pero reclamando
nuestros derechos, que entendemos están claramente contemplados en este proyecto de ley.
Y aquí también queremos resaltar particularmente la reserva del 33 por ciento de las
frecuencias para el sector social no lucrativo. Además, se reconoce que la comunicación no
es simplemente una actividad comercial y que las organizaciones libres del pueblo, las
organizaciones sociales y las entidades sin fines de lucro —desde una junta vecinal o una
sociedad de fomento hasta una organización sindical nacional, pasando por cualquier tipo
de organización de tipo educativo, cultural, recreativo como las bibliotecas populares y los
cultos religiosos— puedan tener sus propios medios y que la voz de nuestro pueblo no esté
mediada por el interés económico, como hoy sucede en nuestro país.
En síntesis, como coordinador de la Coalición por una Radiodifusión Democrática,
creemos que este proyecto es nuestro proyecto. Pensamos que este proyecto es producto de
muchos años de debate, logra el equilibrio de los distintos intereses en juego en el campo
popular, representa a todos los trabajadores de la comunicación del país, a todas las carreras
de comunicación —como el Periodismo y las Ciencias de la Información— y tiene el
apoyo de todos los organismos de defensa de derechos humanos; destaco particularmente
de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, del movimiento cooperativo, de las radios
comunitarias y de los movimientos sociales.
Por lo tanto, les pido que por medio de este debate, que seguramente y del análisis
de la ley puedan a la brevedad darnos una ley surgida de la democracia.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Petcoff Naidenoff. — En primer lugar, le agradezco por la claridad de sus conceptos.
Quiero transmitirle que desde el bloque de la Unión Cívica Radical prácticamente
compartimos los 21 Puntos del trabajo realizado por la Coalición por una Radiodifusión
Democrática y, desde luego, valoramos el mecanismo participativo previo a esta media
sanción. Sin embargo, en el contexto del debate, en función de la representación que nos
otorga la propia Constitución Nacional, estamos dando los primeros pasos para la reedición
de esta sanción.
Dentro de los 21 puntos me quedan claras dos cuestiones centrales. En primer lugar,
el hecho de tratar de garantizar la diversidad y la pluralidad de voces. En segundo término,
estoy de acuerdo con poner freno a la concentración privada, pero, de todos modos, no creo
que desde la concentración privada debamos girar a la concentración estatal. A su vez, hay
un punto que creo que es central en esta línea y que tiene que ver con el punto 3°. En ese
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punto, ustedes sugieren concretamente, dentro del contexto de los 21 puntos, en la parte
final, cuando se refiere a garantizar la independencia de los medios de comunicación que
tienen que ver con esta pluralidad de ideas y de voces -fundamentalmente del acceso a la
información absolutamente plural para los ciudadanos- ustedes sugieren que también estará
prohibida por la ley la asignación arbitraria o discriminatoria de publicidad oficial, créditos
oficiales o prebendas. Esto lo compartimos plenamente, pero quisiera saber qué piensa en
función de la parte final de la redacción del artículo 76 del proyecto aprobado por la
Cámara de Diputados, en relación al rol del Estado en cuanto a la publicidad oficial, que
dice lo siguiente: “Para la inversión publicitaria oficial el Estado deberá contemplar
criterios de equidad y razonabilidad en la distribución de la misma, atendiendo los
objetivos comunicacionales del mensaje en cuestión”. Entonces, en función de la
experiencia que vienen recogiendo en este trabajo de veinte años y del mecanismo de
discriminación que muchas veces se da desde el Estado con el manejo de la pauta oficial,
¿no le parece que sería conveniente que esta ley no contenga una mecánica clara de
distribución de esta pauta oficial? Esto lo relaciono fundamentalmente con el artículo 12,
de los 21 Puntos, en el que claramente establecen -y esto también lo compartimos- que los
medios estatales deberán ser públicos y no gubernamentales.
Muchas veces, se da la confusión entre el Estado y el gobierno; el gobierno está
plenamente convencido de que el Estado le pertenece. Con esto, no solamente me estoy
refiriendo a cuestiones que tienen que ver con el aspecto nacional. Yo creo que a usted, que
pertenece a una radio comunitaria y que seguramente ha estado en contacto con muchas
radios de emisoras de frecuencias moduladas -radios pequeñas del interior del país- le
habrán transmitido esta especie de feudalismo comunicacional que se da en la Argentina.
En los Estados provinciales, con la pauta y la caja oficial, se baja una sola voz y las voces
plurales, que muchas veces las conforman las organizaciones comunitarias, se ven
cercenadas justamente por la imposibilidad de establecer pautas o mecanismos claros de
distribución de la publicidad oficial.
Entonces, le pregunto si usted no considera conveniente, como un aspecto a
contemplar en una eventual modificación, buscar un mecanismo de distribución de pauta
oficial para los servicios de comunicación audiovisual en la Argentina, conforme esta
sanción que tenemos a mano.
Sr. Busso. — En primer lugar, en mi exposición inicial me había olvidado de decir que el
partido radical al que usted pertenece, en estos veinticinco años ha hecho muchos aportes a
este debate y que hemos compartido y trabajado en esto desde hace muchos años. Recuerdo
un proyecto consensuado —el único que
tuvo despacho de la Comisión de
Comunicaciones de la Cámara de Diputados— y acordado por el entonces presidente de esa
comisión, el diputado Quique Paz, diputado justicialista por Jujuy, y Osvaldo Álvarez
Guerrero, diputado radical por la provincia de Río Negro. Como verán, desde esa época
estoy en este tema. Además, recuerdo muchos proyectos que se presentaron,
particularmente, destaco las dos veces en que la diputada Stolbizer, en tiempos en que era
legisladora,
presentó iniciativas tomando como referencia los proyectos de la
COSITMECOS, Confederación de Sindicatos de Trabajadores de los Medios de
Comunicación. Estos proyectos, en gran medida —por lo menos en sus aspectos
sustanciales—, coinciden con esta media sanción.
Cuando se habla de comunicación en el Senado de la Nación, recuerdo lo que me
contaron como el “Síndrome de Laferriere” -que usted lo debe conocer-, en el que el
entonces senador Laferriere, de la Unión Cívica Radical, tuvo el coraje de plantear algunos
temas relacionados con la comunicación. A partir de ese momento, fue condenado y
silenciado por los grandes grupos que controlan la comunicación.
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Respondo su pregunta en relación a la publicidad oficial. Comparto la idea de que es
conveniente la regulación de la publicidad oficial, pero no con los criterios de mercado. Es
decir, es necesario debatir una ley de publicidad oficial.
Esta ley tiene que ver con la estructura de los medios y con quiénes pueden operar
medios; a quiénes el Estado adjudica lo que es un bien de todos, las frecuencias del espectro
radioeléctrico; a quiénes se las adjudica y con qué criterios. O sea, quiénes pueden ser los
licenciatarios.
El aspecto de la publicidad es un aspecto a contemplar. Creo que es menor, pero
importante. Por eso hemos planteado que la publicidad oficial debe tener una asignación
transparente y que no sea arbitraria ni discriminatoria, tanto en la Nación como en las
provincias y en los municipios.
Usted se refirió, senador, a las radios del interior del país. Le puedo asegurar que en
el interior del país la asignación de publicidad por parte de las provincias y los municipios
tiene mucha más influencia que la publicidad nacional. Seguramente ustedes, desde la
provincia, lo saben.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Torres.
Sr. Torres. — Abonando lo que dice el expositor. Creo que hay vicios que se tienen que
corregir en cuanto a la publicidad oficial de todos los lugares y la influencia que tienen las
provincias en la publicidad que se hace. Imagínese que en la provincia de Corrientes,
gobernada por el radicalismo cobista, se gastó en el mes de agosto 22.602.481,82 de pesos.
El candidato radical ha denunciado el abuso y el cercenamiento de la libertad de
prensa que tuvo durante toda la campaña, ni hablar el candidato del Frente Para la Victoria.
Hay que corregir —y hay que hacerlo desde el fondo— el comportamiento de cada
uno, sino toda la culpa de los males en este tema lo tiene el Poder Ejecutivo nacional.
Sr. Petcoff Naidenoff. — Presidente: en relación a esa idea, me parece que son muy
importantes las expresiones del senador Torres de la provincia de Misiones. En el fondo de
la cuestión yo hablé de la profundización de los feudalismos informativos en el interior.
Voy a dar un ejemplo: en el mes de septiembre de 2008, en la provincia que yo
represento, Formosa, en uno de los canales del Estado, LT 88 Canal 11, cuanto retransmitió
en directo un programa de TELEFE, La Liga, con una emisión especial sobre el problema
de la desnutrición en la provincia de Formosa, se interrumpió la señal.
Entonces, desde el interior, para que no se repitan las experiencias de Formosa o de
Corrientes, tenemos que instalar una ley que le sirva al Estado, no a un gobierno. Ni al que
está, ni al que venga pero sin repetir los errores del pasado. Tenemos que dar un salto
cualitativo con una ley absolutamente trascendente.
En mi opinión, si nosotros avanzamos en el contexto nacional con mecanismos de
distribución de pautas de publicidad oficial y si garantizamos otras cuestiones como
pluralidad y diversidad de cuestiones de medios nacionales que tengan acceso al interior,
tendríamos que darle cierto contenido a estos 21 Puntos para que no queden en una mera
expresión de deseos.
Lo que plantea el senador es así. No sé la cuestión de Corrientes, pero transmito lo
que ocurre en la provincia de Formosa. Hay que definir un mecanismo de distribución de
pautas de publicidad oficial y el acceso a las radios comunitarias. La verdad es que en mi
provincia muchas veces la pluralidad la garantizan las radios comunitarias y en las más
importantes la libertad de expresión conforme el Pacto de San José de Costa Rica y la
amplitud de la Corte Interamericana de Derechos Humanos está en el texto de la letra de la
ley, pero en los hechos, es letra muerta.
Sr. Busso. — Le agradezco el elogio a las radios comunitarias y espero que nuestras radios
tengan más publicidad.
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Podemos hablar de la publicidad, no creo que sea un aspecto sustancial de esta ley,
el esquema de quiénes son los titulares de los medios que esta ley propone me parece
sustancial.
En todo caso podemos comentar algún dato. La publicidad oficial del Estado
nacional está en el orden de los 600 millones, por lo que escuché ayer. Yo creo que por los
datos que tengo es algo menos.
El otro dato que hay que agregar es cuál es la inversión en publicidad del sector
privado y la torta publicitaria nacional es del orden de los 7 mil millones. Con lo cual para
quien piense que con la publicidad oficial se tuerce la voluntad de los medios, no creo que
pase por ahí la cosa. En todo caso habría que ver cómo la pauta privada está concentrada en
algunas pocas empresas.
Comparto la idea de la necesidad de regular la publicidad oficial. En mi provincia,
Río Negro, nuestra organización fue promotora de una ley de publicidad oficial que se
aprobó pero no se reglamentó, lamentablemente. Y la radio que dirijo está en un informe de
una publicación que hizo ADC, como víctima de la discriminación de la publicidad oficial
provincial. Recibíamos creo que 20 veces menos que una radio que tenía 20 veces menos
audiencia. Esa es la proporción.
Pero no hago cuestión en eso y voy a responder su pregunta. Creo que es necesaria
la publicidad oficial. Creemos que es necesaria una ley que regule pero que no sea con
criterios de mercado, sino con criterios de Estado.
Hay que tener en cuenta que la publicidad oficial es para todos los medios, no sólo
para radio y televisión; por lo tanto, también es para la prensa escrita, para Internet y
también para la publicidad callejera. Creemos que esta ley no es el ámbito de regulación de
la publicidad oficial. Es necesaria una legislación que contemple a todos los medios de
comunicación y a toda la publicidad, tanto a nivel nacional como en las provincias.
Con respecto al agregado en el Artículo 76, puedo decirlo porque participé de
conversaciones en ese sentido y la Coalición facilitó el diálogo, ese párrafo es una
propuesta del Partido Socialista en la Cámara de Diputados. Lo vemos con mucho agrado.
Solamente que, como no escapa a su criterio, es unidades cuestión declarativa simplemente.
Lo que sí es más importante es la exigencia para los medios de publicar la pauta oficial
tanto del Estado nacional como provincial y municipal en la carpeta de acceso público.
Carpeta de acceso público que todos los medios estarán obligados a tener y mediante la cual
las ciudadanas y los ciudadanos podremos conocer quiénes son los titulares del medio,
cuáles son sus condiciones de funcionamiento ofrecidos al obtener la licencia y también
quiénes los financia y en qué medida la publicidad oficial financia los medios.
Por otra parte, se ha introducido otro elemento interesante que es que ningún medio
podrá tener más del 25 por ciento de su publicidad en publicidad oficial. Creemos que se ha
incorporado el criterio —y veo que hay interés de algunos sectores de hacerlo desde el
Congreso porque también se ha hablado en la Cámara de Diputados— y sería una buena
iniciativa poder regularla mediante otra ley que contemple a todos los medios. Pero no es el
caso de este proyecto de ley que avanza en el tema y trata cuestiones previas y a nuestro
criterio centrales.
Sr. Presidente. — ¿Terminó, senador?
Sr. Petcoff Naidenoff. — En relación a este tema le concedo una interrupción a la señora
senadora Estenssoro.
Sr. Presidente. — Si terminó sigue el senador Marino, si se la concede él, no tengo
problema.
Tiene la palabra la señora senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. — Muchas gracias, he escuchado atentamente su exposición.
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Mi intervención tiene que ver con lo que acaba de decir con respecto a que el
proyecto fija un tope del 25 por ciento como el límite de publicidad oficial que un medio
tanto privado como comunitario podría recibir. En realidad, no fija eso. Puede que haya
sido la propuesta de ustedes, lo cual me alegraría, porque en la propuesta que nosotros
hemos estado elaborando fijábamos un 30 por ciento, o sea que le dábamos más
posibilidad.
El artículo 76 de la ley dice: “La autoridad de aplicación dispondrá, previa consulta
al Consejo Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, los topes de publicidad
oficial que podrán recibir los servicios de carácter privado comercial o sin fines de lucro”.
Pero no se fijó. Me imagino que ahí recogieron tanto la sugerencia de ustedes como la que
hemos estado promoviendo algunos legisladores que estamos en este debate. Pero
realmente nos sorprende que no se haya fijado en la ley; porque eso daría muchísima
tranquilidad para que no se use la publicidad con el objeto de fabricar medios alineados al
gobierno de turno o para perjudicar a medios que no están alineados al mismo.
En este sentido, el informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos del año 2008, como en otros años ha ocurrido, hace un llamado sobre el problema
del otorgamiento de publicidad oficial en la Argentina. En este caso, hace referencia a un
incidente que hubo en la provincia de La Pampa. La Relatoría Especial para la Libertad de
Expresión valora positivamente la resolución del 22 de diciembre de 2008 de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el caso de Radiodifusora Pampeana contra el gobierno,
que se declaró inconstitucional. Este medio había sido sancionado con el retiro de la pauta
de publicidad oficial por publicar una encuesta que era inconveniente para el gobernador de
ese momento.
Sr. Presidente. — Senadora: debemos aprovechar, ya que tenemos muchos invitados. Está
claro lo que dice la ley y es claro lo que ha respondido el invitado. Seguramente, ese tema
lo vamos a debatir entre los senadores.
Sra. Estenssoro. — Volveré a preguntar cuando sea mi turno.
La Relatoría recuerda que el Estado tiene el deber de establecer criterios claros,
transparentes, justos, objetivos —o sea que tiene que haber alguna manera de llegar a la
comprobación— y no discriminatorios para la determinación de la distribución de la pauta
de publicidad oficial.
En este sentido, yo he presentado un proyecto en 2008 que, como otros de estos
temas importantes, no se ha podido tratar, porque las comisiones tienen mayoría oficialista
y estos temas están cancelados por orden del gobierno nacional.
Yo estaría mucho más dispuesta a considerar este proyecto de ley si ese tope se
hubiera fijado por ley. Porque, además, me sorprende que quien tiene que consensuar es el
Consejo Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y no el Congreso de la Nación.
El Congreso no va a tener nada que decir sobre este tema, como pasa con tantos otros.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. — La verdad es que el artículo 76, si establece un tope en lugar de un
criterio, no sólo es absolutamente arbitrario sino también discrecional desde el inicio.
Porque no es lo mismo una pauta publicitaria para una radiodifusora que para una
organización sin fines de lucro. No es lo mismo una pauta oficial para una radio de las
antiguas, en un lugar en donde efectivamente se está haciendo casi una cuestión estratégica.
Entonces, establecer pautas objetivas y que las mismas sean después reguladas por
un consejo federal, que va a tener participación de todas las provincias, me parece un
elemento que no podemos descalificar porque sí. Considero que es un elemento objetivo,
como todos. Nunca se pone una pauta objetiva y esa pauta es rígida, porque de lo contrario
somos arbitrarios desde el inicio.
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Creo que es claro el artículo y es clara la exposición del disertante. Pero además, si
la ley estableciera una pauta —supongamos— del 25 por ciento, desde mi óptica sería
absolutamente descabellado pensar que es aplicable para todos por igual, porque no son
todos iguales.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Corregido.
Sra. Corregido. — Yo estuve hablando con productores y periodistas de mi provincia;
sobre todo, me he tomado el trabajo de hablar con las pequeñas radios, que son las que
realmente tienen dificultades.
Ellos me decían que la gran dificultad que han tenido durante estos años es que
antes, cuando producían un programa, podían arreglar las pautas publicitarias con aquellas
empresas que son nacionales o multinacionales con delegación en mi provincia. Sin
embargo, en un momento determinado, los grandes medios, los oligopolios o monopolios
que hay en el país, arreglaron las pautas directamente a nivel central, lo cual puso a estas
productoras en manos exclusivas de la pauta oficial. Se han encontrado también con que, en
las tandas publicitarias de sus programas, había —y hay— publicidades de estas grandes
empresas; pero los beneficios de esa pauta, por supuesto, los cobran los grandes canales
aquí en Capital.
Entonces, me parece que no hay que cargar tanto las tintas en el rol del Estado sino
también cargar las tintas en estas grandes empresas que arreglan con los grandes medios y
dejan a las pequeñas productoras provinciales y a las pequeñas radios provinciales sin
pautas comerciales. O sea, distribuyamos las responsabilidades y no carguemos tanto las
tintas en el Estado.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Colazo.
Sr. Colazo. — Quisiera agregar un comentario al tema de la publicidad oficial.
Yo trabajo en un medio de Río Grande hace muchos años, una radio FM. El
gobierno de la provincia, que es del ARI, y los municipios radicales de Tierra del Fuego,
ponen muchísima plata en las más de veinticuatro FM que hay en Río Grande y las más de
veinte FM que hay en Ushuaia; mientras que, justamente, el gobierno nacional no pone
absolutamente nada.
Esos medios ningunean y persiguen, es decir, no practican la libertad de expresión
en absoluto con quienes no estamos de acuerdo con algunos proyectos de estos gobiernos
que hay en Tierra del Fuego. Justamente, acá escucho otras cosas distintas. El gobierno
nacional, en algunos casos, que pone muy poca publicidad, no afecta en modo alguno las
decisiones políticas de la Nación para con la provincia de Tierra del Fuego.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Marino.
Sr. Marino. — Agradezco al señor Néstor Busso. Es un placer realmente tenerlo aquí.
Abonando lo que decía el senador Petcoff Naidenoff, el bloque de la Unión Cívica
Radical coincide plenamente con los 21 Puntos que ustedes han establecido. Es más,
creemos que estamos debatiendo hoy una nueva ley de radiodifusión, en gran medida, por
responsabilidad de ustedes. Porque, nobleza obliga, creo que ni nosotros, los que
pertenecemos al Parlamento, ni el Poder Ejecutivo, en tantos años, hemos logrado lo que
ustedes sí han logrado.
Así que es un gusto que nos acompañe.
Como coincidimos, quiero hacerle algunas preguntas. La primera de ellas tiene que
ver con el acceso a la información pública. Creo que todos los que estamos aquí presentes
podemos contribuir a mejorar esta cuestión.
Quiero dar un ejemplo en el que, justamente, el bloque de senadores del radicalismo
fue parte: el famoso caso “Grecco”, seguramente ustedes lo recordarán. El Estado nacional
iba a realizar un pago indebido de 800 millones de dólares. Ahora bien, Ernesto Sanz,
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nuestro presidente, el señor senador Morales y quienes los acompañamos realizamos
gestiones y logramos que esto no ocurriera. Sin embargo, deseo señalar que lo tuvimos que
lograr por vía de la justicia, es decir, la información nos llegó por esta vía porque, como es
lógico, no lo pudimos lograr del propio Estado. Sería importante que esto quedara reflejado.
Coincidimos plenamente con la alusión que han realizado respecto de que la
información pública debe ser verdadera y estar plasmada. El tema es que no vemos que esto
esté incluido dentro de la sanción de la Cámara de Diputados.
Seguramente, usted siguió el debate del día de ayer. Tuvimos una muy buena
reunión, con un nivel excelente. Habrá visto la pregunta que le formulé al señor licenciado
Mariotto en el caso de quiénes pueden ser adjudicatarios de licencias y quiénes no.
Justamente, nos referíamos a los contratistas de la obra pública del Estado nacional, donde
hay algunos antecedentes que no son buenos. Por ejemplo, lo que pasó con
Electroingeniería cuando compró Radio del Plata y automáticamente se cercenó a un
periodista del que nadie puede dudar de su imparcialidad y honestidad periodística; la
verdad es que tuvo que dar un paso al costado. El licenciado Mariotto fue muy claro en este
sentido y dijo que están incluidos, o sea, pueden ser adjudicatarios de licencias. Me gustaría
saber qué piensan ustedes como organización sobre este tema; es decir, si creen que
deberían estar incluidos los contratistas del Estado y ser adjudicatarios de licencias, igual
que las empresas de juego. Ayer aquí se habló de Cristóbal López, creo que no es un tema
menor, sino que es fundamental.
La otra inquietud que le quiero dejar se refiere a la autoridad de aplicación.
Coincidimos con ustedes respecto de la autoridad de aplicación. Incluso, ustedes hacen
referencia a una audiencia pública vinculante. Justamente, lo que nosotros proponemos es
lo siguiente: más allá de la constitución que tenga el directorio, creemos que todo lo que
abunda en transparencia no daña, las audiencias públicas serían fundamentales para la
elección de los miembros y, por supuesto, la aprobación; lo mismo que sucedió con el
defensor del Pueblo de la Nación, que realmente se ha aprobado por audiencia pública y por
las dos terceras partes del Congreso de la Nación.
Respecto de lo que señalaba el señor senador Torres, quiero decir que es cierto lo
que nos pasa. Se pusieron dos ejemplos: una provincia gobernada por un radical y una
provincia gobernada por peronista. Creo que esto nos hace muy mal. Nos hemos parado
durante mucho tiempo uno de cada lado de la vereda y nos tiramos piedras para ver quién
pega más fuerte cuando, en realidad, en el medio se encuentra la sociedad. Realmente, la
sociedad asiste a un debate ajeno, un debate que no debería estar.
En la ley de medios audiovisuales tiene que estar el acceso a la información, la
libertad de información, la pauta publicitaria, todos los controles, etcétera. No debemos
hacer una ley para ver si tiene razón o no el gobernador de Corrientes o de Formosa.
Yo también puedo citar un ejemplo. Fui candidato a senador en la elección pasada.
Competía por un frente electoral donde encabeza la Unión Cívica Radical con el partido del
gobierno, el kirchnerismo. El Canal 3 de La Pampa —que debería ser de todos los
pampeanos porque es un canal estatal— parecería ser que se hubiera transformado en el
canal del gobierno. No lo denuncié yo, sino los propios empleados de Canal 3 y los medios
gráficos de mi provincia. En toda la contienda electoral, el candidato del oficialismo tuvo
diecisiete minutos de promedio en la pantalla y cero quien les habla. Esto refleja que no es
el canal de todos. También ha pasado en alguna interna partidaria en el propio gobierno.
Reitero, no fue denunciado ni por el justicialismo ni por nosotros, sino por los propios
empleados del canal.
Coincido con lo expresado por el señor senador Torres. Tenemos que hacer una ley
que no sirva para el radicalismo o el peronismo, sino para la sociedad.
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Sr. Busso. — En relación a la reunión de ayer, deseo señalar que efectivamente estuve
presente ayer por la tarde; aunque tengo que confesarle que en la noche, cuando prendí la
televisión y vi lo que algunos canales de televisión transmitían sobre lo que había sido la
sesión de ayer, quedé pasmado, no sé qué expresión usar. Parecía que habían estado en otro
lado. Lo que se transmitió a través de la pantalla de algunas cadenas no tuvo nada que ver
con lo que aquí sucedió, con ese clima de respeto y buena sesión de preguntas y respuestas.
Discúlpeme esta digresión.
Con relación a la publicidad del Estado, desde nuestra perspectiva es un tema
secundario frente a esta ley y estamos dispuestos, desde las organizaciones que
conformamos la Coalición, a participar del debate y a hacer campaña para que este tema sea
regulado como corresponde. Específicamente, desde el sector que represento, a las radios
comunitarias también nos interesa. Le voy a dar un dato: en los últimos dos meses,
sumando todas las radios comunitarias hemos recibido como publicidad oficial 32.200
pesos. Imaginé que me iban a sacar este tema porque he escuchado, no en los ámbitos
serios, sino en alguna pantalla de televisión, que las radios comunitarias estaban cooptadas
por el gobierno, el kirchnerismo. Les aseguro que no es el caso. Todas, 32.500 pesos.
Podemos dar ese debate, pero me parece que no es el caso porque la ley que están
debatiendo es mucho más importante que esto.
También hay otras leyes que queríamos promover. Nos parece muy bien que se
promueva una ley de acceso a la información pública, que es algo en lo que se ha avanzado
mucho en los últimos años; puedo señalar el Decreto 1172. Es bueno que esto se debata y
veo que hay coincidencias en el Congreso de la Nación, aunque algunos medios
supuestamente serios publican que la mejor ley relacionada con la prensa es la que no
existe. Lo han publicado hace poco tiempo en una editorial del domingo. Me parece que
hay mucha legislación y necesidad de que el Estado intervenga en materia de comunicación
para garantizar el derecho a todos los ciudadanos y que esta no es simplemente una cuestión
de mercado.
Estamos dispuestos a trabajar para avanzar en normas en materia de comunicación
que hagan real el derecho a la comunicación porque aquí no es simplemente una cuestión
de libertades, sino que es una cuestión de derechos y no hace falta que les explique que son
dos concepciones distintas para abordar el tema.
Usted me ha preguntado respecto de la autoridad de aplicación. Decimos en los 21
Puntos que debe ser una autoridad con participación federal y de los distintos sectores de la
sociedad civil. Creemos que la fórmula encontrada es adecuada; podría haber otras.
Consideramos que en las modificaciones introducidas en los últimos días en el debate en la
Cámara de Diputados se reforzó la autoridad del Consejo Federal: de 38 miembros —si no
me equivoco— con participación de todas las provincias y de todos los sectores
involucrados: los trabajadores, los empresarios de la comunicación, los prestadores no
comerciales, las universidades, los pueblos originarios, las asociaciones de representantes
de derechos. Hay una amplia participación.
No es menor el hecho de que ese Consejo tiene atribución para destituir o elegir dos
miembros del Directorio que está integrado por tres parlamentarios —como ustedes
saben—, dos personas en representación del Poder Ejecutivo y dos del Consejo Federal,
uno de los cuales tiene que ser un académico de las universidades nacionales.
Ayer escuchaba por televisión decir que el gobierno va a tener cinco o seis de los
siete miembros. No sé si es un problema mío de que no entiendo o alguien nos estaba
queriendo decir algo que no está en el proyecto de ley; por lo menos, yo no lo vi.
El Consejo Federal, por otra parte, tiene dos atribuciones fundamentales para los
que estamos en la radio y en la televisión, que son hacer los pliegos de bases y condiciones
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para los concursos y nombrar los jurados. Estas son las atribuciones fundamentales, porque
si algo hace esta ley es establecer los criterios para la asignación de frecuencias. Si los
pliegos de bases y condiciones son hechos por el Consejo Federal y los jurados de los
concursos son designados por el mismo organismo, entonces el Consejo Federal es
realmente la autoridad que define las políticas. Y el Directorio de siete miembros nos
parece que es una fórmula adecuada, que se modificó en el tratamiento, y además, es
similar a lo que sucede prácticamente en todos los países del mundo con legislaciones en
esta materia, donde el poder administrador —porque de eso se trata, de administrar
frecuencias— está en la órbita de los Poderes Ejecutivos. Hay que exceptuar de esto a los
países que tienen un régimen parlamentario, que no es nuestro caso.
Sr. Marino. — Si entendí bien, usted cree que no son necesarias las audiencias públicas y
tampoco debería ser necesaria la aprobación por parte de este Parlamento con sus dos
terceras partes.
Y lo que me falta, me parece, es que me dijera qué opina usted acerca de si deberían
estar incluidos los contratistas de las obras públicas del Estado como posibles titulares de
licencias.
Sr. Busso. — Son los dos temas que faltan, senador, tiene razón.
Con relación al tema de los contratistas del Estado, creemos que debe haber
objeciones a los prestadores de servicios públicos y no a todos los contratistas del Estado.
No he visto eso en ninguna legislación en el mundo. Porque el tema de contratistas del
Estado es muy amplio.
Sr. Marino. — Quizás no me expliqué bien o no me supo entender.
Directamente, quienes contratan y quienes tienen a su cargo la ejecución de la obra
pública en la Argentina. No lo encuadro dentro de servicio público porque no lo es, son
locaciones de servicios, en definitiva.
Sr. Busso. — Sobre eso la Coalición por una Radiodifusión Democrática no ha definido
posición y, por lo tanto, representando a esta coalición tan amplia, prefiero no emitir
opinión. En lo personal creo que con la limitación a los prestadores de servicios públicos es
suficiente. Con respecto al tema de la contratación de obra pública, no conozco legislación
en otro lugar del mundo que la límite.
Creemos que es muy importante que la renovación de licencias, la prórroga,
requiera audiencias públicas.
Sr. Marino. — ¿Vinculantes?
Sr. Busso. — No necesariamente. Las audiencias públicas en muchos otros temas no son
vinculantes. Nos interesa que los vecinos de una localidad puedan opinar sobre el medio
que habitualmente escuchan o al que tienen acceso. Esto nos parece un avance significativo.
Entonces, los vecinos de una localidad podrían, evidentemente, opinar sobre un medio que
ya está trabajando, que está en el aire, para decir si está cumpliendo los objetivos que se
había propuesto o que ofreció brindar a la población.
No veo necesario que la audiencia pública sea vinculante. Además, no me imagino
muy bien cómo se establecería el resultado objetivo de una audiencia pública vinculante.
Me parece que la audiencia pública ya es un paso muy importante y eso habíamos
planteado desde la Coalición, sin utilizar la palabra vinculante.
Sr. Petcoff Naidenoff. — Me parece importante la respuesta relacionada con tratar de
poner un freno y darse un tiempo para que ustedes analicen la cuestión de los contratos de
obra pública. Nosotros tenemos una prohibición expresa de que las empresas de servicios
públicos presten servicios de comunicación audiovisual. Pero sería muy importante que
analicen el caso de la obra pública en la Argentina, de las empresas de juego, el antecedente
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que explicó el senador Marino con Electroingeniería y lo que ha ocurrido a Nelson Castro.
Lo digo como materia de análisis.
Ahora bien, usted acaba de decir que no le parecen necesarias, para la renovación de
licencias, las audiencias públicas con carácter vinculante. Entonces, ¿usted se aparta del
postulado número 4 de la Coalición para una Radiodifusión Democrática? Porque tengo los
21 puntos que me han acercado y que leí con detenimiento, y advierto que la voluntad de la
Coalición es que la renovación de las licencias esté sujeta a audiencia pública vinculante.
¿Ustedes se apartan de este criterio con la sanción de la Cámara de Diputados?
Sr. Busso. — Estos son principios que presentamos hace cinco años. Después ha habido un
debate y hemos formulado una serie de propuestas, incluso públicamente. Consideramos
que este aspecto no es sustancial a nuestro planteo.
No es que nos apartemos o que neguemos la posibilidad de que sea vinculante.
Vemos con satisfacción que la renovación se realice previa audiencia pública. El carácter
de vinculante o no frente a algunas objeciones que nos han planteado lo consideramos
aceptable y nos damos por satisfechos con eso.
Hay muchos aspectos de la ley en los cuales seguramente podría mejorarse.
Esperemos que en el transcurso de los años se logre.
Creemos que este proyecto es producto de un amplio debate, de un equilibrio entre
intereses e ideas de diferentes sectores y, por lo tanto, lo sostenemos y apoyamos. No es
que nos apartemos de los puntos sino, por el contrario, consideramos que lo que hemos
logrado es suficiente y nos damos por satisfechos.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Calcagno.
Sr. Calcagno y Maillmann. — Agradezco al invitado por su participación.
Tenía muchas preguntas por hacer, algunas de las cuales ya ha contestado. Me
alegro por la mención al senador Lafferrière, un hombre de Nogoyá, cuyo caso demuestra
que lo que no se ve y no se oye no existe. Basta no ver, no oír y uno está condenado a la
inexistencia.
Baudrillard en el libro La guerra del Golfo no ha existido hablaba de lo que era no
ver los acontecimientos. Se trata de un autor emblemático de ese momento histórico. Señala
claramente que se puede hacer una guerra, una movilización de centenares de miles de
soldados y no verla.
Tal es el poder de la construcción de la realidad. Tal es el poder de lo que estamos
discutiendo en esta ley, que es la construcción de los sistemas de representación.
Las personas hacen aquello que se creen llamadas a hacer. Pero si eso no existe, si
no hay una pluralidad de voces que construyan la realidad, pues algunas cosas serán
realizables y otras no. Es lo que Offen llamaba de algún modo “la objeción enmascarante”.
Pero, bueno, saliendo un poco de la filosofía y volviendo al mundo sublunar, quiero
hacerle varias preguntas.
Una de mis preguntas es sobre la autoridad de aplicación, porque es un tema de
debate que nos entusiasma y nos apasiona a todos aquí. Quiero preguntarle a usted, como
miembro de una organización de la sociedad civil, si se sienten representados por esa
autoridad de aplicación.
Luego también, aunque creo que lo mencionó, quiero preguntarle acerca de la
publicidad oficial: ¿en esta ley o en otra? ¿Usted qué opina?
Y, por último, sé que usted ha participado en foros internacionales de la sociedad
del conocimiento, y me parece provechoso para todos los presentes y también para las
cámaras que cuente un poco qué son esos foros internacionales, quién los compone y qué se
dice allí de esta ley. Porque también tenemos que salir del estricto marco de esta sala y ver
qué es lo que sucede en el resto del mundo.
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Sr. Busso. — Usted me pregunta si nos sentimos representados. El sector que
particularmente represento, el sector social de la comunicación, tiene tres representantes en
el Consejo Federal. Se nos asigna el 33 por ciento de las frecuencias: una de cada tres
frecuencias en todas las bandas. De manera que, obviamente, nos sentimos representados.
Pero también sentimos que están representados los otros sectores que conforman la
Coalición: los trabajadores de la comunicación, ya que tienen tres representantes en el
Consejo Federal; las universidades nacionales, con representación por las universidades
pero, además, por las carreras de Comunicación, y nada menos que un miembro del
Directorio será un académico de las facultades de Comunicación, de Periodismo, de
Ciencia de la Información.
La respuesta es rotundamente sí, sentimos haber logrado el lugar que pretendíamos.
Si quieren que les diga lo que pienso personalmente, les digo que creo que toda la
comunicación tendría que estar en el sector social.
Sé que algunos se van a enojar por esto y seguramente apareceré ridiculizado al
defender esa posición, que sé que hoy no es posible en nuestro país, pero el 33 por ciento
nos satisface, y mucho.
En relación a su pregunta sobre la publicidad oficial, es algo que ya hemos
mencionado.
Usted hizo mención a foros internacionales. Efectivamente, tuve el privilegio de ser
partícipe de todo el proceso de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en
Ginebra —2003— y en Túnez —2005— convocada por Naciones Unidas. Además, tuve el
honor de ser coordinador de Sociedad Civil de América Latina y el Caribe en la Cumbre
Mundial de la Sociedad de la Información y, por lo tanto, integré el Buró de Sociedad Civil
de la Cumbre Mundial.
Hoy todos los foros internacionales, y particularmente la UNESCO, están
planteando el tema de la diversidad y de la pluralidad de voces, que se respete y se
promueva la posibilidad de que todas las voces sean escuchadas. Se habla mucho de esta
diversidad y pluralidad. Como usted bien sabe, hay una convención internacional sobre la
diversidad y la pluralidad de las expresiones culturales que me parece importante tener en
cuenta y que creo que está contemplada en los principios de la ley.
Por otro lado, destaco la presencia en nuestro país de alguien con quien he
compartido muchos eventos internacionales: el relator de Libertad de Expresión de
Naciones Unidas, el señor Frank La Rue, quien ha hecho manifestaciones públicas sobre
este proyecto valorando muy especialmente el proceso participativo de su elaboración. Ha
dicho que este proyecto es un ejemplo para el mundo, particularmente al reservar el 33 por
ciento de las frecuencias al sector social. Siendo la máxima autoridad del mundo de
Naciones Unidas en materia de libertad de expresión, creo que no hay mucho más para
agregar.
He hablado hace pocos días con el señor relator y me consta que está muy atento a
este debate, y ha expresado públicamente —así que no hace falta que yo lo reitere— su
beneplácito con este debate y con este proyecto.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Giusti.
Sra. Giusti. — Le agradezco su presencia y su exposición tan clara sobre aspectos
importantes y tan relevantes de esta ley que estamos tratando.
Como patagónica, conozco la labor de las radios comunitarias y sé lo que les cuesta
estar presentes permanentemente. Es un aspecto que no podemos dejar de mencionar en
este encuentro con usted.
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En realidad, las preguntas que quería formularle se referían a las pautas y
prácticamente ya han sido respondidas por usted. Pero quiero plantearle una inquietud, que
no sé si podrá contestarla ahora o si podrá enviarnos información en otro momento.
Creo que usted lo ha dicho todo al mencionar los 32.200 pesos que se distribuyen
entre las radios de su provincia...
Sr. Busso. — Del país, senadora. De las radios comunitarias del país.
Sra. Giusti. — Del país, discúlpeme; peor aún.
Sr. Busso. — De publicidad nacional.
Sra. Giusti. — En realidad lo que le quería preguntar es si usted observa criterios de
equidad en la distribución de la pauta de publicidad oficial provincial entre las radios
comunitarias barriales y los grandes medios de Río Negro.
Me pareció muy bueno lo que mencionó acerca de la reglamentación posible de las
pautas privadas, de la incorporación. Finalmente quiero preguntarle a qué atribuye usted
que no se haya reglamentado en Río Negro esa ley de pautas que mencionó que se había
sancionado.
Sr. Busso. — Tengo toda la esperanza de que esa reglamentación se dé en breve, sabiendo
las dificultades para su reglamentación y sabiendo también las dificultades que han tenido
en la aplicación del decreto en la provincia de Tierra del Fuego. Allí hay un decreto que
establece criterios muy objetivos y matemáticos para la distribución de la pauta que no se
cumplen.
Quienes estamos en los medios sabemos que es muy complicado establecer criterios
muy rígidos, porque habría que analizar el tema en detalle. Por ejemplo, ver la publicidad
que se asigna a los medios, lo que se asigna a productoras que tienen espacio en los medios,
lo que se asigna vía agencias de publicidad , lo que se terceriza. Es decir, no es tan sencilla
la cuestión.
Todavía no se ha encontrado una fórmula clara para evitar las trampas. Porque si se
hace una ley que sea muy fácil de trampear —discúlpenme esta expresión quizás vulgar—
no sirve para nada.
Es un trabajo a hacer que requeriría toda otra estructura de medios, incluso la forma
de contratación de los periodistas y de los trabajadores de los medios, hoy muy precarizada
porque muchos colegas periodistas se transforman en vendedores publicitarios para poder
tener sus propios programas. Es un tema bastante complejo.
Por eso sostenemos que es necesario definir con claridad la estructura de los medios,
cuáles son las condiciones para los titulares de las licencias y, a partir de eso, se van a
desencadenar una serie de cosas. Si los medios funcionaran contratando trabajadores de
acuerdo al Estatuto del Periodista Profesional —ley 12908—, sería otra cosa. Entonces, me
parece que hay mucho para andar en este sentido.
Tengo toda la expectativa de que se pueda reglamentar la ley aprobada en mi
provincia hace pocos meses y he tenido conversaciones con el secretario de Medios a ese
respecto. No dudo que lo harán en poco tiempo. Espero que así sea.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Perceval.
Sra. Perceval. — Gracias por la presencia del colectivo de la Coalición por una
Radiodifusión Democrática en su persona. Enfatizo lo de “colectivo”. Y por vicio filosófico
—como el senador Calcagno—, no solamente está esta construcción en lo que se ve y lo
que se invisibiliza, sino también en el juego de la presencia, si uno mira quiénes están
ausentes. Es muy importante que haya venido la Coalición, y sin embargo se ha
cuestionado una y otra vez que esta es la —incluso se ha titulado así— “ley K”….
Seguimos con las presencias que son ausencias…
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Creo que del inicio de su exposición podríamos cambiar esta consonante, no para
disputar derecho de autor, pero en tal caso también podríamos imaginar que se pueda
denominar “ley C”, la de la Coalición. Pero más allá de esto, lo digo porque se ha insistido
mucho en que es una ley hecha entre pocos, sombría, sospechosa antes de conocerla,
sospechosa por no haber participado en los foros. Hago estas valoraciones porque
justamente la presencia del colectivo de la Coalición por una Radiodifusión Democrática es
la que nos permite a los senadores y senadoras tener una tranquilidad y una certeza, que no
empezamos a hablar de esto ayer y que tampoco empezó nuestro signo político, sino que en
su rememoración y en su valoración aparecieron figuras queridas y reconocidas de un
partido profundamente democrático como la Unión Cívica Radical, y que acá justamente en
el artículo 45, en 2003, se modificó y tuvimos la oportunidad de acompañar un proyecto del
senador Moreau y la senadora Raso. Con lo cual, me parece importantísimo este criterio
que usted marcó de que estamos en deuda con una ley de publicidad oficial, pero que no se
trata de añadir ingredientes para batir una mezcla que después no sea nada.
Entiendo lo de acceso a la información, que es otra ley en deuda. Usted sabe que
acá, en el Senado de la Nación, se aprobó. No se aprobó en la Cámara de Diputados.
Y qué casualidad —lo recordarán senadores que en ese momento estaban en la
conformación del Cuerpo—, se había añadido que también el acceso a la información debía
ser público para las fundaciones, las organizaciones no gubernamentales. Es decir, la
ciudadanía tenía derecho y, por supuesto, estaba el deber del Estado de hacer pública la
información, lo cual es inexcusable, pero también la responsabilidad social de fundaciones,
de organizaciones no gubernamentales y empresas. En fin, el proyecto no prosperó en la
otra Cámara.
Paso a tres preguntas puntuales. En realidad, yo no reemplazo que soy militante de
organismos de derechos humanos y del Movimiento de Mujeres, de manera que no
desvalorizo a los movimientos sociales, a las organizaciones comunitarias ni a las llamadas
ONG. Lo único que digo es que valorizo el estado social de derecho y sus instituciones,
porque la formas asambleísticas de democracia directa también pueden ser una situación de
plena antidemocracia. Con lo cual, respetando el estado social de derecho, creyendo que
hay que fortalecer las instituciones, que no parto de las sospechas sino de la laboriosa
acción de miles y miles argentinos y argentinas que queremos una mejor democracia y un
mejor estado, le pregunto: ustedes, los no lucrativos, ¿no están cooptados? ¿No van a ser
cooptados? Porque acá se ha dicho una y otra vez, ya no sólo la “ley K”, sino parece que el
sector social está descerebrado, es rehén del poder de turno, y que esto lo dice la ley o al
menos lo permite.
Le pregunto: ¿de qué manera usted cree que en el texto de la ley —no en las
valoraciones políticas que me he permitido hacer, sino en el texto de la ley—, el colectivo,
que ha promovido este debate a lo largo y a lo ancho del país, me da garantías como
senadora de la Nación que el acceso a las licencias y autorizaciones no va a ser discrecional
por parte de un gobierno de turno? No su pensamiento; me refiero al texto del proyecto de
ley que tiene sanción de la Cámara de Diputados.
Otra pregunta: ¿de qué manera usted me puede asegurar como colectivo que se va a
garantizar, y no sólo promover, la pluralidad y diversidad de emisores en los lugares donde
no hay más frecuencias disponibles? No ideológicamente sino lo que dice el texto que viene
con sanción de la Cámara de Diputados.
Y también como colectivo le pregunto, porque realmente ustedes —y creo que no
soy un caso aislado— representan más lo que creemos, sentimos, pensamos y estamos
convencidos porque son un colectivo social. O sea que usted, como colectivo, su respuesta
es muy importante en la decisión del voto.
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En el artículo 161, ¿qué piensa el colectivo de la Coalición por una Radiodifusión
Democrática del plazo para desinvertir? ¿Es un atropello? ¿Conculcamos derechos
adquiridos? ¿Es inconstitucional?
Tres preguntas, entonces, al colectivo: ¿qué garantías me da la ley para que no sean
ya no rehenes del mercado sino para que no sean cooptados por los gobiernos de turno?,
¿cómo se garantiza en este texto la diversidad de emisores en los lugares donde no hay
frecuencias disponibles?, ¿y qué piensa sobre el artículo 161? Si es posible.
Sr. Busso. — Me pone en una gran responsabilidad, pero intentaré responderle. Primero,
agradezco su valoración de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, que quizás no
debería ser yo quién lo diga, pero creo que es una construcción inédita en el país. Lograr la
unidad de tan amplios sectores, con incluso intereses sectoriales contrapuestos, es un
avance muy importante.
La construcción de consensos. He escuchado mucho hablar de consensos en este
Senado de la Nación. Incluso hubo un llamado al consenso nacional del señor presidente
del Senado. Le hemos enviado una carta pública al presidente del Senado manifestándole y
mostrándole cómo este proyecto es producto de un amplio consenso. Claro, en ese
consenso no participan los pocos que representan poderosísimos intereses de los que hoy
controlan y manejan la comunicación en nuestro país.
Permítanme decirles también que este consenso no se construyó de un día para el
otro o en una oficina en Buenos Aires. En un folleto muy sencillo publicamos muchas de
las actividades que realizamos durante un año, a lo largo y a lo ancho del país, día por día.
Se los puedo dejar para que vean cómo se fue construyendo esto. Un elemento que me
había olvidado de decir: muchos concejos deliberantes del país y también legislaturas
provinciales apoyaron estos 21 puntos cuando era silenciados por los grandes medios.
Nos propusimos el objetivo de lograr declaraciones expresas de los concejos
deliberantes y de las legislaturas provinciales a este respecto. En este sentido, tengo el
orgullo de decir que el Concejo Deliberante de Viedma, mi ciudad, fue la primera en
declarar su adhesión a los 21 puntos y también lo hizo por unanimidad la Legislatura de la
provincia de Río Negro.
Señora senadora: usted me pregunta si los movimientos sociales…
Sra. Perceval. — El sector social.
Sr. Busso. —… si el sector social puede ser cooptado por un gobierno…
Sra. Perceval. — El texto de la ley. ¿Qué garantías me da el texto de la ley para que eso no
pase?
Sr. Busso. — La ley no asigna ni posibilita ningún control por parte del Estado ni de
ningún gobierno a los contenidos de los medios. No encuentro nada, ni una línea que
permita alguna forma de control.
Ayer escuché por televisión a un senador nacional, que me dejó un poco asustado
—con todo respeto lo digo y lamento que no esté presente— decir que los medios iban a
tener que rendir examen cada dos años para renovar su licencia. Yo no sé si a esa hora ya
estaba medio dormido o entendí mal, pero no hay absolutamente nada de eso en la ley.
Incluso, el párrafo al que se adjudicaba esa intención fue corregido. Claramente se dice que
se respetará la licencia durante diez años de vigencia, con la posibilidad de una prórroga de
diez años más.
También he escuchado decir que los movimientos sociales o que el sector social o el
sector no lucrativo pueden ser cooptados por el gobierno o por algún gobierno. ¿A esta
altura de la historia argentina realmente pensamos que desde un gobierno alguien puede
controlar a la diversidad del movimiento social en la Argentina? ¿No estamos
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suficientemente maduros desde las organizaciones libres del pueblo, desde los movimientos
sociales, desde las organizaciones no gubernamentales para no ser cooptados por alguien?
Los senadores que me conocen desde hace muchos años, como el señor senador
Verani —que no está presente— y el señor senador Pichetto, saben que, por lo menos en
nuestro caso, no nos cooptaron y tampoco lo podrán hacer. En todo caso, ellos pueden dar
testimonio.
La forma de adjudicación de frecuencia está muy clara: es por concurso público. Las
bases y condiciones para el concurso, los pliegos, son elaborados por el Consejo Federal.
La reglamentación tendrá que establecer con claridad los criterios y los puntajes
establecidos para cada una de las condiciones que exige los pliegos y el jurado será
designado por el Consejo Federal. Me parece que es suficiente garantía.
En casos excepcionales existe la posibilidad de adjudicación directa. ¿Cuáles son
esos casos? Amplia disponibilidad de espectro —creo que así dice el proyecto— y, en caso
de emisoras de baja de potencia, esto es, pequeñas emisoras en lugares donde hay mucha
disponibilidad de espectro. De esta forma se simplifica el complicado trámite del concurso.
En un lugar en que hay disponibilidad y alguien ofrece prestar un servicio, cumpliendo con
las condiciones exigidas por la ley, me parece lógico que no se someta a un trámite de
concurso cuando hay muchas frecuencias disponibles y todos los oferentes pueden hacer
uso del espectro.
La preocupación del Estado debe estar en que el espectro se utilice con la mayor
diversidad posible. Respecto a esto hay suficientes garantías, aunque estaremos muy
atentos a la reglamentación de la ley, para que no se desvirtúe lo que consideramos el
espíritu de la ley.
En relación con el artículo 161, usted, señora senadora, usó una palabra:
“desinvertir”. Yo creo que el título del artículo y que el concepto no es tanto la desinversión
sino la adecuación a la ley. La adecuación a la ley, más que la desinversión, promoverá la
inversión de muchos que hoy no pueden tener acceso a licencias. Ahora podrán tener
acceso a licencias, lo cual significará inversiones en el país.
Quienes no quieren una nueva ley —tienen derecho a no quererla—, quienes
quieren mantener vigente la actual desde hace 25 años nos vienen haciendo el cuento de
que “ahora no”, de que “no es el momento” y de que “es necesario postergarlo para el año
que viene”, y, así ya pasaron casi 26 años. Nosotros decimos desde hace muchos años que
ahora es el momento, que hoy es el momento, que es urgente.
La ley en tratamiento da un plazo de un año a partir de reglamentación de la norma,
por lo tanto, hablamos de bastante más que un año. Entendemos que es tiempo suficiente
para que se cumpla la ley y no para que siga vigente la que tenemos, que todos
cuestionamos de manera unánime.
Habrá ciertamente unos pocos grupos que tendrán que desprenderse de algunos
medios, y no significa que tengan que cerrar, significa que habrá otros que puedan acceder
a licencias, otros que quieren y hasta ahora no han podido.
En todo caso, nos parece que el plazo es más que suficiente. En las modificaciones
se ha abierto la posibilidad de transferencia de licencias durante se plazo de un año. A
nuestro criterio es discutible porque las frecuencias deberían ser absolutamente
intransferibles, ya que no son un bien transable, sino patrimonio común de la humanidad.
Entendemos que una forma de salir de la trampa en la que estamos es a través de
esta posibilidad de que en un año se transfieran licencias.
Por otro lado —y termino con esto—, he escuchado decir a los representantes de
los grandes grupos que van a judicializar la ley y que van a hacer lo posible para no
cumplirla. Ya sea que les den un año o tres años, van a buscar 10 ó 20 años más a través de
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la justicia. Obviamente, reconozco el derecho que tienen de hacerlo, pero me parece que la
ley de la democracia debe ser cumplida por todos, por los grandes y por los chicos.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Martínez.
Sr. Martínez (A. A.). — Señor presidente: reitero el agradecimiento por la oportunidad de
estar hoy acá, charlando, escuchándolo y compartiendo prácticamente todo lo que ha dicho.
Pero también, de alguna manera, tenemos que afinar un poco la puntería después de todas
las preguntas que se han hecho.
Cuando usted hablaba sobre los que quieren parar la ley, no nos sentimos incluido,
por lo menos nosotros. Nosotros queremos que salga la ley. Tenemos diferencias, pero esto
no significa que no queremos que haya una ley. Hay varios ejemplos —usted y la señora
senadora Perceval los nombraban— de intentos de hombres y mujeres de distintos orígenes
políticos, porque no es patrimonio de alguien en particular.
Sobre el tema de la autoridad de aplicación, usted decía que la garantía era que el
Consejo Federal iba a tener la potestad de confeccionar las bases de los pliegos, y no es así.
Lo que hace es asesorar; no tiene posición vinculante.
El inciso 7 del artículo 12 dice: “Proponer pautas para la elaboración de los
pliegos de bases y condiciones para la adjudicación de servicios de comunicación
audiovisual.” Cuando uno va a la autoridad de aplicación, ahí sí tiene la obligación de
elaborar los pliegos.
Nosotros insistimos en que la autoridad de aplicación debe tener mecanismos de
resguardo —no para uno, sino para todos— que garanticen la idoneidad de aquellas
personas que estarán ocupando lugares tan importantes como con estos.
Yo ayer decía que esta no es una ley cualquiera, sino una de esas que uno interpreta
que nos irá marcando cuál es el modelo de país que estamos buscando entre todos. Sin
duda, es una ley que tiene mucha importancia.
Creo que tenemos que darle los mecanismos de garantía. En su momento, nosotros
habíamos planteado que uno de ellos puede ser —inclusive, hasta con la misma
constitución en cuanto a los miembros— la aplicación del 222, que es el mecanismo para la
elección del Defensor del Pueblo. Allí tenemos la participación de la gente, el mecanismo
de impugnación que tiene la sociedad, y el trámite parlamentario con dos tercios, lo que
dejaría tranquilos a todos de que aquellas personas que están ocupando estos lugares
tendrán la idoneidad y aceptación social que requiere quien conducirá un proceso que, de
entrada, es complicado, ya que si uno avanza con el mecanismo de que a los medios que
hoy tienen posiciones dominantes les impondremos por ley el desprendimiento de partes de
lo que tienen, sin duda que —no envidio a quienes estén en esta autoridad de aplicación—
tendrán que llevar adelante tareas complejas, saludables y que, si todo sale bien, estaremos
todos muy contentos de poder avanzar en este sentido.
Usted ya habló sobre la autoridad de aplicación, pero quería reafirmar que realmente
es mucho más lo que tiene la autoridad de aplicación sobre el Consejo Federal, que sería la
representación asamblearia, donde están representadas las provincias, los pueblos
originarios, etcétera. Simplemente lo quería reafirmar, independientemente de que entendí
bien lo que usted dijo en cuanto a lo que pensaba de la autoridad de aplicación.
En este concordar de los espacios sociales que tiene nuestro país en la importancia
de garantizarle que tengan medios para poder expresarse, le quiero decir que me parece
como un acto hasta discriminatorio que se haya puesto “Iglesia católica”. Creo que
tendríamos que poner “cultos”.
Incluso, creo que en esto de los contenidos hubo mucha confusión —lo aclaramos
ayer charlándolo con el licenciado Mariotto— ya que, cuando uno habla de contenidos no
habla de líneas editoriales, sino porcentajes de música y cultura nacional, etcétera. Por
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suerte, después se corrigió —espero, porque no lo volví a leer realmente— y se aclaró que
la Iglesia Católica estaba exenta del control de los contenidos. Creo que en esto debe existir
una ley pareja.
Reitero que no estoy de acuerdo en que diga “Iglesia católica”, sino que diga
“cultos”. Creo que eso es algo que debemos subsanar, sin ningún tipo de prejuicios. Al
contrario, creo que ayudaría muchísimo que pudiéramos avanzar en eso.
Al comienzo a mí me preocupaba que se diga “de la confección de los pliegos o de
las adjudicaciones en forma directa”. Ayer al licenciado Mariotto, cuando nos referíamos a
los pueblos originarios, le explicábamos que estos no serán otorgamientos de frecuencias,
sino autorizaciones. Son términos técnicos distintos.
Cuando se refiere a la autoridad de aplicación, se habla de “elaborar y aprobar los
pliegos de bases y condiciones para la adjudicación de servicios de comunicación
audiovisual”, y cuando habla del Consejo —que lo que hace es asesorar— habla con
claridad de llamados a concursos o adjudicación directa de licencias, pero no en el
otorgamiento de permisos. Quizás sea un error de tipeo, pero creo que tendría que ser
coincidente. Si alguien asesora en las tres posibilidades que tiene la autoridad de aplicación
de otorgar o de dar permisos, deberían ser coincidentes los dos artículos.
Disculpe la insistencia con la autoridad de aplicación, pero repito que debemos
garantizar que el Consejo Federal tenga la posibilidad de asesorar y consultar por parte de
la autoridad de aplicación. Si fuera el Consejo Federal quien resuelve —si bien es
asambleario y complejo operativamente—, ahí sí estarán representados absolutamente
todos los intereses y no habría ningún tipo de dudas. Pero como la autoridad de aplicación
no es esto, creo que debemos tener los resguardos necesarios para que tengamos la garantía
de que dicha autoridad de aplicación será ocupada por gente que conozca del tema, tenga
idoneidad, que la sociedad lo acepte, y tenga la convalidación a través de lo que puede ser
la participación del Congreso, con características similares a lo que podría ser el Defensor
del Pueblo. No sé si usted comparte esto, pero es un poco la idea.
Basándome en algunas charlas que hemos tenido con gente que ha participado en la
elaboración de estos 21 puntos, coincidíamos que realmente éste era uno de los objetivos.
Usted antes decía que toda ley es perfectible. Cuando se habla de la audiencia, ustedes
habían propuesto que fuera vinculante. Después dice que por las distintas circunstancias, las
charlas y la flexibilidad necesaria para eso, se modificó. Pero creo que en esto no
tendríamos que retroceder ni un punto ni un paso, porque creo que es sumamente
importante.
Nosotros de entrada lo planteábamos como una audiencia previa. Y entiendo cuál es
el concepto por el cual ustedes dicen audiencia previa no, pero sí audiencia en la
renovación. Me parece razonable. De la misma manera nos parece razonable que la
audiencia pública para la renovación tenga que ser vinculante.
Sr. Busso. — Nosotros entendemos que el proyecto ha logrado un avance significativo que
satisface a la Coalición. Comprendemos también las objeciones que ustedes formulan.
Están en el ámbito para dirimir esa cuestión, así que no tengo mucho más para agregar.
La Iglesia Católica ha adherido formalmente a estos 21 puntos. Incluso,
representantes de la Iglesia han participado en varias de las reuniones de la Coalición. No
escapa a su criterio que la Iglesia Católica en nuestro país es considerada persona jurídica
de derecho público, a diferencia de otros cultos.
Yo creo que esto es discutible. Evidentemente, los distintos cultos —aunque soy
católico— tienen todo el derecho de tener igualdad de condiciones, pero no es una cuestión
de esta ley. Es una cuestión que excede a esta ley. La Iglesia Católica es persona jurídica de
derecho público y, por lo tanto, está incluida en el sector público. Usted sabe que los
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prestadores se dividen en tres tipos: el público, estatal y no estatal; el privado comercial y el
privado no lucrativo. La Iglesia Católica está incluida en el primero como público no estatal
al igual que los pueblos originarios. Por lo tanto, a la Iglesia Católica, pueblos originarios,
provincias, municipios y Estado nacional se les otorga autorizaciones y no licencias. Eso es
consecuencia de la persona jurídica con la que actúan tanto la Iglesia Católica como los
pueblos originarios, a los que se reconoce en su condición de pueblos preexistentes al
Estado nacional y a través de su personería jurídica reconocida por el organismo
correspondiente, el INAI. Es por eso que van a ser personas jurídicas de derecho público en
condiciones de obtener autorizaciones para operar radios y canales de televisión en sus
comunidades.
Por otro lado, me permito recordarle que varios cultos cristianos como la Iglesia
Metodista, una de las Iglesias cristianas más serias y con más trayectoria, ha hecho una
declaración pública — que no tengo a mano pero puedo acercarles— apoyando con mucha
fuerza este proyecto de ley y planteando la necesidad de la sanción de esta ley. Con lo cual
me remito a lo que ellos dicen.
Usted me hacía alguna observación sobre las adjudicaciones en forma directa a las
personas jurídicas de derecho público.
Sr. Martínez (A. A.). — Me refiero a que cuando uno lee los artículos que se refieren a la
autoridad de aplicación y al Consejo, que deberían ser concordantes —el del Consejo para
asesorar y el de la autoridad de aplicación para ejecutar—, no es exactamente igual la frase
y debería serla. Esa es la cuestión de forma que planteé.
Independientemente de que las iglesias protestantes o evangelistas estén de acuerdo
con esto, es nuestra obligación dar igualdad y no cercenar, ni llevar a ningún tipo de
discriminación. Sin perjuicio de que uno puede entenderlo, estamos marcando de alguna
cuál es el modelo de país que queremos hacia delante. Por suerte, ya hemos podido salir de
leyes como la del Patronato. Creo que en esto debemos tener la amplitud necesaria para
legislar para todos los cultos y no para uno en particular. Sería lo mismo que sancionemos
esta ley para un pueblo originario y no para todos o que no demos posibilidades a las
organizaciones sociales o a los sindicatos. Digamos que en esto debemos tener el
resguardo. En lo personal voy a seguir insistiendo en la modificación.
Sr. Busso. — Comparto el concepto, pero yo no soy abogado, soy periodista. Creo que el
Código Civil establece claramente la diferencia de la Iglesia Católica como persona jurídica
de derecho público. Por otro lado, todos los cultos pueden tener acceso a licencias. De
hecho, a través de la modificación del artículo 45, muchos cultos lo tienen. Como criterio,
lo comparto. El tema es que, como existe de hecho una diferencia en la ley, desconozco si
es necesario para eso modificar el Código Civil o la Constitucional Nacional respecto de la
figura de la Iglesia Católica.
Sr. Presidente. — Tenemos tres invitados más que, en teoría, tienen que exponer en horas
de la mañana.
Hemos conversado con los otros presidentes. Para que podamos avanzar vamos
darles un tiempo prudencial para que cada uno exponga y luego les formularemos todas las
preguntas que tengamos para los tres. Tengamos en cuenta que tenemos otros invitados
para las tres de la tarde.
Dicho esto me voy a permitir hacer una pregunta con relación al artículo 62 del
proyecto que está en consideración, referida a las redes. En uno de los puntos se establece
que la constitución de redes debía ser de carácter excepcional.
A mí me preocupa que, como ha quedado redactado el artículo 62, la excepción se
esté convirtiendo en regla. El artículo determina que si en 60 días la autoridad de aplicación
no se expide sobre la autorización de la red, se entiende otorgada la autorización.
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Le tengo pánico a la burocracia de la administración pública. Seguramente la
autoridad de aplicación no se va a poder expedir en 60 días. Entonces, puede ocurrir que
todo aquel que pida la autorización para la constitución de una red va a conseguirla con el
silencio de la administración. Comparto plenamente que el concepto de constituir redes
debe ser de carácter excepcional, no la regla en esa materia.
Sr. Busso. — Usted, como un hombre que conoce de medios, toca un tema central y del
que se habla muy poco. En nuestra concepción...
Sr. Presidente. — Por eso debemos ir ya a los temas fundamentales. No podemos perder
la oportunidad todos los senadores de conocer cómo va a funcionar la radiodifusión con
esta normativa legal.
Sr. Busso. — Comparto que esto es un tema central.
¿Qué pasa hoy en nuestro país? Hay muy pocas redes. Hay cadenas con emisoras
con cabecera en Buenos Aires y múltiples repetidoras, entre 100 y 300 repetidoras, muchas
de ellas ilegales. Los medios hablan de legalidad pero instalan repetidoras en todo el país
compitiendo deslealmente con las emisoras que producen realmente desde lo local, que dan
trabajo y generan la posibilidad de expresarse.
Por eso deberían prohibirse las cadenas y facilitarse las redes para la integración.
Me parece importante, tal cual lo expresa el proyecto, exigir a todas las emisoras un
porcentaje de producción propia. Creo que es el 30 por ciento. Discúlpenme si me
equivoco algunas veces con los números. Yo he participado de todo el proceso pero
algunos números fueron cambiando. Efectivamente, es el 30 por ciento de producción
propia. Además, a los que participen de redes, noticieros locales y propios. Con lo cual se
asegura que las emisoras, sean de radio o televisión, sean efectivamente emisoras y no una
repetidora. La repetidora implica una bajada satelital, que no cuesta mucho dinero, y una
computadora que retransmite. Eso funciona con una persona.
Me parece excelente que se exija producción propia y, de esta forma, se prohíban las
cadenas indirectamente, y que las redes puedan funcionar en la medida en que cualquier
emisora que integra la red pueda ser cabecera de la red. Es lo que estamos haciendo en
FARCO, Foro Argentino de Radios Comunitarias. Dicho sea de paso, tenemos dos
noticieros diarios hechos en red desde nuestras distintas radios. Conceptualmente estamos
en eso, posibilitar las redes pero no las cadenas, y por no más del 30 por ciento de las horas
de transmisión.
Comparto su pánico por la burocracia en esta materia. Pero este plazo justamente
permite que la burocracia no nos paralice. Lo entiendo al revés. Hay tiempo para que se
diga que no. Si no se dice expresamente que no, es que sí.
Es decir, las redes son posibles pero en las condiciones que determina la ley; o sea,
redes de no más del 30 por ciento del horario de producción que no estén en el horario
central ni puedan impedir la emisión de noticieros locales y propios.
Con lo cual, me parece que en este texto se ha logrado establecer lo que
conceptualmente venimos proponiendo desde hace muchos años: sí a la posibilidad de
redes con emisoras que sean emisoras y con producción propia y no a las cadenas de
repetidoras que retransmiten una única señal, que generalmente se emite desde Buenos
Aires
Sr. Presidente. –– Con la senadora Estenssoro terminamos la ronda de preguntas. No voy a
negar a nadie la palabra, considero que aquí estamos para expresarnos y escucharnos y si
tenemos que estar hasta mañana, lo haremos.
Sra. Estenssoro. –– En primer lugar, agradezco a Néstor Busso por estar aquí presente.
Como he sido periodista acompaño y comulgo con los 21 Puntos. Desde hace muchísimos
años, me ha preocupado la situación de la legislación de medios en la Argentina y los
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artilugios que los políticos gobernantes, a través de distintas administraciones, han ido
inventando en el manejo de los medios. Recuerdo cuando el ex presidente Menem, a través
de banqueros amigos, soñaba con monopolios propios y compró varios canales de
televisión y radios; realmente era muy difícil saber quienes eran los dueños de los medios.
Por lo tanto, me parece que debemos tener una legislación clara que resguarde a la
prensa. Precisamente, en el punto 3ª ––creo que era ese–– de los 21 Puntos se hace
referencia a la importancia de contar con una prensa independiente. Creo en el rol de la
prensa independiente, independiente de las presiones o los condicionamientos del poder
político y de los dueños de los medios que por intereses económicos pueden querer
silenciar a sus periodistas. Esta legislación debe evitar tanto el modelo de Berlusconi como
el de Chávez para situarse en una posición intermedia, donde podamos tener una prensa
más independiente.
Con respecto a las cadenas, me preocupa que se debiliten las cadenas nacionales
privadas de radio y de televisión porque en esta democracia, con las imperfecciones que
esto tiene ––no estoy avalando posiciones dominantes––, existe la necesidad de resguardar
el contenido local y los medios locales para que no sean avasallados por los medios
nacionales. En muchísimas ocasiones los medios nacionales han servido para sacar a la luz
problemas locales muy importantes, como ocurrió con el caso “María Soledad”, en el que
un medio nacional comenzó a ver cómo los jueces en ese juicio estaban amañados.
Posteriormente a ello, ese caso tuvo otra resolución y esto obligó al gobierno de Menem a
soltar la mano al ex gobernador de Catamarca. En otra oportunidad, fueron las cámaras de
medios locales las que dieron una dimensión nacional al conflicto docente en Santa Cruz.
Por lo tanto, los ciudadanos de las provincias están protegidos cuando hay una mirada de
medios que no dependen de la pauta de publicidad local.
Entonces, entiendo que debilitar estas cadenas podría ser peligroso para la libertad
de prensa y condicionaría a los ciudadanos a recibir información de periodistas y medios
que puedan sacudir al poder cuando es necesario.
No sé cuál es su impresión al respecto porque me parece que estos artículos, de
alguna manera, podrían debilitar la formación de estas cadenas o redes que usted mencionó.
Sr. Busso. –– Senadora, intenté explicar lo que en mi concepto son cosas diferentes, las
cadenas de las redes. Entiendo por cadenas a aquellos conjuntos de emisoras con una única
cabecera y múltiples repetidoras. Esto no favorece el pluralismo y la diversidad, eso mata
todo. Lo que sí es posible, y está permitido claramente en la ley, son las redes nacionales,
pero redes en las cuales cada emisora pueda ser emisora, pueda generar contenidos. Los
casos que usted señala llamativamente fueron puestos a la luz a partir de emisoras locales y
después fueron tomados por emisoras de alcance nacional. Con la vigencia de esta ley,
serán posibles las redes en las cuales las emisoras del interior alternativamente puedan ser
cabeceras de redes. No están prohibidas las redes, están prohibidas las cadenas de
repetidoras que durante 24 horas transmiten desde un solo lugar; eso ya no será posible
cuando se apruebe esta ley. Lo que sí será posible es que durante un 30 por ciento del
tiempo de transmisión cada emisora integre una red nacional y tenga contenidos nacionales,
pero con emisión desde cada localidad para que aquel que utiliza una frecuencia sea una
emisora, es decir, emita con producción propia.
Sra. Estenssoro. –– Disculpe, ahora entendí la diferencia entre una y otro. Por ejemplo,
¿la televisión pública, Canal 7, tiene ese sistema? ¿No lo tiene no?
Sr. Busso. –– De lo que entiendo del proyecto de ley, las únicas dos excepciones son un
canal de televisión del Estado nacional, Canal 7, y una radio, que sería Radio Nacional. Lo
mismo sucede a nivel de las provincias.
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Sra. Estenssoro. –– Le digo esto porque me parece que tal vez la televisión pública tendría
que contar con corresponsalías ––no sé como se llamaría–– con producción local, me
parece que sería acertado.
Sé lo difícil que es producir programas periodísticos, incluso en Buenos Aires ––no
lo he hecho en las provincias––, porque la publicidad no es tan fácil de conseguir; por eso
la baja calidad de muchos programas. Luego, se transmiten programas que realmente
concitan y, muchas veces, se trata de productos muy masivos donde lo cultural, la
profundidad del análisis o el pensamiento no es lo que prima. Entonces, ¿cómo se
financiaría esa producción local? Porque recién la senadora Corregido nos dijo lo difícil
que es conseguir el financiamiento local. Tal vez, nos pueda explicar cómo se financia
FARCO y cuánto tiene de publicidad privada, local y oficial para entender el modelo,
porque puede ser lindo pero después en la realidad tenemos que ver como se financia esta
producción.
Sr. Busso. –– Precisamente, vengo de una radio en Viedma, Radio Encuentro, que dirijo
desde su fundación, hace veinte años, y nos hemos financiado ––no sin dificultad–– con
publicidad y no justamente publicidad oficial. Dicen que somos la radio con mayor
audiencia en la ciudad y somos una organización social. Creemos que eso es posible. Hay
ejemplos en todo el país; disculpe que me refiera a esa radio, pero es donde trabajo.
Sra. Esntenssoro. –– ¿Ustedes funcionan en cadena?
Sr. Busso. –– No funcionamos como cadena, funcionamos como red. Esto es muy sencillo
porque al funcionar como red, cada radio produce los contenidos y en los dos noticieros
diarios ––que pueden escuchar vía Internet, en la página de FARCO––, cada radio produce
la información de su región y eso se arma en un noticiero nacional. Entonces, los costos de
la red son mínimos porque el trabajo se hace en cada emisora. Tenemos sólo dos personas
en nuestro centro de producción en Rosario ––que es un centro de producción con la salida
satelital–– que lo único que hacen es armar esos noticieros con noticias de diferentes
lugares del país y eso tiene un costo increíblemente bajo en comparación con los valores
que generalmente se mueven en medios comerciales y se financia con publicidad.
Hemos recibido también, excepcionalmente, algún aporte de la cooperación en el
inicio, cosa que hoy no existe; lo que nos permitió iniciar este proceso hace unos años.
Con respecto a su pregunta anterior, también son posibles las cadenas en las
provincias. O sea, del mismo modo en que el Estado nacional puede tener una emisora de
radio y un canal de televisión con cobertura en todo el territorio nacional, en cada provincia
el Estado provincial podrá tener una emisora de radio o de televisión con alcance en todo el
territorio de la provincia. Digo esto pensando en mi provincia, Río Negro, que es tan
extensa, o en una provincia como Santa Fe, con mil kilómetros entre el norte y el sur. En
ellas hacen falta varias repetidoras para cubrir todo el territorio. Entonces, es lógico que el
Estado provincial pueda, con su emisora, cubrir todo su territorio. Son las únicas
excepciones en las que se permiten cadenas, según el proyecto de ley.
Sr. Presidente. –– Agradezco muchísimo al señor Busso.
A continuación escucharemos a los otros tres invitados. Luego formularemos
preguntas, fundamentalmente, a los tres invitados a quienes no les hicimos ninguna. Si
quedó alguna para el señor Busso, sólo por excepción, porque ya lo hemos escuchado,
todos le hemos hecho preguntas y creo que fue claro en su exposición y en su posición en
cuanto a la ley que se encuentra a consideración del Senado de la Nación.
Tiene la palabra el señor José Néstor Toledo, de la Red Intercable.
Sr. Toledo. –– Gracias al Congreso de la Nación y, en particular, en esta oportunidad, al
Senado, en nombre de las 700 pymes argentinas que todos los días, desde muy lejos, en el
interior del interior, hacemos nuestra labor, con nuestras 5 mil familias, aproximadamente,
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que somos los que trabajamos para hacer televisión por cable y somos los fundadores de la
misma en el país.
Hoy estaba aquí cerca el senador Pichetto y quería recordarle a él que Benini es uno
de los fundadores en Río Negro de la televisión por cable. Por supuesto, debe haber algún
senador de Chubut; allí estuvo don Pedro Arrano y sus dos hijos –él ya no nos acompaña-,
con quienes estamos unidos en Red Intercable. También en La Pampa y en la provincia de
Buenos Aires están los Benini, que todavía siguen siendo gerentes de empresa,
iluminadores, camarógrafos, etcétera; porque somos minipymes y pymes del país.
La verdad es que nosotros estamos esperando una ley desde hace cuarenta y cinco
años. Digo esto porque veo que todos hablan de la ley de los ‘80. La primera es de 1972,
para la cual ya nos peleamos -también era una dictadura-. La segunda fue en los ‘80, la Ley
22285. Obviamente, nos pone muy contentos que estemos hoy aquí discutiendo una nueva
ley.
Realmente, acompañamos todos los procesos. Acompañé a Gustavo López y al
grupo de gente que está detrás de mí en el año 2000, intentando tener una nueva ley -en
aquella época- de radiodifusión. También acompañé en la gestión del señor Nemirosi como
diputado a todos los fueros, como empresas pyme. Hicimos muchísima fuerza para tener
una nueva ley. También acompañé con proyectos presentados, tanto en Jefatura de
Gabinete como en el COMFER, en 2008 y 2009, solicitando se nos tenga en cuenta.
También apoyamos en 2005 la modificación del artículo 45, porque había algunas
injusticias y nosotros entendíamos que también debía corregirse. Acompañamos a este
Senado, que votó dicha modificación con el 91 por ciento de legisladores presentes, con
cuatro por la negativa y una abstención.
A raíz de dicho artículo, muy pocos días después, se nos invita desde el COMFER en aquel momento, el interventor era Julio Bárbaro- y se nos dice que, como ya tenían el
artículo 45 y sabían quiénes eran los actores, querían que nosotros, las pymes, diéramos el
gran salto y la gran inversión para digitalizar y hacer interactivas nuestras redes, porque
realmente necesitaban el gran cambio en la Argentina.
Ahí salió el Decreto Presidencial 527/05, por el cual nos daban diez años más de
licencias. Pero no lo hacían como un regalo –al menos no para nosotros-: se nos exigía
certificar -cosa que hicimos-, en dos años, con la Resolución 214/07 del COMFER, las
inversiones que las empresas pymes hicimos, que fueron dos. Porque como nosotros
estamos tanto en Jujuy como en Tierra del Fuego y tanto en Junín de los Andes como en
Mar de Ajó, en 19 provincias y en 530 localidades, prestando servicios de televisión por
cable a 2.500.000 habitantes y nuestras redes transitan sobre 780 mil hogares, la única
manera que existía de hacerlo era haciendo un geden satelital para poder digitalizar la
televisión.
Esa inversión empezó a construirse a partir del Decreto 527/07. Imagínense que
estoy hablando de pueblitos relativamente chicos: el senador lo sabe bien ya que vive en
una localidad donde hay 470 abonados de televisión; y hoy le prestamos televisión digital e
internet, porque hicimos la conversión y la inversión correspondiente a cada una de esas
propuestas que, como políticas de estado, nosotros seguimos.
Nos costó invertir en redes 400 millones de pesos. Y en el geden aquí, en Capital
Federal, porque somos el mejor cliente de ARSAT, también algo que creó el gobierno del
presidente Kirchner. Se nos hizo hacer cola para que realmente nosotros fuéramos los
clientes que somos hoy, lo clientes más importante que tiene ARSAT.
Tenemos dos transpondedores. Somos el primer país en Latinoamérica en usar la
tecnología de DVB-S2 en P4, que es la más avanzada que tiene el mundo. Fuimos cuartos
en el mundo. Pero también quiero recordarles que la televisión por cable en la República
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Argentina hasta el año 1999 fue segunda en el mundo, después de Estados Unidos.
Perdimos ese puesto por Canadá y hoy estamos en tercer lugar. Esto se hizo en el interior
del país. La televisión por cable, del año 64, llegó a la Capital en los 80’, ya llevaba muchos
años transitados.
Estas PyMEs contribuimos con el Estado en todo lo que se nos solicitó. Cuando
Scioli asumió la presidencia de esta Cámara nos solicitó que le diéramos una mano para
demostrar cómo trabajaban los senadores con el propósito de transparentar su labor, en ese
momento, era ésa la preocupación. Pusimos y pagamos desde aquel día hasta hoy los
transpondedores satelitales para que el Senado TV llegue a todo el país. Estamos orgullosos
de haber donado y de pagar todos los meses el costo del satélite para que el Senado TV
pueda verse en los pueblos más chiquitos y lejanos de nuestro país. En nuestros pueblos,
muchas veces, no conocen la tarea; es muy difícil. Sin embargo, hacemos la transmisión de
la sesión ordinaria y el día sábado la repetimos para que la vean todos.
También, recibimos una invitación en plena crisis, en el año 2000. El interventor
Julio Bárbaro dijo lo siguiente: la televisión tiene hasta canales pornográficos, pero no tiene
canales educativos donde demos conciencia al pueblo y generemos salidas laborales.
Tomamos el guante e hicimos una inversión en ese momento. Para ser honestos, le
tomamos del valor del abono a cada uno de nuestros colegas 0,40 centavos para dedicarlos
a generar la conexión educativa que hoy mantenemos en el satélite con un solo fin: crear
salidas laborales mediante cursos de corto plazo para que aquellos que no tuvieran trabajo
pudieran enfrentar esa crisis laboral. Se enseñaba plomería, talleres, mecánica, apicultura,
etcétera, no puedo recordar tanto. De hecho, hoy estamos dando tres carreras universitarias:
administración de empresas, abogacía, etcétera. ¿Por qué? Porque la mayoría de los jóvenes
de los pueblos chicos del interior no pueden acceder a la universidad, les queda muy lejos.
Encima, los que pueden hacerlo, no vuelven. Entonces, tomamos la decisión de llevar la
universidad a los pueblos para que los chicos se queden allí y no suframos la despoblación
que padecen nuestros pueblos actualmente.
En realidad, intentábamos ser la herramienta tecnológica de este proyecto. Nunca
nos interesó ser los educadores. De hecho, yo no lo podría ser. Soy un emprendedor, un
empresario PyME, lejos estoy de ser un educador. En ese momento, acompañados por Julio
Bárbaro, fuimos a visitar al ex ministro Filmus, quien hoy es senador, al Ministerio de
Educación por orden de presidencia de la Nación. Nos prometió que iba a tomar el guante y
en pocos días nos iba a dar unas casetes para que empecemos con las trasmisiones.
Nosotros queríamos ser la herramienta tecnológica, pero no nos interesaba ser los
educadores. No estamos preparados para eso. Eso nunca se dio. La verdad es que no sé por
qué no se dio, debe ser por esas cosas de la política que se pierden… Muchas personas,
entre ellas muchos trabajadores de la educación, en forma paralela en el Ministerio de
Educación, nos empezaron a apoyar sin sueldos para que podamos crear un canal educativo.
Desde ya, expreso mi agradecimiento a toda esa gente que lo hizo ad honorem para que hoy
esté funcionando un canal como “Conexión Educativa”.
Se desconoce, porque vivimos en el interior del interior, lo siguiente: hemos puesto,
donado al Estado nacional, cuidamos, mantenemos y le pagamos la energía a 91 repetidoras
de Canal 7 para que en esas localidades la gente que tiene bajos recursos pueda ver una
señal en forma gratuita. Esto también nos lo pidió el Estado nacional. Lo sabe muy poca
gente. Obviamente, están en pueblos muy chicos donde no se puede ver nada; pero Red
Intercable las pagó, mejor dicho, los asociados de Red Intercable las pagamos. Detrás de mí
se encuentra Luis Lázaro que nos ha certificado las últimas 43, porque hay que pedirle la
autorización al COMFER y, a su vez, a Canal 7 para la transmisión de los contenidos. Esto
lo hizo Red Intercable, PyMEs y MiPyMEs.
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Asimismo, llevamos la televisión en forma gratuita a varios pueblos aborígenes. Los
muchachos me preguntaban si lo iba a contar o no. Muchas veces, la intención de Red
Intercable ha sido que estos gestos se mantuvieran anónimos. No es el chiste de contar lo
que es nuestra obligación hacer. Nuestra obligación es llegar adonde no llega nadie y
comunicar a ese pueblo. Lo hicimos gracias a nuestro posicionamiento satelital en banda
Ku y a nuestros receptores; hoy esos pueblos tienen televisión en forma gratuita.
Obviamente, no pusimos uno en cada casa porque no tenemos ese capital; lo pusimos en un
club o un Salón de Usos Múltiples; en un horario pueden mirar los chicos y, en otro, los
grandes. De hecho, trasmitimos Encuentro, Canal 7 y todas las señales que se puedan ver.
Le prestamos a Radio Nacional transmisores, parábolas y receptores para que esta
radio pueda llegar a todos lados. Radio Nacional tiene ciertos problemas en algunos lugares
donde tiene transmisores y no puede poner antenas de volúmenes, ya que si están en la
sierra o en la cordillera, imagínense lo que sería poner una receptora de banda C de cinco
metros, se trata de algo difícil.
Voy a pasar al tema central del día de hoy: ejercer el humilde derecho de peticionar,
que lo agradecemos mucho. Saben que esta ley no tiene ningún artículo PyME. Se
olvidaron. Estuvimos 45 años esperando una nueva ley, 45 años esperando que las PyMEs
seamos reconocidas, le dimos nacimiento. ¿Ustedes saben que tenemos el archivo más
grande y viejo de la historia de la televisión de la República Argentina? Tenemos miles de
horas almacenadas y conservadas; por ejemplo, tenemos filmado a un chico que tomaba la
comunión y hoy es un señor abogado de 30 años. Representamos a cada una de las
actividades. Nos tocan zonas donde están los alemanes del Volga, los vascos, los italianos.
Nosotros estamos en cada uno de esos actos para reflejar las culturas y las costumbres de
nuestros pueblos. Pero no estamos en esta ley. Sinceramente, nos duele mucho.
Podría hablar un montón de este articulado, pero no lo voy a hacer. Solamente
nuestro reclamo, señores senadores, es: por favor, téngannos en cuenta, porque si las pymes
no somos consideradas en esta ley ––como hoy está redactada––, tenemos fecha de
vencimiento.
¿Y por qué lo digo? Porque el articulado prevé que las empresas de servicios
públicos monopólicas puedan entrar en el mercado. Y ahí ustedes deberían estudiar qué
significa esto. Para nosotros quiere decir que una empresa que tiene una gran capacidad
económica de funcionamiento, que presta servicio de alumbrado público, de luz, de agua
potable, funerario; que presta dinero, que vende artículos del hogar, que cría chanchos, que
tiene tambo, va a competir con nosotros, que lo único que hacemos es televisión por cable.
Lo que más nos duele a las pymes es que están amparadas bajo la ley 20.337.
Señores, ley de la dictadura. ¿Y saben qué dice ––y nadie la cambia––? Obviamente, tiene
el pensamiento militar, no tengo la menor duda. Las minorías no están contempladas allí.
En las cooperativas, el que gana la Presidencia pone quien audita, quien controla y quien
fiscaliza. Eso a nosotros nos parece que no es correcto. Ya la democracia está muy madura.
¿Cómo no van a tener participación las minorías? Las mayorías gobiernan, las minorías
controlan. En esta ley ––la 20.337–– no están contempladas. Y no hablo de todas las
cooperativas. No se equivoquen, señores. Hay excelentes cooperativas; hay excelentes
cooperativistas.
Ahora, en el plano de la igualdad todo es posible; en el de la desigualdad todo es
imposible.
Nosotros no podríamos competir con empresas cooperativas de servicios públicos.
Seríamos candidatos a desaparecer a muy corto plazo.
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De mi parte quiero agradecer, en nombre de todas las pymes argentinas, la
oportunidad que nos han dado. Realmente me siento muy satisfecho porque han escuchado
el reclamo de estas cinco mil familias que viven...
Me gustaría que hoy el gremio estuviera acompañándome. Porque si esta ley sale,
ellos también van a perder tres mil empleados. Ninguna cooperativa de servicios públicos
de esa naturaleza necesita nuevos empleados para prestar su servicio. Lo que habría es una
pérdida de empleados y no habría reposición de mano de obra, eso no es cierto. De hecho,
podemos demostrarlo donde ellos están funcionando. Imagínense que hoy están prestando
servicios infinito. Tienen las camionetas, las escaleras y el personal. Pasan por el mismo
domicilio, hacen la doble instalación en dos minutos y encima va en una sola factura tan
completa como la que tengo aquí. Todos los servicios.
¿Saben cuál es la diferencia con nosotros? Nosotros pagamos Impuesto a las
Ganancias e Impuesto a los Capitales. Las cooperativas no están alcanzadas por ninguno de
estos impuestos. Miren la gran desigualdad que hay.
Pero como si esto fuera poco, estos 400 millones que invertimos y todavía no
terminamos de pagar -porque no se crean que somos millonarios, lo hemos hecho a base de
gran esfuerzo y de créditos-... Las cooperativas tienen un último párrafo donde dice que
capitalizan hasta el 17 por ciento, o sea, tienen la posibilidad de la autofinanciación por
medio de los servicios monopólicos que prestan. Miren la diferencia que hay con nosotros.
Gracias, muy amables.
Sr. Presidente. –– Ahora vamos a invitar al señor Osvaldo Guillermo Francés,
representante de la Confederación de Radios y Medios de Comunicación de Argentina. Y
después vamos a hacer preguntas a los tres expositores.
Sr. Francés. - Buenos Aires días a todos.
Agradezco la buena disposición de los senadores presentes, de los presidentes de los
bloque y de los integrantes de las comisiones. Y quiero agradecer especialmente a una
senadora que está ausente, la senadora Quintela, quien el año pasado fue la primera que en
25 años abrió las puertas de esta casa para que tuviéramos un debate amplio y abierto entre
todos los comunicadores.
Quiero agradecer también a los senadores Martínez, del radicalismo -que salió-,
Calcagno y a Perceval.
Esta Confederación está compuesta por ARAMI, que es la Asociación misionera;
ACOPROEFM, que es la de Corrientes; ARBIA, que es nacional; ASFOR, que es de
Formosa; ACAPI, que es nacional de páginas web y periódicos digitales; ARMICOBO;
ASFRA, de Jujuy; AMECO, de Santa Fe; ARC, de Catamarca y NAC & POP. Es decir que
estamos hablando de una representación de unos 1.200 medios de comunicación pymes.
Nuestra postura es, desde el inicio, después de 26 años de lucha, apoyar esta ley.
Venimos trabajando desde hace por lo menos 6 años, somos integrantes de la Coalición,
fuimos parte de los 21 Puntos.
Somos integrantes de la CGERA, la Confederación General Empresaria de la
República Argentina, donde conforman empresas pymes.
Nuestro pedido es, a partir de estos 26 años, que tengamos un rápido debate en esta
Cámara ––ya pasó por Diputados–– y una sanción de una ley de la democracia que nos
merecemos todos los argentinos.
Desde el retorno a la democracia esta deuda con el pueblo argentino y la sociedad
civil no resiste mucho análisis.
Muchos representantes periodísticos que dejaron los gobiernos cívico militares en
los últimos 30 años han mantenido un mensaje único, que es direccionado, que es en contra
de beneficios generales del pueblo. Hablan de libertad de expresión, de opinar, pero es un
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mensaje que está monopolizado. No solamente en el negocio o el comercio, que es el
monopolio, sino en lo que se dice.
Hoy el Poder Ejecutivo presentó un proyecto de ley ya pasado, donde nosotros
trabajamos desde las bases, como dijo ya Néstor Busso. Es un proyecto que venimos
amasando desde hace más de diez años y hace cinco, lo conformamos con los 21 puntos
que están integrados, en parte, como también dijo usted, senadora, en este proyecto de ley.
El país requiere ya en su bicentenario que se le dé acuerdo a esto, que esté
reconocido todo el trabajo social que tiene desde los sindicatos, los emprendimientos
pymes o micropymes y las organizaciones sociales; las empresas transnacionales, algunas
con bancas off shore que nadie sabe a quién responden o que están dictadas desde el
exterior. Por eso la nueva ley es una cuestión de Estado.
El derecho a la comunicación es un derecho humano, no es propiedad de nadie en
particular sino que es un derecho de toda la sociedad, en donde estamos todos incluidos. Y
mientras unos pocos controlen la comunicación o la monopolicen esta democracia va a
estar en riesgo, va a estar acosada, va a estar cuestionada; y, si no, miremos lo que hoy está
pasando en Honduras. Eso es un ejemplo de que cuando no está bien democratizada la
comunicación se corren riesgos.
Nosotros consideramos, luego de 26 años, que este proyecto incluye muy buena
parte de los más de 72 proyectos presentados, desde el radicalismo, desde Bonazo, desde
Lozano y desde el justicialismo; consideramos que esos proyectos se unifican en esta
inciativa, y por eso lo avalamos. Además, también lo consideramos como propio, porque
con los 21 Puntos pasó a ser propio de todos nosotros.
Actualmente en la República Argentina hay unos seis mil medios de comunicación
que no están legalizados, que están en una situación medio en el aire, que por la mora que
tiene el Estado y la mora que tienen los legisladores, que no han legislado sobre esto, están
en una situación que sí y que no. Por eso es fundamental que tengamos esta ley.
La Confederación de Radios y Medios de la República Argentina que yo estoy
representando aquí, si bien en su mayoría somos pymes, micropymes, hay algunas
cooperativas y buenas organizaciones sociales, creemos que nuestra situación se va a
regularizar únicamente cuando estemos bajo una ley de la democracia, que haya sido
debatida, que esté bien debatida por todo el país y que esté consensuada. Creo que el
trabajo final será el debate entre ustedes, senadores, y la aprobación.
Esta ley también va a ayudar al mantenimiento de más de 60 mil puestos de trabajo,
entre directos e indirectos, que hay en esos 6 mil medios pymes que están sin legalizar. Este
es un tema que no he escuchado mucho por ningún lado, pero es importante. Son 60 mil
puestos de trabajo que se van a legalizar. Porque, aparte, los medios que hoy no están
legalizados, al pasar a la legalidad van a poder reinvertir y tomar empleados de la manera
en que los tienen que tomar, cosa que hoy muchos lo hacen y muchos no por el riesgo que
se corre.
También quiero aclarar algo sobre la autoría del proyecto, porque se dice que es una
ley K o que es del kirchnerismo. Nosotros venimos trabajando en este tema desde el año
1983, cuando nos convocó el doctor Alfonsín. Finalmente su proyecto no pudo avanzar,
terminó como sabemos, y después siguieron presentándose otros proyectos.
Nosotros construimos, desde los 21 Puntos, una parte fundamental de este proyecto.
Por eso, no es un proyecto de este Gobierno, no es un proyecto del kirchnerismo. Lo que
hizo el kirchnerismo o la presidente de la Nación fue tomar nuestro trabajo, hacer la
redacción final y elevarlo al Congreso de la Nación, pero que quede claro que es un
proyecto nacido desde nosotros.
Se habló de algunas asociaciones nacionales e internacionales que ven mal este
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proyecto. Al respecto quiero decir que esas asociaciones, que aparte son representativas de
los grupos concentrados, de las asociaciones empresariales, y que no son asociaciones de
periodismo ni dependen de la ONU o de la UNESCO, nunca expresaron nada sobre la
libertad de expresión en nuestro país, por ejemplo, entre 1976 y 1983. Aquí hubo mordaza,
hubo censura y tuvimos muchos muertos, entre ellos 100 periodistas, y jamás escuché nada
de parte de ellas.
Creo que la senadora Estenssoro habló sobre el periodista Nelson Castro, que
sacaron de Radio del Plata, y también podemos decir que Liliana López Foresi estuvo 16
años fuera de juego y no escuché a nadie decir nada al respecto, y hace muy poco sacaron a
Alejando Apo de Radio Continental —que pertenece al Grupo Prisa—y tampoco escuché
mucho sobre ese tema.
Son situaciones que entre todos tenemos que ir mejorando, pero considero que este
Gobierno no es un censor ni tampoco lo es esta ley, porque justamente el poder que tiene
ahora deja de existir con esta ley. Hoy el COMFER puede dar, sacar y otorgar y, por un
decreto, el presidente puede hacer y deshacer por la ley de la dictadura que actualmente
tenemos.
Creo que este proyecto es superador a toda esa situación.
Nosotros consideramos que el momento es hoy y ahora, y ojalá sea así. Esperamos
que tomen conciencia nuestros legisladores y que esta semana, en la que viene o luego del
debate final terminemos con una ley de la dictadura que nos dejó un golpe cívico militar —
que no sólo nos dejó esto sino también muchos muertos—y que avancemos con una ley de
la democracia. Y si hay que tocar algo que se lo haga —falta la reglamentación y falta el
debate entre ustedes—, pero es fundamental que tengamos esta ley de la democracia,
porque es la única que nos va a contener a todos los comunicadores de la República
Argentina.
Desde Coalición de la cual formamos parte activa, hace 5 años que redactamos los
21 puntos básicos reclamados por todas las organizaciones sociales, sindicales, de derechos
humanos y entidades.
Este proyecto es nuestro y del pueblo argentino, no es un proyecto de este Gobierno.
Lo repito porque se insiste en que este es un proyecto del Gobierno y no es así, es un
proyecto propio que este Gobierno tuvo la gentileza de tomarlo y llevarlo adelante.
Insistimos en que el momento es hoy y ahora, y en que mientras no tengamos una
ley vamos a estar con una democracia permanentemente castigada y en jaque.
Es definitorio, como en cualquier país democrático del mundo que tenga una ley
actualizada, una ley que nos contenga a todos.
En cuanto a lo que se dice sobre si este Congreso es legítimo o no es legítimo quiero
decir que para mí es muy legítimo, por demás legítimo. Recordemos cuando se trató la 125,
los superpoderes y cuando trata el Presupuesto.
Este Congreso tiene la obligación de representarnos hasta el 10 de diciembre;
entonces, también tiene la obligación y el deber de avanzar en este proyecto y, en los
próximos 15 ó 20 días, darnos la alegría — después de 25 años y de 72 proyectos
cajoneados que nunca llegaron a lograr ningún efecto— de poder tener una ley de la
democracia, porque nos lo merecemos todos. Gracias.
Sr. Presidente. — Vamos a invitar a exponer al señor Pedro Lanteri, que es otro de los
invitados.
Sr. Lantieri. — Me presento. Soy Pedro Lanteri, periodista, miembro de la Federación
Latinoamericana de Periodistas, director de la radio de las Madres de Plaza de Mayo,
miembro de la Mesa Nacional de FARCO, el Foro Argentino de Radios Comunitarias y
miembro de la Coalición por una Radiodifusión Democrática.
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Les agradezco a los señores senadores aquí presentes.
Perdónenme, porque no soy muy formal en muchos aspectos, pero estamos en una
mesa como de amigos, porque quedamos pocos. Falta el mate y estamos todos cómodos.
En un principio la idea era poder compartir no con los que están de acuerdo sino con
los que están en desacuerdo, porque de ahí crecemos y estaría bueno...
Sra. Estenssoro. — Perdón...
Sr. Presidente. — Sí, senadora.
Sra. Estenssoro. — No entendí qué dijo de Macri...
Sr. Lantieri. — No. Digo que como somos pocos y en este clima de cordialidad podríamos
tomar mate y en una ronda de amigos.
Sra. Estenssoro. — Ah, entendí mal. Creí que había dicho algo de Macri.
Sr. Lantieri. — No; hablaba de charlar en una ronda de amigos, sin tantos formulismos y
sin estar tan rígidos.
Yo vengo a compartir. En realidad, todo lo que podría decir ya lo dijo Néstor Busso,
porque compartimos los mismos ámbitos orgánicos. Entonces, vengo a compartir con
ustedes experiencias que, quizá, les sirva para la evaluación, porque lo técnico ustedes ya lo
han digerido. El día de ayer fue muy rico, y la primera parte de hoy también lo fue.
Yo quiero compartir con ustedes el hecho de que las radios comunitarias en nuestro
país existen desde hace más de 20 años, y aún no tener ningún tipo de pauta oficial no nos
ha preocupado. Las radios comunitarias sobreviven porque en su misma génesis está esa
supervivencia. Así como en nuestros pueblos las propaladoras sobrevivían, porque era el
punto de encuentro y alguien le acercaba algo al dueño de la casa donde propalaba, las
radios comunitarias sobrevivieron a todo porque pertenecen al seno de los pueblos y éstos
hacen que sobrevivan. Si no es con dinero, será con un chancho, con harina, y vamos a
sobrevivir, porque tenemos las radios comunitarias tenemos legitimidad, y lo que se está
haciendo ahora es transformar esa legitimidad en legalidad. Bienvenido, así sea.
Veintiséis años es mucho tiempo. En realidad, está discusión partió antes. Vengo a
compartir con ustedes la lucha de mis compañeros periodistas desaparecidos, que también
buscaban la libertad de poder compartir, porque comunicar es poner en común lo que
ocurría sin que nadie sea dueño de la información. Ustedes saben mejor que yo, porque
muchos de ustedes lo han sufrido, que el que tiene la información tiene el poder. Poner en
común es el rol de los que pertenecemos al campo popular.
Vengo a compartir con ustedes también la importancia para nosotros de haber sido
escuchados, porque siempre tuvimos voz. Yo no digo que venimos a hablar en nombre de
los que no tienen voz. El pueblo siempre tuvo voz pero no es escuchado muchas veces. Las
radios comunitarias y las radios populares, en realidad, lo que hacemos es ser un vehículo
transmisor de esas voces.
Vengo a poner en común la alegría de haber visto un proceso inédito —por lo
menos en los años de vida democrática que yo tengo, ya cercano a los 60 años, he visto,
como algunos de ustedes, casi todo— que me reconforta, nos reconforta. Esto es el
consenso. Hemos trabajado desde nuestra organización, dentro de la Coalición por una
Radiodifusión Democrática, en una forma mucho más madura de lo que es habitualmente,
producto —creo yo— del capitalismo que nos atravesó duramente: el individualismo.
A partir del consenso, rompimos el individualismo para poner cosas en común y eso
fue la Coalición, donde resignamos partes de nuestras ideas en aras de un bien común. Ese
ejemplo prendió, y yo lo vi en la Cámara de Diputados. Realmente, hubo diputados que no
estaban de acuerdo en muchos aspectos y entendieron la necesidad de cambiar un decreto
ley por una ley superadora y dejaron de lado pequeñas discrepancias, que pueden ser luego
modificadas, corregidas en aras del consenso. Ninguna ley es perfecta. No conozco ninguna
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ley perfecta. Sí conozco que en aras de la perfección se demoran las cosas. Cuando yo surjo
a la comunicación, cuando nuestra emisora surgió a la comunicación no fue perfecta, y día
a día se va mejorando
Vengo a compartir con ustedes algo que aprendí en mis años de estudiante de
Derecho, porque ustedes saben más que yo sobre eso, que toda ley tiene un espíritu y tiene
un cuerpo. A mí me ensañaron que lo importante es el espíritu y que el cuerpo es
perfectible. Hoy día estamos regidos por un decreto ley, no por una ley, que tiene en su
espíritu lo más dañino que atravesó no nuestro país sino nuestro continente, me refiero a la
Doctrina de la Seguridad Nacional. Estamos regidos por ese decreto ley que tiene en su
espíritu la Doctrina de la Seguridad Nacional, y lo que nosotros pretendemos es transformar
ese espíritu de la democracia que tanto nos ha costado a todos conseguir, pero que ya está
afianzada. Este trabajo en el consenso demuestra que la madurez llegó a todos los sectores
y, por lo tanto, también llegó a la clase dirigente.
Vengo a compartir con ustedes, y yo escuchaba a la senadora Estenssoro cuando
habló de las cadenas, que las cadenas y los medios forman lo que quieren. Acá están
presentes representantes de los pueblos originarios, y es un ejemplo simplemente, y ellos lo
expusieron en las audiencias públicas de la Cámara de Diputados y a mí me quedó
prendido. En la provincia del Neuquén se desalojó por la fuerza a pueblos originarios, se
desalojó violentamente por la fuerza de sus tierras que les pertenecen por ley. Algunos de
ellos hicieron un acto, como corte de ruta, y en los medios salió que cortaron la ruta. No
salió que eso fue producto de un desalojo violento e injusto. Acá y al país llegó, porque la
red, justamente las cadenas tienen eso, que los pueblos originarios cortaron la ruta. Como
se manipula la información, no se los tengo que explicar.
Néstor Busso habló hoy de cómo en los medios se puede cortar y pegar, y hacer que
lo que uno dijo se vea distinto. La amplitud, la perspectiva es que se abran nuevos canales
de comunicación, que hacen que esta democracia por la que todos hemos luchado -algunos
más otros menos, pero no dudo de que los que están acá presentes sí han luchado-, se
afiance cada vez más. El peligro ya no está, quizá, en los golpes militares, el peligro está en
los golpes mediáticos, y la única forma de combatir ese peligro es la multiplicidad.
Vengo a compartir con ustedes el deseo de esta ley, cuya génesis ya fue explicada,
por lo tanto, nos pertenece al pueblo, ni a ningún gobierno ni a ningún sector sino al pueblo,
sea aprobada por ustedes sin ninguna modificación. Porque si hay algo que sabemos,
porque lo han hecho público inocentemente, es que se esperan dilaciones para que nunca se
pueda tratar una ley.
Yo le vengo a pedir humildemente, con la humildad de los luchadores populares,
con firmeza, pero con humildad, que bienvenido el debate por el proyecto de ley de
radiodifusión, bienvenido el debate por todas las dudas que tienen, que aprobemos esta ley
que nosotros —hablo de la Coalición— hemos estado siguiendo, alertando sobre posibles
cambios, cuidando de que sea la misma que se generó a partir de los 21 Puntos. Luego, su
sapiencia les dará tiempo y oportunidad para mejorar lo que hay que mejorar. Pero por
nuestra dignidad no permitamos que un día más sigamos bajo una ley que tiene la Doctrina
de la Seguridad Nacional rigiendo los destinos de la comunicación de nuestro país. Muchas
gracias.
Sr. Presidente. — Vamos a habilitar las preguntas a los tres expositores. Tengo anotados a
los senadores Fernández, Torres y Marino.
Antes de darles la palabra, quiero leerles la agenda del lunes. A la mañana, vendrán
los sindicatos: la Asociación Argentina de Televisión, la Asociación Argentina de
Trabajadores de la Comunicación, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, la
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Confederación de Trabajadores de los Medios de Comunicación Social, la Unión de
Trabajadores de la Educación y ex sindicalistas de la Asociación Argentina de Televisión.
A la tarde, vendrán organizaciones de derechos humanos y del sector civil: las
Abuelas de Plaza de Mayo; el servicio de Paz y Justicia de la Argentina; el CIPEC, Centro
de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento; el CELS, Centro
de Estudios Legales y Sociales y la Asociación de Derechos Civiles.
La agenda del día martes será iniciada a la mañana con los constitucionalistas:
Damián Loretti, Gregorio Badeni, Fernando Lynch, Félix Loñ, Daniel Sabsay y Alberto
González Arzat.
A la tarde, vendrán los especialistas en derecho administrativo: el doctor Eduardo
Mertehikian y el doctor Valentín Thury Cornejo. Luego especialistas en comunicaciones: el
doctor Gustavo López, el doctor Henoch Aguiar, el doctor Guillermo Maestrini y el
licenciado Julio Bárbaro.
Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. — Yo le voy a hacer una pregunta al doctor Toledo. Primero, una
aclaración. Yo soy de Caleta Olivia, un pueblo donde obviamente los multimedios no
existen, y soy defensor de las PyMES y de los cables PyMES, pero tengo otra versión.
Usted recién hizo referencia a que han quedado en el país aproximadamente –el número no
coincide– entre 650 y 750 cables. Tengo entendido que este número de cables, no era el
original. Después de la suspensión de la venta de licencias, y como consecuencia de la
monopolización de la imagen televisiva del fútbol, hay muchos cableros que efectivamente
debieron vender a precios bastantes interesantes.
Entonces, mi primera pregunta es: si el número existente de cableros que usted
representa –dentro de ellos está un cable privado que desde mi óptica es ejemplo en el
interior, como el de Caleta Videocable–... Originariamente, ¿cuál era el número? Porque
tengo entendido que en el camino quedaron muchos como consecuencia justamente de un
abuso de posición dominante en la venta de lo que yo denominaría producto estrella, que
fue el fútbol. ¿Me lo puede contestar?
Sr. Toeldo. — Creo entender la pregunta.
La Red Intercable está formada por 530 localidades -nosotros intentamos pasárselo,
vía digital, a todos los senadores, si no les llegó, ya les va a llegar, donde enumeramos
cuáles son todas las localidades-, y de éstas, cuarenta y una nunca pasan fútbol, y esto por
distintas razones. En lo cultural -tengo que ser honesto-, no en todas las localidades gustan
del fútbol. Como no les gusta la televisión vasca, la española, la alemana, etcétera. O sea,
las distintas culturas crean distintas necesidades.
Realmente, si uno está cerca de la cordillera es muy probable que en nuestras
poblaciones, como Caleta Olivia –usted lo dice–, tengamos un canal chileno porque hay
gente de Chile viviendo –a lo mejor– en esa región. No lo sé, estoy presuponiendo. Pero sí
le puedo asegurar que en mi localidad, la colectividad más grande que hay es la vasca, y yo
tengo que tener un canal dirigido a ellos, porque uno presta servicio a lo que la comunidad
quiere. No es lo que a mí me gusta poner. Por supuesto entendimos y acompañamos a este
gobierno cuando dijo que teníamos que poner todos los canales de noticias en forma
ordenada para que el consumidor o nuestro abonado –como decimos habitualmente– tenga
la posibilidad de ver del 2 al 6, todos los canales de noticias. Eso lo hicimos. No queríamos
poner uno lejos o cerca, realmente nosotros pusimos todos los canales. La pregunta,
precisamente... ¿No sé si está contestado lo del fútbol?
Sr. Fernández. — En realidad, el fútbol es un ejemplo. Indudablemente, es una cuestión
importante, pero tengo entendido, y además dicho por cableros –imagínese que yo de cable
lo único que sé es que pago el abono y veo la programación que me venden–, que había
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más de mil cables, y más del 50 por ciento, como consecuencia del fútbol o qué se yo qué,
se vieron forzados o de alguna manera inducidos a vender. En la actualidad, más del 50 por
ciento han tenido que vender como consecuencia de esta operación que se generó a través
del fútbol o de imágenes que efectivamente se han monopolizado en la venta, y que
solamente eran distribuidas a cables que de alguna manera seleccionaban para vender.
Sr. Toledo. — Ahora le entendí mejor la pregunta, y le contesto. Nosotros somos
justamente los que nunca quisimos vender. Nunca quisimos dejar nuestras localidades ni
quisimos ceder nuestros derechos porque nos sentimos fundadores, y no vamos a vender.
Lucharemos a muerte, como lo hemos hecho en aquella época cuando empezó la
transferencia de venta de canales, y supongo que algunos lo hicieron por un muy buen
negocio.
Ahora bien, nosotros también hemos sido tentados. Sin embargo, nos tuvimos que
agrupar en Red Intercable porque era la manera de formar una unidad económica, y como
normalmente todas estas actividades tienen que ver con esto... Muy sencillo para contar. En
la Capital Federal, en la manzana de aquí enfrente, existen 800 abonados. En la localidad
del senador, 425 y esto corresponde más o menos a cuarenta o cincuenta veces la
inversión de esta manzana. Nosotros nos quedamos y lo hicimos a riesgo propio y a
inversión genuina. Es decir, nosotros invertimos nuestro dinero y capital. No vendimos ni
pensamos vender. Obviamente, nos gustaría que algún día las telefónicas o YPF vuelvan a
ser argentinas. No tengo la menor duda, a mí me fascinaría.
Sr. Fernández. — Le voy a hacer otra pregunta. Yo comparto con usted la preocupación, y
quiero decirle lo siguiente. Nosotros seguimos el debate en la Cámara de Diputados, y
entendíamos dos cosas. La primera era que esta ley -y en esto creo que hay coincidencia–
ha demorado en salir muchísima cantidad de años, y como consecuencia de la no
implementación de una norma jurídica que estableciera reglas de juego, se había generado
una fuerte concentración. Y en ese sentido está trabajando la señora senadora Silvia
Gallego, en un proyecto PyME que de alguna manera establece prioridades. Primero, esto
realmente genera un problema cierto y establece una distribución plural y democrática de
todos los medios. En segundo lugar, una ley PyME que aborde el problema que
efectivamente en esta ley, al igual que en el paquete publicitario oficial, no se podía tocar
en profundidad. Esto para tranquilidad de la PyME, porque en el Senado de la Nación hay
un ánimo pro PyME. Lo que nos pareció fue que mezclar las dos cosas era un tanto
equivocado.
En ese sentido, creo que la ley tiene un elemento que me parece importante y que
yo, por lo menos, no se lo escuché decir. En esta ley –y esto es una reivindicación a los
cableros. Concretamente, el cablero cuando compra la imagen –si yo me equivoco, usted
me corrige–, compra el contenido de un programa. En el contenido del programa, los
canales emisores emiten publicidad. Y esa publicidad se retransmite por los cables en cada
localidad, sin que el cablero reciba un solo centavo por ella. Sin embargo, esta ley prohíbe
eso, es decir, si las grandes empresas que publicitan en las cadenas —las que usted quiera—
emiten la publicidad en el canal emisor para luego reproducirla en el cable, tendrán que
arreglar también con los cables, en forma particular o en forma agrupada, como estén. Y
entiendo que ese es un salto cualitativo que da la ley, que beneficiará a las Pymes que hasta
el momento compran, por ejemplo, el producto “fútbol” y transmiten gratuitamente toda la
publicidad del canal emisor.
Reitero, en esta ley eso está prohibido y me parece que, en ese aspecto, se da un
salto cualitativo. Queda pendiente -y se lo repito para que usted también lo comente- un
proyecto de ley Pymes que efectivamente complemente esto, que está siendo trabajado por
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la senadora Silvia Gallego de La Pampa con un conjunto de senadores. Por otro lado, nos
pareció que mezclar ese proyecto, por lo menos, era imprudente.
La reflexión sobre la segmentación de la publicidad, ¿no le parece un agregado a
favor de los intereses que representa?
Sr. Toledo. — Le tengo que contar que cuando la televisión nació, lo hizo sin publicidad.
Nosotros que le dimos nacimiento a la televisión, porque muy poca gente lo sabe, teníamos
una casetera, veníamos a grabar a Buenos Aires, porque no existía el satélite.
En una localidad, en la primera que comencé, yo transmití la semana siguiente del
día lunes, el programa del lunes de la semana anterior, porque ese casete lo pasábamos por
siete pueblos distintos, hasta que llegaba a mi localidad. Después, con el satélite cambió un
poco la historia; no teníamos satélite. Benini —y con seguridad Pichetto lo sabe— andaba
con un globo aerostático prestado no sé por quién, para ver si podía recibir una señal,
porque satélite no teníamos.
La llegada de la publicidad viene de mano de cosas tristes y esto, en honor a la
verdad, lo debo confesar. En el pleno período de la pesificación del uno a uno, nos
plantamos y cortamos las señales, en aquella oportunidad, a la empresa Turner, TNT y
Cartoon Network, porque nos querían cobrar en dólares, cuando nosotros el abono lo
cobrábamos en pesos. Entonces ¿cómo íbamos a pagar en dólares los contratos, si
recibíamos pesos? Entonces, hicimos un corto publicitario que nunca olvidaré: los
argentinos, compramos, pagamos y ejercemos nuestra moneda nacional y no toleramos ni
valoramos otra. De esa manera, la industria de la televisión por cable estuvo un año sin
pasar esas señales y con este ejemplo el resto de las señales entendieron que no se podía
cobrar.
Ahí se abre un capítulo, que si bien no ha sido gracioso ni generoso —ni puedo
decir que lo comparta plenamente—, que nos hizo formularnos: ¿cómo cubrimos la faceta
de la diferencia económica en relación con el resto del mundo televisivo? Y la realidad nos
hizo aceptar el ingresó de un porcentaje de publicidad, porque por medio de esa publicidad
ellos iban a recuperar lo que en definitiva el pueblo argentino no estaba en condiciones de
pagar.
También es cierto que si eso comenzó así y hoy estamos en estabilidad, podría
retrocederse. Nosotros creemos que al abonado no se lo debe bombardear permanentemente
con publicidad. Es más, los abonados hacen zapping permanentemente.
Por otro lado, estamos en desacuerdo en que una obra, como una película de las que
llamamos del cine mundial, reciba un corte de publicidad en pleno drama porque se rompe
todo el arte y la belleza de la película.
Sin embargo, sí entendemos que el mercado funciona así, que necesita parte de la
publicidad. De hecho, Canal 7 tiene publicidad y supongo que la debe necesitar sino no la
tendría.
Sr. Fernández. — Voy a poner como ejemplo un programa de fútbol o una película: me
imagino que el cablero compra la película y a partir de ahí vende el abono. Aquí hay una
vieja discusión si los cableros pueden hacer publicidad o no. Esta ley dice que sí, que
cuando usted compra el contenido, el casete de publicidad el canal emisor solamente puede
distribuir esa publicidad que le contrataron en el lugar de su influencia, pero a ustedes les
tienen que llegar el contenido solo, a fin de que si ustedes replican publicidad, la puedan
cobrar.
Sr. Toledo. — Coincido.
Sr. Fernández. — A mí, en su momento —quizás esté equivocado— me pareció que esto
era en favor, una mejora para los cableros, y de alguna manera un reconocimiento a lo que,
repito, fue una histórica pelea de los cableros, de los que resistieron y se quedaron, porque
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los otros se fueron, porque les había dejado de ser rentable el negocio como consecuencia
de que no necesariamente estaban vinculadas con su actividad empresarial, sino porque el
producto les resultaba más caro comprarlo.
¿Esto es así o no?
Sr. Toledo. — Nosotros no compartimos la publicidad panregional, simplemente porque
no participan ni nuestros actores ni nuestros locutores ni se facturan en la República
Argentina. El pretexto es que todo el paquete sube vía satelital no sé dónde, desde Miami
—por decir algún lugar—, hoy por hoy, nosotros no podemos tocar ese paquete.
Sr. Fernández. — Con esta ley sí.
Sr. Toledo. — Le agradezco, me sumo y hago votos, y si hubiese publicidad dentro de la
televisión, me gustaría esté en manos de nuestros actores y locutores y que se facture en la
Argentina y que se pague en la Argentina.
Sr. Fernández. — Yo comparto plenamente. Por eso era mi inquietud. Le agradezco.
Sr. Presidente. — Algunas reflexiones. Entiendo que es bueno que los cables puedan
hacer publicidad en su señal, según este proyecto de ley. Y en las señales que retransmiten,
si hay publicidad, es de ellos. Seguramente es una cuestión buena.
De todas formas, cuando se aplique de la ley, seguramente aquella señal que venía
con publicidad, al cobrarla el cable, implique que el que le venda la señal, se la venda más
cara. No sé si ese efecto se producirá o no. Habrá que verlo.
En segundo lugar, quiero destacar que cuando modificamos la Ley N° 22285 yo fui
un firme defensor de que las cooperativas de servicios públicos constituían un peligro para
los pequeños cables en el interior de la República Argentina. Y esta opinión la sigo
manteniendo.
Tiene la palabra el señor senador Torres.
Sr. Torres. — Sí, yo soy de la provincia de Misiones donde el movimiento cooperativo es
muy importante en todos los sentidos y entiendo el gran esfuerzo que hace la televisión por
cable en los pueblos pequeños. En este sentido, creo que el producto que ha quedado en los
pueblos pequeños, como consecuencia de esta monopolización de estas grandes empresas,
en algunos casos se han resistido a vender pero que en otros lugares no han intentado
comprar, ya que no resultaba económicamente rentable.
En el caso de mi provincia, a pesar de la gran cantidad de cooperativas de servicios
que existen, son muy pocas las que operan en cable. Justamente, la competencia era con
estas señales monopólicas -no era con cables locales- por tener un buen servicio. Porque se
da la paradoja con estas empresas monopólicas de cable, Multicanal y Cablevisión, que hay
diferencias en el servicio que brindan en Posadas y en Buenos aires. En el interior uno paga
más pero recibe un servicio de menor calidad, con menor tecnología. Esto pasa con estas
empresas monopólicas. Son las mismas empresas, pero en Posadas a mí me sale más caro y
no tengo la cantidad de canales que tengo acá en Buenos Aires. Vengo acá y veo un montón
de canales y la tecnología es muy superior a la que está instalada en la provincia.
Con estos servicios monopólicos nos sentimos como ciudadanos de segunda, porque
lo que no usan en Capital Federal, lo van dejando para las provincias, para que nos
arreglamos como podamos, mientras ellos siguen con muchas ganancias.
¿Usted no cree que esta situación de ir contra los monopolios favorecerá a las
empresas como ustedes?
Sr. Toledo. — Nosotros hemos sobrevivido toda esta época. Y le voy a ser honesto:
competimos con ellos en 16 lugares, y no nos va nada mal. ¿Sabe cuál es la ventaja que
tenemos? Nosotros somos nativos, vivimos en ese pueblo, generamos un noticiero y
estamos todo el día con el pueblo y la gente. Crecemos en abonados lo que no crecen ellos.
A nosotros en esa competencia -tengo que ser honesto- no nos ha ido mal.
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Como usted me habla de Misiones, quiero recordarle algo: la cooperativa de
Eldorado -supongo que la debe conocer- trabajó con Red desde la fundación. Esa
cooperativa nació al igual que nosotros, hace muchísimos años. Dentro de Red Intercable
también acobijamos a las cooperativas que le dimos nacimiento a la televisión. Ahora bien,
no es lo mismo aquello que le dimos nacimiento, que hoy aparezcan cooperativas de
servicios públicos monopólicas a competir con nosotros. Son dos cosas distintas.
Yo nunca dejaría de apoyar a la cooperativa de Eldorado. De hecho, su presidente y
asociados han compartido la casa de Red Intercable todas las veces que ha sido necesario y
les hemos prestado toda la ayuda y el servicio, tanto a ellos como a otras. Por nombrar
algunas, Baldissera y Puán son todas cooperativas que están dentro y acobijadas, porque
nos sentimos hermanos.
Sr. Torres. — Eso lo entiendo perfectamente. Incluso, la cooperativa Oberá, que quiere
hacer el mismo sistema que Eldorado, no está compitiendo con una empresa nativa, sino
con Multicanal o Cablevisión, justamente para brindar un servicio más barato y accesible a
sus asociados. Y no creo que eso esté mal. Ustedes compitieron pero, si se desmonopoliza
este servicio, ¿no es favorable a ustedes?
Sr. Toledo. — Miré, yo estoy totalmente en contra de lo que sea monopolio. De hecho,
estoy muy en contra de Telefónica, que hace y nos cobra lo que quiere, nadie la controla y,
sin embargo, la tenemos vivita y coleando. Lo digo porque es la empresa que más reclamos
de usuarios con relación a defensa de la competencia. El monopolio es algo que realmente
no le sirve a nuestro país.
Sr. Torres. — Yo entiendo todo lo que me dice, pero no me contestó la pregunta.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Marino.
Sr. Marino. — Para José Toledo: a su criterio, ¿cuáles son los aspectos de la ley que usted
considera que pueden llegar a afectar la actividad de los cableoperadores? Otra pregunta
que va calzada con la que acabo de formular: ¿Cuáles son las correcciones que ustedes
creen que se deberían realizar en esta sanción de la Cámara de Diputados que estamos
tratando? ¿Qué es lo que nos sugieren o lo que creen que debería modificarse para adecuar
a los cableros en igualdad de oportunidades, condiciones y obligaciones, en función de lo
que acaba de decir?
Sr. Toledo. — Señor senador: con toda honestidad, las empresas pymes nos iríamos de este
recinto terriblemente satisfechas si el artículo 30 es corregido. Obviamente, siempre hay
mucho por pedir, pero nosotros, las empresas pymes, no nos destacamos por ser
angurrientas. El artículo 30 sería suficiente para acomodar a las empresas pymes para poder
seguir luchando y trabajando por nuestro país, para poder sobrevivir, dado que esta nueva
ley no contempla a las empresas pymes.
Sr. Presidente. — Aclare cuál es el artículo 30, por favor.
Sr. Toledo. — El artículo 30 habla de las cooperativas de servicios públicos que pueden
competir con las empresas pymes. Eso a nosotros nos haría desaparecer. Vuelvo a repetir:
cooperativas de servicios públicos de conducta monopólica. Nosotros ni ninguna pyme
podría sobrevivir.
Nosotros podemos competir y, de hecho, lo hacemos. Para quienes no saben, yo
competí en Carhué, mis socios en Pellegrini, Tejedor, Tres Lomas, en infinidad de
localidades. Ocurre un fenómeno muy particular que es importante que ustedes lo sepan.
Yo he dicho que cruzando la cuadra, aquí, en una sola manzana hay 800 abonados. Es fácil
atenderlos. ¿Saben lo difícil que es atender una localidad como Rolón, General Campo o
Colonia Santa Teresa? ¿Saben cuántos abonados tienen? 120. Y ahí estamos prestando el
mejor servicio. Nosotros hemos digitalizado nuestras redes. Hemos invertido 400 millones,
que todavía estamos pagando, a riesgo propio, como empresa pyme.
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Sr. Marino. — ¿Ustedes han estudiado la posibilidad de llegar a hacer una interacción
entre las empresas de cable y las entidades de la sociedad civil para la elaboración y
posterior emisión de contenidos?
Sr. Toledo. — Sí, por supuesto. Lo hacemos permanentemente. Nosotros trabajamos
mancomunadamente con un montón de instituciones nacionales para generar contenidos. Es
más, tenemos estudios que los cedemos en forma gratuita para que cada uno vaya a
expresar culturalmente su habilidad y capacidad.
El año pasado generamos en contenido algo así como 865 programas que
compitieron con los premios que la televisión por cable da una vez al año para tratar de
fogonear e impulsar a cada uno de aquellos emprendedores que tenemos en nuestras
localidades. Porque allí tampoco están los directores de nombre y conocidos, sino que la
mayoría son nuestros vecinos.
Mañana están los premios en la provincia de Santa Fe, que se entregarán a las
producciones pymes de dicha provincia. Hay un sinnúmero de producciones de alta calidad.
Mañana se presentarán entre 300 y 320 exposiciones de trabajos hechos durante el año, que
estamos premiando.
Sr. Marino. — Hago dos últimas reflexiones a los otros dos expositores.
Al señor Lanteri, le agradezco su presencia. Creo que usted usó un término que es el
que nosotros venimos reclamando. Usted habló de consenso. Es cierto, hay leyes que
necesitan de un gran consenso. Son leyes para convivir y hay que intentar hacer todos los
esfuerzos para llegar al consenso.
Usted se refirió a la dictadura. Todos los que estamos sentados acá, quédese
tranquilo, aborrecemos ese período y no lo queremos nunca más.
Pertenezco a la Unión Cívica Radical y muchos gobiernos constitucionales de mi
partido se vieron afectados por estas personas que creían que tenían el derecho de gobernar
sin la voluntad popular, con lo que conlleva todo eso, más allá de que los gobiernos se
caigan y todo lo que eso trae detrás. En eso vamos a coincidir plenamente.
Cuando usted usa la palabra consenso, justamente el consenso debería permitir que
quienes creemos que hay que hacer una nueva ley, porque uno de los aspectos es que la ley
es de la dictadura, también nos sentimos con la necesidad de que se nos escuche y de que lo
que proponemos desde la oposición —por lo menos en el caso de la Unión Cívica
Radical— son modificaciones enriquecedoras que tienden a perfeccionar, mejorar y
elaborar una ley que no vaya en contra de alguien y a favor de algunos, sino que vaya a
favor de la sociedad.
Por eso creo que merecemos este debate y creo que se pueden introducir
modificación que hacen a la claridad, a la transparencia y a la igualdad de oportunidades,
obligaciones y derechos. Y a una cosa que es fundamental, que es el derecho no sólo a la
libertad de expresión y de prensa, sino también a la libertad de información. En esto
queremos contribuir, a esto queremos aportar.
Me parece que acá no hay que entrar en el debate que si se introducen
modificaciones vuelve a Diputados y si vuelve a Diputados no vamos a tener ley. Creo que
tenemos que ponernos todos los pantalones largos, pensar con el corazón argentino y no
con el corazón partidario, y si logramos eso, seguramente vamos a tener una ley abarcativa,
fruto de lo que usted planteo muy bien, que es el consenso.
Sr. Lanteri. — Lo entiendo. Es más, ustedes tuvieron un presidente de su partido, el
Arturo Illia, que fue derrocado justamente por los medios de comunicación, cuando se
presentó en contra de las industrias farmacéuticas. Ustedes lo han vivido en carne propia.
Me parece positivo lo que usted dice. Lamentablemente no fue la misma actitud en
la Cámara de Diputados por parte del bloque de su partido y tampoco en las audiencias
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públicas donde hubo pocos diputados presentes para compartir con nosotros la charla, estas
expresiones diferentes que permiten crecer y significarse.
La experiencia me indica la necesidad de cambiar ya. Obviamente, no impongo
nada, sólo sugiero. Son 26 años de discusión. Usted lo sabe porque cuando el presidente
Alfonsín o el gobierno de la Alianza plantearon el tema de los medios de comunicación se
anuló todo, se terminó en aguas de borrajas, no pasó nada. El consenso surgió del pueblo,
del seno de las organizaciones libres del pueblo, y ese consenso es transmitido.
Por supuesto, sería ideal que acordemos todo, pero también hay ciertos términos y
plazos para concretar. Insisto, toda ley es perfectible y es el juego de la democracia.
Aquello podemos modificarlo o no, no nos abroquelemos si esta fue nuestra o esta de
ustedes. Lo único que hay que derrotar del todo es la doctrina de la seguridad nacional y la
herencia de la dictadura.
El resto se puede trabajar, y muchísimo, en esta madurez democrática. De allí la
impresión que yo tengo y quiero transmitírsela con absoluta honestidad en cuanto a los
plazos. Obviamente eso lo maneja la Cámara de Senadores, la Cámara de Diputados y el
proceso democrático que todos estamos respaldando.
Sr. Marino. — Usted hizo referencia a un gobierno que para los radicales es una
institución. Cuando se habla de Arturo Illia se habla de honestidad, de transparencia, de
responsabilidad y de lucha contra los monopolios. Por eso cuando a veces se interpreta que
quienes queremos introducir modificaciones porque estamos convencidos de que debemos
hacerlo, se dice: estos legisladores responden a los monopolios. Justamente, el radicalismo
siempre estuvo en contra de eso. Se nos cayó un gobierno, pero no se nos cayeron los
principios. Entonces, vamos a seguir insistiendo con esto.
Así que le agradezco. Y Ojalá que nos permitan introducir modificaciones que creo
que van a sumar.
Al señor Busso, como le dije al comienzo, creo que esto es muy bueno. Ustedes han
hecho un gran trabajo. No le voy a repetir lo que le dije hoy pero creo que gran
responsabilidad de que estemos tratando este proyecto de ley es de ustedes.
Desde la Unión Cívica Radical compartimos los 21 puntos pero permítame decirle
algo: si esto se aprueba tal cual viene de la Cámara Diputados, yo me voy a sentir
defraudado, porque no están contemplados taxativamente los 21 puntos que ustedes, con
tanto esfuerzo, han elaborado con todo el criterio. No los veo contenidos dentro de la
sanción de la Cámara de Diputados. No me gustaría que lo defrauden a ustedes ni a mí,
pero, fundamentalmente, no me gustaría que se defraude a la sociedad argentina.
Sr. Presidente. — La senadora Gallego pide una interrupción.
Tiene la palabra la señora senadora Gallego.
Sra. Gallego. — La verdad me llama la atención la última parte de tu discurso. Pido
disculpas pero no puedo dejar de pedir esta interrupción.
Todos los ciudadanos tenemos derecho a peticionar, pero cuando hablamos del tan
mentado consenso quien va a la mesa del consenso sabe que para consensuar desde
distintas posiciones no puede pretender obtener el 100 por ciento de las que serían sus
pretensiones legítimas como sector o como opinión.
No me parece que sea adecuado que un sector que ha trabajado durante muchos
años en el logro de esta ley hoy se sienta burlado en su intencionalidad y en su trabajo
porque algunos de esos 21 puntos que elaboraron no están puestos en su totalidad o que
solamente están puestos parcialmente en la ley. No se corresponde con el criterio del
consenso. Cuando uno se sienta en una mesa de consenso buscando aquellos
denominadores comunes o situaciones que nos permiten avanzar en la búsqueda de ese
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consenso sabe que tiene que ir, obligadamente, dispuesto a resignar algunas de sus
apetencias.
Esto no significa burlar la buena fe, ni la disposición ni el trabajo ni el expertise de
quienes han trabajado en esta propuesta, ni siquiera burlar al resto de los sectores.
Quería hacer esa aclaración, pido disculpas.
Sr. Presidente. — Vamos a darle la palabra al señor Busso para que pueda responder.
Sr. Busso. — Gracias, senador por su valoración del trabajo realizado por la Coalición y la
puesta en debate y defensa de los 21 puntos. Pero, con todo respeto, permítame decirle que
quienes los elaboramos y los pusimos en debate y los seguimos defendiendo entendemos
que esta ley los contempla. Quienes lo entendemos así somos quienes, desde hace mucho
tiempo, venimos trabajando en esto: las carreras de Comunicación, de Ciencias de la
Información y Periodismo de todas las universidades nacionales; son todos los sindicatos
que representan a todo el arco de los trabajadores de comunicación del país con sus
asesores jurídicos; son los movimientos sociales, etcétera.
Creemos que tenemos suficiente conocimiento y asesoramiento para defender e
interpretar esos puntos que elaboramos. Por lo tanto, humildemente le pedimos que apoyen
este proyecto teniendo en cuenta que cada uno desde su sector quiere algo más y que esto es
producto de un largo debate.
Creo que podríamos presentar un pliego de reivindicaciones desde el sector de las
radios comunitarias, desde los trabajadores de la comunicación, desde las universidades y
desde los diversos cultos. Hemos llegado a este proyecto después de un largo debate de la
propuesta de la presidenta que cuestionamos en algunos puntos y a la que propusimos
modificaciones. Esta propuesta fue modificada por más de 1.200 aportes realizados en 24 ó
25 foros a lo largo y ancho del país y, a su vez, fue mejorada con las modificaciones
propuestas por los bloques de la oposición en los cuatro días de audiencias pública que se
llevaron adelante en la Cámara de Diputados.
Lamentablemente, y reconociendo todos los aportes que su partido ––la Unión
Cívica Radical–– ha realizado en estos casi veintiséis años de democracia, es una pena que
no haya participado o lo haya hecho en menor medida en estos debates. Desde la Coalición
por una Radiodifusión Democrática nos habría gustado que esa participación hubiese sido
mayor, posiblemente para enriquecer el proyecto.
Por otro lado, quiero decirles que si comparamos este proyecto con aquellos
presentados por su partido en todos estos años, no se encuentran diferencias sustanciales en
los temas que hoy se están discutiendo: autoridad de aplicación y plazo de adecuación a la
ley. Con lo cual, comprendo que existan otras motivaciones políticas, y las respeto, pero la
Coalición sostiene con firmeza, producto de largos debates y discusiones, este proyecto que
recoge no sólo el espíritu sino la letra de los 21 puntos, salvo algunos pequeños detalles que
resignamos justamente en función del consenso que hemos promovido.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Marino. Le pido que sea breve.
Sr. Marino. –– No quiero que me mal interprete. Cuando le dije que me sentía
defraudado, no lo dije por usted ni por la Coalición. Lo que quise decir es que si se aprueba
este proyecto, me sentiré defraudado porque, a mi criterio, no se incluyen los 21 puntos con
los que realmente coincido. A la senadora amiga y colega de La Pampa, le digo que todos
estamos de acuerdo con el consenso. Usted recién dijo algo genial y espero que lo
pongamos en práctica. Cada vez que uno concurre a una reunión, a un debate o lo que
fuere, lo tiene que hacer con la mochila de la humildad y con la convicción de consenso.
Voy a poner un ejemplo burdo: si quiero modificar diez puntos que a mi criterio son los que
se deberían modificar, y podemos cambiar cinco, ya es un gran avance. Usted lo dijo, no
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pretendan modificar el 100 por ciento, pero aunque sea permítannos modificar los aspectos
fundamentales del corazón de la ley. De esa manera, vamos coincidir todos.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Colazo. Tengo anotados a los senadores
Fellner, Martínez y Parrilli. Con ellos terminaríamos la ronda de preguntas y pasaríamos a
un cuarto intermedio de cuarenta y cinco minutos.
Sr. Colazo. –– En primer lugar, quisiera agradecer a toda la gente del panel, en especial, a
Néstor Busso ya que comparto el trabajo popular que ha hecho en estos últimos años para
garantizar que estén en esta ley los sueños de mucha gente, especialmente la gente del
campo nacional y popular.
Quiero hacerle una pregunta al señor Toledo: ¿el cable de Río Grande y el de
Ushuaia están dentro de esta red de cable de ustedes?
Sr. Toledo. –– El de Río Grande sí; es del doctor Paños.
Sr. Colazo. –– Tengo dos o tres cosas inquietudes. Usted decía que hacen trabajos en un
porcentaje importante de noticieros y trabajos para la comunidad que son propios. Le
quiero comentar que en Río Grande no hay ningún trabajo, ni un minuto de trabajo especial
con gente de Tierra del Fuego ––especialmente de Río Grande–– en el Canal 2. La
publicidad que recibe Canal 2 es de los entes públicos municipales y provinciales, no recibe
absolutamente nada del gobierno nacional. Hago referencia a esta cuestión para luego
comentar que es lo que se puede hacer. Este canal diariamente ––esto es una cuestión
personal –– le “pega” al gobierno nacional. Y más allá de que no cumple con esto que usted
dice acerca de realizar producción propia, tiene casi el 70 por ciento de sus empleados en
negro. Incluso, al delegado que se pronunció en la última elección no lo dejaron asumir y lo
echaron. Yo tengo las pruebas acá…
Sr. Toledo. –– Perdón, ¿usted está hablando del canal 2?
Sr. Colazo. –– de Río Grande.
Sr. Toledo. –– En la provincia de Tierra del Fuego, que lamentablemente no conozco, el
doctor Paños es socio nuestro y pertenece a un cable que se llama Río Grande Tierra del
Fuego…
Sr. Colazo. — TVFuego.
Sr. Toledo. — El año pasado hemos otorgado siete premios a las producciones locales.
Ahora bien, puede estar hablando de otro cable porque supongo que en Tierra del Fuego
debe haber más de uno.
Sr. Colazo. –– Si usted me permite, le comento que hace treinta y dos años que vivo en
Río Grande; soy oriundo de Córdoba.
Sr. Toledo. –– Le pido disculpas.
Sr. Fernández. –– Perdón senador, ¿puedo hacer una interrupción?
Sr. Colazo. –– Cómo no.
Sr. Fernández. –– A los efectos de ordenar este debate, como se trata de una problemática
de un canal puntual ––si no el resto va a tener derecho a empezar a hacer una serie de
consideraciones––, creo que amerita una charla de café con posterioridad. Me gustaría que
dirijamos el debate en torno al sentido de la ley. Sé que hay algunas problemáticas
puntuales, pero no creo que este sea el ámbito para puntualizar este tipo de cuestiones. Te
lo digo con el cariño y el respeto que tengo por usted, señor senador.
Sr. Colazo. –– Hice referencia a este punto porque él decía que se juntaban todas las
entidades en el país a tratar temas que hacen a la cuestión de ellos, también quería que
trataran estos temas que allá no se cumplen.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra la senadora Fellner.
Sra. Fellner. –– Sumándome a los agradecimientos que han expresado otros colegas, voy a
pasar a las preguntas.
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Señor Toledo, lo he escuchado muchas veces en distintos canales de televisión ––
también lo he escuchado en la Cámara de Diputados–– y la verdad que me sensibiliza, le
soy sincera. Me parece una buena persona…
Sr. Toledo. — Le agradezco.
Sr. Fellner. — … que está defendiendo su trabajo y el trabajo de muchos que están detrás
de usted. La pregunta va a ir en dirección a entender dos o tres cosas.
Hemos recibido con muchos otros senadores documentos mandados por distinta
gente. Tengo aquí uno de una cooperadora de cable, en el cual manifiestan que el problema
realmente lo tienen con Multicanal, que les ha bajado los precios y no pueden competir.
Usted dice que su problema son las cooperativas. ¿Cómo es el tema? ¿Cuál es
realmente el enemigo? Porque entonces estamos confundiéndonos. ¿Son las cooperativas el
enemigo, que pueden entrar ahora, y que ya hemos dicho que vamos a hacer una ley al
respecto? Porque de ninguna forma este gobierno, por los años que lleva y como lo ha
demostrado, va a dejar en la calle a nadie. Ahora, ¿no es realmente Multicanal o
Cablevisión, la concentración, el verdadero enemigo?
Sr. Toledo. — Senadora: yo le puedo contar sobre lo que conozco y lo que sé.
En Buenos Aires estoy accidentalmente, porque, como dice el refrán, Dios está en
todas partes pero atiende en Buenos Aires. Yo vivo en el interior del país. Los pueblos míos
se llaman Guatraché, Macachín, Rolón, son muy chicos.
No conozco la temática general de las localidades que no están integradas dentro de
Red Intercable. Sí le puedo contar lo relativo a Red Intercable. Es más, tengo aquí una lista
muy generosa que se la puedo acercar, donde están las 530 localidades que sí yo represento.
Me voy a interiorizar sobre lo que acaba de contar el senador, situación que
realmente desconozco. Sí conozco al doctor Paños y sé que es una persona muy
responsable. Repito, no conozco Tierra del Fuego; pero sí voy a defender en la generalidad
a las pymes argentinas.
Sra. Fellner. — ¿Pero no están las pymes argentinas contempladas acá?
Sr. Toledo. — No.
Sra. Fellner. — Porque usted recién habló y realmente en ese sentido me sensibiliza.
Puedo no estar de acuerdo. Me sensibiliza y nada más.
Le he escuchado decir que a los pueblos originarios, a los pueblos aborígenes, les
dan señal.
Sr. Toledo. — Sí.
Sra. Fellner. — En vez de pasar, por ejemplo, como usted recién dijo, una película del
mundo -supongo que es una hecha en Estados Unidos-, ¿no le parece mejor pasar una
película argentina, que va a dar mucho trabajo a la Argentina?
También voy a lo chico, porque yo también soy del interior, de un pueblo muy
pequeño. Como decía, no va a dar más trabajo si pasan una película argentina, algo
nuestro. No voy a discutir como recién lo hizo el senador Colazo, porque tengo miedo de
que me hagan callar también, ya que también puedo decir lo mismo de mi provincia.
Cuando tenga que poner más producciones, seguramente, de lo que ya lo hacen algunos cuando uno habla de un número en general no puede entrar en detalles-, ¿no le parece que
vamos a dar más trabajo a la gente de nuestro pueblo con más producciones propias?
Esto de defender a los pueblos aborígenes y les doy porque son pobrecitos…
Sr. Toledo. — No.
Sra. Fellner. — … me parece hasta indigno, en la forma que lo escuché.
Sr. Toledo. — No, no es así.
Sra. Fellner. — Si se generan más contenidos relacionados con el lugar, si se trabaja sobre
algo de lo que usted habló recién, la identidad, ¿no le parece que va a generar más trabajos
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a la gente de su lugar que yo creo que usted, con su forma buena de ser, está defendiendo?
¿No le parece que vamos a movilizar más con aquello bonito llamado industrias culturales
en nuestro lugar? ¿No le parece que en vez de pedir que se elimine esta cuestión,
deberíamos ir juntos y ver cómo crecemos todos en pos de la comunicación en nuestro
pueblo?
Sr. Toledo. — Cuando usted dice “vamos juntos”, ¿a quién se refiere?
Sra. Fellner. — A las cooperativas.
Sr. Toledo. — Pero usted no sabe lo que es una cooperativa. La cooperativa es la empresa
más grande que tiene mi localidad. Factura 17 veces…
Sra. Fellner. — No conozco su cooperativa. Conozco muchas de mi lugar y no son tan
grandes.
Sr. Toledo. — Estoy hablando de la mayoría de las cooperativas. Pregúntenle a la senadora
(…) qué capital tiene la cooperativa que está donde vive ella y si no discuten todo el tiempo
el poder hasta con el intendente.
Yo hablo de las cooperativas de servicios públicos, las cuales, gracias a un beneficio
otorgado por municipios, provincias o el Estado nacional, tienen una facturación similar a
las telefónicas, que yo festejo que ustedes hayan sacado de la ley.
Esa es la comparación que hay entre las pymes y las empresas cooperativas de
servicios públicos. Porque a nosotros no nos dieron ningún privilegio; al contrario:
pagamos anticipo al impuesto a las ganancias, pagamos impuesto a las ganancias, no
tenemos crédito y el financiamiento es a riesgo propio. Las cooperativas sí pueden facturar
al final el 17 por ciento de capitalización sin consultar siquiera con un usuario; y siguen
inventando servicios sin consultar con la masa.
Leamos la Ley de Cooperativa Universal, no ésta de la dictadura, la cual me molesta
muchísimo, ya que le da a la cooperativa el privilegio de que, al tiempo que tiene el
presidente, tiene el auditor. ¿Usted sabe que la Cooperativa Popular de Electricidad de
Santa Rosa echó a un montón de empleados y perdió 10 millones de dólares porque no
coincidían políticamente con su pensamiento?
Sra. Fellner. — Ah, usted está entrando en política.
Sr. Toledo. — No; esa es la realidad de los pueblos.
Sra. Fellner. — Hay un montón de cooperativas.
Sr. Toledo. — No digo que no. Conozco un montón muy buenas; pero no son estas, las de
servicios públicos.
Sra. Fellner. — ¿Entonces vamos a tener que preguntar si todas son malas? Entonces, ¿son
todas malas?
Sr. Toledo. — ¿Quiere ver los balances?...
Lo que yo estoy diciendo es que, primero que nada, cambiemos la Ley de
Cooperativas y que las minorías participen. Porque además de que no participan las
minorías, ponen a los auditores, controlan los balances y encima nadie las audita… Porque
en este país el problema es que las leyes están, pero nadie audita. A Telefónica nadie la
audita. La alcancía de Telefónica ya la olvidamos, la gastamos, la pusimos entre todos, pero
ya no está.
Perdonen.
Sr. Fernández. — Realmente, nada es obra de la casualidad. Cuando las cooperativas
fueron excluidas, hay dos fallos de la Corte, concretamente, que indicaron un camino por el
cual la exclusión de la ley hubiera generado no respetar el precedente de la Corte. Ese es
uno de los motivos de peso institucional por los cuales las cooperativas están dentro.
Es cierto -repito- que en el Parlamento, particularmente en el Senado de la Nación,
estamos trabajando. Omití una de las personas que está trabajando, que es el licenciado Eric
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Calcagno. Seguramente lo vamos a trabajar en sintonía con el resto, porque los senadores,
en particular, tenemos la problemática del cable y es una tarea pendiente.
Yo le anuncié a usted que la idea es trabajar en una ley pyme, cosa que se está
llevando a cabo. La verdad es que yo no estoy trabajando. He hecho aportes que me han
hecho llegar algunos cableros, pero lo están trabajando la senadora Silvia Gallego y el
senador Eric Calcagno —si omito algún nombre sepan disculparme—.
Pero el tema de la inclusión de las cooperativas, señor Toledo, tiene que ver con que
en ese momento se debatió ser o no respetuosos con un fallo de la Corte que, de alguna
manera, condena la exclusión de las cooperativas. Esa es la razón de ser. A partir de ahí
volvemos al centro de la ley.
Creo que esta ley tiene una buena medida para cable, que es, en definitiva, la venta
del contenido publicitario. Tenemos una tarea pendiente y la vamos a cumplir en forma
mucho más que acelerada. Entendimos que la prioridad era resolver el tema de la ley de
medios de comunicación en sintonía con los 21 puntos de la Coalición por una
Radiodifusión Democrática, que, como bien dijeron, están absolutamente contenidos en la
ley; y tarea accesoria, independiente y urgente era trabajar sobre una ley pyme. En el
Senado de la Nación, de 2003 a la fecha, en materia de pymes creo que hemos dado signos
más que evidentes de que efectivamente esa problemática nos preocupa, con este tema de
que la industria de software y demás, que no viene al caso.
Digo esto para ordenar el debate: la inclusión de las cooperativas tiene que ver con
un mandato de la Corte Suprema de Justicia, que no es, efectivamente, un tema menor. La
segunda cuestión es que queda pendiente y es un compromiso que tiene el Senado de la
Nación con las pymes trabajar en una ley pyme. Porque -repito-, en el caso particular y en
el de la gran mayoría de los senadores, la problemática de las pymes de cable es un tema
que tenemos que resolver en una ley específica que acompañe a esta.
Sr. Presidente. — En realidad, cuando se decide modificar la Ley 22285 se lo decide hacer
como consecuencia del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que declaraba
inconstitucional un artículo de la Ley de Radiodifusión, el cual no permitía a las personas
sin fines de lucro ser radiodifusoras. En esa oportunidad, el fallo que fija el camino no es el
fallo de una cooperativa telefónica o una cooperativa que prestara un servicio público.
Por eso es que cuando aquí se discute el tema, se decide excluir las cooperativas de
servicios públicos salvo que, si no estoy equivocado, en ese lugar no hubiera un prestador
que brindara el servicio de radiodifusión. Para graficarlo, deseo señalar que en Jujuy, en La
Quiaca, en realidad es una cooperativa la que presta el servicio de radiodifusión porque no
hay un prestador de cable. En Libertador General San Martín, Jujuy, la cooperativa
telefónica tiene un cable paralelo con el otro prestador del servicio de cable. A ese
prestador del servicio de cable, por supuesto, le es muy difícil competir con la cooperativa
telefónica. Ése es el sentido. Es decir, es muy difícil que un cable pequeño de una localidad
pequeña o mediana pueda subsistir si una cooperativa da la luz o el teléfono y, además, le
permiten ser radiodifusor teniendo un canal de cable. He dicho estas palabras para aclarar
un poco el tema porque creo que esa es la preocupación que tiene el cable pequeño de la
República Argentina.
Tiene la palabra la señora senadora Fellner.
Sra. Fellner. — Respecto del órgano de aplicación, deseo señalar que estuvimos
dialogando y escuchando atentamente al señor Busso. Creo que también ustedes deben
tener una opinión respecto de cómo es este tema. Después de haberle preguntado al señor
Toledo, todas las veces que se lo llevó a lo mismo que yo le pregunté –por eso dije que me
había sensibilizado-, él como que se pone muy nervioso.
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Quisiera que el señor Busso me conteste sobre este tema: ¿cómo lo ven ustedes con
los 21 puntos? Yo siento respeto hacia el trabajo que ustedes han realizado.
Sra. Estenssoro. — Me parece que los invitados han venido a expresarse sobre la materia
de la que quieren hablar, pero no para opinar sobre lo que dice otro invitado. Creo que si
empezamos a hacer una especie de tribunal…
Sra. Fellner. — Entonces, mi pregunta es la siguiente: ¿cómo ve usted el artículo 30 y la
posibilidad de que se afecte a los cables, el tema de que entren en este juego las
cooperativas?
Sr. Presidente. — Es bueno que polemicemos. Creo que debemos escucharnos. Es bueno
que podamos aprovechar a todos los que están presentes y que intercambiemos opiniones
distintas. Esto es la democracia.
Sr. Busso. — La Coalición ha debatido este tema desde el inicio. Nosotros apoyamos la
participación de las cooperativas de servicios públicos como prestadoras de servicios de
comunicación audiovisual. Creemos que las cooperativas son la forma de organización de
los vecinos de un pueblo para autobrindarse servicios y tienen derecho a prestar este tipo de
servicios.
Por otro lado, agregando unas palabras a lo manifestado por el señor senador
Jenefes, deseo señalar que hay fallos de la Corte Suprema de Justicia anteriores y
posteriores a la modificación del artículo 45. El más reciente es de hace un mes. La Corte
Suprema de Justicia ha sido clara al declarar la inconstitucionalidad de la ley que modifica
el artículo 45, excluyendo a las cooperativas de servicios públicos. Por lo tanto, creo que es
un tema en el que ya se ha expedido claramente; lo ha hecho en dos ocasiones. Me permito
sugerir que escuchen al prestigioso abogado Miguel Julio Rodríguez Villafañe, que ha sido
el abogado constitucionalista experto en derecho de la comunicación que ha llevado estas
dos causas y ha obtenido las resoluciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Sra. Fellner. — Mi inquietud va dirigida al señor Lanteri y se refiere a cómo ve el órgano
de aplicación.
Sr. Lanteri. — Estamos absolutamente de acuerdo con el órgano de aplicación y con la
reforma que se le introdujo al proyecto en la Cámara de Diputados, que permite una
vinculación entre el Consejo y el órgano de aplicación. Creemos que se garantiza no
solamente la representatividad de las organizaciones sociales, de las provincias, sino
también se preserva la decisión del Estado como administrador del espectro radiofónico.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Martínez.
Sr. Martínez (A.A). — Una de las razones por las cuales me retiré por un instante fue para
estudiar sobre un tema, ya que cuando tengo dudas, consulto los libros. Se trata de lo que
habíamos dialogado con el señor Busso anteriormente respecto de la Iglesia Católica.
Expresé que debía decir “cultos” en general. Incluso, uno de los argumentos —cuando
viene explicada la ley— habla de la definición de que la Iglesia Católica es una persona
jurídica de carácter público.
Ahora bien, quiero dejar en claro que me parece excelente la incorporación de los
pueblos originarios y no quiero discutir sobre este tema. Sin embargo, por definición, los
pueblos originarios son personas jurídicas de carácter privado. Esto está determinado en el
artículo 33 del Código. La provincia de Santa Fe es la única que tiene declarados a los
pueblos originarios como personas jurídicas de carácter público. Cuando asumió el
gobernador Binner llevó este tema adelante ante la Legislatura y fue declarado en estas
condiciones.
Insisto en lo que señalé anteriormente: creo que no es justificación para que no se
ponga “cultos”, que sabemos que son personas jurídicas de carácter privado. Si se toma el
mismo criterio, repito, para no discriminar, creo que en este artículo deberíamos modificar
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las palabras “Iglesia Católica” y poner “cultos” porque, en definitiva, el artículo 33, inciso
2), del Código Civil determina con mucha claridad esta cuestión.
Deseo reiterar también que la única provincia que ha declarado como persona
jurídica de carácter público a los pueblos originarios es la provincia de Santa Fe; lo ha
hecho hace muy poco tiempo en la gestión del gobernador Binner. En el resto —que no me
parece mal— son personas jurídicas de carácter privado, exactamente igual que cualquiera
de los otros cultos que no son de la Iglesia Católica.
Para darle tranquilidad a mi conciencia y no quedarme con ninguna duda, las
motivaciones políticas que tenemos para estar planteando algunas modificaciones tienen
que ver con convicciones. Quédense tranquilos que no hay ninguna otra motivación política
por atrás cuando estamos planteando este tipo de cosas.
Estamos convencidos, lo planteamos y lo discutimos. Luego resolverá el pleno a
través de la emisión de los dictámenes y será en el recinto donde se aceptará o no. Pero son
de absoluta convicción y no con ninguna otra motivación particular cada una de las
observaciones que nosotros estamos haciendo.
Sr. Presidente. — A continuación hará uso de la palabra la senadora Parrilli, luego, la
senadora Estenssoro y después pasaremos a un cuarto intermedio de 45 minutos.
El funcionamiento de este plenario de comisiones es con los senadores que están
presentes. Recién cuando tengamos que tomar una decisión se requerirá el quórum
necesario. Lo que estamos tratando de hacer es que exista el debate y que no se interrumpa,
independientemente de la cantidad de senadores que estén presentes. La asistencia o no de
ellos en este plenario es su gran responsabilidad, porque se está discutiendo una ley de
suma importancia, de sumo interés y que ha generado un gran debate en la República
Argentina, por lo cual espero que el lunes tengamos sentados a todos aquí.
Sra. Parrilli. — Gracias, presidente. Yo también espero que estemos aquí sentados todos
los senadores, pero además, escuchando a todos, a los que están de acuerdo con nosotros y
a los que no lo están.
Ayer y hoy he estado escuchando atentamente a todos los expositores y realmente
celebro que esto esté ocurriendo, que estemos discutiendo en este Senado, por fin, la ley de
medios.
Creo que es una falta de respeto a toda la gente que ha trabajado en este tiempo
decir que esta es una ley “K”. Es una ley de la democracia. Por lo tanto, es una falta de
respeto a todas las organizaciones y a todos los hombres y mujeres que han trabajado a lo
largo y a lo ancho del país.
Quiero también hacer mención de que cada uno de nosotros, como senadores,
trabajamos con los diputados que generalmente son de nuestras provincias. ¿Por qué digo
esto? Nosotros organizamos un foro en la ciudad de Neuquén, donde el espacio que
utilizamos resultó chico, quedó mucha gente afuera. Y escuchamos a todas las personas que
allí concurrieron, hicimos una invitación muy amplia.
En ese foro estuvieron los pueblos originarios que no estaban contemplados en este
proyecto de ley, así como algunos otros temas también.
Cuando entró el proyecto en Diputados, mi cuerpo de colaboradores y yo fuimos
siguiendo cada uno de los pasos para que esas sugerencias que se habían hecho desde la
provincia de Neuquén fueran incorporadas en Diputados. ¿Por qué? Porque como aquí se
ha dicho, esta ley es perfectible y no podemos demorarla más.
Creo, también, que si esta observación que hace el senador Martínez fuera tomada
en cuenta, quizá podríamos lograr un apoyo en general a la ley y, en todos caso, en
particular agregar algo o plantear el desacuerdo con ese artículo, si estuviéramos de acuerdo
con el resto de la ley.
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Con respecto a las entidades de cables que está representando el señor Toledo,
quiero preguntarle algo. Según tengo conocimiento, en la provincia de Neuquén hay en tres
localidades: Loncopué, Aluminé y Junín. ¿Qué cantidad de empleados tienen en esas
localidades? Porque creo que no hacen producción local.
La otra pregunta es si ustedes se sienten contemplados, como pequeñas y medianas
empresas, en el artículo 96 que habla de cuatro categorías para gravar los impuestos. Según
entiendo, ustedes estarían en la D, que es la de servicios con área de prestación en ciudades
con menos de cien mil habitantes.
Entonces, creo que ustedes ahí, en el artículo 96, serían beneficiados por el inciso e),
que habla de servicios no satelitales por suscripción, y entrarían en la categoría D del 2 por
ciento.
Además, en el inciso g) del artículo 98 dice: establécese una reducción del 10 por
ciento del gravamen para licenciatarias de servicios de comunicación audiovisual por
suscripción que reúnan las siguientes condiciones: poseer solo una licencia, tener asignada
como área primaria de prestación del servicio localidades de hasta 25.000 habitantes y tener
más de diez empleados.
Me parece, en esta primera instancia, que ustedes se verían beneficiados, además de
lo que ya se dijo, con la aplicación de estos dos artículos.
Coincido también -y es una preocupación- con que hay que seguir trabajando el
tema de la ley pyme. Pero entiendo que si estamos todos -según lo que he escuchadocontra los monopolios de la información o de la “deformación”, deberían ustedes, quizá,
tratar de apoyarnos en este proyecto con la firme promesa de parte nuestra de trabajar
después específicamente una ley pyme. Porque creo que esto es el consenso; es decir:
avancemos todos juntos hasta acá y después avanzamos otro poco. Pero no paralizarnos y
ver que la historia pasa como en un tren, donde unos están arriba y otros quedan abajo que
resulte que estamos sancionando una ley tan importante para la democracia donde el
radicalismo ha sufrido, incluso, la pérdida de uno de sus presidentes y que no estén
acompañando esto.
También quiero reivindicar a aquellos radicales que sí han acompañado este
proyecto y por los cuales –justamente he trabajado en la provincia de Neuquén con el
diputado Hugo Prieto- he podido hacer estas sugerencias e incorporar, por ejemplo, a los
pueblos originarios.
No recuerdo que ustedes hayan participado en ese foro. No sé qué fue lo que pasó.
Quería preguntarle, entonces, qué cantidad de empleados tienen, si ustedes tienen
producción propia en estas tres localidades de Neuquén y si le parece que con estos dos
artículos ustedes podrían estar beneficiados como para decir: bueno, en una próxima ley
vamos por más. Porque si hay una cosa en claro es que nuestro gobierno desde 2003 quiere
mantener las fuentes de trabajo reales. Y sabemos que las pequeñas y medianas empresas
son justamente las forjadoras de ese trabajo genuino. Así que cómo no vamos a apoyar a
ustedes si están representando realmente a ese sector.
Sr. Toledo. — Senadora: no puedo más que compartir sus palabras. Nosotros somos
operadores pymes del interior del país que estamos trabajando.
Usted no mencionó la ciudad de Neuquén. Allí está nuestro asociado, el señor
Carranza, que tiene un cable muy chico, naciendo y desarrollándose, y está dentro de Red
Intercable. Y compite con otras empresas de mucho mayor porte.
Comparto todos sus dichos. Dimos nacimiento a esta industria del cable, porque
estamos desde el año 64 en el país desarrollándola; hemos cambiado nuestras redes cinco
veces como mínimo, porque la tecnología nuestra es de muy ágil obsolescencia. Y
realmente acompañé en la gestión de Gustavo López -aquí está como testigo Luis Lázaro- a
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todas las audiencias públicas que se hicieron en el año 2001 en todo el país, tratando de
apoyar aquel proyecto de ley. Pero no nos quedamos solamente ahí, sino que también lo
hicimos en los distintos cambios de gobierno. En la última oportunidad nos tocó ir con el
diputado de Río Negro, Nemirovsci, lo acompañamos a todos lados y realmente
compartimos su proyecto de ley. Empujamos, acompañamos, y nunca nos negamos a
participar del debate y de las ideas, más allá de que a veces podemos llevarnos un poroto a
favor y perder diez.
Nosotros hemos sido los fundadores de la televisión por cable del país; obviamente
que nosotros junto a mucha más gente.
Hoy decía que dentro de Red Intercable hay un grupo muy grande de cooperativas a
las que les dimos nacimiento en aquella época y todavía seguimos trabajando al lado de
ellas.
Realmente nosotros creemos que en esta ley el capítulo pyme no está previsto, no
nos contempla, y por eso intentamos hacer un justo reclamo de que se nos contemple.
Tal como está redactado el proyecto, nosotros quedaríamos a disposición de
cualquier empresa de una magnitud muy superior y desapareceríamos en muy poco tiempo.
Acá hay expertos mucho más conocedores que yo sobre este tema que lo pueden decir.
Nosotros no podríamos sobrevivir junto a una empresa con conducta monopólica de
servicios públicos cuya facturación es hasta treinta veces superior a nuestra humilde
facturación de televisión por cable. Puntualmente reclamamos eso.
Estaríamos dispuestos a competir, porque de hecho lo hemos hecho con un montón
de empresas en oportunidad del nacimiento de nuestra empresa.
Nuestros hermanos cooperativistas Cporque no son nuestros enemigosC han
desarrollado el cable a la par nuestra; de hecho, dentro de nuestra empresa existen un
montón de cooperativas y siento orgullo por muchas de ellas. Lo que pasa es que cuando se
tienen distintos servicios públicos de conductas monopólicas, como de electricidad, de
agua, de gas, de alumbrado eléctrico, de farmacias o de lácteos, porque la gama es muy
grande, normalmente los subsidios cruzados Checho inevitableC hacen que nuestras
pequeñas empresas pyme desaparezcan al otro día.
Nosotros no podríamos competir con una empresa de esa envergadura porque el
monopolio que le da los servicios públicos es la gran caja.
Yo he estudiado los balances de más de sesenta cooperativas, y los hemos estudiado
junto a una universidad de Buenos Aires que nos ha ayudado en esa tarea, y puedo
mostrarle que los subsidios cruzados son múltiples. Una cooperativa tiene una rentabilidad
en la luz de millones, y entonces cómo no va a financiar un cable; si quiere puede hasta
regalarlo. Nosotros no tenemos esas ventajas; tenemos las desventajas de ser una actividad
única: hacemos televisión.
Hay un hecho muy reciente en la provincia de La Pampa en relación a una
cooperativa de General Hacha. Esa cooperativa tiene once actividades y sólo una es
rentable: la eléctrica, las demás son todas deficitarias y en la cual compite con sus propios
vecinos, por ejemplo, farmacia.
Nosotros nos preguntamos qué hicimos para competir con un desigual. Es como si a
mí me pusiesen a pelear con Monzón, nunca tendría la oportunidad de ganar y sé que
moriría. Acá es igual, las pymes argentinas vamos a desaparecer si no se ve esta diferencia
de competidor.
Sra. Parrilli. C No es así.
Sr. Toledo. C Bueno, esta es nuestra humilde opinión, senadora. Sinceramente me
encantaría convencerla. No sé si es posible.
Sra. Parrilli. C )Ustedes qué cantidad de empleados tienen?
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Sr. Toledo. C En este momento no tengo el promedio, pero en las quinientas treinta
localidades tenemos dos mil empleados afiliados y trabajando para nosotros. Además, en la
parte de generación de contenidos a veces se contrata gente porque se tercerizan algunos
horarios, no la mayoría pero sí algunos programas. Por ejemplo, como en algunos pueblos
no hay locutores profesionales se contrata gente que tiene el oficio sin tener el título.
Para que se haga un reconocimiento de las pymes argentinas que estamos desde el
año 1964, quiero decir que nosotros conservamos la filmoteca más importante del interior
del país que tiene la República Argentina. Seguro que en la Capital Federal debe haber una
filmoteca muy importante, porque aquí estaban Canal 11, Canal 13, Canal 7, Canal 9 y
Canal 2, pero en el interior no había nada.
Cuando nosotros comenzamos no existía el satélite y había cassetteras que costaban
lo mismo que un auto cero kilómetro. Fue dificilísimo para los pioneros de la televisión
haber logrado esto.
Sra. Parrilli. C Perdón, pero justamente porque nosotros valoramos el trabajo de las pymes
yo pienso que ustedes no van a perder el trabajo, porque ahora se está compitiendo no con
las cooperativas sino con grandes empresas que no están solamente en la provincia de La
Pampa sino en todas las provincias argentinas; a tal punto que uno está en la localidad de
Loncopué y sabe que se cortó la General Paz pero no sabe, por ejemplo, que se viene una
gran tormenta y que hay que guardar a las chivas.
Creo que aquí se está confundiendo contra quién estamos tratando de que esta ley
salga.
Yo no quiero polemizar más que usted. Simplemente le quiero llevar la inquietud de
que, según tengo entendido, en las localidades de Loncopué, Aluminé y Junín no hay
programación especial editada por la gente de esos lugares, no hay trabajo genuino; sí lo
puede estar haciendo Carranza en la Ciudad de Neuquén, pero es otra la población y demás.
Entiendo que ustedes se van a ver beneficiados por esta ley y, específicamente, por
los artículos 96 y 98.
Quiero comprometerme con ustedes para seguir trabajando en esta ley pyme, porque
no es una preocupación sino una ocupación de nuestro Gobierno, que incluso ha creado la
Secretaría Pyme en el Ministerio de la Producción y también en otros ministerios, de
Desarrollo Social y demás.
Yo realmente les quiero llevar tranquilidad a usted y a toda la gente que trabaja en
el cable, porque entiendo que esta ley los va a beneficiar y no los va a dejar sin trabajo.
Gracias.
Sr. Toledo. C No sabe cuánto le agradezco, senadora.
Sr. Presidente. C Tiene la palabra la senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. C Gracias, señor presidente.
Tengo aquí una carta de ARLIBA, que es la Asociación de Radios Licenciatarias
Independientes de Buenos Aires, de medios audiovisuales de cable, la cual procederé a
entregársela, señor presidente, porque me dijeron que quieren participar de estas audiencias.
En uno de los puntos de esta carta ellos solicitan la eliminación o la restricción a las
cooperativas que prestan servicios públicos monopólicos Cluz, gas, teléfono, etcéteraC a la
posibilidad de recibir licencias de radios por adjudicación directa y a perpetuidad. El
fundamento principal es que estas entidades solventan sus acciones con el aporte de socios
que, obligadamente, deben ser clientes de las mismas, tomando como base que, en muchos
casos, operan con presupuestos aún superiores a los de los propios municipios.
Sr. Presidente. — ¿A qué asociación pertenece?
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Sr. Estenssoro. — A ARLIBA, Asociación de Radios Licenciatarias Independientes de
Buenos Aires. Ellos también solicitan venir a exponer. Lo señalé para que se los incluya
en el temario, y para demostrar que hay otras organizaciones que tienen esta preocupación.
Me parece respecto de esto que hemos oído acerca del rol de las redes, las radios
comunitarias o las asociaciones de radioperadores, que lo peor que nos puede pasar es que
enfrentemos a un grupo contra otro. Recién, la senadora Parrilli dijo que tenemos en claro
contra quién está este proyecto de ley. Sin embargo, creo que este proyecto tiene que ser a
favor de todos.
Los monopolios tienen que ser regulados, y para eso está la ley de defensa de la
competencia, muchas de cuyas cláusulas se están incluyendo aquí. Pero también debemos
entender que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia desde hace mucho
tiempo depende de la Secretaría de Comercio —del secretario Moreno—, y que aún no se
ha creado el Tribunal de Defensa de la Competencia para que, realmente, en todos los
sectores —también en el de la radiodifusión— la ley se haga efectiva. Entonces, por eso
vemos en distintos sectores una concentración que no se condice con nuestra ley de defensa
de la competencia, nuestro marco general.
Si bien no es materia en este momento, creo que si realmente los organismos
competentes hubieran actuado de acuerdo con la ley, hoy los monopolios existentes no
podrían funcionar. Fueron resoluciones de un departamento de la Secretaría de Comercio
—que está a cargo del secretario Moreno— y un decreto firmado por el ex presidente
Kirchner los que permitieron las concentraciones, acerca de las cuales estamos todos de
acuerdo en que no son positivas para el funcionamiento de los medios en la Argentina.
Nosotros hemos denunciado eso desde la Coalición Cívica en el pasado.
Creo que para solucionar este tema de las posiciones dominantes o monopolios
tendríamos que hacer cumplir las leyes existentes y, además, algunas de las limitaciones
que se están estableciendo en este proyecto de ley. Pero no hay que enfrentar a los
cableoperadores pymes con las radios comunitarias.
Recién tuve que retirarme porque debía reunirme con unos emprendedores que
generan contenidos de exportación. Eso es algo muy difícil, porque la Argentina, a pesar de
contar con un gran talento creativo, no accede a los mercados internacionales fácilmente.
En las industrias culturales, la Argentina podría tener un rol como lo tuvo hasta los años 60
o 70, cuando nuestras empresas editoriales gráficas eran los grandes proveedores del
mercado de habla hispana. En esto también podríamos tener un rol.
Sr. Presidente. — Senadora, haga su pregunta.
Sra. Estenssoro. — Esto de enfrentar a un tipo de empresa, de productor o de generador
con otro, me parece que no será positivo para la ley. Por lo que estoy viendo, la propuesta
está generado esto; tal vez quiere una uniformidad que hace que muchos se sientan
perjudicados.
Coincido con el senador Martínez respecto de no darle una preeminencia solamente
a la Iglesia Católica. Al respecto, el rabino Bergman nos hizo llegar una nota que se la
hemos acercado a la Presidencia, pues quiere venir a exponer en representación del culto
judío y de las organizaciones sociales que han estado evaluando este proyecto de ley.
Finalmente, como se ha dicho que las cooperativas de servicios públicos deberían
ser incluidas en atención a fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, me gustaría
que se reconsidere —y esta es una pregunta para los señores de la Asociación de Los 21
Puntos— el tema de la publicidad oficial. En tres ocasiones hubo fallos respecto del
otorgamiento discrecional, arbitrario y dañino de la publicidad oficial en Río Negro, con
relación al diario Río Negro; también comenté el caso de Radiodifusora Pampeana y de
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Editorial Perfil S.A. En ese sentido, la Corte Suprema ha dicho que la pauta oficial se tiene
que otorgar de forma objetiva.
Lo mismo dice la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, que en su último informe habla de la Argentina, y
dice: El Estado tiene el deber de establecer criterios claros, transparentes, justos, objetivos
y no discriminatorios para la determinación de la distribución de la publicidad oficial. En
ningún caso la publicidad oficial puede ser utilizada con la intención de perjudicar o
favorecer a un medio de comunicación sobre otro por su línea editorial o crítica a la gestión
pública.
Como este es un problema que existe en la Argentina, y hubo un decreto hace pocos
días concentrando el otorgamiento de la publicidad oficial en manos del jefe de Gabinete de
Ministros, Aníbal Fernández, me parece que sería importante incluir en este proyecto un
anexo que diga cómo son estos criterios objetivos, estos parámetros; por ejemplo, en la
provincia de Tierra del Fuego existe una reglamentación. Considero que sería importante
porque, de lo contrario, no se podría cumplir con el punto 3, de los 21 puntos, que dice: Se
garantizará la independencia de los medios de comunicación. En ese mismo punto, también
se dice: Estará prohibida por ley la asignación arbitraria o discriminatoria de publicidad
oficial, créditos oficiales o prebendas.
Me preocupa el tema de que se deje esto abierto, porque se corre el riesgo de que se
cree un sistema, tanto comunitario como privado, que se solvente con publicidad oficial,
que no tenga una cuota —ustedes dijeron que proponían un 25 por ciento— y que
tengamos, forzosamente, unos medios alineados al gobierno de turno. Me gustaría que
expongan o vuelvan a elaborar sobre eso, porque hay tres fallos de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación sobre este tema, al igual que en el de las cooperativas de servicios
públicos.
Sr. Presidente. — Senadora, le van a volver a contestar, pero ya le respondieron la
pregunta.
Sra. Estenssoro. — Como dijeron en este otro caso que había fallos de la Corte Suprema, y
que por eso había que incluir a las cooperativas de servicios públicos; acá también hay
fallos de la Corte Suprema de la Nación que afectan directamente la libertad de expresión y
la independencia de los medios.
Sr. Presidente. — Ellos le dijeron que están de acuerdo con el tema de la publicidad, pero
que tiene que regirse en una ley aparte del proyecto que estamos tratando.
Sr. Busso. — Creo que sí, varios senadores me plantearon esa misma cuestión con
amplitud. Creemos que es posible y necesaria la regulación, pero que debería ser a través de
esta la ley, porque la publicidad oficial tiene que ver con medios gráficos, Internet,
publicidad callejera, además de radio y televisión, que es lo que regula esta ley.
En este proyecto hubo modificaciones para incluir algunos criterios en la carpeta de
acceso público y, también, hay un artículo en el que se hace referencia a la no
discrecionalidad, y a que la reglamentación tendrá que fijar topes a la publicidad oficial. De
modo que entiendo que eso ya esta. Con respecto a los fallos, justamente, se refieren a
medios gráficos, por lo cual no se resolverían a través de esta ley, porque no tiene nada que
ver con los medios gráficos.
Entendemos que en cuanto a esta ley, el tema está resuelto. Y acompañamos la
idea de que se pueda debatir un proyecto de ley para la publicidad oficial. Estamos
dispuestos a acompañar eso, para que existan esos criterios y que no sean los mismos del
mercado.
Sr. Fernández. — Una aclaración, para que no nos equivoquemos: creo que en el artículo
de la ley, inclusive cuando hablamos de los topes Blo reitero para que quede en claroB,
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establecer y cuantificar un tope en forma particular es absolutamente erróneo. Y voy a
poner un ejemplo puntual: el abordaje que nosotros vamos a tener para publicidad oficial
respecto de una radio de Los Antiguos —que tiene, efectivamente, una incidencia y una
función, además de la geopolítica— será totalmente distinto del que tendremos para la
publicidad oficial en una cooperativa que, a lo mejor, está en otra situación de mercado.
Entonces, la pauta objetiva que fija el artículo es clarificadora, a lo que hay que sumar el
control efectivamente dispuesto en el proyecto de ley.
Me parece que si nosotros pusiéramos un tope o un límite en porcentaje, estaríamos
siendo absolutamente asimétricos con algunos sectores, porque no podemos tratar por
iguales a los que no lo son. Eso me parece que dependerá después de la madurez, la
racionalidad y efectividad con que van a funcionar estos organismos que están siendo
creados por el proyecto.
Sr. Presidente. — Pasamos a un cuarto intermedio de cuarenta y cinco minutos.
Sr. Presidente. — Vamos a seguir con el plenario de las comisiones de Sistemas, Medios
de Comunicación y Libertad de Expresión, de Presupuesto y Hacienda, de Asuntos
Constitucionales y de Industria y Comercio, con la presencia del señor Felipe Boccoli, de la
Federación de Cooperativas de Telecomunicaciones de la República Argentina y de la
doctora Ángela Marcela Jaramillo, la asesora legal del Encuentro Nacional de
Organizaciones de Pueblos Originarios, conformada por 26 organizaciones que nuclean a
setecientas comunidades indígenas.
Quiero simplemente reiterar la importancia que tiene este debate. Esta es una
apreciación personal: me gustaría ver más señores senadores en este plenario que en los
distintos programas, ya que aquí es donde se debate el destino del proyecto y las eventuales
modificaciones que puedan realizársele. Por lo tanto, es aquí donde debemos escucharnos, y
aquí está la responsabilidad de los señores senadores de tratar este importante proyecto.
Dicha esta aclaración, le doy la palabra al doctor Felipe Boccoli.
Sr. Boccoli. — Quiero agradecer a los señores senadores de mi país por escuchar al pueblo.
Estoy muy feliz hoy por varias razones. Luché toda mi vida contra todos los golpes de
Estado para que hubiera democracia en la Argentina; empezando por el golpe de Estado y
la dictadura de Aramburu y de Rojas, en 1955. Después, luché contra las dictaduras de
Onganía, Videla, Viola, Galtieri; contra todas. Pero me quedó una: me hubiera puesto el 6
de septiembre de 1930 a defender a ese patriota y primer presidente constitucional de la
Argentina que fue Hipólito Yrigoyen. Por eso, estoy feliz de que este Parlamento cumpla
con su pueblo y lo escuche.
Además, estoy feliz porque estoy en una sala que lleva el nombre de Eva Perón, una
mujer que, seguramente, estaba destinada a vivir en la calle pero que terminó viviendo en el
corazón de todas las mujeres de la Argentina y de América latina.
Me siento muy contento de estar acá con ustedes. Tengo muchos años. Nunca ocupé
un cargo público, salvo éste, que no es público, de presidente de la Federación de
Cooperativas de Telecomunicaciones, FECOTEL.
Esta Federación está integrada por aproximadamente 260 cooperativas de
telecomunicaciones, que van desde la Quiaca y Clorinda hasta El Calafate. A su vez, me
arrogo la representación de FECOSUR, y de varias cooperativas independientes. En total,
somos unas 330 cooperativas en la República Argentina. Estamos en 330 localidades sobre
las 2.300 comunas y municipios que tiene la Argentina.
Voy a aclarar una cosa: no vengo a hacer lobby, sino a defender derechos de mi
pueblo. No vengo a defender intereses personales, ni a defender un solo peso de mi
patrimonio. Vengo a defender a mi pueblo, a mi cooperativa, a las demás cooperativas de
la Argentina, y a muchos argentinos que viven en lugares que no tienen acceso a la
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información ni a las comunicaciones. Son millones los que no tienen acceso a los medios,
en consecuencia, estamos luchando y peleando para que ellos también tengan acceso a las
información y a las comunicaciones, vivan donde vivan, cualquiera sea su condición social.
Debemos respetar a las mayorías porque somos producto de la exclusión. No
tenemos la culpa de estar acá. Nos excluyeron en el año 1980. ¿A quiénes excluyeron
cuando dijeron “sociedades comerciales"? A las provincias, a los municipios y a las iglesias
de todas las religiones. Esos que iban a misa todos los domingos, les negaron el derecho a
las iglesias de todas las religiones de tener acceso a la información y a las comunicaciones.
Excluyeron a todas las cooperativas y mutuales, a las ONG's, a las sociedades civiles y a las
universidades. Y si excluyeron a las universidades, también, excluyeron a los profesores,
egresados, estudiantes y no docentes. Excluyeron a los pueblos originarios, a los sindicatos
de los trabajadores y a la histórica Confederación del Trabajo de la República Argentina y a
la CTA. ¿Qué culpa tenemos si somos mayoría los excluidos? Y si somos mayoría, es justo
que esta nueva ley nos reconozca el derecho.
Voy a repetir algunas cosas que dije en la Cámara de Diputados. Creo que esta no es
sólo una ley de radiodifusión, sino también una de las más importantes reformas políticas
de la historia argentina de los últimos cincuenta años. Mediante este proyecto no se reforma
sólo los servicios de comunicación audiovisual sino, también, el poder en la Argentina. En
este proyecto de ley está en juego el poder. ¿Por qué lo digo? Si estuviera el doctor Aguiar
me serviría de testigo.
Tengo conmigo un ejemplar del libro Radiodifusión, proyecto del Consejo de
Consolidación de la Democracia. Al respecto, dicho consejo fue creado por el presidente
Alfonsín.
Daré los nombres de quienes integraban el Consejo, porque hace a la tradición
histórica de este tema. Estaba integrado por: su coordinador, el doctor Carlos Santiago
Nino, filósofo joven y promesa del radicalismo, que se murió muy temprano; el doctor
Oscar Albrieu quien, si no tengo mala memoria, era ministro del Interior en el gobierno del
general Perón; el doctor José Antonio Allende, uno de los más viejos y fundador de la
Democracia Cristiana; el doctor Ismael Amit, del Movimiento Federalista Pampeano; el
doctor Genaro Carrió, importante constitucionalista —esto lo destaco para quienes dicen
que esta ley es inconstitucional—; el doctor Raúl Dellepiane, socialista; el doctor
Guillermo Estévez Boero, socialista y amigo mío desde 1957; el general Ricardo Flouret; el
doctor Oscar Puiggrós; para los peronistas, el doctor Ángel F. Robledo, ministro de
Defensa en el gobierno del general Perón y, para mí, santafesino, un hombre muy
importante, porque era de Cañada de Gómez; el reverendo Padre Fernando Storni, de Santa
Fe; Jorge Taiana, del justicialismo; Alfredo Vítolo, mi compañero de estudios, del
radicalismo de Córdoba; María Elena Walsh; y -lástima que no esté, ya que sería el testigo
de lo que relataré- Henoch Aguiar, que me acaban de decir que fue uno de los co-redactores
de este proyecto.
Digo que es una reforma política, porque lo dijeron ellos. Carlos Nino, que sabía
mucho de ciencia política, dijo lo siguiente: Es por ello que la democratización del sistema
de medios de comunicación de masas es una precondición para la consolidación del sistema
democrático.
Yo digo que esta ley es el cimiento de la democracia argentina. O reformamos y
cambiamos esta ley, o nadie gobernará la Argentina según la voluntad popular del pueblo
que lo elije. Gobernará según la voluntad de los medios de comunicación, pero no según la
voluntad del pueblo. Por eso es que ésta es una ley de profundo contenido político.
También Nino expresaba: La regulación de los medios tiene el efecto de distribuir el
poder, y no es por nada que sea objeto de casi tantas expectativas, tensiones y presiones.
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Hoy estamos viviendo esas expectativas, tensiones y presiones, y esta exageración y
crispación que no tiene justificación, porque es sobre el establecimiento de una estructura
constitucional.
Creo que una vez que aprobemos esta ley, la síntesis de los principios deberán ser
elevados a la categoría constitucional. Esto no está en la Constitución argentina, aunque
algunos digan que este proyecto de ley es inconstitucional. Esto no está; lo que está es la
libertad de imprenta, que es otra cosa.
Un senador dijo que este proyecto era inconstitucional, porque violaba el artículo 32
de la Constitución Nacional. Yo digo que no es cierto, porque ese artículo se refiere a la
libertad de imprenta y, esta ley, a los medios audiovisuales. Y me parece que es una
exageración y un error jurídico de mucha magnitud hacer una interpretación analógica a la
Constitución. Por analogía, no puedo decir que la imprenta es lo mismo que la televisión, la
radio y el cable. ¿Saben quién hizo interpretaciones analógicas y las pagó? Stalin. Una de
las causas de la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue la
interpretación analógica del derecho, con lo cual juzgó y mató a todos. Mató a todos sus
compañeros, y después la pagaron con la disolución del Estado.
Entonces, no se puede hacer una interpretación analógica y decir que se viola el
artículo 32 de la Constitución Nacional, dado que sería un error jurídico de mucha
magnitud y de muy graves consecuencias porque, seguramente, terminaríamos en toda clase
de arbitrariedades y de dictaduras.
¿Quién coincide con esto? Ramonet. En una revista editada en Suecia, Ramonet, ex
director de Le Monde Diplomatique, denuncia que los medios de comunicación quieren
asumir la dirección política de los países. Se refiere, sobre todo, a América latina. Dice:
“Esto es lo diferente, el hecho de que los medios sustituyen a los partidos políticos.” Y esto
no es un detalle; esto es muy grave.
Todos los días nos llenamos con la palabra “República” y “democracia”, y después
no defendemos a las instituciones de una república democrática. Una de ellas, fundamental,
es el partido político. Y nos gusta que el partido político esté sometido a lo dictado por los
medios de comunicación. De esto tengo pruebas, que las leeré al final, y están en el diario
La Nación de hace tres días.
Felizmente, la Argentina es una nación con una sociedad muy compleja, tiene
partidos políticos, y no será tan fácil destruir, condicionar o sobornar a los dirigentes
políticos ni a los partidos políticos. Quizás sea más fácil en otros países de América latina,
con una estructura social distinta.
Dice también el artículo de Ramonet: “Los medios asumen la dirección o quieren
asumir colectivamente la dirección de la oposición política. Los medios tienden a
convertirse en la verdadera oposición al gobierno.” Entonces, está claro que esta es una ley
que tiene que ver con la estructura política y constitucional de la Argentina.
Esto tiene que ver con la disputa política que lleva casi medio siglo, y que empezó
en 1947 después de la economía de posguerra. Es decir, después del New Deal, de la
economía de Churchill, de la economía de Charles de Gaulle y del Estado de bienestar; y
cuando empiezan a hacer crisis aparecen los neoliberales.
En una pequeña reunión en Mont-Pèlerin, un pequeño pueblo de Suiza, von Hayek,
Milton Friedman, Salvador de Madariaga y Walter Lippman —famoso periodista
norteamericano— dicen que ese capitalismo hará crisis y que hay que reformarlo en un
sentido liberal. Pero esto no lo dicen allá; lo más grave es que se dice hoy y acá, después de
lo que ocurrió en nuestro país. Porque toda la doctrina del neoliberalismo se aplicó en la
Argentina.
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El primer lugar donde se aplicó fue en Chile, con Pinochet, quien decía que el
neoliberalismo era la dictadura política, y asesinó en el Estadio Nacional de Chile de su
juventud a artistas, intelectuales y a ese gran presidente de América que se llamó Salvador
Allende.
El neoliberalismo llevó a la crisis de 2001. Y no es la primera, ya que el liberalismo
llevó a la Argentina a la primera crisis en 1890. Pero tuvimos suerte, ya que lo teníamos a
Yrigoyen. A partir de la crisis del '90 surgió un gran movimiento popular en la Argentina,
que es el radicalismo.
Después, tuvimos otra crisis más en la década del 30; en la "década infame", contra
la cual luchó tanto mi padre. Era la época del “fraude patriótico” —así le decían—, y llevó
a una fenomenal crisis. Después, tuvimos nuevamente suerte. Tuvimos el 17 de octubre, y
la incorporación de los trabajadores y las mayorías sociales de la Argentina a la vida
política. Y también tuvimos a Perón, y a un nuevo movimiento popular en la Argentina.
Posteriormente, nos llevan a la última crisis, la de 2001, con todas las ideas del
neoliberalismo: las de Pinochet; las de Thatcher en 1979; las de Ronald Reagan tres años
después en los Estados Unidos, y que se expendieron por todo el mundo europeo después.
A lo mejor tenemos suerte con esta ley, y un nuevo gran movimiento popular que
nuclee a todos los argentinos pueda producir las transformaciones económicas, sociales,
políticas y culturales que este país necesita. Una de ellas son las comunicaciones.
Es necesario que la Argentina se incorpore a la gran revolución tecnológica de
nuestros tiempos, que es tan difícil y requiere muchas y grandes inversiones de capital. Este
neoliberalismo está enquistado. Miren el desprecio que tienen por ustedes. Además de un
error, es una actitud despreciativa. En un artículo de la revista Entelequia del mes de mayojunio de este año, un señor que se llama Emilio Heyaca —que es vicepresidente de AT&T
norteamericana y Director General de Proyectos de Sistemas de Información del Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dice: Así como las leyes físicas no pueden
modificarse por decisión de los legisladores o los jueces —nadie las puede modificar—, es
necesario aceptar que tampoco pueden serlo las leyes de la economía, aunque esto último
pueda ser más dificultoso a veces de percibir. Es una consecuencia ineludible que las leyes
del mercado actúen a favor de optimizar la prestación y alentar la eficiencia, y las leyes del
Congreso no deberían legislar sobre temas tecnológicos ni sobre modelos de negocios.
O sea que sobre esta temática no habría por qué legislar, ya que la evolución de la
tecnología y las reglas del mercado tienen leyes propias que están más allá de la voluntad
de los legisladores. O sea que esto estaría por sobre la voluntad de todos ustedes.
Se dice que la televisión por cable tuvo un crecimiento muy importante porque no
hubo regulación. Al respecto, la ley de la dictadura se hizo para que se concentrara la
propiedad de los medios de comunicación. La televisión paga en nuestra sociedad se debe,
en gran medida, a que nunca hubo una regulación específica. ¿Por qué no viene nadie a
decirlo acá?
En ese sentido, otra parte del artículo expresa: En contraposición a este escenario de
no regulación, el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual propone la
creación de organismos de control.
Esto también alcanzaría a la televisión paga y etcétera. O sea, mejor que no haya
ninguna ley.
Lamentablemente, esto está precedido de otro artículo de mi amigo, el doctor
Federico Pinedo —a quien no le reprocho nada porque piensa como pensó toda su vida—,
que dice que este proyecto podría haber sido escrito por Mussolini.
Yo no creo que ninguno de los que elaboró el proyecto original —el del Consejo de
Consolidación de la Democracia— tenga nada que ver con Mussolini. No creo que Raúl
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Alfonsín tenga nada que ver con Mussolini ni con ninguna dictadura, al igual que las
personas que suscribieron este proyecto.
Considero que esta es una importante reforma política, seguramente, del mismo
nivel que la de la Constitución de 1994, que es bastante mala. Bastante inferior a la
Constitución Social del año 1949 que un señor derogó por decreto, y que una Convención
Constituyente, de la que participé en el año 1957, legalizó. Debiera darles vergüenza a los
convencionales constituyentes, porque encontraron la manera de legitimar la derogación
por decreto de una Constitución elaborada por representantes elegidos por el pueblo
argentino, sin fraude ni proscripción, en una elección absolutamente limpia.
Por eso vengo diciendo desde hace muchos años que es más fácil reformar la
Constitución que la Ley de Radiodifusión; y la historia lo demuestra. Va a ser bastante
difícil reformar esta ley. Porque realmente tiene carácter constitucional.
En definitiva, hay una cuestión de fondo: decidir qué políticas vamos a aplicar en la
Argentina. ¿Volvemos al neoliberalismo? Vamos a ponerles nombres nacionales. Recién
mencioné a los neoliberales extranjeros, pero acá tienen nombre: se llaman: Adalberto
Krieger Vasena, Alemann y Martínez de Hoz, más tarde se llamaron Cavallo; también está
la gente del CEMA y López Murphy. Y los resultados de su gestión económica están a la
vista en 2001, cuando sufrimos una de las crisis sociales y políticas más graves de la
historia argentina. Sin embargo, ellos dicen ahora que la culpa la tenemos nosotros porque
no les dejamos desarrollar sus pensamientos ni sus teorías económicas. Siempre la culpa la
tiene el pueblo, nunca ellos. Y ahora quieren volver a hacer la nueva experiencia. En
realidad, ellos son los que quieren volver al neoliberalismo.
¿Nos enfocamos hacia el Estado de bienestar, o vamos a tener una concepción social
y moderna? Esto es lo que tenemos que decidir. Y si no, seamos sinceros y no elaboremos
ninguna ley, no legislemos más, que el mercado decida todo, que las grandes empresas
decidan todo, que los medios de comunicación decidan todo y que los secretarios de
comunicación puedan dictarles líneas políticas a los partidos políticos. Eso sí, nunca vamos
a tener democracia, porque el neoliberalismo estuvo asociado a la dictadura y a otra cosa
fundamental: a la destrucción del concepto de servicio público. No son tontos.
El concepto de servicio público que defendió en la Argentina muy bien el doctor
Rafael Bielsa, no el jovencito sino el abuelo, que es uno de los más grandes
administrativistas de la República Argentina y profesor universitario en Rosario, dijo que
esto era servicio público. Y hay fundamentos más que de sobra para que esta actividad sea
entendida como servicio público. Caso contrario, dejemos que el mercado haga lo que
quiera, y preparémonos para la nueva crisis.
Eso es lo que hay que decidir. Los cooperativistas somos partidarios del
servicio universal. ¿Qué quiere decir esto? Servicio universal de teléfonos, de Internet por
banda ancha, y servicio universal de radiodifusión. Quiere decir que todos los argentinos
vivan donde vivan, por ejemplo, en Ocloyas ––que seguramente el senador Jenefes sabe
donde queda; no así el resto de los presentes––, hay un teléfono e internet puesto por una
cooperativa en medio de los cerros, allá en Jujuy. En Facundo, provincia de Chubut,
también había uno pero no lo pudieron mantener. ¿O no tienen derecho? ¿O no son
argentinos igual que todos? El interior tiene derecho a tener medios de comunicación.
El otro día Víctor Hugo Morales dijo que cerca de un millón de personas veían
fútbol ––los que pagaban––, ahora lo ven 20 millones de personas ¿Esto qué es? Esto es
democracia, esto es acceso a la información. ¿O los “negros” no tienen derecho a ver los
partidos de fútbol, porque no tienen plata? Seamos sinceros, hablemos y digamos las cosas
por su nombre.
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Todos los argentinos tienen derecho a acceder a la información, al conocimiento y a
las comunicaciones cualquiera sea su condición social al lado de la cooperativa que prestará
servicio de cable. Mientras yo esté en FECOTEL vamos a poner los equipamientos
necesarios para que se retransmita la televisión gratuita por aire para 40 millones de
argentinos. ¿Esto es una utopía? No. Si esta ley se aprueba, el año que viene lo hacemos, no
dentro de cincuenta años: el año que viene. Esto no lo hacemos las cooperativas solamente,
después voy a decir cómo, pero se puede hacer.
Esto es avanzar en la democracia, en la revolución científico-técnica de nuestra
época, porque si nos quedamos atrás este país no podrá acceder a las transformaciones que
son necesarias hacer. Las transformaciones en las telecomunicaciones son fundamentales,
son el motor de las demás transformaciones históricas de esta época.
Hoy se habla de globalización, pero ¿qué globalización sería posible si no existiesen
las comunicaciones que hay actualmente? Ninguna. Los grandes negocios financieros que
llevaron a la crisis se hicieron gracias a las telecomunicaciones, gracias a Internet; estas
cosas tan nuevas. Por eso somos partidarios del servicio universal.
Hace dos meses nos reunimos con la senadora por la provincia de Chubut, Silvia
Giusti ––que no está aquí presente–– y nos dijo que quería un servicio universal para su
provincia, porque no hay nada, y tiene razón. Tenemos que trabajar en pos de un servicio
universal en todas las provincias argentinas, porque las grandes empresas van a ir donde
hay ganancia. Ahí no se gana, pero si armamos un fondo de servicio universal habrá
servicios en todo el país.
No sé si está presente el representante de la Red Intercable ––es una lástima que se
haya ido––, porque tengo que responder algunas cuestiones que se dijeron durante la
jornada de hoy sobre el rol que cumplen las cooperativas en relación a los servicios de
cable. Seré muy claro.
Ellos dijeron que debajo de los dos pinitos, que es el símbolo con el que se
representa al cooperativismo, no crece la gramilla, no crecen los yuyos ni crece nada. Yo
digo que debajo de las sombras de las cooperativas argentinas han crecido los pueblos más
progresistas de este país, que tienen pavimento por las cooperativas; electricidad, por las
cooperativas y desde la década del 30; teléfono, por las cooperativas; gas, por las
cooperativas; cloacas, por las cooperativas; agua, por las cooperativas. Estoy hablando de
mi pueblo, que tiene 4.000 habitantes y que pertenece a la provincia de Santa Fe. Tenemos
televisión por cable porque tuvimos suerte y lo pudimos hacer. Toda la cultura del pueblo
en un salón que era de una mutual italiana, que quebró y que terminó gestionada por la
cooperativa. Cuarenta años de inversiones: inversión privada, cero; inversión pública, cero.
El pueblo tendría que estar muy mal, pero tiene todos los servicios gracias a la cooperativa,
y esto no es mérito de la cooperativa porque ¿qué es la cooperativa? La cooperativa son
hombres del pueblo que se organizan para prestarse los servicios que nadie les presta. Por
eso, es absurdo decir que es un monopolio, como se ha dicho aquí.
El año pasado, cuando visitamos a la presidenta, el 30 de mayo en la Casa Rosada,
dijo algo muy importante al plantearle esta cuestión. Dijo que considerar monopolio a una
cooperativa es una aberración jurídica. Realmente es una aberración jurídica. ¿Como va a
haber un monopolio de los propios consumidores y usuarios, si el concepto de protección
frente al monopolio es para proteger a los consumidores y usuarios? Nosotros no
necesitamos que nos protejan, nos protegemos solos y tenemos una gran diferencia: el
cliente de Telecom o de Telefónica es un cliente, nunca va a ser director o presidente de
ninguna de esas empresas. En cambio, el socio de la cooperativa el año que viene puede ser
el presidente de la cooperativa. Estas son las diferencias que hay entre una institución de la
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comunidad organizada y una empresa privada, que pueden coexistir; nada impide que no
puedan hacerlo. Le voy a proponer cómo podemos coexistir.
Lo que he visto en este debate, que lleva ya bastante tiempo, es que estamos muy
mal los argentinos, están muy mal algunos legisladores porque estamos discutiendo las
migajas. Estamos discutiendo los intereses de grupos económicos, los intereses de
dirigentes políticos o de organizaciones políticas. Me gustaría que nos sentáramos a discutir
cuáles son los intereses de la Nación argentina y del pueblo de la Nación argentina que
están en juego acá. No analicemos a corto plazo porque esta es una cuestión estratégica
para la Nación, veámosla a largo plazo. Si no hay información y comunicación para todos
los argentinos o argentinas, no se constituye como nación ¡Qué vamos a celebrar el
segundo centenario si no tenemos comunicación o si la tenemos concentrada en tres o
cuatro grupos económicos que impide el desarrollo de la comunicaciones! ¿Cuál es el
problema de la cartelización y de los oligopolios? Que impiden el desarrollo de los países
como los nuestros; a lo mejor jueguen otro papel distinto en países de Europa o en los
Estados Unidos, pero acá juegan ese papel.
Me dijeron recién que los cableros han dicho que el único problema que tenían con
este proyecto de ley era el de las cooperativas. Le voy a decir a los cableros que no tengan
ningún problema más. Les ofrezco que trabajemos juntos por el bienestar de los argentinos,
que nos asociemos para prestar servicios de comunicaciones en la República Argentina.
Pero, eso sí, con los pequeños y los medianos cableros. Con los cableros que usan los
grandes monopolios y que tienen de voceros a los funcionarios de los monopolios, con esos
no hay negocio, no hay sociedad.
Le voy a hacer una propuesta al amigo Toledo. El movimiento cooperativo
FECOTEL y FECOSUR tienen un proyecto de constitución de una empresa nacional de
telecomunicaciones. Nosotros necesitamos que el Estado nacional nos otorgue la frecuencia
para prestar telefonía móvil. Ya nos ha dado la licencia. Les pido a los senadores que nos
ayuden para que tengamos esa frecuencia. Cuando la tengamos, a los cableros de la
Argentina -lo digo públicamente y me responsabilizo de lo que digo-, los invito a que
formemos la gran empresa nacional de comunicaciones juntos. No digan que los queremos
fundir, quebrar, desalentar o desarmar.
Escuché el otro día al cablero del pueblo de Embarcación, en Salta. ¿Cómo voy a
estar en contra de ese cablero, que es un patriota y está prestando un servicio de
radiodifusión donde no va nadie, donde los grandes monopolios no van porque no ganan?
¿Qué interés vamos a tener? Juntémonos. Pongámonos todos juntos. Esta empresa nacional
que queremos hacer tiene lugar para todos.
Esto no es una utopía. Hemos conversado con la Empresa Provincial de Energía de
Córdoba, la EPEC. Era director, en ese momento, el señor Albrisi, que es actualmente
diputado nacional; y me dijo que estaba de acuerdo. Con la EPEC más las 204 cooperativas
de Córdoba que prestan servicios con ellos, tenemos la empresa de comunicaciones de
Córdoba. Agreguémosle los cableros de dicha provincia y los capitalistas nacionales que
están dispuestos a poner capitales en la producción y no a plazo fijo.
Esta es la nueva empresa que tenemos que crear: la economía social, la economía
privada de los capitalistas argentinos y la economía pública de las empresas públicas. Me
refiero a la EPE de Santa Fe y al emprendimiento que está haciendo el señor Rodríguez Saá
en San Luís.
Recién le contaba al senador por Entre Ríos que en la época del gobernador Montiel
hicimos un proyecto -está hecho- para una empresa de telecomunicaciones, sobre la base de
30 cooperativas eléctricas junto con el Estado provincial, para toda la provincia de Entre
Ríos.
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En Santa Fe está hecho el proyecto. Se lo hemos propuesto a la Empresa Provincial
de Energía. Santa Fe tiene 300 localidades y en 220 hay cooperativas. Con eso más la EPE
con todas sus redes, en pocos meses tenemos hecha la empresa nacional de
comunicaciones. Con lo que ya tenemos. Porque hay que aprovechar lo que ya tenemos.
Lo que acá no se dice es que hay redes muy importantes en la Argentina, las cuales
no son de ningún privado sino del pueblo argentino; son redes públicas, que habrá que usar
en el futuro.
Esta es la discusión que vamos a tener después de que aprobemos este proyecto de
ley. Porque a este proyecto le faltan otras leyes: le falta una ley de servicios públicos, que
mandó el ministro De Vido y nunca se consideró; le falta una ley de telecomunicaciones y
falta reformar y completar la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Falta
terminar con la ley antimonopolios en la Argentina.
Esto lo podemos decir públicamente y es una lástima que no estén los cableros. Les
hago el ofrecimiento. A partir de la semana que viene, cuando quieran, nos juntamos a
trabajar juntos por una empresa nacional de comunicaciones donde los cableros puedan
seguir trabajando. No queremos que quede nadie desocupado. Queremos más fuentes de
trabajo. No queremos arruinar a nadie. Acá los únicos arruinados hemos sido nosotros. Las
cooperativas de telecomunicaciones tienen una grave crisis económica, porque estamos
excluidos de todos los servicios: no tenemos telefonía móvil, no podemos prestar internet ni
radiodifusión. ¿Qué nos dejan? La telefonía fija; no habla más nadie; en el mundo se cae la
telefonía fija. Tenemos una pésima actividad en este momento. Por eso estamos luchando
para esto.
Esta no es una preocupación nueva nuestra. “Hacia una radiodifusión con
participación cooperativa” es un artículo del primer número de la revista FECOTEL, de
junio de 1988. Esto no es oportunismo; estoy contento porque estamos triunfando.
FECOTEL hace todos los años un seminario. El año pasado hicimos uno sobre
radiodifusión. En determinado momento vino a darnos su solidaridad y apoyo el diputado
nacional de mi provincia, hijo de un gran gobernador, Sylvestre Begnis. Yo le dije -a veces
los locos tenemos razón- que íbamos a tener ley e íbamos a triunfar, que ya teníamos un
voto. Ya tuvimos 147 votos. No me equivoqué. Espero que ahora el Senado convierta en
ley este proyecto. Este Senado va a responder a lo que el pueblo argentino quiere. Estoy
seguro de que esta mayoría, toda esta gente que nombré y todos los compañeros que
estamos acá, todos, queremos esta transformación.
Por otra parte, en mi provincia acaba de ocurrir un hecho bastante lamentable: ha
salido una solicitada de una federación de cableros de la provincia de Santa Fe. El diario La
Capital de Rosario del 20 de septiembre dice que el gobernador Binner será responsable de
la desaparición de la pluralidad de voces en Santa Fe y en toda la Argentina; que el voto de
la totalidad de los diputados socialistas de Santa Fe, que resultarán clave para aprobar la ley
de medios del gobierno, abrió el camino a la desaparición de las empresas de cable pymes
independientes; que la oposición del gobernador y su compañero del Partido Socialista con
respecto a la ley cambió repentinamente como consecuencia de la desaparición de las
telefónicas del proyecto.
Tampoco podía faltar la agresión hacia nosotros. Dice que lo que no advirtió el
gobernador es que su apoyo a la ley consagra el ingreso de las cooperativas de servicios
públicos monopólicas; que estamos aliadas a las multinacionales telefónicas, lo cual
causará un daño irreparable a más de 300 cables pymes.
Esto es una infamia. No estamos aliados a ninguna empresa multinacional
extranjera. Estamos diciendo que hay que armar una empresa argentina de
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telecomunicaciones. No queremos que se vayan los que vinieron; pero queremos tener
nuestra propia empresa. Estoy seguro de que estamos cerca.
Continúa diciendo que la alianza con el gobierno nacional para armar un canal
estatal provincial tiró por la borda la posición del gobernador respecto de nuestra industria;
que esta maniobra consagrará un monopolio donde antes había diversidad; ni ideas para
pensar y elegir ni redes para convertir. Este es el voto democrático del gobernador y su
partido.
Esta es una agresión que no tiene nombre.
El gobernador Binner, que es socialista, ¿por qué quieren que vote? Tiene que votar
por su tradición histórica. ¿O acaso tiene que ser un traidor? Tiene que votar por sus
convicciones. ¿Tiene que ser como otros dirigentes políticos, que dicen “si yo no deseo una
cosa y hago todo lo contrario, ¿cómo ganaba?”? La teoría de la estafa de la voluntad
popular. ¿Qué quieren: que el gobernador sea un estafador de la voluntad del pueblo de mi
provincia?
El gobernador defiende su tradición histórica y sus convicciones. ¿Cuál es la
tradición histórica? La que yo les leí; este dictamen que está firmado por Guillermo Estévez
Boero, fundador del Partido Socialista de la provincia de Santa Fe. ¿Qué quieren: que los
socialistas sean traidores a sus dirigentes y fundadores?
Pero hay más. ¿Cuál fue la primera ley antimonopolio de la Argentina? En el año
1918 —esto lo cuenta John William Cooke— se hizo una investigación sobre los trust y esa
comisión la presidió Juan B. Justo. Como consecuencia de esa investigación, se aprobó en
1920 la primera Ley antimonopolio de la Argentina. ¿Qué quieren: que el gobernador de
Santa Fe sea traidor a esa tradición histórica y que esté a favor de los monopolios? ¿Qué
esperan: que los dirigentes, senadores y diputados socialistas renieguen de su historia?
¡Miren lo que le dicen al gobernador Binner! La Nación lo agravia. Fernando
Laborda: “Los votos swingers de los socialistas”. Esto es un agravio. No hay derecho a
agraviar a los legisladores y al gobernador de Santa Fe. Nadie intercambia parejas, sino que
lo que están haciendo es ser fiel a su historia. Esto figura en el diario La Nación del 18 de
septiembre. ¿Quién es este señor Laborda? No sé. Seguramente nunca movió un dedo por la
lucha por la democracia en este país.
El gobernador Binner dijo en el diario La Capital que había que aprobar la ley y que
si la ley no salía antes del 10 de diciembre, no salía más. Estoy convencido de que si la ley
no sale antes del 10 de diciembre, es muy difícil que salga.
El Movimiento Cooperativo de la provincia de Santa Fe se va a reunir el lunes.
Hemos preparado una solicitada: “Ante la mentira y la agresión, la verdad y la unión
nacional como respuesta. Los diputados nacionales de la provincia de Santa Fe,
justicialistas, socialistas y radicales que votaron a favor de la nueva Ley de Servicios
Audiovisuales y el doctor Hermes Binner y los demás gobernadores que lo han apoyado,
han contribuido decisivamente a la plena vigencia de libertad de expresión, a la pluralidad
de voces, el federalismo y la democracia en nuestra patria.”
El Consejo Provincial de Cooperativas dio el apoyo a este proyecto de ley; la
Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe dio el apoyo a Los 21 Puntos de la
Coalición por una Radiodifusión Democrática. En Santa Fe, la mayoría estamos a favor de
esta ley. Habrá una audiencia pública el martes, donde vamos a discutir. Espero que esto
realmente se convierta en la expresión de la voluntad del pueblo de mi provincia.
El otro antecedente que puede servirle a los socialistas es el siguiente: se trata de las
expresiones realizadas por el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid,
Enrique Bustamante, que es asesor de Rodríguez Zapatero. Estuvo aquí hace unos meses.
“Los grandes grupos privados se resisten a pasar de piratas a corsarios y pretenden trabajar
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sin reglas.” Aquí como en España y viceversa. Los neoliberales son iguales en todos lados.
Él habla que en los años 40 y 50, del Estado de Bienestar, se reforzó en Europa Occidental
el servicio público de radio y televisión, la escuela pública, la biblioteca pública; que el
servicio público de televisión es fundamental para el Estado de Bienestar y que la
radiodifusión es fundamental para la defensa de la soberanía nacional. ¿Qué quieren: que
los socialistas voten contra estas opiniones? Se trata de hombres que son socialistas en
España, pero que deben tener alguna afinidad.
Lo que voy a expresar a continuación tiene que ver con todos los argentinos, pero
sobre todo con el primer socialista de la Argentina, que nadie conoce: se llamaba Mariano
Fragueiro, fue gobernador de Córdoba y ministro de Hacienda de la Confederación
Argentina. O sea, el hombre que defendió el interior, que escribió en “Cuestiones
argentinas” lo que les voy a leer. Parece que hubiera sido escrito para hoy, nada más que
hablaba sobre la libertad de imprenta. En ese momento, no existía ni la radio ni la
televisión, sólo existía la prensa. “El pensamiento escrito debe ser protegido de la
restricción que le impone el capital, puesto que el pobre —el que no puede pagar— no
puede publicar”. ¿Cambió algo? ¿Algún pobre puede publicar acá? Esto lo decía Mariano
Fragueiro en 1852, cuando se discutía la Constitución del 53 en la Argentina.
Pero hay más. Allí se refería a la complicación criminal de la imprenta con el capital
para lucrar a costa de la libertad, como quieren lucrar hoy a costa de libertad de expresión.
En este sentido, les voy a mostrar un libro que me alcanzará después nuestro gerente sobre
cómo defendieron la libertad de expresión en este país estos señores. “La imprenta está a
merced de quien más paga. La justicia, el mérito y la capacidad —se refiere a los
periodistas— que no son acompañados de dinero no tienen acogida en el taller de la
imprenta.” Y dice algo que hoy está en los canales de televisión. “La imprenta emancipada
del capital…” Sería bueno que los periodistas se hubieran emancipados de sus dueños, no
tendríamos a estos cortesanos que tenemos que escuchar toda la semana, porque estos son
cortesanos, además del sueldo que cobran. Rinden pleitesía; son hombres de la Corte. Es un
concepto viejo, pero bueno, no quiero agraviar más en este momento. Decía entonces que
“La imprenta emancipada del capital y de los intereses particulares —como hay que
emancipar los medios de comunicación audiovisuales— será la tribuna en que el pueblo
hable al pueblo; será la relación de los intereses generales para instruir al público”. Que el
pueblo hable al pueblo. De esto hace aproximadamente 150 años y es de un patriota
nuestro, de uno de los hombres que ayudó a constituir y organizar esta Nación. Además, fue
un gran banquero, fue un hombre que colaboró con Rosas en su momento, también lo
enfrentó, pero su tarea más importante la hizo en el gobierno de la Confederación Argentina
para defender los intereses del interior, que es lo que está en juego en esta ley. Porque esta
ley debe ser para defender, además de los intereses de todos, fundamentalmente los
intereses del interior argentino.
¿Qué quieren que hagan los socialistas entonces? ¿Qué quieren: que seamos unos
renegados, para defender los intereses particulares de una federación de cableros?
Es importante resaltar que este concepto de Mariano Fragueiro lo repitió la señora
presidenta de la República el día 27 de agosto. Dijo: “La libertad de prensa no puede ser
confundida con la libertad de los propietarios de la prensa”. Esto lo dijo muy bien John
William Cooke cuando fue autor e hizo aprobar la Ley antimonopolio de 1946, cuando
apenas tenía 26 años en el primer gobierno del general Perón. Confunden la libertad de
comercio, la de industria. Que la defiendan, me parece muy bien; pero que no la encubran
con la libertad de expresión. Démosle a cada cosa su nombre. Una cosa son los mangos de
la industria y del comercio y otra es el derecho humano a la libertad de expresión, que no es
de los dueños de los diarios ni de los medios de comunicación de masas. Es nuestro.
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¿Cuándo compraron la libertad de expresión? ¿Quién se la vendió? Es nuestra, es un
derecho del pueblo argentino. No es de ellos. Ellos tienen derecho a comerciar, a
industrializar, a respetar a sus periodistas y sus pensamientos —cosa que no hacen—. Esto
es para los socialistas.
Para los que tienen orientación social cristiana, en la Cámara de Diputados
monseñor Agustín Radrizzani leyó el otro día esta declaración que tengo acá. Me la entregó
él. Apoya la ley, pero dice: que se evite cualquier manipulación de la información para
beneficio de unos pocos. Creemos también que es tan importante cuidar que la economía no
maneje la política de las comunicaciones y cuidar que la política no busque intereses
ideológicos ni económicos en la utilización de los medios. Es primordial velar entre todos
para respetar el espíritu en que la ley fue concebida.
Lo dice la Iglesia argentina, el presidente de la Comisión Episcopal de
Comunicación Social de la República Argentina.
Además, Monseñor Mauleón, arzobispo de Paraná, en el foro que organizó el
Comfer dijo que considera muy positivo el proyecto del gobierno. Dijo hoy: la Iglesia
considera sumamente positivo que el Ejecutivo nacional formule un proyecto de ley que
regule la radiodifusión en el país. Agregó que: la totalidad de los actores sociales deben
tener derecho para acceder a ese bien de todos que constituye la comunicación.
Es un bien de todos, no es una mercancía, como se dijo acá. No se compra ni se
vende. Estos son derechos que no están en el mercado.
Decía: como iglesia nos sentimos actores y protagonistas de este proceso de
comunicación social a través de herramientas que permitirán llevar su mensaje mediante el
acceso a los medios y tecnología de nuestro tiempo.
La opinión de la Iglesia es muy clara por más que la quieran tergiversar, como han
intentado hacer.
Ahora para los radicales. Acá sé que choco con muchas opiniones, pero sé también
que confraternizo con un gran argentino, que era Raúl Alfonsín.
En nuestra revista publicamos hace poquito la carta de Raúl Alfonsín, con la foto de
él, que dice: “Adiós, presidente. Falleció un líder de la democracia”.
El 5 de diciembre del año pasado -no de hace 30 años-, cuatro meses antes de la
muerte del ex presidente, la Confederación Cooperativa de la República Argentina, que
nuclea a todo el cooperativismo de nuestro país, iba a hacer un acto sobre la Ley de
radiodifusión. Teníamos que hablar Alfonsín y yo. Yo no pude venir -soy de Rosario-,
porque ese día hubo huelga en las estaciones de servicio y no tenía combustible.
Él en esta carta dijo lo siguiente: esta vez les voy a fallar y no estaré presente —no
estaba presente porque se estaba muriendo—. Voy a sintetizar. El doctor Alfonsín dijo
entonces: Como ustedes recordarán, en los inicios de mi gestión como presidente de la
Nación, en 1984, envíe un proyecto de ley a la Cámara de Diputados de la Nación para
modificar la Ley 22.285 de 1980, que discrminaba a las cooperativas para hacer radio y
televisión. Mi intención era terminar con esa injusticia nacida en los años de la dictadura
militar. Si bien no logré el objetivo anhelado, estoy seguro de que en algún momento se
podrá llegar a resolver favorablemente esa discriminación que castiga al movimiento
cooperativo. Pero la historia, como bien sabemos, no se detiene, y estoy seguro de que
gracias a la labor que ustedes desarrollan, al esfuerzo y la lucha permanente, en algún
momento lograremos recuperar aquella Secretaría que también funcionó en las manos de
nuestro amigo, el doctor Héctor Polino.
Tenía un gran sentido de la historia. Era un profeta de los próximos meses,
seguramente.
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Continúo: en los vaivenes de la historia de nuestro país finalmente triunfarán las
causas justas. —Yo sé que van a triunfar las causas justas dentro de muy poquito, cuando
tengamos esta ley—.
Al final dice: no podré estar junto a ustedes, con un gran abrazo… Y firma de puño
y letra: Raúl Alfonsín.
Les dejo nuestra revista y les digo de todo corazón que lamento que dentro de uno o
dos meses, cuando tengamos la nueva ley, no esté presente Raúl Alfonsín para festejar con
todos nosotros.
También se dijo acá: los méritos de Alfonsín fueron su fracaso histórico. Pero no
fueron tales, porque ahora van a triunfar. Su mérito fue haber visto el porvenir de la
Argentina.
¿Y qué radical es más radical que Alfonsín para negar una carta de tres meses antes
de su muerte? ¿O voy a creer que Alfonsín también iba a terminar diciendo: digo una cosa y
cuando gobierno hago otra? ¡No era de esa clase! Estoy seguro de que hubiera estado acá
junto a nosotros. Cuando celebremos lo vamos a recordar.
Esto es para los compañeros del nombre de esta sala. Leo lo siguiente: 9 de
septiembre de 1951. Primer congreso argentino de periodistas. El coronel Perón, desde la
Secretaría de Trabajo y Previsión, dio el primer estatuto del periodista que amparó al
gremio, eternamente explotado y vejado por los negreros empresarios del periodismo.
Eran más sinceros que nosotros. No eran hipócritas, les dice lo que son.
Esta es la revista del radicalismo de Yrigoyen que terminó apoyando al general
Perón.
Pero lo importante es lo que dijo Perón: los hombres se separan y se dividen cuando
los ideales son sustituidos y sobreempujados por los intereses.
Entonces acá hay que decidir entre ideales e intereses.
Este discurso se titula: “Los hombres de ideales”. Perón dice: nosotros somos
hombres de ideales. Cada periodista es un hombre de ideales. La única libertad que puede
conciliar el bien común del pueblo con la libertad individual del hombre. La libertad tiene,
como la propiedad, una función social.
A ver quién se anima, el más pintado de esta época, a repetir esto de Perón. Porque
este es el concepto más moderno y más avanzado de la propiedad y de la libertad hoy,
sesenta años después. A ver quién se anima. De qué lo acusarían a Perón si dijera esto hoy.
Yo estoy totalmente de acuerdo, lo digo, lo repito y lo he repetido en todos los foros
del Comfer: ALa libertad de prensa no existe cuando su ejercicio no es socialmente justo.
APara que el periodismo ejerza la verdadera libertad de prensa socialmente justo es
necesario que sirva, en primer lugar, a la sociedad nacional...” —era un nacional que
trabajó por su Nación — “...en que desenvuelve sus actividades y, por medio de ello, a la
inmensa sociedad humana.” No era un nacionalismo anacrónico, al margen del mundo.
AA una mejor humanidad se llegará cuando las naciones sean más justas, más libres
y más soberanas”.
ALa prensa de mi país debe, en mi sentir justicialista, ejercer su libertad dándole esa
función social superior que tenga como objetivo propio los grandes objetivos nacionales de
cada pueblo. Por eso el justicialismo en esta realidad argentina que nosotros estamos
construyendo quiere una prensa sana, libre, pero auténtica y absolutamente nacional”.
)Cómo termina? AYo los invito a todos ustedes a compartir mi fe con la firme
esperanza de que mañana le sea dado también...” —esto se lo decía a los periodistas—
A...compartir la victoria, que en última instancia no será de ustedes ni mía sino de este
pueblo maravilloso que tiene marcado en su corazón el sello de los grandes destinos.”
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ANuestra misión es muy simple: consiste en ayudar al destino”. La misión de todos
los que estamos acá es ayudar al destino.
Quiero decir una cosa que a mí realmente me asombra sobre el diario La Nación,
que dice que defiende la libertad de prensa.
Acaba de salir este libro: ALa prensa argentina en el proceso@. No se los voy a leer
todo, porque es muy largo. Si ustedes lo observan verán que están todas las tapas y
editoriales durante el proceso. Les voy a leer una sola cosa escrita por uno de los grandes
libertadores de este tiempo: Mariano Grondona.
En su análisis en Carta Política, revista que yo compraba y leía, se ponían en estudio
dos meses, mayo y junio del año 1976, de los artículos editoriales de La Prensa, La Nación,
Clarín, La Opinión y el Herald, y se categorizaban los resultados de acuerdo con el criterio
de la revista. El resultado es interesantísimo: La Prensa dedica el 10 por ciento de sus
editoriales a confrontar contra el comunismo, el 8 a hacer lo mismo contra las posturas
tercermundistas, el 19 a despotricar contra el hecho maldito del país burgués del peronismo
y un 10 por ciento de sus opiniones están referidas a la libertad de prensa. Dice un 10 por
ciento; y era un mérito de La Prensa, porque era contra un cero por ciento de sus colegas de
La Nación y Clarín.
Mariano Grondona. No leo más, pero mírenlo: )qué van a hablar de libertad de
prensa? No tienen derecho a hablar de libertad de prensa.
)Y ahora qué dicen? ASe cambió la estrategia en el Senado”. Pero hay algo
sorprendente. Fue muy crítico de los diputados, a los que primero trató de impulsar a una
posición y, como se retiraron dijo que se equivocaron y cometieron un grave error.
Entonces, ahora se congratula de que haya habido un cambio. Pero miren lo que dice: ALas
empresas han abordado la iniciativa de los Kirchner como un gran desafío político y
apostaron a voltear el proyecto.@ Porque acá se quiere voltear el proyecto. Acá no nos
vamos a venir a engañar.
ALa experiencia revelaría que el enfoque es erróneo.@ La Nación no está de
acuerdo; avanzó algo la última semana. “Basta asomarse a lo que pasaba en el Savoy
mientras los diputados trataban la iniciativa oficial. En un sector de ese hotel cercano al
Congreso instalaron su comando de operaciones los principales directivos del negocio de la
TV por cable acompañados por otros tantos dirigentes políticos. Era una romería.@
Yo creo que no miente La Nación; debe ser cierto, aunque yo no tengo las pruebas.
Y continúa diciendo: AAl frente de las gestiones dos expertos en diligencias
parlamentarias: Eduardo Duhalde y José Luis Manzano. Los resultados fueron escasísimos.
La propuesta de vaciar el recinto era demasiado pretenciosa.@
Duras críticas a Binner y a los socialistas. La prioridad es alargar el plazo. La
prioridad es hacer que este proyecto no se trate y que no se apruebe nunca más.
Me parece muy mal que legisladores y dirigentes políticos de este país se reúnan
para tratar la línea política a seguir acá con los enemigos de la libertad de prensa, con los
empresarios que están peleando un mango para ellos y a los que no les importa un pito los
intereses de la Nación argentina y del pueblo argentino, porque nunca los escuché hablar de
nuestros intereses, de los intereses de la gente.
Hace unos días escuché decir a Vila que la ley de la dictadura es mejor que esta.
Para él sí, para nosotros no, para los millones de excluidos no. También ha dicho algo muy
grave, que es un agravio a los diputados y una amenaza a ustedes: ALes voy a hacer juicios
a los legisladores que voten esta ley, y se los voy a hacer en forma personal para que
respondan con sus bienes@.
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No quiero entrar en el aspecto penal del asunto, aunque creo que lo tiene, pero desde
el punto de vista ético y político esto es una profunda inmoralidad y una profunda
irresponsabilidad política. No se puede amenazar a este Parlamento.
Cuando llegué acá dije que estaba muy feliz porque ustedes son producto del voto
nuestro, del mandato nuestro, de la voluntad del pueblo argentino. ¿Desde cuándo van a
venir a decir que esto es ilegítimo? )Qué derecho tienen?
)Sabe el legislador De Narváez lo que está diciendo cuando dice que el Parlamento
es ilegítimo? ¡Está diciendo que hay que cerrarlo! (Es un golpismo de baja estofa!
Estoy seguro de que él no sabe mucho lo que quiere decir, pero la ilegitimidad del
Poder Legislativo quiere decir que el Poder Legislativo no puede mandar, que no puede
legislar. Y si los legisladores legislan y no pueden legislar están cometiendo un delito: es
ilegítimo.
No voy a recurrir a la teoría de la legitimidad del poder de Max Weber, de Kelsen ni
de Bobbio, pero es una profunda irresponsabilidad política haber dicho eso. Ya no lo dicen
más. Ahora recurren a amenazar a los legisladores de este país.
Yo digo que no van a hacer ningún juicio. )Por qué? Es muy simple: ningún
legislador puede ser enjuiciado en el ejercicio de sus funciones, a menos que esté actuando
ilegítimamente. Esa es una imputación realmente muy grave, porque si los legisladores
actúan ilegítimamente y sin poder, entonces sí son responsables de sus actos.
Esta es la política del chantaje, de la extorsión. )Para qué? Para que no haya ley, y
nosotros necesitamos que haya ley, no las cooperativas sino los argentinos. Los argentinos
necesitamos que haya ley.
Una última cosa: la ley no va a ser inconstitucional. ¡Qué no se hagan ilusiones!
Están tratando de judicializar este proceso, se preparan para demandar al Estado.
Con respecto al artículo 161, creo que puede tener un sentido muy serio. Si este
artículo se modificara de manera tal que el plazo para desinvertir —que rige en todos los
países del mundo— se postergara por más de tres años, en realidad, lo que estarían
haciendo y no lo dicen, es lograr la inaplicabilidad de la ley.
Nosotros queremos que se dicte esa ley, que se reglamente, que se aplique y se eleve
a la categoría constitucional y que sigamos modificando las leyes, porque esta ley debe ser
completada con una nueva ley de telecomunicaciones, de servicios públicos y de defensa de
la competencia, si queremos ser una Nación soberana y que nuestro pueblo argentino sea
realmente feliz. (Aplausos.)
Sr. Presidente. — Muchas gracias.
Ahora le toca el turno a la doctora Ángela Marcela Jaramillo, asesora legal del
Encuentro Nacional de Organizaciones de Pueblos Originarios.
Sra. Jaramillo. — Buenas tardes a todos.
Yo soy asesora del Encuentro Nacional de Organizaciones de Pueblos Originarios,
que está conformado por 27 organizaciones.
Vamos a hacer una puntualización del derecho indígena que se ha incluido en este
proyecto de ley, que tiene ya la sanción de la Cámara de Diputados. Vamos a considerar
punto por punto algunas cuestiones para dar todo el fundamento que sea necesario para
sostener esta ley y esta postura.
El reconocimiento constitucional que se hizo en 1994 reconoció la preexistencia
étnica y cultural de los pueblos originarios argentinos. ¿Qué implica esto? Una necesaria
transformación del Estado nacional. Este proyecto de ley de servicios de comunicación
audiovisual nos incluye. ¿Por qué nos incluye? Porque a propuesta de nuestras
organizaciones se incluyó en los objetivos, en el artículo 3 inciso ñ), la preservación y la
promoción de la identidad y los valores culturales de los pueblos originarios.
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No se trata sólo de mostrar lo que ya es visible de la pluriculturalidad del Estado,
sino de establecer una nueva relación de los pueblos originarios y el Estado. Una política de
interculturalidad es lo que a partir de este Encuentro se ha propuesto en el marco del
Bicentenario. Una interculturalidad que abarque una modificación de las instituciones
sociales, políticas, económicas y jurídicas.
Principalmente en esto se coincide en que esto es una reforma política. Para esto hay
que confrontar y hay que transformar las relaciones de poder que se han naturalizado, que
se han generalizado con los pueblos indígenas y con la falta de comunicación a la cual nos
han sometido por la no existencia de medios a disposición de los pueblos. Todo esto va a
servir para superar la dominación, la discriminación y la exclusión.
Esta transformación de las capas del Estado la vemos reflejada en este proyecto de
ley en dos intervenciones. En la presentación de un representante de pueblos originarios en
el Consejo Federal, el cual está incluido en el artículo 16 inciso i), y un representante de
pueblos originarios en el Consejo Consultivo, que figura en el artículo 124 inciso g), para
velar la aplicación de la ley.
La imagen de los pueblos originarios fue trastocada y fue pasada de un punto a otro,
o de la folklorización o de hacernos responsables de los propios conflictos. ¿Qué quiere
decir esto? Que pasamos de ser piezas de museos, o que atentamos contra propiedades
privadas que están tratando de entrar en nuestros territorios para afincar sus derechos y
hacerlos valer por el Estado.
Actualmente sigue pasando esto. No es una cuestión histórica de los pueblos
originarios. Sí empezó mucho más crudo, con un genocidio, con un arrasamiento directo de
vidas y de poblaciones. Hoy siguen los desalojos y eso no se ve reflejado en los medios.
Me parece que habría que tomar en cuenta este tipo de cosas como para poder
darnos cuenta, con ejemplos claros, de que no estamos presentes, que estamos sin voz.
Hoy, hablando de voz, somos más de 34 pueblos los que estamos en la República
Argentina y hablamos, aproximadamente, 14 idiomas, con presencia nacional en todo el
país y con una alta concentración en provincias y departamentos.
Este proyecto de ley de comunicación revaloriza nuestros idiomas y los inserta en la
programación de medios, para que se pueda hablar en los propios idiomas. Este es un paso
a reconocer y a aceptar nuestras diferencias más visibles. Esto está incluido en el artículo 9
del proyecto de ley.
En el año 1994, pasamos a ser reconocidos en el marco del Estado como pueblos
originarios, y es para recordarlo porque ese fue el voto de la Asamblea Constituyente que se
declaró por unanimidad y exclamación. Se trata de un compromiso que se asumió por parte
del Estado, después de superar muchísimas estigmatizaciones de poblaciones, de superar la
estigmatización de minorías, superar distintos estadios que nos negaban como pueblo.
Hoy nos reivindicamos de nuevo. ¿Qué significa ser un pueblo? Significa tener
territorio, idioma, cultura, pasado, presente y sobre todo futuro.
Hoy nos reivindicamos como pueblo, y este salto cualitativo es en razón de no caer
nuevamente en ser categorizados dentro del espectro general de prestadores comunitarios, y
es así que como pueblos queremos ser reconocidos en esta ley, y así lo somos. Estamos
incluidos como prestadores de derecho público no estatal, en el artículo 21 inciso a) y en el
artículo 22. Todo eso en cuanto a que se ha reconocido nuestra personalidad jurídica en el
artículo 75 inciso 17).
También es por ello que se puede prever el otorgamiento de autorizaciones para los
pueblos originarios en el artículo 37 del proyecto de ley. El marco constitucional de los
derechos de los pueblos indígenas abarca una amplia lista de normativas, entre la que
podemos nombrar el Convenio 169 de la OIT.
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A veces me preguntan por qué provienen de la OIT los derechos de los pueblos
indígenas consagrados. ¿Cuál es la génesis del derecho? La génesis del derecho en este
tema viene a raíz de que el trabajo esclavo que se dio a todos los pueblos indígenas fue
visto desde esta esfera internacional, creada en 1919. A principio de año, se denunció el
trabajo esclavo en el norte de Salta, en los desmontes; o sea, esto tiene todavía una
actualidad visible que es necesario cumplir, porque son derechos ya reconocidos,
establecidos y escritos. Claro que antes de escribirse también eran derechos. Vamos a hacer
un hincapié en reconocerlo.
Los derechos de los pueblos originarios son derechos colectivos.
Los pueblos originarios se reconocen como parte del Estado nacional, y tienen los
mismos derechos que todos los ciudadanos. Pero también necesitan marcar la diferencia del
reconocimiento como pueblo para tener sus derechos reconocidos de la más amplia manera.
Fue un debate muy largo el que se dio en las Naciones Unidas para reconocer esta
categoría. Más de veinte años se llevó el debate hasta que, finalmente, se elaboró la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que fue
sancionada el 13 de septiembre de 2007.
En esa declaración se establece el derecho a la comunicación por identidad, que
también es una propuesta en la que trabajaron los comunicadores para que sea incorporada
en este proyecto de ley. La Declaración Universal expresa lo siguiente: “El derecho a la
información. Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer sus propios medios de
información en sus propios idiomas y a acceder a todos los demás medios de información
no indígenas sin discriminación alguna.
Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar que los medios de
información públicos reflejen debidamente la diversidad cultural indígena. Los Estados, sin
perjuicio de la obligación de asegurar plenamente la libertad de expresión, deberán alentar a
los medios de comunicación privados a reflejar debidamente la diversidad cultural
indígena”.
Estamos a punto de dar un salto con esta ley. Y les seguiremos marcando cuáles son
las propuestas que, fruto de los comunicadores indígenas de las organizaciones de pueblo,
se han elaborado, presentado e insertado en este proyecto. Al respecto, se ha efectuado una
modificación en el Título IX para que podamos ejercer con plenitud el derecho a la
comunicación y a la información, y así poder instalar y poner en funcionamiento servicios
de comunicación audiovisual. de AM, FM y de televisión. Por ello, en el artículo 89, inciso
e), se establece una reserva en el espectro radioeléctrico para los pueblos originarios de una
frecuencia de AM, de FM y de televisión, en las localidades donde cada pueblo esté
asentado.
A veces, por ignorancia, algunas personas se preguntan qué son los pueblos
originarios, o quiénes son. En ese sentido, en el Convenio 169, ratificado por el Parlamento
nacional mediante la Ley 24071, expresa que los pueblos originarios son aquellas
poblaciones preexistentes al Estado nacional que en la época de la colonia o la colonización
estaban radicados y que conservan en todo o en parte sus instituciones políticas, sociales,
jurídicas y su existencia física.
Los pueblos manifestamos reiteradas veces que queremos hacernos cargo de nuestro
propio destino, principalmente con protagonismo. Por eso es que queremos instalar medios
de comunicación propios. Existen actualmente diversas experiencias de comunicación a lo
largo y ancho del país, creo que la mayoría de baja escala a excepción de algunas radios de
AM, pero —estrictamente hablando— ya no se hallan en control de pueblos originarios,
organizaciones o comunicadores. En algunos casos, corresponden a pequeños espacios
conseguidos por las plataformas de comunicación pública, ONG, eclesiásticas o, inclusive,
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algunos privados que tienen una mayor o menor conciencia de las reivindicaciones que los
pueblos originarios hacemos, y de la visibilización de nuestra cultura. Pero esta situación a
futuro repercutirá negativamente, porque no le deja una proyección posible de autonomía,
sostenibilidad y profesionalización. En resumen, lo que queremos es una proyección
institucional de los medios de comunicación indígenas.
Tengo muchísimas experiencias para contarles, porque he recorrido el país y
escuchado historias de cómo se ha llegado a luchar por el derecho indígena en cada uno de
los territorios. Podría contarles algunas masacres que se produjeron en el territorio nacional
—por ejemplo, las de Rincón Bomba o Napalpí—; los relatos orales de la Campaña del
Desierto —que van transmitiéndose de generación en generación—, basados en luchas
entre el Estado nacional y los pueblos indígenas; los famosos tratados con los indios, o la
caminata que hizo el pueblo coya de Jujuy y Salta para llegar a Buenos Aires para hablar
con el presidente. Asimismo, podría comentarles cómo fue el tratamiento de este tipo de
cuestiones, y cómo se ha ocultado y se desconoce la historia.
Por lo tanto, esta es una oportunidad importante para revertir todo este tipo de
cuestiones y, sobre todo, el trato que los medios les brindan a los pueblos originarios,
ubicándolos como si fueran el enemigo y tratándolos de relacionar con la insurgencia de las
FARC o de otras nacionalidades. Lamentablemente, otro pueblo que está también sufriendo
esto es el mapuche, al cual se lo denuncia por realizar atentados. Eso se puede ver en las
páginas de los medios actuales de comunicación, y por eso queremos tener voz propia —el
mensaje de nuestra propia voz y lucha—, y seguir avanzando abriendo paso a la palabra.
Eso será un aporte a la cultura y a la identidad, tanto del país como de la cultura originaria.
El tema del financiamiento también está previsto en la ley. Se recibirán aportes del
Estado nacional y del presupuesto. También está previsto un 10 por ciento de lo que
recaude la autoridad de aplicación. Queda a disposición todo el espacio del Encuentro para
evacuar cualquier consulta, y ampliar cualquier punto que resulte necesario. Por ejemplo, a
veces me preguntan cuál es el beneficio de esto. Eso lo expliqué antes con relación al
término “pueblos originarios”. Actualmente, no existe un registro de pueblos originarios. Sí
existe un registro de comunidades. Las comunidades que pertenecen a esos pueblos
originarios son las que conforman el pueblo, y sus organizaciones representan la manera en
que los pueblos se expresan. El convenio 169 también lo refiere como “sus instituciones”.
El registro de pueblos es algo pendiente que aún tiene el Estado. Es un derecho de
los pueblos, no es una obligación del Estado. No es una obligación de los pueblos, sino que
es un derecho. También, quiero aclarar que los registros de los pueblos indígenas son
declarativos y no constitutivos. El Estado, al registrar un pueblo indígena, no lo está
creando sino reconociendo. Eso también es bueno remarcarlo.
Honremos el compromiso que se declaró en la Convención Constituyente, en la cual
todos votaron por unanimidad a favor de este derecho.
Quedo a disposición para responderles cualquier pregunta que quieran hacerme
(Aplausos.)
Sr. Marino. — Les agradezco que hayan venido, porque la Unión Cívica Radical quiere
que estén representados los pueblos originarios.
En relación con el cooperativismo, usted hizo alusión a nuestro partido y a algunos
de nuestros dirigentes y ex presidentes. Podemos perder elecciones, pero no perdemos
principios. Eso está claro. Usted es testigo de cómo ha votado quien le habla el artículo 45
en el año 2004. Por lo tanto, tengo tranquilidad de conciencia. Estamos a favor de que las
cooperativas puedan tener la posibilidad de transmitir señales audiovisuales. Así que, por
supuesto, nos alegra que estén incluidas.
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Como tenemos diferencias respecto de algunos aspectos de la ley queremos
proponer reformas, pero no para que no salga, sino para que logremos realmente la mejor
iniciativa.
Con respecto a la descripción que hizo de los antecedentes históricos de lo que ha
pasado en la política en la Argentina, nadie puede dudar de que nosotros estamos muy lejos
de representar los intereses de los monopolios. Esos monopolios a los que hacía referencia
voltearon dos gobiernos constitucionales. En consecuencia, en eso vamos a coincidir
Sr. Martínez. — En el mismo sentido, señor presidente, quiero agradecerles a quienes han
venido en el día de hoy.
Me alegró mucho que usted haya planteaba la posibilidad de un encuentro con las
pymes de los "cableros", para poder avanzar y ver en forma conjunta cómo se puede
solucionar esto, ya sea asociándose o cómo fuera.
En un país que tiene tantas asimetrías como el nuestro, es muy difícil legislar para
todas las asimetrías. Pero, en general, no son asimétricas las leyes que hacemos. Realmente,
sería una contribución fundamental que el objeto de aplicación de esta ley sean quienes —
acompañados de las herramientas legales que necesiten— puedan ir avanzando y
solucionando este tipo de problemas.
Le agradezco mucho la explicación que nos ha dado, el acompañamiento y,
esencialmente, la actitud que ha tenido. Realmente, lo tomo con la sinceridad y la
vehemencia con que usted lo ha dicho.
A su vez, agradezco a la doctora Jaramillo su presencia. Independientemente de
compartir lo que ha manifestado, muchas veces hemos intentado, desde la legislación,
avanzar sobre el concepto de la propiedad colectiva, y siempre nos hemos encontrado con
algún tipo de escollo. Creo que con el nivel de organización que están teniendo ustedes —
que cada día es más fuerte—, si nos empujan, controlan y acompañan, este sería un buen
momento para avanzar y para que se le dé rango legal tanto a la propiedad colectiva como a
lo que tiene que ver con la tradición oral. Muchos de los litigios están relacionados con que
no hay papeles; pero sí hay tradición oral.
Cuando era diputado, con un grupo intentamos llevar adelante esto y,
lamentablemente, no tuvimos fuerza. Creo que hoy, la mayor parte de los legisladores están
sensibilizados como para que, con el empuje de ustedes, podamos avanzar en esto y en
subsanar algunas postergaciones que han tenido con respecto al reconocimiento de las
propiedades. Principalmente, los wichi son los que han tenido mayores atrasos en el
reconocimiento de los espacios geográficos para que puedan asentarse, y no seguir siendo
corridos por la sojización o los desmontes.
Presento nuestro compromiso de hacerlo. Pero, también, de alguna manera, pido que
ustedes nos controlen y nos empujen. Creo que es un buen momento para avanzar en ese
sentido.
Sr. Presidente. — Agradezco la presencia de la doctora Jaramillo y del señor Boccoli,
quienes realmente tienen un gran poder de persuasión con sus ideas. Las vamos a
considerar y tener en cuenta.
Hoy es el momento en que se tiene que discutir la ley de medios, sin olvidarnos del
rol que debe cumplir el Senado, que es la Cámara revisora. Cuando se debata entre los
senadores el proyecto, tendrán que discutirse los conceptos y las ideas. Pero el Senado se
pronunciará, discutirá la ley en las comisiones y emitirá los dictámenes. Habrá dictámenes
en mayoría y minoría y, seguramente, será el pleno el que decida si se efectúan
modificaciones o no.
Esperemos que en los primeros días de noviembre —si el proyecto de ley volvió a
Diputados—, o en octubre —porque el Senado aprobó el proyecto tal como vino en
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revisión de la Cámara baja— tengamos una ley de la democracia. Y esperemos que esa ley
rija los destinos de nuestro país en materia de comunicaciones por muchos años, y que sea
una norma de todos los argentinos. Una ley que no nos enfrente, sino que nos una más,
porque la patria necesita, sin duda alguna, de la unión de todos los argentinos.
Sra. Jaramillo. — En cuestión de tierras, los pueblos indígenas han luchado para que se
los reconozca en la legislación. Actualmente, está en vigencia la Ley 26160, que se
sancionó para que se frenen los desalojos; se inicie un proceso de regulación técnico,
jurídico y catastral; y pueda llevarse a cabo la titulación para tener la seguridad jurídica de
no ser echados ni corridos; para poder estar seguros en el tiempo. No es, como se habla en
los medios, para capitalizar las tierras. La cosmovisión indígena, compartida entre todos los
pueblos, es totalmente distinta. A pesar de ello, en la provincia de Tucumán siguen los
desalojos, con o sin orden judicial. Se siguen dando enfrentamientos. Por ejemplo, la
policía entró a balazos en la comunidad Currumil de Neuquén.
Esas son cosas que los medios de comunicación reflejan como si nosotros
hubiésemos generado e iniciado los conflictos. A veces, hay miedo de darles la tierra a los
indígenas. Pero, en primer lugar, nos la tienen que devolver. Y, en segundo término, las
tierras indígenas tienen características especiales: son inajenables, no se pueden vender, son
inembargables y no se pueden ponerse como objeto de comercio. Todo eso es para que
perduren en el tiempo.
Impulsar en cada una de las provincias el avance y la participación indígena para
realizar el relevamiento completo de las tierras aborígenes de todo el país, frenar los
desalojos y, posteriormente, hacer la titulación, es un compromiso que tenemos en forma
interna con nuestros pueblos. Y, también, son compromisos internacionales asumidos a
través del artículo 21 del Pacto de San José de Costa Rica. En ese sentido, existen
sentencias judiciales contra el Estado de Nicaragua. Hay que ver todas esas cosas, y decir
que no queremos que la Argentina sea incumplidora de esos tratados internacionales; ni por
el afuera, ni por la deuda interna que hay con los pueblos originarios.
Todo esto que se está diciendo hoy queremos que sea un compromiso, ya que
estamos a un paso del Bicentenario. Este encuentro de organizaciones se da para poder
planificarlo con seriedad y dignidad. Las organizaciones que forman parte de este encuentro
son de larga trayectoria, y las van a encontrar en sus provincias. Espero que las puedan
referenciar de la mejor manera, y que sepan que van con el apoyo de todos nosotros.
Sr. Presidente. — El lunes proseguimos con el plenario.
— Son las 18 y 40 horas.
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