INSTITUTO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DE BUENOS AIRES ESTRATEGIA PARA MEDIADORES Una breve referencia histórica Como los destinatarios de este trabajo son mediadores, se omitirán menciones acerca de "la historia de su trabajo" pero en cambio valdrá afirmar que la estrategia tiene raíces muy antiguas. Yi Ying fue un culto chino taoísta que colaboró en la fundación de la dinastía Shang, durante el siglo 18 antes de Cristo y aún más atrás en el tiempo, Lu Shang fu‚ quien ayudó al Rey Wen a fundar la dinastía Chou al fin del siglo 20 antes de Cristo, fueron reconocidos estrategas. Todavía hoy, casi 4000 años después, muchas de las doctrinas que se aplicaban al pensamiento estratégico taoísta tienen formidable actualidad. Entre esos antecedentes está "El Libro del Cambio”, del cual se extraen las siete características básicas para lograr el éxito personal.) Cuidarse del peligro que amenace. 2.3.2.) Clarificar lo que ocurre a medida que acontezca. 2.3.3.) Dominar la estrategia. 2.3.4.) Discernir lo sutil 2.3.5.) Comenzar desde los más bajos y pequeños puntos de partida. 2.3.6.) Trabajar contra grandes incertidumbres. 2.3.7 ) Triturar los problemas cuando florezcan. Para los taoístas, seguir al Tao es el comienzo de cualquier estrategia, porque cualquier medida efectiva lo requiere como valor sine qua non. Más: no habría éxito posible, a criterio de esos antiquísimos pensadores, sin el idealismo de Confucio y las artes taoístas de la psicología y la estrategia. También los taoístas afirmaban que la base más segura para examinar planes estratégicos es la transformación misma de la realidad que se produce a raíz de la existencia y aplicación del plan. En otras palabras: los planes no pueden ser juzgados como si se refirieran a situaciones estáticas y en cambio deben ser vistos como algo que participa en la evolución del contexto acerca del cual se planifique. Entre los griegos, Pericles creó en el año 440 antes de Cristo un equipo de diez estrategas para sofocar una revolución en Samos. Uno de ellos fue Sófocles, hoy más conocido como uno de los grandes padres del teatro griego. Plutarco en sus "Vidas Paralelas", cuando se refiere a Nicias, asegura que Sófocles fue electo estrategoi por dos veces. El pensamiento estratégico de Sófocles desbordó en sus creaciones teatrales ya que se dedicó a pensar en la sociedad en movimiento y cambio perpetuo. Así llevó la estrategia al alcance de los comunes pero pensantes espectadores de sus obras. Consecuencia de que la estrategia tenga semejantes y tan aquilatados antecedentes es que un trabajo tan breve como el presente sólo pueda aspirar a despertar inquietudes en profesionales de la mediación que acepten que la importancia de este medio para solucionar conflictos trasciende los límites cada caso privado para desbordar en la tan necesaria paz social. (I) EL UNIVERSO DE LOS MEDIADORES Es un estilo de muchos mediadores llegar a la primera audiencia sin conocer detalles acerca de la materia que se discute en cada caso. Ello se fundamenta en la necesidad de proteger la debida neutralidad del tercero y en aceptar que la actividad cerebral de "enmarcar percepciones" con mayor facilidad que las "desenmarca". Iniciar una mediación sin haber recibido información previa hace más objetivo si cabe, la percepción del clima de oposición que separa a las partes. Se conocerá el conflicto "de primera mano", con contrastes muy marcados, con diálogos muchas veces interrumpidos por comentarios ríspidos, tonos de voces no siempre debidamente controlados y un abroquelamiento de las partes en sus respectivas posiciones. En esas condiciones es lógico que una solución "pacífica" y acordada no sea previsible. Es propio de la mayoría de los conflictos que los recursos personales, en términos económicos o de paciencia para escuchar ideas distintas a las propias, sean muy escasos y los puntos de vista ideológicos o filosóficos estén tan acotados como contrapuestos. También es habitual que en el comienzo de las conversaciones alguna o todas las partes no quieran sino obtener aquello que constituye "su posición" y la mera idea de colaborar aparezca como una muestra de debilidad. En ese universo, a veces caótico, el mediador debe conseguir escuchar a las partes, lograr que éstas por lo menos se escuchen entre sí aunque discrepen en cuanto a los fundamentos o a los hechos o a la valoración jurídica o ética de sus respectivos puntos de vista. El mediador deberá indagar acerca de los intereses de cada parte y si fuera el caso hasta ponerlos en claro a cada parte ya que no es novedoso que los enojos interpersonales hagan que se pierda objetividad en los juicios y de ésta u otras maneras, se pierdan de vista lo que real y profundamente les conviene. (II) EL UNIVERSO DE LOS ESTRATEGAS La estrategia no tiene una doctrina única. Es una forma de razonar con el fin de conocer situaciones de múltiples aspectos, afectadas por distintas variables y todo ello para tomar ulteriores decisiones de gran importancia para los responsables y quienes soporten las consecuencias. Así es que se necesita de la Estrategia cuando sea imperativo decidir ante un horizonte impreciso o desconocido; siempre que haya oposición a los designios de la parte que deba resolver o cuando frente a una situación dada, los conocimientos y los medios sean insuficientes. Todo lo estratégico es amplio por naturaleza y en general, enfocado a largos plazos en medio de una multitud de variables. Es frecuente emplear los términos estrategia y táctica como si fueran sinónimos y por lo tanto, a los fines de este ensayo, conviene aclarar que la "táctica" se exterioriza con acciones locales, particulares, durante plazos cortos y abarcando apenas un sector de la organización que planifica en términos estratégicos. Por otra parte, no habrá plan estratégico si no fuera necesario superar un dinámico escenario de contradicción, donde y cuando sea necesario competir o construir dentro de un contexto altamente cambiante por su propia naturaleza. Lo estratégico va de la mano de lo creativo, que no es decir de la improvisación. Al igual que las habilidades específicas de los mediadores, la estrategia no es codificable. Intentar hacerlo requeriría subordinar a la voluntad de quien, o quienes todo lo saben, el texto descriptivo e imperativo que indique cómo reaccionar ante un universo de variables como las arriba descriptas. En todo objetivo estratégico -igual que para los participantes en una mediación- preexiste un estado de situación no dominable. Además en toda realidad siempre hay un contenido signado por la inseguridad. Cada vez que se trate de definir ese estado habrá que procesar datos ciertos, datos ciertos que tienden a falsearse y la recíproca; datos falsos y ausencias de datos. Mientras tanto, la vida seguirá como un río con un permanente caudal de negociaciones más menos complejas, más o menos insatisfactorias, más o menos urgentes. Dentro de ese panorama, aun los más inteligentes, los mejores pensadores analíticos, no escaparán del mundo de las intuiciones, de los espejismos y de los errores humanos en los que habrán de reiterarse cortedades de metas, o simples errores. Por otra parte, jamás deberá olvidarse la capacidad del oponente. Cuando se actúe con un horizonte muy cercano, sólo con medidas tácticas, o con planes erráticos o antagónicos, originados en distintos puntos de partida políticos y respetando valores inarmónicos, los resultados no podrán ser exitosos. Para que el pensamiento estratégico se aleje del error potencial, se necesita una continua revisión y todo el plan deberá apoyarse en algo que le suministre una coherencia firme y ello será la escala de los valores propios de quienes planifiquen. De la mayor y mejor presencia de tales valores dependerá la legitimidad jurídica y moral del poder para la acción y también la efectividad de las acciones que se pongan en marcha. La estrategia es siempre una cadena de decisiones mientras que la táctica puede ser una cadena de acciones. En el primer caso, el escenario será general y en el segundo concentrado. Al observador atento no se le escaparán dos factores que siempre acompañarán al pensamiento estratégico: la axiología y la política. En toda estrategia impera un determinado plexo de valores, sean o no abiertamente explicitados, se tenga o no conciencia permanente de su peso, o el de los antivalores, que siempre estarán adheridos a los primeros, como dos caras de una moneda. Los valores y sus antivalores no pueden ser considerados sino secuencialmente, como es imposible ver toda la mano de un solo golpe de vista. Los valores predominan en los plazos medianos y largos. En la coyuntura, cuando el tiempo de maniobra tiende a cero, los valores encuentran sus más difíciles momentos, a veces entran en crisis que pueden derivar en lisis. (1) Para este trabajo es suficiente acentuar que los valores son motivadores fundamentales y que permanentemente se harán referencias axiológicas a lo largo de toda actividad estratégica y también política ya que ésta última ciencia establece objetivos que tienen bases filosóficas con posibilidades de concretarse. Los objetivos políticos no deben ser "amos, sino guías", tanto como reconocer que los seres individuales no somos ajenos a los objetivos de los Organismos que integremos temporalmente, sino parte de los mismos. La concepción de objetivos es el paso previo que debe dejar espacio y libertad a la planificación estratégica para que los implemente. Por lo tanto, ser conviene que los objetivos a largo y mediano plazo sean amplios y flexibles, mientras que los cuantificados y de plazo breve ( no más de un año operativo) puedan y deban ser más rígidos. 1.2. El hombre "teleológico" es el sine-qua-non de la estrategia. Es su causa primera y su motor permanente. El hombre que se propone un fin, que debe crear situaciones y/o mantenerse en ellas no puede prescindir de la estrategia. De igual manera no se va "a mediación" si no es para satisfacer requerimientos y necesidades originadas en una situación conflictiva. Toda situación es un estado de cosas, pero se da en circunstancias, en hechos que son fuentes de datos a ser analizados, por lo que el entrelazamiento de estrategia con actividades de inteligencia es imprescindible e inevitable. 1.3. Los valores, son introducidos por la subjetividad de los seres humanos que participan en una planificación estratégica. De esta afirmación nacen dos importantes corolarios: 1.3. a.) No podemos dejar de ser subjetivos en nuestras apreciaciones más objetivas. Vicente Fatone en su "Introducción al Existencialismo" argumenta en ese sentido. Para él no hay un juicio total y perfectamente objetivo. Si por hipótesis se suprimiera la totalidad de la subjetividad del observador, el juicio sería imperfecto en tanto el observador siempre es parte del fenómeno, aunque fuera apenas en la condición de observador del fenómeno. El mediador, a pesar de su neutralidad tampoco dejará de ser parte de todo el procedimiento ni aun cuando las partes acuerden la resolución de su conflicto. Todo cuanto haya dicho el mediador y su mera presencia, quedarán más o menos explicitados en la letra del acuerdo. De allí la importancia ética de su actividad. A diferencia de los planes estratégicos, que siempre deben ser hechos por distintos equipos y no por individuos, el mediador por lo general trabajará en una conflictuada soledad en compañía. Las tareas de planificación serán separadas en el trabajo, pero integradas en el pensamiento sobre todo cuando se trate de los valores básicos. Las tareas planificatorias en las que se pueden establecer tres niveles piramidales de autoridad responsable: 1.3.d.a.) El más alto, que debe ser ocupado por los estrategas, con rangos de Presidentes, Ministros, o Directorios o Altas Gerencias, en la esfera privada. 1.3.d.b.) El intermedio, que es el" operacional", en el cual se desarrollar n las "estrategias de campo" a cargo de los Directores Generales, Subsecretarios o gerentes departamentales en las empresas privadas. 1.3.d.c.) En la base estarán los tácticos ejecutantes, cargos que ocupan ciertos directores y elementos de rango inferior, como jefes de oficinas, encargados de grupos de tareas, etc. La realidad de la vida es análoga a una suma algebraica en la que coexisten términos precedidos de distintos signos, y las cantidades de esos términos tiende a aumentar cuanto más compleja sea la estructura y más largo el plazo para el cual deba planificarse. Los planificadores nunca podrán despojarse de sus subjetividades pero tampoco de sus circunstancias, respecto a las cuales otros estar n en mejores condiciones de aplicar los índices de corrección que correspondan. Ante esta situación de imperfecta e inestable seguridad, los temas estratégicos exigen métodos de pensamiento cíclicos y cerrados, en los que mediante una miríada de soluciones parciales y aproximativas, se intentar mantener un-estado-de-cosas-situación lo más cercana a los objetivos superiores previamente establecidos. Tanto en ese esquema "constitucional" de objetivos políticos, cuanto en la estructura que se cree para lograrlos, deber haber un orden, un equilibrio interno,(que no se imponga desde afuera,) en el cual los valores comunes o individuales tengan principal ubicación. Los valores, que juegan como expectativas, no son, sino que valen; constituyen cualidades puras no indiferentes al hombre teleológico. Los valores se dan en redes: el valor Justicia esta en red con el valor Verdad, con el valor Lealtad, con el valor Transparencia etc. y en contra de los antivalores Mentira, Traición, Ambigüedad. Henry Fayol (1864 -1925) estudioso de estos temas aplicados a la administración de recursos humanos en las empresas, definió al "cambio" como lo que no implique una innovación que no altere/ subvierta a los valores. En sentido contrario, cualquier innovación no finalista, cualquier cambio por ejemplo por el cambio mismo, no pasa de ser un hecho inmediato e intrascendente respecto de cualquier estructura a la que no llegar n a desestabilizar. El problema de los valores es la fragilidad humana en defenderlos. Por perfectos que parezcan en pura teoría, cuando son instrumentados en los hechos de la vida diaria, sufren por la inestabilidad de los seres humanos. Que se reconozca el mérito valioso de los valores, lamentablemente no es garantía de que se superarán todas las circunstancias a la hora de tomar decisiones. 1.4. El tiempo y el espacio, también son arquitectos de los planes estratégicos. Se dice que los valores son insensibles al tiempo, al espacio y a las cantidades, mientras que las estructuras si no son teóricas y por lo tanto existen en el mundo real son un proceso dinámico fundamentalmente sujetas a las acciones de los elementos operativos que las componen, que las rodean o que las influencian a distancia, sea esta corta o larga. Cualquier agrupación humana con un fin determinado tiene necesariamente objetivos a largo plazo que se mantienen y sostienen mientras haya bases de concordancias en los esfuerzos de quienes intervengan en el plano de las realidades. Todas se distinguen entre s¡ y del contexto, es decir del espacio que las rodea, respecto al cual son ajenas. Sin embargo para establecer los objetivos a largo plazo es necesario tener en cuenta el pasado del contexto y de la agrupación de que se trate. Si se planifica a diez años habrá que analizar también diez años de pasado. Por eso puede decirse que la estrategia es historia en prospectiva. Nadie duda de la rigidez cadavérica del pasado, pero tampoco de las múltiples enseñanzas que deja y de la cadena de consecuencias lógicas, y no tanto, que devienen de las experiencias humanas. Las estructuras son manejadas por seres humanos que cambian, no importa cuantos sean sus esfuerzos por desplegar conductas estables, lógicas respecto a un compacto sistema de relaciones. En cambio, es posible hacer proyectos para el futuro, y de ello habremos de ocuparnos en detalle más adelante. Con relación al presente, es fácil aceptar que en rigor es un fugaz instante, que pensado ya es pasado. Para consolidar pautas o situaciones, es menester recopilar datos en lo que se llama " etapa informativa del planeamiento ", para luego establecer grados de posibilidad, lo que implica entrar en la predicción, que es campo de la inteligencia estratégica, para lo cual hay distintos m‚todos: 1.4.a.) Método de tendencias extrapoladas. Se analiza lo sucedido, se grafican o cuantifican las tendencias que se supone que en el futuro habrán de mantenerse más allá de los guarismos alcanzados. No es un método seguro. 1.4.b.) Método cíclico. As como se reconocen ciclos de la naturaleza en cuanto a clima, comportamientos de personas o animales, se intenta descubrir cual ser la etapa "cíclica" del mañana. Un ejemplo elemental lo dan los movimientos de las mareas, las migraciones de las aves y las conductas esperables de determinados grupos humanos, sobre todo respecto a edades de los individuos: los jóvenes tienen hábitos predecibles, igual que los ancianos. Tampoco es un método muy exacto. 1.4. c.) El método Delphi debe su nombre al célebre Oráculo de Delfos, al cual los antiguos consultaban. En la actualidad consiste en preguntar a una cantidad de personas muy especialmente elegidas por su versación y alta cultura, acerca de cómo ven el futuro respecto al punto bajo su análisis. Muchas veces, cuando el análisis intenta descubrir o establecer relaciones latentes y estructuras derivadas de ellas, termina por inventarlas. Tales son las hipótesis de trabajo y frente a todo esto, los estrategas están "condenados" a hacer permanentes reflexiones. Entre el presente y los objetivos a largo plazo se determina un "campo" sobre el que se harán múltiples hipótesis, todas de carácter restrictivo, es decir acotadas con toda la precisión posible. En ese campo se ubicar n las cadenas de objetivos anuales o quinquenales que, si se ha previsto correctamente el objetivo final, estar n alineados de modo que no puedan producirse oscilaciones no aceptadas. Esa cadena de objetivos no ser otra cosa que el trazo de la política que haya sido elegida para ser cumplida. Toda organización tiene necesariamente más de una política, si bien alguna de ellas puede ser la preferida, o la que consolide la "imagen" que, en sí misma, también puede ser un objetivo político. En el mundo de la realidad - no en el de la planificación – difícilmente puede ser posible concordar con los objetivos prefijados. A veces se logran éxitos parciales, lo cual produce un constante estado de reajustes de objetivos finales que, para ser exitosos, presumen la supremacía de valores superiores que actúen como verdaderas fuerzas, pero siempre ser n valores en función del tiempo que transcurra en el momento de planificar. El grado de mayor o menor tangencia de la política con los objetivos que se alcancen, medir la mayor eficiencia del planteo político. Las correcciones que deban hacerse por los desvíos ser necesariamente racionales por lo que puede afirmarse que la política es condicionante de la racionalidad de las estrategias. El profesor Allegroni, en la Escuela de Defensa Nacional definía a la Estrategia (3) como "La ciencia y el arte para pasar de un objetivo a otro" y sostenía que la estrategia nace y muere en el campo de lo político, y que los objetivos políticos no son independientes entre si ni del tiempo, espacio o medios y recursos con los que se cuente. 1.5. En todo proceso estratégico se distinguen cinco etapas: La política. La operativa. (Independiente de la primera) La inteligencia. La decisión estratégica y la comunicación de lo que deba implementarse, incluyendo el indispensable "feed-back". - - - - - - - - Sin duda en estrategia, el tiempo es uno de los factores fundamentales a tenerse en cuenta. 2.2.) Los planificadores estratégicos, los destinatarios de los planes y quienes los ejecuten, son personas y como recordaba Paul Valery, cada vez que alguien discuta algo, no sólo defenderá sus argumentos sino también su persona. En consecuencia, antes de entrar de lleno a los detalles prácticos de toda planificación, conviene tener en claro que existen dificultades humanas de comunicación, tanto de orden psicológico como de la naturaleza propia de los medios orales, escritos y aun no verbales que se empleen para comunicar. Es notable la existencia de grupos humanos que carecen de ideas propias, otros que tienen valores y posiciones políticas medianas y por fin aquellos de mentalidad ganadora, con ideas claras, bien definidas y valores firmes, siempre bien protegidos. Sin embargo debe advertirse que es muy frecuente que esas tres actitudes se den diariamente en todos los seres humanos, con mayor o menor coeficiente de variación. Así es que aparece otro elemento fundamental: el firme ejercicio de una voluntad perseverante en pos de una meta valiosa. Es aconsejable recordar que el Primer Ministro inglés Disraeli sostenía que el éxito se define como " la perseverancia en el esfuerzo". ¿Pero en el esfuerzo sobre qué ?... ¿El esfuerzo cómo, cuando y a qué costo? Quien haga una descripción de sus acciones diarias encontrará que son pocas las que producen grandes resultados y la mayoría implica gestos rituales, rutinas sin contenido económico ni de la más generosa de las teleologías. Hay una franja de actos "de mantenimiento" que son parte de la calidad de vida y del trabajo de cada uno, pero que no implican un trampolín que lleve a lo importante. Es sobre aquellas acciones de alto rendimiento que deben concentrarse primariamente los esfuerzos. Los mediadores deberán reconocer estos matices o de lo contrario guiarán a las partes hacia tremendos esfuerzos o dinero. costos en términos de tiempo, 2.6.) Cualquier individuo que se encuentre ante un problema generalmente atina a refugiarse en el "Mundo de la Teoría". Allí analizar el conflicto y buscar soluciones en experiencias anteriores, propias o de asesores ocasionales y pasar a una libre expresión de ideas libremente expresadas (brain storming) sin un análisis critico de las mismas, ni calificándolas a priori. El torbellino de ideas se justifica por su comprobada cualidad según la cual, de entre varias propuestas en apariencias disparatadas, siempre aparecen muy buenas ideas. El paso siguiente ser la elección de las mejores propuestas para cada caso, lo que exige el regreso al "Mundo de la realidad" para actuar en consecuencia. (Ver figura n.3) Es de sabiduría común que resulta más fácil hablar que escuchar bien. Hablar es un acto natural, mientras que escuchar bien es un arte. Los seres humanos oyen todo lo que se les dice, pero tienden a escuchar lo que les da placer, lo que no ataca sus posiciones, lo que no implica un cambio hacia lo desconocido para ellos. Hay mecanismos de defensa que el planificador debe saber inhibir, o de lo contrario correr el riego de suprimir información necesaria para prevenir o contrarrestar una amenaza, con los resultados desastrosos que son imaginables. 2.8.) La planificación estratégica exige un ambiente calmo, aun bajo presión; actitudes mentales abiertas, flexibles, imparciales y no reactivas. En el arte de escuchar debe focalizarse en los significados totales más que en las palabras, especialmente cuando quien hable esté bajo presión por ira, temor, ansiedad, ignorancia, tontería, error, alcohol o drogas. Reaccionar entonces llevar a la creación de otros problemas. Por lo general las primeras palabras frente a un conflicto deben ser reprimidas para dar lugar a la reflexión. También por lo general las primeras ideas suelen ser de buenas a muy buenas, pero no hay que ceder a su seducción, sino avanzar en la recopilación de información sobre el contexto. Puede recordarse aquí otro verso del SI de Kipling: "si piensas pero no crees que idea mejor no habría..." 2.9.) La Estrategia en si no es una garantía de éxito pero sin duda facilita aceptar diferencias, a comprender mejor las razones de los antagonismos; a encontrar errores y determinar sus causas y establecer las medidas correctivas. El pensamiento estratégico ayuda a aceptar las derrotas y a comprender mejor de donde derivan, cu les motivaciones han sido deformantes de la realidad, que se debe seguir para compensar los desvíos que devienen en pérdidas o contratiempos. Todo ello permite afirmar que la estrategia induce la perseverancia. El argumento del exitoso le indica aceptar los fracasos como tales y de inmediato, concentrarse en la modificación de lo que sea necesario para corregir ese estado de cosas.