DIFICULTADES SEXUALES

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DIFICULTADES SEXUALES
Las personas no sobrevivimos a las dificultades sexuales sino que vivimos con ellas.
Nada puede ser más que la vida misma, así como nada puede ser más o menos humano.
Si algo contiene la vida son problemas, entre otras cosas.
Todas o casi todas las personas tienen, han tenido o tendrán alguna dificultad sexual.
Una vida sexual sana y placentera no excluye la aparición de problemas, pero sí una
reacción dramatizada y poco realista de los mismos. Habrá personas que ante un
problema se esconderán y tratarán de evitar afrontarlo, en cambio, otras verán la
dificultad como una oportunidad para crecer, desarrollarnos y movilizar nuevos
recursos. Verán los obstáculos como retos o desafíos. En el lenguaje chino, el
ideograma que representa la palabra crisis (dificultad, obstáculo) tiene dos caracteres, su
ying y su yang. Su parte ying representa peligro, incomodidad, miedo, inseguridad; su
parte yang, representa oportunidad, crecimiento, desarrollo. Esta dualidad del conflicto
o dificultad permite ver las dos caras de la misma moneda.
Habrá personas que ante una dificultad sexual se avergonzarán, se odiarán, se culparán,
reaccionando de forma dramática y poco realista, lo que no ayudará a solucionar el
problema sino que acabará empeorándolo, añadiendo más malestar emocional
innecesario. Las reacciones dramáticas se deben a actitudes exigentes y de no
autoaceptarse con el problema. Se exigen que NO DEBEN en absoluto tener ese
problema y que SON DESEPRECIABLES por tenerlo. Estas actitudes enmascaran la
verdadera solución del problema, ya que se centran en lo qué hacen en lugar de cómo lo
hacen. Se centran en su problema, su dificultad, pero no exploran sobre lo que hacen
para crearlo, lo cual obviamente no lo solucionan y vuelven a repetir, creando así un
círculo vicioso. La mayoría de personas llegan a consulta sexológica cuando ven que no
pueden salir de este círculo vicioso y con una perturbación emocional seria.
Si la persona en lugar de una actitud exigente y de no autoaceptación, tuviera una
actitud preferencial y de autoaceptación, serían más capaces a la hora de resolver los
problemas, se centrarían más en el cómo que en el qué. Las personas que se dicen a sí
mismos que como ES PREFERIBLE no tuviese este problema, pero NO TENGO POR
QUE NO TENERLO, y que le hecho de que me pase no me hace una PEOR
PERSONA, sino una PERSONA que tiene sus virtudes y sus defectos. Esta actitud
minimiza el malestar emocional y permite una mayor búsqueda de soluciones al
problema. Posiblemente encuentre las dificultades como retos que afrontar y movilice
todos los recursos disponibles.
Los problemas sexuales se deben a tres causas: físicas, psicológicas o a una
combinación de ambas. Pero la mayor parte de problemas se deben a causas
psicológicas en un 90%.
Entre las causas físicas tenemos las causadas por enfermedades, como por ejemplo
puede ser la diabetes que puede crear dificultades en la erección; por el efecto de
drogas, como puede ser el alcohol que puede producir dificultades en la erección o en el
orgasmo; el efecto de fármacos, como los antidepresivos que pueden dificultar la
llegada al orgasmo; o bien al efecto de los cambios producidos por la edad. Cualquier
afectación en el organismo puede crear dificultades sexuales. Es importante adaptarse a
los cambios corporales producidos y disfrutar al máximo de las posibilidades que
disponemos, aunque no sean todas la que queríamos.
Cuando decimos que una causa es mixta (física y psicológica) es que existe un
problema orgánico de base pero además una perturbación psicológica importante que
empeora más el problema y crea más dificultades de las existentes por organicidad.
Entre las causas psicológicas, la mayoría de las dificultades sexuales se deben
principalmente a una interrupción de pensamientos sexuales y/o una inadecuada
estimulación de los órganos genitales.
Así, muchas dificultades se deben a la interferencia de pensamientos negativos y no
sexuales como:
- pensamientos distractores: pensar en la cesta de la compra, en los horarios de los
trenes, en el trabajo, estar observando la pareja o a sí mismo. Estos pensamientos
pueden retardar o inhibir el orgasmo, hacer perder la erección, disminuir el deseo
sexual.
- pensamientos atemorizantes: pensar en un posible fracaso sexual o rechazo de la
pareja. Estos pensamientos pueden hacer perder la erección, eyacular precozmente,
contraer la musculatura vaginal (vaginismo), dolor sexual (dispareunia) tener
aversión al sexo, disminuir el deseo sexual.
- pensamientos culpabilizantes: pensar que se está haciendo algo malo y detestable,
y que merecemos ser castigados por ello. Obedecen a una moral establecida sobre
lo que está bien y lo que no. Estos pensamientos pueden hacer perder la erección,
disminuir el deseo sexual, vaginismo, aversión el sexo.
- pensamientos de hostilidad y rencor hacia la pareja que pueden disminuir el
deseo sexual, hacer perder la erección, retardar el orgasmo.
- pensamientos depresivos que puede hacer perder la erección, disminuir el deseo
sexual.
Todos estos pensamientos no sexuales, de un u otro tipo, inhiben o interfieren en la
respuesta sexual creando así dificultades.
En algunos casos pueden resultar útiles o prácticos estos pensamientos, como pensar en
los horarios de tren, contar ovejas, si nuestro propósito es durar mucho durante la
penetración y no eyacular prematuramente.
Si bien estas soluciones son muy prácticas a corto plazo, restan mucho placer y
satisfacción durante la penetración y a largo plazo son frustrantes y nada aconsejables.
Además, detrás de estas prácticas muchas veces se esconden temores irracionales de
fracaso y rechazo.
Otra de las vías por la que se crean dificultades es por una mala manipulación de los
órganos genitales. Así, muchas mujeres con dificultad para llegar al orgasmo se deben a
una escasa o mala manipulación del clítoris por parte de ella o de la pareja, principal vía
para llegar al orgasmo, y una excesiva atención sobre la penetración que suele producir
una estimulación indirecta del clítoris no siendo suficiente para muchas mujeres.
Si una persona se estimula centrándose únicamente en pensamientos sexuales y recibe
una adecuada estimulación, rara vez tiene dificultades sexuales a no ser que sean físicas
u orgánicas, y la persona suele llegar al orgasmo (u orgasmos) sin problemas.
Los principales problemas que se observan se clasifican en cuatro bloques:
- Problemas de deseo sexual: deseo sexual inhibido y aversión al sexo en ambos
sexos.
- Problemas de excitación: problemas de erección en el hombre, y de lubricación en
la mujer.
- Problemas de orgasmo: eyaculación precoz y retardada en el hombre, y
anorgasmia en la mujer.
- Problemas de dolor: vaginismo y dispareunia en la mujer.
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