Fitoterapia y etnobotánica: la cura popular con las plantas

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Dr. Francesco Di Ludovico
Fitoterapia y etnobotánica: la cura popular con las plantas
Introducción.
Desde
épocas
lejanas se dejaron muchos ensayos
en forma de manuscriptos sobre el
arte de la recolecciòn y de los usos
de las plantas. Gracias al hallazgo
de
estos
textos,
los
llamados
“herbarios”, el empleo curativo de
los vegetales de parte del hombre
està històricamente comprobado de
una manera muy àmplia y detallada.
En el mundo fresco y tranquilo de su
hogar, frequentemente lejos de los lugares calidos y soleados donde se recolectaban las
hierbas, el antiguo escritor describiò en esos textos las caracteristicas botànicas de las
muchas especies vegetales ponendo una atenciòn màs extricta sobre sus propriedades
terapéuticas. En perìodos donde no existian fàrmacos de sìntesis resulta facil imaginarse
que la naturaleza era la ùnica fuente de remedios para la integridad de la salud de los
seres vivientes. De hecho, a partir de siglos los hombres han aprendido a utilizar las
plantas para curar las enfermedades que los plagaban. La belladonna, el sauce, la
amapola de opio, el artemisia son unas de las muchìsimas plantas que nos han aportado
los princìpios activos que hoy en dìa la ciéncia
moderna del producto quìmico ha purificado aislando la
molècula
considerada
màs
activa
y
volviéndola
disponible en las dosis calibradas. El recorrido històrico
del arte médica natural empieza con lo de la medicina
misma, y los herbarios son una parte importante de ella
ya que en la época moderna resultan bàsicos para
estudiar las posibilidades terapéuticas de los vegetales
visto que en la botànica aplicada a la cura un primer
paso
es
lo
de
corroborar
cientìficamente
las
indicaciones clìnicas que se les daba a las plantas
mencionadas en esos libros. Unos ejemplos del
anàlisis de la herbolaria de los primeros perìodos son representados por el “Papiro de
Ebers” (alrededor de 1600 a.C.), descubierto en Egipto, que trata del uso medicinal de
màs de 700 plantas; otro ejemplo es el tratado titulado “De materia medica”, escrito por el
médico griego Dioscoris en el primer siglo d.C.: en ese libro se encuentran las
caracterìsticas terapéuticas de màs de 600 plantas, ademàs su autor tratò el asunto de
una manera muy parecida a la moderna, o sea cientìfica y racionàl hasta que él escribiò
sobre el aspecto, todavia entonces casi desconocido, de la farmacologìa botànica. En el
perìodo de la Edad Media en México hay la redacciòn de libros especìficamente
dedicados a ese asunto y que representan la fuente fundamental para conocer la
herbolaria de Mesoamérica: los de màximo interese son el “Libellus de medicinalibus
hindorum herbis” (cuya traducciòn es “Ensayo sobre las hierbas medicinales de los
indios”) escrito por el médico autòctono Martìn de la Cruz y traducido en latin por parte del
indio Juan Badiano (por lo tanto el mismo libro se conoce también con el nombre de
“Còdice Badiano”); otro ejemplo es una obra magna que consta de màs de 30 volùmenes
titulada “Historia natural de Nueva España” que ha sido escrita por el botànico y
protomédico español Francisco Hernandez.
Desde la segunda midad del siglo 19 la ciéncia de la herbolaria empezò a ser
llamada “fitoterapia”. Esta palabra moderna se compone semànticamente de la raiz “fito-”
que en el antiguo idioma griego significa “hierba” o “planta” en el sentido amplio de
“vegetal”, y del término “terapia” que es algo màs que simplemente “cura”, ya que
envolucra también el concepto de prevenciòn. La fitoterapia, entonces, es un método de
cura y profilaxis basado sobre el empleo de vegetales. Las plantas usadas con este fin, ya
que tienen el objectivo de desarrollar una acciòn de cura son llamadas oficinales: las
officinae, de hecho, eran en la Edad Media el equivalente de los modernos laboratorios
farmacéuticos. Es parte de la llamada “medicina
complementar” (o alternativa) –como la homeopatia- y
es reconocida como oficial integraciòn de la medicina
convencional, ya que està bien comprobada por
numerosas evidencias cientìficas.
Sin embrago, lo que ocurre en el presente es que
en muchas ocasiones el uso terapéutico de las plantas
no es validado por estùdios clìnicos, y entonces es parte
de la “medicina popular” (o tradicional) por la que los
consejos terapéuticos se basan sobre la experiencia de
los ancestros. En este àmbito la manera de utilizar los vegetales, con fines no sòlo de
cura, tiene la definiciòn de “etnobotànica”: esto es el estudio de las interacciones entre el
hombre y las plantas, y en la pràctica reune los conocimientos populares de los vegetales
y sus usos tradicionales con el fin de interpretar el significado cultural de esa relaciòn, y
por eso està envolucrada en parte la antropologìa. En la realidad, como ya vimos, ocurre
que los empleos de unas hierbas, a pesar que sean usos tradicionales y fuera del extricto
control cientìfico, son comùnmente acceptados por muchas personas. Eso se debe al
hecho que estos indivìduos confian en el concepto del largo plazo: màs bien viendo que
durante un perìodo bastante largo una planta se utilizò con buenos resultados y sin que
provocara daños, estan seguros que esa planta es benéfica. Pero no siempre eso es
cierto. De hecho, estudios cientìficos modernos indican que unas plantas que
popularmente se han empleado o todavìa se emplean son consideradas tòxicas o cuyo
uso no es clìnicamente adecuato. Sòlo unas hierbas medicinales de la tradiciòn popular
siguen siendo consideradas justamente terapéuticas. ¡Ademàs no siempre lo natural no
es tòxico: existen muchas plantas que se han usado para envenenar!
En conclusiòn, podemos decir que de las muchas plantas que la medicina popular
utiliza tienen frequentemente de verdad las indicaciones que la tradiciòn les attribuye,
pero eso no vale para todas plantas; ademàs el uso de los vegetales puede causar
reacciones adversas que, si bien raras y de modesta importancia, tienen que ser
conocidas al igual de como se harìa para los fàrmacos de sìntesis. El médico que cura de
una manera natural, usando plantas, tiene que conocer sus indicaciones y los eventuales
eféctos secundarios y controindicaciones, al igual que otros paràmetros (de tipo botànico,
quìmico, farmacològico, toxicològico entre los muchos) de los vegetales empleados ya
que pueden ser importantes para garantizar una buena terapia. Por lo tanto hoy es
necesario el papel jugado por un experto que pueda aconsejar con pericia la compra de
productos de herbolaria.
La bùsqueda moderna de lo natural. ¿Por qué eligir lo natural, hoy? La época
actual se carateriza farmacològicamente por la presencia de curas de sìntesis, es decir
por moléculas producidas en laboratorios quìmicos y que son principios activos puros con
una acciòn ràpida y selectiva, poderosa y cinéticamente previsible. Entonces, ¿por qué
està regresando la importancia de lo natural en una temporada donde las moléculas
sintéticas parecen considerarse fundamentales e insustituibles? Lo que ocurre es el
resultado de una crecente exigéncia del consumidor hacia su salud: està augmentando su
nivel cultural al igual que el
nùmero de publicaciones y
revistas que tratan del uso de
plantas medicinales. Ademàs
contra un simple malestar se
puede con razòn suponer que
tomar un fàrmaco sintètico
podrìa ser excesivo y causa
de
efectos
colaterales
frequentemente graves. La
fitoterapia, al contrario, utiliza de la planta unos principios conjuntamente (una mezcla de
activos e inertes llamada “fito-complejo”): eso es importante en cuanto las moléculas (las
activas ente ellas y junto a las inertes) pueden actuar de esa manera en sinergia con el fin
de desarrollar mejor y modular positivamente la acciòn deseada, ademàs de poseer,
diferentemente de la molècula artificial o especìficamente aislada, sea una tolerabilidad y
una absorciòn mayores, que un expectro de acciòn màs amplio y una menor toxicidad.
Por ejemplo, de la corteza del sauce (utilizada desde siglos para curar inflammaciones y
fiebre) la moderna farmacologìa suele aislar una sola molécula y la activa como àcido
acetil-salicìlico, mientras que en fitoterapia de esta planta se usa un extracto que
contenga los precursores de dicho àcido: en esta manera natural se da a el organismo
mismo la posibilidad de generar por su cuenta una cantidad de princìpio activo advertida
como suficiente y no exesiva, y ademàs el extracto fitoteràpico contiene otras substancias
consideradas inertes que pero coadyuvan la acciòn de la activa: hablamos de minerales y
vitaminas (para fortalecer el organismo debilitado, contrastar la fiebre y ayudar el
absorciòn intestinal del precursor del àcido acetil-salicìlico) y de flavonoides (antioxidantes
y desinflammantes, que ayudan contra dolores e inflamaciòn). Los ùnicos paràmetros que
pueden en apariencia ser perjudicados por el uso de los fàrmacos naturales son los de la
potencia y de la rapidez de la acciòn; pero eso para nada es negativo, en cuanto el cuerpo
del paciente ya molestado por la enfermedad va a reaccionar de una forma mejor ya que
la acciòn natural no resulta agresiva. Por lo tanto, de un lado podemos brindar a la
positiva eficacia de los fàrmacos naturales, y del otro podemos comprender que las
enfermedades electivas al tratamiento natural son representadas sumamente por aquellas
crònicas o no graves, o cuando queremos actuar una profilaxis.
Medicina de montaña: una mirada cuidadosa a lo natural. A la belleza maravillosa de
la montaña, desde siempre se acompaña la presencia de
plantas espontaneas que con sus coloridas flores o bayas
llaman
la
attenciòn
de
los
alpinistas.
Muchas
tienen
caracterìsticas terapéuticas, pero cuidado: como ya vimos, no
siempre la naturaleza nos brinda vantaja, y el peligro de
envenenamiento puede estar presente en caso de ingestiòn de
una parte de una planta cuya acciòn no conocemos bien. De
hecho, no es raro que estas plantas sean recolectadas con el
intento terapéutico o alimenticio. Aunque nos donan beneficios,
hay substancias que, en dosis elevadas, pueden determinar
efectos tòxicos sobre el organismo y, en algunos casos, pueden ser causa de muerte por
envenenamiento agudo. Entonces, vamos a ver còmo podemos cuidarnos en este sentido
natural, especialmente cuando estamos en el àmbito montés. Antes que nada, hay una
simple regla para evitar el peligro de intoxicaciòn: ¡Las plantas que tenemos que evitar de
comer son todas a exepciòn de aquellas que sabemos bien ser comestibles! Cuidado con
los hongos por lo general: casi siempre resultan venenosos. Otro consejo es evitar de
tocar las ojas rompiéndolas o de fregarse con las mismas: aunque no contengan
substancias dañinas pueden dar irritaciòn cutànea con la luz del sol (la llamada “fitodermatosis”), esto ya que casi siempre las
hojas, una vez que se rompen liberan
compuestos que sobre la piel reaccionan a la
luz.. De hecho, en caso de contacto con la
parte tòxica de las plantas (frequentemente
las hojas), la toxicidad se manifiesta con
irritaciòn, picazòn, enrojamiento o salpullido.
¿Qué hacer? Puede ser suficiente lavar la
zona interesada y aplicar un poco de crema
antihistamìnica o cortisònica. En caso de
ingestiòn de una planta venenosa, los
sìntomas son diferentes segùn el tipo de
planta comida. Los màs comunes son vòmito, diarrea, dolor abdominal, mareo, aumento o
disminuciòn de la tensiòn arterial. En este caso, puede ser importante la presencia de un
médico ya que él sabe detectar en que nivel anatòmico-funcional se estàn dando las
manifestaciones patològicas, esto para que se puedan dar de forma mejor los primeros
auxilios. Pero eso no siempre es suficiente: si no se conoce la planta causa del
envenenamiento, la cosa mejor es recoger un pedazo con màs partes disponibles (si es
una plantita pequeña: tomen raìces, tallos, hojas, flores y frutos) para facilitar el
reconocimiento y llevarla con el paciente a un hospital.
Algunos ejemplos de hierbas que el alpinista puede encontar en montaña y que
puede aprovechar son la malva, el àrnica, el pino, la hierba de San Juan (o tachinolillo), el
alfa-alfa, el tomillo entre muchas. Veremos còmo él pueda utlizar esas y otras plantas a su
alcance, al igual de còmo se puede cuidar en una manera natural las màs frequentes
molestias que se ocasionan en las excursiones. A los alpinistas que nos preguntan qué
hierba utilizar para curar heridas o otras pequeñas molestias que tuvieron que ser
determinadas durante una excursiòn, contestamos que bàsicamente lo que es necesario
es cuànto encontramos en un buen butiquin de los primeros auxilios: los desinfectantes,
las gasas y los simples fàrmacos del auto-cuidado necesario para curar las molestias las
màs simples y comunes; pero pueden llevarse o recolectar remedios de herbolaria que
seguramente les pueden ser de ayuda natural en caso de necesidad.
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