Alfonso X el Sabio (1221−1284)

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Alfonso X el Sabio (1221−1284): Rey de Castilla y León desde el año 1252 al 1284, hijo de Fernando III el
Santo y de doña Beatriz de Suabia. Fue aspirante al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, y uno de los
reyes más importantes del medievo europeo, no sólo por su actividad política sino, por su gran preocupación
cultural. En cuanto a política interior, no fue muy afortunado. Conquistó algunas plazas en Andalucía (Jerez,
Medina Sidonia, Lebrija, etc.) y sofocó la sublevación de los mudéjares murcianos y andaluces. Sin embargo,
tuvo que ceder el Algarve a Portugal y fracasó en sus aspiraciones al reino de Navarra y en sus proyectos de
cruzada en África. En lo que sobresalió su reinado fue en su extraordinaria labor científica y cultural. Se
considera a Alfonso X el fundador de la prosa castellana y el primer historiador que adopta una visión
moderna de la ciencia histórica. Organizó el estudio de diferentes ámbitos del conocimiento: Leyes, Historia,
Ciencia, y Artes Recreativas en los tres centros culturales de su reino: Toledo, Sevilla y Murcia, con la
colaboración de un equipo de traductores, compiladores y autores originales. Durante esta labor se encargó de
recoger y supervisar la documentación manejada por este grupo de colaboradores por lo que, a pesar de ser
una tarea de equipo, destacó en ella su estilo personal.
Además de protector de las artes y el saber, cultivó como ningún otro el ideal del imperator litteratus.
Constituye el gran baluarte de las letras medievales castellanas en su época más temprana, por su interés en
ennoblecer la lengua vernácula, el castellano, y dotarla de valor literario y poder como transmisora de cultura,
en detrimento de la lengua latina.
En al terreno de la política europea, optó a la corona imperial. Junto a ello, destaca la colaboración que
procuró entre las tres culturas de la España medieval (cristiana, árabe y judía), que se fraguó en los trabajos de
traducción y redacción de su scriptorium, que fue la continuación de ese fenómeno cultural que denominamos
Escuela de Traductores de Toledo, extendiéndola a Sevilla y Murcia. Los hechos históricos más importantes
de su reinado son el proceso de reconquista, con la toma de Jerez, del reino de Niebla y de Cádiz, así como
sus aspiraciones al imperio romano−germánico, que, desde 1256 hasta 1275 (fecha de su renuncia al mismo
ante Gregorio X) le ocasionaron la enemistad de la nobleza castellana y, finalmente, la lucha con su propio
hijo Sancho.
La obra de Alfonso X se organiza como un gran corpus dotado de pretensiones enciclopédicas y subordinado
a su dimensión histórica española y europea. En él las obras históricas nacen con el intento de recuperar, en
parte, el pasado hispano, en especial el visigodo, y de asentar las bases de autoridad sobre las que despegar sus
demandas a la corona imperial. Las obras jurídicas se explican dentro de su perfil hispánico, como baluartes
de la paz y unidad nacionales. Sus obras científicas y didácticas se articulan como integradoras de las culturas
de la Península Ibérica. Su obra lírica rinde tributo a dios por mediación de la virgen María, insertando su
mundo histórico de saber y actuación política en el marco apropiado de la religiosidad y la devoción
medievales.
Las dos obras históricas alfónsies son la Estoria de España y la General Estoria. La Estoria de España parece
haber recibido atención prioritaria por parte del monarca desde 1270 hasta 1275, pero al llegar a su capitulo
616 lo abandonó; no obstante, su scriptorium continuó compilando y añadiendo materiales. La Estoria, hasta
el capitulo 616, abarca desde la historia romana hasta el reinado de Alfonso II el Casto, y es, la parte
considerada generalmente como alfonsí; no obstante, es la segunda parte la que con mas frecuencia ha atraído
la atención de la crítica, pues es en ella donde aparecen los cantares de gesta prosificados que tan importantes
son para conocer nuestra épica castellana medieval. El problema de las dos versiones de la leyenda de
Bernardo del Carpio, se solucionó de dos modos diferentes, dando origen a la versión regia y a la versión
vulgar. La primera, realizada en tiempo de Sancho IV, también se denomina versión amplificada de 1.289; la
segunda, dividida en otros cuatros manuscritos y extendida a lo largo de generales del siglo XIV.
Alfonso X se sirve del Toledano, el Tudense, crónicas latinas, leyendas, historiadores y poetas clásicos,
historiadores árabes y cantares de gesta épicos que se prosificaron en la redacción. La General Estoria se
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inicia en 1.272. Las pretensiones europeístas alfonsíes hacen que el proyecto de la historia española se
abandone en detrimento de esta nueva empresa; en ella se relata la historia del mundo, dividiéndola en seis
edades, según el modelo de los cánones de Eusebio de Cesarea, revisados por San Jerónimo. Incluye los
hechos de Egipto, Asiria, de los reyes de Inglaterra, de Babilonia, Media, Persia, Grecia, roma y la historia de
España anterior al nacimiento de Cristo. La quinta parte está incompleta, así como la sexta, sólo pergeñada, y
que hubiera llegado hasta los padres de la virgen María. La historia bíblica, G. de Monmouth, Lucano y
Ovidio son parte de las influencias que se observan en la obra, concebida como un conjunto orgánico y
enciclopédico.
La obra jurídica alfonsí se inspira en el deseo de lograr la paz y unidad nacionales y, como la histórica, ésta
redactada en romance. La primera obra emprendida por Alfonso fue el Setenario, comenzado a ruegos de su
padre Fernando III y concluido cuando ya era rey. El libro se estructura con acuerdo al patrón del numero
siete y aborda materias de tipo eclesiástico. Le siguió el fuero real única obra legal que llegó a promulgarse en
vida del monarca, el propósito fue el de abolir con esta obra, la multitud de fueros legales particulares y
leoneses.
El Espéculo ha hecho dudar a la crítica si se trata de una borrador de las Siete Partida o de una obra posterior
a ésta. El Espéculo no se promulgó nunca en la vida del monarca. La obra jurídica de mayor importancia de
Alfonso X son las Siete Partidas, concebida como un tratado de derecho civil, penal y eclesiástico que regula
todos los aspectos del vivir nacional.
Las Partidas fueron sancionadas por Alfonso XI en el Ordenamiento de Alcalá de Henares de 1348; desde ese
momento, y en aquellas materias que sólo en este cuerpo legal se trataban; se usó comúnmente, se estudió en
profundidad y se glosó.
Junto a la obra histórica y jurídica, Alfonso X fomentó la traducción de libros astronómicos y astrológicos, en
especial de procedencia árabe y judía traducidos por lo general al latín y de ésta al castellano. Entre éstos
pueden citarse los Libros del saber de astronomía y los cuatro libros astrológicos, el Libro de las cruzes, el
Libro conplido en los judizios de las estrellas, el Libro del cuadrante señero y el Picatrix, en los que se
mezclan enseñanzas astronómicas, cabalísticas, virtudes de las piedras, etc.
Entre las obras recreativas que se escribieron por mediación de Alfonso X, destaca el Libro de axedrez, dados
e tablas, en la que el monarca posiblemente participó de modo personal y que recoge el simbolismo de las
figuras y movimientos del ajedrez de origen árabe. Vertió al castellano un tratado cinegético árabe: El libro de
los animales que caçan cuyo bello y temprano manuscrito principal fue adquirido por la Biblioteca Nacional
de Madrid en 1984. Algunas obras didácticas fueron animadas por el Rey Sabio, la mas importante de las
cuales es el Calila e Dimna, una labor llevada a cabo cuando aún era príncipe.
La obra literaria no sólo se encontraba en prosa, sino también en poesía, se escribe en gallego−portuges. Las
Cantigas de Santa María, están constituidas por 427 poemas, repartidos entre los milagros marinos, cantigas
amorosa y loores de la Virgen. Las Cantigas, pensadas como un conjunto de 100 composiciones mencionado
desde 1270 hasta 1282. Entre las formas de las Cantigas destaca el villancico.
Menéndez Pidal habla de dos épocas de creación: la primera (1269−1284) volcada a la traducción y la
segunda (1269−1284) que corresponde a las obras originales, como sus dos crónicas o las Cantigas de Santa
María, en esta obra poética se cree que participo más el Rey Sabio, aunque por general su actuación se
dedicase a las tareas indicadas en un célebre pasaje de la General Estoria: así como dixiemos nos muchas
vezes, el rey faze un libro, non por que´l él escriua con sus manos, mas porque compone las razones dél, e las
enmienda e yegua e enderesça, e muestra la manera de cómo se deuen fazer, e de sí escriue las qui él manda;
pero por esto dezimos por esta razón que él faze el libro
Escuela de traductores de Toledo: grupo de estudiosos cristianos, judíos y musulmanes que desarrolló una
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importante labor científica y cultural en Toledo, durante el reinado de Alfonso X. Éstos permitieron que las
obras de la antigua cultura griega fueran rescatadas del olvido y transmitidas a la Europa medieval a través de
España. Transmitió saberes que cubrían campos como la geografía, la astronomía, la cartografía, la filosofía,
la teología, la medicina, la aritmética, la astrología o la botánica, entre otras.
Las obras científicas y filosóficas griegas fueron salvadas por los científicos musulmanes, cuyo florecimiento
se dio en Bagdad en la segunda mitad del siglo VIII.
Todo este acervo multicultural fue transmitido a al España musulmana y, de ella, a los reinos cristianos
medievales. En Córdoba, el espíritu cultural importado de Oriente fue recreado, transformado, acrecentado y
traducido en el seno de florecientes círculos culturales integrados por los musulmanes, judíos y cristianos.
La escuela traductores de Toledo se inició en la primera mitad del siglo XII gracias al impulso del arzobispo
don Raimundo, quien desarrolló su labor en Toledo entre1130 y 1150. Su esfuerzo no hizo sino aglutinar la
tradición que llevaba produciendo frutos muy valiosos desde tiempos anteriores con nombres como Pedro
Alfonso, Abraham bar Hiyya o Abraham ibn Ezra, iniciadores de la escuela. Toledo se convirtió en el centro
cultural más desarrollado de Europa. Entre sus nombres más preclaros pueden citarse los de dos personas que
hicieron florecer la filosofía neoplatónica: Dominico Gundisalvo y Juan Hispalense, que tradujeron
importantes obras de Avicena, Algazel, Ibn Gabirol o Averroes.
Importantes personalidades de la cultura y la ciencia europeas viajaron a Toledo para trabajar. Personas como
Gerardo de Cremona (tradujo más de ochenta obras) Adelardo de Bath, traductor junto a Pedro Alfonso de las
Tablas astronómicas de Al−jwarizmi; Roberto de Retines; Rodolfo de Brujas, Alfredo de Sareschel; Miguel
Scoto o Hermann el Alemán.
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