5º PRUEBA 4 LAS MANCHAS DEL LEOPARDO Texto

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Nombre: _____________________________ Curso: _____
Tiempo: ________
TITULO: Las manchas del leopardo
Cuando el mundo estaba recién creado, había
muchas cosas incompletas. Por entonces todavía
las jirafas y los leopardos no tenían manchas, y ni
siquiera las cebras tenían rayas en su piel. Pues
así era. Los animales, limpios de manchas y rayas,
vivían en un sitio llamado Alto Desierto. Allí no
había más que arena. De vez en cuando se podían
encontrar algunas rocas y algunas matas de
hierba, pero todo tenía el mismo color amarillento
de los arenales.
El leopardo era el animal que tenía el color de la
piel más parecido al de la arena. Eso le veía muy
bien para cazar: se acercaba a su presa sin ser
visto y, ¡zas!, la atacaba.
En el Alto Desierto había otro cazador. Era un
etíope que siempre llevaba un arco y un carcaj
lleno de flechas. Este hombre tenía la piel de un
color grisáceo y pardo, que también le servía para
poder cazar sin ser visto. Era amigo del leopardo y
cazaban juntos.
Los animales del Alto Desierto ya no sabían
cómo protegerse de ellos. Aprendieron poco a
poco a huir de todo lo que tuviera el aspecto de un
leopardo o de un etíope…; pero allí todo tenía el
mismo color pardusco y no tuvieron más remedio
que alejarse en busca de otros territorios.
Después de andar durante muchos días, los
animales llegaron a una gran selva virgen, donde
había muchos árboles y mucha maleza. Dentro de
la oscuridad de la selva, los árboles hacían
sombras de diferentes formas: las había redondas,
alargadas, jaspeadas…
Los animales decidieron esconderse en aquel
lugar. Pasó el tiempo y, sin darse apenas cuenta,
se fueron poniendo morenos de forma desigual: a
las cebras les había tocado la sombra alargada y
habían cogido el moreno a rayas; las jirafas no se
sabe dónde se habían metido, pero se habían
puesto morenas a manchitas redondas.
NIVEL: 5º
Prueba: 4
Nº pal: 719
IFL.: 87
Cansado ya de oler a los animales y de no
verlos, el etíope, con su arco, lanzó sin rumbo un
montón de flechas, pensando que alcanzaría a
algún animal. Después de intentarlo varias veces,
por fin se oyó el ruido de la caída de un animal en
la maleza.
El leopardo corrió hacia el lugar de donde venía
el ruido y avisó al etíope:
-He hecho blanco en alguna fiera, pero no la
veo. Huele a cebra y cocea como la cebra.
-Dime, cebra, si es que eres una cebra, ¿Con
qué te has estado pintarrajeando? –preguntó el
leopardo.
-Te contestaré si prometes dejarme en libertad
–respondió la cebra.
El leopardo la dejó levantarse y la cebra se
marchó corriendo con dificultad, mientras decía:
-¡Ya no estamos en el Alto Desierto! Me voy a
curar las heridas que me ha hecho tu amigo con
sus odiosas flechas; adiós.
El etíope comprendió de pronto lo que allí
estaba pasando y se lo contó al leopardo.
-Mira, en este sitio tan oscuro, nosotros
destacamos mucho. Tenemos que cambiar el color
de nuestra piel clara para confundirnos con lo que
nos rodea. Yo voy a cambiar mi piel clara por una
de color negruzco.
El etíope empezó a untarse todo el cuerpo con
barro. El leopardo estaba muy intrigado, ya que
nunca había visto a un hombre cambiar el color de
su piel.
-¿Y yo qué hago? –preguntó el leopardo.
-Pues…sólo debes decidir si quieres rayas
como la cebra o manchas como la jirafa.
Después de dudar mucho, el leopardo dijo:
-Me decido por las manchas, pero no las quiero
muy grandes, pues me parecería a la jirafa.
Mientras tanto, en el Alto Desierto, el leopardo y
el etíope pasaban hambre, pues no tenían ya nada
que cazar.
-Está bien. Te las haré como las yemas de los
dedos. Todavía me queda mucho barro en la piel.
Levántate.
Decidieron ir a buscar el escondite de los
animales. Y también llegaron a la selva. Allí todo
estaba sombrío y esto les llamó la atención.
El etíope fue imprimiendo la huella de sus cinco
dedos por todo el cuerpo del leopardo: quedaban
cinco motitas negras muy juntas. Por eso aún se
ven en la piel de los leopardos esas cinco motitas.
-Huelo y oigo a la jirafa, pero no puedo verla –
dijo el etíope.
-Huelo y oigo a la cebra, pero no puedo verla –
añadió el leopardo.
Proyecto de Innovación “Un plan lector para nuestro centro” C.P. “Benedicto XIII” -IIlueca- Curso 2008-09
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