Los árboles que atan BELISARIO NIETO * A gricultores en Honduras han encontrado una manera genial de cultivar en tierra poco rentable. Durante mi última visita a mi país, Colombia, en octubre de 2005, visité una asociación de pequeños agricultores a unos 100 km al oeste de la capital. Desde Bogotá el camino baja 2.500 metros para llegar a los valles del río Magdalena. Mientras el camino iba bajando en espiral, conté por lo menos 10 aludes de lodo donde la tierra en las cuestas empinadas había sido despejada para el cultivo y arrastrada por las fuertes lluvias. La extrema pobreza obliga a los campesinos a tratar de obtener algún producto de la única tierra que poseen. La mayoría de las mejores tierras en los valles pertenecen a agricultores ricos, generalmente involucrados en grandes proyectos agroindustriales. Los incas tenían una solución: terrazas sostenidas por paredes de piedra instaladas de modo intricado, incorporando sistemas de irrigación sofisticados. Esta respuesta al problema de seguridad en la alimentación al que se enfrentan millones de pequeños agricultores en Latinoamérica forzados a cultivar en tierra poco rentable sería siempre válida del punto de vista ambiental, pero desgraciadamente ahora no es práctica desde el punto de vista económico. Enfoque orgánico. Mi visita a Colombia fue en realidad una parada en mi camino a Centro América, muy especialmente al parque nacional Pico Bonito en el norte de Honduras. Allí me encontré con Marvin Zavala, un cooperante de Progressio con la organización que administra el parque. Un agrónomo de Nicaragua, Marvin, especializado en la agricultura orgánica, apoya a todas las familias que viven en la “zona de amortiguamiento” alrededor del parque. La cualidad principal de Marvin, aparte de sus destrezas técnicas, es que la gente lo ve como a un igual: habla la lengua de los campesinos, camina millas para llegar a todas las familias dentro de la zona de amortiguamiento, y comparte su comida y alojamiento. Un agricultor se acerca a * Escritor. 1 mí y me pregunta en voz baja: “Por favor, ¿puedes asegurarte que Marvin se queda con nosotros una buena temporada?” Marvin me lleva a visitar la finca de uno de los líderes de la comunidad, Saúl Bustillo. En la finca, Saúl me muestra sus árboles de cacao. Desde que introdujo abonos orgánicos, la producción de frijoles ha aumentado un 40%, dice. La finca usa prácticas que no dañan el ambiente, reciclando materia orgánica para alimentar a pollos y peces. al Pico Bonito cuando de repente apareció entre las nubes de condensación que suben por sus cuestas verdes. Me acordé de la sonrisa de Saúl cuando me dio por primera vez una fruta de cacao orgánico, y dijo: “La próxima vez que vengas, vas a probar un guisado de frijoles orgánicos de la terraza que viste”. Y entonces me dije: “Tengo que contar a los otros lo que he visto en este proyecto, porque demuestra lo que realmente significa hacer un impacto”. La única cosa que lamento es que Progressio no tiene programa en Colombia. Creando terrazas. Pero el objetivo principal de mi visita fue ver la formación de terrazas naturales que permiten al campesino trabajar en las cuestas alrededor del parque nacional Pico Bonito. El secreto de estas terrazas es el guamo. Estos árboles que crecen rápidamente se plantan a intervalos de 50 cm siguiendo el contorno de los montes, formando corredores de cuatro metros de ancho. Las raíces de los árboles contienen la tierra; entre los delgados troncos, ramas del árbol recogen materia orgánica, hojas y tierra, que lentamente forma una terraza, para ser usada como base para productos de primera necesidad. Una vez formada la terraza, se cortan los árboles para permitir la plantación. La madera cortada se usa para combustible. Las cenizas van a la letrina. El producto de la letrina se usa como abono, mientras otros restos de la finca se convierten —con la ayuda de gusanos de California— en excelente abono orgánico. Esto es un enfoque holístico y un esfuerzo compartido entre Marvin, las familias, hombres y mujeres que viven alrededor del Pico Bonito, la administración del parque y, claro, cualquiera de Vds. que apoyan el trabajo de Progressio. En el avión rumbo a Tegucigalpa (la capital de Honduras), miré por última vez 2