FUTURA LEY ECOMMERCE

La seguridad jurídica regirá la futura ley de ‘e-commerce’
La seguridad jurídica será el principio rector del proyecto de ley de comercio
electrónico que el Gobierno tiene previsto aprobar el próximo mes de julio.
Fuente:
EXPANSION DIRECTO 27/6/2001
Ignacio J. Domingo
El Gobierno desea elevar la Nueva Economía al rango de política de Estado y dotar a las
transacciones mercantiles que se realicen a través de las nuevas tecnologías de un
confortable colchón de garantías jurídicas para empresas y consumidores, que permitan a
esta modalidad comercial adquirir un peso específico apropiado en el mercado interior.
De ahí que el anteproyecto de ley de comercio electrónico, que será aprobado el próximo
mes de julio por el Consejo de Ministros, incluya constantes salvaguardas para promover
la mutua confianza de las partes involucradas en este tipo de operaciones. Tanto, que en
ciertos aspectos de su redacción se consideran “excesivas”, en opinión de los expertos.
Pero, además, el Ejecutivo pretende revestir esta estrategia de fomento del e-commerce
del espíritu reformista e innovador de la cumbre europea de Lisboa.
Juan Costa, secretario de Estado de Comercio, aportó ayer, en el transcurso de unas
jornadas sobre La Nueva Ley del Comercio Electrónico organizadas por la Asociación para
el Progreso de la Dirección (APD), datos reveladores de la contribuición de este tipo de
operaciones al desafío de convertir a Europa y, por lo tanto, a España, en el Silicon Valley
mundial. Costa incidió en la eliminación de costes y en el antídoto inflacionista del
comercio electrónico.
Así, Costa dijo que el desarrollo de la Nueva Economía permitiría a España reducir los
precios de consumo en un 12,7% y los de producción en más de un 13%. Pero,
paralelamente, ocasionará “cambios radicales” en las estructuras empresariales en busca
de “mayores grados de efectividad”, hasta el punto de que los costes de producción
disminuirán, en una década, en torno al 9,5%.
El director general de Política Comercial, Manuel Lagares, apuntó cómo se detectarán
estas transformaciones: “La era de la información es la catapulta para la
internacionalización empresarial, cambiará sustancialmente las relaciones entre empresas
y clientes, reducirá los costes de transacción, propiciará la expansión de las compañías
competitivas y aportará transparencia a la fijación de precios”.
Lagares resaltó que la filosofía que preside el borrador actual de e-commerce es la
confianza, que, a su juicio, es el “principal obstáculo al desarrollo de estas transacciones”,
que sólo mueven anualmente 34.000 millones de pesetas, aunque para este año el sector
prevé duplicar esta cantidad.
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El alto funcionario del Ministerio de Economía no se olvidó de mencionar, dentro de esta
táctica gubernamental de apuntalar la seguridad jurídica de las normas relacionadas con
las nuevas tecnologías, la próxima regulación de la firma electrónica, cuyo único asiento
legal es el decreto de 1999. El presidente del Gobierno, José María Aznar, confirmó en el
debate sobre el Estado de la Nación este interés por enviar, “en los próximos meses” al
Congreso ambos proyectos de ley.
Los expertos, en general, aplauden el reto del Ejecutivo por cubrir este déficit legal con
una norma específica. Sin embargo, califican el anteproyecto de comercio electrónico de
“heterogéneo” por su rigor regulador –en especial en materia de obligaciones y
responsabilidades a los prestatarios de servicios–, y “enrevesado” por las necesarias
referencias a leyes de rango superior y el reducido espacio que deja a la autorregulación.
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