Conciliación de la vida familiar y laboral

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Conciliación de la vida familiar
ALEJANDRO FEIJÓO
El Instituto de la Mujer ha publicado un Estudio sobre Conciliación de la vida familiar y
laboral que recoge las dificultades de trabajar y tener familia.
Tener familia y trabajo es muy complicado. Al menos al mismo tiempo. Es una opinión expresada por algo
más de la mitad de las mujeres encuestadas en este estudio, realizado entre 4.000 personas de ambos
sexos en edad laboral y en 800 empresas, de las cuales 200 presentan una alta presencia femenina.
Aunque esto no suena a nada nuevo sí aparece como relevante el hecho de que el 65% de los
encuestados esté tan preocupado por el tema de la conciliación que estarían dispuestos a pagar más
impuestos a cambio de una mejora de los recursos de apoyo.
Barreras de género
Los roles históricos sexuales siguen siendo claros: cuando se pregunta a los trabajadores qué factores
son determinantes a la hora de escoger un empleo, un 20,7% de las mujeres valoran su compatibilidad
con las responsabilidades familiares, algo que resulta importante para solo 9 de cada 100 trabajadores
varones. El prestigio laboral, pues, parece seguir siendo cosa de hombres: solo un 1,5% de este sector
hizo uso de la baja por paternidad.
Las mujeres trabajadoras dedican algo más de tres horas a las tareas del hogar, mientras que los
hombres en la misma situación reducen este tiempo a la mitad. Un ejemplo parecido lo encontramos
respecto al tiempo que los progenitores destinan a los hijos. Estos factores determinan que 63,9% de los
hombres y el 56,8 de las mujeres crean que la dificultad de conciliar deteriora la educación de los hijos.
Embarazos y competitividad
Un 42,6% de los responsables de las empresas consultadas afirman que las mujeres con cargas
familiares tienen limitados sus rendimientos respecto al de los hombres. Además, un 41,3% opina que la
aplicación en la empresa de medidas de conciliación limita los objetivos económicos a cumplir. Es decir,
que para los empresarios el embarazo de una de sus trabajadoras no resulta ‘competitivo’.
En el estudio se revelan otras carencias, como la práctica inexistencia de guarderías en los centros de
trabajo, la falta de ayudas oficiales para el cuidado de dependientes y la imposibilidad de extender el
permiso de maternidad más allá de lo que obliga la ley. En este sentido, es revelador que un 42,6% de las
mujeres abandonaron el mercado de trabajo debido al nacimiento de un hijo mientras que tan solo un
2,3% de los hombres hicieron lo propio.
La educación, imprescindible
La posición económica de las familias mejora o empeora los niveles de conciliación. Las abuelas como
pilar de apoyo en el cuidado de los hijos en los sectores más desfavorecidos aparece como una herencia
del pasado que afianza las estructuras tradicionales sexistas.
El sistema educativo resulta imprescindible para luchar contra la discriminación. Sin embargo, en él hay
deficiencias que no son sino un reflejo más de la sociedad. La mayor ausencia de cargos directivos
femeninos, las diferencias entre profesores y profesoras en cuanto a estatus y prestigio social, materias y
áreas impartidas y una menor promoción interna tienen consecuencias directas en el alumnado que
puede percibir una continuación de la jerarquización y discriminación sexual.
En las universidades, el número de alumnas sigue aumentando respecto al de los chicos pero se sigue
concentrando en carreras que siempre se han considerado como “femeninas”. Inversamente proporcional
es la escasa presencia de chicas en opciones académicas consideradas como masculinas.
Feminidad y superdotación
Otra consecuencia de la discriminación de géneros en la educación es el descenso alarmante del número
de niñas superdotadas en la Enseñanza Secundaria. Los superdotados de ambos géneros igualan su
número en Primaria, pero al llegar a la adolescencia las niñas con alta capacidad bajan de un 45 a un
25%.
Según el estudio sobre superdotación en niñas dirigido por la profesora de Psicología Evolutiva y de
Educación de la Universidad Complutense, Pilar Domínguez, se obliga a las niñas a elegir entre
“feminidad y superdotación”. Por su parte Luz Pérez, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio
de la Superdotación, explicó que estas niñas carecen de adaptación al entorno social porque nadie acepta
el “valor empollona” y existe el problema de que en la vida diaria se vende el tipo de mujer “mona” y no
inteligente.
Más información
• Estudio sobre conciliación laboral y familiar (en pdf)
• Sociedad Española para el Estudio de la Superdotación
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