Apuntes para la comunicación en un mundo fluido: mediación es no mediar Sandra Massoni, Mariana Mascotti, Rosario, Argentina [email protected] Este trabajo es sólo un intento más por especificar una diferencia entre la comunicación pensada para la transmisión y la incorporación de la comunicación como espacio estratégico de intervención en las dinámicas socioculturales. Para analizar el funcionamiento del proceso de transformación sociocultural es imprescindible usar la categoría de mediación porque ella nos instala en la dimensión comunicativa como momento relacionante de la diversidad sociocultural. En este marco, el análisis de los emisores y los receptores como instancias separadas pierde sentido porque son estos mismos roles los que se desdibujan cuando nos instalamos en el espacio del consumo. Las mediaciones son dispositivos articuladores del espacio de la producción y el espacio del consumo. Conflictivos, no lineales, de imbricación de actores, prácticas e imaginarios, imposibles de reconocer como extremos diferenciados o polos porque se presentan funcionando en la trama social. Y cuando no es posible reconocer extremos, tampoco hay nada en el medio: mediación no es mediar. La mediación es un concepto que permite pensar a la comunicación haciéndose, para dar cuenta de su complejidad Desde las mediaciones es posible pensar lo fluido, el momento en que el pensar se vuelve huella, los haceres de los sujetos. El hábito como interiorización de una matriz sociocultural, se actualiza en una práctica social que ya no es sólo expresión reiterada de su gramática axiológica sino la oportunidad de su transformación a partir del nuevo contexto. La mediación captura este momento de cambio en las matrices socioculturales. Esto es, un análisis que se realiza desde los actores sociales más que desde los sujetos individuales. La ausencia de controles prenatales entre las embarazadas de las villas miserias de Rosario en Argentina, es uno de los aspectos claves de la problemática materno infantil de la región. Las estadísticas internacionales demuestran que existe una estrecha relación entre altas tasas de mortalidad prenatal y baja cobertura en la asistencia anteparto. ¿Cómo aumentar la cantidad de controles prenatales como forma de disminuir la mortalidad infantil? El excesivo laboreo de las tierras de cultivo en la región pampeana argentina es uno de los principales factores de deterioro de los suelos de la región. Se pierden miles de toneladas de tierra por año. ¿Cómo disminuir el número de labranzas como forma de detener el proceso de erosión de los suelos? Las respuestas a estas preguntas suelen traducirse en campañas con un fuerte sesgo instruccional y/o en la convocatoria a la participación comunitaria. El supuesto del que se parte es el de una generalizada falta de información sobre un determinado aspecto. Las campañas son un buen lugar para visualizar y a la vez poner en discusión el lugar de la comunicación, especialmente en los casos en que el objetivo tiene que ver con el desarrollo de un grupo o comunidad. La información que se difunde es prescriptiva: dice lo que hay que hacer para alcanzar una situación que ya se definió como modelo. Modelo surgido de un sistema de valoraciones que se define como bueno para todos y por lo tanto, deseable por todos. Así, se trabaja sobre la carencia de una cierta información, transmitiendo mensajes que intentan completarla. Pero los mensajes no actúan por sí mismos. Todo mensaje se completa en el contexto en que se lo consume y es en el momento de esa comunicación cuando cada persona pone en juego su bagaje sociocultural: sus experiencias, su sistema de valoraciones, sus formas de conocimiento e interacción. Su mundo de vida. Como dice Greimas, para convencer al otro es necesario establecer pactos fiduciarios en un escenario lábil. Ya que no se opera por diccionarios sino por enciclopedias, lo único que queda es la negociación: ponerse en el lugar del otro y negociar los significados. Primero lo percibimos y luego lo negociamos. ¿De qué significantes hablamos? Porque el significado es lo que vamos a negociar. El desafío es intentar conocer estos mundos de vida de los actores sociales que, siendo la razón de ser de las campañas, son –la mayoría de las veces– ignorados en su diversidad. Las campañas se organizan para cubrir una cierta "falta de información" y al hacerlo, niegan la heterogeneidad o apenas la incorporan desde un lugar que, lejos de asumir el espesor cultural de la diferencia, se contenta con su clasificación previa: diferenciar niveles de público a los que alcanzar. Incorporar la diversidad dinámica, no estandarizada, supone una diferencia sustancial en el concepto de participación. Implica pasar de entender a la participación como prescripción –receta de algo definido como bueno y que alguien debe hacer/saber– a participación como forma que considera al otro como otro y no como instrumento para. Se trata de recuperar los saberes, intereses y expectativas de los grupos involucrados para organizar acciones capaces de asumir las lógicas de los grupos en juego. Muchas veces se declama la necesidad de la participación de la comunidad en la solución de sus problemas con el objetivo de lograr consenso, un acuerdo generalizado. En la mayoría de los casos, el fracaso ocurre porque se continúa negando lo diverso y se "compromete" al otro (sin lograrlo) en una acción que no le pertenece. Abundan los síntomas de esta perspectiva declamada: "lo dijo el doctor", "así lo pide el ingeniero” “lo dijo el profesor"... La comunicación estratégica. Durante los últimos 15 años, desde el equipo docente de la cátedra Teorías de la Comunicación II de la UNR hemos trabajado en hacer crecer un enfoque que más que una postura teórica excluyente se propone como una meta-perspectiva, a la que denominamos comunicación estratégica. Porque creemos que “lo que se puede hacer para evitar el etnocentrismo y el relativismo es edificar meta-puntos de vista, desde donde el observador-conceptor pueda autoobservarse” (Pearce, W, 1998) y devenir en el mundo. Desde este enfoque ya no se piensa sólo en interacción entre personas sino también, y especialmente, en intercambio entre matrices socioculturales. Llamamos matriz sociocultural al esquema básico que describe los rasgos principales de la lógica de funcionamiento de un grupo social. Con este concepto, ingresa la historicidad al análisis de la comunicación y se produce un desplazamiento que integra otras miradas más reduccionistas al tiempo que las rebasa al buscar incorporar la complejidad de la dimensión humana. Una matriz sociocultural programa en cada grupo su sistema de percepción-acción. Este concepto nos permite introducir la problemática del placer en el marco de las determinaciones socioculturales. Si alguien hace algo, es porque hay una ganancia de algún tipo. El hábito como interiorización de una matriz sociocultural, se actualiza en una práctica social que ya no es sólo expresión reiterada de su gramática axiológica sino la oportunidad de su transformación a partir del nuevo contexto. Pensamos que, justamente, el reto es asumir la participación como disenso sociocultural. Reconocer la diversidad para recuperarla. Empezar a ver en el otro (este otro como otro) un actor social más que un receptor y a la interacción como el espacio en el que construir la mejor forma de seducirlo. Esta argumentación, en la mayoría de las campañas actuales se piensa como exclusivamente lógico-formal, porque así se piensa el conocimiento, pero “los hombres creen en lo acordado por sus creencias y no en las pruebas de éstas” (Pascal: “Del Art de persuader” in Del espirit geometrique, sección 2, trad. J. Lozano, 1998). La tarea de un comunicador al reconocer la diversidad sociocultural es indagar los posibles puntos de articulación de las diferencias en función de intereses y necesidades de grupos sociales que se reconocen como bien distintos, para operar desde allí con relación a un objetivo. Como dice Greimas, todo texto social es un metatexto. Las jergas no se traducen. La argumentación no es un juicio moral, sino más bien un camino cognitivo, poblado de reglas, de instrucciones, de filtros, que se hacen en función de la estrategia del otro. La argumentación trabaja en recuperar las pasiones del otro para convencerlo. (Greimas, “El saber y el creer, un solo universo cognitivo”) El objetivo de la comunicación estratégica no es un generalizado acuerdo social sino, por el contrario, la recuperación del conflicto a partir de la apropiación de la parte del problema a la que cada actor puede aportar. Es en este sentido que la participación no es consenso sino disenso sociocultural; y acción, no por mandato, sino porque responde/interpela a los actores involucrados. El comunicador trabaja para generar/descubrir cuáles son los dispositivos de participación que responden a los intereses y necesidades actuales de los grupos. Esta es la diferencia más radical entre la participación declamada y la enactuada por la gente. ¿ Cual es el marco? (Goffman) ¿Cuál es el juego? ( Pearce).A partir de allí empieza la negociación Es esta una perspectiva que nos resulta atrayente y productiva para trabajar en el diseño de nuestro lugar profesional de comunicadores. Es la misma que, desde su dimensión educativa, nos anima a generar un ámbito que consideramos también productivo para aprender a ser comunicadores desde la universidad. (ver MassoniBuschiazzo-Mascotti, “Atrévase a enseñar”) Apuntes para la comunicación estratégica Ampliaciones de los aspectos que desarrollamos a continuación pueden consultarse en los trabajos de la cátedra que figuran en la bibliografía. 1- El inicio del conocimiento y no su punto final. Resulta complejo conocer porque tratamos con objetos que en realidad son procesos. H. Von Foerster. Cambia, todo cambia... Pero todo empieza y termina para volver a empezar1. Son muchos los autores que aportan conceptualizaciones para abordar el espacio de lo fluido. A nosotros nos toca hacernos cargo desde la especificidad de la comunicación. Proponemos al diagnóstico comunicacional como un esquema de investigaciónacción. Un diagnóstico comunicacional, desde la perspectiva de la comunicación estratégica, sólo se piensa como un punto de partida. No pretende demostrar ni conocer acabadamente ninguna situación porque se reconoce trabajando en una trama sociocultural activa y dinámica. Parte de reconocer que la sociedad es un espacio de concertación entre diferentes grupos que perciben y actúan de maneras distintas porque funcionan desde matrices socioculturales diferentes. En este sentido, el diagnóstico comunicacional intenta, en vez de negar esta diversidad, recuperarla, porque es desde allí que se podrá trabajar en la articulación de intereses en función de un objetivo. Lo que se reconoce es que una propuesta para aportar a la solución de un problema es sólo una oferta y que la lógica que permitió pensarla y sistematizarla es una de las tantas que se pondrán en juego cuando se produzca la negociación de los significados y las rutinas de los actores en juego. 2- Actores o destinatarios. El diagnóstico comunicacional no tiene sectores/actores a incluir de antemano, sino que es la definición del problema la que determina la pertinencia del análisis de unos u otros. 1 Como nos ha demostrado Prigogine, el tiempo se define a partir de la causalidad circular. “El tiempo es ‘real’ y la irreversibilidad cumple en la naturaleza un papel constructivo fundamental. No es un tiempo automáticamente determinista, sino que es un tiempo que, gracias al hecho de que puede tener amplificaciones de elementos pequeños que pueden conducir a bifurcaciones, da cabida a la impredictibilidad, al azar, al devenir de lo nuevo.” Ilya Prigogine, p. 57 y ss., 1998 La diferenciación de audiencias externas e internas (muy común en los diagnósticos comunicacionales) es absolutamente incompatible con esta concepción de la comunicación. Reconocemos al espacio de trabajo recortado y especificado como un espacio en el que circulan diversas visiones de un problema, diferentes rutinas productivas, experiencias, mundos de vida que permanentemente interactúan. No se trata de audiencias sino de actores sociales que operan desde lógicas de funcionamiento diferentes y en cuyo accionar es posible intervenir para generar prácticas transformadoras. Intervención en el sentido de dispositivo diseñado para habilitar ciertas conversaciones de sujetos en relación a un problema. El modelo desde el que se puede pensar esta complejidad es el modelo de redes (ver K. Kelly, “Out of control”) porque “en los sistemas en que hay cambio, las reglas intrínsecas desempeñan un papel mucho mayor que las leyes generales. Elementos en apariencia insignificantes pueden, en ciertas circunstancias, ser amplificados hasta producir un cambio drástico en el sistema.” (M. Elkaim: pp 316, 1998). Así, más que centrarse en la planificación y en la predicción de resultados, la gestión de las redes implica alistar nuestra capacidad de ser sensores: diseñadores de dispositivos y auscultadores del devenir para rediseñar las nuevas intervenciones en el sistema. “La estrategia, como dijimos, consiste en construir un sistema cognitivo no a partir de símbolos y reglas, sino de componentes simples que se conectarían dinámicamente entre sí de maneras densas. En este enfoque, cada componente opera sólo en su ámbito local. La cooperación global (...) emerge espontáneamente cuando todas las (partes) “neuronas” participantes alcanzan un estado mutuamente satisfactorio. En tal sistema, pues, no se requiere una unidad procesadora central que guíe toda la operación. Este tránsito de las reglas locales a la coherencia global es el corazón de lo que en los años cibernéticos se denominaba autoorganización. Hoy la gente prefiere hablar de propiedades emergentes o globales, dinámica de red, redes no lineales, sistemas complejos o aun de sinergia.” F. Varela, 1996 3- El objeto condiciona el método. “La teoría de la auto-eco-organización (Foerster, H. von, 1960, Morim, E. 1990) instala la idea de dependencia ecológica en relación con el medio (...) Estos planteos expanden el interés por desarrollar un paradigma de complejidad para el conocimiento. Un método que detecte las ligazones, las articulaciones.(...) Esto implica un principio organizador del conocimiento que asocie la descripción del objeto con la descripción de la descripción y la descripción del descriptor, que otorgue tanta fuerza a la articulación y la integración como a la distinción y la oposición. La formulación de interrogantes deviene un medio para resistir la simplificación y construir la complejidad. Conservar la circularidad, no eliminar las antinomias, es rehusarse a la reducción de una situación compleja, al discurso lineal (con un inicio y un fin). El método consiste en aprender a aprender.” D. Schnitman, 1998, pp 24 y ss. En una investigación diseñada desde lo sociocultural la situación de comunicación a investigar define la metodología de investigación. Por eso es que una de las principales tareas de un diagnóstico hecho desde la perspectiva de la comunicación estratégica, es crear la batería de instrumentos de recolección de información. El desafío es diseñar herramientas capaces de indagar en distintas matrices socioculturales para captar los rasgos principales de estas otras versiones de lo real. Así, las técnicas son diferentes en cada situación porque son la problemática y los sectores a analizar los que determinan su construcción. Por eso, el objeto condiciona el método. 4-El papel de la tecnología La adopción de tecnologías es la razón de ser de la mayoría de los programas de desarrollo Entendemos a la tecnología, a la manera de Fernando Flores, como las conversaciones en las que co-diseñamos prácticas para manejarnos más efectivamente en el mundo. Estas conversaciones son en sí mismas negociaciones, espacios de puesta en juego de lo que somos, lo que establecemos como deseable o necesario, el deseo que circula con relación a cualquier situación que nos involucra. Este es el concepto de tecnología que resulta del todo compatible con la idea de intervención profesional que venimos desarrollando. Nos permite desplazar la conceptualización desde el aparato o la solución preestablecida hacia el lugar de la negociación que implica su apropiación. El diagnóstico comunicacional pretende organizar especialmente una oportunidad de apropiación de saberes técnico-científicos en cada uno de los sectores protagónicos con relación al problema 5- Las dimensiones de la comunicación. “ La interrogación del discurso científico puede hacerse en su integridad, no sólo como una serie de hipótesis teóricas de considerar en sí, sino como una serie de organizaciones, también instrumentales, para el reconocimiento de los efectos de transformación de la verdad.” P. Fabbri, 1992. pp 129 y 130 Siguiendo con nuestro ejemplo, en los ’60 los programas de desarrollo se articulaban haciendo énfasis en la dimensión informativa de la comunicación; luego, el acento se puso en la dimensión interaccional; y en los 70, en la dimensión ideológica. Hoy, entendemos a la comunicación como un momento relacionante de la diversidad sociocultural. Sin embargo, muchas veces en los programas de desarrollo, se habla de la dimensión comunicativa y se sigue pensando en la dimensión informativa-interaccional. Apostar a organizar una intervención en la dinámica sociocultural es recuperar a la comunicación como un proceso abierto y permanente de sentido. “...la cognición no consiste en representaciones, sino en acción encarnada. Correlativamente, podemos decir que el mundo no está preestablecido; más bien, es un mundo enactuado a través de nuestra historia de acoplamiento estructural, y los goznes temporales que articulan la acción están enraizados en el número de micromundos alternativos que son activados en cada situación. Estas alternativas constituyen a la vez fuente del sentido común y de la creatividad en la cognición” (...) “...lo general y lo abstracto son agregados de la disposición para actuar” “La acción inmediata contrasta con la deliberación y el análisis, pero no es mi intensión negar enteramente el papel y la importancia de estos últimos. Se trata de verlos en sus papeles específicos y en su relevancia relativa”(...) F. Varela, pp 24 y ss, 1996. 6- Mediación no es mediar. Las mediaciones son espacios de articulación de la producción con el consumo, que, mediante el análisis, podemos reconocer como de más o menos relevancia en la producción del sentido acerca de un problema. Así, el plus de la idea de mediación como categoría llave de la dimensión comunicativa, tiene que ver con permitirnos trabajar desde las relaciones. Es en las relaciones donde sujetos, prácticas e imaginarios se reinventan y es a partir de las relaciones que se fijan posiciones de diferencia, siempre inestables pero no aleatorias, entre actores sociales. La mediación es una articulación, no un espacio mediador. No hay extremos entre los cuales mediar, hay relaciones entre matrices que configuran posiciones de sujetos. Descubrir estos espacios nos permite trabajar para la transformación en el sitio privilegiado de su constitución. Desde las mediaciones es posible pensar lo fluido. El momento en que el pensar se vuelve acto. El hábito como interiorización de una matriz sociocultural, se actualiza en una práctica social que ya no es sólo expresión reiterada de su gramática axiológica sino la oportunidad de su transformación a partir del nuevo contexto. La mediación captura este momento de transformación en las matrices socioculturales. Esto es, un análisis que se realiza más que desde los sujetos individuales, desde los actores sociales. 7- El comunicador. Pensamos al comunicador como un profesional con capacidad de interpelar la dinámica social para operar crítica y valorativamente en su dimensión comunicativa. Es un profesional capaz de diseñar una acción de comunicación integrando todo el proceso, desde la idea a la realización, en función de un objetivo. En este sentido, no es un mero ejecutor de productos comunicacionales sino alguien capaz también de usar los saberes teóricos como horizontes de sentido y herramientas en su trabajo profesional. Por eso, el trabajo de un comunicador implica una apropiación de las teorías de la comunicación que reconociendo sus alcances y limitaciones las integre valorativamente en un plan de acción. 8- La comunicación estratégica. La comunicación es un espacio estratégico en la dinámica sociocultural. Construye, arma y desarma, redibuja constantemente la trama activa del sentido en un espacio social. En un programa de desarrollo, la intervención en la dimensión comunicativa es estratégica porque éste es el lugar del cambio. Cualquier transformación sociocultural se dibuja permanentemente a partir de la dinámica comunicacional. Al interior de un programa de desarrollo la comunicación es estratégica como espacio de gestión/planificación. El profesional comunicador, al momento de planificar las acciones del programa, realiza una integración valorativa de los saberes teóricos para acompañar los procesos de conocimiento de los actores sociales involucrados. Así, lejos de pensarse como un punto final de la transferencia tecnológica, la comunicación se asume como momento relacionante de la diversidad sociocultural en cada una de las acciones del programa. En un programa diseñado desde este enfoque, ya no es posible diferenciar, por ejemplo, acciones técnicas de acciones de comunicación. 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