Particularidades de la aceptación psicológica de los enfermos de cáncer en Madagascar Autores: F. Rafaramino, B. Razafistseheno, F. Rabenjamina, J. Ravaoarison, P. Rakotobe Fuente: Revista La Psiconcología en el mundo. Traductores: Lic. Juan Pablo Zito - Alicia Susana Pratt El cáncer es una realidad y deviene cada vez mas una carga socio-económica en Madagascar. Los medios para tomarlo a cargo son limitados, y será necesario optimizarlos. El 60% de nuestros enfermos arriban en estados avanzados en los que la posibilidad de curación es escasa y los pacientes llegados al centro acusan aún un 30% de abandono del tratamiento. Las dificultades no surgen solamente de la falta de recursos o de material, sino probablemente también del entorno psico-socio cultural del paciente, de la concepción misma de la enfermedad cancerosa, para este último y su entorno. Toda actividad de lucha contra el cáncer, para ser eficaz debe tener en cuenta estos diferentes aspectos. Nosotros hemos realizado un estudio sobre una muestra constituida por 200 pacientes cuyos resultados detallados aparecerán en un próximo trabajo. Damos hoy los puntos representativos de Madagascar y de la forma como esta sociedad hace frente al cáncer. Notamos una preponderancia del cristianismo en el país. Conocemos, sin embargo, una larga historia de resistencia a la evangelización (3), traduciendo el apego del pueblo de Madagascar a sus tradiciones. Pero el hecho de ser cristiano no ha suprimido el animismo y l a devoción de los malgaches por los antepasados. Para estos los espíritus animan la vida terrestre. Dos mundos están íntimamente ligados, el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, del mas allá (4). Él encuentra a través de esos dos mundos a su creador, Zanahary, el único canal de corriente vital que pasa por los ancestros, luego por los ancianos aún presentes aquí abajo y se continua en sus hijos y sus nietos. Los intermediarios elegidos por Zanahary para transmitir el flujo vital, antepasados, abuelos, padres participan en las prerrogativas del Zanahary. Como tal ellos pueden bendecir y sancionar, son respetados, temidos y amados. Concluimos entonces fácilmente, esta dependencia del enfermo con relación a su familia. La familia, casi siempre muy numerosa, se organiza por turnos para ocuparse del enfermo. Un proverbio malgache dice que el "enfermo es rey" y merece todos los privilegios y todos los sacrificios. Es la familia también quien decide si se sigue o no el tratamiento prescripto aun cuando se trate de un enfermo adulto en buen estado general. Para alguien que no conoce al malgache, eso parece ser una inmadurez intelectual y psicológica cuando en realidad es la esencia misma de su existencia, la integración de la persona en la comunidad humana, el cosmos, los ancestros. De hecho, el pueblo malgache siendo su origen indonesio y africano (5), tiene la herencia cultural de estos dos países, el culto de los antepasados del extremo oriental del océano indico y el animismo de África (6). Los enfermos abandonados por la familia son verdaderos casos sociales, en el real sentido del término. Ellos no tienen la protección psicológica y financiera de la familia. "La vida es dulce", es otra concepción de los malgaches en su optimismo colectivo, nacido de la armonía que integraba los clanes en un orden universal. Tiene dificultades para reconocer la enfermedad como tal, con toda su gravedad. Esto no está relacionado con el nivel intelectual. Este no reconocimiento de la enfermedad contribuye al retardo del diagnóstico. La idea embrujamiento es, tal vez, menos considerada por los enfermos, pero evocada a menudo por la familia. La familia se aferra entonces con más facilidad a la medicina mágica, y el paciente se deja hacer, tanto mas que la concepción del cáncer como una enfermedad incurable, es aun muy fuerte (tanto para los pacientes como para sus familias) en realidad, esta medicina mágica es común a todas las poblaciones primitivas, sobrevive de forma tenaz en los espíritus, incluso en los mas civilizados. La medicina paralela, más mágica, recluta así mas adeptos. Los curanderos están ciertamente más disponibles que los médicos. Una de las causas del abandono del tratamiento ya citado, es por no disponer de un médico. Esto se confirma por el hecho que los efectos secundarios son otra causa de rechazo del tratamiento. Los médicos desbordados de trabajo, no se han ocupado o no han tenido el tiempo de explicar a tiempo y en profundidad los efectos secundarios de los tratamientos y son los comentarios que han ocupado el primer plano. Pero el personal de salud no está al resguardo de la angustia ante su impotencia, que explica su falta de disponibilidad, éste necesita, en algunas ocasiones, mas que el enfermo, un sostén psicológico. Ciertos equipos (8) proponen grupos de apoyo psicológico. Pero hay también un hecho, que el enfermo y su familia, cualquiera sea su raza, su origen, entran en pánico simplemente, ante la fuerza de la enfermedad y no reaccionan razonablemente. Por otra parte, el temor mayor al cáncer y el escepticismo frente a la medicina moderna, también los encontramos hasta en Europa, durante una encuesta sobre diagnóstico precoz, sobre todo en las mujeres de una cierta edad, aun impregnadas de la práctica tradicional, más que en las jóvenes. (9) ni los mismos médicos respetan en un 100% su prescripción El problema financiero no es ciertamente despreciable: muchos de los enfermos han ya agotado sus recursos cuando el tratamiento específico está a punto de empezar, sobre todo cuando ellos ya han tenido muchas consultas y muchos tratamientos. Y a veces, aunque los recursos no se hayan agotado, el temor de ver morir su pariente lejos de los suyos, lleva a su familia a pedir su salida antes de la finalización de los tratamientos. ¿Que decir ante las perturbaciones provocadas por la enfermedad? ¿Simple compasión? Conocerlas debería impulsar al personal de salud a ser mas paciente, a escuchar a los enfermos y sus familiares. Pero de hecho el malgache tiene una visión realista de los acontecimientos, su pensamiento es flexible y sigue los movimientos y los cambios de un fenómeno. "ver venir y adaptarse a la realidad tal como es". Su fatalismo le preserva extraordinariamente de reacciones excesivas o de la depresión. Y ante la muerte, encuentra el consuelo en la concepción de la muerte como una prolongación de la vida, el muerto se convierte en un ancestro si ha vivido según las reglas morales (4). Pero el rol benéfico de la espiritualidad en la aceptación del cáncer no es específica del malgache, ha sido reconocido por diferentes autores (10) Nuestro estudio ha permitido poner en evidencia que los canceres genitales femeninos (cáncer de mama y de cuello de útero) son los mas frecuentes. Las consecuencias psicológicas del cáncer de mama son importantes. Cualquiera sea la historia singular de una mujer (11), su edad, su personalidad, una lesión en su mama representa siempre una herida narcisística difícilmente elaborable. La mujer malgache, no ha escapado ciertamente a esto. En todo caso, debe realizarse un estudio mas profundo sobre una población mas amplia, la que falta aun en los países en desarrollo (10) (12). Conclusión El entorno psico-socio-cultural del malgache, su integración en la comunidad, el cosmos, los ancestros y el cristianismo, religión predominante, pueden retardar el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, pero ayudan al paciente a superar el shock psicológico y las perturbaciones generadas por la enfermedad. El personal de salud deberá aprovecharlo. La escucha atenta y la comprensión de la manera de ser del malgache son indispensables para mejorar la comunicación y en consecuencia la aceptación del cáncer en Madagascar. Una buena información es imprescindible, tanto para el personal de salud como para el público, en materia de cancerología y de las estructuras de recepción existentes a fin de no hacer perder tiempo a pacientes y de sostener psicológicamente al personal. El dialogo con los médicos, que de todas formas reciben a los pacientes en un momento u otro de la historia de su enfermedad es necesario. El problema de la aceptación social sigue siendo el mismo, pero no es específico ni de Madagascar ni de la cancerología. Habría que continuar y profundizar el estudio de la psico-oncología. Bibliografía: 1. Pignon, M. Ralantomihanta, J.L. ratoanina, J. Ratsiarovalala, A. Ravoniarinoro, J. Andrianjatovo Aspects épidémiologiques et thérapeutiques du cancer á Madagascar. J. Eur. Radiother, 1987, T. 8, Nro 2, pp 7784. Masson , Paris, 1987. 2. T. Pignon, J. J. Rahatsiarovalala, S. Randrianandraina, H. Ratovonarivo, F. Rafaramino, s. Ruggieri, J. Andrianjatovo. Les cancers de la femme jeune de 35 ans et moins á Madagascar. J. Eur. Radiother. 1988, T,9, Nro. 3 pp 121129. Masson, Paris, 1988. 3. Labatut P., Raharinarivonirina R. L´isolement: Les échecs des tentatives européennes du XVéme au debut du XXeme siécle in Madagascar: Etude historique pp 4247 Nathan Madagascar, 1969 4. Dubois Robert: Olombelona; Essai sur l´existence personnelle et collective á Madagascar. Paris, L´Harmattan 1978 5. Labatut P. Raharinarivonirina R-Origine et croyances des peuples de Madagascar. In Madagascar: Etude historique pp 9299 Nathan Madagascar, 1969 6. Masamba Ma Mpolo, Croyances et Cosmologie africaines, In La Libération des envoutés, pp 27-28, Ed. CLE Yaoundé 1976 7. G. Dubrulle. Quelques aperçus de Médicine parallélle á l´ile de la Guadeloupe. These Med, Arniens 1969, Nro 9, 8b 8. M. EstrynBehar. Les groupes de parole. Un stratégie d´amélioration des relations avec les malades. Le Concours Médical 03-03-199011208. 9. S. Schraub, P Arbués, M. Mercier. Aspects psychosociologiques du dépistage. Bull. Cancer (1995) 82,607610, Elsevier, Paris 10. Lourens Schlebush. Rssearch in psychooncology: past, present and future. Specialist Medicine Oncology. September 1998. pp 3845. South Africa. 11. L. Slama. Conséquences psychologiques de la mastectomie. CISCOH Actualités. Septembre 1995 pp 2223. 12. S. D. Passik, d. Theobald, K. Donaghy, E. Heminger, W. M. Dugan. Why we do what we do: The importance of psychooncology and quality of life Research to the practising oncologist Specialist Medicine Oncology September 1998. pp 4652. South Africa.