CAPITULO 4: TRAUMA TORACICO El trauma ha sido tratado en muchos documentos medicos que se extienden desde el origen de la historia médica escrita. Gran parte de la historia del trauma torácico se relaciona con lesiones militares; cada conflicto armado ha dejado un nuevo legado de conocimientos. El trauma cardiotorácico es responsable de más del 25% de las muertes por trauma y contribuye a la muerte como factor asociado en otro 25%. De las lesiones torácicas aproximadamente 90% corresponden a trauma cerrado y el 70%-85% al trauma penetrante y pueden ser manejadas sin cirugía. Para lesiones por arma cortopunzante (ACP) la mortalidad varía del 3-10% y para lesiones por proyectil de arma de fuego (PAF) la mortalidad varía entre el 14 y 20%. Las lesiones en el trauma cerrado están asociadas con mecanismos de desaceleración, impacto directo y compresión MANEJO INICIAL El trauma torácico exige un proceso racional de toma de decisiones y un manejo priorizado de las lesiones. El 85% de las lesiones pueden manejarse con observación clínica,tubo de toracotomía, analgesia adecuada y soporte respiratorio. Es necesario individualizar el tratamiento que debe prodigarse en urgencias y el específico de las lesiones sufridas. En urgencias se debe efectuar una valoración inicial. Recursos necesarios 1. Equipo para canalización y administración de líquidos endovenosos (catéteres de diferentes tamaños 14, 16, 18, 20, 22, 24, equipo de macrogoteo, Lactato de Ringer, Solución salina 0.9%). 2. Apósitos estériles, tela adhesiva. 3. Equipo de bioseguridad (guantes, gafas, tapabocas, bata). 4. Equipo de vía aérea (cánulas oro y nasofaríngeas, equipo para intubación orotraqueal, tubos orotraqueales de diferentes tamaños, laringoscopio, máscara laríngea según los recursos disponibles, máscaras faciales simples y de no reinhalación con reservorio, dispositivo bolsa, válvula y máscara de adulto y niño, fuente de oxígeno, bajalenguas, equipo para cricotiroidotomía por punción, aspirador de secreciones, ventilador de transporte). 5. Analgésicos (ver guía analgesia y sedación). 6. Oxímetro de pulso. 7. Electrocardiógrafo. Revisión primaria y tratamiento El manejo inicial del paciente con trauma torácico debe consistir en: a) Revisión primaria. b) Resucitación de las funciones vitales. c) Revisión secundaria. d) Cuidados definitivos. Todo el enfoque del manejo inicial debe tener como característica la búsqueda de la reversión de la hipoxia, que es el principal evento fisiopatológico que se da en este tipo de traumas. Deben ser identificadas y manejadas en la revisión primaria aquellas lesiones que amenazan la vida del paciente de manera inmediata en un tiempo menor de una hora. Estas lesiones incluyen las siguientes: 1. Obstrucción de la vía aérea. 2. Neumotórax a tensión. 3. Tórax inestable. 4. Hemotórax masivo. 5. Taponamiento cardiaco El manejo inicial de estas lesiones que amenazan la vida requiere usualmente un adecuado examen físico. Exámenes de laboratorio y radiológicos no deben retrasar la intervención terapéutica. NEUMOTÓRAX A TENSIÓN Se presenta cuando la lesión que genera comunicación de la cavidad pleural con el exterior produce una válvula de una sola vía. La lesión puede estar ubicada en la pared torácica o en el pulmón. Esta situación produce colapso del pulmón afectado. Dentro de las causas del problema, el traumatismo, tanto abierto como cerrado, se constituyen en una de las principales causas de su presentación. En cualquier caso, el diagnóstico del neumotórax a tensión es un diagnóstico clínico, y ningún tipo de examen diagnóstico puede retardar el manejo del problema. Neumotórax a tensión. (Fuente:http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/images/enc y/fullsize/19589.jpg) 18 Manifestaciones clínicas Dolor torácico, falta de aire, dificultad respiratoria, taquicardia, hipotensión, desviación de la tráquea, ausencia unilateral del murmullo vesicular, distensión de las venas del cuello, cianosis. En el hemotórax masivo se presentan los mismos signos, pero la presencia de hiperresonancia a la percusión puede considerarse un hallazgo semiológico que orienta el diagnóstico. Manejo Una vez establecido el diagnóstico clínico, se debe realizar una descompresión inmediata, que busca revertir la fisiopatología del cuadro al disminuir la presión dentro de la cavidad pleural. El manejo se establece mediante la colocación de una aguja gruesa (calibre 12 - 14 F) en el segundo espacio intercostal, con línea medio clavicular en el lado afectado. El tratamiento definitivo, una vez superado el manejo inicial, corresponde a la colocación de un tubo de tórax en el quinto espacio intercostal, que permita la adecuada evacuación del aire. Es preciso mencionar que este manejo puede ser considerado inicial cuando las circunstancias de la atención y la experiencia de quien atiende el caso así lo permitan. Descompresión de un neumotórax a tensión. (Fuente:http://www.emsresponder.com/article/photos/1181143582 507_51_4.jpg) NEUMOTÓRAX ABIERTO Al permanecer abiertos grandes defectos de la pared torácica, dan como resultado un neumo abierto o lesión aspirante del tórax (entrada de aire y salida del mismo a través de la cavidad del tórax). Manifestaciones clinicas: . Dificultad respiratoria, herida soplante en tórax . Cianosis . Ausencia de ruidos respiratorios . Timpanismo TÓRAX INESTABLE Se presenta cuando un segmento de la pared torácica pierde la continuidad ósea con el resto de la caja torácica, situación generalmente asociada con la presencia de múltiples fracturas costales y que genera alteraciones importantes en la dinámica respiratoria normal. Sin embargo, es preciso anotar que la hipoxia presente es consecuencia del traumatismo del parénquima pulmonar que subyace lesionado. Al momento del examen físico de un paciente con traumatismos de la pared torácica y con tórax inestable, no siempre es evidente su presencia, aun con Rx de tórax que muestran las fracturas costales no es evidente la separación condrocostal. Manejo El manejo inicial incluye la ventilación adecuada, la administración de oxígeno húmedo y como pilar fundamental el manejo de analgesia adecuada, que facilite el segundo pilar del manejo, la terapia respiratoria, pues el dolor produce inmovilización torácica por dolor con hipoventilación, atelectasias y retención de secreciones. A pesar de lo anterior, no se puede perder de vista el hecho de que en algunos casos se requerirá manejo con ventilación mecánica y la principal indicación para esta conducta es la presencia de falla respiratoria, apoyada la toma de la decisión en el seguimiento de los gases arteriales, la frecuencia respiratoria y la mecánica respiratoria. En algunos casos fue utilizada la estabilización quirúrgica de la pared torácica, conducta que no mostró beneficios comparada con el manejo no quirúrgico. HEMOTÓRAX MASIVO El hemotórax masivo resulta de la acumulación de manera rápida de más de 1500 cc de sangre en la cavidad torácica. El evento fisiopatológico presente debido a la masiva acumulación de sangre en el tórax tiene que ver con el aumento de las presiones dentro de la cavidad torácica, con la subsiguiente compresión mecánica del mediastino que lo desvían produciendo la disminución del retorno venoso responsable de las manifestaciones clínicas de la entidad (distensión de las venas del cuello, hipotensión) asociadas con la severa pérdida sanguínea, responsable a su vez de las manifestaciones del choque hipovolémico presente en estos pacientes. Manejo: Ocluir la lesión con un vendaje estéril de tamaño suficiente para cubrir sus bordes, asegurando 3 lados con tela adhesiva (válvula de escape unidireccional o válvula de Heimlich), permitiendo la salida del aire, pero evitando la entrada del mismo a la cavidad torácica. Suministrar oxígeno. 19 de 200 cc por hora por tres horas ha sido aceptado como un valor adecuado que motiva la realización de la toracotomía de urgencia.(3,17) Al manejo indicado anteriormente se debe sumar la adecuada restauración de los líquidos endovenosos y de la volemia. Hemotórax masivo. (Fuente: http://www.shands.org/health/graphics/images/en/7047.jpg) Manejo El manejo inmediato de este tipo de lesiones se hace con el drenaje de la colección intrapleural mediante la inserción de un tubo de toracotomía. Cuando se drenan 1.500 cc o más de sangre, este paciente se considera candidato a cirugía y debe ser trasladado a sala de operaciones para una toracotomía inmediata. En algunos pacientes en los cuales el drenaje inicial ha sido menor de 1.500 cc se presentan eventos posteriores que terminan siendo indicación para toracotomía a través de la adecuada observación clínica del paciente. Básicamente el drenaje de más TAPONAMIENTO CARDIACO La causa más frecuente corresponde a las lesiones penetrantes, sin embargo, en casos de lesiones por trauma cerrado también puede encontrarse acumulación de sangre en la cavidad pericárdica. Dada la acumulación de sangre en el saco pericárdico, una cavidad, virtualmente inexpandible, se produce un aumento de la presión intracavitaria, lo que restringe el llenado ventricular diastólico y la perfusión coronaria. Los signos clásicos de taponamiento son ingurgitación venosa, hipotensión y velamiento de los ruidos cardiacos, que constituyen la denominada tríada de Beck que sólo se encuentra presente en el 30% - 65% de los casos. La liberación del taponamiento debe hacerse a través de toracotomía (pericardiotomía) y no de pericardiocentesis debido a la alta posibilidad de resultados positivos falsos y negativos falsos, además de lesiones iatrogénicas secundarias. La toracotomía sólo debe ser realizada en presencia de un cirujano calificado y con experiencia 20 21 TRAUMA PRECORDIAL: El área precordial involucra el área contenida desde el borde inferior de las clavículas en ambos hemitórax (línea medioclavicular) hasta el reborde costal inferior. Se define como inestable hemodinamicamente aquel paciente con tensión arterial sistólica por debajo de 90mmHg Paciente inestable hemodinamicamente: Traslado de inmediato a cirugía Paciente Estable: A. Herida por arma cortopunzante: Explórela para determinar trayecto penetración. Una herida que fracture el esternón, se considera penetrante. Herida que compromete el plano de la fascia de los músculos intercostales, se considera penetrante. Debe ser explorada por médico de planta entrenado, residente o profesor de cirugía. Nunca 22 debe ser explorada por el interno o por el estudiante sin compañía. mismo esquema anteriormente descrito de validación con ventana pericárdica. Si la herida no penetra: Lavado exhaustivo, sutura, prevención contra el tétanos y salida. Si la herida penetra: Radiografía de tórax postero anterior. Ecocardiograma subxifoideo. Ventana pericárdica. Se ha iniciado un estudio en el HUV para validar la ecografía como único elemento diagnóstico Cuando se trate de pacientes con trauma cerrado torácico que se encuentran en paro cardiorrespiratorio con actividad eléctrica sin pulso, o en condición agónica (sin TA perceptible, esfuerzo respiratorio presente), se sugiere no intervenir dada la baja probabilidad de supervivencia. Si el ecocardiograma es positivo: Cirugía (Toracotomía). Considerar previa ventana pericárdica. Ecocardiograma negativo: Validación con ventana pericárdica. Hoy en día la mayoría de las escuelas, solo solicitan ecocardiograma. En nuestra escuela se ha adoptado esta secuencia hasta ganar suficiente experiencia en ecografía. B. Herida por arma de fuego o por almarada: Se asume que son penetrantes. No se exploran. Se procede a ecocardiograma con el Herida precordial por arma cortopunzante. (Fuente: Marcelo Miranda) TRAUMA PRECORDIAL TRAUMA PRECORDIAL INESTABLE CIRUGÍA ESTABLE ECO SUBXIFOIDEA VALIDADA CON VENTANA PERICARDICA MORIBUNDO ó en paro cardiorrespiratorio con trauma cerrado AGÓNICO con trauma penetrante ¿NO INTERVENIR? INTERVENIR (Toracotomía de resucitación) REFERENCIAS: Sánchez, Liliana. Trauma de tórax. GUÍAS BÁSICAS DE ATENCIÓN MÉDICA PREHOSPITALARIA. Quintero, Laureano. Herrera, Alain. Trauma de tórax. In: Quintero Laureano. Trauma abordaje inicial en los servicios de urgencias. 4ª Edición. Cali: Publicaciones Salamandra; 2008. pág. 203-230 Quintero, Laureano. Pautas generales de intervención. In: Quintero Laureano. Trauma abordaje inicial en los servicios de urgencias. 4ª Edición. Cali: Publicaciones Salamandra; 2008. pág. 15-19 23