Documento de trabajo N° 3: ¿Qué es enseñar?

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ISFD PEDRO GOYENA
PROFESORADO EN CIENCIAS SAGRADAS
ESPACIO DE LA OBSERVACIÓN Y LA PRÁCTICA DOCENTE I
PROFESORA: LIC MÓNICA B. LÓPEZ
Documento de trabajo N° 3: ¿Qué es enseñar?
1- Te propongo leer párrafos y reflexiones realizadas sobre el texto de Paulo Freire “Carta a
quien pretende enseñar”
2- Busca en internet quien es Paulo Freire y cuál es su relación con la educación.
3- Analiza cuales deben ser las características de aquellos que pretenden ser docentes, según
Paulo Freire y enuméralos.
4- Busca entre esas características cuáles encontraste en tus profesores y maestro a lo lago
de la escuela y como incidieron en vos directa o indirectamente.
FRAGMENTOS
“Cartas a quien pretende
enseñar”. Paulo Freire
Primera Carta: Enseñar-aprender. Lectura del mundo-lectura de la
palabra.
En el mismo tiempo en el que educador enseña, el educando enseña al educador y ambos
aprenden, la verdadera enseñanza se interrelaciona con el aprendizaje.
El educador debe estar dispuesto a enseñar y dispuesto a aprender, es la verdadera
actitud que un educador debe tomar “el profesor no es una computadora que lo sabe
todo, sino es un ser programado para aprender” y este verdadero sentido de enseñar y
aprender debe hacerse de forma abierta y critica.
Estudiar es una preparación y a su vez implica una lectura, pero leer y estudiar no es un
ejercicio de memorización mecánica de ciertos fragmentos de un texto, si no que se trata
de estudio y lectura crítica, porque si no estaríamos repitiendo lo mismas ideas de todos
los autores. No seriamos humano si solo repetimos, seriamos maquinas en la que se
almacenan solo conocimiento de una manera pasiva…
Leer un libro no es pasear por las palabras. Es releerlo, es reescribirlo. No enseñar a los
niños que leer y escribir son casi la misma cosa desde el punto de vista del ejercicio
intelectual y humano es un gran error.
Segunda Carta: No permita que el miedo a la dificultad lo
paralice.
Cerremos los ojos y pensemos en el miedo que alguna vez tuvimos en el pasado, por
ejemplo nuestro primer día de clases, nuestro primer día como educadores, aquello que
nos resultaba difícil, etc.
La cuestión que aquí se plantea no es en negar el miedo, aun cuando el peligro que lo
genera sea ficticio, la cuestión es aceptar que el miedo en sí, es concreto y no debemos
permitir que nos paralice o nos persuada fácilmente de desistir de enfrentar la situación
desafiante sin lucha y sin esfuerzo.
El miedo es provocado por alguna dificultad que tenemos, pero la dificultad esta siempre
relacionada con la capacidad de respuesta del sujeto que teme.
El peor error es retroceder ante el primer obstáculo que se nos presenta. El miedo es un
derecho, que nos exige valentía y no debemos dejar que nos paralice en nuestra labor
como educadores.
Tercera Carta: “Vine a hacer el curso de magisterio porque no
tuve otra posibilidad”.
Escuche una vez que decir en una reunión de padres de familias de una promoción escolar
que si mi hijo no logra ingresar a la universidad, entonces que estudie para profesor.
Muchas veces hemos escuchado decir estas palabras de la misma forma u otra, pero
siempre con el mismo sentido.
La práctica educativa de la que hablamos no puede ser tomada como última opción para
una persona que pretende iniciar una carrera profesional, por el contrario el ser educador
es cosa seria, por qué tratamos y trabajamos con gente, con niños, que son seres
humanos, en el que participamos de su formación como persona. Podemos ayudar al
educando o perjudicarlo, podemos contribuir a su fracaso con nuestra incompetencia e
irresponsabilidad o podemos ayudarlo con nuestra constante preparación y con el gusto
de enseñar tomándolo con mucha seriedad y compromiso.
Por eso no se puede formar a una persona como docente solo porque no tuvo otra
oportunidad, de raíz estamos formando un exterminador de educandos.
Me atrevo a decir que la carrera de ser educador es subestimada por la sociedad y sus
políticas.
Quinta Carta: Primer día de clase.
El educador estará sometido constantemente al miedo, y la mejor opción no es ocultarlo o
esconderlo con autoritarismo, lo mejor es decirle a los educados que lo que estamos
sintiendo en una demostración de que somos humanos y limitados. Hablarles acerca de
que todo ser tiene miedo es bueno y decirles es un derecho que nos exige valentía
también. Debemos demostrarles que el educador no es un ser invulnerable, tiene
emociones y sentimientos como el educando.
Sexta Carta: De las relaciones entre la educadora y los
educandos.
El discurso que transmite el docente a los alumnos debe ser coherente y permanente.
Coherencia entre el decir y el hacer es fundamental
El docente tiene que estar abierto a los cambios y a la participación de los educandos en
un ámbito democrático y de respeto.
Un maestro debe ser una imagen de autoridad, firmeza y seguridad y orden sin sobrepasar
los límites en respeto mutuo en el aula. El maestro debe inclinarse siempre al lado de la
justicia y la libertad.
Séptima Carta: De hablarle al educando a hablarle a él y con él;
de oír al educando a ser oído por él.
Debemos vivir en un contexto equilibrado y armonioso en el aula donde el diálogo sea
permanente.
Esto quiere decir que hay momentos en los que el docente, como autoridad, le habla al
educando, dice lo que debe ser hecho, establece límites sin los cuales la propia libertad del
educando se pierde en la permisividad, pero estos momentos deben ser alternados, con
otros en los que la educador hable con el educando.
El hablar con el educado ayuda a preparar el oído del educando, al hablar con él también
le enseñamos a escuchar y de esta manera formamos ciudadanos críticos, respetuosos y
abiertos ante la diversidad.
Octava carta: Identidad cultural y educación.
La identidad de los educando tiene que ver con cuestiones fundamentales del plan de
estudios, tanto el oculto como el explícito, y obviamente con cuestiones de enseñanza y
de aprendizaje.
Cabe mencionar que debemos ser humildes para aceptar y vivir en la interculturalidad y
diversidad. Respetando y aceptando a las personas y su cultura.
Y para iniciar el respeto a la identidad cultural de los educandos, él primer paso a dar,es el
respeto y el reconocimiento de nuestra identidad.
Novena carta: Contexto concreto-contexto teórico. (Relación
teoría y práctica)
La práctica y la teoría, deben entablar una relación de diálogo, no de oposición, pues son
complementarias.
Pero no solo debemos estar abiertos a lo que la teoría nos dice, sino que también el
educador debe estar dispuesto a que los alumnos aprendan de los conocimientos y
relaciones que encuentra en el contexto concreto donde ellos se desarrollan.
Décima Carta: Una vez más, la cuestión de la disciplina.
Es importante que las cualidades del docente que se comentaron en las anteriores cartas
se desarrollen para que exista disciplina.
Para que haya disciplina es preciso que exista libertad, pero no una libertad en decir que
no a todo, sin razón, sino una libertad con autoridad basada en el conocimiento y en la
reflexión.
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