IB2.t1

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El final del la historiografía bíblica. La destrucción del Templo y sus consecuencias. Diáspora
babilónica y diáspora egipcia. La vuelta de los deportados de Babilonia y la nueva situación en
los territorios del antiguo Israel.
Las calamidades que cayeron sobre Judá en 587 a.C., cuando Nabucodonosor de Babilonia
sofocó la rebelión de Sedecías y destruyó Jerusalem están relatadas concisa pero vivamente en
los siguientes pasajes:
2Re 25:7-21
Jr 39, 1-10 y 52, 1-16
La ejecución de los hijos de Sedecías ante sus ojos, su propia ceguera y prisión, el incendio del
Templo, la ejecución de los oficiales del Templo, comandantes militares y nobles, y, finalmente,
el exilio de los supervivientes.
Tras ello, Nabucodonosor nombró gobernador a Godolías, que estableció su centro
administrativo en Mizpah. Aunque el alcance de la autoridad de Godolías no está indicada,
parece haber una cierta esperanza de paz y de recuperación económica bajo su liderazgo 1.
Leve esperanza que se desvaneció con el asesinato de Godolías y el traslado de sus partidarios
y otros a Egipto. Así, además de la destrucción del Jerusalem y el exilio de sus líderes a
Babilonia, la nación fué también debilitada por la diáspora hacia Egipto 2.
El número de los deportados.- En represalia por el asesinato de Godolías, los babilonios
deportaron más judíos a babilonia. Según Jeremías, 745 personas fueron deportadas en 582
a.C.. El mismo Jeremías nos dice que previamente 832 habían sido deportados en el 587 a.C. y
3.023 en 597 a.C., cuando el rey Joaquín fue vencido3.
Hay algunas cosas sorprendentes en las cifras de Jeremías. En primer lugar, que el número de
deportados a Babilonia con ocasión del asesinato de Godolías no es mucho menor que el de
los llevados al exilio en la destrucción de Jerusalem, sólo 87 menos. En segundo lugar, el
número de deportados en el exilio del 587 a.C. no es tampoco muy grande (832); y por último,
ninguna de esas deportaciones es mayor que el exilio del 598 a.C. Del total de deportados
(4.600), prácticamente dos tercios (3.023) fueron al exilio con el deportado rey Joaquín en el
598 a.C.
No se dan cifras en 2Re para el número de deportados en el 587 a.C., y no se hace referencia
a una deportación subsiguiente al asesinato de Godolías. Se dan cifras, sin embargo, para la
primera deportación bajo Joaquín. Según 2Re 24,14 las personas exiliadas en ese momento
fueron 10.000 (de las cuales 7.000 soldados y 1.000 artesanos y herreros). El número excede
ampliamente la cifra dada por Jeremías.
1
Sobre las dimensiones económicas del gobierno de Godolías, conviene examinar Jr 40,10b y 11-12:
...Vosotros recoged el vino, la fruta y el aceite, y colocadlo en vuestros recipientes y habitad en las
ciudades que habéis ocupado"; (11) Asimismo, todos los judíos que estaban en Moab y entre los
ammonitas y en Edom, y quienes en cualquier región tuvieron noticia de que el rey de Babilonia había
permitido un residuo a Judá y que había puesto a su frente a Godolías, hijo de Ajiqam, hijo de Safán (12)
regresaron todos esos judíos de los lugares donde estaban dispersos y vinieron a la tierra de Judá, cerca
de Godolías, en Mispá, y recolectaron vino y frutas en muy gran cantidad.. Algunos autores, como J.N.
Graham, utilizando impresiones de sellos (incluído un sello de "Guedalyah, que está sobre /encargado/ de
la casa/hacienda") y otros datos arqueológicos, sostienen que Godolías fue nombrado gobernador para
gestionar un sistema agrario estatal que generase tributos para el rey de Babilonia y que contribuyese
también al bienestar local, o al menos a su supervivencia. Se arguye además que los "viñadores y
agricultores" de 2Re 25,12 y Jr 52,16 son términos genéricos o técnicos para los que quedaban en servicio
obligatorio en las haciendas del estado. Vid. J.N. Graham, "Vinedressers and plowmen", BA 47 (1984),
pp. 55-58.
2
2 Re 25,22-26; Jr 40, 1-44-30
3
Jr 52, 28-30
1
La falta de cifras específicas en 2Re para el exilio del 587 a.C. no es sorprendente si el autor lo
que quería era enfatizar la destrucción de la ciudad y su Templo y el destino de los
supervivientes. Pero una cosa está clara: tanto para el autor de 2Re como para el editor de
Jeremías, el exilio comenzó en el 597 a.C., cuando Nabucodonosor destituyó y prendió al rey
Joaquín y nombró en su lugar a Sedecías como rey marioneta.
Tampoco debiera sorprender que las últimas frases de 2Re se refieran al rey Joaquín. Allí se
lee que en el año 37 de su exilio (es decir, el 561 a.C.) el rey fue liberado de prisión y tuvo una
posición en el entorno del rey babilonio Evil-Merodak (Amel-Marduk en los textos asirios)4.
Cabía preguntarse por qué ello es importante para los escritores bíblicos: tal vez por una latente
esperanza de restauración de la dinastía davídica , cuya divina elección tuvo un papel tan
importante en su teología e historia., que descansaba en la figura de Joaquín y no en la de
Sedecías. Sedecías había sido nombrado rey por los babilonios sólo después de haber tomado
como rehén a Joaquín, y su reinado fue visto como solamente temporal. En cambio, Joaquín
era considerado por muchos en Jerusalem como el rey legítimo, como muestra el oráculo del
profeta Hanaías ben Azzur de Gibeón5, en contra del propio Jeremías 6. En Babilonia, Joaquín
fue considerado como el monarca judaita exiliado, tanto antes como después de la deportación
del 587 a.C. Y no parece accidental que el líder de la primera oleada de judíos exiliados que
vuelven a Jerusalem fuera el hijo de Joaquín, Sesbassar, ni que el constructor del nuevo
Templo fuera su nieto, Zorobabel.
Resumiendo, y según los editores de 2Re y Jeremías, el exilio judaita a Babilonia comenzó en
el 597a.C., cuando el rey Joaquín fue tomado como rehén por Nabucodonosor. Ésa fue la
primera y más numerosa de las deportaciones; una segunda deportación tuvo lugar en el
momento de la destrucción de Jerusalem en el 587 a.C., y una tercera como represalia por el
asesinato de Godolías en el 582 7.
El libro de las Crónicas nos presenta una imagen diferente: solamente una deportación, en el
momento de la destrucción de Jerusalem en el 587 a.C., y se nos dice muy poco acerca de
ello8. Aunque el cronista recoge la deportación de Joaquín9 no asocia el comienzo del exilio
nacional con ese acontecimiento. En cambio, el cronista indica que "le hizo conducir a
Babilonia con los objetos preciosos de la casa de Yahveh". Es el traslado de esos objetos lo que
importa al cronista, y no el traslado de la gente.
Lo que se encuentra en 2Cr es un simplificado relato de lo que el historiador consideraba
importante. El Templo, su plano, construcción, ajuar, administración y servicio, es de
importancia capital a lo largo de la historia del cronista. En Esdras (1-6), una continuación de la
narración de 2Cr 36, el cronista contempla el retorno de las vasijas del Templo al final del Exilio
como un lazo importante para establecer continuidad entre el culto del Primer y Segundo
Templos10. Para el cronista, cuando los judíos vuelven del exilio, no traen un rey para restaurar
el anterior orden político, sino los utensilios del Templo para continuar el orden cúltico de
antiguos tiempos.
Igualmente importante para el cronista es su proclama de que el exilio trajo una desolación y
yermo de la tierra, como tomando su propio sabático11. Esta condición de la tierra parece
derivarse de una tradición conservada en el Código de Santidad (Lev 26, 1-39), que establece
como castigo de la idolatría el exilio a una tierra extranjera y el yermo del país: Y a vosotros os
desparramaré por las naciones y desevainaré la espada tras de vosotros; vuestra tierra
4
2Re 25,27-30; Jr 52, 31-34
Jr 28, 1-4
6
Jr 22, 24-30. Vid en este tema M. Noth, "The Jerusalem Catastrophe of 587 B.C. and Its Significance
for Israel", en The Laws in the Pentateuch and other Studies, Edimburgh, 1966, pp. 260-280, esp. pp.
265-280.
7
Jr 52,30
8
2Cr 36, 20-21
9
2Cr 36,10
10
Es 1,7-11; 5, 14-15; 6,5. Vid P.R. Ackroyd, "The Temple vessels-A Continuity Theme", en Studies in
the Religion of Ancient Israel, VT supp. 23. Brill 1972, pp. 166-181
11
2Cr 36,21
5
2
quedará asolada y vuestras ciudades reducidas a escombros. Entonces la tierra se resarcirá de
sus sábados todo el tiempo que dure la desolación y mientras vosotros estéis en el país de
vuestros enemigos... 12. El Cronista usa también la profecía de Jeremías de un exilio de 70
años13, no solamente para indicar que ésa será la duración del exilio, sino para subrayar que la
tierra tendrá un deduplicado descanso sabático (diez veces siete)14. Si el número 70 es
importante, se ha de empezar a contar en algún momento. El cronista escoge empezar con la
destrucción de Jerusalem en el 587 a.C., y no la cautividad de Joaquín en el 597 a.C.15
El relato del cronista acerca del exilio parece haberse modelado a base de sus preocupaciones
editoriales. Es por lo tanto mucho menos útil para la reconstrucción histórica que las tradiciones
de 2Re y Jeremías, especialmente cuando 2Cr está en desacuerdo con esas dos fuentes. Lo
que parece cierto es que el exilio de Babilonia empezó antes de la destrucción de Jerusalem en
el 587 a.C., y que cuando los deportados en esa ocasión llegan a Babilonia se encuentran con
una comunidad judía ya establecida, con sus propias estructuras sociales,"junto a los ríos de
Babilonia".
Incluso antes, a finales del s. VIII a.C., exiliados de la israelita Samaria habían sido asentados
por los asirios en Siria occidental, Mesopotamia y Media16. Los anales de Sargón II indican una
deportación, asentamiento y reclutamiento militar forzoso de unos 27.000 israelitas 17 La
predicación de Ezequiel parece mostrar que no todas esas comunidades habían sido
asimiladas por culturas paganas; gran parte de ese libro bíblico se ocupa de la reunificación de
las ramas israelita y judaita de la nación después de la destrucción de Jerusalem en el 587 a.C.
Algunos pasajes de Ezequiel parecen estar dirigidos a comunidades israelitas en el exilio. Los
judíos de la colonia militar de Elefantina en Egipto pudieran haber sido también de origen
israelita.
Así que, mientras podemos datar el exilio a Babilonia a partir del 597 a.C., ese acontecimiento
no es sino parte de un proceso de asentamientos israelitas y judaitas en Mesopotamia y
Babilonia que había empezado antes y que continuaría. No todo Israel fue deportado, ni todos
los descendientes de los deportados volvieron. Así comienzan a ser los judíos un pueblo tanto
en su país como en la diáspora.
La vida judía en Babilonia
Las palabras del Salmo 137 se han convertido en un cliché que expresa la melancolía de los
exiliados de Babilonia. Ello no puede sorprender, porque el salmo es un poema de gran
belleza, en el que se mezcla el quejumbroso lirismo con la frustación, con la nostalgia y con la
lealtad (si te olvidara, Jerusalem...). Ciertamente, puede expresar una parte de la experiencia
del exilio para muchos deportados. Pero no expresa todo lo que sabemos acerca del exilio de
Babilonia ni debe ser tomado como característica de la experiencia del exilio en su conjunto. Un
texto más representativo de la vida social y económica "junto a los ríos de Babilonia" es el de la
carta enviada por Jeremías a los deportados después del 597 a.C.: Construid casas y
habitadlas, plantad huertos y comed su fruto... procurad la prosperidad de la tierra adonde os he
deportado y rogad por ella a Yahveh, porque de su prosperidad dependerá la vuestra..." 18. Así
parece ser como marcharon las cosas, y no sólo porque lo recomendara el profeta.
12
Lv 26, 33-34
Jr 25, 11; 29,10
14
2Cr 36,21
15
El Cronista es seguido en esta interpretación por el autor de IEsdras, que cita solamente una deportación
en el momento de la destrucción de Jerusalem, con referencia al traslado de los vasos sagrados del
Templo y sin referencia al exilio de Sedecías (IEs 1, 52-58). Josefo, escribiendo en un tiempo posterior y
amalgamando todas las tradiciones bíblicas, incluyendo IEsdras, da los tres exilios de 2Re y Jr (en
Antigüedades, 10.101, 149-150, 181-182) e incluye una deportación más, no mencionada en la biblia: el
traslado de 3.000 judaitas a Babilonia con ocasión de la muerte de Joaquim y la ascensión de Joaquín
(Ant, 10, 98).
16
2Re 15,29; 17,6; !Cr 5,26
17
Hay varios textos de Sargón II que se refieren a esa deportación. vid ANET, pp. 284-285
18
Jr, 29, 5-7
13
3
Aunque nuestro conocimiento de la vida judía en Babilonia es fragmentaria, podemos no
obstante componer una imagen general de la situación a partir de alusiones en los textos
bíblicos contemporáneos, en los textos bíblicos posteriores y en fuentes extrabíblicas.
Con la excepción de algunos miembros de la familia real y la aristocracia, el pueblo no vivió "en
cautividad". Fueron asentados en tierras en las que fueron libres, como dice Jeremías, "para
construir casas y plantar, etc". Su status no les permitía probablemente ser propietarios de
tierras, y con mayor seguridad fueron aparceros en terrenos estatales. Sabemos que algunos
judíos fueron establecidos junto al "río Kebar"19, un canal de irrigación del Eufrates (en acadio
nâru kabari) que fluye a través de Nippur. Un asentamiento judío junto al Kebar era conocido
como Tel-Abib20; si este lugar fuera ya entonces un "tel" , puede ser evidencia de que los
babilonios asentaron a los judíos deportados cerca o en emplazamientos de antiguas ciudades
abandonadas, quizás como parte de un programa para desarrollar tierrar inutilizadas. En esa
dirección abundan las noticias de que otros exiliados estaban asentados en lugares como TelMelah y Tel Harsha21. Otros lugares de asentamiento judío mencionados específicamente por
su nombre son Querub, Addan/Addon, Immer22 y Casifia23. No se conoce la localización de
esas ciudades. Algunos judíos fueron probablemente reclutados también para el servicio militar
y otros servicios imperiales, como era costumbre tanto de los asirios como de los babilonios en
sus relaciones con los deportados.
También hay noticias de la existencia de judíos en la región del naru kabari en una serie de
documentos descubiertos en las excavaciones en Nippur. Se trata de los llamados "textos de
Murashu", que contienen los registros de una gran firma babilonia de banqueros. Copias de
contratos hechos por judíos y otros documentos que se relacionan con ellos atestiguan la
existencia de comunidades judías en 28 asentamientos del área de Nippur. Aunque datan del
periodo persa (s. V a.C.), estos registros indican que los judíos habían prosperado en la
agricultura, en el comercio y en la banca durante el siglo posterior a su asentamiento en la
zona. No parece haber discriminación contra los judíos a pesar del hecho de ser descendientes
de extranjeros. Los judíos hacen el mismo tipo de contratos y al mismo tipo de interés que
otros. Varios judíos aparecen con posiciones de prestigio, uno en la propia firma Murashu, otro
en el servicio del gobierno. Un judío ostenta un cargo militar, por el que estaba obligado a dar
servicios en el ejército o a proporcionar un sustituto24.
También hay indicaciones de que algunos judíos del exilio acumularon riquezas, como se infiere
de Es 1,5-6 y 2, 68-69, que habla de contribuciones en oro, plata y materiales preciosos para la
reconstrucción del Templo de Jerusalem. En Es 2,65 se mencionan esclavos y esclavas que
volvieron a Jerusalem con sus amos judíos. No solamente les estaba permitido a los judíos
tener esclavos, sino que eran económicamente capaces de tenerlos.
El rey Joaquin
El líder reconocido de la comunidad judía durante el exilio en babilonia fue el monarca davídico
Yehoyaquin/ Joaquin. Aunque su liderazgo era sólo titular, no deja de ser significativo. Desde el
comienzo de su cautividad en el 597 a.C. hubo una cierta expectativa de su restauración en el
poder, por más que el profeta Jeremías aconsejase contra un ingenuo optimismo en ese
aspecto 25. Ezequiel mostraba su propia lealtad al rey cautivo datando los acontecimientos
desde el año 597 a.C. y expresando su esperanza de que la familia de Joaquin volviera a
gobernar a su pueblo en su tierra natal26.
19
Ez 1, 1-3; 3, 15,23
Ez 3,15
21
Es 2,59
22
Es 2, 59 y Ne 7,61
23
Es 8,17
24
Sobre los textos de Murashu: Elias J. Bickerman, "The Babilonian Captivity", en CHJ , vol I, pp. 345348; Michael D. Coogan, "Life in the Diaspora: Jwes at Nippur in the Fith Century", BA 37 (1974), pp. 612
25
Jr 28-29
26
Ez 34, 20-31; 37, 24-28
20
4
Además de los textos bíblicos, dos grupos de datos epigráficos pueden ilustrar sobre el status
de Joaquin en el exilio. En primer lugar, una serie de improntas de sellos encontrados en un
amplio espacio de Judá que llevan la inscripción "de (perteneciente a) Elyakim, servidor de
Yaukin"; y en segundo lugar, un documento de los archivos oficiales de Babilonia que lista
raciones de víveres que habían de suministrarse desde los almacenes reales al rey Yaukin de
Judá, sus cinco hijos y otros oficiales judaitas. William F. Albright, el descubridor del primero de
los sellos "Yaukin", en Tel Beit Mirsim, sugiere que Elyakim era el administrador judaita de las
propiedades reales de Joaquin27 . Sin embargo, recientemente otros autores han cuestionado
esta identificación. Para Albright, el rey marioneta Sedecías nombrado por los babilonios habría
decidido no confiscar las propiedades de Joaquín, porque estaba inseguro en cuanto a la
restauración de Joaquín y a su propia posición. En cuanto al significado de las raciones
asignadas a Joaquín en los archivos babilonios, Albright dice: "Sabemos ahora que Joaquin no
sólo era el rey legítimo de los exiliados judíos en Babilonia desde su propio punto de vista;
también era visto por los babilonios como el legítimo rey de Judá, al que mantenían en reserva
para una posible restauración al poder si las circunstancias parecían favorecerlo"28.
Joaquin fue liberado de prisión en el 561 a.C. por el sucesor de Nabucodonosor, Amel-Marduk,
y desde entonces recibió provisiones por concesión real29. Así, el rey exiliado y su familia
disfrutaron de una cierta libertad en Babilonia. Ello no resultó, sin embargo, en la restauración
de Joaquín en el poder en su país. No sabemos qué propició la liberación de Joaquín, y lo único
que puede conjeturarse es alguna conexión con políticas internas babilónicas. Todo lo que
sabemos es que Joaquín pasó el resto de su vida en Babilonia como cabeza reconocida de la
comunidad judía exiliada.
El liderazgo comunal judío en Babilonia parece haber estado en manos de oficiales conocidos
como "ancianos" 30. Textos relativos al retorno a jerusalem mencionan también "cabezas de
familia"31. La familia era aparentemente la unidad básica de organización social en Babilonia.
Es discutible que las familias conservasen los estrictos registros genealógicos indicados en
Esdras 2 y Nehemías 7; un grupo de sacerdotes es reprendido (y posteriormente desafectado
por no haberlo hecho así32). Las listas genealógicas de Esdras 2,8 y Nehemías 7, 11-12
muestran un profundo interés en las familias de los órdenes cúlticos, es decir, sacerdotes,
levitas, netinim (servidores del Templo), y un grupo conocido como "los sirvientes de los hijos
de Salomón". Un pasaje en Esdras 8, 15-20 indica que había concentraciones de esas familias
en sitios concretos (levitas y netinim "del lugar -makom- Casiphia").
La cuestión de un Templo en Babilonia
La mención a Casiphia suscita la cuestión de las actividades cúlticas o religiosas entre los
exiliados de Babilonia. A través de los papiros de Elefantina sabemos que existía un Templo en
egipto, en Elefantina (Yeb) durante el siglo V a.C.33. Josefo menciona otro templo judío en
Leontópolis en el periodo helenístico34, y de un templo Samaritano en el monte Guerizim 35.
También durante el periodo helenístico fue probablemente construido un templo judío en el
centro de los Tobiad en Transjordania36.
27
W.F. Albright, "The Seal of Eliakim and the Latest Preexilic History of Juda", JBL 51 (1932), pp. 77106
28
W.F. Albright, "King Jehoyahim in Exile", BA 5 (1942), p. 54
29
En este punto coinciden 2Re 25, 27-30 y los archivos cuneiformes babilónicos
30
Los "ancianos" de Jr 29,1 y Ez 8,1; 14,1 ; en Ez 20, 1 "ancianos de Israel"
31
Es 2,68; 8,1
32
Es 2, 59-63; Ne 7, 61-65)
33
B. Porten, "Aramaic Papyri and Documents: A new Look", BA 42 (1979), pp. 74-104. Del mismo, "The
Jews in Egypt", en CHJ , vol 1, pp. 372-400
34
Antigüedades, 12, 388 ss. 63-73
35
Antigüedades, 11. 302.347
36
Paul W. Lapp, "The Second and Third Campains at 'Araq el-Emir", BASOR 171 (1963), pp. 8-38; "The
Qasr al-Abd: a Proposed Reconstruction", BASOR 171 (1963), pp.26-27
5
La restricción deuteronómica de santuarios múltiples y el mandamiento de peregrinar y practicar
ritos y cultos en un solo lugar (Dt 12) podría ser interpretado como referido al culto en el país de
Canaán, no fuera de él. Ello dejaría abierta la cuestión del culto en la diáspora.
Así, a la cuestión de si hubo un santuario en Babilonia, las opiniones están divididas, con cierta
mayoría de los que lo niegan. Éstos se basan sobre todo en la ausencia de referencias
específicas a ese santuario y a la dificultad que los judíos habrían encontrado para su
construcción. Pero otros arguyen que la ausencia de noticias no es noticia de ausencia, y que
de todas formas las fuentes literarias son escasas no sólo en este punto; además, no serían
tantas las dificultades para la erección de un modesto santuario. La posible existencia de un
templo judío en Babilonia fue sugerida principalmente por Peter R. Ackroyd, que aduce dos
pasajes bíblicos que pudieran implicar esa conclusión: uno es el pasaje de Esdras citado, que
se refiere a la concentración de levitas y netinim en Casiphia, a la que Esdras (8,17) se refiere
dos veces como "el maqom Casiphia". En hebreo bíblico, maqom a veces se refiere
sinmplemente a "un lugar"; pero es frecuentemente usado en el sentido técnico de "lugar santo"
o "santuario", el "lugar" por excelencia. El otro texto es Ezequiel 11,16, que dice:" ...he venido a
servir para ellos de santuario (miqdash) por breve tiempo en los países donde han emigrado".
Pero esto podría interpretarse como que el propio Dios era un santuario para el pueblo en el
exilio, y que la divina presencia era sufiente o mejor que un santuario.
Se ha argumentado a veces que la sinagoga como sustituto del templo tiene su origen en este
periodo. Desde luego no hay evidencia de ello, y la cuestión sigue siendo debatida. Parte de la
dificultad de consenso procede de la diversa consideración de qué se quiere mencionar con
"sinagoga", si la institución conocida en tiempos posteriores con sus claramente definidas
funciones de lectura de la lay y oraciones, o simplemente un lugar de reunión para actividades
comunales. Sea como fuere, los orígenes de la sinagoga siguen sin estar claros. Ni lo está el
que su finalidad original, funcionalmente hablando, fuera proporcionar un lugar de culto para los
que no tenían templo o para los que no podían acudir a él. Se sabe que había sinagogas en
Jerusalem durante el periodo romano antes de la destrucción del Templo, y tales sinagogas no
tenían necesidad de ser sustitutos del Templo, que aún estaba en pie.
La cuestión de cómo y dónde los judíos cubrieron sus necesidades de culto en Babilonia debe
contemplarse en el contexto del carácter comunal de la oración judía. La oración se puede
ofrecer en soledad, como era el caso de Daniel en Babilonia, que oraba tres veces en su
habitación, de cara a una ventana abierta que miraba a Jerusalem37. Pero la oración en Israel
está enraizada en el culto comunitario, aunque en nombre de las oraciones de Daniel son tres
las estandarizadas como diarias en el culto del judaísmo (acción de gracias, petición y súplica).
Otra experiencia compartida son los ritos del ayuno. El ayuno comunitario, como la oración
comunitaria, inculca el hábito de la observancia, determina los días apropiados para el ayuno y
otros extremos (de qué privarse, oraciones penitenciales, forma de vestir, etc). Se nos dice en
Zacarías 7, 1-6 que era costumbre durante los setenta años del exilio ayunar el quinto y el
séptimo mes, es decir, en el mes en que el Templo había sido quemado y en el mes en que
Godolías había sido asesinado. Hay otra serie de ayunos catalogados en Zacarías 8, 18-19.
Si los judíos observaban esos ayunos, debían tener algún lugar donde reunirse. Ester 4,16
indica que el ayuno era un fenómeno comunal enre los judíos del exilio: "Ve y congrega a todos
los judíos que se hallan en Susa y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis por espacio de tres
días, día y noche...". Pero no era necesario ni un templo ni una casa pública de oración para
esos propósitos. Un lugar abierto con sitio suficiente pudo ser bastante. El "lugar" Casiphia, con
su concentración de levitas y servidores del Templo, expertos en liturgia, pudo haber sido uno
de esos sitios, aunque no el único. El Salmo 137 habla de ritos de duelo junto a los canales de
Babilonia. Ezequiel 1,1- 3,15 menciona las orillas del naru kabari como el lugar de las "visiones
de Dios", lo que sería apropiado si era un lugar de culto comunitario. Otros textos que tienen
que ver con la diáspora del periodo greco-romano atestiguan la existencia de lugares públicos
de oración en las orillas o cerca de los ríos. Uno de esos testimonios procede del Nuevo
Testamento, en el relato de Pablo en Filipos (Macedonia): "... Y nos detuvimos en esa ciudad
durante algunos días. Y al llegar el día del sábado, salimos fuera de la ciudad a la orilla de una
corriente, donde pensábamos que había un lugar de oración..."38.
37
38
Dn 6, 10-11
Hechos, 16, 12-13
6
Así, puede pensarse que hubiera lugares de reunión donde se llevasen a cabo rituales
religiosos, pero no está claro que hubiera edificios asociados con esos lugares, ni que si los
hubiera pudieran ser considerados sinagogas o templos.
La asimilación
Parece razonable asumir que no todos los judíos permanecieron fieles a la religión de sus
padres y que algunos fueron asimilados por lacultura babilónica. Pero no tenemos información
directa de ello. Sabemos que Ezequiel estaba preocupado con los judíos que adoptaban cultos
babilonios39. Pero su preocupación está dirigida a la situación en el hogar judío más que en el
exilio. Los oráculos del Deutero-Isaías contra la idolatría40 están pronunciados en un contexto
de desprecio hacia el paganismo más de que reprensión de los judíos por las prácticas que
hubieran podido adoptar. Pero la aracción de los ídolos fue, y siguió siendo, un problema para
los líderes espirituales en la diáspora judía, como puede observarse en escritos tardíos
(apócrifos)41. Sabemos además que algunos judíos adoptaron nombres babilonios. otros, aun
usando nombres hebreo-arameos, reemplazaron el más tradicional elemento -yahu por el más
general -el42. Esto indica un cierto grado de asimilación, pero un abandono de la raligión
tradicional judía.
Algunos miembros de la casa de Joaquín tenían nombres babilonios tal vez como deferencia a
sus patronos reales. Nahman Avigad publicó un sello de un judío con nombre tradicional, pero
cuyo padre llevaba un nombre babilonio, reflejando tal vez la renovación de las aspiraciones
nacionales entre los judíos de Babilonia de la segunda generación del exilio, de lo que también
dan testimonio los oráculos del Deutero-Isaías43.
En resumen, los judíos deportados fueron asentados en Babilonia como aparceros de terrenos
estatales en áreas subdesarrolladas. Como tales, estarían en contacto con otras minorías
étnicas en la región mesopotámico-babilónica, incluyendo algunas comunidades judías
anteriormente establecidas. Con excepción de algunos miembros de la familia real, los
judahitas no fueron hechos prisioneros o mantenidos como cautivos. Fueron libres para
ocuparse en la agricultura y el comercio y acumular riqueza, aunque en modesta escala. No
fueron presionados para abandonar sus modos tradicionales de organización social. El rey
prisionero, y más tarde liberado, Joaquin, era su cabeza titular, aunque de hecho el liderazgo
estuviera en manos de ancianos o cabezas de familia. Su vida corporativa incluía observancias
religiosas de oración y ayunos. No tenemos evidencia de que erigieran edificios para esas
oportunidades, aunque no es imposible que lo hicieran. Algunos judíos fueron asimilados por la
cultura babilónica. Otros no, y cuando se presentó la oportunidad, algunas familias judías
volvieron para reconstruir la vida nacional en su lugar de origen. Muchos, sin embargo,
permanecieron en Babilonia, donde la diáspora judía continuó como un importante fenómeno
cultural durante casi dos milenios.
39
Ez 8,14
Is 44, 9-17; 46, 1-13
41
Sabiduria de Salomón, 13-15, Carta de Jeremías, etc.
42
Vid CHJ, vol. 1 , pp.355-357, y Coogan. cit., pp. 11-12
43
N.Avigad, "Seals of Exiles", IEJ 15 (1965), pp. 228-230
40
7
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