En la vida pública española existen, por fortuna, muchos

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Queridos amigos,
En la vida pública española existen, por fortuna, muchos políticos
liberales, pero pocos son los que pueden lucir el marchamo liberal
en sus propios apellidos. Es el caso de nuestro invitado de hoy,
Ignacio González, cuyo padre, Pablo González Liberal, secretario
general técnico del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, le
inculcó en su propio hogar los principios básicos de respeto,
humanismo, diálogo y apertura que constituyen las bases del
liberalismo.
A partir de esta impronta familiar, la carrera política del
presidente de la Comunidad de Madrid se ha desarrollado en el
marco del proyecto liberal de centro que en España encarna el
Partido Popular. Vinculado desde muy joven a Esperanza
Aguirre, con quien trabajó primero en el Ayuntamiento de Madrid
y luego en el Ministerio de Educación y Cultura, Ignacio
González participó desde posiciones de relieve, como secretario
de Estado, en el gran proyecto de modernización liberalizadora
que supusieron los dos mandatos de José María Aznar. Y desde
allí aterrizó en 2003 en el Gobierno de la Comunidad de Madrid
como portavoz y hombre de confianza de su mentora política.
Su larga trayectoria en la Administración Pública, en la que
ingresó por oposición, le ha familiarizado con la cultura del
mérito y de la gestión profesionalizada; a lo largo de casi una
década de trabajo junto a Esperanza Aguirre ha consolidado una
consistente experiencia institucional al servicio de las libertades
colectivas. Su protagonismo como vicepresidente y coordinador
del Gobierno de Madrid ha sido esencial en una etapa en la que la
Comunidad ha alcanzado elevados estándares de dinamismo,
pujanza y desarrollo que la han convertido en el auténtico motor
económico de España y en primer territorio contribuyente a la
solidaridad nacional.
La inesperada renuncia de Esperanza Aguirre, en septiembre del
pasado año, le obligó a dar el paso decisivo hacia el protagonismo
de la primerísima línea política. Un paso natural para el que venía
sólidamente preparado, aunque le ha tocado asumirlo en
momentos de extrema delicadeza tanto para la región madrileña
como para el país en su conjunto.
La responsabilidad institucional no es un plato de gusto en esta
época de ajustes forzosos que requieren no sólo una competente
capacidad gestora sino también una indeclinable vocación de
servicio público y una contrastada sensibilidad en el ejercicio del
poder. A Ignacio González, que posee de sobra esos requisitos, le
ha llegado el momento de ponerlos en valor en una circunstancia
compleja cuya dificultad realza la envergadura del desafío.
En la Presidencia de Madrid, nuestro invitado ejerce su tarea
desde la fidelidad a tres lealtades complementarias. Por una parte,
al brillante e imborrable legado de su antecesora Esperanza
Aguirre; por otra, al proyecto de reconstrucción nacional, que
encabeza Mariano Rajoy; y por último, al modelo político e
ideológico de liberalismo reformista que representa el Partido
Popular.
Desde esa tríada de compromiso, el presidente González encabeza
un esfuerzo de enorme magnitud para liderar el desarrollo de una
autonomía cenital cuyo carácter emblemático la convierte en
escaparate político de primer orden. Madrid no es sólo el principal
bastión electoral del PP, clave para el acceso al Gobierno, sino el
gran referente de la política nacional y un verdadero estabilizador
del Estado. Su termómetro social y económico mide en gran
medida la temperatura de España.
Por eso la voz de su presidente, que hoy vamos a escuchar en este
Foro tiene el valor de un testimonio fundamental. Muchas gracias,
querido Ignacio, por aceptar nuestra invitación al Foro ABC, y mi
agradecimiento a todos ustedes por su asistencia.
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