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Portal Iberoamericano de Gestión Cultural
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El mercado local vs el mercado global.
El consumo de cosas e ideas1
Salete Da Ponte
Docente do Departamento de Gestão Turística e Cultural
Escola Superior de Gestão do Instituto Politécnico de Tomar
(Portugal)
1
Artículo cedido por la autora al Portal Iberoamericano de Gestión Cultural para su publicación en el Boletín GC:
Gestión Cultural Nº 12: Mercado del Arte Contemporáneo, junio de 2005. ISSN:1697-073X.
Traducción al
castellano: Cristina Djavans.
Resumen
El arte contemporáneo, salvo raras excepciones, es una mera técnica, estilo, olores,
sabores de ensueño y simulacros de la mente, del conocimiento y del espíritu de
creación artística.
El arte contemporáneo está confinado generalmente a escenarios imaginarios, ya
sean fiestas, eventos, marketing, salones y galerías mercantilistas del alma, del
saber y de los comportamientos de la humanidad, en lo que concierne a sus
diferencias culturales y a lo que conservan en común el ayer y el hoy.
El arte contemporáneo es más un producto de consumo, de espectáculo encerrado
en
pleno
vector
político
y
económico,
encontrándose
actualmente
en una
encrucijada existencial: o recupera la calidad y su singularidad, como forma de
expresión de una sociedad también en crisis; o continúa en el uso apelativo del
lenguaje de la ley de oferta y demanda, tornándose en arte del “ahora”, de lo irreal,
de la mentira, lo ornamental o de un mero producto de mercado, de entre tantos
otros.
Introducción
Se vive, en tiempos de hoy, el momento de de las cosas y de las ideas envueltas en
una aureola de lo real reinventado.
El arte de la calle, el mercado del arte, la economía del arte, el arte de la
imaginación del color, luz, sonido y de sensaciones, funcionan como una especie de
prestación de servicios que busca una sociedad contemporánea de consumo.
Ponerse a cuestionar sobre los motivos que justifican el comportamiento de los
individuos y de las instituciones sociales, parece ser un enfoque generalizado de
poder político y económico en el arte y la calidad de cultura que desea la población
contemporánea.
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La comunidad internacional está viviendo un proceso de búsqueda sobre una serie
de principios ontológicos, que debe asegurar la creatividad de los artistas, con una
conveniencia
armónica
entre
agentes
y
artistas
estableciendo
normas
de
competitividad y de originalidad entre bienes y servicios.
El arte y la economía
La oferta y demanda del arte en Portugal no es muy diferente al resto de los países
de la Comunidad Europea. Por otro lado, las preocupaciones generalizadas de
instituciones y agentes culturales sobre la salvaguarda y comunicación del legado de
nuestra identidad cultural han protagonizado una serie de eventos socio-culturales,
más en la perspectiva de espectáculo del momento, en lo que se clasifica como arte
light vs cultura light. Este fenómeno light, a mi modo de entender, es una especie
de máscara contemporánea bloqueadora de los sustratos de vida pasada en
extinción y tramposa, generadora de un propio espíritu contemporáneo.
Se asiste en el mercado local vs mercado global, a una indefinición de normas
socioculturales, de cara a un mundo mercantilista y mecánico, sin alma, pero con un
visual etéreo y magnético realmente inventado. Por otro lado, la economía de
mercado somete, cuando no subsiste, el arte y cultura pasadas y presentes,
creando una nueva visión de mundos individuales y sociales,
a la luz de nuevas
tecnologías e intereses sociales del siglo XXI, sin análisis crítico, ni reflexión sobre
los múltiples síntomas y señales de variadas realidades impregnadas en medio de
un paisaje humanizado.
Síntomas y terapias
El arte contemporáneo busca nuevas formas de expresión de un universo de
múltiples agentes que interaccionan en una completa red de contenidos y contextos
sociales que pueden asegurar su visibilidad por medio de una estructura digital y los
medios que potencian estrategias de flujo de información, conocimiento, deleite e
impacto económico en una dinámica de productos y servicios culturales disponibles.
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No solo está en crisis el arte contemporáneo, sino también el legado cultural de
generaciones pasadas, subestimado, ignorado y abandonado hoy en día,
por el
gran público.
La obra de arte pasó a ser un cliché, un evento light, una moda, un placer sin alma,
esclavizándose a los paradigmas del mercado de hoy y la industria cultural.
El
artista pasó a ser materia prima por excelencia, confinándose a los nuevos
lenguajes de producción light, proyectándose el objeto/arte en el producto de
ocasión, de economía de arte prefabricada.
Digamos que el arte contemporáneo privilegia lo inculto, la negación del
pensamiento y del saber hacer, cuando es manipulado por el poder político y
económico.
Digamos que el arte contemporáneo está en crisis, prevaleciendo el
espectáculo
gratuito, la presión social y política de patrocinadores y del mercado de la cosa
mundana.
El arte y la cultura se hacen en cosas banales y periféricas de los
intereses de la ciudadanía.
El arte contemporáneo carece de sentido cultural, de singularidad, de un saber y un
lenguaje propios que traduzca sus mecanismos de producción y su historia, usando
herramientas digitales y las nuevas tecnologías del artista contemporáneo.
¿Qué terapias se necesita para devolver al arte o su territorio perdido?
Presumo que el regreso a la libertad de concepción del artista, sin poner en causa
su estabilidad y calidad de vida en que se inserta, podría ser uno de los primeros
pasos para una reflexión profunda sobre un conjunto de valores sociales, como
soporte estructural de la humanidad para la salvaguarda y valorización de sus
antepasados, asegurando las generaciones de hoy y los vectores culturales
indispensables para el desarrollo y el progreso de las generaciones venideras, a
través
de
varias
performances
creadas
en
el
vasto
universo
del
arte
contemporáneo.
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Conclusión
El concepto de la visibilidad del arte contemporáneo está directamente relacionado
con los vectores de la economía, modelando y moldeando la cultura a las exigencias
y necesidades del mercado.
“La producción y la financiación del arte a través del mercado” (FREY 2000: 123)
reduce el carácter de innovación y la creatividad artística llevando, de este modo,
constreñimientos del propio espacio en que emerge lo emergente, singular,
simbólico o polémico.
Finalizando, ¿Hasta cuándo esta nueva estética? ¿Hasta cuándo la valorización y la
alineación del arte en una sociedad que venera lo volátil, lo desechable, o lo ilusorio
como si la realidad de sueño se tratara?
BIBLIOGRAFIA
BENHAMOU, Françoise (1996): L´Économie de La Culture. Paris. Éditions La
Découverte.
FREY, Bruno (2000): La economía del arte: una visión personal, y Las falsificaciones
en arte: ¿qué falsificaciones?. Barcelona. Colección Estudios Económicos, Nº 18.
SANDLER, Irving (1996): Art of the postmodern era: from the late 1960´s to the
early 1990´s. New York: Icon.
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