COUNSELING EDUCACIONAL

Anuncio
PUBLICADO EN REVISTA ASOC. COUNSELORS Nº 22
(Presentado para su publicación en Biblioteca para la Persona de Epimeleia)
Tags: Relaciones humanas, aprendizaje, educación, modelo, diálogo, encuentro,
condiciones facilitadoras, comprensión empática,
COUNSELING EDUCACIONAL
HACIA RELACIONES EDUCATIVAS MÁS SATISFACTORIAS
Clr. María Laura Kracht de Vadillo
La educación, cada vez más, deja de ser una simple transmisión de
conocimientos e información para transformarse en un proceso de
desarrollo de las potencialidades humanas. En este proceso, desempeña un
papel fundamental la identificación con modelos. ¿Qué modelos? Aquellos
que encarnamos padres y docentes.
Dice Julio Labaké, “...los padres y docentes no fundamos la identidad de
nuestros hijos o alumnos, pero ellos no podrían hacerlo sin nosotros”.
Educamos en el encuentro personal. Crecemos y nos educamos, sólo, en
relación con otros.
No podemos educar en una relación donde nos ajustamos exclusivamente al
cumplimiento de las expectativas funcionales del rol. El maestro que se rige
por “lo que debe saber el alumno”, ó “por terminar el programa”, no puede
comprender el caso de Juancito, que no alcanza la comprensión y
asimilación de los contenidos por muchas razones, que si no son tenidas en
cuenta, obstaculizarán o impedirán el aprendizaje.
Educar exige que entremos en diálogo profundo con el alumno para saber lo
que le gusta, lo que le interesa, conocer sus aptitudes, conocer sus
limitaciones, saber que le obstaculiza en su aprendizaje, acompañarlo en
sus logros, en su esfuerzo, en su frustración, conocer su entorno, apreciar
su entusiasmo.
Paulo Freire define el diálogo como “el encuentro de dos o más personas
que buscan la verdad”. La “comunicación en verdad”, es la expresión de una
necesidad fundamental del ser humano: la interrelación, que posibilita el
desarrollo. Por el contrario, el maestro que tiene el monopolio de la palabra
y cree que la tarea del alumno es sólo escuchar y aprender, lo que hace es
favorecer la pasividad, la rebeldía o la represión.
Podemos decir que el vínculo maestro – alumno lo construimos en la
comunicación y es la calidad de ese vínculo la que facilitará o entorpecerá
el aprendizaje. Así mismo la calidad del vínculo estará determinada por la
calidad de la comunicación.
Una de las principales razones de la incomunicación y deterioro de las
relaciones es la falta de comprensión empática entre las personas. Nos
referimos a una comprensión que va más allá de la inteligibilidad de las
palabras. La comprensión empática es la disposición activa que tiene una
persona, en este caso el maestro, de ponerse en el lugar del alumno para
captar no sólo sus palabras sino fundamentalmente la carga afectiva que
encierran (sentimientos, emociones y significados), atendiendo a su
lenguaje verbal y paraverbal.
Es esa comprensión que cuando está dirigida hacia nosotros nos hace
pensar o decir cosas como: “¡Me entiende!”, “al fin alguien me está
escuchando”, “se ve que verdaderamente le importo”, “sí, eso es
exactamente lo que me pasa”, “así es precisamente como me siento” y una
mezcla de satisfacción y alivio se apodera de nosotros y nos hace desear
seguir en ese camino, porque esta persona está verdaderamente con
nosotros y con ella podemos hablar porque nos comprende.
El alumno, que experimenta este tipo de comprensión de parte de su
maestro en forma frecuente, no se siente juzgado ni evaluado. Su maestro
es para él una persona confiable, no necesita estar a la defensiva, puede
probar, no teme equivocarse, se siente más libre, puede crear, tiene la
oportunidad de analizar y resolver por sí mismo sus problemas, puede dar
respuestas responsables y responsabilizarse por sus repuestas.
La
comprensión empática en definitiva, genera mejores condiciones para
aprender.
Escuchamos, con bastante frecuencia, maestros que dicen que los
problemas de sus alumnos no son algo que les corresponda atender, que
esto escapa a su función y a la función de la escuela. Hay que considerar
que los problemas de los alumnos son los problemas de su persona en
totalidad. Cuando los chicos van al colegio, no dejan sus asuntos en la
puerta, sus problemas, sus ansiedades, sus temores, sus frustraciones,
entran con ellos y estos inevitablemente interfieren en su rendimiento
produciendo faltas de atención, conductas inapropiadas, indisciplina,
menoscabo de capacidades intelectuales, etc.
Si como maestros negamos estos hechos, nuestros intentos de enseñar
serán frustrantes y posiblemente inútiles.
Sin ninguna duda que hay cuestiones que deberán tratarse en otros
ámbitos, no se trata de que los maestros se conviertan en psicólogos pero
sí de crear condiciones facilitadoras del aprendizaje y preventivas de
cuestiones indeseadas mayores.
Muchos estudios de investigación concluyen: 1) que existe una correlación
directa entre las condiciones de facilitación procuradas por el profesor o
maestro y el nivel académico alcanzado por los alumnos; 2) que la
situación más propicia para el aprendizaje es aquella en que el maestro, con
un alto nivel de actitudes de facilitación, cuenta con el apoyo y colaboración
de pares y superiores también de alto nivel de facilitación; 3) que en estas
condiciones los alumnos hacen grandes progresos, no sólo en sus
asignaturas sino también en otras áreas importantes: tienen más conceptos
positivos de sí mismos que otros grupos, aumentan su creatividad,
muestran mayor iniciativa en la clase, tienen menos problemas de
disciplina, se ausentan con menor frecuencia de la escuela (Rogers, Aspy,
Gordon)
Si pensamos que gran parte de la vida de nuestros alumnos transcurre a
nuestro lado, veremos cuán importante es llevar a la práctica actitudes y
destrezas que posibiliten un clima motivador, una comunicación eficaz y una
relación satisfactoria para todos. La comprensión empática y la escucha
activa son algunas de ellas.
Decía al principio que la educación es en gran medida una identificación con
modelos. Construir relaciones confiables (de respeto, aceptación,
comprensión, auténticas) con nuestros alumnos, hace que estén más
dispuestos a escucharnos y a abrir sus mentes y corazones a nuestras
ideas, opiniones, sentimientos y necesidades y trasladar este aprendizaje a
otras relaciones.
Descargar