“Estrategias cognitivas para el aprendizaje significativo” Jorge Capella Riera Pontificia Universidad Católica del Perú E-mail: [email protected] Parafraseando a Beltrán (1996) diré que las instituciones educativas, como toda organización inteligente, tienen sólo dos alternativas: o se renuevan profundamente o caen definitivamente en la obsolescencia; y añadiré que los tiempos mejores no llegan de casualidad, requieren de trabajo, innovación, cambio creativo y planificado. Como señala Botkin (1979), en la mayoría de los debates sobre problemas mundiales se echa de menos el elemento humano, y lo que está en cuestión es lo que llamamos desfase humano entendido como la distancia que media entre la creciente complejidad y nuestra capacidad para hacerle frente. En otras palabras, hasta ahora el hombre se ha caracterizado por incrementar el volumen de sus conocimientos e introducir mejoras en su instrumentación para habérselas con una complejidad que, durante la mayor parte de la historia, derivó fundamentalmente de los fenómenos naturales; pero desde la “crisis de la humanidad”, tal como la identificó el Informe “Aprender, horizonte sin límites” para el Club de Roma (1979) en un primer momento, puso el acento en una problemática mundial derivada de los límites e imperativos físicos del crecimiento y desarrollo futuros, y se ve cada vez más como una consecuencia del desfase humano. Este Informe examina cómo el aprendizaje puede contribuir a salvar ese desfase si es innovador, es decir, si está apoyado tanto en las fuentes del conocimiento científico como en la vida misma y asido a los valores del espíritu. Se trata de un procedimiento necesario para preparar a los individuos y sociedades a actuar a tenor de los dictados de las nuevas situaciones. En esta ponencia voy a ocuparme de uno de los tipos de aprendizaje que resulta innovador a todas luces. Para ello emplearé el siguiente esquema: El aprendizaje significativo. Las estrategias cognitivas. Hacia una didáctica que favorezca los aprendizajes significativos. 1. El aprendizaje significativo. 1.1. Noción y sentido del aprendizaje significativo. Hay aprendizaje significativo cuando la nueva información "puede relacionarse, de modo no arbitrario y sustancial, no al pie de la letra, con lo que el alumno ya sabe" (Ausubel, 1973). De esta manera, el alumno construye su propio conocimiento y, además, está interesado y decidido a aprender. El aprendizaje significativo está relacionado con la comprensión de la estructura de la unidad temática de trabajo que el alumno adquiera, es decir, con las ideas fundamentales y sus relaciones. El aprendizaje significativo es un aprendizaje comprensivo. El grado o nivel de elaboración o atribución del significado está determinado por la calidad, diferenciación y coordinación de los esquemas de conocimiento que poseemos y por su pertinencia y relevancia para establecer vínculos con la nueva información presentada. (Mauri, 1995) En el aprendizaje significativo, la nueva información se incorpora de forma sustantiva, no arbitraria, a la estructura cognitiva del alumno. Hay una intencionalidad de relacionar los nuevos conocimientos con los de nivel superior más inclusivos, ya existentes en la estructura cognitiva. Para que este proceso se de se requieren los siguientes requisitos básicos: + Que el material sea potencialmente significativo, es decir, que permita establecer una relación sustantiva con conocimientos e ideas ya existentes. Que sea "susceptible de dar lugar a la construcción de significados". + Que el alumno o estudiante tenga tendencia al aprendizaje significativo, es decir, su disposición e interés por dedicarse a un aprendizaje en el que intenta dar un sentido a lo que aprende. Según Coll (1990) la significatividad potencial depende de la *significatividad lógica, es decir que el contenido materia de aprendizaje posea una estructura interna, organizada, de tal forma que sus partes fundamentales tengan un significado en sí y se relacionen entre sí de modo no arbitrario. Esta potencial significatividad lógica no sólo depende de la estructura interna del contenido, sino también de la manera como éste sea presentado al alumno. 1.2. Tipos de aprendizaje significativo. Ausubel (1973) distingue tres tipos básicos de aprendizaje significativo en función del grado creciente de complejidad: En el aprendizaje de representaciones se trata de aprender lo que significan las palabras aisladas o los símbolos. Ausubel dice qué significa aprender los símbolos particulares que representan o son significativamente equivalentes a los referentes específicos. Por ejemplo, al ver a un ser humano reconozco en él a un tipo de animal vertebrado. Ausubel define el concepto como objetos, eventos, situaciones o propiedades que poseen atributos de criterio comunes y que se designan mediante algún símbolo o signo. Los conceptos también representan símbolos y palabras individuales, pero hay un mayor grado de abstracción en función de unos atributos de criterio comunes. Surgen, pues, de relacionar determinados objetos, sucesos, etc. con atributos comunes a todos ellos. Ausubel presenta dos formas para el aprendizaje de conceptos: una, la formación de conceptos a partir de las experiencias concretas, similar al aprendizaje de representaciones; y otra, la asimilación de conceptos consistente en relacionar los nuevos conceptos, con los ya existentes en el alumno formando así estructuras conceptuales. El aprendizaje de proposiciones consiste en captar el significado de nuevas ideas expresadas en forma de proposiciones (Ausubel, 1973), es decir, expresadas en una frase u oración que contiene varios conceptos. 2. Las estrategias cognitivas. 2.1. Punto de partida. Las estrategias cognitivas se inscriben en el contexto del movimiento constructivista cuyas hipótesis de trabajo, según Glasersfeld (1989), serían: * El conocimiento no se recibe pasivamente, se construye activamente por el sujeto que conoce. * La función de la construcción cognitiva es adaptativa en el sentido de ser viable o ajustada, más que igualación entre construcción y realidad. * El proceso del conocimiento permite al conocedor organizar su mundo vivencial y experimental, más que descubrir una realidad ontológica. En este m ismo contexto el aprendizaje se entiende como construcción de conocimiento, supone entender la dimensión de éste como producto y como proceso; es decir, que viene a ser el camino por el que las personas elaboran personalmente los conocimientos. (Mauri, 1995) Aquí nos ocupamos del aprendizaje como proceso. Para Ontoria (1993), el aprendizaje es un proceso de desarrollo de "insights", de conocer y comprender el significado. Para Gin‚ (1997), el aprendizaje es un proceso mediante el cual las personas influidas por agentes sociales que les aportan los contenidos (libros, medios de comunicación, padres, profesores, etc.) modifican su estructura de conocimientos respecto a un tema concreto cambiando sus actitudes y normas de comportamiento. Es decir que, al aprender cosas nuevas, aquello que previamente conocemos queda modificado: reestructuramos los propios conocimientos para dar cabida a los nuevos. Se trata de un proceso dinámico e interactivo que no es el resultado de una copia idéntica de los contenidos enseñados, sino que su interiorización supone una elaboración personal y única, cada vez más compleja. Por lo que hemos descrito, la construcción del aprendizaje no es un proceso que conduzca a la acumulación de nuevos conocimientos, sino que debe llevar a la integración, modificación, establecimiento de relaciones y coordinación entre esquemas de conocimiento que ya poseíamos- que tienen una cierta estructura y organización que varía en nudos y en relación- con cada aprendizaje que realizamos. (Solé‚ y Coll, 1995) 2.2. Los esquemas de conocimiento. La concepción constructivista, recogiendo los aportes de Ausubel y de una serie de otras teorías psicológicas, concibe los conocimientos previos del alumno, y en general del ser humano, en términos de esquemas de conocimiento. Entendemos por esquema de conocimiento la representación que una persona tiene sobre una parcela de la realidad, en un momento determinado de su historia. Esta noción pone de relieve, si la repasamos atentamente, una cualidad funcional importante de los esquemas que nos permite darnos cuenta que el conocimiento se genera de modo continuado. (Mauri, 1995) Los esquemas de conocimiento incluyen una amplia variedad de tipos de conocimiento sobre la realidad que van desde informaciones sobre hechos y sucesos, experiencias y anécdotas personales, actitudes, normas y valores, hasta conceptos explicaciones, teorías y procedimientos relativos a dicha realidad. (Miras, 1995) Los esquemas permiten almacenar información y facilitan su retención, pero también modifican esta última para acomodarla a sí mismos. El recuerdo está claramente influido por los esquemas de conocimiento. (Mauri, 1995) El cambio de esquemas podría caracterizarse como un proceso de equilibrio inicial desequilibrio - reequilibrio posterior. El docente tendrá en cuenta que su intervención debe provocar desequilibrios en el equilibrio inicial que mantienen los esquemas de conocimiento del alumno, y ha de desempeñar también un papel muy importante en la reequilibración posterior. Un desequilibrio puede ser considerado como óptimo para el cambio de los esquemas de conocimiento, si el contenido que constituye un conflicto para ideas del estudiante no se presenta demasiado alejado de lo que conoce, de modo que no sea un contenido que no pueda ser relacionado con ello o no le encuentre ningún significado, o sea demasiado cercano a sus planteamientos iniciales y no suponga ningún desafío para estos planteamientos. (Mauri, 1995) 2.3. Las estrategias cognitivas. Las estrategias cognoscitivas, dice Chadwick (1991), son los procesos de dominio general para el control del funcionamiento de las actividades mentales. Son críticos en la adquisición y utilización de información específica e interactúan estrechamente con el contenido del aprendizaje. Cuando el aprendizaje es visto desde un punto de vista cognoscitivo se enfatizan las transformaciones que la persona hace a los estímulos que recibe de su ambiente. Esto significa que el terreno de lo cognitivo incluye la percepción, atención, procesamiento, almacenamiento (en la memoria), recuperación de la información y su uso para respuestas directas y para la resolución de problemas, la creatividad y las reacciones afectivas. Las estrategias cognoscitivas son destrezas de manejo de sí mismo que la persona adquiere, presumiblemente durante un período de varios años, para gobernar su propio proceso de atender, aprender, pensar y resolver problemas. A través de la adquisición y refinamiento de tales estrategias el alumno llega a ser un aprendiz y pensador independiente. Hay dos tipos de estrategias cognoscitivas: las de procesamiento y las de ejecución. Se llama "procesamiento" a los esfuerzos que se hacen para buscar, atender e ingresar nueva información, impresiones, ideas, etc., con el fin de almacenarlas por mucho tiempo. Es obvio que las personas aprenden no solamente por la asociación de sus actos con sus consecuencias, sino también por la práctica reforzada, a través de la observación e imitación de otros, por la generación de imágenes, planes, analogías, escuchando al profesor u otra persona, leyendo, etc. y también aprenden sin práctica, refuerzo o retroalimentación de otras personas. Existen varias estrategias cognoscitivas para facilitar tales aprendizajes que son usadas en el momento de la atención, cuando la persona se orienta hacia los estímulos y comienza una encodificación selectiva, es decir, la selección de lo que le interesa. Habiendo filtrado los estímulos, la persona comienza a tomar medidas para guardar la información, es decir, recordarla. Esto incluye sus esfuerzos por reconocer, reconstruir y producir información y sus estilos de procesamiento. Estos estilos tienen que ver con las transformaciones que hace la persona para asegurar que la información sea almacenada (Chadwick, 1991) Las estrategias de ejecución se refieren a todo lo que la persona hace para recuperar información, formular una respuesta, generalizarla, identificar y resolver problemas y generar respuestas creativas. Una vez almacenada la nueva información en la memoria permanente tendrá que ser utilizada en algún momento en el futuro con el fin de dar respuestas que muestren el dominio de lo aprendido y sirvan para dominar algún aspecto del medio ambiente del individuo. El fin primordial del proceso de enseñanza-aprendizaje escolar es que el alumno sea capaz de generalizar o transferir lo que ha aprendido en la escuela a problemas que encuentre en la vida fuera de la escuela. Esta parte del proceso de aprendizaje, que incluye la recuperación de los "datos" guardados y su aplicación para algún fin, se la llama de ejecución. En la ejecución se pueden destacar cuatro aspectos principales: + recuperación y uso de información específica, + generalización o transferencia de información o habilidades para nuevas situaciones, + identificación, representación y resolución de problemas (aplicando información aprendida), + desarrollo y aplicación de creatividad en las respuestas. Ligada a las estrategias de aprendizaje se halla la metacognición que es el grado de conciencia que el alumno tiene de sus formas de pensar -procesos y eventos cognoscitivos- y de los contenidos mismos –estructuras-. En varios momentos del proceso de enseñanza-aprendizaje el estar consciente de lo que uno está haciendo facilita significativamente el éxito en el proceso. En forma sencilla se define la metacognición como "lo que uno sabe de lo que uno sabe". El papel que parece ser más importante en la metacognición es la planificación y regulación de los procesos y resultados del aprendizaje. (Brown y otros, 1983) Puede ser un ejemplo de metacognición lo que le sucede a la persona que está manejando una computadora y al cometer un error al digitar, el programa le indica el error cometido. Entonces esa persona tom conocimiento de su equivocación, la reflexiona y rectifica la acción para no repetir el error. 2.4. Zonas de Desarrollo Potencial o Próximo (ZDPs). De acuerdo a las investigaciones de Vigotsky (1979) existe un área potencial en el crecimiento intelectual del sujeto que sólo puede ser apropiadamente desarrollada por intermedio de pares más capaces o por adultos. Esta área es llamada Zona de Desarrollo Potencial o Próximo (ZDP) y comprende la distancia entre el nivel real del desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado por la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz. Para trabajar Zonas de Desarrollo Próximo, Onrubia (1995) plantea los siguientes procesos y criterios: Insertar, en el máximo grado posible, la actividad puntual que el alumno realiza en cada momento en el ámbito de marcos u objetivos más amplios en los cuales esta actividad pueda tomar significado de manera más adecuada. Posibilitar, en el máximo grado posible, la participación de todos los alumnos en las distintas actividades y tareas, incluso si su nivel de competencia, interés o conocimientos fueren en un primer momento, escasos y poco adecuados. Establecer un clima relacional, afectivo y emocional basado en la confianza, la seguridad y la aceptación mutuas, y en el que tengan cabida la curiosidad, la capacidad de sorpresa y el interés por el conocimiento por sí mismo. Introducir, en la medida de lo posible, modificaciones y ajustes específicos, tanto en la programación más amplia como en el desarrollo "sobre la marcha" de la propia actuación, en función de la información obtenida, a partir de las actuaciones y productos parciales realizados por los alumnos. Promover la utilización y profundización autónoma de los conocimientos que se está aprendiendo por parte de los alumnos. Establecer, en el mayor grado posible, relaciones constantes y explícitas entre los nuevos contenidos que son objeto de aprendizaje y los conocimientos previos de los alumnos. Utilizar el lenguaje más claro y explícito posible, tratando de evitar y controlar posibles malentendidos o incomprensiones. Emplear el lenguaje para recontextualizar y reconceptualizar la experiencia. La interacción cooperativa entre alumnos puede resultar, bajo ciertas condiciones, una base adecuada para el trabajo de las ZDPs y ayudar a progresar en el aprendizaje a través de esas ZDPs. Por eso Onrubia, teniendo en cuenta los aportes de Coll, Colomina, Echeita, Martín y Plá, señala como características relevantes de la interacción entre los alumnos las siguientes: El contraste entre puntos de vista moderadamente divergentes a propósito de una tarea o contenido o resolución conjunta. La explicitación del propio punto de vista. La coordinación de roles, el control mutuo del trabajo y el ofrecimiento y recepción mutuos de ayuda. 3. Hacia una didáctica que favorezca los aprendizajes significativos. Durante muchos años, dicen Resnick y Collins (1996), bajo la influencia de interpretaciones equivocadas del desarrollo cognitivo, se creyó que el constructivismo significaba que no debía haber ninguna enseñanza, ninguna “didáctica”. En su lugar se propuso que los educadores organizaran entornos de exploración efectivos para los niños. En tales entornos, los estudiantes se inventarían o descubrirían el conocimiento por sí mismos. Ahora sabemos que preparar a los estudiantes para que construyan su propio conocimiento es un asunto mucho más complejo, lleno de retos que derivan de la naturaleza de la experiencia y del aprendizaje. 3.1. Innovación en el campo de la didáctica. En la década de los ochenta se produjeron importantes cambios en el campo de la didáctica que fueron producto de los estudios sobre modelos cognitivos de Piaget, Bruner, Vigotsky, Ausubel, Novak, Bandura, Feuerstein; y los de estrategias y estilos cognitivos de Witkin, Pask, Entwistle, Schmeck, Kolb, Royce, Goldstein, Bruner, Kirby, Kogan, Messick, etc. Respetamos todos estos estudios pero somos enfáticos en señalar que no creemos en modelos pedagógicos únicos, estáticos y permanentes. Creemos más bien en la capacidad de los profesionales de la educación de establecer interacciones didácticas que faciliten en los estudiantes aprendizajes significativos empleando para ello las estrategias más adecuadas que proporcionan esos modelos. A continuación voy a señalar algunos de los hallazgos de los estudios mencionados que abordamos en el libro y que pueden facilitar el treabajo de los educadores: Para identificar los componentes de una interacción didáctica actualizada requerimos: conocer qué relaciones existen entre cognición y motivación, determinar el enriquecimiento instrumental de las habilidades cognoscitivas, ver cómo se desarrollan las habilidades de pensamiento y qué medios didáctivos favorecen las construcción de conocimiento. Los problemas emocionales entorpecen el funcionamiento de la mente. El papel de las emociones en el aprendizaje de las destrezas intelectuales es esencial, pues afectan al rendimiento escolar que depende de una serie de ingredientes tales como: confianza en si mismo, curiosidad, intencionalidad, autocontrol, comunicación y cooperación. (Del Valle, 1998) En el aprendizaje de los sistemas de lectura, escritura y matemáticas, por ejemplo, los sujetos presentan las mismas conceptualizaciones, con un ritmo evolutivo diferente, dependiendo de las oportunidades de aprendizaje informal que les proporcione el medio sociocultural en el que se desenvuelven. (Gómez, 1995) El concepto competencias es tan polivalente como sugerente y se acomoda al discernimiento y a los propósitos de la audiencia de acuerdo al contexto en un momento dado. (Prieto, 1997) Se las suele denominar también áreas de aprendizaje, megahabilidades, etc., es decir, aquello que el estudiante debería progresivamente aprender para desempeñarse adecuadamente en el mundo que toque vivir. Ahora bien, en un mundo, como el contemporáneo, caracterizado por cambios tan acelerados, persisten márgenes de incertidumbre muy importantes acerca del futuro. Esa situación impide que puedan ser definidos los conocimientos y las habilidades materiales, necesarias para el desempeño eficaz en situaciones más allá de plazos relativamente cortos. Esta dificultad debe ser superada por el desarrollo de las competencias formales que el Informe de la "Comisión Bruner" denomina "esenciales" y en la discusión pedagógica en Alemania se conocen como competencias claves. Existen varios modelos cognit ivos de enseñanza. Todos ellos se centran en el apr endizaje signif icat ivo y se caracterizan por considerar el proceso enseñanza -aprendizaj e com o una reestructuración activa de los conocim ientos y no como reacción pasiva: modelo de los conocimientos pr evios de Ausubel, m odelo de adquisición de conceptos de Br uner, modelo del desarrollo cognitivo de Piaget, modelo sistémico -cognitivo para la enseñanza-f ormación, modelo de “act ividad auténtica”. ( De la Torre y Mallart, 1991) Entre los medios, técnicas y materiales que favorecen el proceso de enseñanzaaprendizaje tenemos: las actividades e instrumentos que lo favorecen; los sistemas tutoriales Inteligentes; y, finalmente, la televisión y la cinematografía. La evaluación de la enseñanza es inseparable de la evaluación del aprendizaje. Ignorar este principio equivale, por una parte, a hacer de la evaluación de la enseñanza un ejercicio más o menos formal; y, por otra, reducir la evaluación de los aprendizajes a tomar decisiones para la promoción, acreditación o titulación y no, como debiera ser, en esta situación dinámica, a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. (Coll y Martín, 1994) La metaevaluación, como un medio eficaz para verificar y asegurar la calidad de las evaluaciones, pone en tela de juicio el mismo sistema de evaluación; inquiriendo datos sobre su planificación, desarrollo, procedimientos, valoraciones y toma de decisiones. (Scriven, 1965) La autoevaluación y acreditación institucionales se complementan. La autoevaluación es un proceso amplio y abarcador por medio del cual la institución, en su conjunto, se evalua a sí misma instrospectivamente, con lealtad y objetividad; y la acreditación supone la evaluación y se proyecta a una relación permanente entre la agencia acreditadora y la institución que acreadita. Una vez incorporada, la institución se beneficia de un seguimiento permanente, a modo de evaluación formativa, de manera simultánea a la autoevaluación institucional. 3. 2. La mediación. Para Domínguez (1997) la construcción de conocimientos, en el caso de sistemas de educación formal, se realiza de manera colectiva aprovechando el acompañamiento del maestro, la estimulación entre pares, posibilitando la multiplicación de puntos de vista y de soluciones en la resolución de problemas. Todo ello con el fin de flexibilizar el pensamiento, la descentración progresiva del mismo, el ejercicio de la metacognición, el acceso a la zona de desarrollo próximo, la contextualización de los aprendizajes. Vigotsky (1986) criticó severamente los planteamientos de quienes creen que es más indicativo del nivel intelectual determinar los niveles específicos de desarrollo, sin plantearse la posibilidad de lo que logran hacer los niños con la ayuda de otras personas más capaces y señaló que casi todo el aprendizaje humano se gesta con la mediación de otras personas más versadas, situación que se torna más evidente y esencial en el ámbito escolar, en la interacción entre alumno y maestro. Pero, como advierte Kohl de Oliveira (1996), para Vigotsky (1986) la idea de un proceso que involucra tanto a quien enseña como a quien aprende no se refiere necesariamente a las situaciones en las que hay un educador físicamente presente. La presencia de un “otro” social puede manifestarse por medio de los objetos, de la organización del ambiente, de los significados que impregnan los elementos del mundo cultural que rodea al individuo. De este modo la idea de "alguien que enseña" puede concretarse en objetos, en sucesos, en situaciones o en formas de organización de la realidad y en la propia lengua que es un elemento fundamental de este proceso. Por otro lado, cuando el aprendizaje es el resultado deseable de un proceso deliberado, explícito, intencional, la intervención pedagógica es un mecanismo privilegiado. Y la escuela es el lugar por excelencia donde se desarrolla el proceso intencional de enseñanza-aprendizaje. Es una institución creada por la sociedad letrada para transmitir determinados conocimientos y formas de actuar en el mundo; por definición, su propósito involucra procesos de intervención que conducen al aprendizaje. A diferencia de las situaciones informales en las que el niño aprende por estar inmerso en un ambiente cultural formador, el profesor en la escuela -así como otros agentes pedagógicos- es una persona real, físicamente presente ante el que aprende, con la función explícita de intervenir en el proceso de aprendizaje -y por lo tanto de desarrollo- provocando avances que no ocurrirían de forma espontánea. Cabe considerar que un primer contacto con el aprendiz puede ser efímero y por ello resultan importantes los espacios que permiten un análisis metacognitivo compartido que otorga mayor profundidad a lo aprendido. Según Domínguez (1997), la mediación no puede aplicarse en forma mecánica. Es preciso considerar diferentes aspectos para que logre calidad y posibilite aprendizajes constructivos, profundos, críticos y metacognitivos. 3.3. Actividades que favorecen los aprendizajes significativos. Zabala (1995) señala que para impulsar y facilitar el proceso de construcción de conocimiento hay que desarrollar una serie de actividades: Que nos permitan conocer los conocimientos previos que tienen los alumnos en relación a los nuevos contenidos de aprendizaje. En las que los contenidos se plantean de tal modo que sean significativos y funcionales para los alumnos de ambos sexos. Que podamos inferir que son adecuadas al nivel de desarrollo de los alumnos. Que aparezcan como un reto abordable para el alumno, es decir, que tengan en cuenta sus competencias actuales y las hagan avanzar con la ayuda necesaria de modo que permitan identificar zonas de desarrollo próximo e intervenir en ellas. Que provoquen un conflicto cognoscitivo y promuevan la actividad mental del alumno necesaria para que establezca relaciones entre los nuevos contenidos y los conocimientos previos. Que fomenten una actitud favorable, o sea, que sean motivadoras, en relación al aprendizaje de los nuevos contenidos. Que estimulen la autoestima y el autoconcepto en relación a los aprendizajes que se le proponen, es decir, que los alumnos puedan experimentar con ellas que han aprendido y que su esfuerzo ha valido la pena. Que ayuden a que los alumnos vayan adquiriendo destrezas relacionadas con el aprender a aprender y que les permitan ser cada vez más autónomos en sus aprendizajes. 3.4. La evaluación y los aprendizajes significativos. Coll y Martín (1995) precisan estas ideas directrices susceptibles de guiar y orientar las prácticas de evaluación: Cuando planificamos y llevamos a cabo una actividad de evaluación los alumnos le están también atribuyendo sentido y éste depende en gran manera de cómo planteamos la actividad y de cómo actuamos en su desarrollo. El aprendizaje significativo no es una cuestión de todo o nada, sino de grado. Toda actividad de evaluación es parcial en la exploración de la naturaleza y amplitud de las relaciones entre significados y cabe la posibilidad de que los alumnos hayan establecido otras relaciones que las actividades e instrumentos de evaluación que estamos utilizando no alcancen a detectar. Las prácticas de evaluación basadas en una “única instantánea”, los controles o exámenes “eliminatorios” son poco fiables y deberían sustituirse por otros que tengan en cuenta el carácter dinámico del proceso de construcción de significados que necesariamente requiere tiempo. El significado más potente no es el que no se corresponde con ningún contexto particular, sino el que se corresponde con el abanico más amplio posible de contextos particulares. La funcionalidad, es decir el mayor o menor valor instrumental de los aprendizajes realizados, es uno de los criterios fundamentales que conviene tener en cuenta en el momento de diseñar actividades de evaluación susceptibles de informarnos sobre la amplitud y complejidad de los significados construidos. La asunción progresiva del control y la responsabilidad por parte de los alumnos en el desarrollo de una actividad o en la ejecución de una tarea es a menudo un indicador sumamente potente de los aprendizajes que van realizando, sobre todo cuando esta asunción implica un cierto dominio y una cierta capacidad de utilización de los conocimientos implicados. La evaluación puede y debe utilizarse para proporcionar a los propios alumnos una información (autorregulación) que les es útil sobre el proceso de construcción que están llevando a cabo. Referencias bibliográficas y bibl iografí a de consulta. AUSUBEL, D.P. 1973 La educación y la estructura del conocimiento. Buenos Aires. El Ateneo. AUSUBEL, D.P., J.D. NOVAk Y H. HANESIAN 1983 Psicología educativa: un punto de vista cognoscitivo. México. Trillas. BELTRAN, R. 1996 Universidad, vigencia u obsolescencia. En: Agenda Educativa. N° 3 Segunda Epoca. Foro Educativo. Lima. BOTKIN, J. W.; ELMANDJRA, M. y M. MALITZA 1990 Aprender, horizonte sin límites. Madrid. Santillana. BROWN, J.S.; COLLINS, A. & P. DUGUID 1989 Situated cognition and the culture of learning. Educational Researcher, 18, January/February. BROWN, BRANSFORD, FERRARA & CAMPIONE 1983 Learning, remembering and understanding. Child Psychology Vol.III Cognitive Development. Wiley. New York. COLL, C. 1984 Estructura grupal, interacción entre alumnos y aprendizaje escolar. Infancia y Aprendizaje. 227-28. 1990 Psicología genética y aprendizajes escolares. Madrid. Siglo XXI. 1990 Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento. Buenos Aires. Paidós. 1990 Un marco de referencia psicológico para la educación escolar: la concepción constructivista del aprendizaje y de la enseñanza. En: C. Coll et alt. Desarrollo psicológico y educación II. Psicología de la educación. Madrid. Alianza. 1991 Constructivismo e intervención educativa: ¿cómo enseñar lo que se ha de construir? Congreso Internacional de Psicología y Educación. Intervención Educativa. Madrid. 1996 Construccionismo y educación escolar: ni hablamos siempre de lo mismo ni lo hacemos siempre desde la misma perspectiva epistemológica. En: Anuario de Psicología. Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. N° 69. COLL, C. Y E. MARTIN 1993 La evaluación del aprendizaje en el curriculum escolar: una perspectiva constructivista. En: C. Coll et alt. El constructivismo en el aula. Barcelona. Graó. COLL, C. e I. SOLE 1993 Los profesores y la concepción constructivista. En: C.Coll et alt. El constructivismo en el aula. DE LA TORRE, S.; MALLART, J.; TORT, E.; RAJADELL, N.; LAFFITTE, R. y C. OLIVER 1993 Tratamiento didáctico de los errores en la enseñanza. Barcelona. Investigación inédita. DEL VALLE; A: 1989 Educación de las emociones. En: Educación. Volumen VII. N° 14. Setiembre. Lima. DOMINGUEZ, M.P. 1997 Efectos de Pantalla y Constructivismo. En: Pensamiento. Vol. XXI. Diciembre. Santiago de Chile. GOLEMAN, D. 1996 Inteligencia emocional. Barcelona. Kairós. GOMEZ, C. y C. COLL 1994 ¿De qué hablamos cuando hablamos del construccionismo? Cuadernos de Psicologia, 221. KOHL DE OLIVEIRA, M. 1996 Pensar la educación: las contribuciones de Vigotsky. En: Castorina, Ferreiro, Kohl y Lerner “PiagetVigotsky: contribuciones para replantear el debate”. Buebos Aires. Paidós. MAURI, T. 1995 ¿Qué hace que el alumno y la alumna aprendan los contenidos escolares? La naturaleza activa y constructiva del conocimiento. En: El Constructivismo en el Aula. Barcelona.Grao. MIRAS, M. 1995 Un punto de partida para el aprendizaje de nuevos contenidos: los conocimientos previos. En: El Constructivismo en el Aula.Barcelona.Grao. NOVAK, J. D. 1982 Teoría y práctica de la educación. Madrid. Alianza Editorial. NOVAK, J. D. y D.B. GOWIN 1988 Aprendiendo a aprender. Barcelona. Martínez Roca. ONRUBIA, J. 1995 Enseñar: crear Zonas de Desarrollo Próximo e intervenir en ellas. En: El Constructivismo en el Aula. Barcelona.Grao. ONTORIA, A. 1993 Mapas conceptuales. Una técnica para aprender. Madrid. Narcea. PIAGET, P. 1948 Génesis de las estructuras lógicas elementales. Buenos Aires. Guadalupe. 1975 La Epistemología de las Relaciones Interdisciplinarias. México. CERI-ANUIES. 1981 Intelligence and affectivity. Their relationship during child development. Annual Review. Palo Alto. PRIETO, J.M. 1996 Prólogo a Gestión de las competencias de Claude Lévy-Leboyer. Barcelona. Gestión 2000. RESNICK, L.B. y A. COLLINS 1996 Cognición y aprendizaje. En: Anuario de Psicología. Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. SCARDAMALIA, M. & C. BEREITER 1994 Computer support for knowledge building communities. Journal of Learning Sciences, 3. SCRIVEN, G. 1973 Is verbal participation in discussion really important? Improving College and University Teaching. 22. SOLE, I. 1995 Disponibilidad para el Barcelona. Grao. aprendizaje y sentido del aprendizaje. En:El Constructivismo en el Aula. SOLE, I y C. COLL. 1995 Los profesores y la concepción constructivista. En: El Constructivismo en el Aula. Barcelona. Grao. VALLE, A. y otros 1996 Dimensiones cognitivo-motivacionales y aprendizaje autorregulado. En: Revista de Psicología de la PUCP. Vol. XIV. N° 1. VIGOTSKY, L.S. 1978 Mind in Society. Cambridge. Harvard. 1979 El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona. Crítica. 1985 Pensamiento y lenguaje. Buenos Aires. La Pléyade. 1986 Aprendizaje y desarrollo intelectual en la edad escolar. En: Psicología y Pedagogía. A. Luria, A.N. Leontiev, L.S. Vygotsky y otros. Madrid. Akal. ZABALA, A. 1995 Los enfoques didácticos. En: El Constructivismo en el Aula. Barcelona. Grao.