Querida “hija”…te llamo así porque así te siento, con cariño de

Anuncio
Madrid, 25-5-2010
Querida “hija”…
Te llamo así porque así te siento, con cariño de madre te acompaño, el que siempre he
sentido desde que vislumbré la misión a la que Dios me tenía destinada: acompañar la vida,
cultivar la vida, sembrar de BIEN y de BELLEZA la vida de las jóvenes a las que estaba y ESTOY
llamada a entregarme…Porque lo sigo haciendo de manera más plena desde el corazón de
Dios, donde vivo. Desde ahí misteriosamente, puedo entrar en el tuyo y contemplarte y gozar
de las riquezas que Dios va dejando caer en él aunque tú no te des cuenta.
Un año ha pasado desde que os hice llegar mi mensaje…Un año más en el que no he
dejado de estar cerca de ti…Lo estoy en cada momento de tu vida, desde que Dios guió tus
pasos hacia esta casa…Te preguntarás: ¿Cómo? Ciertamente es un misterio para ti, un
misterio al que hay que adherirse con la fe…Pero lo cierto es que yo estoy muy cerca de ti,
desde DIOS que te tiene en su corazón, que te envuelve con su amor y su presencia, y hace
que yo esté contigo…Y hoy te quiero comunicar la certeza de que eres MUY AMADA por
DIOS, que tu existencia se desliza bajo la mirada de Dios que derrama su Amor en tu
vida...y de María, la Madre por excelencia…
¿Sabes? Ahora mismo contemplándola a Ella veo como te mira con cariño,
envolviéndote en lo más bello que caracterizó su vida de Mujer privilegiada como
Inmaculada: su humildad, que ha iluminado su ser mientras vivía en la tierra…un valor que
mis Hermanas te han impulsado a tener presente ese año…
Yo también quiero unirme a ellas e invitarte a contemplar a María en su humildad.
Esta palabra no tiene mucho eco en tu mundo hoy, ni se valora, esa actitud…suena como a
inutilidad, a poco prestigio, a ñoñería…¡Pero no es así!. Es el gran valor HUMANO que Jesús
quiso hacer suyo y transformarlo, viviéndolo Él...y buscó a una Madre así, humilde, sencilla,
de la que sin embargo el mundo nunca se cansará de decir grandes cosas…Es el gran valor
que, si fuera vivido, transformaría la sociedad. Cuánta gente humilde ha habido y hay, en el
mundo, que no hace “historia que se ve” -raras veces puede verse- sin embargo hace
resplandecer su luz que llega hasta Dios…
María tampoco hizo historia…su paso por el mundo, en la tierra, no se notó. Fue su
vida totalmente anónima. Los Evangelios apenas hablan de Ella y…¡mírala ahora!. Ella, la
Madre de Jesús, tu Madre, en cuántos lugares del mundo es invocada, bendecida…Cuántas
gracias derrama en aquellos que acuden a Ella, incluso en muchos que ni la invocan, ni la
conocen.
Ella, la humilde esclava del Señor, comparte la gloria de su Hijo, y lo hace
humildemente -así es Ella aun glorificada- desde un segundo plano, porque quiere llevar a
todas las personas a su Hijo.
Yo sé que el mensaje de la humildad es difícil acogerlo, vivirlo. El mundo que te rodea
proclama otra cosa, cotiza otros valores.
Con todo yo quiero pedirte hoy que, de vez en cuando, te pares a mirar la belleza de lo
humilde, de lo pequeño, desde una sencilla flor del campo que lo embellece sin que nadie la
plante, a la mirada de un niño que aún está envuelto en la atmósfera de la inocencia, a la
sonrisa de un pobre que acepta serenamente su condición y todo lo espera de Dios…y a lo
que es más grande aun, al gesto de Jesús que mantiene sus brazos abiertos sobre el mundo
para acogerlo, amarlo, protegerlo siempre. Estos brazos que nunca se cerrarán y que hablan
de humildad vivida en la cruz, con un amor llevado hasta el extremo.
Yo amo mucho a María, “la humilde joven de Nazaret” escogida por Dios para ser
Madre de su Hijo. He querido que mis jóvenes se reflejaran en su humildad porque la
humildad es el caldo de cultivo de todas las virtudes…La humildad engrandece, embellece y
nada quita a la verdadera dignidad de una joven, a sus cualidades humanas, a sus éxitos
profesionales, que adquieren un valor inestimable si se revisten de sencillez, que es sinónimo
de humildad…
Valórala en tu vida…y todo el bien que puedas hacer tendrá más valor.
Contágiala a tu alrededor y ayudarás a las personas que te rodean a ser más humanas,
porque la humildad facilita el respeto, la solidaridad, la tolerancia y en ella florece y se
mantiene el amor verdadero.
Deseo que seas feliz, consciente de ser amada por un Dios que se hace humilde,
pequeño y pobre, por ti, y acompañada por María, que te lleva en su Corazón.
Te bendice tu madre
Descargar