El doctorado a Netanyahu En 2010 personalidades solidarias de diferentes partes del mundo, entre ellas varios parlamentarios europeos, organizaron la Flotilla de la Libertad para enviar ayuda humanitaria a la población de Gaza. Cuando la Flotilla todavía estaba en aguas internacionales, el primer ministro, Netanyahu, ordenó atacarla. Era el 31 de mayo de 2010. El resultado fue nueve personas muertas y más de treinta heridos. Organizaciones de Derechos Humanos calificaron este atentado de ´terrorismo de Estado´. La represión y la fuerza de las armas no son el camino para la resolución del conflicto palestino-israelí. Esto genera más odio y contribuye a la creación de una espiral de violencia. Solo el diálogo y la negociación son el camino para la búsqueda de la justicia y la paz. Es aquí donde se ubican numerosos ciudadanos y ciudadanas y organizaciones israelíes que están en desacuerdo con la política represiva y violenta de su Gobierno contra el pueblo palestino, abogan por un diálogo respetuoso con este pueblo y reclaman su derecho a la soberanía. No pocos de ellos han sido encarcelados. Al igual que los objetores de conciencia, hay también soldados que se niegan a cruzar la frontera de los territorios palestinos. Existen organizaciones judías y palestinas unidas en un movimiento por la paz y la no violencia. Repudian la violencia del Estado de Israel y, asimismo, la de los grupos armados palestinos. Sólo una conciencia no violenta podrá detener la violencia. Ante esta realidad no podemos callar. Es justo y necesario manifestar nuestro más firme rechazo al galardón que la Universidad Católica se propone conceder al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por considerarlo un insulto y un desprecio al pueblo palestino, un atentado contra los Derechos Humanos y una negación de la dignidad de este pueblo que habita con pleno derecho la tierra desde varios milenios, hundiendo sus raíces en los antiguos pueblos cananeos. Nos parece un escándalo que una Universidad que se proclama católica actúe en contra de los más elementales principios de la ética humanitaria y del Derecho Internacional y legitime actuaciones que lesionan los derechos del pueblo palestino, defendidos en su día por Benedicto XVI. En la encíclica Pacem in terris, Juan XXIII llamaba a cristianos y no cristianos a construir la paz fundada en la verdad, la libertad, la justicia y el amor. Jesús de Nazaret clamaba, indignado: «¡Ay de vosotros cuando todo el mundo os alabe, porque eso es lo que hacían los antepasados de esta gente con los falsos profetas!» (Lc 6,26). 1/2 El doctorado a Netanyahu El salmista judío defendía el encuentro entre Bondad y Lealtad y el beso entre Justicia y Paz (Sal 85). Contra los deseos del salmista, Netanyahu ha conseguido una alianza entre la injusticia y la violencia para destruir al pueblo palestino, legítimo habitante de esos territorios. Si la Universidad Católica de Murcia no quiere ser cómplice de la sistemática agresión del Gobierno de Israel contra el pueblo palestino debería renunciar a la concesión del doctorado honoris causa al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Todavía está a tiempo. (Artículo publicado en diario La Opinión de Murcai el 9/11/2013: http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/11/09/doctorado-netanyahu/512123.html) 2/2