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Derecho del consumo. Ámbito personal. Consumidor o usuario. Requisitos.
Contrato de cuenta corriente. Finalidad. Declaración de incompetencia.
Inaplicabilidad de la Ley de Defensa del Consumidor
“Banco de Servicios y Transacciones SA v. Botta, Gerardo A.”
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala F
Buenos Aires, 26 de mayo de 2011.
Vistos:
1. Apeló la actora subsidiariamente la decisión de fs. 99/101 -mantenida en fs. 105/110- por la cual
el Sr. Juez de Grado se declaró incompetente para entender en la causa. Expresó agravios a fs.
102/104 y la Sra. Fiscal General ante este Tribunal se expidió en fs. 114.
2.a. Si bien no se deja de advertir que en relación a la temática sobre la que versa el decisorio en
crisis existe llamado a acuerdo plenario por autoconvocatoria de esta Cámara (Expte. n° S.2093/09),
debe tenerse presente que la cuestión relativa a la aplicación al sub examine de la ley de defensa del
consumidor resulta sucedánea de un prius lógico, cual es la subsunción de las circunstancias fácticas
que sostienen la acción a la casuística prevista por el art. 3 de la ley 24.240.
Así, siendo tal arista la que se encuentra puntualmente cuestionada a partir de las constancias
actuarias, habrá de ingresarse al tratamiento del agravio sobre el punto.
b. La Ley de Defensa del Consumidor en la parte pertinente de su art. 1, establece: "La presente ley
tiene por objeto la defensa del consumidor o usuario, entendiéndose por tal a toda persona física o
jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final,
en beneficio propio o de su grupo familiar o social ...".
Como puede verse, la norma citada incluye a las personas jurídicas, que cuando intervienen como
consumidores finales, se encuentran alcanzadas por las previsiones de la misma.
A los efectos que concita el análisis, ha de tenerse en cuenta que el art. 2° de la ley 26.361 suprimió
la exigencia que contenía -con discutible técnica legislativa- el precepto de idéntica numeración de
la ley 24.240, concerniente a la exclusión de la noción de consumidor a quienes consumían bienes y
servicios para integrarlos a procesos productivos. La significación de esta modificación legislativa es
de suma trascendencia pues cabe estimar que la norma amplió, de esta manera, el concepto del
sujeto merecedor de la tutela legal.
En esta línea argumental se sostuvo que la desaparición de ese texto del artículo 2°, y por
consiguiente de su decreto reglamentario, nos lleva a interpretar el espíritu del legislador por
contraposición, entendiendo que la derogación citada implica un cambio de concepto de manera tal
que aquéllos que adquieran un bien o servicio en su carácter de comerciantes o empresarios,
quedarán igualmente protegidos por esta ley siempre que el bien o servicio no sea incorporado de
manera directa en la cadena de producción.
De tal manera, las personas jurídicas y los comerciantes ven ahora ampliado el campo de supuestos
en el que podrán revestir el carácter de consumidores y en consecuencia, bregar por la protección de
la ley (Alvarez Larrondo, Federico M., “El impacto procesal y de fondo de la nueva ley 26.361 en el
Derecho del Consumo”, en Sup. Esp. Reforma de la ley de defensa del consumidor, La Ley 01.01.08,
p. 25, y sus citas).
Ello permite sostener, como se aseveró, que en el nuevo sistema la tutela se diseña de otro modo: a)
se mantiene la noción de consumo final como directiva prioritaria para circunscribir la figura del
consumidor; b) se extiende la categoría también al "destinatario o usuario no contratante" y c) se
suprime un criterio de exclusión que contenía la versión anterior del art. 2 en cuanto que no eran
consumidores quienes integren los bienes y servicios a procesos productivos (Ariza, Ariel, “Más que
una reforma. Desplazamientos del Derecho del Consumidor en el Derecho Privado”, en Sup. Esp.
Reforma de la ley de defensa del consumidor, La Ley 01.01.08, p. 49).
La LDC en su actual redacción aprecia la posición del consumidor o usuario como aquella persona
que agota, en sentido material o económico, el bien o servicio contratado (la consunción final,
material, económica o jurídica). En síntesis, si bien se reconoce que la ley no abandonó
terminantemente el criterio finalista en punto a la calificación del consumidor, quien sigue siendo el
destinatario final, la eliminación antedicha en el texto del art. 2° permite examinar en cada caso si el
acto de consumo origina, facilita o se integra en un proceso de producción de bienes o servicios, en
cuya virtud el sujeto no sería consumidor en términos estrictos.
c. Con tal entendimiento, las constancias aportadas en fs. 8/11 y fs. 28/31, no predican de modo
apriorístico, que la deudora principal revista el carácter subjetivo exigido por la norma transcripta.
Obsérvese que la calidad de sociedad anónima del molino harinero, y la manifestación formulada en
el escrito inicial en torno de la motivación para la apertura de la cuenta corriente -mejor desarrollo
de las actividades comerciales-, conducen inevitablemente, al menos en este ámbito, a colegir que la
misma se encuentra excluída de la noción de consumidor precedentemente definida.
Dicho en otras palabras, aquellas observaciones constituyen premisas que conducen a inferir que las
operaciones crediticias no tuvieron como finalidad el consumo, sino su integración en un proceso
productivo (conf. arg. esta Sala, 1/7/10, Droguería del Sud SA c/ Prieto Roberto Manuel s/
ejecutivo; íd. 24/2/11, "Tassone Sergio Ricardo c/Agroservicios Chacabuco SA y otro s/ejecutivo").
3. Sentado ello, luego del desistimiento de fs. 95, tan solo se prosigue la acción contra Gerardo
Adolfo Botta quien además de resultar director del ente, reviste el carácter de fiador solidario, liso,
llano y principal pagador de las obligaciones asumidas por "Alimentos General Rodriguez SA" con el
banco accionante (v. fs. 15/7).
En consecuencia, atendiendo al carácter accesorio que reviste la fianza respecto de la obligación
principal, corresponde tomar las mismas pautas de interpretación que se imponen en torno a los
documentos que instrumentan dicha obligación principal, las cuales -como se anticipó- descartan el
encuadramiento del sub examine dentro de la interpretación que impone el art. 3 de la Ley 24.240;
ya que las mismas dan cuenta, al menos en este estado, de una relación de financiamiento comercial
instrumentada en un contrato de cuenta corriente que permite relacionarlo exclusivamente con el
giro de la empresa (cfr. mutatis mutandi, esta Sala, 3/12/09, "Garantizar SGR c/Elso Tamara Eliana
Moira s/ejec."; íd. 15/12/09, "Sociedad Militar Seguro de Vida Institución Mutualista c/Apesteguía
Mario Armando s/ejec.").
4. Por lo expuesto y de conformidad con lo dictaminado a fs. 361, se resuelve: hacer lugar al recurso
de apelación interpuesto a fs. 102/104 y, consecuentemente, revocar lo decidido en fs. 99/101 y
mantenido en fs. 105/110.
Notifíquese a la parte actora y a la Sra. Fiscal General en su público despacho, sirviendo la presente
de atenta nota de envío.
Rafael F. Barreiro, Juan Manuel Ojea Quintana, Alejandra N. Tevez (por sus fundamentos). Ante mí:
María Florencia Estevarena. Es copia del original que corre a fs.115/18 de los autos de la materia.
María Florencia Estevarena
Secretaria
Fundamentos de la Dra. Tevez:
Las razones que he tenido oportunidad de expresar en mi disidencia en el precedente de esta Sala
"Banco de Galicia y Buenos Aires SA c/Benitez Villalba Estela Patricia s/ ejecutivo" del 16.2.10, me
llevan a reforzar el convencimiento de que, tal como acontece en el caso, cuando se acciona
ejecutivamente por cobro de un saldo deudor en cuenta corriente bancaria, no procede presumir ab
initio que el contrato bancario sea calificable como “de consumo”; solución que es también
predicable respecto del fiador.
Con esta aclaración, voto en el mismo sentido que mis distinguidos colegas.
Alejandra N. Tevez. Ante mí: María Florencia Estevarena. Es copia del original que corre a fs. 118 de
los autos de la materia.
María Florencia Estevarena
Secretaria
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