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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS CONSTITUCIONALES
Salón Arturo U. Illia — H. Senado de la Nación
15 de abril de 2009
Presidencia del señor senador Fernández
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Reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales
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— En el Salón Arturo H. Illia del H. Senado de la Nación,
a las 12 y 17 horas del miércoles 15 de abril de 2009:
Sr. Presidente (Fernández). — Tenemos quórum suficiente para iniciar la reunión de
comisión prevista para el día de la fecha, que tiene como temario tratar el reemplazo de
la señora senadora Selva Judith Forstmann, quien falleciera en un trágico accidente.
Considero oportuno hacer una pequeña introducción sobre los antecedentes de la
Comisión y de la normativa vigente. En su momento, frente a la renuncia de Alicia
Kirchner, teníamos dos candidatos suplentes habilitados por la justicia electoral y
votados por la ciudadanía de Santa Cruz, y entendíamos, de acuerdo a tratados
internacionales, a las leyes vigentes y a lo que había sido el criterio de la Comisión, que
la renuncia habilitaba la asunción de la señora senadora Forstmann en reemplazo de
Alicia Kirchner, respetando la Ley de Cupo Femenino. Eso es lo que hicimos, y si hoy
tuviéramos nosotros la posibilidad de contar con más suplentes, seguramente
recurriríamos al mismo criterio.
Lo cierto es que no tenemos más suplentes. Hay un segundo suplente que tiene
título avalado por la justicia electoral, por la ciudadanía y por la Cámara, y si nosotros
tuviéramos una interpretación distinta a la de la ley, a la de la Constitución y a la de la
norma, estaríamos haciendo jugar una especie de discriminación en contra. Es decir, los
senadores suplentes, en los casos de fuerza mayor, solamente podrían reemplazar y ser
suplentes de varones y no de mujeres. Esto no sólo es un disparate sino una aventura
que no está en el espíritu del cuerpo ni en el de la norma.
Por eso, teniendo un suplente —el único que queda— votado por la ciudadanía,
agotada la instancia de poder respetar la Ley de Cupo Femenino, y al no tener una mujer
suplente, creemos que el título de Jorge Banicevich, legitimado por la Cámara, es la
salida legal normal y corriente que nosotros le debemos dar al tratamiento.
Este es el criterio de la Presidencia de la Comisión y, por eso, fue convocada
esta reunión para tratar el título que ya fue aprobado por esta Cámara. Con esta finalidad
dejo abierta la sesión, fundamentalmente, para que quien quiera hacer uso de la palabra,
lo haga.
Sr. Fuentes. — Solicito autorización de la Comisión para dejar firmado el dictamen por
la mayoría, porque presido la Comisión de Administración y Financiera del Consejo de
la Magistratura de la Nación, y debo concurrir a la reunión que comenzó hace media
hora.
Sr. Presidente. — No hay inconvenientes.
Tiene la palabra la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso. — Lo podía firmar después, senador; no hay problema.
Sr. Sanz. — Lo convenció las palabras del presidente. (Risas.)
Sra. Negre de Alonso. — ¿Hay alguna otra mujer en la Comisión?
Sr. Presidente. — Si la vista no me engaña, usted es la única presente.
Sra. Negre de Alonso. — Entonces, antes de exponer mi posición, aunque se hará esta
tarde, no quiero ingresar al tema sin rendir un homenaje a la senadora Forstmann.
Hemos presentado un proyecto y quiero hacer pública nuestra solidaridad con su
familia, lamentando la pérdida y la banca vacía.
De ningún punto de vista puedo aceptar la posición que ha sintetizado el
presidente de la Comisión. Ni como abogada ni como legisladora, ni como mujer, puedo
aceptar esa posición. Creo que estamos en una situación, efectivamente, excepcional,
pero de los antecedentes que tenemos a lo largo del ejercicio democrático en este mismo
ámbito y a la luz de lo que ha sido la intención del legislador en la Ley de Cupo
Femenino, creo que la solución debería ser otra.
Además, hablo desde una posición con mucha libertad, porque yo entré al
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Senado antes de que estuviera vigente el decreto de cupos, como lo sabe perfectamente
el presidente de esta Comisión. Nosotros tenemos una modificación constitucional en el
artículo 37, que incorpora la igualdad entre el hombre y la mujer en los cargos electivos
y políticos, pero además consigna que deben haber acciones positivas para lograr esta
igualdad.
Posteriormente, tenemos el decreto reglamentario, que expresamente menciona
la reforma que hubo al Código Electoral y, entre sus fundamentos, un antecedente de la
doctora María Merciadri de Morini, que fue hasta la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, en reclamo de haberse violado la Ley de Cupo y no habérsele
permitido entrar en el lugar correspondiente de la lista de diputados nacionales.
Esta demanda trae como consecuencia un acuerdo, luego homologado por la
Corte Interamericana, en virtud del decreto reglamentario que dicta el presidente de la
Rúa, donde dice que de esa forma se garantiza que las mujeres puedan estar en las listas
de titulares y de suplentes —hay una solución amistosa, en este sentido—, y que se
garantiza el cupo femenino en la representación que cada uno tiene.
O sea que la consecuencia lógica es: artículo 37 de la Constitución Nacional,
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
—con jerarquía constitucional—, reforma al Código Electoral y, como ésta no era
suficiente, no se plasmó en acciones positivas, viene esta demanda concreta y, en base a
esta solución amistosa que el gobierno del presidente de la Rúa plantea, se dicta el
decreto reglamentario. Eso para mencionar los antecedentes.
Hay otra cuestión muy importante: el artículo 8° del decreto reglamentario dice
que la justicia electoral deberá controlar que las candidatas ocupen los lugares con
posibilidades de acceso y también las suplencias. Y también las suplencias. Pero,
además dice que en el caso en que no cumplan los requisitos o que se la haya puesto en
un lugar de la lista que no garantice esto, emplazará a cuarenta y ocho horas al partido
para que la remuevan, si no cumple con las condiciones para ser candidata, o la
sustituyan en el lugar de la lista. Caso contrario, el juez electoral lo hará de oficio con
las mujeres que sigan en la lista.
Entonces, ¿de qué debemos hablar? Debemos hablar de intención del legislador,
del constituyente, de la Argentina cuando adhiere a la Convención y la incorpora como
parte de la Constitución, del legislador en el Código Elector, de la representación electa,
en ese momento, en el presidente de la Nación, cuando hace ese acuerdo amistoso que
es homologado con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y así la
reglamentación del decreto que lleva en el año 2001 a que acceda el 33 por ciento.
Hasta ese momento, en este Senado, éramos solamente tres mujeres: la señora
senadora Raiger por la provincia de Córdoba, la señora senadora Sapag y quien habla.
En el año 2001, accede el 33 por ciento. Hoy tenemos, inclusive, más del 33 por
ciento, porque Chaco tenía dos representantes mujeres y hoy Mendoza, tiene dos
senadoras mujeres.
¿Cuáles son los planteos y los antecedentes? Los antecedentes son el caso de la
señora senadora Viudes y de la provincia de Corrientes, donde no se permitió el acceso
al senador Romero Feris. Hubo dos posiciones. Algunos no permitían el acceso por los
antecedentes, hasta que la Corte no dictara la resolución. Pero el actual presidente, en
forma contundente, con una nota que envió, expuso su posición respecto a que una
mujer debía ser reemplazada por otra mujer.
¿Cuál es la situación actual? En primer lugar, revisando los antecedentes,
advertimos que no ha quedado constancia en la Comisión del por qué ingresa la señora
senadora Forstman. No dice la versión taquigráfica si la señora senadora que la
antecedía había renunciado o no. En realidad, no hay renuncia. La renuncia no se
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presume. Por lo tanto, no podemos hablar de renuncia tácita, como leí en algún medio.
La renuncia tiene que ser expresa. No hay renuncias tácitas.
No hay renuncia. Pero, se agotó la lista de las candidatas electas femeninas.
Consecuentemente, para cumplir la ley, el decreto, la Constitución, los tratados
internacionales con jerarquía constitucional, el Código Electoral y el decreto
reglamentario y ser consecuentes con las posiciones que este Senado ha tenido y con el
espíritu del legislador, en función de que la Corte menciona que así deben ser analizadas
las cuestiones, una mujer sólo puede ser suplida por otra mujer.
¿Cuál es el espíritu? Que el género mujer tenga su representación en el área de la
política. En este caso, Santa Cruz tendría tres hombres.
No es así, senador sanjuanino. Discúlpeme, no es así.
Sr. Presidente. — La idea es no realizar diálogos cruzados. El señor senador está
anotado.
Sra. Negre de Alonso. — Como él hizo un gesto. “Y bueno…”. Le quiero decir que no
es así. Para eso se dictó la ley del cupo femenino, para que la mujer fuera reemplazada
por una mujer. Si como dicen algunos medios, usted va a ser ministro, por lo cual
renunciará pronto, un senador lo reemplazará a usted. Pero, no puede de ninguna
manera legítima y legal… Mire que le estoy hablando de legitimidad, porque tiene
legitimidad para reemplazarlo a usted, pero no tiene legitimidad para reemplazarla a la
señora senadora Forstmann. La señora senadora Forstmann tiene derecho a ser
reemplazada por una mujer, porque el pueblo de Santa Cruz, a quien no represento, pero
sí creo que es el espíritu que hemos tenido al modificar todas estas leyes, debe ser
representado por una mujer para que las mujeres de Santa Cruz tengan su espacio en
este Parlamento.
También quiero hablar de la coyuntura, porque tampoco podemos dejar a Santa
Cruz sin un senador. Efectivamente, no lo podemos dejar sin un senador. Pero, también,
estamos en una coyuntura especial. Estamos al borde de una elección de legisladores
nacionales. Estamos dentro de los plazos electorales. Entonces, ¿por qué nos vamos a
apartar de la ley, de la Constitución, de la interpretación del legislador, de la prudencia y
de la voluntad política de un pueblo que eligió a dos mujeres y dos hombres en
cumplimiento de la ley? Y, por esta situación trágica que estamos viviendo, la mujer
santacruceña se queda sin representación.
Voy a votar en contra de este dictamen. Quiero aclarar que no conozco al
candidato electo, cuyo pliego está aprobado. No es personal. Es una cuestión
institucional, legal y constitucional. Creo que por dos meses que faltan hasta las
elecciones, Santa Cruz debe elegir a su candidata mujer para que ocupe la banca que tan
honoríficamente ocupó la señora senadora Forstmann, y no un hombre. Si no, se daría la
paradoja de que en el lugar que hacemos las leyes, somos los primeros en violar la ley.
Luchamos para tener el cupo femenino y hoy estamos votando para que una
provincia se quede con tres representantes varones y ninguna mujer.
Gracias, señor presidente.
Sr. Presidente. — Tengo anotados a los señores senadores Jenefes y Gioja. Antes de
darle la palabra al señor senador Jenefes, voy a hacer tres reflexiones.
La primera es que obviamente que la Presidencia de esta Comisión chequeó que
no hubo renuncia del senador en la Cámara, ni fue exigido ni se le demandó, ni renuncia
en la Justicia, por una cuestión elemental.
En el seno de esta Comisión, la provincia de Santa Cruz cumplió con el cupo y,
por eso, fueron aprobadas las listas. En ellas había representación en partes iguales de
ambos géneros.
Frente a los antecedentes que teníamos en la Comisión, hemos dicho en el seno
de la Comisión, lo que vamos a repetir hoy. No estamos frente al antecedente Viudes.
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No se trata de un artilugio legal por el cual se puede, a través de una interpretación
tramposa, violar la ley de cupo.
En realidad, la provincia de Santa Cruz, no sólo cumplió con la ley de cupo, sino
que además, ambas senadoras ocuparon el cargo.
Estamos frente a una situación totalmente distintas. Obviamente, es legal,
constitucional y reglamentario. Tenemos titulares y suplentes. Por criterio de todos los
integrantes de la Comisión, porque el dictamen fue unívoco, teniendo la posibilidad de
cumplir la ley de cupos, hicimos asumir a la señora senadora Forstmann. No tenemos
esa posibilidad y el título del que viene es tan legítimo como el de la senadora que,
lamentablemente, nos dejó de acompañar.
Ante cualquier interpretación similar a la que está realizando usted, habría que
establecer entonces una especie de análisis de armar tantos senadores suplentes como
varones hubiere… En realidad, es una cosa que tiene una creatividad importante y una
imaginación que veo que existe.
Pero, en relación a los antecedentes de esta Comisión, esta situación no es
similar a la de la señora senadora Viudes. Se tuvo en cuenta la ley de cupo mientras fue
posible y hoy tenemos una persona que fue habilitada por la Justicia y que tiene el voto
popular y el título habilitante. Por eso, nosotros lo ponemos a consideración.
No estamos haciendo más que eso. Se trata de interpretar la Constitución, la
norma y el título habilitante que tenemos en el Senado.
Tiene la palabra el señor senador Jenefes.
Sr. Jenefes. — En primer lugar, siguiendo lo expresado por la senadora por San Luís,
voy a decir que como abogado, como legislador y no como mujer sino como hombre
entiendo que el título que se va a aprobar como senador por Santa Cruz reúne los
requisitos que fija la ley electoral, que fija la Ley de Cupo, que fija la reglamentación,
que fija la Constitución.
En el momento de oficializar la lista, la provincia de Santa Cruz cumplió
religiosamente con la designación de una senadora suplente, de una senadora titular y de
un senador suplente. Circunstancias de casos fortuitos y de fuerza mayor hacen que
ninguno de los antecedentes que ha mencionado la senadora por San Luís sea aplicable
al presente caso. No hay ningún caso. El de la senadora Viudes es distinto. No hay
ningún antecedente. El caso que ha mencionado como jurisprudencia de la Corte no
tiene aplicación, porque era en el caso que se discutía cómo se había conformado una
lista y se decía que se estaba violando la Ley de Cupo.
Aquí, la provincia de Santa Cruz tiene el pleno y legítimo derecho de tener un
senador. Es imposible cumplir con la Ley de Cupo, como consecuencia de que la
senadora Alicia Kirchner renunció para ocupar un ministerio y de que,
desgraciadamente, la senadora Forstmann ha fallecido. Por lo tanto, corresponde que
entre el único suplente que queda de la lista, que tiene legitimidad y cuya designación
tiene absoluta legalidad.
Por lo tanto, desde ya adelanto mi voto positivo, ya que sería totalmente absurdo
llamar a elecciones para designar a un senador que le corresponde al Frente para la
Victoria y que fue elegido por el voto de la gente de Santa Cruz. Adelanto, entonces,
desde ya, la aprobación del dictamen.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Gioja.
Sr. Gioja. — Escuché atentamente la exposición de la senadora por San Luís y coincido
plenamente con ella en que esta es una situación excepcional y que la misma tiene como
correlato un vacío legal en orden a cómo resolverlo.
Ella aduce que se afecta el cupo femenino. Nosotros decimos que no, que se ha
cumplido toda la legislación vigente; que no hay ninguna discriminación, porque no hay
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sujeto de discriminación. ¿A quién discriminamos? No hay una persona determinada. Al
género femenino… Me parece que esa vinculación es un tanto exagerada y no legal.
Lo real y cierto, señor presidente, de alguna manera coincidiendo con algunos
comentarios del senador Jenefes y suyos, es que no hay una norma para este caso
excepcional. Cuando no hay una norma, hay que acudir a los elementos que justifican
una interpretación correcta. El senador Jenefes decía recién que hay un lugar que
pertenece al Frente para la Victoria y que hay un senador que ha sido elegido por ese
partido. Creo que lo más lógico, lo que más concuerda con el sentido común, es que
asuma ese senador, que tiene legitimidad y representatividad.
Se propone que se llame de nuevo a elecciones. Primero, no hay plazo para que
sea el 28 de junio, tal cual está planteado, habidas cuentas que el Código Electoral
establece que la convocatoria debe hacerse 90 días antes de la fecha fijada para el
comicio. Segundo, tendría que hacerse una elección entre quienes votaron por el Frente
para la Victoria, porque este lugar corresponde a dicha agrupación, lo que me parece
también un tanto absurdo.
Entonces, creo que la mejor de las posiciones y la conclusión del sentido común,
que no está en contra del sentido jurídico, apunta a decidir claramente que el dictamen
de la mayoría que anticipó el presidente es el correcto y al cual yo voy a apoyar.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Cabanchik.
Sr. Cabanchik. — Adelanto que el bloque de la Coalición Cívica no va a acompañar la
propuesta del oficialismo. Argumentaré a continuación el fundamento de este voto.
Nosotros entendemos que hay aquí un problema de dimensión política y una
cuestión institucional. Podemos divorciar completamente las dos cosas. Entonces,
creemos que hay que resolver políticamente el problema, dada la excepcionalidad de los
hechos y de que la norma por sí misma no resuelve todas las situaciones.
Está claro, una vez más, que necesitamos una reforma del Código Electoral
Nacional. Se agrega una razón más a la larga lista que ya teníamos presentada en la
reunión próxima pasada de esta Comisión. Porque el Código Electoral Nacional no
resuelve por sí el problema de la relación de la prelación, del ordenamiento de los
suplentes, que debe respetarse —no es “uno” y “dos”; es “primero” y “segundo”—, con
el cupo femenino. Ahí hay dos cosas que el Código no resuelve bien, que mantiene en
tensión. Entonces, tenemos que modificar la ley para que ésta lo resuelva por sí y no
tengamos que tomar decisiones ante excepcionalidades.
En este caso, estamos ante una excepcionalidad; pero ésta se complica por el
modo en que entonces se resolviera, en esta misma Comisión y luego en el pleno, ante
el caso en el cual se cambió el orden de prelación. Es decir, el problema es que allí se
hizo algo que está fuera de derecho. El único fundamento…
Sr. Presidente. — Disculpe, señor senador. ¿Cuándo dice?
Sr. Cabanchik. — Cuando se cambia el orden de prelación, que según el Código
Electoral Nacional debe respetarse, se elige resolver el conflicto entre los dos elementos
del Código, el cupo y la prelación, en favor del cupo. Pero hay sólo una manera en que
eso se ajuste a derecho, y es que haya renunciado. Si no hay constancia de renuncia…
De hecho, la Cámara dejó sin efecto a ese representante dentro de la lista.
— El señor senador Gioja habla fuera del micrófono.
Sr. Cabanchik. — ¿Cómo hacemos? ¿Es así, señor presidente?
Sr. Presidente. — No; no es así. No se interrumpe. Tiene razón el senador Cabanchik.
Anótese, senador Gioja.
Sr. Cabanchik. — No tengo problema. Si quiere…
Sr. Presidente. — Continúe, señor senador.
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Sr. Cabanchik. — Creo que hay un conflicto dentro de la norma entre la exigencia del
cupo femenino y la prelación. Esta última fue salteada. Ya el Frente para la Victoria
aceptó, en su representación aquí, hacer el cambio de dicha prelación.
Entonces, no existen en este momento más suplentes en esa lista. Este es el
problema que creo que se presenta. Porque ese suplente era el primero; y si no asumió,
que era lo que correspondía…
Sr. Mayans. — Solicito una interrupción.
Sr. Presidente. — Senador Cabanchik: ¿acepta el pedido de interrupción del senador
Mayans?
Sr. Cabanchik. — Cómo no, señor presidente.
Sr. Mayans. — La pregunta sería entre quién sería la elección. ¿El Frente para la
Victoria perdería en ese caso una banca?
Sr. Cabanchik. — Le voy a contestar luego, cuando llegue a ese tema. Estoy un paso
previo en la exposición.
A mí me parece que ya se decidió frente a una laguna normativa. Se tomó una
decisión. Creo que, en ese sentido, no hay nada que criticar respecto de que se haya
decidido ante una laguna normativa cuando la ahora presidenta de la Nación y entonces
senadora, Cristina Fernández de Kirchner, argumentó en favor de que el cupo femenino
debía ser previo a la prelación. Evidentemente, de lo contrario, Banicevich debió haber
asumido entonces y no la senadora Forstmann. O sea, si asumió la señora Forstmann es
porque se le dio preeminencia al argumento del cupo. Ahora bien, eso sentó una
jurisprudencia que no podemos echar por la borda. Si de acá en más vamos a cambiar
las reglas de juego con decisiones contextuales, eso no nos va a servir en la dimensión
institucional que tiene que tener la política. Entonces, a mí me parece que lo coherente
no es ahora echar mano de un suplente que quedó como en el limbo. Efectivamente,
hubo una desprolijidad.
Sr. Mayans. — No existe más el limbo….
Sr. Cabanchik. — Se ve que usted es de autoridad papal, es muy verticalista. Me lo
imaginaba. Quedó en el limbo para todos aquellos que no son tan verticalistas con
Ratzinger.
Entonces, me parece a mí que acá tenemos un problema de contradicción. Es
decir, no es coherente ni consistente ni congruente ahora deshacer lo que se hizo. Ya se
resolvió en favor del cupo femenino. Esta Cámara fue la que lo resolvió al admitir que
Banicevich sea salteado en favor de Forstmann, que estaba segunda. Es decir que dentro
de la atención interna del Código Electoral Nacional se resolvió por el cupo y no por la
prelación.
Ahora bien, quien estaba primero ya no está más para ser incorporado como
suplente: dejó de estar en el momento en que la senadora Judit Forstmann asumió como
senadora. Entonces, me parece que está habilitado claramente la posibilidad de hacer
una elección, y ahí entran otras consideraciones políticas. Yo entiendo que a lo mejor no
es lo ideal agregar esta elección ahora y en este contexto, pero acá hay que decidir si
vamos a atender a la política en favor de la coherencia institucional o sin importarnos en
esa coherencia institucional. Si ya se resolvió en favor del cupo, evidentemente no
puede asumir Banicevich, excepto que esté dispuesto a un cambio demasiado profundo
de su propia condición. (Risas.) Entonces, me parece que estaríamos haciendo algo
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equivocado de esta manera desde el punto de vista de la coherencia institucional. Es
cierto que hay que resolver el problema de la atención interna del Código, hagámoslo,
discutamos de una buena vez una reforma integral del Código Electoral Nacional.
Mientras tanto, seamos coherentes con la decisión ya adoptada.
Sr. Presidente. — La señora senadora Negre de Alonso le pide una interrupción.
Sr. Cabanchik. — Adelante.
Sra. Negre de Alonso. — Como el senador es filósofo, le quiero acotar algo. Eso que
usted está exponiendo —que es distinto a lo que digo yo—, los abogados lo llamamos la
teoría de los actos propios; no podemos contradecir nuestros propios actos.
Sr. Cabanchik. — Le agradezco por haber puesto en valor jurídico el argumento que
desarrollaba. El punto es que se requiere la elección. Esa es la mejor manera de salir de
este problema. ¿Por qué? Porque se apela, nuevamente, a la voluntad popular que es la
base de toda la cuestión. Es cierto que es una pena que ya se expresó la voluntad
popular, pero bueno... hay dos senadores del Frente para la Victoria, hay un senador del
radicalismo. Mayorías y minorías fueron distribuidas como correspondía. Esto siempre
puede pasar, siempre una mayoría puede agotar su representación por diferentes
accidentes: por renunciar, por fallecimiento o por lo que fuere. Eso también puede
pasar.
Por lo tanto, dadas estas circunstancias, hay que ir a una elección. Otra vez el
voto popular debe decidir esto, y debemos decidir —el Congreso y el Poder Ejecutivo
de la provincia también—... quien debería llamara a la elección es el Ejecutivo de la
provincia de Santa Cruz, si no entiendo mal.
Sr. Mayans. — Entiende mal.
Sr. Cabanchik. — ¿Por qué? El artículo 62 de la Constitución Nacional.
Sr. Presidente. — Sí, pero es cargo nacional.
Sra. Negre de Alonso. — Lo tiene que llamar el Poder Ejecutivo Nacional.
Sr. Cabanchik. — Me parece que hay que revisar el artículo 62 de la Constitución
Nacional, porque tengo dudas.
Igualmente, lo mejor es apelar de nuevo a la voluntad popular. En este momento,
lo mejor es apelar nuevamente al voto. Si se quiere dar preeminencia al cupo, se pondrá
la limitación de que solamente mujeres podrán participar de esa elección. Si estamos en
contra de esa restricción y lo consideramos una discriminación injusta, en esa
circunstancia no tendrá esa restricción. Pero en cualquier caso, el que no está disponible
como suplente —me parece a mí— es Banicevich, y en este aspecto creo que la política
debe acompañar a la coherencia institucional, porque esa es una muy buena señal para
la sociedad. ¿Cómo va a ver esto la sociedad? Como un acuerdo coyuntural entre las
fuerzas políticas para que todo más o menos siga adelante. Me parece a mí que es mejor
dar otro tipo de señal.
Sr. Presidente. — Tengo anotado al senador Sanz, pero antes quiero decir dos cosas.
Lo primero que quiero decir es referido a la teoría de los actos propios. Nosotros
tenemos que reflejarnos a los actos que ha tenido la Comisión, y estos no indican que
efectivamente nosotros ni desplazamos ni le quitamos validez al título de Banicevich.
En ese momento, interpretamos conforme a lo que era posible.
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La segunda cuestión que quería mencionar es que por vía de la imaginación
estamos convirtiendo una ley tuitiva en una ley discriminatoria del género. Lo cual me
parece no sólo un disparate sino un avance que puede terminar en cualquier lado.
Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. — Adelanto que nuestro bloque va a aceptar la incorporación del senador
suplente Banicevich, pero por algunas razones que no sé si son las mismas que ha
expresado el presidente, que la verdad que esto ha motivado algún estudio y algunas
opiniones encontradas, pero hemos tratado de encontrar una solución que no solamente
resuelva el caso particular de hoy sino que establezca un criterio que nos pueda
acompañar en el futuro. Porque creemos también que hay un vacío que tenemos que
tratar de interpretar. Creo que acá hay que resolver el juego conjunto de varias
cuestiones. Primero, lo que se ha dado en llamar acá actos propios, que no es eso sino
que es un antecedente fijado por la Comisión que también estaba en el decreto
reglamentario, que es el de la mujer suplente reemplaza a mujer titular. Eso la verdad
que a esta altura ya nadie lo puede discutir. Esto es así y no hay motivo para volver
sobre el tema; es así.
Por otra parte, hay otra cuestión que no podemos soslayar —no creo que se haya
hablado esta mañana, pero tiene su importancia—, que es el derecho adquirido del
suplente que hoy estamos tratando. De eso no se ha hablado pero es un tema que hay
que contemplar. Ahí hay un derecho adquirido, y que tiene que ver con otra cuestión
que sí se ha hablado: que es la voluntad popular. Hay un derecho adquirido del
legislador elegido y hay un derecho adquirido de alguna manera de esa voluntad popular
que se expresó en esa elección y hay por supuesto, alrededor de todo esto, una cosa muy
potente, muy fuerte, que es la ley de cupo femenino. Entonces, nosotros estamos
intentando encontrar una solución que contemple todas estas cuestiones. Obviamente
que en el caso de vacancia del lugar de la mujer titular debe ser suplida por la mujer
suplente. Pero en el caso de vacancia de la mujer suplente —que es el caso que hoy
estamos analizando—, deben considerarse las razones de dicha situación, y es ahí en
donde nosotros queremos incorporar un ingrediente —por así decirlo— “nuevo”. Si esa
vacancia es originada por renuncia, es decir, por propia voluntad, a nuestro juicio debe
regir el principio de la ley de cupo femenino y en ese caso debe convocarse a una
elección, porque la ley de cupos no puede ceder por la voluntad de quien es beneficiaria
de la ley de cupos. Siguiendo el criterio del caso Viudes para la mujer titular, si también
en el caso de la mujer suplente hay renuncia, la salida es convocar a una elección. O sea,
rige la ley de cupos. Pero si la vacancia de la mujer suplente, como en este caso, se ha
dado por otra razón que no sea renuncia, ahí la ley de cupos cede y la que adquiere valor
es la representación de la lista. Por lo tanto, el que asume es el senador suplente. Es
decir, ahí insisto la preeminencia la tiene el derecho de representación, la voluntad
popular, el derecho adquirido del senador, lo que es la unidad y la integralidad de la lista
frente a la Ley de Cupo Femenino.
En consecuencia, a nosotros nos gustaría dejar sentado que este es un criterio
que nos puede acompañar en el tiempo y proteger la Ley de Cupo Femenino frente a lo
que fue la discusión en el caso Viudes, es decir, desistimiento de la propia beneficiaria,
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tanto titular como suplente. Pero también, cuando ya no es una cuestión voluntaria de
renuncia sino que hay una causal de fuerza mayor —como es el caso de la lamentable
muerte de la senadora Forstmann—, creo que lo que rige es el criterio de integralidad de
la lista.
Por estas razones, nosotros vamos a acompañar que se incorpore como senador
de la provincia el suplente Banicevich.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
Sr. Pichetto. — A mí me parece interesante la postura sostenida por el señor senador
Sanz. Creo que hace al comportamiento de la buena fe política, sin descalificar a los
senadores que han opinado diferente, que creo que lo han hecho desde su pensamiento
político.
Si la democracia en la Argentina fuera de comportamientos normales, hoy
estaríamos prácticamente firmando un acta y convalidando lo ya resuelto por este
mismo Senado, en cumplimiento del artículo 55, cuando evaluamos los títulos de los
senadores titulares y suplentes.
Acá estamos frente a un hecho, que es ni más ni menos que lo irreparable de la
muerte. El Senado ha sentado un principio que no lo instaló la Cámara de Diputados,
porque la Ley de Cupo Femenino se aplica para la constitución de las listas, no así para
la integración de las Cámaras. En la Cámara de Diputados, el reemplazo de diputadas
mujeres por renuncia determinó, en muchos casos —hay algunos casos puntuales y
concretos que luego mencionaré—, la asunción de diputados hombres. Aquí, en el
Senado, a instancias de la actual presidenta de la Nación, y frente a un hecho político
que, indudablemente, tenía características especiales, que fue el caso de la señora
senadora Viudes, a la que se la obligaba prácticamente desde su propio partido a
renunciar para que asumiera el señor senador Romero Feris, se sentó un principio, que
lo hemos cumplido a rajatablas. Lo hemos cumplido en el caso de la señora senadora
Forstmann, donde el candidato masculino suplente estaba en el tercer lugar, y ha habido
un apartamiento para poder cumplimentar con el principio instalado por la Cámara de
Senadores. No ha habido una renuncia. La renuncia, senador Cabanchik, siempre es
expresa. No ha habido renuncia sino un apartamiento para que se pueda cumplimentar la
Ley de Cupo Femenino.
Acá tampoco hay vacío, laguna legislativa o constitucional. El artículo 62 de la
Constitución Nacional, claramente, establece un criterio para convocar nuevamente a
elecciones. El término que utiliza el artículo es “vacase”, que significa vacancia, cuando
alguien cesa en el cargo por algún motivo, ya sea renuncia, incapacidad sobreviniente o,
como en este caso, por muerte. Dice: “Cuando vacase alguna plaza de senador por
muerte, renuncia u otra causa, el Gobierno a que corresponda la vacante hace proceder
inmediatamente a la elección de un nuevo miembro.”
Sr. Cabanchik. — Perdón. Ahí ven que es el gobierno provincial...
Sr. Pichetto. — No, no. Esta es una elección de carácter nacional; no es provincial. Por
lo tanto, la convocatoria es siempre nacional. El de senador es un cargo nacional. De
todas maneras, acá no hay vacante. Existe un orden en una lista homologada por el
artículo 55. Indudablemente, no se da el supuesto del artículo 62; por ende, no hay
convocatoria a elecciones.
El otro tema es el del propio reglamento de la Cámara de Senadores, que fue
modificado con posterioridad a la instalación de la Ley de Cupo Femenino, donde
también se establece el criterio de la vacancia. Indudablemente, tampoco se determina la
posibilidad de convocar a nuevas elecciones.
En consecuencia, nosotros vamos a sostener el principio de que hemos
cumplido, mientras fue posible, el principio de la Ley de Cupo Femenino. No hay
incoherencia, incumplimiento de pautas éticas ni estamos haciendo acá una
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interpretación que forma parte de algún acuerdo oscuro para hacer asumir a un
legislador con algún planteo ilegítimo. Estamos haciendo cumplir con el artículo 55,
que ya lo hemos cumplimentado, frente a un hecho donde no es posible que haya una
mujer para reemplazarlo, y donde hay un suplente y no hay vacancia. Por lo tanto, no
consideramos oportuno, conveniente ni necesario llamar a elecciones, y entendemos que
este senador suplente que no renunció en su momento y que se corrió para que fuera
posible la aplicación de la Ley de Cupo Femenino, en este caso tiene que asumir.
Estos son los argumentos: el propio reglamento de la Cámara de Senadores y la
propia Constitución Nacional, que establece claramente que para convocar a elecciones
tiene que haber una vacante.
Sr. Presidente. — Antes de darle la palabra al señor senador Guinle, quiero decir que el
artículo 53 del Código Electoral lo va a tener que incorporar dentro de las
modificaciones que usted quiere, porque dice “la convocatoria a elecciones de cargos
nacionales será hecha por el Poder Ejecutivo Nacional”.
Tiene la palabra el señor senador Guinle.
Sr. Guinle. — Gracias, presidente.
Creo que se ha dicho todo. Lo que creo que aporta es la posición del bloque de la
Unión Cívica Radical. Obviamente, no en desmedro del resto de las opiniones, pero
creo que ayuda a interpretar. De lo contrario, se comunica de manera tal que parece que
las manos disciplinadas del oficialismo solamente permiten tomar una decisión. Así que
yo me congratulo de la decisión del bloque de la Unión Cívica Radical, en la que ha
prevalecido fijar una postura hacia delante y para otros casos, más allá de éste, y que se
permita comunicar lo que realmente nosotros creemos que corresponde.
En realidad, yo me puse a mirar esto a partir de una pregunta de un periodista, y
llegué a la inequívoca conclusión de que le corresponde asumir al senador que ha sido
electo como suplente. Haciendo jugar las normas del artículo 54 de la Constitución
Nacional, teniendo en cuenta que la exigencia del cupo femenino no es de rango
constitucional sino legal, que la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres
para el acceso a cargos electivos, consagrado en el segundo párrafo del artículo 37 de la
Constitución Nacional, parecen conducir, con una interpretación del segundo párrafo del
artículo 157, a sostener que el legislador consideró cumplida la exigencia constitucional
con la confección de las listas, que aseguraban a las mujeres un ingreso a los cargos
electivos en una proporción mínima garantizada.
En realidad, es cierto que el Senado ha intentado aplicar a rajatabla y de una
manera distinta a la de la Cámara de Diputados, el principio y el espíritu de los artículos
37 de la Constitución Nacional y el 60 del Código Electoral —lo ha hecho en los casos
Viudes y Forstmann, que fueron acá mencionados—, pero aplicar esa solución sería
violar la Constitución Nacional y violentar la voluntad popular, expresadas en las
elecciones generales de 2005.
Además, hay un derecho que es cierto, que señaló el señor senador Sanz. Hemos
intentado llegar siempre con la aplicación del cupo de manera tal de cumplir hasta el
máximo posible. Pero, en este caso, resulta de imposible cumplimiento.
Se pueden llegar a vulnerar los derechos de un candidato electo como suplente
por la provincia de Santa Cruz y los del partido político, en los términos del artículo 54
de la Constitución Nacional. Inclusive, la disposición transitoria cuarta le adjudicaba a
los partidos políticos nominar a la legislatura, para que la legislatura levante la mano y
nombre a los senadores antes de la elección nacional.
Eso significa que hay que respetar la voluntad popular que se puso sobre la mesa
en el año 2005, los derechos de quien ha sido electo como legislador producto de esa
voluntad popular y los derechos del partido político, en los términos del artículo 54 de
la Constitución Nacional.
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Tampoco podría interpretarse por el absurdo de que siempre una senadora titular
debe ser reemplazada por una senadora suplente. Si no, inclusive, habría que vulnerar el
techo máximo del 70 por ciento. Habría que tener dos suplentes femeninas. Y esto, por
el absurdo, tampoco es lo que ha querido el legislador.
Del artículo 54 de la Constitución se desprende que las bancas se distribuyen
entre los partidos políticos. Motivos por el cual, de producirse vacancias, corresponde
que asuman los suplentes electos del mismo partido. Sólo en el caso de inexistencia de
estos, debe llamarse a elección en los términos del artículo 62 de la Constitución
Nacional.
Esta interpretación, a mi juicio, es absolutamente ajustada al texto constitucional
y al Código Electoral, que no dice otra cosa que contradiga estos principios.
En realidad, quiero que forme parte de una expresión sustentada en la absoluta
razonabilidad, donde cada uno puede mantener sus criterios. Pero, como estamos en un
período donde —como dije hace algunos días— la oposición se llama consenso y el
oficialismo es disciplinado; los términos son absolutamente alterados. Creo que
corresponde que comuniquemos esto de la mejor manera.
Estamos convencidos de que hay un respeto absoluto a las normas obrando de
esta manera. Lo hemos estudiado, como, seguramente, lo ha hecho la oposición. Me
congratulo de la posición del bloque Radical que es inteligente en cuanto a marcar el
sentido de la vacancia, producto de qué acto. Creo que agrega un elemento nuevo y
digno de ser valorado. Creo que ayuda y hace un aporte a la calidad institucional en un
momento complicado de la vida institucional del país.
Sr. Presidente. — Tengo reinscripta a la señora senadora Negre de Alonso.
No quiero dejar de decir que, respecto de la postura de la ley de cupo, no sólo
me congratulo, sino que, además, comparto plenamente lo que dijo el señor senador
Sanz.
En materia de la teoría de los actos propios, esto es una consecuencia inequívoca
de lo que hicimos en los casos Viudes y Forstmann. Institucionalmente es correcta su
interpretación, racionalmente es impecable. Pero, además, es sana políticamente.
Despeja cualquier tipo de suspicacia e interpretación mezquina o pícara.
Me parece que el aporte, en la mañana de hoy, nos permite tener diferentes
interpretaciones, pero ser lineales en que los antecedentes de la Comisión de Asuntos
Constitucionales, en los casos Viudes y Forstmann iban en apego a la norma
constitucional y a los tratados internacionales y que no vamos a convertir, por vía del
absurdo, una ley tuitiva en una ley que termine siendo discriminatoria del género.
Porque, en definitiva, estamos llegando a esa conclusión.
Así que, agradeciéndole no sólo la racionalidad de la postura, sino que nos ha
permitido encontrar consenso en un tema institucionalmente sensible en momentos
donde está todo muy a flor de piel, le doy la palabra a la señora senadora Negre de
Alonso.
Luego, hará uso de la palabra el señor senador Cabanchik.
Sra. Negre de Alonso. — Dos acotaciones, nada más.
En primer lugar, no sé si fue el señor senador Gioja quien mencionó que estamos
hablando de discriminación de género en general y no en particular. Efectivamente, el
concepto de discriminación es del género, mujer u hombre. En este caso, estamos
hablando de una mujer. Eso es lo que dice la convención internacional, los tratados y la
ley que hemos votado recientemente.
En segundo lugar, quería expresar que no comparto la opinión del señor senador
Sanz en algo fundamental. Pero, quiero decir y no quiero dejar pasar, que no hay
suspicacias ni mala intención, por lo menos, en lo de esta colega senadora…
Sr. Presidente. — No. Lo que digo es…
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Sra. Negre de Alonso. — …oposición y consenso es un tema para discutir y no en este
marco. Pero, también he estudiado en profundidad este tema. He participado. He estado
en las otras reuniones de Comisión cuando se trató el tema de Viudes. Tengo una
postura sentada, que me parece que es una postura transparente, leal y democrática y
que estoy haciendo uso de mis derechos. No soy suspicaz. No pongo trampas. No vengo
con segundas intenciones.
Hago estas aclaraciones por algunas cuestiones que dijo el señor senador
Fernández. Más allá de que sea año electoral o no, desde que estoy acá, siempre he
tenido la misma conducta.
Discrepo con el señor senador Sanz en esto. Si estamos en la ley de cupo, que
mujer reemplaza a mujer y hombre a hombre —y como aclaré al principio, no hay
renuncia y su pliego está aprobado—, creo que el derecho adquirido del senador electo
es a reemplazar a un hombre. Ese es el derecho adquirido.
A partir de la ley de cupo y de los decretos reglamentarios, los derechos
adquiridos por suplentes hombres son para reemplazar hombres, no para reemplazar
mujeres.
Sr. Presidente. — Una aclaración. Quiero ser claro, lineal y frontal, como fui toda mi
vida. No estoy hablando de lo que sucede en el seno de la Comisión. En el seno de la
sociedad, hay mucha suspicacia. A mí me parece que una postura que tenga que ver con
la calidad institucional y el respeto a los antecedentes que esta misma Comisión ha
sentado, es positiva.
No estamos frente a la disciplina partidaria o un acto de renuncia que podría ser
motivado por un oportunismo político. Estamos frente a un hecho fatal. La disyuntiva
que tenemos es legal, constitucional, reglamentaria y no violatoria de ningún tratado.
No hablo de la suspicacia acá. La suspicacia está en base a algunas
interpretaciones un tanto complicadas que nosotros estamos haciendo de un texto,
donde yo tengo una postura y vos tenés otra. En el marco de esto se generan
especulaciones que son mezquinas, ordinarias e infundadas de muchos sectores que, en
definitiva, descalifican la postura que es reglamentaria. Son externas.
Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. — Ha venido bien esa aclaración, porque lo primero que quería decir es que
está descartado que todos los que estamos acá estamos discutiendo una cuestión que es
tan novedosa que cualquier cosa que digamos debe ser interpretada como fruto de haber
estudiado una situación particular para tratar de fijar posición.
Pedí la palabra por lo que acaba de decir la senadora Negre de Alonso.
Si uno tomara como decisión que mujer remplaza mujer y hombre remplaza
hombre, estaríamos dándole un carácter de valor absoluto y hasta quizá, como dijo el
senado Guinle, rango constitucional a la Ley de Cupo, que no lo tiene.
Entonces, insisto en la posición nuestra que, si no la podemos incorporar con
ánimos de mayoría de la Comisión, yo sí la voy a querer dejar sentada como dictamen
de minoría. Porque esto que estamos hablando hoy aquí va a dar forma a una versión
taquigráfica que va a acompañar la interpretación del Senado para los próximos años. O
sea, la versión taquigráfica de la reunión de hoy va a ser usada, seguramente, en alguna
oportunidad.
“Mujer remplaza a mujer” solamente tiene valor mientras subsiste en la lista; o
sea, dentro de ella. Y en el caso nuestro, incorporamos como una excepción para el caso
de que las dos mujeres renuncien o, por lo menos, lo haga la mujer suplente. En ese
caso, la Ley de Cupo, a nuestro juicio, adquiere un valor tal que se convoca a una
elección. Ahora, mientras eso no suceda, la Ley de Cupo cede para establecer como
prioridad la integralidad de la lista.
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Esto es lo que quería decir. Me quedé con las últimas palabras de la senadora
Negre de Alonso. No es que en todos los casos mujer remplaza mujer, a nuestro criterio.
Sr. Presidente. — Totalmente de acuerdo, señor senador. Este dictamen no tiene
fundamentos, pero su razonamiento respecto de que no se puede por vía de renuncia
violar la Ley de Cupo tiene como precedente nada más y nada menos que el caso
Viudes. Para nosotros, si bien es cierto que este dictamen no tiene fundamentos, en las
fundamentaciones de los integrantes de esta Comisión está claro que de Viudes a esta
parte y de acá en más la renuncia no hace ceder la Ley de Cupo; sí en un caso como el
presente. Lo que pasa es que explicado de esta manera es aplicar la teoría de los actos
propios de Viudes, de Forstmann y ahora en este caso en particular, porque cede frente
al hecho institucional de tener un título habilitado.
— La señora senadora Negre de Alonso habla fuera del
micrófono.
Sr. Presidente. — Ya lo hice firmar, pero lo vamos a esgrimir… Yo comparto
plenamente lo que dijo.
Tiene la palabra el señor senador Cabanchik, que está modificando el Código
Electoral a cada rato.
Sr. Cabanchik. — Lo que pasa es que, como bien dijo el senador Sanz, esta es una
discusión sustantiva que hay que dejar saldada hacia delante. Entonces, me parece que
tenemos que meter mano al Código Electoral Nacional en todas aquellas cuestiones que
están abiertas, siendo esta una de ellas.
Ahora, yo voy a expresar también un disenso. Por lo menos, me llama la
atención la diferenciación entre la renuncia y el fallecimiento. En general, para los
reemplazos, las sustituciones, las remociones o para todas las cuestiones atinentes a un
cargo, renuncia o fallecimiento se ponen en serie. Es o lo uno o lo otro, indistintamente.
Sr. Presidente. — Disculpe, señor senador. Quiero que continúe con la idea.
La renuncia puede estar motivada por distintas razones. Una de esas razones,
que se planteó en el caso Corrientes, era que el que sucedería era el jefe político de una
agrupación a la cual pertenecía la senadora. Entonces, la renuncia de la senadora
habilitada a que el cargo fuera ocupado por su jefe político. Esto era disciplina
partidaria: una renuncia motivada por un interés político que desnaturalizaba la Ley de
Cupo y los tratados internacionales. En realidad, era una trampa por la cual se vulneraba
la finalidad de la norma. Pero acá no hay trampa posible ya que estamos frente a un
hecho absolutamente fatal, fortuito.
Sr. Cabanchik. — La verdad es que así es difícil, señor presidente. Gracias.
Obviamente, soy conciente de que hay jugadas políticas non santa que pueden
derivar en una renuncia; y esa es la distinción que el senador Sanz quería establecer.
La verdad es que a veces uno, por deformación profesional, extrema los
argumentos. Eso lo hacemos muy habitualmente en las discusiones filosóficas. No
quiero que se tome a mal el extremo que voy a dar, pero deseo mostrar por qué esa
distinción entre renuncia y fallecimiento que introduce el senador Sanz me parece, al
menos, debatible; no me parece tan clara y creo que el debate va a seguir abierto. Una
persona, lamentablemente, podría renunciar suicidándose; y en ese caso, la renuncia y el
fallecimiento serían el mismo acto. Por lo cual, la distinción que se quiere establecer
introduce un elemento que es difícil de fundar.
Lo que ha ocurrido es una vacante, la ausencia de una representación femenina
dentro de la mayoría. Eso es cierto: es un problema de difícil solución. Estoy de
acuerdo. Pero quiero aclarar que me siento un poco molesto por las expresiones de
algunos senadores del oficialismo, genéricas, respecto de la oposición, cuando la
oposición se mantiene en un disenso dentro de un debate racional, argumentado, en
donde uno puede tener el pro y el contra de cada cuestión. No es antojadizo este debate.
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Se habla del “oposicionismo” de la oposición o de cosas que tienen que ver con ese
“consenso versus disciplina”. Se habla de que alguien que se opone en este momento
tiene malas intenciones o quiere embarrar más la cancha respecto de los problemas que
tiene el país. Bien, si hay emergencias institucionales en el país, no las ha creado la
oposición. Por lo tanto, es un poco molesto que a uno se le cargue ese sayo. En verdad,
creo que esto no corresponde. Ya lo dijo la senadora Negre de Alonso y lo aclaró el
presidente, pero me parece que hay que dejar de hacerlo, directamente, en este tipo de
alusiones.
Creo, entonces, que el debate permanece abierto: que la diferencia entre renuncia
y fallecimiento, para el caso de la suplencia que propone el senador Sanz, merece ser
más discutida. El caso extremo que dije de renuncia por suicidio puede parecer gracioso
como argumento —espero que nunca ocurra, naturalmente—, pero ahí desaparece la
distinción establecida. En conclusión, me parece que debemos seguir debatiendo esta
cuestión como una modificación a la ley, no como una excepción que se repita.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra, para una aclaración final, el señor senador Guinle.
Sr. Guinle. — Una sola aclaración final, porque no quiero volver sobre esta cuestión ni
tampoco quiero que el argumento inteligente —como yo lo caratulé— del senador Sanz
borre la cuestión.
El tema es el derecho adquirido que tiene el senador suplente de rango
constitucional y el derecho que tiene el partido político de rango constitucional,
conforme al artículo 54 de la Constitución Nacional. Ese es el argumento de fondo.
Sr. Presidente. — Ahora sí, se da por finalizada la reunión.
— Son las 13 y 23.
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