Crisis y emergencia de nuevos modelos productivos; Julio César Neffa

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Unidad Nº 5
Texto: Neffa, Julio César Crisis y emergencia de Nuevos Modelos Productivos
Conceptos y definiciones
Paradigma Técnico−económico
Es una combinación más eficiente de productos y procesos, interrelacionados con innovaciones técnicas,
organizacionales y de gestión empresarial; que promueven un crecimiento de la productividad de toda, o una
parte, de la economía, reducen drásticamente los costos de numerosos productos y servicios, cambian la
estructura de costos relativos y abren de manera inédita una amplia gama de oportunidades para las
inversiones rentables. Conjunto de nuevos principios de gestión que terminan por convertirse en el sentido
común de los dirigentes de empresas, de los ingenieros, y de los operarios en el curso de cada fase importante
de evolución.
Paradigma productivo
Se caracteriza por la dominación de grandes empresas organizadas jerárquicamente y la producción masiva de
productos homogéneos, utilizando maquinas y herramientas de propósitos únicos.
Proceso de trabajo taylorista
El desarrollo del capitalismo promovió un avance incesante de las técnicas productivas y de la ciencia
aplicada al desarrollo industrial. El deseo de aprovechar al máximo el potencial productivo de la industria
llevó al ingeniero norteamericano Frederick W. Taylor (1856− 1915) a realizar un estudio minucioso de las
tareas fabriles. Su objetivo era eliminar los movimientos inútiles y establecer por medio de cronómetros el
tiempo necesario para realizar cada tarea específica. A este método se lo llamó organización científico del
trabajo o taylorismo. El paradigma taylorista surgió en un contexto histórico caracterizado por el fuerte
crecimiento económico y la expansión de la demanda, sin que paralelamente se produjera un cambio
tecnológico importante que hiciera posible substituir fuerza de trabajo. Debido al cambio en el proceso
migratorio generado por la guerra de secesión, se produjo la escasez de fuerza de trabajo calificada, junto con
la existencia de fuertes sindicatos de oficio, cuyos miembros controlaban el proceso de trabajo. El problema
que se trató de resolver fue el de hacer una economía de movimientos y de tiempo de trabajo, reducir los
costos unitarios de producción, simplificar el trabajo e intensificarlo, para incorporar mano de obra poco
calificada. Una cierta concepción de los trabajadores inspiró la reflexión de Fréderic Winslow Taylor. Para el,
los obreros tendían sistemáticamente al ocio y a la vagancia, como una medida protectora contra los despidos
de trabajadores excedentes; las causas de ese comportamiento colectivo eran los inadecuados sistemas de
remuneración (según el tiempo de trabajo y sin tener directamente en cuenta la productividad) y la falta de una
dirección científica de las empresas. Así se postula que la eliminación del tiempo muerto beneficiaría tanto a
los empleadores como a los trabajadores porque sentaría las bases de una prosperidad durable, haciendo
posible la coexistencia de mano de obra barata y de salarios elevados.
Proceso de trabajo fondista
En las grandes empresas con procesos de trabajo en series, ese proceso de trabajo taylorista se articuló con
ciertas innovaciones introducidas en sus inicios por Henry Ford en su empresa y que luego se difundieron de
manera parcial e irregular al nivel del resto del sector industrial.
Las mismas consisten en un elevado grado de mecanización, pero estructurado en un comienzo sobre la base
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de máquinas y herramientas de propósitos únicos a partir de las cuales se estructuró la línea de montaje. El
objetivo final era lograr economizar tiempo, pero con otros métodos que los ideados y utilizados por F. W.
Taylor: por una parte el movimiento continuo de las maquinarias, los insumos y los productos y, por otra
parte, la permanencia rígida de los trabajadores en sus puestos de trabajo, utilizando la banda transportadora
como herramienta objetiva para imponer la cadencia del proceso productivo.
El surgimiento de este nuevo proceso de trabajo fue posible porque se dieron ciertas condiciones: un contexto
de rápido y sostenido crecimiento económico, la distribución del ingreso, el aumento de la demanda de bienes
de consumo durables por parte de amplios sectores de la población, la escasez de mano de obra calificada y un
mercado de trabajo que funcionaba en condiciones de casi pleno empleo.
En síntesis, puede afirmarse que la articulación del taylorismo y el fordismo en su versión tradicional,
constituyen un modo de organizar las empresas, la producción, la relación salarial y los procesos de trabajo
que, por su rigidez e incapacidad para adaptarse rápidamente a los cambios cuantitativos y cualitativos de la
demanda, tiene serias dificultades para, al mismo tiempo, incrementar la productividad, mejorar la calidad y
producir con variedad.
La crisis del viejo paradigma
De manera sintética, las causas de una profunda crisis del paradigma socio−productivo, que fue provocada
esencialmente por la caída en las tasas de crecimiento de la productividad, pueden clasificarse en dos grandes
conjuntos de factores económicos y sociales: la mundialización y la crisis del proceso de trabajo.
A. La mundialización
Desde fines del siglo pasado, los progresos en materia de transporte ferroviario y marítimo hicieron posible un
fuerte crecimiento del comercio internacional, interrumpido temporariamente durante los períodos bélicos. Lo
que buscaban prioritariamente los países desarrollados era la importación de alimentos, materias primas e
insumos intermedios de carácter estratégico, y la exportación de su producción industrial, con mayor valor
agregado.
La mundialización no es un proceso que se haya instaurado de manera automática ni que haya concluido
totalmente de evolucionar.
La mundialización sería una fase específica del proceso de internacionalización del capital cuya valorización
ahora se busca a la escala de todas las regiones del mundo donde se encuentren los mercados o los recursos.
La transformación esencial consiste en que, con la mundialización, los Estados de todos los países, incluso los
de mayor potencial económico, pierden su capacidad de llevar a cabo un desarrollo totalmente autocentrado e
independiente, basados en sus propios mercados.
Los principales factores que contribuyeron a la mundialización son los siguientes:
1º) El comercio internacional de mercancías, que creció más rápido que el PBI.
2º) Los intercambios internacionales de servicios crecen más rápidamente que los de bienes.
3º) Las Inversiones Extranjeras Directas (IED) también han crecido mucho más rápido que el PBI, el
comercio internacional, y la formación bruta de capital fijo.
4º) Las inversiones extranjeras de portafolio crecen de manera irregular pero incluso más rápido que las IED.
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5º) La IED está concentrada en los países de la Tríada.
Todas estas tendencias se refuerzan en virtud de la generalización de políticas de reducción de barreras
aduaneras, eliminación de los controles de divisas, la liberalización y desreglamentación de todos los
mercados y el nuevo papel que juegan los bancos centrales
B.− Las dimensiones microeconómicas de la crisis:
los límites encontrados por los procesos de trabajo taylorista y fordista
Cabe recordar que, para sus conceptores y sus fervientes utilizadores, los procesos de trabajo taylorista y
fordista no fueron meras tecnologías productivas y organizacionales para economizar tiempo y hacer más
eficiente el trabajo; fueron también formas de disciplinamiento y de coerción social, de fijación de la mano de
obra (fordismo), que facilitan su rápida formación y reemplazo (taylorismo), que buscaron la implicación de
los asalariados (otorgando estímulos monetarios según el rendimiento y el salario indirecto), con la finalidad
de lograr un aumento de su productividad y que realizaran las tareas tal como fueron prescriptas. Desde los
años setenta, la racionalización y la mecanización según los paradigmas taylorista y fordista no han permitido
continuar con las tendencias precedentes en cuanto al incremento sostenido de la productividad aparente del
trabajo y a la reducción de los costos, y los regulacionistas concluyen que si bien el taylorismo y el fordismo
no han desaparecido, en la actualidad, y contrariamente a lo sucedido en su momento de difusión y expansión,
los procesos de trabajo organizados según su lógica productiva, se han constituido en verdaderos límites al
crecimiento de la productividad y por ende de la rentabilidad de las grandes empresas tradicionales.
Los más importantes de esos obstáculos son de naturaleza económica, social, tecnológica, organizacional y de
su concepción del trabajo humano.
1. Los límites económicos
Durante los primeros años de la década de los ´70 se constató en las principales economías industrializadas
del mundo occidental una disminución sensible de la tasa precedente de crecimiento económico, y bajaron
más aún las tasas de crecimiento de la productividad, definida como una relación entre la producción y los
factores que la generan. La mayor productividad global de los factores repercute positivamente sobre las tasas
de ganancia y tiene un efecto benéfico sobre los costos y los precios. El incremento de la productividad
permite así otorgar aumentos salariales nominales y reales de los trabajadores los cuales junto con el
incremento de las tasas de ganancia, provocan un aumento de la demanda. El aumento de la demanda estimula
a su vez un incremento de la producción, para lo cual se hacen necesarias nuevas inversiones y por la
dinámica de las economías de escala el aumento de la producción refuerza el proceso de incremento de la
productividad.
2. Los límites sociales
Por otra parte, desde mediados de los años ´70, la relación salarial y el compromiso laboral fordista entran en
crisis y comienza a descomponerse por su rigidez, los costos ocultos que generaba para las empresas y los
costos sociales que implicaba para los asalariados.
3. Los límites técnicos
Visto en perspectiva durante los 30 años gloriosos, el fordismo, tal como lo hemos descripto en el capítulo
anterior, se caracteriza por: el gigantismo creciente de las instalaciones; el tipo de maquinarias y equipos
utilizados (de propósitos únicos y especializados en un pequeño número de operaciones) dotados de
tecnologías simples y predominantemente mecánicas, eléctricas e hidráulicas; la rigidez del proceso
productivo y la débil propensión empresarial a la innovación en cuanto a los productos; el costo elevado y el
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largo tiempo requeridos para diseñar nuevos modelos o productos, hacer las matrices y prototipos, producir y
colocar los productos en el mercado, debido a que se trabaja de manera secuencial; y finalmente porque la
rígida configuración de las cadenas de montaje provocaba incidentes y dificultaba su articulación y
coordinación. Esos factores explican el porqué la búsqueda de economías crecientes de escala, apoyadas en
dichos medios de trabajo, no tiene actualmente mayor éxito, provoca errores, conduce a la escasa
diversificación de la producción, y crea dificultades para adaptarse rápidamente a los cambios cuantitativos y
cualitativos de la demanda
4. Los límites organizacionales
La forma tradicional de organizar dentro de la empresa la secuencia productiva era la siguiente: primero las
tareas de concepción, luego las de organizar y realizar la producción y finalmente la venta del producto
descontando la existencia de una clientela solvente, cautiva, disponible, estable, pasiva y poco exigente en
materia de calidad y de cumplimiento de los plazos de entrega. Este modelo organizativo encontró
progresivamente sus límites debido a las rápidas e imprevisibles variaciones cuantitativas y cualitativas de la
demanda, al impacto de los shocks petroleros sobre el precio de las materias primas y a la inestabilidad del
sistema financiero internacional.
5. Los límites derivados de una estrecha concepción del
trabajo humano
Los estudios de tiempos y movimientos a partir de los cuales la OCT prescribía el trabajo para cada operario,
habían establecido promedios de resultados productivos para cada trabajador que estaban muy por encima de
las capacidades normales de trabajo del conjunto, subvaluando la fatiga y el tiempo necesario para su
recuperación. Dada la concepción predominante acerca del trabajador considerado como motor humano, sólo
la fatiga física era tenida en cuenta, desechando la carga psíquica y mental.
Con la instauración fordiana de la cinta transportadora y de montaje, la rutina y la velocidad del operario va a
estar determinada por la cadencia que los responsables de la producción atribuían a la cadena y que, por
intermedio de ésta, se imponía a los trabajadores como si fuera una norma objetiva e impersonal.
C.− Las primeras consecuencias de la crisis
La crisis de los paradigmas o modelos productivos provocada por los factores macro y microeconómicos antes
descriptos, tuvieron como consecuencia un fuerte proceso de estancamiento económico y al mismo tiempo de
inflación, la disminución de la importancia relativa de la industria dentro del sistema productivo nacional, un
proceso de tercerización de la producción y del empleo, y profundos cambios en la localización regional de las
empresas. La caída de la parte de los asalariados en la distribución del ingreso, unido a la moderación salarial
provocaron la disminución de la demanda solvente. La caída de la demanda solvente y el proceso innovativo
provocan un rápido incremento del desempleo, del subempleo y del trabajo por cuenta propia o no asalariado.
Para disminuir los costos, cambian las formas de la competencia en el mercado.
La organización de la producción empresaria se basa ahora en establecimientos pequeños y medianos,
descentralizados, desconcentrados, que establecen relaciones de subcontratación con otras empresas de mayor
o igual tamaño.
La gestión de la fuerza de trabajo parte de la premisa que es cada vez más difícil asegurar a los nuevos
trabajadores un empleo estable, a tiempo completo y con contratos de duración indeterminada.
El movimiento sindical pierde fuerza, representatividad y prestigio, al disminuir el número de sus afiliados
como consecuencia de la desocupación, de los costos sociales que implica la afiliación, y del cambio de los
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valores culturales precedentes.
Los nuevos paradigmas y modelos productivos
1. El escenario neo−liberal de salida de la crisis: vía la austeridad
salarial, la flexibilidad laboral y el libre funcionamiento de los mercados
Las estrategias neo−liberales comprenden un conjunto de medidas que se adoptan de manera conjunta o
siguiendo una cierta secuencia, y que abarcan entre otras políticas: privatizaciones, severos ajustes fiscales,
drástica reducción de las tasas de inflación vía contracción de la demanda y estancamiento salarial,
desregulación de los mercados para dejar que la competencia actúe sin mayores trabas, atracción de las
inversiones extranjeras otorgándoles derechos iguales o superiores que al capital nacional, apertura del
mercado a los intercambios internacionales de productos, servicios, capitales, y en menor medida de mano de
obra.
El resultado de la aplicación sistemática de estas estrategias se reflejaría en la contracción o la desaparición de
las empresas menos competitivas, que tengan dificultades para adecuarse a dichas medidas, con su secuela en
términos de empleo y distribución del ingreso.
Las estrategias neo−liberales implican dejar jugar con plena libertad la racionalidad de las estrategias
individuales que en ese esquema serían las únicas que podrían permitir llegar a construir un orden económico
viable. Pero la experiencia histórica demostró hasta el presente que esto no garantiza volver a crecer
económicamente de manera equilibrada, ni retomar al pleno empleo.
2. El equilibrio entre innovaciones de productos y de procesos
Este enfoque otorga una gran importancia a las innovaciones tecnológicas y a los cambios estructurales en la
generación del dinamismo económico, pero postula, de manera al menos implícita, un cierto determinismo
tecnológico: las innovaciones en cuanto a los procesos generan incrementos de productividad, las
innovaciones en cuanto a los productos estimulan la demanda y el empleo, los porcentajes en que se hace la
distribución de los incrementos de productividad explican la mayor o menor intensidad y estabilidad del
crecimiento económico.
3. Mejorar la productividad gracias a la democracia industrial
Las nuevas formas de organización de la producción y del proceso de trabajo estarían en el origen de la fuerte
motivación e involucramiento de los asalariados, en su autonomía responsable, reduciendo el ausentismo y la
rotación, mejorando las relaciones de trabajo, la productividad y la calidad de la producción. La democracia
industrial puede así demostrar su superioridad respecto de las formas taylorianas de organización del trabajo
para lograr la adhesión de los asalariados respecto de las finalidades empresarias y movilizar su savoir faire y
sus capacidades para aprender y difundir las innovaciones tecnológicas y organizacionales.
4. La especialización flexible
Este nuevo modelo estaría posibilitado por la rápida reducción del costo de los componentes electrónicos que
constituyen el núcleo de los nuevos bienes de producción y por la difusión de la robótica y la burótica, en
virtud de lo cual la producción en pequeñas series de productos heterogéneos sería más rentable que la
producción estandarizada de productos homogéneos, fabricados en grandes o medianas series. Se ahorraría
mucho tiempo en la preparación y mantenimiento de las máquinas, pero sobre todo en el paso de la
producción de un producto a otro.
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La especialización flexible permitiría la instauración de un nuevo sistema productivo, a partir de las empresas
que innovarían en cuanto a sus bienes de producción y equipos automatizados, para fabricar de manera
flexible y con una productividad elevada y creciente, bienes diferenciados destinados a satisfacer nuevas
normas de consumo emergentes en diferentes segmentos del mercado.
5. El modelo productivo emergente formulado a partir de la exitosa
experiencia japonesa: la Lean Production (o producción magra, PM)
La formulación de este modelo es el resultado de los cada vez más frecuentes estudios comparativos sobre la
competitividad empresarial entre unidades productivas japonesas y del resto del mundo.
VIEJOS MODELOS
PRODUCTIVOS
TAYLORISMO
FORDISMO
Contexto histórico caracterizado por el fuerte crecimiento económico y la expansión de la demanda.
Eliminar los movimientos inútiles y establecer por medio de cronómetros el tiempo necesario para realizar
cada tarea específica
Contexto rápido, sostenido crecimiento económico.
Distribución del ingreso
Economizar tiempo a través del movimiento continuo de las maquinarias y rigidez en los puestos de trabajo
objetivos
objetivos
Estructurado sobre racionalización científica del trabajo
Se incorpora del taylorismo pero mecanizando tareas
Entran en crisis
Causas
MUNDIALIZACION
LIMITES POR PROCESOS DE TRABAJO DE TAYLORISMO Y FORDISMO
NUEVOS MODELOS
PRODUCTIVOS
6
ESCENARIO
NEOLIBERAL
EQUILIBRIO E INNOVACIONES DE PRODUCTO Y PROCESO
DEMOCRACIA
INDUSTRIAL
PRODUCCIÓN
MAGRA
7
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