Comportamientos ambientales en Europa Una mirada desde la economía colaborativa

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Comportamientos
ambientales en Europa
Una mirada desde la economía colaborativa
Álvaro Suárez Vergne
[email protected]
02/05/2016
Palabras Clave: Comportamientos Pro-ambientales, Comportamientos ecológicos, Conciencia colaborativa,
Variables colectivas
Resumen
Las contradicciones entre declaraciones de valores y comportamientos son frecuentes cuando se aborda
el tema medioambiental. Esta investigación profundiza en las prácticas pro-ambientales a nivel europeo,
observando diferentes variables que tienen impacto sobre éstas, distinguiendo entre individuales y colectivas.
Para explicar las prácticas pro-ambientales se incluyen nuevos factores además de la clásica conciencia
ecológica, partiendo de la lógica de que los comportamientos pro-ambientales no tienen por qué provenir
siempre de una postura ecocéntrica.
Además de observar los
condicionantes externos se explora la posible influencia del fenómeno
conocido por el nombre de “Sharing Economy”; siendo bastante visible la cercanía entre prácticas ecológicas y
actividades colaborativas a priori.
Mediante el análisis de datos secundarios se observará como influyen la conciencia colaborativa, la
conciencia ambiental y los condicionantes externos sobre las prácticas pro-ambientales. Los datos se extraen de
la encuesta ISSP Environment III (2010) y de Eurostat (2010).
Los resultados implican un replanteamiento innovador de las prácticas ecológicas, que no pueden
considerarse únicamente fruto de valores ecocéntricos, pero tampoco constituyen una forma de consumo
colaborativo. Asimismo también recalcan una puesta en valor de los factores colectivos como variables de
influencia sobre los comportamientos ambientales
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Introducción
La cuestión ambiental lleva muchos años siendo objeto de intenso debate tanto
en la ciudadanía como en los círculos políticos. La percepción de una crisis ecológica
induce a parte de la población a prácticas pro-ambientales (Echavarren 2010),
desarrollándose a su vez una serie de presiones sociales a través de movimientos y
partidos ecologistas, que sitúan el medio ambiente como tema a tener en cuenta en la
agenda política de muchos países (Caballero 2006). Se podría afirmar que la
importancia del medioambiente es tal que ha llegado a convertirse en la quintaesencia
de una narrativa global (Harper 2001).
Pese a todos los acuerdos internacionales en materia medioambiental, no es clara
la relación entre la declaración de valores y la puesta en práctica de comportamientos
pro-ambientales por parte de los ciudadanos en la sociedades desarrolladas (Pardo
2006). De esta contradicción surge una pregunta que guiará todo el estudio: ¿Qué
factores influyen en los comportamientos ambientales en los países europeos?
Responder a dicha cuestión no tarea no es nada fácil. Aunque existen muchos
estudios donde se trata de poner en relación la llamada conciencia ambiental con los
comportamientos ecológicos 1 (Chuliá 1995, Gómez et al. 1999, Jiménez y Lafuente,
2010), en la relación entre ambos surgen numerosas inconsistencias (Gómez et al.,
1999, Cerrillo, 2010). Por así decirlo, los comportamientos pro-ambientales no parten
siempre de una visión ecocéntrica.
Por ello pese a que los valores y actitudes ecológicas ayudan a comprender al
consumidor ecológico se puede decir que aún queda mucho camino por recorrer para
llegar en un entendimiento profundo de éste fenómeno.
En ésta investigación se entienden los comportamientos pro-ambientales como
un hecho que va mucho más allá de los valores del ecologismo, formando parte de
nuevos fenómenos emergentes en el siglo XXI. Aquí es donde entran los valores
colaborativos, al que las características de los comportamientos ecológicos son cercanas
(Cañigueral, 2014).
1
Para evitar una repetición excesiva de términos conviene aclarar que se usarán indistintamente los
vocablos comportamientos pro-ambientales, comportamientos ecológicos, prácticas verdes etc para
referirse a todos aquellos comportamientos que inciden de forma positiva en el medio ambiente.
2
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Se plantea la idea de que los valores del consumidor colaborativo pueden
contribuir a explicar los comportamientos pro-ambientales, ya que ambos guardan
ciertos vínculos (Botsman y Rogers 2011, Cañigueral, 2014).
Asimismo también se tienen en cuenta la influencia de diversos factores a nivel
macro sobre los comportamientos ambientales, como las políticas públicas, el tipo de
estado del Bienestar y el Producto Interior Bruto del país donde se llevan a cabo.
Marco teórico
Relación ser humano-naturaleza
A la hora de estudiar cualquier tema relacionado con el medioambiente desde las
ciencias sociales es necesario entender los enfoques existentes con respecto a la
interacción entre ser humano y naturaleza (Aledo y Domínguez 2001).
Existen dos posturas principales con respecto a la relación del ser humano con el
medioambiente: ecocéntrica, que concede un valor intrínseco al medio ambiente, y
antropocéntrica, que supedita el medio ambiente a los intereses humanos (Amérigo et al.
2005). Es importante aclarar que estas dos posiciones no constituyen los dos polos de un
continuo por lo que se miden mejor como factores separados (Echavarren 2010).
Al hablar de ecocentrismo o antropocentrismo no se hace referencia únicamente
a una serie de opiniones sobre el medio ambiente sino a la adopción de un paradigma,
una forma determinada de entender la realidad (desde una visión ecocéntrica o una
antropocéntrica) que nos condiciona como individuos (Dunlap y Van Liere 1984, 2000),
de manera que a aquellas personas con una perspectiva ecocéntrica se les presupone una
mayor tendencia a actitudes y comportamientos pro-ambientales.
Se considera que no se puede definir como postura ecocéntrica la mera
identificación con valores positivos hacia el medio ambiente sino que también entran en
juego otras variables. Por ello es de gran importancia delimitar con claridad qué
entendemos por conciencia ambiental.
La conciencia ambiental en la sociología
Dado que el objetivo del estudio es analizar los factores que influyen sobre los
comportamientos ambientales, profundizar en el concepto conciencia ambiental, se
antoja esencial. La conciencia ambiental se considera un concepto multidimensional, en
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Comportamientos ambientales en Europa
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el que se distinguen una serie de dimensiones básicas: la afectiva, la conativa, la
cognitiva y la conductual (Chuliá 1995, Gómez et al. 1999, Jiménez y Lafuente 2010).
La dimensión afectiva recoge la preocupación por los temas ambientales, la
proximidad a un conjunto de valores relacionados con la importancia del medio
ambiente y de su protección (Chuliá 1995).
La dimensión conativa es aquel conjunto de factores que predisponen a los
individuos a actuar y/o aceptar intervenciones gubernamentales bajo criterios ecológicos
(Gómez et al. 1999). Se mide a través de variables actitudinales que median entre los
valores y los comportamientos (Jiménez y Lafuente 2010). Cobran gran importancia dos
elementos. Por un lado el sentimiento responsabilidad individual, entendido como la
asunción de un cierto grado de compromiso en un determinado hecho social, que viene
determinado por un conjunto de valores o normas morales (Schwartz 1968). Por otro
lado la autoeficacia, definida como la percepción de la propia capacidad de influir sobre
una situación (Geller 1995).
Según la bibliografía especializada aquellos individuos con una alta percepción
de autoeficacia y un elevado sentimiento de responsabilidad individual unidos a
sentimientos pro-ambientales, estarán dispuestos a asumir mayores costes y tasas a
favor del medio ambiente (Jiménez y Lafuente, 2010: 736-737).
Además, el conocimiento acerca de temas ambientales influye en el sentimiento
de responsabilidad individual. La información sobre las consecuencias de una acción es
vital en la activación de las normas morales que motivan este sentimiento (Schwartz
1968), por lo se incluye en la dimensión cognitiva, tratándose de un factor transversal a
la hora de desarrollar actitudes cercanas al medio ambiente (Stern et al. 2000).
Por último la dimensión conductual que se divide en dos facetas: prácticas de
carácter colectivo y comportamientos individuales (Jiménez y Lafuente 2010). Por un
lado las acciones individuales tienen un carácter cotidiano y dependen más de los
recursos, siendo menos frecuentes las que exigen un mayor cambio en el estilo de vida.
Por otro lado los comportamientos colectivos consisten en la participación en
organizaciones y/o acciones en grupo ocasionales (Gómez et al. 1999). Ejemplos de
prácticas individuales son el reciclaje o la compra de productos guiada por criterios
ecológicos mientras que son considerados comportamientos colectivos la asistencia a
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Comportamientos ambientales en Europa
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una manifestación pro-ambiental o la pertenencia a una asociación de carácter
ecologista.
No existe una teoría que determine las relaciones entre las diferentes
dimensiones entre sí (Gómez et al. 1999). Atendiendo al objetivo principal de estudio
(estudiar los diferentes factores que influyen en las prácticas ambientales), a las
definiciones teóricas que entienden la conciencia ambiental como un concepto enfocado
a la conducta y a las diferencias de la dimensión conductual con el resto, se considera
oportuno separar las dimensiones afectiva, conativa y cognitiva de la conductual para
ver el efecto que ejercen las primeras sobre la última.
En la tabla I se representan las tres dimensiones de la conciencia ambiental
(afectiva, conativa y cognitiva) que serán tomadas como variables independientes
Tabla I. Conciencia Ambiental
Conciencia ambiental
Dimensión afectiva
Proximidad a valores
relacionados con la
importancia del medio
ambiente y su
protección
Dimensión cognitiva
Dimensión cognitiva
Conocimiento acerca de
temas ambientales
Predisposición a actuar
y/o aceptar
intervenciones
gubernamentales por
temas ecológicos
Fuente: Elaboración propia a partir de Chuliá (1995), Gómez et al. (1999), Jiménez y Lafuente (2010).
La Conciencia colaborativa
Lo primero a tener en cuenta en este apartado es que el consumo colaborativo es
sólo una parte de la llamada economía colaborativa. Bootsman y Rogers (2011)
identifican cuatro tipos de actividades que se podrían integrar bajo el término anterior:
consumo colaborativo, finanzas colaborativas, aprendizaje libre y producción
colaborativa.
Aquí nos centraremos fundamentalmente en el consumo colaborativo, siendo
éste de nuestro interés a la hora de explicar el consumo ecológico.
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Definir el término consumo colaborativo conlleva entrar de lleno en un debate
espinoso formado por grupos con muy diferentes intereses.
Se pueden encontrar desde explicaciones que ponen el acento en los estilos de
vida colaborativos y las relaciones basadas en la confianza (Seyfang, G., y Haxeltine,
A., 2012) a las que resaltan como factor fundamental la descentralización y las nuevas
tecnologías (Bauwens et al, 2012; Bootsman y Rogers 2011).
Tampoco existe un consenso sobre actividades agrupadas bajo éste término.
Ante tal situación optamos por la tipología de Bootsman y Rogers (2011) por
parecernos la menos excluyente y la que más se adecua a nuestros objetivos de
investigación. Los autores distinguen tres formas de consumo colaborativo (mercados
de redistribución, sistemas producto-servicio y estilos de vida). El consumo
colaborativo es una forma económica basada en la descentralización y en una serie de
valores.
Centrémonos en esos valores que la mayoría de los expertos identifican como
pilares
del
consumo
colaborativo.
Concretamente
podrían
identificarse
tres
características básicas del consumidor colaborativo:
-Desconfianza en las instituciones. Según
Cañigueral (2014) el consumo
colaborativo puede entenderse como una reacción a la crisis política e institucional que
lleva a los individuos a buscar nuevas formas de organización.
-Confianza en otros ciudadanos. El consumo colaborativo se basa en redes de
distribución y relaciones directas donde es protagonista la confianza entre consumidores
y entre productores y consumidores (Seyfang y Haxeltine 2012; Bootsman y Rogers
2011).
-Visión económica alternativa. Motivados por la crisis económica los
consumidores colaborativos tienden a ser cercanos a diferentes formas económicas
alternativas (Cañigueral 2014; Bauwens et al. 2012; Belk 2010).
Pese el consenso teórico es general sobre estos valores no existe ninguna
investigación empírica que los corrobore. En ésta investigación partimos de la hipótesis
de que los valores mencionados pueden entenderse como parte de la conciencia de los
consumidores colaborativos (H1).
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Tabla II. Conciencia Colaborativa.
Conciencia colaborativa
Confianza en otros
consumidores
Desconfianza en las
instituciones
Visión económica
alternativa
Confianza entre
consumidores y entre
productores y
consumidores
Rechazo a las instituciones
políticas
Cercanía a formas
económicas alternativas
Fuente: Elaboración propia a partir de Cañigueral (2014); Seyfang y Haxeltine (2012); Bootsman y Rogers (2011).
Contradicciones de la conciencia ambiental
Pese a la popularidad de la categorización en dimensiones (afectiva, conativa,
cognitiva y conductual) de la conciencia ambiental, no faltan los críticos que piden una
mayor profundidad teórica señalando las dificultades que encuentran las investigaciones
cuantitativas a la hora de relacionar valores, conocimientos y actitudes con
comportamientos ambientales (Cerrillo 2010).
Cuando se trata de explicar los comportamientos ambientales a través del resto
de dimensiones de la conciencia ambiental surgen inconsistencias (Gómez et al. 1999).
Puede darse la situación de que existan grupos de individuos con una postura muy
ecocéntrica en las tres primeras dimensiones de la conciencia ambiental (afectiva,
conativa y cognitiva) y un índice escaso o nulo de comportamientos individuales
Estas inconsistencias hacen pensar que existen otras variables además de las
dimensiones afectiva, conativa y cognitiva, que influyen directamente sobre los
comportamientos ambientales. Por así decirlo, la causa de un comportamiento
ecocéntrico no tiene porque partir de únicamente de una visión ecocéntrica.
Tradicionalmente se ha considerado que los comportamientos pro-ambientales
vienen mediados por una postura ecocéntrica o cercana al medio-ambiente (Amérigo et
al. 2005) que se refleja a nivel individual en la conciencia ambiental (Chuliá 1995,
Gómez et al. 1999, Jiménez y Lafuente, 2010).En esta investigación se tienen en cuenta
diferentes factores independientes de la conciencia ecológica integrados en la llamada
conciencia colaborativa.
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Comportamientos ambientales en Europa
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Se parte de la lógica de que el consumo ecológico no tiene por qué provenir
siempre de una postura ecocéntrica, de hecho son numerosas las contradicciones cuando
se intenta relacionar conciencia ambiental con comportamientos pro-ambientales
(Gómez et al. 1999, Cerrillo, 2010).En coherencia con éstas ideas se plantea un modelo
explicativo que integra tanto variables relacionadas con el ecocentrismo como con las
actitudes colaborativas (figura 12).
Figura 1. Modelo de influencia sobre el consumo ecológico.
Conciencia ambiental
(afectiva, cognitiva y
conativa)
Conciencia colaborativa
(confianza, desconfianza
e ideología)
Comportamientos
ecológicos
Fuente: elaboración propia
Relación entre Comportamientos Ecológicos y Conciencia Colaborativa
A priori estos términos no parecen estar ligados en absoluto. Sin embargo ambos
comparten una característica común que hace que puedan ser identificados como partes
de un mismo proceso. Ambos pueden ser considerados como nuevas religiones dentro
de la óptica posmodernista.
La perspectiva posmoderna sitúa al individuo bajo un doble proceso de cambio.
Por un lado se enfrenta a tendencias de hipermodernización mientras que por otro se
encuentra en una corriente de continuos intentos de reactualización de los valores
tradicionales. (Inglehart 1993, Bericat 2003, Bauman 2003)
En este contexto surgen las llamadas nuevas religiones que no son otra cosa que
nuevas formas de moralidad motivadas por la progresiva individualización y
secularización de la sociedad (Iranzo 1996, Bericat 2003).
2
Sólo exponen las variables fundamentales en el análisis obviándose las variables de control.
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Tanto la conciencia ecológica como los valores colaborativos pueden ser
considerados como nuevas formas de moralidad en la medida que proponen una visión
diferente a la establecida y la publicitan como una forma de vida.
Una de las formas expresión de éstas nuevas moralidades es a través del los
comportamientos. Y aquí es donde se puede observar con claridad cuáles son los puntos
en común de la Conciencia Colaborativa con el Consumo Ecológico.
Los valores colaborativos llevan a nuevos comportamientos, entre los cuales
hipotetizamos que se encuentra los ecológicos (H2). La hipótesis no nace por capricho,
un análisis concienzudo de los valores colaborativos muestra que en ellos queda
recogido el interés por los comportamientos ecológicos (Cañigueral 2014; Campello y
Santiago 2014; Bootsman 2011; Mance 2006).
Variables colectivas
Autores como Stern et al. (1995) y Pardo (2006) señalan que no se puede obviar
que los comportamientos ambientales son influidos por condicionantes externos como
las políticas ambientales. Aunque se suele tener en cuenta la influencia indirecta de
éstos como factores que hacen variar las actitudes y valores, aquí se estudia el impacto
directo que tienen sobre los comportamientos ambientales.
Por ello, para un análisis más completo de las prácticas ambientales se incluyen
factores externos a nivel macro. A continuación exponemos las variables colectivas
seleccionadas para el estudio. Aquí se ha tomado tres factores que teóricamente podrían
influir sobre los comportamientos.
En primer lugar las políticas ambientales. Autores como Thomas (1983)
sugieren que la conciencia ambiental a nivel individual surge tras la acción y la
intervención de las instituciones estatales en temas relacionados con el medioambiente.
Se parte del supuesto de que el Estado colabora en la creación de la conciencia
ambiental de los individuos, de manera que a más políticas ambientales mayor
conciencia ambiental (H4).
En segundo lugar el Estado de Bienestar. El marco de referencia para la
comprensión de las políticas públicas suele ser el Régimen de Bienestar, sin embargo
este no sólo influye en las políticas sociales sino también en la dinámica social,
estando relacionado con los valores de los individuos (Esping-Andersen 2000, Calzada
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Comportamientos ambientales en Europa
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2013). Por lo que el tipo de Régimen de Bienestar se utilizará como una variable más en
el análisis de las prácticas ambientales.
Esping-Andersen (2000) estudia los Regímenes de Bienestar, basándose en el
concepto desmercantilización (medida en que las necesidades de los individuos son
cubiertas con independencia del mercado) entendiéndolos como un conjunto de
relaciones entre Estado, mercado de trabajo y sistema de estratificación social. Su
categorización constituye la base sobre la que se asientan la mayoría de tipologías de
estados de bienestar en la actualidad:
Régimen liberal (Reino Unido, EEUU...) con una grado de desmercantilización
muy bajo. El mercado tiene un papel protagonista en la resolución de los problemas de
los ciudadanos, siendo las políticas estatales de carácter residual.
Régimen corporativo o también llamado continental, (Francia, Austria...) de
carácter conservador donde los derechos sociales están vinculados directamente a la
pertenencia y posición en el mercado laboral. Se actúa cuando las familias que han
participado en el sistema de seguridad social no tienen medios para cubrir sus
necesidades.
Régimen socialdemócrata (Noruega, Suecia...) con un alto grado de
desmercantilización y universalismo. El Estado asume una gran cantidad de
responsabilidades con respecto a los ciudadanos.
Algunas de las críticas a esta categorización inciden en la poca importancia del
género en el análisis. La integración de la mujer en el mercado laboral, el modelo
familiar basado en el varón sustentador y el papel que juega la mujer en la conciliación
de la vida familiar y laboral son criterios que deben ser tenidos en cuenta en el estudio
de los Regímenes de Bienestar (Lewis 1997).
Otras críticas señalan la existencia de un tipo de Régimen de Bienestar asociado
a los países del arco mediterráneo (España, Portugal, Grecia e Italia) existiendo incluso
una revista especializada South European Society and Politics que trata este tema. Una
de las características fundamentales de este Régimen es el elevado familismo, entendido
como la dependencia de la familia, que va más lejos del modelo de varón sustentador y
concibe a la familiar como la fuente de recursos que no provee el Estado (Flaquer, 2000:
37-38). Así pues en este tipo de Estado destaca el papel de la familia (y especialmente
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Comportamientos ambientales en Europa
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de las mujeres) en la satisfacción de necesidades individuales y mantenimiento del
bienestar familiar, responsabilidades que no asume el Estado (Fernández 2001: 73).
También se distingue un quinto Régimen de Bienestar formado por países del
este caracterizado el mantenimiento por parte del Estado, de un nivel de vida básico
para todos los ciudadanos (Calzada 2013).
Calzada (2013) distingue cinco modelos de Estados de Bienestar basados en las
teorías expuestas: Liberal, Continental, Mediterráneo y Europa del Este. Aunque
Calzada parte de las ideas de Esping-Andersen incluye en su categorización numerosas
modificaciones, incluyendo los tipos de Estado Mediterráneo y del Este, y adaptando
categorías como corporativo y socialdemócrata (con Calzada son llamados Continental
y Nórdico respectivamente) a la realidad sociopolítica actual.
Siguiendo a este mismo autor, se puede afirmar que existe una relación entre
valores y Estados de Bienestar, aunque compleja y llena de matices. Pueden
establecerse una serie de valores preponderantes ligados a determinados tipos de
estados, como la demanda de protección ante el mercado y la tradición de los países
englobados bajo el nombre de Nórdicos y su elevado nivel de confianza interpersonal.
Así como el valor del igualitarismo y la intervención estatal en los países del Sur de
Europa y los países del Este (estos últimos destacan también por la importancia
concedida a la tradición). La fractura entre los valores de Europa noroccidental y los
países del sur y del este (estos últimos forman un grupo más heterogéneo) que describe
Calzada (2013), lleva a suponer que existen diferencias a nivel europeo en las prácticas
ambientales entre el bloque formado por los Estados Liberales, Continentales y
Nórdicos y el bloque de los Estados Mediterráneos y del Este (H5).
Por último, el proceso de posmodernización (Inglehart 1993, Bericat 2003,
Bauman 2003). El auge de los movimientos ecologistas y la progresiva importancia del
medio ambiente es, según la perspectiva posmoderna, un reflejo más de los valores
provenientes del cambio social. En un entorno donde las progresivas tendencias de
secularización e individualización conducen al individuo una crisis espiritual, surgen
nuevas formas de moralidad de manera descentralizada, en una reactualización de los
valores tradicionales, destacando entre otros, el ecologismo como forma de religiosidad
(Iranzo 1996, Bericat 2003).
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Comportamientos ambientales en Europa
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El surgimiento de los valores postmaterialistas se vincula con el desarrollo
económico, (se da un mayor valor subjetivo a aquello de lo que no se dispone) y con el
período de socialización (el ajuste entre entorno y preferencias no es inmediato), en las
llamadas hipótesis de escasez e hipótesis de socialización (Inglehart 1993). Otras teorías
como las de la posición social, basadas en el modelo centro-periferia, también explican
los valores postmaterialistas (Díez Nicolás 1992). Este modelo tiene distingue un
conjunto de posiciones socialmente privilegiadas (centro) y a partir de este grupos de
posiciones con menor nivel en la escala social hasta llegar a la extrema periferia. Bajo
esta perspectiva el surgimiento de los nuevos valores y actitudes se da en el centro y
luego fluye hacia la periferia (Díez Nicolás 2013). Estas teorías pueden contribuir a
explicar las variaciones de la conciencia ecológica entendiendo el incremento de esta
como una expresión más de los valores postmaterialistas. La conciencia ambiental
estaría más desarrollada en los países de la Unión Europea que ocupan una posición
privilegiada (centro), frente a otros países con una posición inferior (periferia) (H6).
Recapitulando, se ha dividido la conciencia ambiental en cuatro categorías
(afectiva, conativa, cognitiva y conductual) distinguiendo en la última las acciones
colectivas e individuales. La dimensión conductual se ha separado de las tres primeras
dimensiones para observar como varía en base a estas. Además se incluyen la
conciencia colaborativa y factores colectivos como posibles condicionantes directos de
los comportamientos ambientales. En la figura 2, se sintetiza el esquema analítico
propuesto.
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Comportamientos ambientales en Europa
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Figura 2.
Conciencia ambiental (afectiva,
cognitiva y conativa)
Políticas Ambientales
Estado Bienestar
Conciencia colaborativa
(confianza, desconfianza e
ideología)
Comportamientos
ambientales
Posmodernización
n
Con este diagrama donde se muestran los tipos de variables que hipotéticamente
tienen impacto en los comportamientos ambientales puede surgir la siguiente pregunta
¿qué ocurre con las variables que influyen directamente en la dimensión conductual,
pero también en las otras dimensiones? Es pausible que las variables colectivas tengan
influencia en las demás dimensiones de la conciencia ambiental pero lo se trata de medir
en este estudio es la influencia directa. No constituye ningún problema que las variables
independientes estén relacionadas entre sí a menos que lleve a una situación de
multicolinealidad.
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Comportamientos ambientales en Europa
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Objetivos e Hipótesis
La investigación parte de dos objetivos general:
-Estudiar los comportamientos ecológicos a través de la conciencia
ambiental y la conciencia colaborativa.
-Incluir factores colectivos como posibles variables
Asimismo se distinguen varias hipótesis:
-Existe una serie de valores y actitudes que se pueden entender como parte de la
conciencia de los consumidores colaborativos (H1).
-La conciencia colaborativa tiene influencia sobre los comportamientos
ecológicos (H2).
-La conciencia colaborativa es anterior al “boom” del consumo colaborativo
(H3).
- El Estado influye en la creación de la conciencia ambiental de los individuos,
de manera que a más porcentaje de políticas ambientales sobre el PIB mayores
comportamientos pro-ambientales. (H4).
-Existen diferencias a nivel europeo en las prácticas ambientales entre el bloque
formado por los Estados Liberales, Continentales y Nórdicos y el bloque de los
Estados Mediterráneos y del Este (H5).
-La conciencia ambiental está más desarrollada en los países de la Unión
Europea que ocupan una posición privilegiada (centro), frente a otros países
con una posición subordinada (periferia) (H6).
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Comportamientos ambientales en Europa
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Metodología
Operacionalización de los conceptos principales
Conciencia ambiental y conciencia colaborativa
En las tablas III y IV se exponen las variables empleadas para medir tanto la
conciencia ambiental como la colaborativa. Las variables empleadas son todas escalas
ordinales (1 nada de acuerdo, 5 totalmente de acuerdo).
Tabla III. Operacionalización Conciencia Ambiental.
Conciencia ambiental
Dimensión afectiva
Nos preocupamos más por el
medioambiente que por los
precios y trabajos
La gente se preocupa demasiado
de que el progreso humano dañe
el medio ambiente
Dimensión conativa
Disposición ante precios más
altos.
Disposición ante impuestos más
altos
Disposición ante cambios en el
estilo de vida
Dimensión conativa
Cuánto sientes que conoces
acerca de las causas de los
problemas medioambientales
Cuánto sientes que conoces
acerca de las soluciones de los
problemas medioambientales
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).
Tabla IV. Operacionalización Conciencia Colaborativa.
Conciencia colaborativa
Confianza en otros
consumidores
Puedes confiar en la gente
La mayoría de la gente es justa
Desconfianza en las
instituciones
Visión económica alternativa
No puedes confiar en el
gobierno
Los políticos buscan su propio
interés
En desacuerdo: La gente se
preocupa demasiado de que el
progreso dañe el medio
ambiente
En desacuerdo: Para proteger el
medio ambiente se necesita
crecimiento económico
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).
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Comportamientos ambientales en Europa
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Comportamientos Pro-ambientales
En la tabla V se expone la operacionalización para los comportamientos proambientales tanto individuales como colectivos. En el caso de los comportamientos
individuales se trabaja con escalas ordinales (1 poca frecuencia, 4 mucha frecuencia)
mientras que con los comportamientos colectivos se analizan variables dicotómicas.
(Sí/No).
Con qué frecuencia:
Comportamientos Reciclaje/ vegetales ecológicos/Deja de coger el coche/
individuales
reduce la energía utilizada en casa/ ahorra o reutiliza
agua/ deja de comprar productos. (P20)
Comportamientos
pro-ambientales
Pertenencia a una asociación de carácter ecologista
Comportamientos
Firma/Donativo/Manifestación por razones ecológicas
colectivos
Fuente: Elaboración propia. Preguntas- Cuestionario ISSP (2010).
Variables Colectivas
Las variables PIB y Políticas ambientales son variables de segundo nivel, en la
que cada país de la muestra tiene un determinado valor numérico y todos los individuos
del país comparten el mismo valor.
La influencia del Estado en los comportamientos ambientales se mide con el
porcentaje de gasto en políticas medioambientales en base al PIB, que permite observar
de forma general los recursos que se dedican al medioambiente. Los datos han sido
tomados de Eurostat (2010).
Para calibrar la posición en una escala centro-periferia de los países de la
muestra, se ha tomado como indicador el PIB nominal de cada uno de ellos. Este tiene
en cuenta el total de la producción de bienes y servicios de un país a precios reales
(Mankiw 2005). Pese a que las teorías centro-periferia van más allá de los criterios
economicistas no se puede negar su relación con motivos socio-económicos (Díez
Nicolás 2013), por lo que el PIB constituye una manera sencilla de elaborar un
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Comportamientos ambientales en Europa
2016
indicador general acerca de la posición en la escala centro-periferia a nivel de países. Al
estar relacionada esta escala con el surgimiento y difusión de los valores
posmodernistas siendo las posiciones cercanas al centro las más asociadas a valores
posmodernistas (Díez Nicolás 1992), también arrojará información sobre éste tema.
La categorización de Estados de Bienestar (Tabla VI) se basa en la propuesta de
Calzada (2013) que parte de las teorías de Esping-Andersen (1993).
Tabla VI. Estados de Bienestar
Principios
organizativos
Países
Nórdico
Estatismo, derechos
individuales
Dinamarca, Finlandia,
Noruega, Suecia
Continental
Aseguramiento para
mantenimiento de rentas,
corporativismo
Austria, Bélgica,
Francia
Liberal
Liberalismo económico,
residualismo estatal
Alemania, Reino
Unido
Estados de Bienestar
Bloque Europa
Noroccidental
Mediterráneo Familismo
Bloque Sureste
Este
Estatismo, combinación
de residualismo y
mantenimiento de rentas
España
Bulgaria, Eslovaquia,
Eslovenia, Letonia,
Lituania, República
checa.
Fuente: Estados de bienestar y principios organizativos extraídos de Calzada (2013: 66).
Muestra
Explotación secundaria de los datos extraídos de la encuesta ISSP Environment
III (2010) y de Eurostat (2010). Se opta por el uso de fuentes de secundarias ya que
permitirá un análisis más representativo y profundo que si se elaborasen datos propios
debido a los recursos limitados. Se selecciona la encuesta ISSP Environment III debido
a que es aquella cuya información se adecúa más a los objetivos de investigación, una
encuesta sobre temas medioambientales a nivel europeo. La información sobre las
políticas públicas es extraída de Eurostat. La Tabla VII muestra los países sobre los que
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Comportamientos ambientales en Europa
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se trabajará, no han podido incluirse países como Italia, que contribuiría a realizar un
análisis más completo, debido a la falta de datos sobre éste en el ISSP.
Tabla VII. Muestra de Países
País
N
Alemania
Austria
Bélgica
Bulgaria
Dinamarca
Eslovaquia
Eslovenia
España
Finlandia
Francia
Letonia
Lituania
Noruega
R. Checa
Reino unido
Suecia
Total
1.407
1.019
1.142
1.003
1.305
1.159
1.082
2.560
1.211
2.253
1.000
1.023
1.382
1.428
928
1.181
21.083
Se elige un momento temporal en el que el consumo colaborativo no estaba
vigente para responder a unas de las hipótesis de la investigación, la suposición de que
la conciencia colaborativa existía ya antes del boom del consumo colaborativo y tenía
influencia sobre el consumo ecológico.
Análisis
Técnicas de análisis multivariable (regresiones y análisis factorial). Se realizan
dos regresiones lineales múltiples: una sobre los comportamientos individuales y otra
sobre los colectivos, y en ambas se propone el mismo modelo de variables
independientes. Las regresiones analizan relaciones de dependencia entre una única
variable dependiente y dos o más variables independientes con el objetivo de cuantificar
esta relación y poder observar las aportaciones de cada variable independiente sobre la
dependiente (D’Ancona 2002).
La regresión lineal múltiple nos indica el porcentaje de varianza de la variable
dependiente que explica el modelo de variables independientes. Además de los
coeficientes de regresión de cada variable independiente, los coeficientes beta
18
Comportamientos ambientales en Europa
2016
estandarizados, permiten la comparación del impacto que tienen sobre la dependiente
las distintas variables independientes.
En la tabla VIII se exponen las variables incluidas en el análisis
Tabla VIII. Descriptivos variables analizadas.
N
Bloque Occidental
PIB
Porcentaje respecto al PIB de PA
Sexo
Edad
Estudios Secundarios
Estudios Universitarios
Religión
Izquierda
Centro
Hábitat
Dimensión Afectiva
Dimensión Conativa
Dimensión Cognitiva
Dimensión Confianza
Dimensión Desconfianza
Dimensión Visión alternativa
Comportamientos individuales
Comportamientos colectivos
N válido (según lista)
21083
21083
21083
21016
20980
20894
20894
20574
12205
12205
20944
21083
21083
21083
21083
21083
21083
21083
20282
Mínimo
Máximo
Media
Desv. típ.
1,00
2,00
1,44
0,50
18015,10 2576220,00 718422,46 821212,69
0,25
1,36
0,57
0,27
0,00
1,00
0,53
0,50
15,00
99,00
49,47
17,42
0,00
1,00
0,50
0,50
0,00
1,00
0,32
0,47
0,00
1,00
0,27
0,44
0,00
1,00
0,46
0,50
0,00
1,00
0,15
0,36
0,00
2,00
0,94
0,84
-1,54
2,95
-0,01
1,00
-2,04
1,79
0,00
1,00
-3,11
2,03
0,00
1,00
-1,57
2,37
0,00
1,00
-1,57
2,03
0,00
1,01
-0,98
4,81
0,00
1,02
-2,49
2,16
-0,02
1,04
-0,48
5,04
0,00
1,00
11476
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010). Notas: Variables
dependientes en cursiva.
Se han incluido como variables sociodemográficas el sexo, la edad, el nivel
educativo, el hábitat, la religión y la ideología.
Como se ve en la tabla, la muestra está compuesta por un 53% de población
femenina, la edad media ronda los 49 años y la mayoría de los entrevistados tiene
estudios secundarios. La variable edad no se ha elevado al cuadrado ya que aquí es
introducida como una variable de control y no se busca profundizar en el efecto de la
edad en los comportamientos ambientales.
19
Comportamientos ambientales en Europa
2016
En la base de datos empleada, la ideología, es codificada de 1 a 5 (1 extrema
izquierda-5 extrema derecha) y aquí ha sido recodificada en tres categorías (izquierdacentro-derecha) y posteriormente dumificada.
Las variables correspondientes a la conciencia ambiental se han construido a
partir de técnicas de reducción de dimensiones (análisis factorial exploratorio,
concretamente análisis de componentes principales). Según la naturaleza de las
variables a agrupar se ha llevado a cabo una variante de ésta técnica u otra: en el caso de
las prácticas colectivas son variables dicotómicas (Sí/No) y el resto son variables
ordinales. El análisis factorial permite sintetizar la información contenida en una serie
de variables obteniendo una estructura común latente en los datos analizados
(D’Ancona 2002). En el anexo 1 puede observarse toda la información relativa a las
variables empleadas para el análisis factorial.
El uso de técnicas factoriales para crear la variable dependiente de una regresión
plantea una importante cuestión. Las unidades de una variable resultado de un factorial
son puntuaciones factoriales, puntuaciones que arrojan información sobre la posición de
cada caso concreto sobre el factor o variable creada (D’Ancona 2002). Por tanto la
ecuación de la recta de regresión no expresará variaciones en torno a un
comportamiento concreto, sino más bien la proximidad a una serie de comportamientos
determinados (todas las prácticas que hayan sido incluidas como variables en la
construcción del factor ya sea el individual o el colectivo). Esta situación podría ser un
inconveniente a la hora de predecir un comportamiento concreto. Sin embargo es ideal
en este caso ya que guarda coherencia con los motivos que impulsan el estudio,
observar los comportamientos individuales y colectivos de una forma general, no con la
intención de predecirlos a la perfección, sino más bien con el objeto de ver las variables
20
Comportamientos ambientales en Europa
2016
y condiciones que provocan una proximidad mayor a una serie de comportamientos
ecocéntricos.
Resultados
Construcción de la C. Ambiental y la C. Colaborativa
Para la construcción de las variables Conciencia Ambiental y Conciencia
Colaborativa se emplean técnicas de reducción de dimensiones, concretamente análisis
factoriales a través del método de componentes principales
En las siguientes tablas el Alfa de Cronbach indica la fiabilidad del constructo en
general, que se distribuye en los dos casos en tres dimensiones tal y como se preveía. Se
indica para cada variable el nivel de saturación para con su dimensión
Tabla IX. Análisis Factorial Conciencia Ambiental.
Conciencia ambiental- Alfa de Cronbach=0,964. N=20601
Dimensión afectiva
Dimensión conativa
Dimensión conativa
Nos preocupamos más por el
medioambiente que por los
precios y trabajos
Disposición ante precios más
altos.
Cuánto sientes que conoces
acerca de las causas de los
problemas medioambientales
Saturación-0,906
Saturación-0,861
La gente se preocupa demasiado
de que el progreso humano dañe
el medio ambiente
Saturación-0,846
Saturación-0,932
Disposición ante impuestos más
altos
Saturación-0,900
Disposición ante cambios en el
estilo de vida
Cuánto sientes que conoces
acerca de las soluciones de los
problemas medioambientales
Saturación-0,924
Saturación-0,847
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010). Notas: Distribución espacial de casos en anexo 3
21
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Tabla X. Análisis Factorial Conciencia Colaborativa.
Conciencia colaborativa-Alfa de Cronbach=0,935. N=20670
Confianza en otros
consumidores
Puedes confiar en la gente
Saturación-0,905
La mayoría de la gente es justa
Saturación-0,94
Desconfianza en las instituciones
No puedes confiar en el gobierno
Saturación-0,868
Los políticos buscan su propio
interés
Saturación-0,859
Visión económica alternativa
En desacuerdo: La gente se
preocupa demasiado de que el
progreso dañe el medio ambiente
Saturación-0,821
En desacuerdo: Para proteger el
medio ambiente se necesita
crecimiento económico
Saturación-0,781
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010). Notas: distribución espacial de casos en anexo 3
Se puede aceptar la validez de una escala de medida construida a través de un
análisis de componentes principales cuando el Alfa de Cronbach toma valores cercanos
al 1, rechazándose valores inferiores a 0,5, considerándose 0,9 excelente y 0,8 bueno
(George y Mallery, 2003: 231). Como podemos observar en las tablas 1 y 2 la fiabilidad
de ambos constructos (tanto de la Conciencia Ambiental como de la Conciencia
Colaborativa) es muy alta, tomando Alfa de Cronbach valores superiores de 0,9.
Asimismo mientras mayores sean los puntos de saturación de cada una de las
variables en las dimensiones construidas, mayor será la calidad de los constructos
creados. Como se puede observar los valores de saturación son notablemente altos,
encontrándose en su mayoría entre 0,8 y 0,9.
Esto confirma las hipótesis de que existe una conciencia colaborativa (H1), que
se fundamenta en tres dimensiones fundamentales: confianza en otros consumidores,
desconfianza en las instituciones y visión económica alternativa (Tabla XX).
Curiosamente si observamos las fechas en las que el consumo colaborativo
comienza a cobrar importancia, vemos que son bastante posteriores a 2010 (fecha en la
que ya se puede identificar la llamada conciencia colaborativa).
22
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Gráfico 3. Búsquedas en Google de “sharing economy” (máximo de importancia=100).
Fuente: Google Trends.
Por tanto se puede confirmar la hipótesis de que la conciencia colaborativa ya
existía antes del que se comenzase a hablar de consumo colaborativo (H 3) lo que
refuerza aún más la idea de que ésta conciencia estuviese ligada a otras formas de
consumo anteriores, como el ecológico.
Construcción Dimensión: Comportamientos pro-ambientales
Aunque la construcción de las variables comportamientos individuales y
colectivos se lleva a cabo por separado buscando la máxima fiabilidad de la escala,
también se ha llevado a cabo un análisis con todas las variables de la dimensión
conductual con el objetivo de ver si se estructuraban en dos grupos según el tipo de
práctica (individual o colectivas) tal y como se plantea hipotéticamente al comienzo.
23
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Tabla XI. Dimensión conductual-análisis factorial
Variables latente
Variables
Saturaciones en
componentes
Individual Colectivo
Con qué frecuencia....
Compras de fruta o vegetales sin pesticidas o
químicos
Dejas de conducir por razones
Comportamientos medioambientales
individuales
Reutilizas agua etc.
0,573
0,607
0,710
Reduces consumo energético por el
medioambiente
0,660
Dejas de consumir ciertos productos por el
medioambiente
0,746
Miembro de grupo pro-ambiental
Comportamientos Últimos 5 años firmar una petición pro-ambiental
colectivos
Últimos 5 años dar dinero grupo pro-ambiental
Últimos 5 años participación manifestación pro-ambiental
0,571
0,513
0,558
0,486
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010).
Notas:Alfa de Cronbach= 0,740, Nº Casos= 21.007.
Se puede apreciar claramente una diferenciación entre comportamientos
individuales y colectivos, con una alta fiabilidad (Alfa de Cronbach = 0,740). Aunque
todas las variables saturan más de 0,5 (excepto la participación en una manifestación
pro-ambiental cuyo valor es unas centésimas inferior) si comparamos estos puntos de
saturación con los de las variables que forman las escalas empleadas (Tabla XII) vemos
que estos son mucho mayores, existiendo un valor de Alfa de Cronbach significativo en
el caso de los comportamientos individuales así como un índice KMO superior a 0,5
con una prueba de Barlett significativa en el caso de los comportamientos colectivos.
24
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Es por ello que en pos de un análisis de mayor calidad se trabajará con las
variables creadas de forma independiente, expuestas en la tabla XII.
Tabla XII. Comportamientos Pro-Ambientales
Comportamientos individuales
(Alfa de Cronbach= 0,775)
Nº casos=20.972
Comportamientos colectivos
(KMO= 0,660)
Prueba de Barlett significativa
Nº casos=20.282
Con qué frecuencia....
Compras de fruta o vegetales sin pesticidas o
químicos
Dejas de conducir por razones medioambientales
Reutilizas agua etc.
Reduces consumo energético por el medioambiente
Dejas de consumir ciertos productos por el
medioambiente
Miembro de grupo pro-ambiental
Últimos 5 años firmar una petición pro-ambiental
Últimos 5 años dar dinero grupo pro-ambiental
Últimos 5 años participar manifestación proambiental
0,600
0,636
0,803
0,757
0,804
0,682
0,585
0,715
0,712
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010).
Regresiones sobre los Comportamientos Pro-Ambientales
Una vez observadas las variables construidas mediante las técnicas de reducción
de dimensiones se presentan los resultados de las dos regresiones planteadas
El modelo explica un 21% de la varianza de los comportamientos individuales y
un 13,7% de los colectivos. De cara a los comportamientos individuales
no son
significativos las siguientes variables: el Porcentaje, de políticas públicas respecto al
PIB, el nivel de estudios, la religión y la dimensión de la conciencia colaborativa
referida a la confianza. Sobre los colectivos no ejercen influencia: el PIB, Porcentaje, de
políticas públicas respecto al PIB, el Sexo, la posición social subjetiva y el hábitat. Las
variables independientes no tienen problemas de multicolinealidad, no existiendo
correlaciones superiores a 0,5 (D’Ancona, 2002).
A continuación, en la Tabla XIII, se pueden observar de forma más completa la
información sobre las dos regresiones realizadas.
25
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Tabla XIII. Regresiones sobre los comportamientos pro-ambientales
Comportamientos
individuales
B
Coeficientes
tipificados
Comportamientos
colectivos
B
Coeficientes
tipificados
(Constante)
-1,09***
BloqueOccidental
0,35***
0,17
0,24***
0,11
6,95E-08***
0,06
-1,65E-08
-0,01
-0,01
0,00
-0,06
-0,01
Sexo
0,22***
0,11
0,00
0,00
Edad
0,01***
0,13
-1,19E-04***
-0,02
Hábitat
-0,025**
-0,02
0,00
0,00
Estudios Secundarios
0,03
0,01
0,11***
0,05
Estudios Universitarios
0,03
0,01
0,24***
0,11
Religión
0,02
0,01
0,07***
0,03
Izquierda
0,07***
0,04
0,25***
0,12
Centro
-0,07***
-0,03
0,13***
0,04
D. Afectiva
0,03**
0,03
0,10***
0,09
D. Conativa
0,23***
0,26
0,16***
0,15
D. Cognitiva
0,18***
0,17
0,12***
0,11
D. Confianza
-0,01
-0,01
0,06***
0,06
D. Desconfianza
0,04***
0,04
0,02*
0,02
D. Visión Alternativa
0,06***
0,06
0,06***
0,06
PIB
Políticas Ambientales (% PIB)
-0,50***
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010). Notas: Población: 11476
Como podemos observar dos de las tres dimensiones fundamentales de la
Conciencia Colaborativa tienen un impacto significativo sobre los comportamientos
pro-ambientales (desconfianza en los políticos y visión económica alternativa)
influyendo positivamente en éstos
Sin embargo uno de los pilares de la conciencia colaborativa considerados
fundamentales, la confianza en los ciudadanos, no tiene una relación significativa de
26
Comportamientos ambientales en Europa
2016
cara a los comportamientos individuales. Ello nos obliga a reformular nuestra idea
inicial.
Hasta ahora hemos validado los dos constructos teóricos planteados (Conciencia
Ambiental y Conciencia Colaborativa), observando que ambos tienen influencia sobre
el consumo ecológico. No obstante no todas las dimensiones de la conciencia
colaborativa tienen impacto sobre el consumo ecológico.
Los resultados implican un replanteamiento innovador de los comportamientos
ecológicos, no pueden considerarse únicamente fruto de valores ecocéntricos, pero
tampoco una forma de consumo colaborativo. Se enmarca en un espacio mixto, donde
tienen importancia tanto Conciencia Ambiental como la Conciencia Colaborativa.
Además se aprecia una gran diferencia en la influencia que ejerce el modelo
según las prácticas sean individuales o colectivas. Pese a que ambas parten de una
postura ecocéntrica y son condicionadas de forma similar por algunas variables, con
otras las diferencias son notables. El modelo planteado explica más los
comportamientos individuales que los colectivos lo que puede estar relacionado con las
diferencias entre estos tipos de prácticas.
De cara a las variables colectivas cabe destacar tres ideas fundamentales.
En primer lugar destaca la ausencia de una influencia significativa de las
políticas ambientales sobre los comportamientos pro-ambientales. Esto nos llevaría a
rechazar la hipótesis de que el individuo pro-ambiental es creado a través de las
instituciones del Estado (H4) como sugiere Thomas (1983).
En el caso de los estados de Bienestar puede afirmarse una relación positiva
entre la pertenencia a algunos de los estados del bloque occidental con el desarrollo de
prácticas pro-ambientales tanto individuales como colectivas por lo que se confirmaría
la H5, pudiendo ser explicadas dichas diferencias por la fractura de valores entre bloque
noroccidental y bloque este-sur a la que alude Calzada (2015).
Por último puede observarse una influencia positiva del PIB de cara a los
comportamientos individuales, lo que lleva a considerar la relación entre la escala
27
Comportamientos ambientales en Europa
2016
centro-periferia y desarrollo de comportamientos pro-ambientales. Sin embargo esta
relación no es significativa en el caso de los comportamientos colectivos. Este hecho
podría explicarse por las diferencias entre los tipos de comportamientos (individualescolectivos), siendo éstos últimos influenciados por variables como el nivel de estudios
que ya pueden contribuir a recoger la posición social de los entrevistados.
Conclusiones
A través de estas páginas se han analizado diferentes factores con una hipotética
influencia sobre las prácticas pro-ambientales individuales y colectivas.
Los resultados que se desprenden de los objetivos del estudio hacen pensar que
en la respuesta a las inconsistencias de la conciencia ambiental a la hora de relacionar
actitudes/valores con comportamientos (Gómez et al. 1999) se deben tener en cuenta
tanto sistemas de valores que van más allá de los meramente ecocéntricos como
variables colectivas que puedan influir sobre los comportamientos de los individuos.
Por un lado es evidente la influencia de la conciencia colaborativa3 sobre los
comportamientos pro-ambientales, lo que lleva a considerar el fenómeno de los
comportamientos verdes como un hecho que traspasa las fronteras de los valores
ecológicos, pudiendo ser explicado en parte por valores colaborativos más relacionados
con formas alternativas de consumo que con un sistema ideológico preciso sobre los
temas ambientales.
Por otro lado se pueden observar que las variables colectivas planteadas tienen
cierto impacto sobre el hecho de desarrollar comportamientos pro-ambientales lo que
incita a continuar investigando las posibilidades explicativas en ésta línea.
3
Cabe destacar la identificación y validación empírica de una serie de valores que se
agrupan en lo que podríamos llamar una conciencia colaborativa
28
Comportamientos ambientales en Europa
2016
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31
Comportamientos ambientales en Europa
2016
Anexo
1 Información sobre las variables incluidas en el análisis factorial.
Todas las variables son recodificadas para que tengan el mismo
sentido.
Variables Latentes
Variables
Mínimo Máximo
Nos preocupamos más por el medioambiente que por
1
5
los precios y trabajos
Dimensión
afectiva
La gente se preocupa demasiado de que el progreso
1
5
humano dañe el medio ambiente
Disposición ante precios más altos.
1
5
Conciencia
Dimensión
Disposición ante impuestos más altos
1
5
Ecológica
conativa
Disposición ante cambios en el estilo de vida
1
5
Cuánto sientes que conoces acerca de las causas de los
1
5
problemas medioambientales
Dimensión
cognitiva
Cuánto sientes que conoces acerca de las soluciones de
1
5
los problemas medioambientales
Con qué frecuencia compras fruta o vegetales sin
1
4
pesticidas o químicos
Con qué frecuencia dejas de conducir por razones
1
4
medioambientales
Consumo ecológico
Con qué frecuencia reutilizas agua etc.
1
4
Con qué frecuencia reduces tu consumo energético por
1
4
el medioambiente
Con qué frecuencia dejas de consumir ciertos
1
4
productos por el medioambiente
Puedes confiar en la gente
1
5
Dimensión
confianza
La mayoría de la gente es justa
1
5
No puedes confiar en el gobierno
1
5
Dimensión
Conciencia desconfianza
Los políticos buscan su propio interés
1
5
colaborativa
En desacuerdo: La gente se preocupa demasiado de
1
5
Dimensión
que el progreso dañe el medio ambiente
visión
En desacuerdo: Para proteger el medio ambiente se
alternativa
1
5
necesita crecimiento económico
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).
32
Comportamientos ambientales en Europa
2016
2. Distribución espacial de casos en la Conciencia Ambiental
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).
3. Distribución espacial de las dimensiones de la Conciencia
Colaborativa
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).
33
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