Habrá que sacar la basura en dos bolsas En una se colocarán los desechos orgánicos; en otra, los reciclables, como el papel, el cartón, el plástico, el vidrio, para que se la lleven los cartoneros Inf. General Martes 20 de Agosto de 2002 A los porteños, la cotidianidad se les modificará el día en que se adjudique la nueva concesión para la recolección de la basura, aunque por estos días también se evalúa que haya un ensayo antes. El contrato con las actuales concesionarias (Cliba, Aeba, Solurban y Ecohábitat) vence en febrero próximo y, ante ello, el gobierno porteño analiza la convocatoria a una nueva licitación, con varios cambios sustanciales. El más importante: que los vecinos saquen la basura en forma diferenciada. En una bolsa, los desechos orgánicos; en otra, los reciclables, como el papel, el cartón, el plástico, el vidrio. La bolsa de la basura orgánica se la llevarán las empresas recolectoras. La otra -verde-, los cartoneros, que deberán agruparse en cooperativas. Si bien esto parece definido, el jefe del gobierno porteño, Aníbal Ibarra, también analiza la posibilidad de que la campaña por la separación de la basura comience antes que la licitación, para combatir la suciedad que genera la permanente rotura de las bolsas de residuos. El tema es sensible. Porque la de la recolección de la basura es la licitación más grande que maneja la Ciudad (involucra unos 160.000.000 de pesos por año), porque la coyuntura incorporó al escenario urbano a los cartoneros y en el concurso debe preverse una solución al respecto, porque las empresas reclaman aumentos y porque conceder esos aumentos implicaría subas en los impuestos, que el gobierno prefiere evitar. Además, porque al vecino se le complicará un poco un hábito tan sencillo como el de sacar la basura diariamente. Aunque ningún funcionario porteño lo admitió públicamente, fuentes de las secretarías de Medio Ambiente y de Hacienda y de la Jefatura de Gabinete admitieron que el gobierno local ya tiene definidas las condiciones de los nuevos pliegos. En una de las empresas también confirmaron que en una reunión de protocolo que cada una de las firmas mantuvo con el secretario de Medio Ambiente, Eduardo Epszteyn, éste les comunicó que desde su área se prepara el llamado a concurso. Las condiciones, a las que tuvo acceso LA NACION, son las siguientes: Los vecinos sacarán la basura en dos bolsas. En una incluirán el material orgánico y en la otra, los desechos reciclables. Como se informó líneas arriba, las empresas recolectoras levantarán la bolsa negra de consorcio y los cartoneros, la verde con el material inorgánico (Epszteyn les pidió a los hipermercados que vean la posibilidad de entregar bolsas verdes). Esto significa que el cirujeo se incorporará legalmente al escenario urbano. Para que esto suceda, los cartoneros deberán agruparse en cooperativas. Según el gobierno, que las ayudaría a conseguir galpones en los que se haría el acopio, estos grupos blanquearían su negocio y esto evitaría la aparición de los empresarios intermediarios con rasgos mafiosos que hoy copan la actividad. Además, manejar el circuito les permitiría a las cooperativas invertir en uniformes, guantes y apoyo médico, con lo que reducirían el margen de riesgo para su salud. Lo que nadie aclaró es cómo se distribuirán las zonas. ¿Qué cooperativa se quedará con el microcentro, que es la zona más redituable? "Bueno, la definición de ese tema es la parte más difícil", aceptó un secretario del gobierno. Nadie, de cualquier manera, supo dar una respuesta válida. Para que los cartoneros se incorporen formalmente a la recolección, cambiará la forma de pago a las empresas recolectoras. Hasta ahora, cobran según la cantidad de peso que recogen. "Es un incentivo, porque así se preocupan por levantar toda la basura", explicó un funcionario. Pues ahora cobrarán por área limpia. Según la zona, en el pliego figurará cuántas veces deben pasar a recolectar con los camiones, a limpiar con los barrenderos o a trabajar en los sumideros. En realidad, el concepto de área limpia originalmente fue introducido porque se suponía que era más económico. Finalmente, los estudios no lo comprobaron, pero igual se insistió en este sistema, debido a la realidad urbana. Mientras no se convoque a la nueva licitación, de cualquier manera, el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, aclaró que él prefiere que la separación diferenciada comience igual, a pesar de que eso modificaría la ecuación económica que la Ciudad les firmó a las empresas. "Que lleguen antes que los cartoneros si quieren levantar más peso", respondió a LA NACION. Ibarra fundamentó su idea a partir de la higiene urbana: "Por un lado, no les quito el sustento a los cartoneros. Por el otro, logro que la Ciudad se vea limpia y no sucia, como sucede ahora". Más allá de esta controversia, que se solucionará con los nuevos contratos, como la teoría indica que una empresa que no cobra por cantidad de peso tiene menos incentivos para que su área esté completamente limpia, se incorporará a los vecinos en el sistema de control. ¿Cómo? A través de los centros de gestión y participación. En cada CGP deberán aprobar la tarea de las empresas recolectoras. Para que los CGP puedan actuar, cambiará la división de las zonas. Actualmente, la ciudad está dividida en cinco zonas. Una de ella (la conocida como Zona 5) está a cargo del gobierno. Las otras cuatro están concesionadas. El nuevo pliego prevé que se agregue una más para concesionar y que la división se realice según los límites de los CGP. Otra de las modificaciones que sufrirán las empresas es el plazo de concesión. El contrato actual prevé cuatro años, más dos posibles de prórroga (el gobierno les concedió, en una controvertida decisión, uno solo). En el próximo pliego se prevé un plazo de cinco años, sin prórrogas. En un principio, la idea era que fueran ocho años, pero como para toda licitación de más de cinco años se necesita la aprobación de la Legislatura, el Ejecutivo decidió evitar la discusión legislativa y reducir los tiempos. Eso sí: no todos tendrán el mismo plazo, porque la idea es evitar licitaciones conjuntas de aquí en adelante. "Si no, las empresas arman una especie de club, se dividen la ciudad y hasta arreglan los valores de las ofertas", señalaron en Medio Ambiente. Entonces, las zonas tendrán plazos de concesión diferentes. Por estos días, el gobierno es una especie de rehén de los tiempos. "No te olvides de que la licitación anterior llevó un año", comentó un secretario. Con los mismos plazos, de aquí a febrero no dan las fechas. Y eso significa que, eventualmente, el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, podría conceder una nueva prórroga. Consciente de la controversia que esto levantaría, Ibarra y su gabinete pretenden apurar la decisión, de manera de desligarla de cualquier contienda electoral. "La licitación de la recolección de la basura siempre es controvertida. Siempre hay impugnaciones, críticas y sospechas", deslizó un habitué de las reuniones que los martes mantiene Ibarra con sus funcionarios más encumbrados. El tema tiene una arista controvertida más: según la empresa recolectora consultada (que pidió no ser mencionada), una reducción del 25 por ciento en el material para recoger (se calcula que es la cantidad de basura reciclable), que es el que sería tomado por los cartoneros, implicaría despedir personal. "Y son del gremio de los camioneros. El de Moyano... Se puede armar un lío fenomenal...", intimidaron. En cualquier caso, Medio Ambiente tiene casi definidos los pliegos para llamar a una nueva licitación. Con cambios sustanciales que modificarán algunos hábitos de los porteños y con medidas que prometen discusiones serias como la inclusión formal y legal de los cartoneros en el escenario urbano. En el gobierno juran que llamarán a licitación "en los próximos días". El tiempo dirá si la promesa se cumple. José Ignacio Lladós De la Redacción de LA NACION Qué se modifica Por ahora: la recolección está dividida en cuatro zonas concesionadas y una quinta zona, a cargo del gobierno. El cambio: se mantendrá la Zona 5, del gobierno, y se dividirá el resto de la ciudad en cinco zonas más. Esto es: se agregará una. Las divisiones se realizarán según los límites de los CGP. Por ahora: las empresas recolectoras cobran por peso. Cuantas más toneladas levanten, más dinero reciben. En promedio, cobran 29 pesos por tonelada. El cambio: las empresas cobrarán por área limpia. El control estará a cargo, en parte, de los vecinos, a través de los CGP. Por ahora: los vecinos sacan toda la basura en una misma bolsa. El cambio: los porteños deberán dividir sus desechos en orgánicos e inorgánicos. Por ahora: la actividad de los cartoneros o cirujas está considerada ilegal. El cambio: agrupados en cooperativas, los cartoneros podrán actuar sin violar la ley. No revolverían la basura, sino que se llevarían directamente la bolsa cerrada con los desechos reciclables. Por ahora: las licitaciones para la recolección de residuos son simultáneas. El cambio: cada zona se concesionará por un plazo diferente, con lo que, en adelante, habrá licitaciones separadas. Por ahora: la concesión actual es de cuatro años, con posibilidad de dos más de prórroga. Ibarra concedió sólo uno. El cambio: la concesión será por cinco años, sin prórroga. http://www.lanacion.com.ar/02/08/20/dg_423955.asp LA NACION | 20/08/2002 | Página 00 | Inf. General