TRAYECTORIAS LABORALES JUVENILES: ALGUNOS RESULTADOS PRELIMINARES PRESENTADOS CON TRAMINER Lídia Yepes Cayuela

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TRAYECTORIAS LABORALES JUVENILES: ALGUNOS RESULTADOS
PRELIMINARES PRESENTADOS CON TRAMINER1
Lídia Yepes Cayuela
Centre d'Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT)
Universitat Autònoma de Barcelona
[email protected]
Resumen
La presente propuesta de comunicación tiene como idea central las trayectorias
laborales juveniles en el actual contexto de crisis económica y social. Uno de los
objetivos principales es de carácter metodológico ya que pretende mejorar y profundizar
en el análisis de métodos mixtos. Actualmente, aunque el proyecto se encuentra en la
fase de análisis de los datos y por lo tanto no se pueden exponer resultados finales, sí
que es posible extraer algunas conclusiones del proceso de elaboración de la encuesta y
del trabajo de campo, como las principales ventajas de este tipo de recogida de datos
con clara voluntad de unir metodología cuantitativa y cualitativa.
Otro elemento novedoso de esta propuesta, por lo menos poco usual en el contexto
español, es el uso del programa estadístico R para analizar datos de tipo longitudinal.
Concretamente se utiliza un paquete denominado TraMineR que permite visualizar y
analizar trayectorias. La pregunta concreta que proponemos responder en esta
comunicación es la siguiente: ¿hasta qué punto se modifican las trayectorias laborales
de los jóvenes si tenemos en cuenta, o no, la simultaneidad de actividades, es decir, si
tomamos en consideración eventos secundarios? Concluimos que la simultaneidad y
solapamiento de actividades educativas y laborales es una característica habitual en los
itinerarios actuales que hay que considerar si se quiere tener una aproximación adecuada
al estudio de las trayectorias laborales de los jóvenes.
Palabras clave: mercado de trabajo, juventud, trayectorias, análisis de secuencias.
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Esta comunicación constituye un resultado del proyecto de investigación “Las redes sociales, en sus
diferentes modalidades, como mecanismo de búsqueda e inserción laboral en el empleo y de apoyo social
en los jóvenes”-REDEMAS (Ref. CSO2012-36055) financiado por el Ministerio de Economía y
Competitividad.
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Índice
1. Introducción .............................................................................................................................. 3
2. Situación actual de los jóvenes.................................................................................................. 4
2.1. Fragmentación y complejidad en las trayectorias laborales ............................................. 4
2.2. Jóvenes y crisis: precariedad estructural .......................................................................... 5
3. Metodología .............................................................................................................................. 9
3.1. Base de datos utilizada....................................................................................................... 9
3.2. Análisis realizados y variables utilizadas ........................................................................ 12
4. Resultados ............................................................................................................................... 15
5. Conclusiones ........................................................................................................................... 24
6. Bibliografía ............................................................................................................................. 25
7. Anexo ...................................................................................................................................... 28
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1. Introducción
La presente propuesta de comunicación tiene como idea central las trayectorias
laborales juveniles en el actual contexto de crisis económica y social. La comunicación
se enmarca dentro del proyecto I+D REDEMAS ‘Las redes sociales en sus diferentes
modalidades, como recursos y mecanismos de búsqueda e inserción laboral en el
empleo y de apoyo social en los jóvenes’ CSO02012- 36055 del Ministerio de
Economía 2012- 2015, dirigido por Joan Miquel Verd de la Universidad Autónoma de
Barcelona. El propósito general de este proyecto es examinar los vínculos entre las
propias trayectorias laborales y el uso que se hace de las redes sociales -reales y
virtuales- como mecanismo de apoyo expresivo e instrumental.
Uno de los objetivos principales es de carácter metodológico ya que pretende mejorar y
profundizar en el análisis de métodos mixtos. Actualmente, aunque el proyecto se
encuentra en la fase de análisis de los datos y por lo tanto no se pueden exponer
resultados finales, sí que es posible extraer algunas conclusiones del proceso de
elaboración de la encuesta y del trabajo de campo, como las principales ventajas de este
tipo de recogida de datos con clara voluntad de unir metodología cuantitativa y
cualitativa. Dado que los datos utilizados son fruto de un trabajo de campo propio, otro
de los propósitos de esta comunicación es enfatizar en la importancia de la profundidad
y riqueza de información obtenida, a diferencia de otras bases de datos que, a nuestro
parecer, no recogen toda la complexidad de la realidad juvenil. Un ejemplo de este
aspecto, y en el que se hace hincapié, es la particularidad de recoger la simultaneidad de
eventos durante la trayectoria. Es decir, el solapamiento de actividades laborales,
educativas, períodos de búsqueda de empleo, etc. Se trata de comprobar hasta qué punto
las investigaciones que no tienen en cuenta esta dimensión se pierden un matiz
importante para entender la realidad juvenil.
Otro elemento novedoso de esta propuesta, por lo menos poco usual en el contexto
español, es el uso del programa estadístico R para analizar datos de tipo longitudinal.
Concretamente se utiliza un paquete denominado TraMineR que permite visualizar y
desarrollar análisis de secuencias. En esta comunicación, se presentaran algunos
resultados exploratorios del análisis de trayectorias mediante R así como sus
potencialidades para futuros avances.
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2. Situación actual de los jóvenes
2.1. Fragmentación y complejidad en las trayectorias laborales
Muchos autores han identificado un aumento de la desestandarización como una
característica fundamental de las trayectorias laborales actuales, también en el contexto
español, dónde varios estudios centrados en la ocupación juvenil hace tiempo que están
poniendo sobre la mesa este concepto así como la diversidad creciente para referirse a
sus trayectorias laborales (Serracant, 2014; García Espejo, 1998; Casal et. al., 2006).
Los cambios producidos en las economías occidentales y sus mercados de trabajo han
ocasionado estas biografías que poco tienen que ver con los itinerarios típicos de los
años 50 o 60. La globalización económica, un tipo de producción más extensiva en
capital y menos en mano de obra o los cambios tecnológicos han provocado este
aumento de la incertidumbre (Tilly y Tilly, 1998). Las transformaciones del mercado de
trabajo sin embargo, no son sólo reflejo de los cambios económicos sino también de las
reformas institucionales que se han dado en estos países. Los efectos de la desregulación
de los mercados laborales, el aumento de la flexibilidad laboral y la individualización de
las relaciones laborales agravan aún más esta inestabilidad en la vida laboral (Jessop,
2002, Adelantado, 2000).
Del aumento de la inestabilidad y el riesgo se deriva una mayor individualización de las
trayectorias vitales donde los individuos supuestamente tienen más opciones ya que la
trayectoria no está tan estandarizada (Heinz, 2003; Beck, 1992). Aparentemente los
individuos ganan en libertad ya que tienen más margen de maniobra, pero en la realidad
no siempre es así (Blossfeld, Mills y Bernardi, 2006). El aumento de la precariedad, la
flexibilidad, el paro y en definitiva la falta de recursos materiales así como los marcos
institucionales, a menudo condicionan estas opciones que aparentemente son
'potenciales'.
Consideramos pero que la trayectoria laboral no viene definida sólo por elementos
estructurales (económicos, del mercado laboral) o sólo individuales (lo que llamamos
agencia, decisiones individuales) sino que es una combinación de ambas. Son varios los
factores que los autores identifican a la hora de configurar una trayectoria a parte de los
elementos estructurales -como la propia economía o modelos de bienestar- que tienen
más a ver con las decisiones personales de los individuos o su agencia (Heinz, 2003).
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Para poder captar esta doble dimensión, el análisis que proponemos introduce elementos
que combinan tanto factores estructurales como individuales.
Se trata de analizar las interacciones que se dan entre las instituciones sociales y la
estructura económica con la biografía personal de los individuos a la hora de configurar
sus itinerarios vitales (Heinz, 2003). Es en este marco donde la perspectiva del curso de
vida (life course perspective), que es la base del marco teórico propuesto, gana peso. Se
pone de manifiesto así la doble dimensión macro y micro, estructural y comprensiva,
que se adoptará en la comunicación.
2.2. Jóvenes y crisis: precariedad estructural
El interés por los jóvenes españoles ha retornado con fuerza desde el inicio de la crisis
actual. Este hecho se debe no sólo a la presencia de la precariedad y el paro entre la
población joven sino también a las consecuencias sociales que pueden tener para el
conjunto de la sociedad. La baja natalidad y el aumento progresivo del envejecimiento
en Europa, y en España a unos niveles especialmente alarmantes, junto con el aumento
sostenido del paro y la precariedad genera dudas sobre la viabilidad del Estado del
Bienestar dado que la población activa sustenta este sistema (Ortiz, 2013). Las
dificultades de los jóvenes para acceder al mercado de trabajo y las condiciones en que
lo hacen son pues de vital importancia, no sólo por los propios individuos afectados,
sino para el resto de la sociedad.
A la hora de analizar la situación de los jóvenes en el actual contexto de crisis, hay que
tener en cuenta que el colectivo juvenil ya se veía afectado negativamente con
anterioridad por las características del mercado de trabajo español. Así las tasas de paro
juvenil duplicaban la tasa total antes y durante la crisis (Rodríguez y Ballesteros, 2012).
De hecho, España en su conjunto ha tenido un problema con el paro desde décadas antes
de esta crisis. Desde 1981 sólo en cuatro años se logró disminuir el número de parados
por debajo de los dos millones, y nunca ha podido cruzar la línea de los 1.800.000
parados (Instituto Max Weber, 2012). Para hacer bajar las cifras de paro se aprueba en
1984 una reforma laboral que permite firmar contratos temporales sin causa (Ortiz,
2013; Gómez, 2015). La medida tuvo un éxito relativo ya que el paro disminuyó, pero
también supuso sustituir contratos indefinidos por temporales que poco a poco se van
convirtiendo en la norma.
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Esta situación genera la dualidad del mercado laboral español tan característica entre un
segmento primario indefinido y protegido y con más garantías y un segmento
secundario precario y temporal (Ortiz, 2013; Miguélez y Prieto, 2009). Esta dualidad,
además, se ve agravada por un sistema de relaciones laborales que no representa ni
protege a los más vulnerables, como los jóvenes, ya que se encuentran más alejados de
los sindicatos (Miguélez y Prieto, 2009; Antón, 2007).
Posteriormente, muchos autores señalan la crisis de 1993-1994 como el final de la etapa
fordista en España y el germen de la burbuja inmobiliaria, con una economía
excesivamente dependiente del sector financiero que hinchaba artificialmente los
precios de las viviendas a la vez que facilitaba el acceso generalizado al crédito (Conde,
1999; Conde y Alonso, 1996; Rodríguez y Ballesteros, 2012; Ortiz, 2013). Se podría
decir que la situación del mercado laboral español es resultado, entre otros, de la
excesiva dependencia de sectores intensivos en mano de obra descalificada como la
construcción o el turismo (Arnal, Finkel, Parra, 2013; Antón, 2007).
Se vieron particularmente afectados por esta reconversión de la economía los jóvenes,
ya que al expandirse la precariedad fueron los primeros en vivirla de cerca dada su
situación periférica del mercado laboral. En términos más concretos, esto se ha
traducido en unos altos índices de temporalidad y paro que muchos han considerado
como estructural (Arnal, Finkel, y Parra, 2013).
Algunos autores (Rodríguez
y Ballesteros, 2012) apuntan que la crisis actual ha
acentuado los procesos de polarización entre sectores primarios y secundarios que
apuntábamos antes, aunque otros sugieren, dada la gravedad y expansión de la recesión
económica, una igualación a la baja que en realidad supondría un acercamiento entre los
distintos segmentos (Verd y López-Andreu, 2016).
Actualmente los jóvenes son uno de los colectivos más afectados por la gran depresión,
no sólo en España sino a nivel global. Según el informe de la OIT de 2013, el paro
juvenil aumentó hasta el 24'9% en las economías occidentales, un hecho sin precedentes
según la misma OIT (2013). En el punto de mira están países como España o Grecia
donde las cifras de paro juvenil no pueden ser más preocupantes, llegando a máximos
históricos. Sólo Grecia ostenta el dramático título de superar a España en este dato
(50'1% y 49'6% respectivamente según datos de EUROSTAT, 2015).
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El colectivo juvenil ha sufrido con más dureza esta crisis por dos motivos. Por un lado,
porque ya eran uno de los grupos más precarizados con anterioridad, y por lo tanto era
más fácil ajustarse a la nueva situación económica prescindiendo de ellos, y por el otro,
porque estaban ocupados en sectores fuertemente afectados por la crisis como la
construcción. La dualización del mercado laboral español entre indefinidos y temporales
ha permitido descargar sobre este últimos el mayor peso de la crisis (Instituto Max
Weber, 2012; Felgueroso, 2012) y como consecuencia sobre los jóvenes como colectivo
fundamentalmente temporal. Sin embargo, también el trabajo cualificado ha notado los
efectos negativos de este periodo. Tal y como recuerda el Instituto Max Weber (2012) el
número de parados de titulados superiores, doctores o con postgrado se ha duplicado
desde 2008.
Si bien uno de los problemas de empleo de los jóvenes es el paro, el hecho de conseguir
un trabajo no resuelve el problema. La precariedad es casi un identificador del trabajo
juvenil que se manifiesta en múltiples caras. Siguiendo los trabajos de Antonio Antón
(2006 y 2007) la precariedad se puede medir por tres ejes interrelacionados entre ellos.
El primero y más usual hace referencia a la inestabilidad e inseguridad del empleo,
incluyendo la situación directa de paro. Esta situación precaria hace referencia a la
flexibilidad externa del empleo. La inseguridad afecta a una parte de empleos a tiempo
parcial y autónomos, pero también y, especialmente, al conjunto del empleo irregular y
sin protección social. El segundo plano, hace referencia a las condiciones laborales
internas como el salario, la flexibilidad de horarios, la prolongación de la jornada de
trabajo, los riesgos para la salud laboral o la excesiva movilidad funcional o geográfica.
El tercero y último eje se refiere a la situación de mayor indefensión y vulnerabilidad de
estos sectores precarios ante las empresas. Una de sus facetas es la existencia de menor
protección social y menores garantías y derechos, hecho muy vinculado a la baja
organización de los trabajadores en sindicatos o en asociaciones. Esto se traduce en
situaciones de fragilidad y dependencia del poder empresarial y las dinámicas
impulsadas de plena disponibilidad a las exigencias de la organización del trabajo. Estas
tres dimensiones, como se ha dicho, no se encuentran de manera aislada sino que
interactúan. De esta manera encontramos que un trabajo inestable suele ir acompañado
de unas condiciones laborales precarias y unos salarios bajos y de mayor indefensión y
dependencia.
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En términos más concretos, es posible observar estas diferentes dimensiones de la
precariedad con datos reales actuales. Sobre el trabajo a tiempo parcial por ejemplo,
según datos de la EPA (2014) más del 40% de los jóvenes están contratados en esta
modalidad, más del doble que la media del resto de la población, con el agravante de
que la mayoría (72% del total) lo hace contra su voluntad, es decir porque no encuentra
un trabajo a tiempo completo (Fundación Novia Salcedo, 2013).
Por otra parte, dos de cada tres jóvenes menores de 24 años ocupado lo hace con un
contrato temporal (EPA, 2014). En 2015 el empleo neto creado por los menores de 30
años fue mediante contratos temporales, creciendo un 3,4% mientras que la contratación
indefinida disminuía un 4% (Echegaray, 2015). El año 2013, el 46,6% de los jóvenes
menores de 30 años estaba contratado temporalmente, y de éstos el 44,8% por un
período inferior a un año y casi el 12% por un periodo inferior a cuatro meses
(Observatorio de emancipación España, 2014). Además, tal y como ha denunciado el
sindicato UGT (2015) en los últimos años se ha dado un aumento de los contratos de
duración inferior a la semana. Este tipo de contrato ya afecta a un 22'5% del total y
especialmente entre la población de 20 a 35 años.
La alta temporalidad tiene un doble efecto: por un lado aumenta la precariedad que
imposibilita la integración a la vida adulta de manera plena (son expresiones de esta
problemática las bajas tasas de emancipación, el retraso de la paternidad o la creciente
emigración al exterior) mientras por otro impide una trayectoria profesional ascendente,
ya que los constantes cambios de sector y características de la ocupación dificultan la
especialización y la consolidación de un perfil profesional (Instituto Max Weber, 2012).
Otro de los fenómenos asociados a la desestandarización y falta de linealidad en las
trayectorias es la superposición de roles (estudiantes, trabajadores, las dos cosas a la
vez, etc). De esta manera las transiciones típicas que solían producirse
consecutivamente se dan a día de hoy de manera fragmentada. Los datos del informe del
INJUVE (Rodríguez y Ballesteros, 2012) nos muestran como la mayoría de jóvenes
empiezan a trabajar mientras aún están estudiando (60%) independientemente del sexo,
y la media de edad de inicio a la actividad laboral se sitúa en los 18 años.
La investigación de autoras como Elsa Santamaría (2012) analiza trayectorias que
ejemplifican esta creciente diversidad y fragmentación. La autora utiliza el término de
'márgenes de la ocupación' para referirse a aquellas situaciones laborales con un pie en
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el mercado laboral formal y otro fuera. La indefinición de estas situaciones genera
desprotección ya que se puede estar trabajando sin tener necesariamente un empleo. La
autora se refiere al mercado laboral juvenil como un ‘continuum’ en que se pueden dar
muchas situaciones 'intermedias': "En ese continuum, se pueden reconocer trabajos
informales, aquellos que se realizan en negro, y en los sectores de la economía
sumergida, pero también otros regulados, como son los contratos de prácticas, las becas,
los contratos eventuales, los empleos subvencionados y ciertos trabajos voluntarios,
entre otros" (Santamaría, 2012: 131).
Este tipo de márgenes así como la simultaneidad de actividades y superposición de
roles, aunque cada vez son más comunes en las prácticas laborales de los jóvenes son
difíciles de contatibilizar en las estadísticas laborales. Por ese motivo, creemos
necesario una reflexión en torno a la perspectiva metodológica adoptada y a la
pertinencia de los datos usados teniendo en cuenta el aumento de la complejidad,
fragmentación y diversidad de las trayectorias laborales juveniles.
3. Metodología
Como se explicaba en la introducción, la explicación de la metodología será una parte
importante de la comunicación ya que es dónde reside en gran parte la innovación y
aportación de esta investigación.
3.1. Base de datos utilizada
Cuando se diseñó el proyecto de investigación una de las decisiones importantes a
tomar era que datos debíamos utilizar. La disyuntiva estaba entre utilizar alguna base
estadística previamente existente o bien realizar un trabajo de campo propio. Si bien
ambas alternativas tenían sus ventajas e inconvenientes al final se optó por esta segunda
opción, a pesar del coste y el esfuerzo añadido, por diversos motivos. El primero y más
importante es que cuando se diseña un trabajo de campo se logra control total sobre
cómo y qué tipo de información se quiere obtener. De esta manera, se abría todo un
abanico de posibilidades para analizar aspectos de las trayectorias laborales que no era
posible examinar con otras bases de datos.
En este sentido, varias cuestiones tenían un peso destacable. La primera era obtener la
información del origen social de los padres para poder comprobar el peso de la familia a
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la hora de condicionar el paso por el mercado laboral. En segundo lugar era necesario
recoger la información referente a los contactos del joven, es decir, la composición de
su red. Y por último, pero no en orden de importancia, cumplir el propósito de obtener
una visión completa y exhaustiva de la trayectoria laboral en su conjunto, teniendo en
cuenta la dimensión temporal y la alta variabilidad de actividades en el contexto de
precariedad actual.
De esta manera, en el cuestionario final se pueden distinguir dos partes. La primera está
centrada en el ego y se le pide información socio-económica de él y su familia así cómo
se reconstruye su trayectoria laboral de manera retrospectiva. Mediante una life history
grid (ejemplo en el anexo) se va rellenando la parrilla añadiendo todos los eventos que
tienen que ver con su trayectoria educativa y laboral. Así, no sólo se recogen los eventos
de educación reglada y trabajo formal sino todos los eventos difusos como practicas,
trabajos sin cobrar, sin contrato, períodos de desempleo con o sin prestación, etc. Este
tipo de actividades a menudo no formales, presentan muchas dificultades si se pretenden
analizar con bases de datos oficiales ya que no suelen estar correctamente recogidas.
Además de tener información completa de todos estos eventos, entendemos que los
jóvenes no sólo hacen una actividad de manera exclusiva sino que es habitual el
solapamiento de varios eventos al mismo tiempo. Por consiguiente, en la life history
grid siempre se tiene que especificar una actividad principal, pero se puede rellenar
también, cuando sea necesario, la línea de trayectoria secundaria con las actividades
complementarias. Además, dado que uno de los objetivos de la investigación es conocer
que recursos y mecanismos son más útiles a la hora de encontrar trabajo, de cada
actividad laboral (además de conocer sus características) se demanda por la vía de
acceso, es decir cómo se encontró ese trabajo (por vía formal como anuncios o mediante
oficinas de ocupación públicas o privadas, por aplicación directa, es decir ir
presencialmente a dejar el currículum, o mediante la información o mediación de un
contacto).
Para terminar la parte centrada en la trayectoria, se hace una pequeña entrevista con
preguntas abiertas para concluir esta parte, dar un pequeño descanso al entrevistado y
además poder recoger ciertas informaciones que son muy difíciles de obtener de una
manera cerrada. De este modo se pregunta por momentos clave y transiciones qué
destacaría de su trayectoria, por el margen de maniobra o los límites que cree que ha
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habido en su trayectoria y por los recursos o capitales que le han parecido más útiles a la
hora de desarrollar su carrera profesional.
La segunda parte del cuestionario está centrada en la red social del joven, es decir, las
personas de su entorno. Mediante un cuestionario ego-centrado, se pregunta por veinte
personas con las cuales el joven mantenga algún tipo de relación. Para facilitar que se
incluyan de diferentes ámbitos se empieza por los familiares y amigos muy cercanos,
luego a las personas del ámbito laboral o que te hayan ayudado a buscar o encontrar un
trabajo (incluyendo a las mencionadas durante la explicación de la trayectoria laboral),
otros amigos y conocidos no tan cercanos, y finalmente, otras personas que forman
parte de tu entorno aunque no sean muy cercanas. El objetivo es recoger además de
lazos fuertes e expresivos, lazos débiles y personas más alejadas para poder comprobar
si esto juega algún papel a la hora de ayudar a alguien en el mercado laboral. Después
de varias pruebas piloto vimos que este objetivo se lograba con veinte personas (a las
cuales llamamos alteris).
Una vez tenemos reconstruida la red, se pide abundante información sobre la situación
socio-económica de cada alteri así como su relación con ego. Finalmente se demanda
por las relaciones entre los alteris de la red, es decir si entre ellos se conocen. Una vez
terminada esta parte se visualiza la red y se comentan los resultados con el entrevistado
pudiendo entonces corregir posibles errores y recoger sus impresiones.
Como ya se puede intuir, aunque el cuestionario se concibe principalmente con
preguntas cerradas que a priori encajarían con un cuestionario cuantitativo, la riqueza de
la información obtenida, la mezcla con preguntas abiertas u otras interacciones mucho
más abiertas y flexibles lo acercan más a una entrevista biográfica. Además se dispone
del audio de toda la interacción por lo que se cuenta con las explicaciones que el
entrevistado va dando mientras responde que clarifican, amplían o profundizan en la
información ya recogida.
Cuando diseñamos el trabajo de campo éramos conscientes del trade-off existente entre
cantidad de información recogida y el número de encuestados. En nuestro caso, si bien
es cierto que nuestra muestra no es de gran tamaño (250 casos en total), la riqueza de la
información obtenida y la potencialidad de los análisis compensan esta limitación.
Además de la innovación metodológica de incorporar en el mismo instrumento de
recogida de información características cuantitativas y cualitativas, en el contexto
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español es la primera vez que una misma encuesta combina una red ‘ego-centrada’ y
una encuesta retrospectiva completa de la trayectoria laboral.
Esta encuesta se realizó durante los meses de Febrero del 2014 a Noviembre de 2015 a
250 jóvenes de entre 20 y 34 años del Área Metropolitana de Barcelona (especialmente
de la ciudad de Barcelona, Sant Feliu de Llobregat, L’Hospitalet de Llobregat y Santa
Coloma de Gramenet) que trabajan o buscan trabajo. Para encontrar perfiles
representativos de diversos estratos sociales, se ha seleccionado la muestra teniendo en
cuenta el nivel de estudios, la edad, el lugar de nacimiento y el sexo por lo que no se
trata de una muestra aleatoria sino de una muestra tipológica.
3.2. Análisis realizados y variables utilizadas
La pregunta concreta que proponemos responder en esta comunicación es la siguiente:
¿hasta qué punto se modifican las trayectorias laborales de los jóvenes si tenemos en
cuenta, o no, la simultaneidad de actividades, es decir si tomamos en consideración los
eventos secundarios?
Para realizar las explotaciones que se detallaran a continuación se ha utilizado el
programa estadístico R y concretamente un paquete del mismo que se llama TraMineR
(Gabadinho, Ritschard, Mueller & Studer, 2011). El paquete TraMineR fue desarrollado
en la Universidad de Ginebra por un grupo de investigadores interesados en el análisis
de secuencias y especialmente concebido para las ciencias sociales lo que lo hace muy
pertinente para nuestro análisis. Aunque es muy popular y utilizado en muchos países,
en España sigue siendo bastante desconocido. Aunque las investigaciones con interés
para añadir la dimensión temporal y hacer análisis longitudinales crecen en nuestro
contexto, una de las mayores dificultades es encontrar bases de datos pertinentes y
suficientemente completas. Como hemos explicado más arriba ese fue uno de los
motivos por los que decidimos hacer un trabajo de campo propio para recoger nuestros
propios datos.
El paquete TraMineR, al igual que R en su conjunto, está en constante evolución ya
que, al ser un software libre, es desarrollado por una comunidad en la red muy activa.
Como ventajas de utilizar este paquete podríamos destacar la facilidad de su uso una vez
tienes los datos en el formato adecuado, ya que te permite manejar un gran número de
secuencias de manera relativamente sencilla. Otra de sus ventajas es el gran abanico de
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opciones de visualización, algunas de muy completas como veremos a continuación.
Además de poder analizar las trayectorias, tanto de manera individual como transversal,
incluye diversos métodos de calcular disimilitud y distancia lo que permite crear
tipologías, objetivo previsto en investigaciones futuras.
El período analizado va de 1996 a 2014, ya que las trayectorias más largas de las
personas con más edad de nuestra muestra empiezan en 1996 y todas terminan en 2014
cuando se realizaron las encuestas.
Disponemos de tres matrices distintas en función de si recogen solo los eventos
principales, solo los eventos secundarios o si se incluyen ambos en una trayectoria
única, que es el objetivo final. De esta manera, se han realizado tres explotaciones
replicadas en cada una de las tres matrices. Vale la pena señalar que en el presente
explotación hay dos niveles de análisis distintos ya que por una parte cada
acontecimiento de la trayectoria es considerado como una unidad de análisis de la
misma manera que cada individuo es tratado del mismo modo.
En las dos primeras matrices, hay un total de siete posibles estados que se explican
brevemente a continuación:
1) Estudiar: se incluyen todos los eventos que tienen que ver tanto con educación formal
como no formal (como por ejemplo cursos, formación continua, etc.)
2) Trabajo precario, “trabajillos” o prácticas: se incluyen eventos que tienen que ver con
trabajos esporádicos, de pocas horas, que pueden hacerse de manera simultánea con
otros trabajos o mientras se estudia. La categoría “trabajillos” se creó para evitar recoger
muchos “micro trabajos” de una duración inferior a 3 meses. Las prácticas pueden ser
remuneradas o no. Decidimos añadir esta categoría después de comprobar la
importancia que tenían este tipo de eventos en otros estudios como el análisis del
mercado de trabajo con datos de la “Encuesta de juventud de Catalunya, 2012”
(Castelló, Bolíbar, Barranco y Verd, 2013).
3) Ocupado estable: en esta categoría se incluyen los trabajos con contrato indefinido o
fijo discontinuo y los empresarios o autónomos con asalariados.
4) Ocupado temporal: se incluyen los trabajos con contrato temporal.
5) Ocupado sin contrato: se incluyen los trabajos realizados sin contrato.
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6) Parado: se incluyen periodos de paro con o sin retribución. Puede darse el caso de
que el encuestado este buscando trabajo mientras está trabajando, teniendo en su
trayectoria un solapamiento de un evento de paro con uno de trabajo.
7) Otros/inactivo: se incluyen los eventos de inactividad por labores del hogar y/o
cuidados de la familia, por enfermedad o discapacidad así como otro tipo de actividades
que no se recojan en los puntos precedentes.
En la matriz unificada que incorpora los eventos secundarios se generan tres estados
adicionales:
8) Estudiar y trabajo temporal, “trabajillos” o prácticas: en esta categoría se recogen los
eventos en los que simultáneamente se estudia mientras se realiza algún tipo de trabajo
temporal, “trabajillos” o prácticas. No se distingue si estudiar es evento principal o
secundario ya que había muy pocos casos en los que estudiar fuese secundario como
para separarlo en un estado aparte.
9) Estudiar y ocupado estable: en esta categoría se recogen los eventos en los que
simultáneamente se estudia mientras se realiza un trabajo con contrato indefinido o fijo
discontinuo.
10) Pluriempleado: en este estado se recogen todos los períodos en los que se tienen dos
trabajos a la vez independientemente del tipo de empleo.
Para analizar qué tipo de eventos se incluyen como secundarios, en un primer momento
es posible examinar los gráficos resultantes mediante distintas opciones de
visualización. En un segundo momento, y con la intención de realizar un análisis más
profundo se ha desarrollado una descripción del tiempo empleado en cada uno de los
diferentes estados. De esta manera, el objetivo es saber que peso tienen los eventos
secundarios en las trayectorias laborales juveniles, que tipo de actividades simultáneas
son los más comunes y de qué manera tener en cuenta este tipo de eventos modifica la
trayectoria laboral en su conjunto.
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4. Resultados
De los 250 casos, solo 29 no tienen ningún evento secundario, es decir, que en el resto
de 221 casos si solamente hubiésemos preguntado por el evento principal no habríamos
captado su trayectoria laboral con toda su complejidad.
A continuación se presentan las visualizaciones de las secuencias individuales para cada
una de las tres matrices (gráficos 1, 2 y 3):
Gráfico 1. Secuencias individuales ordenadas por edad a partir de la
matriz de eventos principales.
Gráfico 2. Secuencias individuales ordenadas por edad a partir de la
matriz de eventos secundarios.
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Gráfico 3. Secuencias individuales ordenadas por edad a partir de la
matriz conjunta de eventos principales y secundarios.
Con otra función de visualización incluida en TraMineR, vemos más claramente
(gráfico 4) qué tipo de actividades se recogen en la matriz de eventos secundarios:
Gráfico 4. Secuencias transversales a partir de la matriz de eventos
secundarios.
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Si lo comparamos con la matriz que recoge únicamente los eventos principales (gráfico
5) podemos apreciar como es en esta primera matriz dónde predominan mucho más los
eventos laborales respecto a los educativos.
Gráfico 5. Secuencias transversales a partir de la matriz de eventos
principales.
Finalmente, es posible comprobar cómo las trayectorias de los jóvenes se modifican
substancialmente si tenemos en cuenta los eventos secundarios. En la gráfico 6 se
pueden observar el conjunto de las trayectorias y el peso de los nuevos tres estados que
se generan al crear la matriz conjunta:
Gráfico 6. Secuencias transversales a partir de la matriz conjunta de
eventos principales y secundarios.
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Aunque visualmente ya es posible comparar las tres matrices y detectar diferencias, para
un análisis más exhaustivo existen otras funciones para analizar cuanto tiempo destinan
los jóvenes a cada actividad a lo largo de su trayectoria y cuáles de ellas se recogen en
la matriz de eventos secundarios.
De todos los acontecimientos que se incluyen en la matriz de eventos secundarios los
porcentajes más elevados tienen que ver en mayor medida con actividades laborales más
que formativas (gráfico7) mientras que ocurre lo contrario con la matriz que incluye
únicamente los eventos principales (gráfico 8).
Gráfico 7. Peso de cada tipo de evento en la matriz de
eventos secundarios
Estudios
4,5% 4,3%
Trabajitos o prácticas
13,5%
Actividades laborales: 77.7%
23,6%
Actividades formativas: 13.5%
Ocupado estable
22,8%
Ocupado sin contrato
10,1%
21,2%
Ocupado temporal
Parado
Otros/inactivo
Gráfico 8. Peso de cada tipo de evento en la matriz de
eventos principales
2,5%
3,4%
Actividades laborales: 42.5%
Estudios
8,7%
Trabajitos o prácticas
46,3%
17,7%
Ocupado estable
Ocupado temporal
Actividades formativas: 46.3%
16,3%
5,1%
Ocupado sin contrato
Parado
Otros/inactivo
18
Independientemente del peso que tiene cada actividad dentro del total de eventos
secundarios, es interesante observar que peso tiene dentro de cada trayectoria, es decir,
cuantitativamente sabemos que 221 casos de los 250 de nuestra muestra cuentan en su
trayectoria con eventos secundarios, pero todavía no sabemos qué importancia realtiva
tienen con respecto al conjunto de su trayectoria. Precisamente para poner luz sobre esta
cuestión, nos preguntamos cual es el tiempo medio dedicado a las actividades
secundarias, pero teniendo en cuenta el grupo de edad ya que lógicamente el número de
meses asignado a cada actividad puede variar en función de la largada total de la
trayectoria (tabla I).
Hay tres tipos de actividades que podemos señalar. En primer lugar la categoría
“trabajillos” y prácticas con una media de 12 meses para el total de jóvenes pero que
sube hasta más de 15 para los jóvenes de más edad y que para los más jóvenes con
trayectorias más cortas supone destinar a este tipo de actividad un cuarto de su
trayectoria (15’31% sobre el total). En segundo lugar los empleos temporales, que
aunque ocupen menos tiempo suponen casi un año de media para los jóvenes de nuestra
muestra. Esta cifra asciende a los 16 meses si nos fijamos en los más mayores. Otra de
las actividades que queríamos destacar, no tanto por su peso numérico sino por su
importancia cualitativa es el empleo sin contrato, es decir, el trabajo más vulnerable y
desprotegido, el trabajo en negro e irregular. En este caso supera al año el tiempo que
los jóvenes declaran haber trabajado bajo estas condiciones como actividad secundaria y
se mantiene estable para todos los grupos de edad.
En total, los eventos secundarios suponen una media de más de cuatro años y medio, lo
que significa un 40% sobre el total de la trayectoria. Este tipo de eventos simultáneos
van decreciendo con la edad aunque su importancia se mantiene elevada (37’25% y
38’88% para el grupo de 30 a 34 años y de 25 a 29 respectivamente). Para el grupo más
joven supone más de la mitad de su trayectoria (52’70%). En consecuencia, ignorar este
tipo de actividades secundarias seria perderse una parte demasiado significativa como
para poder comprender las trayectorias laborales de los jóvenes en toda su extensión.
19
Tabla I. Tiempo medio (en meses) dedicado a cada evento secundario según grupo de edad.
Grupo
edad
Ocupado Ocupado
Estudiar Trabajillos
estable temporal
Ocupado
sin
Parado
Contrato
Inactivo
Total
eventos
secundarios
Otros/
20-24
2,27
11,33
1,88
8,83
12,37
1,88
,44
39,00
25-29
7,31
10,00
3,72
8,58
13,86
2,99
2,36
48,82
30-34
10,47
15,56
9,08
16,01
12,88
2,49
3,45
69,94
Total
7,46
12,68
5,60
11,83
13,10
2,50
2,37
55,55
20-24
3,07%
15,31%
2,54%
11,93%
16,72%
2,54%
0,59%
52,7%
25-29
5,82%
7,96%
2,96%
6,83%
11,04%
2,38%
1,88%
38,88%
30-34
5,57%
8,28%
4,83%
8,52%
6,86%
1,33%
1,84%
37,23%
Total
5,31%
9,03%
3,99%
8,43%
9,33%
1,78%
1,69%
39,57%
Meses
%
sobre
el total
de la
trayectoria
Por consiguiente, cabe esperar que las trayectorias sean substancialmente distintas
según si tenemos en cuenta estos eventos secundarios o no. En el paso siguiente nos
hemos propuesto precisamente esto, comprobar hasta qué punto las trayectorias difieren
al añadir en el análisis los eventos secundarios.
Como se puede ver en la tabla II, el hecho de tener en cuenta los eventos secundarios
afecta principalmente al peso que tienen los estudios en las trayectorias de los jóvenes.
Así, al tener en cuenta que los jóvenes pueden hacer más de una actividad a la vez, el
tiempo que los jóvenes estudian y trabajan al mismo tiempo se incrementa 31,47 meses
(más de dos años y medio) en detrimento al tiempo exclusivo de estudio lo que cambia
notablemente la manera de aproximarnos a las trayectorias de los jóvenes y poder
entenderlas. En el gráfico 9 se puede apreciar este hecho con más claridad.
20
Tabla II. Comparación del tiempo medio dedicado a cada estado en función de si se tienen en cuenta o no los eventos secundarios.
Ocupado
Estudiar Trabajillos
Estable
Meses sin tener en cuenta
eventos secundarios
20Meses teniendo en cuenta
24
eventos secundarios
Variación
Meses sin tener en cuenta
eventos secundarios
25Meses teniendo en cuenta
29
eventos secundarios
Variación
Meses sin tener en cuenta
eventos secundarios
30Meses teniendo en cuenta
34
eventos secundarios
Variación
Meses sin tener en cuenta
eventos secundarios
Meses
teniendo en cuenta
Total
eventos secundarios
Variación
Ocupado
Temporal
Ocupado
sin
Contrato
Parado
Estudiar y
trabajo temporal,
Otros/Inactivo
“trabajillos” o
prácticas
Estudiar y
ocupado
estable
Pluriempleado
51,56
2,84
3,6
4,19
1,16
7,58
2,07
0
0
0
26,44
3,21
2,14
3,51
1,33
5,86
1,88
24,74
1,42
3,32
-25,12
0,37
-1,46
-0,68
0,17
-1,72
-0,19
24,74
1,42
3,32
58,07
7,75
18,07
18,92
5,85
11,85
3,15
0
0
0
39,28
7,04
14,13
16,16
6,36
9,08
3,11
19,73
3,79
6,88
-18,79
-0,71
-3,94
-2,76
0,51
-2,77
-0,04
19,73
3,79
6,88
75,92
8,5
36,44
39,73
5,7
14,25
4,32
0
0
0
44,18
7,7
31,69
32,84
5,09
11,8
3,71
32,47
8,46
9,93
-31,74
-0,8
-4,75
-6,89
-0,61
-2,45
-0,61
32,47
8,46
9,93
64,14
7,03
22,64
24,46
4,71
12,05
3,55
0
0
0
38,44
6,53
18,93
20,42
4,74
9,6
3,22
26,24
5,23
7,34
-25,7
-0,5
-3,71
-4,04
0,03
-2,45
-0,33
26,24
5,23
7,34
21
Gráfico 9. Variación de meses al introducir eventos secundarios en la
trayectoria.
Estudiar
40
Trabajillos
30
Ocupado Estable
20
Ocupado Temporal
10
Ocupado sin Contrato
Parado
0
20-24
25-29
30-34
Total
Otros/Inactivo
-10
-20
Estudiar y trabajo temporal,
“trabajillos” o prácticas
Estudiar y ocupado estable
-30
Pluriempleado
-40
Tal y como se ha explicado anteriormente, después de juntar todos los eventos en una
sola trayectoria aparecen tres nuevos estados: dos que tienen que ver con la
simultaneidad de estudios con trabajo y otro que tiene que ver con el pluriempleo, es
decir, en realizar más de un empleo al mismo tiempo. ¿Tienen importancia este tipo de
actividades? Para responder a esta pregunta nos fijamos en la media de meses que se
dedican a cada uno de estos estados, pero teniendo en cuenta el grupo de edad ya que
distorsiona la largada total de la trayectoria.
Tabla III. Tiempo medio (en meses) dedicado a cada evento generado en la matriz unificada según
grupo de edad.
20-24
Estudiar y trabajo temporal,
“trabajillos” o prácticas
24,74
Estudiar y ocupado
estable
1,42
25-29
19,73
3,79
6,88
30-34
32,74
8,46
9,93
Total
26,24
5,23
7,34
Grupo edad
Pluriempleado
3,32
Meses
22
Como podemos apreciar en la tabla III, hay un tipo de actividad que destaca por encima
de las otras dos: la simultaneidad de estudios con algún tipo de trabajo temporal o
precario. Si tenemos en cuenta que la trayectoria media de un joven de entre 20 a 24
años es de 74 meses aproximadamente, este tipo de actividad supone más de un 30% de
la trayectoria, es decir un tercio aproximadamente. En el caso del grupo de 25 a 29 años
este tipo de actividad supone de media un 15% aproximadamente sobre el total de la
trayectoria y sube ligeramente hasta el 17% en el caso del grupo de 30 a 34 años. En
cualquiera de los casos no es un porcentaje despreciable ya que es una situación
normalizada y habitual. El caso del pluriempleo también es destacable, sobre todo
cuando nos referimos al grupo con más edad de nuestra muestra ya que los jóvenes de
30 a 34 años pasan una media de casi 10 meses con más de un empleo al mismo tiempo.
Estas situaciones serían imposibles de apreciar si eliminamos la simultaneidad de
eventos al reconstruir las trayectorias juveniles.
Finalmente, en este último apartado el objetivo es determinar hasta qué punto el número
de transiciones que se dan en una trayectoria se modifican al tener en cuenta los eventos
secundarios. Si solo tenemos en cuenta la matriz con los eventos principales, el número
medio de transiciones en el conjunto de nuestra muestra es de 4,23. Es decir, que de
promedio un joven cambia de estado un poco más de 4 veces a lo largo de su
trayectoria. Hay que tener en cuenta que este dato es bastante distinto si comparamos
por grupo de edad. Así por ejemplo, en el grupo de 20 a 24 años el número medio de
transiciones se reduce a 2,15, mientras que en el grupo de 30 a 34 sube a 6,16.
¿Pero qué ocurre si realizamos el mismo cálculo teniendo en cuenta los eventos
secundarios? En ese caso, utilizando la matriz unificada, el número medio de
transiciones se dobla y pasa de 4,23 a 8,16. Es decir, que si tenemos en cuenta no solo
los eventos principales sino también los secundarios, el número de veces que un joven
cambia de estado, y por lo tanto, una manera de constatar su (in)estabilidad se modifica
notablemente. Así, para el grupo más joven de 20 a 24 años el número de transiciones
pasa a ser de 5,35 en lugar de 2,15, para el grupo de 25 a 29 se dobla y pasa de 4,38 a
8,67 mientras que el grupo con más edad, de 30 a 34 años, sube hasta 10,47 transiciones
en lugar de 6,16.
23
5. Conclusiones
Esta comunicación nos sirve de punto de partida para abrir una reflexión en torno a la
pertinencia de los datos utilizados para analizar un fenómeno cada vez más complejo
como son las trayectorias laborales de los jóvenes en el contexto actual.
Uno de los aspectos que se ha querido argumentar en esta presentación, aunque hay
otros, es la importancia de la simultaneidad de actividades y el solapamiento como una
característica habitual de las trayectorias educativas y laborales actuales. Esta
particularidad de las trayectorias se halla en consonancia con la literatura actual que
apunta a una mayor fragmentación y superposición de actividades que resultan en una
mayor diversidad y desestandarización con cada vez menos linealidad.
¿Qué hacen los jóvenes como actividad secundaria? Como se ha presentado,
mayoritariamente trabajan. Consecuentemente, si queremos estudiar las trayectorias
laborales de los jóvenes y sólo les preguntamos por su actividad principal nos perdemos
una buena parte de su camino en el mercado laboral. Además, sin los eventos
secundarios es imposible captar si los jóvenes realizan trabajos mientras estudian y qué
tipo de trabajos desempeñan así como tampoco nos es posible analizar la dimensión del
pluriempleo, es decir, la realización de más de un trabajo al mismo tiempo. Nos
preguntábamos cual era el impacto de añadir en el conjunto de la trayectoria este tipo de
actividades simultáneas y podemos concluir que suficientemente importante para
tenerlo en cuenta en futuras investigaciones que traten esta temática.
Lo hemos podido comprobar con un pequeño ejemplo, analizando el número medio de
transiciones en una trayectoria. En este caso, las transiciones eran el doble de numerosas
si teníamos en cuenta los eventos secundarios respecto a la situación en la que estos
eran ignorados. En consecuencia, es posible razonar que las conclusiones respecto a
cómo son las trayectorias laborales juveniles diferirán enormemente en función del
grado de minuciosidad con el que se recojan los datos. Las posibilidades de verificar
este hecho son numerosas, ya que con los datos que disponemos podemos comprobar de
distintas formas como cambian las trayectorias al añadir los eventos secundarios. Por
ejemplo, como difiere una tipología de trayectorias o las probabilidades de transitar de
un estado a otro. Otra de las puertas que sigue abierta para posteriores análisis consiste
en comparar distintos grupos sociales y contrastar hasta que punto estos cambios en las
trayectorias se intensifican para perfiles socioeconómicos específicos.
24
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27
7. Anexo
1. Ejemplo de life history grid utilizada en la encuesta para obtener la información de la
trayectoria de manera retrospectiva.
28
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