La organización genital infantil

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Trabajo practico N°8
La organización genital infantil
Desarrollos teóricos en tres ensayos, desde 1905 a1922
Al comienzo el acento recayó sobre la fundamental diversidad entre la vida
sexual de los niños y la de los adultos; luego pasaron al primer plano las
organizaciones pregenitales de la libido, como así también la cometida en dos
tiempos del desarrollo sexual. Por ultimo, el interés se centro en la investigación
sexual infantil y de ahí se pudo discernir la notable aproximación al desenlace de la
sexualidad infantil (quinto año de vida) a su conformación final en el adulto hasta
aquí ha llegado en la ultima edición en 1922 de los tres ensayos.
Niñez. Pubertad. Primado genital. Significatividad dominante. Primado del
falo.
A Freud le deja de satisfacer esta tesis en la que el primado de los genitales no se
consuma en la primer infancia o lo hace de manera incompleta. En cambio, piensa
que la aproximación de la vida sexual infantil a la del adulto llega mucho más allá, y
no se circunscribe a la emergencia de una elección de objeto. Si bien no se alcanza
una verdadera unificación de las pulsiones parciales bajo el primado de los
genitales, en el apogeo del proceso de desarrollo de la sexualidad infantil el interés
por los genitales y el quehacer genital cobran una significatividad dominante, que
poco se diferencia a la de la edad madura. El carácter principal de esta organización
genital infantil reside en que, para ambos sexos, solo desempeña un papel un
genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del
falo.
Investigación y curiosidad sexual
El varoncito, sin duda, percibe la diferencia entre varones y mujeres, pero no lo
relaciona con una diversidad de sus genitales. Este supone en todos los seres vivos,
un genital parecido al que el mismo posee. Esta parte del cuerpo se excita con
facilidad, ocupa gran parte del interés del niño, y continuamente plantea nuevas y
nuevas tareas a su pulsión de investigación. Querría verlo también en otras personas
para compararlo con el suyo. La fuerza pulsionante que esta parte viril desplegara
mas tarde en la pubertad se exterioriza en aquella época de la vida, en lo esencial,
como esfuerzo de investigación, como curiosidad sexual. Muchas exhibiciones y
agresiones que el noño emprende, se revelan al análisis como experimentos puestos
al servicio de la investigación sexual.
Percepción visual de la diferencia. Desconocimiento de la falta. Castración y
primado del falo.
En el curso de estas indagaciones el niño llega a descubrir que el pene no es un
patrimonio común de todos los seres semejantes a el. Gracias a alguna casual visión
de los genitales de una hermanita o compañerita de juegos. Es notoria su reacción
frente a esa falta de pene. Desconocen esa falta; ceen ver el miembro a pesar de
todo, primero creen que aun será pequeño y que mas tarde crecerá, después llegan a
la conclusión sustitutiva de que sin duda estuvo presente y luego fue removido. Esta
falta es entendida como resultado de una castración, se le plantea al niño la tarea de
vérselas con la castración hacia su propia persona. Para entender correctamente el
complejo d castración es preciso tener en cuenta su génesis en la fase del primado
del falo.
Creencia del niño con respecto a la mujer. Madre fálica.
Es notorio el menosprecio por la mujer, horror a ella, disposición a la
homosexualidad, derivan del convencimiento final de la falta de pene en la mujer. El
noño cree que solo personas despreciables del sexo femenino, probablemente
culpables de las mismas mociones prohibidas en que el mismo incurrió, habrían
perdido el genital. Pero las personas respetables como su madre, siguen conservando
el pene. Para el niño, ser mujer no coincide todavía con la falta de pene.
Polaridades sexuales: act-pas, masc-castrado, masc-fem.
Durante el desarrollo sexual infantil, la polaridad sexual a la que estamos
habituados, experimenta ciertas mudanzas. Una primera oposición se introduce con
la elección de objeto. En el estadio de la organización pregenital sádico-anal (no
masc-fem) la oposición entre activo-pasivo es la dominante. En el siguiente estadio,
hay algo masculino, pero no algo femenino, la oposición es qui genital masculino o
castrado. Solo con la culminación del desarrollo en la época de la pubertad, la
polaridad coincide con masculino-femenino. Lo masculino reúne el sujeto, la
actividad y la posesión del pene; lo femenino, el objeto y la pasividad. La vagina es
apreciada ahora como el albergue del pene, recibe la herencia del vientre materno.
Sepultamiento (mas que la represión) del complejo de
Edipo
Imposibilidad interna del complejo de Edipo.
El complejo de Edipo se presenta como el fenómeno central de la primera infancia.
Despues cae sepultado, sucumbe a la represión, y es seguido por el periodo de
latencia. La niña que debe considerarse la amada predilecta del padre, tendrá que
vivenciar alguna seria reprimenda de parte de el, y se vera arrojada de los cielos. El
varoncito, que considera a la madre como de su propiedad, hace la experiencia de
que ella le quita amor y cuidados para entregárselos a un recién nacido. Aun donde
no ocurre lo anteriormente mencionado como ejemplo, la falta de satisfacción
esperada, la continua denegacion del hijo deseado, por fuerza determinaran
que los pequeños enamorados se extrañen de su inclinación sin esperanzas. Asi,
el complejo de Edipo se iria al fundamento a raiz de su fracaso, como resultado
de su posibilidad interna.
Fase falica. Periodo de latencia
El desarrollo del niño progresa hasta una fase en que los genitales ya han tomado
sobre si el papel rector. Pero estos son solo los masculinos (pene), pues los
femeninos siguen sin ser descubiertos. Esta fase falica, contemporanea del complejo
de Edipo, no prosigue su desarrollo hasta la organización sexual definitiva, sino que
se hunde y es relevada por el periodo de latencia.
En el niño varon. Amenaza de castración
Cuando el niño varon deja traslucir su interes por los genitales por su vasta
ocupación manual en ellos, tiene que hacer la experiencia de que los adultos no
estan deacuerdo con ese obrar. La amenaza de castración proviene usualmente de
mujeres. En cierto numero de casos se anuncia la eliminación no de los genitales,
sino de la mano pecaminosa. Tambien, con frecuencia no se lo amenaza con la
castración por jugar con la mano en el pene, sino por mojar su cama y no avituarse a
la limpieza. La tesis es que: la organización genital falica del niño se va al
fundamento a raíz de esta amenaza de castración.
Satisfacción activa y pasiva
El complejo de Edipo ofrece al niño dos posibilidades de satisfacción, una activa
y una pasiva. Pudo situarse de manera masculina en el lugar del padre y, como el,
mantener comercio con la madre, a raíz de lo cual el padre será sentido como
obstáculo; o quiso sustituir a la madre y hacerse amar por el padre, con lo cual la
madre quedo sobrando. Si la satisfacción amorosa del complejo, debe costar el pene,
entonces estallara el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del cuerpo y la
investidura libidinosa de los objetos paténtales. En este conflicto triunfa el primero
de esos poderes y el niño se extrañara del complejo de Edipo.
Resignación de investidura de objeto. Identificación. Superyo. Latencia
Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La
autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ahí el
núcleo del superyo, que toma prestada del padre su severidad, perpetua la
prohibición del incesto y, así, asegura al yo contra el retorno de la investidura
libidinosa de objeto. Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de
Edipo son en parte desexualizadas y sublimadas, y en parte son inhibidas en su meta
y mudadas en mociones tiernas. El proceso en su conjunto salvo una vez a los
genitales, alejo de ellos el peligro de la perdida, y además los paralizo, cancelo su
función. Con este proceso se inicia el periodo de latencia, que viene a interrumpir el
desarrollo sexual del niño.
Podría denominarse represión al extrañamiento del yo respecto del complejo de
Edipo, pero este proceso es mas que una represión; equivale, cuando se consuma
idealmente, a una destrucción y cancelación del complejo, e aquí la frontera entre
lo normal y lo patológico. Si el yo no ha logrado más que una represión del
complejo, este subsistirá inconciente en el ello y mas tarde exteriorizara su efecto
patógeno.
Nexos e/ organización fálica, complejo de Edipo, amenaza de castración,
función del superyo, latencia.
Tales nexos justifican la tesis de que el complejo de Edipo se va al fundamento a
raíz de la amenaza de castración.
En la niña: falicismo, castración, ecuación simbólica. Pene-hijo
En la niña puede atribuirse una organización fálica y un complejo de castración,
pero de distinta manera que en el varón. El clítoris de la niña se comporta al
comienzo en todo como un pene, pero ella, percibe que es demasiado corto, y siente
este hecho como un perjuicio y una razón de inferioridad. Pero la niña no
comprende su falta actual como un carácter sexual, sino que lo explica con el
supuesto de que una vez poseyó un miembro igualmente grande y después lo perdió
por castración. No parece extender esa inferencia de si misma a otras mujeres
adultas, sino que atribuye a estas, un genital grande y completo, vale decir
masculino. Así se produce la diferencia esencial: la niña acepta la castración como
un hecho consumado, mientras que el varoncito teme la posibilidad de su
consumación
El complejo de Edipo de la niña es mucho mas univoco que en el pequeño
portador de pene, es raro que vaya más allá de la sustitución de la madre y de la
actitud femenina hacia el padre. La muchacha se desliza- a lo largo de una ecuación
simbólica- del pene al hijo; su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentado
por mucho tiempo, de recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo. Este
complejo es abandonado después poco a poco, porque ese deseo no se cumple
nunca. Ambos deseos, l de poseer un pene y el de recibir un hijo, permanecen en lo
inconciente, donde se conservan con fuerte investidura y contribuyen a preparar al
ser femenino para su posterior papel sexual.
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