DEL PERFIL DOCENTE EN SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE Y REUVEN FEUERSTEIN Nos encontramos con dos pedagogos que sin serlo por formación académica, ganaron la titulación por su obrar y pensar en lo que hacían, aplicado a niños y jóvenes marginados de la sociedad de su tiempo, excluidos del derecho a recibir una educación acorde a los dones y talentos que en cuanto personas poseían. La pedagogía desarrollada por estos autores refleja en ambos sus profundas convicciones religiosas, en un caso católica y en otra judía y a pesar de ello no podemos hablar de dos pedagogías sino de una misma filosofía de la educación en tanto hay un centro que a la manera de eje orienta sus reflexiones: la persona, su dignidad y su libertad. Eso explica que en los dos casos encontremos el perfil de un docente con responsabilidades y testimonio de vida (que se manifiesta no solo en las clases sino en su discurso, en su manera de obrar en todos los actos cotidianos) comprometido con la formación de personas y no solamente alumnos destinados a insertarse, tanto en la vida laboral como también en tanto ciudadanos. Y llama la atención el sentido de orden, sistematicidad y metodicidad que los dos proclaman como condición de un buen maestro La Salle y Feuerstein insisten en la importancia de la formación de este docente, en el sistema de creencias que sustenta y en el mensaje de esperanza que se le ha confiado transmitir a las nuevas generaciones. Este docente se distingue por su vocación sin la cual en ninguno de los dos casos podría llevar adelante la metodología que estos autores proponen Cabe advertir que el siguiente cuadro toma como parámetros de comparación las doce virtudes del Buen Maestro pensadas en un contexto histórico, político, social, cultural y educativo (siglo XVI) de características muy diferente al actual en el cual ubicamos a Feuerstein, por lo cual las virtudes concebidas como fuerzas que habitan en el corazón del hombre que las cultiva son resignificadas acorde a los tiempos que vivimos y adecuadas a la realidad de nuestros docentes, sujetos de un proceso de transformación educativa. Para la realización de este trabajo se consultó la obra del Hno. Aghaton (1785), el libro recientemente publicado de María González Ruana. También cuentan los aportes del Hno. Bruno Alpago vía fax y las largas charlas con el Hno. Santiago Rodríguez Mancini quien facilitó bibliografía complementaria que permitiera ubicar el momento en que estas virtudes fueron gestadas. CUALIDADES S.J.B. DE LA SALLE REUVEN FEUERSTEIN 1. Regula el orden exterior del GRAVEDAD maestro conforme a la modestia, la urbanidad y el orden. Natural actitud del cuerpo. Ser moderado y justo en los límites. Es sinónimo de serenidad. Ello redundará en ser acertado en sus decisiones y le dará mayor facilidad para adaptarse a las situaciones que se le presenten. El maestro enseña a ser ordenado exigiendo un orden exterior del que él mismo da testimonio. Ese orden externo redundará en el orden interno. El maestro organiza su clase mediando con sus intervenciones que sus alumnos aprendan a capturar la totalidad de una situación a fin de considerar todos los datos que le permitan tomar la decisión correcta, teniendo claridad respecto a las razones por las cuales priorizan unos y descartan otros. El docente andamia con la intención que esta primera ayuda les permita convertirse luego en sus propios mediadores en todas las situaciones de la vida, adaptándose a las distintas realidades en las que le tocará actuar, alcanzando a lo largo de su vida objetivos más nobles y complejos. 2. SILENCIO Discreción de palabras. Callar cuando no debe hablar y hablar cuando no debe callar. Disposición interior de escucha. Ser conciso y claro El docente no expone. Escucha y solo interviene cuando se impone crear la situación de que cada alumno sienta la necesidad de pensar sobre lo que está haciendo 3. LA Se asocia a la modestia. No HUMILDAD hacer ostentación de talentos, ni proceder con arrogancia ni orgullo. No aspirar a ser alabados por sus hechos. Reconoce sus faltas. Lo hace servicial y accesible a todos y muy especialmente a los pobres. Es el docente que reconoce los valores de cada uno El otro es siempre fuente de mi enriquecimiento sea un alumno, un directivo, un colega. Un otro al que acepta incondicionalmente tal cual es, porque puede ponerse en su lugar y prever como asistirlo reconociendo sus limitaciones y riquezas, asumiendo que a la recíproca el esta viviendo una experiencia de aprendizaje que lo hace crecer en la medida que hace crecer a su alumno 4. LA Conocimiento de todo lo PRUDENCIA que debemos hacer y evitar, indicándonos los medios legítimos para conseguirlos. El buen maestro ha de preparar con grandes cuidados el asunto de todas sus lecciones, pues precisa recordar los principios fundamentales, buscar razones en las que apoyarlos. Reflejar el trabajo sistemático. Tener claridad de las metas del aprendizaje Planificación de todo encuentro siguiendo un orden sistemático que contempla las fases del acto mental y todos sus parámetros que él prevé anticipadamente sin descuidar que la realidad puede sorprenderlo y por eso estar preparado para reaccionar e incorporar los aportes que surjan. El media la búsqueda y logro de objetivos que resulta cuando el alumno ha logrado crear la necesidad de trabajar según unos objetivos. Esto se consigue cuando nos habituamos a trabajar con la presentación en cada clase de su intencionalidad y el alumno aprende a responsabilizarse también de su parte en el logro de la misma. La prudencia se manifiesta también al elegir el modo y tipo de intervención que el grupo demanda. 5. LA Encierra la ciencia SABIDURIA excelente y hace gustar al alma, a usar santamente los bienes, a no tomar resolución alguna sino con rectos y justísimo propósitos. El éxito de un maestro depende de su preparación y actualización. Siempre debe estar en actitud de superación, en constante examen. Jamás dejarse ganar por la rutina El docente mediador no puede participar de esta metodología sino posee el dominio de su ciencia y las sucesivas transposiciones didácticas que ésta ha sufrido. Y como trabaja con los conocimientos espontáneos y previos que traen los alumnos debe estar actualizado no solo en su disciplina sino también de la realidad en la que vive ese niño o joven. Si el maestro piensa su tarea como una repetición estamos ante algo que se resiste a ser pensado, que viene a establecer una prohibición a la capacidad de asombro y curiosidad. El asombro es lo que anula el efecto de la costumbre. Cuando no existe asombro se instala el aburrimiento y lo que se busca es un docente con capacidad de asombro como un enigma que atrae su atención 6. LA Aceptar tranquila y PACIENCIA resignadamente cuantos males nos vengan, sin quejarse. Se asocia a orden. Actitud de apertura y aceptación que debe tener el maestro para todos los alumnos de su clase. Es el conocimiento personal para ayudar a sus progresos intelectuales y espirituales, observando. Esto no lo logra un solo maestro sino todos los que comparten la misión El docente mediador esta abierto al cambio y la modificabilidad de todos sus alumnos, por ello observa como funciona su capacidad de conocer, sus reacciones, su sentir y comparte este conocimiento con sus colegas de departamento y de curso. Esta propuesta supone el trabajo interdisciplinario y en equipo. El trabajo aislado no cave, rompe la dinámica de una enseñanza en la que se esta mediando el valor del compartir. La paciencia está ya presente en el lema " Un momento déjame pensar" , esto es respetando el tiempo de elaboración de cada uno, en algunos casos muy lento en otros muy rápido, entonces ahí deberá mediar la impulsividad. 7. LA Es pensar con rectitud en todo, MESURA reflexionar, y juzgar bien sobre todas las cosas. Actitud ecuánime ante todas las personas y los acontecimientos. Equilibra el ser y hacer del maestro. Reflexionar sobre como ejerce su deber. Es el interjuego de auto y heteroevaluación. Un proceder en el que con el acompañamiento de sus colegas y directivos lo lleva a buscar evidencias lógicas de sus posturas, argumentar el porque y para que de lo que hace buscando una intencionalidad cognitiva, meta cognitiva y ética en todas sus clases 8. LA Juzgar todo sin acritud MANSEDUMBRE y sin pasión. No contradecir sin justo motivo. Otorgara oportunas alabanzas de todo mérito para animar a los estudiantes. Todos los días debe decir algo que sea edificante y que le sirva de provecho para una vida cristiana y virtuosa. Los instruirá a resolver con discernimiento y sensatez, a razonar con tino y prudencia. Luego se les hace hablar de todo esto siempre con precisión y exactitud. Nunca exigir lo que es muy superior a sus fuerzas. Es aceptar al otro como es. Todo alumno tiene la oportunidad de ser escuchado, valorado y reconocido en sus talentos. Mediación de la competencia resaltando como pudo llegar a los resultados, como procedió con sus compañeros, como respeta al docente. Se le exige precisión y exactitud al expresarse preocupándose por el enriquecimiento de su vocabulario. Cuando las limitaciones del alumno son severas igual el maestro lo acepta, se adapta a sus capacidades, hace su vida tan agradable como sea posible, cambia el medio para que se haga adaptable a él. Al creer en él busca las estrategias que le garanticen su modificabilidad 9. EL CELO Enseña con el ejemplo, y con instrucciones sólidas. Trabajar para la salvación de todos sus discípulos. Es consecuencia de la fe que va acompañada del amor. No se da lo que no se tiene. Trabajar para que el alumno llegue a ser él mismo Visión positiva del alumno y sus potencialidades, como persona con capacidad de cambio orientado hacia el crecimiento y el aprendizaje. Con su calidez, su dulzura, su afecto el docente es un facilitador que hace posible un clima en el cual puedan actualizarse las potencialidades de todos y cada uno. El docente con su forma de ser está mediando un mensaje de fe, esperanza y justicia. 10. LA VIGILANCIA Atención y cumplimiento de todos los deberes y obligaciones. Observa todo para descubrir y conocer todo lo que viven sus alumnos. Tiene que ver con la convivencia. Tiene un sentido preventivo para los más necesitados. Feuerstein cree que el los niños con bajo rendimiento o retraso mental son producto de una clase que no posibilita el uso eficaz de las funciones que son prerrequisitos del aprendizaje. El intenta desarrollar y mejorar la inteligencia de estos sujetos enseñándoles el uso eficaz de las operaciones mentales. Este sujeto necesita un cambio en su patrón de desarrollo que se logra a través de un proceso activo de interacción con sus pares y docentes. Esto supone un optimismo pedagógico del docente que brota en todos sus actos y una sólida preparación " debe cargar en su mochila las conceptualizaciones básicas de la teoría, los criterios de mediación y el sistema de creencias. Este docente está vigilante a los alumnos más callados, a los tímidos, a los que padecen algún bloqueo pensando qué estrategias aplicar para ayudarlos 11. LA PIEDAD Es la capacidad de relación con lo trascendente. Es ordenar la vida hacia Dios. Es buscar que los alumnos practiquen las máximas evangélicas y actúen siempre inspirados por las mismas como ciudadanos El habla de una intencionalidad ética que tiene que ver con la mediación de valores trascendentes. La educación en los valores es la clave. La mediación se hace imprescindible para la formación de las personas en los valores, actitudes y normas que se van interiorizando como principios formativos de la ética personal y social. 12.LA Sacrificar GENEROSIDAD voluntariamente los propios intereses a los del prójimo. Hacer a los alumnos dichosos. La generosidad encierra el sentimiento de la liberalidad sabia y discreta. Para poseerla el buen maestro debe estimar mucho su ministerio , cumplirlo con amor, sin olvidar nada, tener sus delicias en servir a su prójimos “Nadie da lo que no tiene" dice Feuerstein, lo que supone una vocación auténtica de un docente que sabe cuando ha llegado el momento que debe retirar su andamio y dejar que su alumno camine con sus propios pies y piense con su propia cabeza, permitir para que ese pasaje de la dependencia a la dependencia se produzca con gratificación para ambos como manifestación de un acto de amor que consiste en permitirle a cada uno llega a desarrollarse según su genio singular. Y entonces sentir que su misión ha concluido.