DOLOR ABDOMINAL IRRADIADO A REGIÓN LUMBAR: ¿PUEDE SER CONSECUENCIA DE UN PROCESO TROMBÓTICO INTRAABDOMINAL? Vázquez Dopazo R, Piqueres Falcó C, Méndez Fernández A, Silva González O, Martínez Pérez M. INTRODUCCIÓN La trombosis venosa renal es una entidad inusual. Se ha documentado su relación con traumatismos, estados de hipercoagulabilidad primaria, trasplante renal o síndrome nefrótico. La rapidez de instauración de la trombosis va a determinar las manifestaciones. Puede presentarse de forma aguda, con sintomatología acompañante (dolor agudo en flanco, proteinuria, hematuria) o más frecuentemente crónica, en cuyo caso permite el desarrollo de colaterales y, por consiguiente, la sintomatología es muy escasa o nula. Por esta razón y por su baja prevalencia, suele pasar desapercibida. El diagnóstico y tratamiento retrasado conlleva complicaciones catastróficas incluyendo el embolismo pulmonar, pérdida de la función renal y en casos excepcionales infarto hemorrágico por cogestión venosa. Presentamos un caso excepcional de trombosis venosa renal bilateral con extensión a la vena cava como síntoma de debut de una enfermedad autoinmune. CASO CLINICO Mujer de 15 años de edad que presenta cuadro de dolor abdominal continuo y difuso irradiado a región lumbar derecha de tres días de evolución, refractario a la analgesia habitual. No refiere otros síntomas acompañantes. No se documentan hábitos tóxicos ni enfermedades médico quirúrgicas relevantes. Como únicos antecedentes consta hace once meses un episodio de dolor abdominal irradiado a fosa renal izquierda relacionado con estreñimiento, así como un traumatismo en región lumbar dos semanas antes que no requirió asistencia médica. Antecedente familiar de lupus en prima materna. Constantes vitales FC 62 lat/m TA 130/95 Sat O2 99% Tª 36º A la exploración estable hemodinámicamente (Tabla 1) se muestra consciente, orientada, colaboradora y normohidratada. Sólo destacar intensa palidez mucocutánea. Durante la palpación abdominal refiere dolor en fosa ilíaca derecha con blumberg dudoso. Resto de exploración anodina. Tabla 1 En los datos de laboratorio se objetiva discreta anemia (10,9 g/dl), un tiempo de tromboplastina parcial alargado (48 segundos) y una función renal conservada a pesar de una proteinuria intensa en orina. Perfil hepático normal y test de embarazo negativo. Se realiza radiografía de tórax y de abdomen que no muestran hallazgos significativos. Ante la sospecha inicial de apendicitis se completa estudio con ecografía abdominal que descarta dicha hipótesis. Las imágenes muestran un riñón derecho con líquido perirrenal, así como un aumento de la ecogénicidad de las paredes de la pelvis renal, datos sugestivos de pielonefritis aguda (Figura 1) Liquido . Aumento de ecogeneidad de pelvis renal con discreta dilatación Figura 1 Bajo el diagnóstico ecográfico de pielonefritis la paciente ingresa en el servicio de medicina interna instaurándose tratamiento endovenoso con ceftriaxona. A las 24 horas del ingreso comienza con cuadro de dolor intenso en fosa renal derecha asociado a vómitos de características biliosas. La tensión arterial en el momento del episodio es de 136/101 mmHg y a la inspección llama la atención la persistencia de palidez mucocutánea y edemas no dolorosos en miembros inferiores de predominio infragenicular. En analítica se objetiva insuficiencia renal aguda (Creatinina 1.5) y anemización de más de un punto (Hemoglobina 9.0). Test de Coombs negativo y cifras de bilirrubina normales descartándose origen autoinmune y hemolítico de la anemia. Dada la mala evolución de la paciente, la baja probabilidad del diagnóstico inicial de pielonefritis aguda se decide realizar angio Tac para descartar hematoma secundario a antecedente traumática, evidenciándose trombosis extensa de la vena cava, con prominencia del sistema ácigos-hemiácigos y venas lumbares. Trombosis de la vena renal izquierda con formación de circulación colateral a través de ramas espleno-renales. Anulación del riñón derecho, asociado a trombosis de la vena renal. Sistema arterial sin alteraciones. Figura 2 Anulación funcional del riñón derecho por infarto del mismo secundario a la trombosis venosa. Repermeabilización del riñón izquierdo mediante colaterales renoesplénicas (Figura 2). Figura 3 Confluencia de las venas suprahepáticas permeables en la vena cava trombosada (Figura 3). Figura 5 Figura 4 Cortes axiales secuenciales, observamos la extensión proximal del trombo próximo a la aurícula (Figura 4 y Figura 5). Ante estos hallazgos se realiza estudio de trombofilia (Tabla 2), iniciándose tratamiento anticoagulante con heparina sódica en la unidad de Cuidados Intensivos. Valorada inicialmente por el servicio de nefrología diagnosticándose de trombosis de ambas venas renales secundarias a síndrome nefrótico. PERFIL DE COAGULACION Antitrombina III 98%(70%-120%). Proteina C 127%(70-130). Proteina S * 55%(60-130%). Plasminógeno * 64%(80-120%). Mutación del factor V de Leiden Mutación de protrombina G2O210A Anticoagulante lúpico Negativo. Negativo. Positivo. Tabla 2 Alterados probablemente por síndrome nefrótico secundario a isquemia del riñón. Tras valorar estos resultados se completó el estudio con pruebas inmunológicas y de cuantificación de proteínas séricas (tabla 3.1 y tabla 3.2), PROTEINAS SERICAS COMPLEMENTO C3 106 mg/dl (70-176) COMPLEMENTO C4 14.8 mg/dl(16-47) PREALBÚMINA 7.9 mg/dl(18-38) FACTOR Negativo REUMATOIDE 217 INMUNOGLOBULINA mg/dl (722- 1683) G INMUNOGLOBULINA 43 mg /dl (91-260) INMUNOGLOBULINA 82.1 mg /dl(65-265) A M Tabla 3.1. INMUNOLOGIA POSITIVOS. ANTICUERPOS ANTINUCLEARES (ANAS) ANTICUERPOS NEGATIVOS EXTRAIBLES DEL NUCLEO – ENAS.(Ro, La, RNP- . Sm, Sm) NEGATIVOS ANCAs(Anticitoplasma neutrófilo, antiproteinasa 3, antimieloperoxidasa) ANTI-FOSFOLIPIDICOS Ig G +/Ig M - BETA-2 GLICOPROTEINA Ig G +/Ig M + Tabla 3.2 Teniendo en cuenta los resultados de las pruebas, la paciente es diagnosticada de síndrome antifosfolipídico catastrófico primario, síndrome nefrótico secundario y probable inmunodeficiencia común variable por lo que se inicia tratamiento conjuntamente por el servicio de Hematología, Nefrología y Reumatología. La evolución inicial es favorable, se mantiene estable hemodinámicamente, aumentando las cifras de albúmina y sin progresión del daño renal. No presentó disnea ni dolor torácico. La paciente, tras ocho días en la Unidad de Críticos, es traslada a la planta de Hospitalización. En la actualidad (3ª semana de ingreso) permanece en el Servicio de Reumatología siendo la evolución poco satisfactoria con empeoramiento de su función renal y anemización importante secundaria a la hemorragia perirrenal como complicación del infarto renal. Bajo vigilancia estricta y pronóstico reservado. DISCUSION Ha sido documentado en muchas ocasiones la importancia del diagnóstico precoz de los eventos trombóticos para mejorar el pronóstico y evitar las complicaciones, entre ellas, cuadros potencialmente mortales como el embolismo pulmonar. Sin embargo, en nuestro caso fue de extrema dificultad pues la presentación clínica en forma de dolor abdominal inespecífico orientó el diagnóstico hacia causas más prevalentes como la apendicitis o la pielonefritis. Además la trombosis venosa renal se presenta más frecuentemente en adultos con síndrome nefrótico y en neonatos con deshidratación grave, y nuestra paciente no pertenecía a ninguna de estas poblaciones de riesgo. Nos planteamos como podríamos aumentar el índice de sospecha de un evento trombótico venoso intraabdominal, en particular renal, ante un cuadro clínico atípico desde el punto de vista vascular. Para ello recordamos los factores asociados a esta entidad. En primer lugar, el síndrome nefrótico, situación clínica caracterizada por proteinuria severa e hipoalbuminemia. Como consecuencia de la pérdida de proteínas por la orina, disminuyen los niveles de proteína C y antitrombina III creando un estado de hipercoagulabilidad. También puede influir la reducción en el volumen plasmático (otra de las características importantes de los pacientes con síndrome nefrótico). Teóricamente disminuiría el flujo sanguíneo renal provocando un estado de éstasis. En segundo lugar, los estados de trombofilia primarios, tales como la mutación del gen del factor V de Leiden, la mutación del gen de protrombina u otros. En tercer lugar, las enfermedades inmunológicas con presencia de anticuerpos antifosfolipídicos. Se describe el anticuerpo anticardiolipina, anticoagulante lúpico y anti – B2 glicoproteina. En la población juvenil la prevalencia es del 1%-5% y aumenta progresivamente con la edad. Son más frecuentes encontrarlos en pacientes con enfermedades crónicas, y son detectados en más del 30 % de los pacientes con lupus eritematoso sistémico. La manifestación más frecuente corresponde a las trombosis venosas en los miembros inferiores o abortos de repetición. La afectación renal es poco conocida a no ser que vaya en contexto del lupus cuya incidencia aumenta por la propia lesión en el glomérulo renal. Los traumatismos son otro factor descrito incluyendo aquí la iatrogenia por cirugía (descrita en los trasplantes), los traumatismos abdominales o lumbares cerrados .También se ha documentado la asociación con procesos tumorales y esta relación se establece por tres mecanismos fundamentales 1) liberación de sustancias procoagulantes 2) compresión extrínseca de una masa tumoral 3) tumor primario renal, siendo el cáncer de células renales el más frecuente. También se incluyen el uso de anticonceptivos orales, embarazo o demás factores influyentes en eventos trombóticos de otras localizaciones. Podríamos aumentar el índice de sospecha identificando estos factores en nuestra paciente. En este caso el síndrome nefrótico es un factor potenciador, si bien la paciente fue diagnosticada posteriormente de síndrome nefrótico, al inicio del cuadro no había datos en la historia ni en la exploración para pensar en ello ya que la proteinuria objetivada puede estar justificada por la sospecha inicial de pielonefritis y no se documentaba en su historial enfermedades sistémicas que pudiesen provocar una lesión renal previa. Identificamos un antecedente de traumatismo lumbar y un valor de laboratorio que pasó desapercibido (el tiempo de tromboplastina parcial alargado) que asociado al antecedente familiar del lupus trastorno de la coagulación de base. puede hacernos sospechar un La etiopatogenia de la trombosis venosa profunda es multifactorial .En nuestro cuadro el factor etiológico más importante es el Síndrome antifosfolipídico primario pero dada la presentación tan agresiva del cuadro y la baja prevalencia de afectación renal, probablemente jugaron un papel potenciador otros factores como: el traumatismo, el síndrome nefrótico y el retraso en el diagnóstico. En cuanto a este último punto, destacar el antecedente de dolor lumbar hace once meses antes, podría corresponder al primer proceso trombótico (trombosis venosa renal izquierda) que al manifestarse de forma crónica paso desapercibida. Comentar que a priori la forma crónica parece la más benigna porque restablece la circulación mediante colaterales, sin embargo conlleva un retraso en el diagnóstico y progresión del cuadro al largo plazo porque enmascara una enfermedad de base causante del fenómeno que queda sin diagnosticar y un proceso trombótico sin tratar. Por lo tanto para concluir recalcamos la importancia de dos aspectos: 1. Diagnóstico precoz para evitar el progreso de la enfermedad tromboembólica y sus complicaciones. 2. Diagnóstico etiológico: El pronóstico de la trombosis venosa renal se relaciona sobre todo con el trastorno subyacente que produce el estado de coagulopatía. Hay que alcanzar un diagnóstico etiológico exacto para iniciar el tratamiento correcto y así evitar recurrencias y mejorar la morbilidad del cuadro. Creemos que ante una clínica de dolor abdominal inespecífico no filiado y presencia de alguno de los factores anteriormente descritos debemos de pensar en la existencia de trombosis venosa renal y si éste se confirma buscar su causa. BIBLIOGRAFÍA (1)Desai T, Gupta N, Gewertz B.Episodios oclusivos renovasculares agudos.Rutherford 1871-1877. (2) Sinico R, Cavazzana I, Nuzzo M, Vianelli M, Napodano P, Scaini P,§ Tincani A.Renal involvement primary Antiphospholipid Syndrome:Retrospective Analysis of 160 Patients.Clin J Am Soc Nephrol. 2010 July; 5(7): 1211–1217. (3)Nzerue CM, Hewan –Lowe K, Pierangeli S, Harris EN.Black swan in the kidney : Renal involvement in the antiphospholipid antibody syndrome.Kidney international 2002 Sep;62(3):733-44. Review. (4)LaBerge JM, Kerlan RK, Schneider DB, Gordon RL.Extensive peripheral , iliofemoral, and caval thrombosis in a 16-year –old girl.J.vasc Interv Radiol 2005;(1):133-137. 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