Primera infancia, grandes desafíos (La Verdad 11-1-2010) Alicia Poza Lamentablemente, la oferta educativa pública para niños pequeños se congeló hace tiempo, suplantada por centros de conciliación de gestión privada Si, como decía el poeta, «la patria del hombre es la infancia», estaremos de acuerdo en que esta época tiene una importancia fundamental en el desarrollo emocional y cognitivo de las mujeres y hombres del mañana, de la ciudadanía del futuro. Nadie pone en duda que los primeros años de vida son decisivos en la evolución de la persona: en esos años se forman las estructuras neuronales, se desarrollan los procesos básicos de individuación y socialización, y se produce un crecimiento físico-psicomotor, perceptivo e intelectual, que condicionará las posteriores relaciones de la persona con el entorno y con los demás. Paradójicamente, pese a que estas consideraciones son compartidas por todo el mundo, la primera infancia sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país. La actual legislación educativa, la Ley Orgánica de Educación (LOE), incluye el tramo de 0 a 3 años como primer ciclo de la Educación Infantil de 0 a 6 años. Mientras que el ciclo de 3 a 6 años es gratuito, se proporciona ya de forma universal en todas las comunidades autónomas y goza de una regulación de mínimos, el ciclo de 0 a 3 años ha sido relegado a los márgenes: nada se dice en la ley respecto a cuáles han de ser las enseñanzas mínimas que han de adquirirse, ni a los requisitos que deben cumplir los centros, ni a las ratios de las aulas o a las titulaciones de los profesionales. De este modo, el ciclo de 0 a 3 años, aunque reconocido como periodo educativo por la regulación estatal, ha quedado, de hecho, reducido al ámbito meramente asistencial, dependiendo mayoritariamente de las consejerías de política social y de las corporaciones locales, como en el caso de la comunidad autónoma murciana. Lamentablemente, la oferta educativa pública 0-3 en nuestra región se congeló hace demasiado tiempo, y ha sido suplantada por centros de conciliación, que no escuelas infantiles, de gestión privada sufragada con fondos públicos. Es la falta de regulación la que provoca la existencia de «locales» educativos en bajos comerciales, sin ningún o escaso control público, o la que provocó el rocambolesco derribo de la Escuela Infantil de la Paz (Murcia), que cumplía una función social importante, pero constituía un estorbo para un proyecto urbanístico de interés privado. Todo ello son ejemplos de lo que ocurre cuando existe un vacío regulador a nivel estatal y un escaso interés del gobierno regional por la educación en los primeros años de vida. Creemos que los grandes desafíos a los que se enfrenta el ciclo 0-3 años están relacionados con dos cuestiones básicas: por un lado, el reconocimiento del derecho universal a la educación de las criaturas de esa edad, pues sólo un sistema universal de educación infantil puede garantizar una educación de calidad y la igualdad de oportunidades para todos, independientemente del origen social; por otro lado, el reconocimiento del derecho a la conciliación de la vida laboral, familiar y personal de las madres y padres, pues la promoción de 1/2 Primera infancia, grandes desafíos (La Verdad 11-1-2010) la igualdad de género pasa por el reconocimiento de la corresponsabilidad de los cuidados entre mujeres y hombres, administraciones públicas y empresas. La primera cuestión nos lleva a defender, en la línea de la Plataforma Estatal en Defensa de la Etapa 0-6 y de las conclusiones del último encuentro estatal de CEAPA -celebrado en Murcia en noviembre-, que se ha de regular a nivel estatal las enseñanzas mínimas del ciclo 0-3, así como los requisitos mínimos de su desarrollo, con el fin de evitar desigualdades territoriales. La segunda cuestión nos lleva a reclamar una educación infantil de 0-3 que tenga en cuenta las necesidades de las múltiples formas de familia actuales, es decir, que ofrezca salidas flexibles a las diferentes situaciones laborales y de cuidados de las diversas familias. No se trata de «aparcar» a las criaturas durante todo el día en un centro, sino de que la escuela infantil esté abierta a los variados intereses de los diferentes tipos de familia, sin olvidar que las escuelas infantiles, y todas las demás, deben ser siempre complementarias a los entornos familiares, nunca sustitutorias. Las relaciones familiares son importantes y es importante recordar que no sólo hay que «volver a casa por navidad». Para conseguir Debemos trabajar por la complementariedad entre lo que se hace en casa y lo que se hace en la escuela. Es imprescindible una continua comunicación e interrelación entre las familias y los profesionales que se traduzca en un seguimiento compartido del desarrollo del niño o la niña. Es importante enfrentarse con estos desafíos. No olvidemos que debemos instruir a nuestros nuestras niñas y niños desde el principio, porque necesitaremos de toda su inteligencia, de toda su fuerza y de todo su entusiasmo. 2/2