http://www.proed.unc.edu.ar/boletin/octubre_2007/ap_aps_gabi.pdf

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Boletín digital @distancia l Sección Apuntes l Aspectos: pedagógicos l Ficha Nº 4 l Tema:
Recursos para la enseñanza: “La producción de Materiales Educativos para la Educación
a distancia
Apuntes. Aspectos pedagógicos
La producción de materiales
educativos para la educación a
distancia
¿Qué hacer? ¿Cómo pensarlos? ¿Por dónde empezar?
Estas son algunas preguntas que enfrentamos los
docentes cuando nos sumamos al desafío de producir
contenidos para la educación a distancia.
Este artículo aporta algunas recomendaciones y
recaudos a considerar a la hora de sentarse a
pensar.
Mgter. Gabriela Sabulsky
Los materiales en Educación a Distancia son el conjunto de informaciones, orientaciones,
actividades y propuestas que el sistema a distancia elabora ad-hoc para guiar al alumno en
su proceso de aprendizaje. Éstos se presentan en diferentes soportes (impreso,
audiovisual, informático) en cuya elaboración y diseño interviene un equipo
interdisciplinario compuesto por los siguientes roles; docente experto (autores de
contenidos), asesor pedagógico, diseñador gráfico y comunicador social. Cada uno de ellos
tiene funciones específicas, pero también complementarias.
En estos apuntes nos vamos a referir a la etapa en la que el docente experto
(contenidista) escribe su texto y desarrolla sus ideas, preocupado básicamente por
seleccionar, recortar y adaptar los conceptos principales que desea transmitir a su grupo
de alumnos. No obstante cabe aclarar que la forma es contenido, es decir forma y
contenido integran un totalidad con sentido.
Cuando a los docentes se les solicita la elaboración de contenidos para la educación a
distancia, es posible que se genere una confusión con respecto a qué se debe hacer. Para
algunos, se tratará de sistematizar el trabajo habitual, pero para otros resultará muy
difícil saber sobre qué se deberá trabajar.
¿Por dónde empezar? En primer lugar, es válido considerar que cualquier situación de
enseñanza (sea presencial o a distancia) requiere, al menos, pensar en dos direcciones en
simultaneidad: la selección de un conjunto de conocimientos que formarán parte del
programa, y la elaboración de estrategias metodológicas que permitan al alumno
apropiarse de ese conjunto de conocimientos. En ese sentido, cada docente es portador
de un enfoque tanto epistemológico como didáctico.
Respecto a la selección del conocimiento, son más los recaudos que las modificaciones que
sufren estos contenidos para adaptarse a la modalidad. Una precaución importante tiene
que ver con lo que denominamos “vigilancia epistemológica”. Ello refiere a la
preocupación por la actualización y relevancia desde el punto de vista conceptual, teórico
y práctico; a la explicitación del enfoque o perspectiva, a la inclusión de problemas o
núcleos
centrales
que
traduzcan las formas en cómo
esos conocimientos se producen
en ese campo de investigación.
Sin embargo, estos recaudos no
son exclusivos de la modalidad
a distancia. Por el contrario,
hacen a la calidad de cualquier
propuesta educativa.
Otro aspecto a considerar en
relación al tema de los
contenidos, se vincula con la
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Recursos para la enseñanza: “La producción de Materiales Educativos para la Educación
a distancia
selección y organización de los mismos en un tiempo “a distancia”, que se vivencia desde
parámetros distintos a los aplicados en la presencialidad. Los tiempos a distancia son
tiempos más flexibles y se integran en la dinámica de la vida personal y laboral del
alumno. La relación entre contenidos y tiempo debe guardar coherencia para hacer
factible la propuesta.
Los aspectos vinculados a las cuestiones metodológicas suelen sufrir importantes cambios.
Al pensar en el diseño de materiales para integrarse a propuestas educativas a distancia,
se observa que éstos pasan a cumplir nuevas funciones: a la tradicional misión de
presentar la información o contenidos, se suma ahora la necesidad de ofrecer una manera
de comprensión y apropiación por parte de los alumnos. Los materiales educativos deben
incluir una propuesta de enseñanza, que se complementará con otras estrategias
propuestas a través del curso a distancia: foro, videoconferencias, comunicación por mail,
etc.
En este sentido, la propuesta de enseñaza
deberá, al menos, materializase a través de
dos estrategias:
1. Una selección y organización de la
información a través de diversas
fuentes: impresa, digital, audio,
video, imágenes, etc.
2. Una propuesta de actividades
sobre cómo acceder, comprender
y trabajar con la información
propuesta.
Con respecto a la primera, la actual
tendencia en educación a distancia se
orienta a utilizar el material ya disponible
en soportes tradicionales (libros, revistas,
etc. resolviendo el problema del acceso) y
lo publicado en Internet. Desde este punto
de vista, la idea de generar materiales
autocontenidos pierde vigencia por diversos
motivos; lo difícil de su producción (en
tiempo, esfuerzo y costo económico); la
rapidez con que dichos materiales se desactualizan; y la dificultad de contar con docentes
que investigan y producen en su propio campo de conocimiento. La intención, en todo
caso, es vincular al alumno a las fuentes primarias, a los autores que más
significativamente aportan al estudio de la temática.
Sobre este aspecto podemos advertir que:
•
Queda como tarea prioritaria para el docente de la modalidad a distancia, construir
el puente entre la fuente primaria y el alumno. Para ello, se elaboran distintos tipos
de materiales que intentan promover la comprensión de conceptos, el establecimiento
de relaciones, comparaciones, diferenciaciones, perspectivas, problemáticas
centrales, contradicciones, el planteamiento de buenas preguntas.
•
En la producción de materiales educativos, el uso de tecnología aumenta la
posibilidad de integrar múltiples fuentes de información, utilizando diversos
lenguajes: la imagen (fija o en movimiento), el sonido, la simulación, lo textual. El
desafío es superar la yuxtaposición de discursos para lograr la convergencia en una
integración total que de cuenta de un sistema de representación nuevo de la
información objeto de estudio. Esta idea es de difícil concreción, por eso hablamos de
desafío. Los docentes estamos acostumbrados a valorizar, y por ende seleccionar,
materiales de tipo textual, ya sea impresos o digitalizados. Es aun lento el proceso a
través del cual aceptamos con igual valor académico otras fuentes de información, por
ejemplo: un video, una fotografía, una videoconferencia, etc. Justamente, la
tecnología facilita modos de interacción entre diferentes formas expresivas y la
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a distancia
utilización de diversos soportes, por lo que queda abierta una invitación interesante
para pensar las producciones educativas.
•
En esta misma línea de desafíos, otro concepto clave es el de hipertextualidad. La
intertextualidad es una forma de
producción textual que nos
acompaña desde hace mucho
tiempo. No obstante, hoy la
tecnología
nos
facilita
la
conexión de muchos textos en
uno. Si de lo que se trata es de
construir un puente entre las
fuentes primarias y el alumno, la
producción del docente se
orientará a presentar y a
enmarcar
en
la
propuesta
didáctica
diferentes
textos,
diversas fuentes de información
que sumen distintos lenguajes,
como se hacía referencia en el
punto anterior.
En relación con el diseño de actividades, la preocupación que subyace durante la
producción de un material educativo se refiere a cómo el alumno construirá el
conocimiento no estando disponible el encuentro cara a cara, el contacto directo. La
posibilidad de intercambio, del diálogo, entre docente y alumnos y entre los mismos
alumnos es, hasta ahora, una necesidad irremplazable. A través de la propuesta de
actividades, se intentará de algún modo, promover el diálogo entre los diferentes actores,
y entre éstos y el conocimiento.
Al respecto, a modo de recomendación, podemos señalar lo siguiente:
•
Las actividades pueden ser de diverso tipo, según sea el campo de
conocimientos que se trate. Abiertas o estructuradas; pueden organizarse por
tema, por unidad, por núcleo problemático; pueden circunscribirse al material
que se incluye en la propuesta, o bien, sugerir la aplicación al contexto;
pueden formularse en forma de preguntas o tareas, etc.
•
En todos los casos, las consignas deben ser redactadas cuidadosamente,
quizás con detalles minuciosos que parezcan obvios en una primer instancia.
De lo que se trata, es de acompañar a la distancia y adelantarnos a problemas
que pudieran surgir por falta de comprensión de las consignas.
•
Las actividades de aprendizaje deben ser pensadas como desafíos para los
alumnos. Un alumno a distancia no invertirá su escaso tiempo en tareas de
reproducción de la información que no le ofrezcan alguna utilidad extra. El
alumno, si bien está en proceso de aprendizaje, conoce de sus necesidades y
sus formas de estudio. No se trata de favorecer el activismo para que el
alumno reconozca la presencia del docente. De lo que se trata es de proponer
actividades que realmente signifiquen esfuerzos cognitivos, actividades
complejas que supongan la integración de conceptos, relaciones, perspectivas,
que permitan revisar preconceptos y reflexionar sobre el propio proceso de
construcción de conocimientos.
Finalmente, podemos decir que la educación a distancia reconfigura la práctica docente,
por ende, la forma en cómo el conocimiento se transmite, se recepta y se resignifica. Los
materiales educativos, junto con los mecanismos propuestos de interacción, son los pilares
donde se asienta una propuesta de calidad educativa en esta modalidad. Por lo tanto, el
diseño de materiales educativos en soporte digital exige por parte de los docentes, al
menos plantearse la posibilidad de introducir modificaciones en su organización y en las
estrategias educativas que se incluyen.
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