Artículo 1º — Las entidades financieras, de transporte y/o de atesoramiento de valores, las empresas remesadoras de fondos, así como los locales que se dedican al cobro de impuestos y/o servicios, cualquiera sea el lugar y la modalidad operativa a la que ajusten su cometido, deberán satisfacer los requisitos de seguridad que determine el Banco Central de la República Argentina, en todos los ámbitos en que desarrollen su actividad, aun cuando se trate de locales habilitados con fines ajenos a ella, como así también en los vehículos destinados a tales fines. Artículo 2° - El Banco Central de la República Argentina, establecerá en el plazo de cuatro meses desde la sanción de la presente ley, las medidas técnicas e informáticas que las entidades y empresas a las que se refiere la esta norma, deberán implementar en cuestión de seguridad. Éstas deberán ser a estándares internacionales y actualizadas según los niveles de evolución de las mismas, no solo respecto de los bienes patrimoniales de las entidades y empresas, sino también, respecto de los bienes y la seguridad personal de los clientes y usuarios del sistema financiero. Las entidades y empresas enumeradas en el artículo 1º deberán cumplimentar, las medidas mencionadas en el artículo 2º en el plazo de ciento veinte días corridos, desde su puesta en vigencia por el Banco Central de la República Argentina.Artículo 3º — El Banco Central de la República Argentina dispondrá las habilitaciones de sucursales y otras dependencias de entidades comprendidas en el régimen de la Ley de Entidades Financieras, previa verificación del cumplimiento total de los dispositivos de seguridad establecidos por el mismo y por esta ley. Esta verificación deberá ser realizada por un Departamento creado a tal efecto en el Banco Central de la República Argentina y por la Policía Federal Argentina u organismo de seguridad competente, de acuerdo con la jurisdicción; quienes deberán revisar el correcto funcionamiento de dichos dispositivos, cada seis (6) meses, o cuando por mérito o conveniencia sea necesario. En lo que respecta a los vehículos destinados al transporte de valores, esta verificación será efectuada por el Registro Nacional de Armas, con idénticas exigencias y requisitos establecidos por esta ley y reglamentación. Cualquier autoridad competente, según la jurisdicción, deberá adoptar idénticos recaudos. El Departamento creado en este artículo, deberá informar cada seis (6) meses, a las Comisiones de Seguridad Interior y Narcotráfico del Senado de la Nación y la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados de la Nación, sobre todo su accionar, de acuerdo a la competencia establecida en esta ley y su reglamentación. Artículo 4º — Cuando surjan incumplimientos a las disposiciones de seguridad vigentes, el Banco Central de la Nación o los organismos competentes sancionarán con multas del 0,5% al 1,5% del encaje bancario establecido por el B.C.R.A. y/o clausura a las entidades y empresas mencionadas en el artículo 1° de esta Ley, según la gravedad de la falta. Artículo 5º — Los funcionarios responsables de la fiscalización y control de las normas establecidas para la seguridad de las entidades y empresas mencionadas en la presente ley, como así también para con sus clientes serán patrimonial y penalmente responsables por la falta de cumplimiento de las normas establecidas para tal fin. Artículo 7° - Las entidades y empresas referidas en esta ley están obligadas a establecer altísimos standards para la contratación de su personal, solicitar a los actuales y futuros, presentación de certificados de antecedentes penales del Registro Nacional Reincidencia, no pudiendo efectuar nuevas incorporaciones a quienes se encuentren con antecedentes en dicho Registro y aplicarán políticas de conocimiento continúo de los mismos a través de un monitoreo de sus actividades. Artículo 8º — Derógase la Ley 19.130, su Decreto Reglamentario Nº 252 y toda otra norma que se oponga a la presente. Artículo 9º - Se invita a las provincias argentinas y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley. Artículo 10º — Comuníquese al Poder Ejecutivo. FUNDAMENTOS Señor Presidente, Hoy nos preocupa y ocupa la inseguridad bancaria en forma particular; si bien el delito no es nuevo su proliferación a pesar de las medidas de seguridad implementadas por el sector y el B.C.R.A. pueden terminar en pocos minutos con el futuro de cualquier ciudadano. Porque sabido es que hoy prácticamente existe una industria del crimen organizado que busca de distintas forma apoderarse de la información y del dinero ajeno. Luchar contra ello, requiere de la voluntad de todos, del intercambio de información y del conocimiento de las mejores prácticas para prevenir el fraude, el lavado de activos, el robo de identidad, entre otras tantas acciones, encaminados a romper nuestras barreras de protección. La cantidad de estos hechos, según información del Diario La Nación del 6 de agosto del corriente año, creció veinte por ciento con respecto al año pasado. Este año también se registró un aumento en la violencia en los mismos. Según fuentes oficiales, la salidera bancaria es una de las modalidades delictivas que más crecieron con respecto al año pasado. Mientras en 2009 se denunciaron 20 robos en la modalidad salidera bancaria por día en todo el país, durante los primeros siete meses de este año se registraron 24 casos por día. Esto significa, tal lo dijera más arriba un aumento del 20 % en la cantidad de las salideras bancarias y que cada hora acontece un hecho de esta modalidad. Es decir que el ataque contra Carolina Píparo, que terminó con la muerte de su bebe, Isidro, y con ella internada en grave estado, no fue un hecho aislado, sino que integra la lista de las más de 24 salideras bancarias que se denuncian por día en la Argentina. Uno de los factores que contribuye a elevar el promedio de casos es que este tipo de robos puede ocurrir cualquier día hábil, o sea, de lunes a viernes, cuando se atiende al público en las casas centrales o en las sucursales. La mayor cantidad de casos se registró en territorio bonaerense, donde se concentran 2500 sucursales. Si bien las salideras bancarias son una actividad desarrollada por los delincuentes desde hace 20 años, esta modalidad creció hace ocho años, cuando el BCRA dictó una serie de medidas para frenar los asaltos tipo comando contra las sucursales. A fines de la década del 80 y a principios de los 90, las bandas se habían convertido en el azote de bancos blindados, al margen de estas bandas se formaron otras organizaciones delictivas. Así se sucedieron los denominados asaltos tipo comando, llamados de esa forma porque las bandas operaban con armamento pesado y táctica militar. Debido a que no siempre el asalto se desarrollaba de acuerdo con lo planeado por los delincuentes y la policía llegaba antes de lo esperado, estos hechos terminaron con clientes muertos dentro de los bancos. Una de las medidas que aplicó el Banco Central para evitar más muertes y desalentar a esas bandas fue la de reducir el monto de dinero que debían tener las cajas de atención al público y la instalación de cajas fuertes fijas debajo de las de atención al público. Esos cofres debían contar con cerraduras de retardo para evitar que los asaltantes que lograsen pasar a la línea de cajas amenazaran al cajero si se negaba abrirla. Por relación de costo –beneficio, los bancos dejaron de ser un atractivo para las grandes bandas que se debían repartir un botín, en promedio, de no más de 20.000 pesos entre siete u ocho ladrones. El objetivo de aplicar esas medidas fue preservar la vida de los clientes de las entidades financieras pero el riesgo se trasladó a la calle, donde las salideras bancarias aumentaron año tras año. Aunque ese crecimiento tuvo su meseta entre 2000 y 2001, cuando muchas bandas se dedicaron a los secuestros extorsivos, debido a que, por efecto del “corralito” financiero, muchos ahorristas habían retirado dinero de los bancos para guardarlos en sus casas. Desde 2005 hasta la actualidad los asaltantes que se dedican a las salideras perfeccionaron sus técnicas y también se diferencian en cuanto a sus objetivos. Están las bandas que se dedican a asaltar a los jubilados que retiran dinero de los bancos o aquellos que sólo se dedican a las salideras en los bancos, sino también en las escribanías donde se realizan operaciones inmobiliarias. Frente a estos hechos, no con poco asombro hemos podido leer los días 8 y 9 de junio de este mes de agosto, en los principales diarios del país una serie de artículos donde se evidenciaba abiertamente una nueva crisis en materia de seguridad y un renacer del debate entre miembros de la estructura estatal para establecer nuevamente quien fijará las políticas de seguridad y quién controlará que los bancos cumplimenten las normas en materia de seguridad y cuáles son los nuevos procedimientos o dispositivos que se deben adoptar para contrarrestar los delitos bancarios. Lo cierto es que durante los últimos 30 años existió una oscilación pendular en la legislación sobre la determinación del órgano rector en esta cuestión. Así es que existen diversas normas, aunque de rango diferente, como la Ley 19.130 y su Decreto Reglamentario N° 252, el Decreto Reglamentaria N° 1284, Decretos N° 1833 (1977) y 1835 y Decreto 2527/79 del P.E. que faculta al BCRA para resolver en la materia. Así también, el Decreto Reglamentario Nº 1284/73 y el Decreto Nro. 1835/79 por el que se crea la Comisión Asesora sobre Medidas de Seguridad en las Instituciones Bancarias y Financieras, entre otras. El 2 de febrero de l993 el Ministerio del Interior de motupropio, dicta la Resolución 68/93, cuanto prueba el desmanejo legislativo en la materia, creando otra comisión a los mismos efectos; luego, con fecha 12 de mayo de 2000, la misma autoridad mediante Resolución Nro. 521 conforma en el ámbito de la Subsecretaría de Seguridad, el Consejo Asesor de Seguridad Bancaria con el fin de elaborar propuestas concretas para una más eficaz tarea de prevención y represión de los delitos relacionados con la actividad bancaria y el mejoramiento de las medidas de seguridad en las entidades financieras, como así también la modificación de la normativa vigente. En diciembre del 2001, por Resolución Nº 511, el Directorio del BCRA aprobó el nuevo texto normativo de Seguridad en Entidades Financieras que se encuentra vigente. Tal como manifestara más arriba durante treinta años la legislación fue absolutamente pendular y no tenemos en nuestras manos ni conocemos los informes que las comisiones estaban obligadas a entregar en el plazo establecido. Por todo lo expuesto, es que presento este Proyecto de Ley, para que el Estado, en este caso el Banco Central de la República Argentina y los organismos competentes, dicten las normas de rango inferior necesarias para evitar hechos delictivos característicos que afecten la seguridad bancaria y la de cada uno de los ciudadanos que hacen uso del sistema financiero. A los órganos mencionados, se les confiere únicamente, la potestad de reglar los pormenores y detalles necesarios para dar cumplimiento a esta norma. Éstos serán los encargados de la implementación, verificación y control estricto de la misma, diferenciando de esta manera la potestad de poder hacer la ley de tan solo reglamentarla. Sus funcionarios serán penal y patrimonialmente responsables si no dan estricto cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 3º. Asimismo y para llevar adelante un necesario trabajo en conjunto de todos los sectores involucrados en defender la seguridad bancaria, el Sistema financiero de nuestro país debe establecer altísimos estándares para la contratación de su personal, requerir certificación idónea que pruebe la honestidad de sus empleados al inicio de la relación e incluso debe realizar un permanente monitoreo de sus actividades durante la duración de la relación laboral. Para que no existan lagunas o algunos ítems queden librados a la libre interpretación de los funcionarios responsables, por el articulo cuarto y para cuando surjan incumplimientos a las disposiciones de seguridad vigentes, el Banco Central de la República Argentina o los organismos competentes sancionarán con multas del 0,5% al 1,5% del encaje bancario establecido por el B.C.R.A. y/o clausura a las entidades y empresas mencionadas en el artículo 1° de esta Ley, según la gravedad de la falta. Por todo ello, considero que ha llegado el momento de derogar las normas en vigencia y edificar una nueva pirámide jurídica que dinamice la seguridad bancaria, otorgue una solución básica y elemental pero sobre todo que determine el órgano rector y las penas aplicables en caso de incumplimiento de los funcionarios públicos responsables de la aplicación de la misma, con el ánimo de que la delincuencia no gane la batalla contra los ciudadanos honesto y también con toda la convicción de que es el Estado quien tiene que velar por la seguridad y bienestar de los habitantes y sus bienes; y tiene una responsabilidad directa si este servicio monopolizado por el mismo no se cumple, se cumple mal, irregularmente o en forma ineficiente. Es decir si continuamos con un Estado gendarme, carente de recursos e inoperante para luchar contra el crimen organizado. Por la seguridad de todos los ciudadanos y de cada uno en particular es que solicito a mis Pares la aprobación del presente proyecto de Ley