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Revista electrónica ddeser no. 33
Bush nombra un juez conservador para el Supremo y abre el debate sobre el aborto
Los demócratas prometen una investigación a fondo sobre Roberts antes de votar
en el Senado
El País
Jueves 21 de julio de 2005
Internacional Pág. 3
José Manuel Calvo
Washington; El nombramiento del juez John Roberts como magistrado del Tribunal
Supremo por parte de George W. Bush abrió el debate sobre su perfil y sus opiniones.
Roberts, de 50 años y católico, es claramente conservador, y en su historial, muy
destacado como abogado pero corto como juez, hay elementos ambiguos. La mayor
preocupación para los demócratas y otros grupos es que refuerce la actual minoría de
jueces que quieren modificar o suprimir el derecho al aborto. La edad del juez es
importante, porque el cargo es vitalicio, y Roberts podría estar 25 años en el Supremo.
Si es confirmado los debates se celebrarán en septiembre sustituirá en el Supremo a
Sandra Day O'Connor. Roberts, presentado por Bush como "un hombre de extraordinarios
logros y capacidades", se graduó en Harvard y empezó su carrera como asistente del juez
del Supremo William Relmquist, ahora presidente y gravemente enfermo. Trabajó para el
Departamento de Justicia y fue asesor jurídico en la Casa Blanca de Ronald Reagan.
Ejerció después la abogacía privada en un despacho de Washington y, en 2003, después
de haber vuelto a Justicia, fue nombrado juez de un tribunal de apelación por George W
Bush.
Una amplia representación de expertos coincidió, nada más conocer el nombramiento, en
que las credenciales jurídicas de Roberts son suficientemente sólidas como para anticipar
que el Senado aprobará la decisión de Bush. Harry Reid, líder de la minoría demócrata,
admitió que con la primera impresión, Roberts parecía "adecuado". También dijo que eso
no es suficiente: "El Senado debe revisar su historial para determinar sí tiene un claro
compromiso con los valores básicos americanos de libertad, igualdad y justicia".
Aunque no faltan los asuntos polémicos que pasarán por el Supremo en los próximos
años, desde los matrimonios gays hasta la investigación con células madre o el suicidio
asistido, la incógnita del juez Roberts tiene que ver con el aborto. La sentencia del
Supremo de 1973 conocida come Roe contra Wade dio respaldo constitucional a la
interrupción del embarazo. Casi un 70%, según Gallup, no quiere que eso se cambie,
pero desde aquella fecha los grupos religiosos evangélicos han llevado a cabo una
campaña sin descanso para limitar o anular la sentencia. En 1991, cuando trabajaba para
el Gobierno de Bush padre en calidad de abogado del Departamento de Justicia, Roberts
intervino en un asunto en el que escribió que el caso Roe contra Wade "se decidió
erróneamente y debería ser anulado".
Hace dos años, cuando fue nombrado juez, Roberts tuvo que explicar su postura de
entonces y dijo que actuó como abogado, por encargo, y que "la decisión del Supremo en
el caso Roe contra Wade es vinculante" y la respetaría, "independientemente" de sus
"opiniones personales". También dijo que se trataba de una doctrina jurídica "afianzada"
en EE UU.
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¿Será suficiente para los demócratas y los grupos de defensa del aborto? En septiembre
se podrá comprobar, pero la batalla será importante, porque es mucho lo que está en
juego cuando se confirma a un magistrado del Supremo, que hace las veces de Tribunal
Constitucional en EE UU. "No habrá una confirmación automática por consenso, pero
tampoco lo contrario, una oposición de principio. Estamos en un término medio y haremos
muchas preguntas y una investigación concienzuda antes de tomar una decisión",
adelantó el demócrata Charles Schumer.
Para los grupos de defensa del derecho al aborto, el nombramiento es muy negativo, y
ayer convocaron su primera manifestación de protesta frente al Capitolio.
Cuando fue nombrado juez del tribunal de recursos del Distrito de Columbia (donde se
encuentra la capital), Roberts contestó así al ser preguntado por su ideología: "Como
abogado, no he tenido orientación ideológica. He tenido clientes conservadores y liberales
(. _) y en todos los casos he dejado de lado mi perspectiva personal para cumplir con mis
obligaciones profesionales".
La semana pasada, Roberts formaba parte del tribunal que echó por tierra la decisión de
otro tribunal que había considerado ilegales las comisiones militares del Pentágono para
juzgar a los detenidos en la base de Guantánamo. El argumento fue que el Congreso,
aunque formalmente no declaró la guerra a Irak, de hecho sí lo hizo al dar al presidente la
autoridad que requería, y en ese sentido no se puede negar al Gobierno los juicios
militares especiales que pretendía llevar a cabo.
La acogida en los principales diarios fue cautelosa. "Un conservador, pero no un cruzado
ideológico, que tiene admiradores entre los liberales", señaló The Washington Post, cuya
principal inquietud es el desconocimiento de sus opiniones. Lo mismo editorializó The
New York Times. "Si es un conservador en la línea de O'Connor, debería ser confirmado;
pero no debería serlo si un escrutinio más exigente le revela como un ideólogo
extremista".
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