NO LEAN MI CORREO

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¿Se imagina que recibiera las cartas abiertas? Pues eso puede estar pasando con su
correo electrónico. Los 33.000 millones de euros que gasta Estados Unidos en espionaje
no parecen suficientes y quiere controlar las comunicaciones. Pero no es garantía de
seguridad: el factor humano pesa demasiado.
‘Por favor, No lean mi correo’
Autor: OLALLA CERNUDA
Fuente: elmundo.es (21 Agosto 2002)
Hacía muchos años que los internautas de todo el mundo no se ponían tan de acuerdo en
una cuestión: no permitir la pérdida constante de derechos en favor de la seguridad
internacional. La masiva movilización se debe a la creciente sensación de que, tras el 11-S,
los gobiernos han puesto su punto de mira en el espionaje de las comunicaciones... sin
presunción de inocencia que valga. Y eso, a pesar de los concurrentes fracasos de los
sistemas de espionaje de las telecomunicaciones, que no supieron prever los atentados
terroristas contra Estados Unidos.
OTRO WATERLOO. “Echelon ha sufrido su Waterloo con los atentados y el secuestro de
aviones en el propio territorio estadounidense”, decía en la cadena CNN el experto israelí
en terrorismo Eli Carmon horas después del fatídico 11-S. En París, el director de la revista
Courrier International, Alexandre Adler, juzgó imperdonables los errores de la CIA y las
otras agencias de seguridad e inteligencia, que estimó que “deberán ser depuradas
totalmente”, y agregó que la red Echelon “simplemente, tuvo un fracaso espectacular”. Un
fracaso que, sin embargo, no ha impedido que los servicios secretos de todos los países
sigan confiando en estos sistemas para sus labores de contrainformación, sino que
además se están aprobando legislaciones que amplían el presupuesto destinado a estos
menesteres y restringe los derechos individuales de las personas.
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Estados Unidos es el mejor ejemplo. Mantiene la mayor organización de espionaje y
vigilancia de telecomunicaciones del mundo: la CIA, el FBI, la Agencia para la Seguridad
Nacional (NSA), la Agencia de Espionaje para la Defensa (DIA), la Organización de
Defensa para la Interceptación de Señales (DSIO)... Se calcula que el presupuesto –en
teoría, secreto– para todas ellas llega a la asombrosa cantidad de 33.000 millones de
euros al año. Un dinero que en parte se dedica a la creación y mantenimiento de sistemas
informáticos que permitan la interceptación de todo tipo de mensajes y comunicaciones.
El más conocido de todos ellos es Echelon, un programa global de escuchas que,
supuestamente, llevan a cabo varias potencias mundiales (EEUU, Gran Bretaña y
Australia) para rastrear y filtrar las comunicaciones telefónicas y por correo electrónico de
todo el mundo. Otro de los sistemas conocidos por los internautas es Carnivore, ideado
por el FBI para rastrear las comunicaciones en Internet en busca de posibles delincuentes.
Lo que hace este tipo de programas no es sólo filtrar –si técnicamente son capaces de
ello– las comunicaciones de los delincuentes, sino las de absolutamente todo el mundo.
Con la excusa de buscar la aguja del pajar, todas las conversaciones a través de Internet
son convenientemente filtradas.
Aun así, el Gobierno de Bush sostiene que a esta enorme estructura para la seguridad
nacional se le pasó que casi dos docenas de hombres se preparaban a secuestrar aviones
y estrellarlos contra el World Trade Center y el Pentágono.
Ni siquiera la utilización por parte de los servicios de inteligencia de un programa
informático supersecreto denominado Promis pudo abrir los ojos de los miles de espías
que dedican su tiempo a la caza y captura de comunicaciones terroristas. Este software
desarrollado por la CIA vigila en tiempo real los cambios repentinos en los precios y las
cotizaciones de todas las empresas del mundo y las transferencias sospechosas de dinero.
Su intención: advertir con anticipación que cierta industria o empresa puede convertirse
en blanco de agresiones terroristas. Pues bien, una semana antes de los ataques suicidas
del 11-S tuvo lugar una especulación repentina y sin explicación en el mercado de
acciones de American y United, propietarias de los aviones secuestrados. Un pequeño
detalle que pasó desapercibido para los servicios de inteligencia.
VIOLACIÓN. Pero no sólo en Estados Unidos se favorece el espionaje de las
comunicaciones. El Parlamento Europeo ha recomendado a los Estados miembros que
obliguen a los proveedores a retener los datos de navegación durante un año, algo que
diversas organizaciones pro derechos civiles consideran inaceptable. “Es una medida
completamente inconstitucional, porque se está violando la intimidad de los ciudadanos”,
asegura Carlos Sánchez Almeida.
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Sin embargo, España y Gran Bretaña se han apresurado a incluir esa recomendación en su
legislación. En el caso del Gobierno de Tony Blair, la lista de agencias gubernamentales
que pueden espiar la navegación de los ciudadanos suma 26 instituciones, entre las que
se encuentran, por ejemplo, el Cuerpo de Bomberos o el Ministerio de Trabajo y
Pensiones, por citar sólo algunos de los más peculiares (el martes el Gobierno Blair
anunció la retirada momentánea del plan para “permitir un debate más calmado”). En
España, de momento, sólo tendrán acceso con una orden judicial, pero los datos, ese
diario de los internautas, seguirán siendo retenidos durante 12 meses.
Eso sí, los internautas no dan, por el momento, su brazo a torcer. Ya han comenzado las
movilizaciones masivas que proponen la utilización de sistemas de cifrado para todas las
comunicaciones por correo electrónico, y los hay que prefieren saturar las redes de
escucha como Echelon a base de enviar millones de mensajes con palabras sospechosas,
como “terrorista” o “bomba”. La guerra, de momento, no ha hecho más que empezar.
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