BIOGRAFIA Albert nació en Ulm, Alemania, el 14 de marzo de 1879. Sus padres se llamaban Hermann y Pauline, judíos de clase media. Ya desde joven se interesó por las matemáticas, conociendo a la perfección, con tan solo doce años, la geometría euclidiana. La mayor parte de su juventud la pasó en Munich, dónde le fue regalado un violín, con el cual al poco tiempo comenzó a tocar obras de Beethoven y Mozart, acompañado por su madre en el piano. Su familia era judía, pero no practicaba la religión, por lo tanto no se la inculcó al joven Einstein. Su padre poseía un taller en el cual fabricaba artefactos electrónicos, pero no tuvieron suerte en ese negocio, por lo tanto, cuando Albert poseía quince años, se trasladaron a Pavía, Italia, a buscar mejor suerte. Luego de un año, viajó a Suiza, donde consiguió su ciudadanía (en 1900), aprobó los exámenes en una escuela secundaria, se graduó como físico e ingresó al Instituto Politécnico Nacional de Zurich, dónde pasó dos años como profesor suplente. Llegó el año 1902 y encontró a Albert trabajando en la Oficina Suiza de Patentes de Berna, al fin en un empleo seguro; en él debía de anotar los detalles de los inventos que se registraban en la oficina. Un año después, se encontraba "frente al altar", junto a Mileva Maritsch −la cual fallecería en el año 1948, 29 años después de haberse divorciado de Einstein−, pues se había enamorado de la física (ya que Mileva también lo era) y decidieron casarse. En 1905 le escribió una carta a un amigo prometiéndole cuatro trabajos, en la cual describía que el primero se trataba sobre la radiación y la energía de la luz, dónde afirmó que ésta en ciertas circunstancias se comporta como una partícula; en el segundo trataría sobre el tamaño del átomo; el cuarto trató sobre el movimiento que presentan las partículas dentro de un fluido (el movimiento browniano); el cuarto sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, y el quinto (pues publicó uno más de los que había prometido) se titulaba "la relatividad especial". Éstos artículos fueron publicados por fin en el número 17 de la revista alemana Anales de Física. La teoría de la relatividad especial decía, en pocas palabras, que no es posible viajar a la velocidad de la luz, y mucho menos a mayor velocidad que ella; y como segundo término que cada objeto viajando a distinta velocidad con respecto a otro, posee un espacio y un tiempo propio, es decir, que el tiempo y el espacio son "relativos" de cada persona según la velocidad que posean. De aquí surgió la famosa ecuación: E = mc2, donde muestra la equivalencia entre la energía que posee cada objeto (aunque se encuentre en reposo) y su masa, en dónde la primera es igual a la segunda multiplicada y vuelta a multiplicar por la velocidad de la luz (300000 kilómetros por segundo). Einstein ya era padre, pues había tenido dos hijos con Mileva: Hans Albert y Eduard. Luego de esto, Einstein empezó a adquirir fama y se empezó a mezclar más con sus colegas. Dejó la oficina de patentes y se convirtió en profesor en Berna, Praga y luego en Zurich. En un congreso, en 1909, pronunció un discurso en el cual hablaba sobre la relatividad y sobre los cuantos (éstas son unidades individuales, las cuales transportan la energía de los rayos luminosos) y su fama siguió en aumento. En el año 1914 Albert se trasladó a Berlín, dónde le había otorgado el puesto de investigador en la Academia Prusiana de Ciencias. Al tiempo, la relación entre él y Mileva se deterioró y terminó en el divorcio; enfermó y su prima Elsa, junto con sus dos hijas fueron a cuidarlo y finalmente se terminaron casando. En los años siguientes se dedicó a la búsqueda de una teoría más general; la llamó Teoría de la Relatividad General. En ella se abordaba el tema de la gravedad y decía que la luz es atraida por la acción de ésta. En 1919 se prepararon dos excursiones para verificar esta afirmación: una a Brasil y la otra a la isla Príncipe, pues ocurriría un eclipse. Allí se demostraría la aparente desviación de la posición de las estrellas cercanas al Sol (visualmente hablando, claro está). La teoría fue demostrada. Se comprobó la desviación de la posición de las estrellas que se encontraban cerca del borde del Sol eclipsado. Mientras tanto, Europa sufría por la reciente guerra, la inolvidable Primera Guerra Mundial. Los nazis, en Alemania, le echaban la culpa a los pacifistas y a los judíos de la derrota; Einstein era las dos cosas (aunque nunca practicó la religión en sí misma; una vez dijo: "...soy un no creyente profundamente religioso."). Viajó por Londres, visitó la tumba de Newton y llegó a Estados Unidos. En 1922 viajó a París; un año antes había ganado el Premio Nobel de Física. En el año de 1933 Elsa y Albert volvieron a EE.UU., dónde ocupó un puesto en el Instituto de Estudios Superiores en Princeton, Nueva Jersey. En el año 1939, junto con otros físicos, Einstein escribió una carta al presidente Franklin D. Roosevelt en la que pedía un programa especial para el estudio de la destrucción del átomo y la reacción en cadena; pero se le hizo caso omiso. Volvió a escribirle al presidente (en 1945) pero nuevamente no fue tomado en cuenta. Declinó una 1 propuesta para la presidencia del Estado de Israel en 1952. Finalmente murió el 18 de abril de 1955, a las 7:55 de la madrugada, dignamente, pues se negó a ser operado de una ruptura en la arteria aorta. Su cuerpo fue cremado y sus cenizas se esparcieron en algún lugar que no se dio a conocer, pues esas fueron sus instrucciones: no quería que su tumba se convirtiera en un lugar de peregrinaje. Pero nos dejó un legado inmenso, de incalculable valor, su paso por este mundo, por este Universo curvo, por este espaciotiempo, no fue en vano, ni mucho menos. "Nunca pierdas la santa curiosidad", dijo. La geometría utilizada por Einstein no fue la euclidiana, sino la geometría tetradimensional riemanniana −llamada así en honor al matemático alemán Bernhard Riemann (1826−1866)− de espacio curvo, en la que demuestra, por ejemplo, que es posible una geometría en la que no existen líneas rectas: las líneas sobre la superficie de una esfera −por ejemplo−. Una historia que a Einstein le gustó contar sobre su niñez era de una "maravilla" que él vio cuando tenía cuatro o cinco años: un compás magnético. El norte invariable de la aguja guarda balance, guiado por una fuerza invisible, impresionó profundamente al niño. El compás lo convenció de que allí había "algo detrás de las cosas, algo profundamente escondido". Así era el pequeño Einstein, un muchacho pequeño, autosuficiente y pensativo. Según la leyenda familiar él era, al principio, una persona lenta para hablar, mientras hacía pausas para considerar lo que diría. Su hermana recordó la concentración y perseverancia con que él construía las casas con naipes. El pensamiento del muchacho se estimuló por su tío, un ingeniero, y por un estudiante médico que cenaba una vez por semana con los Einsteins. 2