10. Amor humano

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AMOR HUMANO
Objetivo
Comprender el fundamento del amor humano,
sus manifestaciones y características.
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AMOR HUMANO
Preguntas iniciales
Antes de hablar del amor, hagamos unas reflexiones iniciales.
Por favor, lee con atención las siguientes frases y anota F si crees que
es falsa o V si crees que es verdadera.
Esta misma hoja la utilizarás al final de la sesión, y es de uso personal.
Inicio
sesión
Final
sesión
El amor es un sentimiento
El amor es una vocación
Todo ser humano necesita amar y sentirse amado
El amor es una virtud
El amor sólo se hace posible con la ayuda de Dios
El encontrar el verdadero amor es cuestión de
suerte
Todas las personas están capacitadas para amar
Una persona inmadura no puede amar
auténticamente
Es más importante amar que ser amado
Amar consiste en ser amado
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AMOR HUMANO
“Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios. Todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha
conocido a Dios, pues Dios es amor.”
1 Jn 4,7-8
"El amor engloba la existencia entera y en todas sus dimensiones,
incluido también el tiempo. No podría ser de otra manera, puesto que su
promesa apunta a lo definitivo: el amor tiende a la eternidad."
(Benedicto XVI, Dios es Amor)
Introducción
Juan Pablo II en su primera encíclica “Redemptor Hominis” afirma: “El
hombre no puede vivir sin amor. Se convierte en un ser incomprensible
para sí mismo, y su vida carece de sentido, si no le es revelado por el
amor; si no se encuentra con el amor; si no lo experimenta o lo hace
propio; si no participa de él activamente”.
“Dios que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado también al
amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano. Porque el
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios que es amor” (CIC
1604).
Es decir, el amor forma parte de la esencia misma de la persona
humana, hay una vocación, una pertenencia del ser humano al
amor.
El amor es una consecuencia de la semejanza del hombre con Dios,
semejanza con la que fue creado por amor. Como dice Madre Teresa de
Calcuta: “El hombre desde el momento mismo de la concepción es
creado para un fin más grande, para amar y ser amado”. De ahí
resulta la necesidad psicológica de todo ser humano de encontrar el
amor, de experimentarlo, de vivirlo.
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El hombre no puede encontrarse plenamente a sí mismo sino en la
entrega sincera de sí. El amor conduce a la realización plena del
hombre. Por contra, la falta de amor conduce al fracaso, a la infelicidad.
Conceptos del amor
Se puede hablar de amor hacia: las cosas y objetos inanimados, de
amor por entes colectivos (como la patria, el movimiento, el partido),
amor al prójimo, amor a Dios.
Pero “el amor es siempre una relación mutua de personas que se funda
a su vez en la actitud de ellas individual y común respecto del bien”.
(K. Wojtyla, Amor y Responsabilidad)
El amor, la caridad (en latín “caritas”, es amor), es una de las tres
virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). En este contexto “la
caridad es la virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por
Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de
Dios” (CIC 1810).
Así, por amor humano se entiende la relación humana caracterizada por
solidaridad y concordia, que son los elementos constitutivos del amor y
varían de acuerdo al nivel de intimidad. Esta relación se da en tres
niveles:
Relación intersexual
Hombre - mujer
Relación interpersonal
Hijos, padres, amigos, prójimo
Relación metafísica hacia Dios
Hombre - Dios
Entonces, podemos decir que el amor es una relación humana
recíproca.
El amor
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
Se puede afirmar
componentes:





Físico
Psíquico
Espiritual
-
que
en
la
persona
humana
actúan
tres
-cuerpo
-afectividad (sensibilidad)
inteligencia y voluntad
Al ser una exigencia de la persona humana en todo su ser, el amor
es una realidad tanto del cuerpo como del alma.
Las manifestaciones del amor humano se dan a dos niveles
1. Superficial
2. Profundo

Físico
Psíquico

Espiritual

El hombre experimenta el amor a través del apetito intelectual o
voluntad. Como el hombre es libre puede escoger el objeto de su
amor. Además, el amor requiere la existencia de un ser amado, de
un otro.

Amar es:
 El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se
busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que
ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está
dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca. (Benedicto XVI, Dios es
Amor)

El amor al ser la vocación más alta de la persona humana, le
proporciona felicidad.
Desarrollo afectivo
La comunicación total entre dos seres sólo puede darse en el marco de
la madurez afectiva, y no sólo de la madurez biológica. A pesar de que
el ser humano fue creado por Dios con una capacidad innata para amar,
el crecimiento y la vivencia del amor se realizan a través de una
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experiencia que el hombre va adquiriendo a lo largo de toda su vida, y
quizá antes.
La forma concreta de entender y vivir el amor está en relación directa
con el aprendizaje del amor. El aprendizaje del amor y su integración
en la totalidad de la personalidad es un proceso.
Es importante
reflexionar sobre este dinamismo formativo que capacita a la persona
para amar o, por el contrario, le obstaculiza lograr una vivencia del
amor.
El amor adulto se logra cuando hay madurez afectiva del ser humano, y
esta madurez se logra en la vivencia de las siguientes etapas:
1. Egoísmo por excelencia. El recién nacido tiende a y prefiere sólo
aquello que le causa sensaciones agradables.
2. Aprender a depender. El niño pequeño aprende que para recibir
es necesario dar, aquí inician las tendencias oblativas. Es la
manifestación del primer signo de amor.
3. Aprender a compartir. El círculo de afectos del niño de 5 a 9
años se va extendiendo a otras personas (compañeros), para
entrar en relación con ellos tiene que sacrificar algo de su
egoísmo. Extensión de la oblatividad.
4. Despertar afectivo. El niño púber intensifica su amistad con
otros niños del mismo sexo. Empieza a pensar formalmente
en otro. Aprende que el egoísmo lo lleva a la soledad.
5. Despertar sexual.
El adolescente se da cuenta que se
complementa mejor con las personas del sexo opuesto, que
lo lleva a un refinamiento de sus tendencias oblativas anti egoístas.
6. Capacidad de amar. Oblatividad plena en función de la otra
persona.
El egocentrismo del niño ha desaparecido,
alcanzando así la madurez afectiva, que lo dispone al amor
adulto.
Esta evolución de la afectividad, en donde poco a poco el egocentrismo
de los primeros años va cediendo terreno a una tendencia oblativa cada
vez más marcada, ese paso del monólogo egocéntrico a la posibilidad
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del diálogo con el otro en un plano de oblatividad total, es el proceso
que nos prepara para el amor adulto.
De la manera como sean vividas cada una de las etapas depende el
paso a la siguiente etapa de madurez afectiva. En cada una debe
completarse el desarrollo afectivo esperado. Así, por ejemplo, si en el
“aprender a compartir” el niño no empieza a renunciar a sí mismo en su
relación con los demás, esta deficiencia se irá arrastrando en las etapas
subsecuentes, dificultando la vivencia deseable.
Si el aprendizaje del amor y su integración en la totalidad de la persona
es un proceso, en alguna medida el amor no ‘es’ nunca una cosa toda
hecha, sino que ‘va siendo’ a cada momento.
Es muy importante recordar que:
“Amar de una manera auténtica y profunda no se improvisa”.
“El amor no se aprende por teorías, el amor se transmite”.
El amor de Dios: agapé y eros
El término agapé, que aparece muchas veces en el Nuevo Testamento,
indica el amor oblativo de quien busca exclusivamente el bien del otro;
la palabra eros denota, en cambio, el amor de quien desea poseer lo
que le falta y anhela la unión con el amado. El amor con el que Dios nos
envuelve es sin duda agapé. En efecto, ¿acaso puede el hombre dar a
Dios algo bueno que Él no posea ya? Todo lo que la criatura humana es
y tiene es don divino: por tanto, es la criatura la que tiene necesidad de
Dios en todo.
¿Cómo puede transmitirse efectivamente el amor?
La respuesta es muy simple: amando.
En teoría, el amor implica una actitud fundamental de interés por la
satisfacción, seguridad y desarrollo del ser amado. En la práctica, el
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amor implica que yo estoy preparado y dispuesto a sacrificar mi propia
conveniencia, a invertir mi propio tiempo y aún mi propia seguridad
para promover tu satisfacción, seguridad y desarrollo. Para lo cual debe
considerarse lo siguiente:
El amor no es un sentimiento.
Los sentimientos son
inconstantes, las personas que confunden el amor con
sentimientos se convierten en amantes inconstantes, pero en
una relación de amor los sentimientos son vitales para apoyar
las intenciones del amor.
El amor es una decisión. El amor es una actividad y no un
acto pasivo, es “estar con y no caer en”, es decir, el amor
consiste principalmente en dar, no en recibir.
El amor efectivo es incondicional. Sólo en el ambiente de un
amor ofrecido incondicionalmente se podrán eliminar las
barreras humanas para las relaciones.
El amor es para siempre.
La entrega plena necesita la
seguridad de que no se será traicionado a mitad de camino.
El compromiso del amor implica muchas decisiones. El
que ama quiere lo mejor para el ser amado, decidiendo el cómo
hacerle llegar ese bien, pero pensando en el otro, y a la vez
respetando las decisiones del otro.
El regalo esencial del amor es el sentido del valor
personal. Nadie puede percibir un sentido de su propio valor
hasta que es reflejado hacia él en el espejo de otro ser humano
que lo ame.
El amor significa la afirmación, no la posesión, del ser
amado. El amor y la amistad deben facultar a aquellos a
quienes amamos para que se conviertan en mejores seres, de
acuerdo con sus propias luces y visiones. Amar es liberar.
“Pero el viaje hacia el amor es el viaje a la plenitud de la vida, ya que
sólo en la experiencia del amor puede el ser humano conocerse;... Y
encontrará la plenitud de la vida que es la gloria de Dios. Sólo en el
amor puede el hombre encontrar una causa para la celebración
perenne”.
(John Powell, El secreto para seguir enamorado)
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El gran mandamiento
“Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?”
Él le dijo: “¿Qué está escrito en la Ley?”
Respondió: “Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como
a ti mismo”.
Díjole entonces: “Bien has respondido. Haz eso y vivirás”.
(Lc 10, 25-28)
Lecturas recomendadas
Carta Encíclica
Deus Caritas Est
Sumo Pontífice Benedicto XVI
El Secreto para Seguir Enamorado
John Powell
Editorial Universo.
Razones para el Amor
José Luis Martín Descalzo
Ediciones Sígueme.
Tareas para la semana
Trata de identificar en tus actitudes diarias las veces que actúas
realmente por el bien del otro y las que actúas por tu propio beneficio:


En la relación con tu cónyuge.
En la relación con tus hijos.
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Reflexión en Grupo
Objetivo: Lograr que el concepto de amor quede perfectamente claro
para los participantes, tanto en su definición como en sus diferentes
formas, y que la capacidad de amar es algo que se debe desarrollar en
el ser humano.
Instrucciones
-
5 minutos para comentar las preguntas iniciales en grupo.
30 minutos para análisis en grupo (consultar apuntes).
10 minutos para comentarios y conclusiones.
5 min. para comentar las “Tareas para la Semana” sesión
anterior.
Llenar la evaluación.
Acción de gracias.
Puntos para la Reflexión:
Escribir las conclusiones del grupo acerca de lo siguiente:
1. ¿Qué es el amor?
2. ¿Qué es el amor adulto?, ¿qué requiere la persona humana
para alcanzarlo?
3. Creemos estar ayudando a nuestros hijos a madurar el
egocentrismo infantil. ¿Yo mismo lo he madurado?
4. Dado que todo hombre tiene una vocación al amor, ¿cómo la
realizan los sacerdotes y las personas que han consagrado su
vida a Dios?
5. De acuerdo a la siguiente cita evangélica, definan 5 aspectos
prácticos de cómo podemos ayudar a nuestros hijos a
hacerlos vida (pueden definir un rango de edad, e.g., de 2 a
6 años, de 7 a 11, etc.):
“Han oído que se dijo: ‘ojo por ojo, y diente por diente’, pero yo les
digo: no hagan frente al malvado; al contrario, si alguno te abofetea en
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la mejilla derecha, ofrécele también la otra, y al que quiera pelear
contigo para quitarte la túnica, dale también el manto, y si alguno te
pide que le acompañes una milla, vete con él dos. Da a quien te pida y
no vuelvas la espalda a quien te pida algo prestado”.
“Han oído que fue dicho: ’amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’.
Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por quienes los
persiguen, para que sean hijos de su Padre, que está en los cielos, que
hace salir el sol sobre los buenos y malos y hace llover sobre justos e
injustos.
Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa
tendrán?
¿No hacen eso también los publicanos?
Y si saludan
solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de más? ¿No hacen esto
también los gentiles? Sean pues perfectos, como es perfecto su Padre
celestial”.
(Mt 5, 43-48)
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