EL ORGANO DE LOS AGUSTINOS UNA JOYA DEL RENACIMIENTO EN MANIZALES LUIS ENRIQUE GARCÍA R. Aunque suene extraño, en Manizales existe un poderoso instrumento musical diseñado y construido con toda la técnica empleada en el año 1600 para órganos tubulares; es decir, un órgano del tipo que interpretó en sus gloriosos días el gran J. S. Bach. Es un instrumento de una admirable complejidad mecánica, de indudable valor histórico y artístico, e igualmente desconocido por la comunidad. Como para hacernos a una idea, este órgano consta de más de 1000 tubos o flautas (metálicos y de madera) el menor como un lapiz y el mayor de 5 metros de altura y 80 centìmetros de perímetro; ellos no se observan desde las naves porque están encerrados entre persianas de madera, que abren o cierran para matizar el volumen. Y cuando el organista presiona una tecla, este simple movimiento se transfiere a una docena de varillas, escuadras, enganches, molinetes, para finalmente abrir una pequeña válvula que permite que el aire, comprimido en fuelles, penetre a los tubos seleccionados los cuales producen el sonido precioso y natural, profundo y espiritual, del órgano tubular. A propósito, el único “intruso” moderno de este instrumento renacentista es el motor que acciona un ventilador para impulsar y comprimir el aire, pues en aquellos tiempos, antes de la invención de la electricidad, se requería la fuerza de manos y pies de al menos cuatro personas para accionar los fuelles mientras el organista interpretaba las obras.Su ejecución es un tanto más dura que cualquier otro instrumento de teclado, porque el ejecutante debe vencer con la fuerza sus dedos la inercia de tantas partes mecánicas, de tal manera que cuando engancha todos sus elementos no basta las fuerza de sus manos para accionar las teclas sino que debe emplear el peso de su propio tronco. Hasta la invención de los altoparlantes, nada, incluso las orquestas, podía superar en número de timbres sonoros y en volumen al órgano de tubos; por eso, los pueblos de Europa rivalizaban para adquirir el mejor, el más completo, lo cual no era fácil, pues su costo siempre fue –y sigue siendo- elevado- pues cada parte es construida con el trabajo paciente de artistas artesanos. El órgano tubular es un instrumento de viento que permite, mejor que ningún otro, la interpretación de melodías simultáneas (contrapunto); es el más complejo instrumento que pueda ejecutar una sola persona, y que en manos –y pies- de un virtuoso causa un asombro sin igual. La famosa organista americana Joyce Jones, ejecuta, entre otras miles de obras , “El vuelo del Moscardón” de RimskyKorsakov, cuya melodía principal, que ella interpreta con los pies, es de una de una rapidez tal que difícilmente los pianistas la ejecutan con las manos. Los órganos tienen una historia de más de 1000 años. Los aportes de incontables y anónimos mecánicos contribuyeron a darle forma y posibilidades, al cabo de varios siglos de ensayo, error y progreso técnico. Inicialmente, alguien construyó una serie de flautas de un mismo material y diferente longitud para generar dos o tres octavas de sonidos (o sea de 12 a 36 flautas) y alimentadas por un fuellecito accionado por un asistente. Algunos de estos instrumentos -los más pequeños-, acompañaban las procesiones y fueron llamados “portátiles” ; otros, un tanto más grandes, permanecían en la iglesia, y se llamaron positivos, o “puestos”. Progresivamente se fueron inventando series de tubos de diversas formas, aleaciones, materiales y estructuras que creaban timbres o sonidos diferentes, incluso algunos que intentaban imitar instrumentos existentes. Luego alguien tuvo la imaginación y el talento de unir los dos instrumentos –el portátil y el positivo- en uno solo y así aparecieron los primeros órganos de dos teclados hacia el año 1400. Cuando lograron fabricar tubos más largos, capaces de producir sonidos graves y profundos, añadieron una serie de teclas (hasta dos octavas y media, o sea unas 32 notas) para ser ejecutadas con los pies (el pedalero, y así nace, hacia finales del siglo XIV, el órgano tubular. En el siglo XIX el sistema mecánico es reemplazado por conductos de aire o transmisión eléctrica de tal manera que al accionar la tecla, un impulso de aire o un impulso eléctrico se encargaba de abrir la válvula para dejar pasar el aire comprimido a la flauta. Así lograron aumentar en tamaña y complejidad ,de tal manera que las grandes catedrales se hicieron a órganos de 4 o 5 teclados y miles de tubos. Incluso lo gringos, tan amigos de obtener marcas mundiales, construyeron el mayor órgano posible de ejecutar: además el pedal, posee siete teclados para la mano,con los cuales accionan 32.000 flautas, siendo la más pequeña de unos 10 centímetros y la mayor de 10 metros de longitud, que produce el sonido más grave que el oído humano pueda escuchar (se encuentra en Atlantic City, N.J.). Ahora es un monstruo que por falta de mantenimiento tiende a silenciarse. Ojalá no suceda lo mismo con nuestro modesto, pero precioso órgano de Los Agustinos, que desde hace varios años requiere de trabajos reparativos y preventivos, pues el tiempo, los terremotos locales, la polución ambiental unidos a la ausencia de especialistas locales, han dejado su huella, produciendo desajustes, acumulación de polvo, humedad, roturas, desafinación que convendría solucionar para devolverlo a su majestuosidad original. Para quien quiera escucharlo –no obstante su estado actual- un organista lo estará ejecutando los domingos durante el mes de diciembre, entre las 10 y las 12 de la mañana. 100 AÑOS DE HISTORIA Hace exactamente 100 años surgió la idea del adquirir un órgano para el antiguo templo de los Agustinos. Narra el padre Bernardo Merizalde en su obra Cinco Lustros Gloriosos –publicada en 1927- que “Predicaba el P. Ángel Vicente el sermón del día último de junio de 1903, y como remate de los cultos mensuales dedicados al Sagrado Corazón de Jesús, expresó la idea de ofrecerle un grandioso órgano, con el cual se daría realce a las funciones religiosas, idea que fue acogida por gran parte de los habitantes de la población con entusiasmo y júbilo… El 28 de diciembre escribieron a la fábrica Alberdi-Martí de Barcelona, que todavía construía órganos a la antigua usanza, indicando la intención de adquirirlo, y su valor estimado fue de 18.000 pesetas”. Como los padres no contaban con más dinero que el de la caridad pública, idearon la rifa de unos lotes obsequiados para este objeto por personas caritativas. En el reverso de cada boleta se leía esta inscripción: “Con el objeto de obsequiar al Redentor del mundo con un órgano digno del pueblo antioqueño, se rifan unos solares que la piedad de dos personas ha destinado a este fin”. En todos los pueblos del sur de Antioquia se vendieron boletas durante tres años, mientras se construía el órgano de tres teclados: dos de manos y uno de pedalier, 22 registros y 1266 tubos o flautas. “A petición del convento de Manizales, el Rmo. P. Prior General suplicó al Sr. Marqué de Comillas transportar gratis en sus buques de Barcelona a Puerto Colombia el órgano; a lo que accedió de buen talante el caballeroso y gentil señor”. De Puerto Colombia pasó a Mariquita, luego los corajudos arrieros lo trajeron a Manizales en julio de 1907, y fue inaugurado el 21 de junio de 1908.