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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
AUDIENCIA PÚBLICA
SOBRE VIOLENCIA LABORAL
(arts. 112 a 123 del Reglamento de la Cámara)
COMISIÓN DE TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL
Salón “Manuel Belgrano” — H. Senado de la Nación
2° Reunión – 7 de septiembre de 2006
Presidencia del presidente de la Comisión, senador nacional Gerardo Rubén Morales
Secretario: señor Diego Martín Fraga
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— En Buenos Aires, en el Salón “Manuel Belgrano” del H. Senado de
la Nación, a las 10 y 35 del jueves 7 de septiembre de 2006:
Sr. Presidente (Morales). — Retomamos la audiencia pública.
De manera que por secretaría se leerán las personas pendientes en la lista de oradores,
a partir de la inscripción que hemos realizado en la primera audiencia pública, para que hagan
uso de la palabra.
Sr. Secretario (Fraga). — Empezamos entonces con la lista de oradores que quedaron
pendientes, a los efectos de que puedan exponer.
Tiene la palabra la señora Marta Sadofschi.
Sra. Sadofschi. —Yo fui despedida sin previo aviso, y cuando fui a cobrar, me dijeron que
“no”. Y lo voy a decir con nombres propios porque creo que hay que decir los nombres. El
doctor Marcelo Bono me bloqueó el sueldo de un día para el otro.
Por suerte no me pudieron hacer ningún sumario ni nada por el estilo. Estoy hablando
de una institución nacional, dependiente del Ministerio de Salud. A pesar de ser una
organización descentralizada hay responsabilidades, y estoy hablando del Cenareso,
últimamente bastante en boga.
No pude traer todas las cartas que hice porque son muchísimas, pero citaré algunas
cosas.
Luego de que vi por televisión “Informe Central”, dije “parece que esto era cierto”.
Algunas veces me puse a escribir y otra a hablar; y creo que hoy es uno de esos días
en que me atrapa el silencio, solo y tan solo tiene que ver con que se me parte el corazón.
Sí, señores, estoy acá sentada en una audiencia pública, participando de la ley de
violencia laboral. No sé si esta sensación es el resabio del acoso moral-laboral que he
padecido o tiene que ver con otras variables.
Mientras escribo viene a mi memoria el recuerdo de la muerte de Maxi, donde, o
casualidad, es en el Cenareso y la denuncia que realizó su madre en el programa “Informe
Central”. Pero sí, ya sé, el director se va a ocupar de hacer informes sobre la locura de la
madre y habrá muchos, tal vez demasiados colegas, que los ayuden a continuar construyendo
el horror.
La denuncia que realiza la madre es “lo mataron en la institución”, y yo quiero decirle
que todo es posible cuando los amiguismos políticos pueden sostener que ese lugar sea
ocupado por el actual director, solo de esa forma, no hay otra posibilidad. Sin son capaces de
que ante el pedido realizado por quienes les habla de sus derechos, de marcaciones, de
irregularidades severas y de decir “no hay un comité de ética y se está realizando una
investigación con los pacientes para la universidad de Boston, despedida sin previo aviso, en
licencia médica, con diagnóstico de estrés laboral, por resolución del doctor Marcelo Bono,
editada en Boletín Oficial del 27 de febrero de 2006, con bloqueo de sueldo, quiero decir que
todo es posible.
Como decirle a la madre de Maxi que su hijo falleció a las 20 horas y fue avisada a las
5 de la madrugada. He dicho “todo es posible”, todo vale.
He presentado con pruebas notas en SIGEN, Oficina Anticorrupción, Derechos
Humanos, Ministerio de Salud, al licenciado Valle, al ministro de Salud, carta al presidente
de la Nación, UPCN y recurso de amparo. Por supuesto, la jueza no me otorgó el amparo.
Y vale decir, en este momento, que mientras miraba el programa recordaba a la jueza,
doctora Liliana Heinkel, que parece no haber leído exhaustivamente el pedido de amparo , ya
que lo rechazó y estoy actualmente apelando y con juicio contra el Cenareso, el doctor
Marcelo Bono y el Ministerio de Salud. Este último no parece haber podido analizar los
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papeles enviados personalmente y ni siquiera me dieron la entrevista. Quiero decir que por
más que haya leyes, los amiguismos políticos las invalidan.
Voy a empezar a leer algunas de las cartas que fui haciendo. En realidad, de cuál sea
el contexto de esta ley y de cómo se vaya a sancionar, dependerá esa ley; y yo digo de
amiguismos políticos.
“Buenos Aires 25 de agosto de 2006; señor ministro de Salud: con el mayor de mis
respetos ruego se me pueda dar una entrevista en lo posible.
En realidad, el tema a plantear ha comenzado hace demasiados años, con todas las
entrevistas que usted se pueda imaginar dentro del Cenareso, desde la jefa de personal hasta
varias por el doctor Marcelo Bono; y a lo último tanto con mi abogada, como comenzar la vía
de los reclamos administrativos.
Les comento que yo pertenecí a la guardia médica del Cenareso. Nosotros ingresamos
en el año ‘92 y ‘93, y cuando se hace la estructura del Cenareso, y por única vez —después
de una larga investigación que realicé—, nosotros deberíamos haber estado en planta
permanente, sin concurso.
Nunca supimos cuál era nuestra situación legal hasta que investigando me encuentro
con los boletines oficiales y, además —porque yo hice una auditoría—, me doy cuenta de
que en la guardia solo había treinta y tres cargos que no se sabía bien quién los estaba
ocupando. A partir de todo esto yo quise hacer reclamos administrativos como los otros
médicos, pero los médicos paralizaron todos los reclamos administrativos. No solo ha sido mi
caso sino que con los otros médicos de guardia. Pero en mi caso han sucedido otras variables,
por supuesto excesivamente penosas y como muchos dicen aberrantes, que rayan con actos de
grave ilegalidad dentro del Estado nacional, que personalmente podré dar cuenta.
La verdad es que ya no me iba a remitir más al Ministerio de Salud, ya que
personalmente creo haber llevado e ingresado las suficientes pruebas para comenzar a pensar
que el tema es grave, como haber pedido por escrito y personalmente entrevistas con el
doctor Leivobich, como así con el licenciado Valle, con una carta dirigida personalmente.
Por el cual, decidí pedir en nota pequeña, sea recibida por el señor presidente de la Nación.
Claro, no envié la cantidad de presentaciones que ya he ingresado en el Ministerio, así que
decidí pedir por sugerencia del director de Audiencias de la Presidencia, y por sugerencia, ya
hace muchos meses de los abogados de derechos humanos, una entrevista personalmente con
usted.
Creo y espero que usted sepa del tema, señor Ministro de Salud de la República
Argentina, creáme usted, que jamás pensé finalizar con una demanda judicial. Por eso, creo
que fueron muchos los actos civilizados por mi parte, pero señor ministro hay algo por lo cual
he tomado todas las decisiones que he llevado a cabo y llevaré que es la dignidad y la ética
conmigo.
Espero, cuál sea la respuesta. Saluda atentamente.”
Tengo entendido que los otros médicos han realizado reclamos administrativos, como
así hay otra demanda judicial por parte de una psicóloga.
Le escribo a la presidencia de la Nación porque la verdad es que ya pasé por todos
lados.
Además, estoy con el tema de derechos humanos, tanto con la Comisión
Anticorrupción como los derechos humanos fueron los que me acompañaron.
En realidad, tengo información que la nota del presidente ha llegado hace más de dos
semanas con la carátula de despido sin justa causa. Voy a leer algunas frases, nada más, para
que vean cómo funciona el poder sobre el que está acosado. Me decían los médicos que me
trataron, en un momento, que por suerte pude hacer esto, porque muchos terminan
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suicidándose. El otro día escuchaba a alguien que hablaba del acosador como la figura del
torturador, realmente, yo me sentí torturada, no solamente torturada, sino con la subjetividad
de ser una desaparecida institucional. Debido a esta sensación terrible, me puse a escribir.
“Al secretario general de UPCN. Creo que esta nota es la que más me ha costado
escribir, ya que creo que no quería saber sobre la persecución laboral y, sobre todo, de la
discriminación. Tal vez, porque mi padre se pareció al padre de La Vida es Bella, que
mientras se encontraban en un campo de concentración jugaba con su hijo, tal vez, para que
no quedara marcado por ese odio de torturar al diferente, denigrarlo hasta la muerte; o tal vez
porque en las charlas que tuve con Manuel Sadofschi, ya no recordaba las noche de los
bastones largos o el exilio en España, sino que me hablaba de la investigación, del amor a
esta tierra; y sí mi tía abuela que tenía sus brazos con un número del campo de concentración,
pero ella, ya a los 90 años, también me contaba sus sueños eróticos y leía a Mastretta y Paula,
aquella tampoco me hablaba del odio racial y me crié amando esta tierra”.
En realidad, el tema de la discriminación que hubo en la institución, porque mis
colegas están trabajando y no los apretaron para firmar un contrato para luego ser despedidos.
“Pero sí creo que al fin puedo comenzar a escribirle a usted, luego de mirar el último
recibo que rezaba, sueldo básico 720, cuando mi sueldo como médica titular de los domingos
es el 100 % del sueldo básico de los médicos de semana, que es $1800. Nadie podrá decir que
no me permitieron volver a la guardia para cuidarme, ya que hace tantos años que la
institución lo que menos hace es cuidar. Me retumbaron las palabras de varios profesionales
que me dijeron Marta esto es discriminación”.
Yo tuve una cirugía por transplante de córnea y antes de la cirugía le pedí a mi jefa
que me reemplace, por supuesto, mi jefa no me dio el reemplazo de guardia y tuve que
escuchar cosas que me parecen un horror.
Entonces, le escribí a Alicia Valle, al INADI y a la Comisión Anticorrupción, donde
habla de todo el nivel de corrupción de la institución, como que se pide que se haga una
intervención rápida de la institución, lo cual no se ha hecho.
También voy a dejar una serie de pedidos, como que se investigue el tema de la
Universidad de Boston, que se llama Tango. En la institución no hay Comité de Ética y los
pacientes no podrían firmar el protocolo, -agregué en el ANMAT- y esto tenía que ser
firmado por familiares o estar informados los jueces.
Quiero decir que en realidad hay algunos que hacemos cosas, decimos cosas y
pensamos muchas veces qué vamos a firmar y qué no vamos a firmar, y hoy me encuentro
despedida. Y hoy, el ministro de Salud está absolutamente informado de toda esta situación
por la Comisión Anticorrupción y por Derechos Humanos.
Entonces, me parece que las leyes son interesantes, pero qué hacemos con el contexto.
(Aplausos.)
Sr. Secretario. — Tiene la palabra la señora María Rosa Pennacchioni. María Rosa es
psicóloga y trabaja en el Ministerio de Salud.
Sra. Pennacchioni. — Realmente el caso de la doctora en el Ministerio de Salud me impactó
como me impactaron los otros testimonios de la semana pasada, ya que son situaciones muy
angustiantes y sufrientes.
Yo también escribí mucho sobre el tema, en distintas épocas, desde que trabajo en el
Ministerio de Salud, eso me ha ayudado también a salir a flote en muchas cuestiones.
Voy a pasar a leer lo que escribí, un poco para orientarme y no disgregarme en todas
las cosas que me han pasado.
“Yo soy la licenciada María Rosa Pennacchioni, psicóloga con formación en
psicoanálisis. Agradezco la posibilidad de participar en la audiencia pública sobre violencia
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laboral promovido por la Comisión de Trabajo y Previsión Social, y en especial por la
invitación que me cursó Instituciones Sin Violencia, a cargo de la licenciada Diana Scialpi.
Importante recinto para una ciudadana que trabaja desde hace más de 34 años y 22 en la
administración pública, en la jurisdicción del Ministerio de Salud. Tengo la ventaja que pude
escuchar -como dije anteriormente- los testimonios anteriores, de la semana pasada, que
fueron impactantes exposiciones, cada uno con su estilo y realmente desgarradores, a pesar de
mi experiencia profesional, de haber escuchado muchas situaciones siniestras, de terror, de
intensa angustia y sufrimiento. En ese momento, pensaba exponer parte de mi trabajo que se
llama “Promoción de lugares de trabajo resilientes para los trabajadores de empresas públicas
y privadas”, pero cambié el enfoque y decidí también relatar algunas situaciones que he
vivenciado, las cuales me llevaron a escribir este material. Necesitaría hacer un poco de
historia, y más bien acotada, porque tenemos poco tiempo -ya mi anterior expositora ha
expresado sus vivencias que lo que yo he pasado y muchos de nuestros compañeros- esta
historia que yo relato le doy un sentido y no es una cuestión teórica y declamativa que
finalmente los psicólogos tenemos ese problema, de priorizar o de comparar los difíciles y no
expresar llanamente lo que nos pasa. A sí paso a contar, tuve diferentes desempeños, trabajé
en el área asistencial en el Hospital de Clínicas, más tarde me incorporé -aclaro con un
concurso- al Ministerio de Salud, a la dependencia del CUCAI, Centro Único de
Coordinación y Ablación de Implantes de Órganos, en ése entonces, año 1984. En 1993 se
transforma INCUCAI como instituto nacional cumpliendo siempre funciones de coordinadora
de transplantes. Durante 16 años, pasé por diferentes responsabilidades y jerarquías. Hubo un
período, entre el 95 y el 97, que solicito la adscripción al Instituto Nacional de Rehabilitación
de personas con discapacidades diferentes, en el Centro de Rehabilitación computacional.
Pido esta adscripción porque recibo amenazas de muerte en forma telefónica. Cuando
cambia la gestión, me devuelven rápidamente al INCUCAI.
No voy a entrar en detalle porque lo que quiero expresar es lo actual. Continúo con la
historia para que puedan comprender no sólo mi situación personal sino la de muchos
compañeros que han pasado por situaciones similares. Durante los años 97, 98 y 99, estando
ya en el INCUCAI, recibí presiones y malos tratos. Por ejemplo, decidí presentarme a un
concurso porque tenía la capacidad y experiencia requerida para el cargo y la gestión de ese
momento me envió al baño a realizar el examen. Sufrí las extorsiones por parte de un gremio,
me desalojaron de una oficina, etcétera. Quiero contarles un episodio del que fui víctima: mis
propios compañeros me ataron a una silla y me taparon la boca con cinta adhesiva. Hay
infinidad de situaciones de estas características, me he limitado a relatar las más relevantes.
Mientras tanto, se fueron sucediendo varios episodios con mis compañeras de guardia.
A una de ellas la suspenden y la acusan de mover listas de espera de receptores de órganos. A
otra la internan en un neuropsiquiátrico con un presunto diagnóstico de esquizofrenia. En
compañía de una médica legista del Borda refutamos el diagnóstico. Esa médica fue
trasladada y protegida por un gremio. En la actualidad, se encuentra cumpliendo funciones en
el Ministerio de Salud.
Después de batallar contra el poder, las corporaciones médicas, gremiales y
transplantológicas, en el año 2000 solicito una adscripción en el Ministerio para el área de
Educación para la Salud. Ya venía difamada con que había que tener cuidado conmigo. Por
problemas de discriminación, paso a depender directamente de la Dirección y Protección de
la Salud. Quiero señalar que durante todo ese tiempo hubo situaciones de mobbing y acoso
estratégico, personal e institucional.
Durante todo ese tiempo, investigué y escribí algunos artículos. Traté de conectarme
con algunos grupos y eso me dio fortaleza para seguir adelante. Observé cómo mis
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compañeros —profesionales médicos— y yo nos íbamos desgastando y deteriorando; algunos
padecían severas enfermedades mentales y otros enfermaban con numerosos trastornos
psicosomáticos.
Quiero destacar que cuánto más alto es donde se halla el trabajador en los lugares de
poder, la perversión es más sofisticada.
A partir del año 2002, comienzo a trabajar el tema de violencia laboral en la Dirección
de Promoción y Protección. Empiezo tímidamente con el tema de estrés laboral, burnout y
violencia institucional. Incluso, deseo comentar que he leído el libro de la licenciada Scialpi.
Al leerlo, me sentí reflejada en cada relato. Simultáneamente, leí el libro de Marie-France
Hirigoyen que me impactó realmente. Como me apasionaba el tema, comencé a realizar
cursos y asistir a jornadas. Se había conformado una comisión que se llamaba “Salud Mental
y Trabajo”. Este trabajo fue bloqueado por los distintos gremios y algunas autoridades de ese
entonces y quedó en la nada.
Seguí asistiendo a cursos y congresos. En el año 2002, también comencé a estudiar el
concepto de “resiliencia”. Durante dos gestiones pude trabajar dicha temática. A partir de
agosto de 2005 cambia la gestión y asume como directora una mujer muy vinculada con el
ministro de Salud. Comienzo a transitar un calvario de ocho meses con presiones de todo
tipo. Esta señora no sólo está vinculada con el ministro de Salud sino que es hija de una
señora que también ocupa un lugar de poder en el gobierno.
Yo era la rebelde, la peligrosa y conmigo había que tener cuidado. Distintos
funcionarios con cargos jerárquicos me decían que me iban a mandar a la Colonia Montes de
Oca, otros a Tierra del Fuego y existía otro rumor respecto de que me iban a trasladar al
Banco de Drogas Oncológicas, lugar en el que me encuentro en la actualidad. Presenté una
interposición al recurso jerárquico y una denuncia en la Oficina de Víctimas de Violencia
Laboral en la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas.
En este momento, estoy en el Banco de Drogas. Me han propuesto que realice otras
denuncias; me he negado porque a veces es hacer recorridos de mucho desgaste.
Deseo aclarar que estoy afiliada al gremio de ATE. Hubo un solo gremialista —no
voy a dar el nombre— que me apoyó en todo esto. Gracias a él pude realizar todas las
denuncias que he mencionado. Tuve algunos problemas con el gremio que ahora han sido
superados. El problema se tomaba como algo individual cuando, en realidad, era colectivo
porque uno es el chivo expiatorio de un sistema perverso. Ojalá que con estos proyectos de
ley se pueda defender al colectivo institucional. (Aplausos)
Sr. Secretario. — Invitamos ahora a exponer a la señora Elizabeth Beatriz Benìtez, abogada
especialista en materia laboral.
Sra. Benítez. — Me voy a referir a cuestiones técnicas del proyecto porque creo que ya
mucho se ha dicho en torno a las normas de protección del trabajador y del derecho a la
dignidad, a la intimidad, a la libertad sexual y a la salud.
Para no excederme en el tiempo voy a ir directamente al análisis de este predictamen.
Lo que he observado en el caso del artículo 2° es que se hace referencia al ámbito
laboral en el que se va a aplicar esta ley. Sería bueno agregar que además de los sectores
público y privado se contemple la situación de los trabajadores no registrados.
Todos sabemos que existe una gran masa de trabajadores que están parcialmente
registrados o directamente en la clandestinidad laboral, lo que se llama trabajo en negro. La
experiencia me indica que en este último supuesto, en el caso de los trabajadores no
registrados, el ámbito es propicio o la situación de precariedad ha hecho más viable el tema
de la violencia laboral, porque se encuentran totalmente indefensos, sin siquiera la posibilidad
de una cobertura sindical.
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También me parece que sería interesante contemplar a los trabajadores excluidos de la
Ley de Contratos de Trabajo que desgraciadamente en la actualidad están desamparados. Y
me refiero a los trabajadores de la industria de la construcción, a los rurales y a los del
servicio doméstico.
Me parece que sería muy positivo que esto se incluyera en la ley de manera expresa.
En cuanto al artículo 3°, que define las conductas del maltrato psíquico y social, me
permito hacer la introducción de una figura que creo que no está contemplada. Porque en el
inciso “b”, donde se define una de las conductas de maltrato psíquico y social, se habla de
obligar al trabajador a ejecutar tareas denigrantes para la dignidad humana. Entonces, me
gustaría que donde se habla de las acciones de maltrato psíquico y social se incluyera lo
siguiente: obligar al trabajador a adoptar actitudes, conductas o costumbres reñidas con su
personalidad y dignidad, buen gusto y decoro para mantener su empleo.
El ejemplo típico es la obligación que se impone a las empleadas de determinados
rubros, de usar vestimenta provocativa para atraer clientes. Esto lo observamos mucho en el
sector gastronómico, donde en la década de los 90 se produjo un gran ingreso de mujeres,
sobre todo de chicas jovencitas. Actualmente también se observa esta situación en las
estaciones de servicio.
Otro caso que se daba, por ejemplo, era que las obligaban a modificar su aspecto
físico. Me han llegado casos donde las obligaban a estar rubias o a adelgazar veinte kilos,
siempre con la amenaza de perder el empleo. Manipulaban ese sentimiento que es el miedo.
Me gustaría que, si es posible, se incorpore esa conducta.
En el artículo 7° se habla de la inequidad salarial como una forma de violencia
laboral. Si fuera factible, también quisiera incorporar una nueva figura.
Todo esto lo traigo desde la experiencia práctica de las consultas que he recibido y lo
titulé como acoso salarial. Es muy frecuente. Es distinto de la inequidad salarial.
Con respecto a esta última, se habla de discriminación en el pago o en las
remuneraciones entre los trabajadores. En cambio, el acoso salarial lo defino como obligar al
trabajador, para que mantenga su empleo, a firmar un recibo en el que figura la percepción de
rubros o aumentos salariales, cuando en realidad algunos de ellos son omitidos por el
empleador. Es de probanza muy dificultosa, pero es muy común que a los trabajadores se les
haga firmar recibos contemplando haberes que no se pagan.
Las dificultades probatorias existen pero no quita que se pueda contemplar en la ley.
Es muy común y si es posible espero que se contemple esta nueva figura.
El artículo 9° habla de la responsabilidad solidaria de los empleadores. Acá no se
aclara si son personas físicas o jurídicas. Los abogados nos encontramos con que muchas
veces obtenemos muy lindas sentencias pero se trata de personas jurídicas que no son
solventes. Entonces, el tema de la extensión de la responsabilidad de manera personal a los
socios integrantes de la sociedad sería lo único que pueda asegurar que el trabajador sea
reparado efectivamente. Porque con una linda sentencia no hacemos nada. Es necesario que
se pueda reparar al empleado.
Si esto se contemplara expresamente en la ley nos evitaría a los abogados tener que
probar todo el tema del fraude, del incumplimiento, etcétera.
En el artículo 11 se sigue con el tema de la responsabilidad. No sé si es un error de
tipeo, pero dice así: “si el empleador omitiera o no cumpliera con lo establecido en el artículo
9°...” El artículo 9° habla simplemente del carácter solidario de la responsabilidad del
empleador y el 10 habla de sus obligaciones de dar fin a la acción violenta y a la reparación
de los daños. Creo que debió referirse al artículo 10. Me parece que el artículo 11 se refiere al
incumplimiento de sus obligaciones.
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O sea que es el artículo 10, que dice: “El damnificado podrá accionar ante la autoridad
competente”. No sé si sería conveniente, como estamos hablando de reparaciones
económicas, acudir a la justicia. Eso lo dejo por un tema de reglamentación o para que se
tenga presente. Porque autoridad competente, de acuerdo a esta ley, es el Ministerio de
Trabajo.
El artículo 12 se refiere a la instancia o al procedimiento interno que debe
instrumentar el empleador como primer paso en el reclamo. Eso es lo que entiendo de ese
pre-dictamen.
Así dice el artículo 12: “Es responsabilidad del empleador, en primer instancia,
establecer un procedimiento interno adecuado y efectivo en cumplimiento de esta ley,
facilitar la exposición, garantizar la confidencialidad y discrecionalidad, a fin de sancionar a
las personas responsables”. Me parecería bueno considerar ese “incumplimiento” como una
omisión dolosa, es lo que en la actualidad se contempla para el caso de ley de riesgo de
trabajo, en el caso de que el empleador no cumpla con el procedimiento de prevención, se
considera que existe omisión dolosa, o si la aseguradora de riesgo de trabajo no cumple con
su función de inspeccionar, también se considera que hay una omisión dolosa y se extiende la
responsabilidad. Por lo tanto, creo que todos estos aditamentos tienden a asegurar que
efectivamente el trabajador sea separado y que no nos quedemos ahí. Esto con respecto al
artículo 12; entonces, considerar el incumplimiento del establecimiento o procedimiento
interno o una omisión dolosa.
El artículo 14, dice: “Ninguna persona que haya denunciado ser víctima de las
acciones denunciadas en el artículo 2° —o sea, las que establece las conductas del acoso— o
haya compadecido como testigo de las partes podrá sufrir perjuicio alguno en su empleo”.
Considero que se debería incorporar que en el caso de que estas situaciones ocurran, el
damnificado debe poner en conocimiento de ello a la autoridad de aplicación.
Inmediatamente, si una persona sufre nuevamente la persecución, volver a ponerlo en
conocimiento de las autoridades de aplicación, porque si no nos quedamos ahí.
En cuanto a la instancia administrativa que prevé este pre-dictamen, no me queda
claro si es una instancia previa obligatoria, porque no surge de la ley que dice que es una
instancia que debe aportar obligatoriamente o tiene la opción directamente cuando pone en
conocimiento al empleador que va a acudir a la vía judicial. Esto lo digo porque en la Capital
Federal existe un procedimiento de instancia administrativa previa que se conoce como
SECLO. Entonces, ahí nos vamos a encontrar ahogados por algún problema de competencia
que el SECLO nos diga “Estos tema ya no lo tratamos porque ya hay otra instancia
administrativa previa. “Definir bien el tema de la competencia y decir si es una instancia
obligatoria para acceder después a la vìa judicial o es optativa. Esto me parece que sería muy
importante.
También sería muy importante que la asistencia letrada sea obligatoria. Porque acá el
artículo 16, dice: “Deberán concurrir asistidas por letrados patrocinantes o representante
gremial o persona idónea”. Me parece que se debe recalcar que la asistencia letrada debe ser
obligatorio porque es el abogado el único que puede controlar lo que se desarrolla en esa
audiencia y de lo que se inscribe en el acta. Porque supongo que las audiencias van a ser
actuadas, se labran constancias en actas, y que esa acta deberá ser homologada por la
autoridad de aplicación. El tema de la homologación es importante a los efectos de que lo que
se labre en cuanto a las sanciones. Esto es importante porque hay sanciones económicas.
De modo que el pre-dictamen prevé la aplicación de multas para el caso de
infracciones, ¿pero qué pasa si el empleador se retira de la audiencia y nunca paga estas
multas? O sea que la constancia o el acta homologada nos debe permitir en un juicio no
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ejecutivo sino de ejecución de sentencias, que es mucho más rápido, poder ejecutar el cobro
de esa deuda. Lo mismo que ocurre con el SECLO, que funciona en la órbita del Ministerio
de Trabajo. Por supuesto que las cosas estén siempre a cargo del empleador porque sería la
regla del Código de Procedimiento.
Desgraciadamente, nos encontramos con que en muchos casos en que la violencia
laboral ha sido muy grave, los trabajadores ya no pueden volver, sobre todo, cuando la
persona que ha desatado la propia violencia es el propio empleador. Al trabajador le cuesta
muchísimo volver a ese ámbito laboral. Sería distinto si la violencia fuera ejecutada por un
compañero o por un tercero, se lo despide o al tercero no se le permite más su ingreso al
establecimiento. Pero cuando fue ejecutado por el propio empleador, por el principal, le
cuesta muchísimo volver a su ámbito de trabajo. Con lo cual considero que la reparación debe
ser contundente.
Hoy dos o tres cuestiones en cuanto al tema de la prueba. Experiencia judicial con este
tema. Estimo que es necesario que se disponga en estos supuestos el principio de la inversión
de la carga de la prueba atento a la dificultad que implica para el trabajador la tarea de
recopilar las víctimas, debido a las características de la ejecución de la violencia. Siempre hay
ausencia de testigos. De manera que se refiere a la inversión de la carga de la prueba y que la
prueba principal recaiga en cabeza de la persona acusada de cometer la violencia laboral. Esto
en materia laboral no existe; por eso, es importante que este principio se tenga presente.
La valoración de las presunciones e indicios porque, muchas veces, no les queda otro
tipo de medio probatorio: no hay testigos, no hay prueba documental, no hay filmaciones y
no hay nada, con lo cual, se debería ahondar en el tema de las presunciones y la amplitud de
las pruebas. Porque las jueces muchas veces nos responden “pero doctora, no podemos hacer
más porque hay pruebas que no las podemos aceptar”. Por ello que se tenga presente el tema
de la amplitud de las pruebas de manera concreta y expresa.
Se introdujo ante los medios probatorios la recepción del testimonio de la víctima.
Esto es importantísimo, ya que cuando nosotros vamos con estas demandas y reclamos, los
jueces no contestan, pero piden una audiencia confesional, la cual no tiene el mismo alcance
porque son pruebas distintas. En la prueba testimonial la víctima puede relatar —esa es la
diferencia con la prueba confesional— lo que le ha ocurrido.
Por lo tanto, es primordial que esas audiencias sean conducidas por el propio juez bajo
pena de nulidad. Si bien el Código lo prevé, nunca están porque lo toman los audiencistas y
no es lo mismo. Que en estos casos específicos de violencia laboral, que son considerados
casos de injuria gravísimas, sea la audiencia conducida por el propio juez y que tomen
declaración testimonial a las víctimas.
Por último, en el caso de la violencia de mobbing o el acoso moral, es importante el
tema del reconocimiento judicial. Como medida previa, el juez debe apersonarse en el ámbito
de trabajo y reconocer y presenciar, él mismo en persona, la disposición ambiental del
trabajador. Esto nos ahorraría muchísimo el trabajo en el caso del acoso ambiental.
Estos son un poco los puntos que he observado con respecto a este dictamen. Así que
ojalá espero que algunos de ellos sean tenidos en cuenta porque, en definitiva, es lo que está
ocurriendo en la realidad.
Muchas gracias. (Aplausos.)
Sr. Secretario. — Tiene la palabra la señora Silvia Martello, psicóloga y miembro del equipo
de investigación del ANSES.
Sra. Martello. — Buenos días señor presidente de la Comisión e integrantes, y a todos los
aquí presentes.
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Como bien me han presentado, soy licenciada en psicología y coordinadora de un
equipo de investigación interdisciplinario en el cual actualmente estamos abocados al
tratamiento y al abordaje del estrés socio-laboral.
En la convocatoria anterior, el Gerente General de ANSES, doctor Bustos Villar; y su
asesor, doctor Casasco, presentaron un anteproyecto de ley, el cual es sobre “la prevención de
los riesgos psicosociales del trabajo”. El mismo tiene por objeto prevenir y atender las
enfermedades psicosociales del trabajo, el estrés laboral en todas sus manifestaciones y
causas, incluyendo la violencia laboral, intimidación, acoso psicológico llamado mobbing,
acoso sexual, el síndrome de burnout y en su fase extrema, el suicidio.
Mi exposición está centrada en lo que es la prevención de estos riesgos psicosociales
que se encuentran vinculado estrechamente con el tema que hoy aquí nos convoca.
La prevención es el elemento básico de control para mejorar la vida laboral y evitar la
exclusión social. Es importante adoptar medidas en una fase temprana para evitar un entorno
de trabajo destructivo, para lo cual los empresarios no deberían esperar a recibir quejas de las
víctimas, sino actuar cuando se habla solamente de un problema y no de una agresión.
También, es un medio eficaz para poner en marcha políticas de educación y crear ambientes
laborales libres de hostigamiento que pongan el acento en la prevención de las conductas de
violencia y estrés laboral a través de la implementación de un clima laboral satisfactorio.
Toda organización que pretenda conseguir y mantener el máximo bienestar mental,
físico y social de sus trabajadores necesitará disponer de políticas y procedimientos que
adopten un enfoque integrado de la salud y de la seguridad. Especialmente, deberán disponer
de una política de salud mental en el trabajo, con procedimientos de gestión del estrés,
basados en las necesidades de la organización y de los trabajadores y sometidos
periódicamente a revisión y evaluación.
Los expertos e investigadores, en la actualidad, están haciendo hincapié en prevenir
los riesgos psicosociales del trabajo y en la existencia de un marco legal común en la
orientación nacional de cada país, y entre otros avances políticos, como la nueva estrategia de
salud y seguridad que, entre otras prioridades, contempla la promoción del bienestar y la
prevención de los riesgos psicosociales.
Hasta ahora se han conseguido identificar métodos para abordar los riesgos físicos en
el trabajo, pero el incremento de los problemas psicosociales exige un enfoque activo de la
gestión de la seguridad y la salud en el trabajo, que aborde el problema de los riesgos
psicosociales del trabajo en su origen.
El estrés, la violencia y la intimidación en el trabajo afectan a millones de
trabajadores, directa o indirectamente, así como a sus organizaciones. Los costes humanos,
económicos y sociales de los riesgos psicosociales son enormes. Sin embargo, hasta ahora en
nuestro país no existe una legislación nacional para abordar estos problemas, lo que de existir
constituiría un buen ejemplo de cómo se pueden traducir con éxito los conocimientos en
soluciones prácticas.
La prevención de los problemas psicosociales exige métodos distintos de los
utilizados para evitar los peligros físicos. Por consiguiente, es decisivo que la prevención d
estos problemas psicosociales incluya el compromiso, la apertura y conceptos innovadores
para desarrollar nuevos métodos y formas de cooperación en las empresas, así como entre
ellas, con los interlocutores sociales y las autoridades gubernamentales.
En relación con la naturaleza cambiante de los riesgos laborales, el derecho a la
dignidad está reconocido en la Constitución Nacional como un principio fundamental, y la
legislación estipula que todos los trabajadores tienen derecho a trabajar en condiciones que
respeten su salud, su seguridad y su dignidad.
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Los empresarios tienen el deber de garantizar la seguridad y la salud de los
trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo. Este requisito deja un margen
para la aplicación de medidas que pueden ser flexibles, cualitativas y adaptadas a las
necesidades especiales de los trabajadores y sus empresas. Y se capacite a los trabajadores
para identificar el origen de los riesgos psicosociales y hacer sugerencias apropiadas.
En cuanto a las soluciones prácticas, es importante la forma en que las técnicas de
gestión de riesgos pueden presentarse como una herramienta de prevención más atractiva
para las empresas. Se debe educar a las empresas de modo que, en primer lugar, comprendan
sus obligaciones legales y, en segundo lugar, adquieran las capacitaciones y los
conocimientos que necesitan para utilizar las técnicas de prevención disponibles. A este
respecto, es muy importante la divulgación de la información. Las empresas deben entender
que la salud de la organización en su conjunto y su competitividad son metas que están
totalmente interrelacionadas con la reducción de los riesgos contra la salud individual.
Intervenir en las relaciones laborales en que se evidencie violencia y estrés laboral,
creando en los lugares de trabajo un Programa de Atención al Empleado para la atención
especial a las víctimas de la violencia laboral, en el que un equipo interdisciplinario de
profesionales aseguren la asistencia a la víctima.
Estos servicios de prevención deberán tener especialmente un gran papel en la
prevención de las enfermedades psicosociales del trabajo. En sus primeros estadios, cuando
sólo hay un problema, cuando todavía no hay víctimas y no se ha producido el daño. La
importancia que el Programa de Atención al Empleado sea atendido por equipos
profesionales multidisciplinares es fundamental para que estos en estrecha colaboración con
el resto del equipo, junto a los delegados de prevención, puedan tener una labor fundamental
en la identificación del caldo de cultivo de la violencia y estrés laboral y en la evaluación de
los riesgos psicosociales de los puestos de trabajo.
El propósito de una legislación en este sentido no es sólo prevenir los accidentes y
enfermedades laborales, sino también promover el bienestar en el trabajo, y es evidente que
las enfermedades psicosociales, la violencia y el estrés laboral son una de las mayores
amenazas al bienestar de los trabajadores.
Como los riesgos psicosociales y el estrés laboral son actualmente uno de los riesgos
principales para la salud y la seguridad de los trabajadores, necesitamos una estrategia
integrada de promoción de la salud que responda a las necesidades de los trabajadores y de la
empresa afectada.
Para concluir queremos mencionar que las propuestas en el ámbito nacional deben
estar encaminadas en lo siguiente.
En primer lugar, desarrollar el marco legislativo para cubrir los aspectos psicosociales
del trabajo; incluir las enfermedades psicosociales del trabajo, como el estrés laboral, la
violencia, intimidación, acoso psicológico y moral, acoso sexual, síndrome de Burnout y en
su fase último el suicidio entre las causas de los accidentes de trabajo, las enfermedades
laborales y las enfermedades relacionadas con el trabajo; mejorar y ampliar los datos
estadísticos referentes a discapacidades temporales o permanentes, causadas en el trabajo o en
otro sitio, introduciendo indicadores específicos del estrés en la supervisión de la salud en el
trabajo. Ello permitirá hacer un seguimiento del estrés y sus principales características; y por
último, llegar a tener los estudios detallados periódicos que arrojen cálculos fiables de los
costos económicos que suponen los daños relacionados con enfermedades psicosociales del
trabajo y el estrés para la salud.
Puntualizamos estas consideraciones a fin de que sean tenidas en cuanta en el
momento del tratamiento de la ley.
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Muchas gracias a todos.
Sr. Secretario. — Julio Ignacio Espinosa. Julio es psicólogo y es, también, miembro del
equipo de investigación del ANSES.
Sr. Espinosa. — Un poco continuando con lo que recién les expresaba mi compañera,
nosotros conformamos con distintos profesionales un equipo de investigaciones.
Queríamos, de alguna manera, recalcar algunos detalles que nos parecían importantes.
El jueves pasado comenzamos con las exposiciones de los doctores Bustos Villar y Casasco,
ahora se ve representada todo lo que tiene que ver con prevención. A mí me tocó presentarles
el tema del derecho a la salud, tema que por supuesto está en el proyecto y que nos parecía
fundamental tener la oportunidad de compartir, lo que para nosotros sería importante en toda
esta temática.
El derecho a la salud merece una particular reflexión, pues se vincula íntimamente con
la violencia y el estrés que se ejerce en las relaciones laborales y los daños que provoca en la
salud de las personas trabajadoras.
Debe recordarse que en la Constitución Nacional, hasta la reforma de 1994, no existía
una norma expresa que consagrara el derecho a la salud. Pero al hallarse íntimamente
vinculado al derecho a la vida, a la integridad física y a la dignidad de la persona, la
jurisprudencia encontró su fundamento en el artículo 33 de la Constitución Nacional, norma
que consagra la existencia de derechos implícitos, es decir, aquellos que si bien no se
encontraban literalmente en el texto de la Carta Magna, nacían de los fundamentos de nuestro
orden constitucional o de la derivación de estos derechos.
También, halló basamento en la interpretación armónica del Preámbulo —que ordena
afianzar la justicia y promover el bienestar— y la expresa directiva del artículo 14 bis,
columna vertebral del derecho laboral, que establece que el trabajo en sus diversas formas
gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador condiciones dignas y
equitativas de labor.
La jurisprudencia consideró que la vida, la integridad personal, la dignidad de la
persona y la salud se generaban en la conciencia social y en el derecho positivo como valores
de interés público y no sólo como derechos subjetivos privados. Siendo el derecho a la salud
un derecho con rango constitucional, más allá de que estuviera o no expresamente
mencionado, no es abstracto ni teórico, sino que emerge de la realidad social, lo que implica
una nueva lectura de las garantías constitucionales para que no se convierta en un mero
formulismo.
El derecho a la salud surge de la interpretación armónica e integradora del sentido que
le asigna la Constitución mediante distintos artículos. Se otorga jerarquía constitucional a
numerosos instrumentos de derecho internacional, reconociendo el derecho del ser humano
como fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Así
surge significativamente el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, que el Estado argentino aprobó y ratificó mediante la ley 13.313. En el año 1994,
lo incorporó a la Constitución Nacional, otorgándole el rango constitucional de acuerdo con
el mencionado artículo.
En el mencionado instrumento internacional, los estados parte reconocen el derecho
de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. Esta norma
determina las obligaciones que deben adoptar los estados miembros para asegurar la plena
efectividad de este derecho, lo que se puede alcanzar mediante la formulación de políticas en
materia de salud, aplicación de programas de salud elaborados por la Organización Mundial
de la Salud o la adopción de instrumentos jurídicos concretos.
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En la valoración general citada se resalta que la persona humana tiene derecho a la
salud. Su ejercicio se vincula indefectiblemente con componentes integrales como el derecho
a la vida, la dignidad humana, la no discriminación, la igualdad, condiciones sanas y seguras
en el trabajo y en el medio ambiente. No debe entenderse sólo como un derecho a “estar
sano”, sino que se refiere a la libertad del ser humano de controlar su cuerpo y su salud.
Con referencia al derecho del trabajo, los estados miembros —artículo 7° del
mencionado Pacto Internacional— reconocen el derecho de toda persona trabajadora al goce
de condiciones equitativas y satisfactorias que le aseguren especial condiciones de existencia
digna para ella y su familia y la seguridad e higiene en el trabajo. Se consagra la obligación
del Estado para asegurar la plena efectividad del derecho a la salud, adoptando las medidas
necesarias para el mejoramiento de la higiene en el trabajo y medio ambiente.
Resulta importante resaltar que emerge de fallos dictados por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación que si bien no ha tratado específicamente causas vinculadas a las
consecuencias psicofísicas en la salud de las personas trabajadoras, resultantes de violencia
en las relaciones laborales, sí lo ha hecho en temas referidos a la protección preferencial de la
salud del trabajador, estableciendo una serie de principios de aplicación general.
En tales pronunciamientos, la Corte Suprema ha confirmado el Pacto Internacional y
reconoce el derecho de todas las personas a disfrutar del más alto nivel posible de salud física
y mental. Es deber del Estado procurar la plena efectividad de los derechos reconocidos en
dicho tratado. El derecho a la salud no es un derecho meramente teórico, de carácter
pragmático y su protección es una obligación impostergable del Estado nacional.
En la actualidad, desde la perspectiva del Derecho Internacional, los estados parte
tienen la obligación concreta de avanzar rápidamente hacia la plena realización del derecho a
la salud. Es dable destacar la doctrina de la indivisibilidad e interdependencia de los derechos
humanos en el sentido de que los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y
políticos se encuentran estrechamente vinculados. Su fundamento es la dignidad de la persona
humana y su promoción exige una tutela permanente con el objeto de lograr su vigencia plena
en el ámbito laboral.
El derecho a la salud en el trabajo se presenta como indispensable para el ejercicio de
los demás derechos humanos. La mayoría de las personas pasan la mayor parte de su vida en
el ámbito del trabajo, motivo por el cual no puede ser escindido de la totalidad de los
derechos humanos que corresponden a la persona humana. Los derechos son indivisibles,
estrechamente vinculados y conforman un todo indisoluble, cuyo fundamento es la dignidad
de la persona. Su promoción exige una tutela permanente con el objeto de lograr su plena
vigencia, sin que pueda justificarse la violación de unos en aras de otros. Es necesario
entender a los derechos humanos con mayúsculas y aplicarlos con todas sus letras en el
ámbito del trabajo y la salud.
Notamos la presencia de un vacío legal en el listado de los riesgos laborales.
Violencia y estrés laboral son aparentemente conceptos diversos pero con causas comunes,
destacándose que el segundo se refiere fundamentalmente a la falta de adaptación o ajuste
entre el individuo y sus condiciones de trabajo. Sin embargo, en la práctica ambos van unidos
y son sucesos que se interrelacionan, ya que de la violencia se puede derivar una situación de
estrés y viceversa, como lo demuestran todos los estudios sobre la materia. Por ello se hace
difícil tratar en la práctica a ambos fenómenos de manera separada desde el punto de vista de
la salud laboral: el origen básicamente es el mismo y, por lo tanto, las acciones dirigidas a su
prevención también lo son.
Mediante esta perspectiva, se trata de objetivar cuáles son las causas de la violencia y
el estrés laboral y analizar los factores que puedan o han podido contribuir a su
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manifestación. Por un lado, se trata de evitar que estas situaciones lleguen a ocurrir y, por el
otro, que una vez que ocurran se tomen las medidas necesarias para evitar su reproducción en
el futuro. Asimismo, es necesario tomar medidas para restablecer en los puestos laborales a
las personas que han podido sufrir un trastorno o enfermedad psicofísica. En este sentido, la
Organización Mundial de la Salud define la violencia como “el uso deliberado de la fuerza
física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo contra uno mismo, otra persona o
comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños
psicológicos, trastornos en el desarrollo o privaciones.”
En el mercado de trabajo actual, donde todo se mueve con rapidez, de forma que las
empresas puedan estar a la altura de la intensa competencia internacional, es difícil evitar
todo este estrés.
El riesgo más importante para la salud y la seguridad es el que suponen los períodos
prolongados de estrés, o estrés crónico. Puede desembocar en un desmoronamiento físico y
mental.
Los investigadores hablan del mayor riesgo, que supone una serie de problemas de la
salud, como trastornos de sueño, depresión y enfermedades cardiovasculares.
El estrés también puede ser causa de accidentes mortales. Investigaciones recientes
indican que los mecanismos personales y mentales para afrontar los desafíos en el lugar de
trabajo pueden influir en el grado y en la gravedad del estrés.
En este sentido, la ley 24.557 de riesgos del trabajo no prevé de manera expresa y
clara las acciones que se deben poner en marcha ante estos riesgos. Sin embargo, cuando
hablamos de violencia y estrés en el trabajo nos referimos al riesgo psicosocial como parte
integrante del esquema de los riesgos laborales en su sentido amplio. Debido a este sólido
nexo hay que entender que la protección jurídica y su regulación deben estar plasmadas
también en la ley de riesgos del trabajo y en su legislación complementaria, principalmente
en la regulación de los servicios de prevención, si bien actualmente no existe en esta
legislación una alusión directa a los riesgos psicosociales y, mucho menos, al término de
estrés laboral.
En el artículo 4° de la 24.557 se establece la obligación de los empleadores y
trabajadores de adoptar las medidas legalmente previstas para prevenir eficazmente los
riesgos del trabajo, si bien existe una relación estrecha entre los riesgos laborales y los daños
que conforme a esta misma ley se consideran como accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales.
Conviene tener en cuenta que mientras los tribunales son proclives a esta clasificación
de las situaciones de acoso como determinantes de enfermedades del trabajo, algunas
instituciones y legisladores nacionales siguen resistentes a actualizar las listas de
enfermedades profesionales con los llamados riesgos psicosociales.
Quiero agradecerles este espacio. Y sobre todo, espero que lo que nosotros podamos
haber aportado desde nuestro estudio y trabajo en esta comisión que integramos juntos los
profesionales que fuimos pasando en estos dos días, pueda ayudar a la redacción de la ley.
(Aplausos.)
Sr. Secretario. — Esta secretaría comunica que con el último expositor se ha completado la
lista de oradores de esta audiencia pública.
Sr. Presidente. — Entonces, con la última intervención ha concluido la audiencia pública en
los términos establecidos por el Reglamento.
En primer lugar, quiero agradecer a todos, no solo a los que estuvieron la semana
pasada y han venido también hoy; a la gente de la ANSES, que ha hecho un trabajo bastante
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profundo que seguramente vamos a tener en cuenta y que ha aportado el enfoque de la
prevención, fundamentalmente.
Viene bien este aporte porque, como ustedes saben, se está discutiendo la
modificación de la ley de riesgos del trabajo y ya tuvimos una jornada sobre el tema de la
prevención y la posibilidad de instituir los comités paritarios de prevención. Se ha hablado
sobre la figura del delegado de prevención por parte de los trabajadores. Y esta posibilidad de
incluir dentro de la lista de riesgos a todas las enfermedades psicosociales que devienen de la
violencia laboral nos parece un aporte importante.
Vamos a empezar a trabajar el dictamen en una reunión de asesores el martes que
viene a las 17 horas. Hay algunos otros temas puntuales que vamos a cerrar con la comisión,
pero especialmente vamos a tratar este tema.
El jueves va a haber una reunión ordinaria de la comisión, donde vamos a empezar a
debatir el dictamen definitivo de violencia laboral, que seguramente nos va a llevar un par de
reuniones. Así que esperamos que en menos de veinte días podamos tenerlo terminado.
Tanto la reunión de asesores como la de comisión son públicas, así que están
invitados. Son reuniones operativas, así que los que quieran colaborar vengan con aportes
concretos para que vayamos avanzando.
Y el jueves vamos a poner a la firma el acta que va a contener una minuta de esta
audiencia, tal cual lo establece el Reglamento en su artículo 123, desde las 8 y 30 hasta las 20
y 30. Todos los que asistieron a la audiencia pública y quieran firmarla están invitados a
hacerlo.
Tenemos muchos aportes. El borrador de dictamen tiene previstas algunas cuestiones
que acá se han sugerido. Hay algunos temas operativos sobre algunos artículos que la doctora
ha planteado recién, que también vamos a discutir y vamos a tratar de incorporar algunas
otras cuestiones. Pero me parece que ha sido bastante rico el debate.
Tenemos elementos para avanzar ya con el dictamen y queremos tener la sanción del
Senado en septiembre. Ese es el objetivo político. Así que vamos a ver si a fin de mes o la
primera semana de octubre podemos tener la sanción.
Los invitamos, entonces, a participar del tramo final que sería la redacción definitiva
del texto. Después de que en el plenario de senadores terminemos el dictamen definitivo, lo
vamos a hacer llegar junto con los fundamentos, como lo marca el Reglamento, a cada uno de
los participantes de la audiencia pública. Pero les pido a las personas que tengan aportes
concretos y puntuales que nos acompañen en las reuniones de la semana que viene.
No habiendo más asuntos que tratar, queda levantada la audiencia pública.
Muchas gracias por la participación.
— Son las 11 y 49.
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