LOS APRENDIZAJES EN EL PERÚ: SEGÚN EL MINEDU COMPILACIÓN: AMAPISAC PRESENTACIÓN: Somos un país en crecimiento económico, rico en biodiversidad y diversidad cultural, habitado por gente tenaz, perseverante y creativa. Tenemos el potencial humano necesario para afrontar sus desafíos históricos y lograr un desarrollo sostenible redistribuyendo equitativamente la riqueza, fortalecer la democracia y el ejercicio pleno de la ciudadanía, superando exclusiones y desigualdades, así como para construir un Estado eficiente y transparente al servicio de todos. Para desarrollar este potencial necesitamos formar personas capaces de enfrentar las adversidades y retos en los diversos contextos de nuestro territorio y sobretodo en una sociedad del conocimiento en continuo cambio. Esta formación tiene que darse a lo largo de la vida, convirtiendo la etapa escolar en una oportunidad para desarrollar ese potencial a sus más altos niveles. El Ministerio de Educación trabaja para que el sistema escolar se oriente en esa dirección, colocando los aprendizajes al centro de su preocupación, dotando a las escuelas de material educativo de calidad, pertinente a la diversidad cultural y lingüística, involucrando a los padres de familia como socios principales, priorizando las necesidades de las escuelas más pobres, y desarrollando en docentes y directores las competencias requeridas. La nueva política curricular busca consolidar un camino, iniciado hace varias décadas, para dejar atrás una enseñanza memorística y repetitiva. Se propone avanzar al logro de ocho aprendizajes fundamentales, que exigen el desarrollo de la capacidad de pensar y actuar sobre distintos campos de la realidad. Todos ellos demandan competencias en el ámbito del desarrollo personal, la ciudadanía, la comunicación, la matemática, las ciencias, el arte y el emprendimiento, así como por el desarrollo y el cuidado del cuerpo. Aquí encontrarán todo lo relacionado a qué y cómo necesitan aprender hoy los estudiantes a cada edad, con qué enfoques de enseñanza, con qué materiales educativos, en qué contextos y cómo se atienden sus particularidades. 1. ¿QUÉ APRENDEN? Los niños, adolescentes y jóvenes peruanos necesitan aprender a lo largo de su educación básica las competencias necesarias para crecer como personas, desarrollarse a sí mismos y desenvolverse bien en el complejo mundo de hoy, así como para alcanzar las metas que se propongan como personas y como país. Saber moverse en los distintos escenarios que ofrece el país y afrontar los desafíos que el siglo XXI plantea a su vida personal, social, ciudadana, laboral e intelectual, exige a las actuales generaciones lograr cuando menos ocho aprendizajes fundamentales. En cualquier ámbito en que se desenvuelvan, las generaciones de hoy requieren aprender a actuar e interactuar con otros demostrando autoestima y autonomía, a favor del propio bienestar físico y emocional. Además, necesitan aprovechar las oportunidades demostrando emprendimiento; así como cuidar su cuerpo a través del ejercicio físico y adecuadas prácticas de salud y nutrición a lo largo de la vida. También deben ejercer de manera plena su ciudadanía, mostrando que saben convivir, participar, deliberar y actuar con responsabilidad por el bien común. Todo ello reforzado por competencias que les ayude a comprender su presente desde una mirada histórica, espacial y ambiental, así como económica. Asimismo, tienen que aprender a comunicarse eficazmente a través de distintos lenguajes, una competencia indispensable para su desarrollo personal y la convivencia social. No es menos importante que logren expresarse artísticamente y apreciar los productos del arte; o que sepan usar la ciencia y la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas, tanto como la matemática en la vida cotidiana, en el trabajo o en la propia ciencia y tecnología. Estos ocho aprendizajes no tienen jerarquías, todos son importantes y deben ser evaluados periódicamente por la autoridad educativa para verificar su progreso. Son un derecho de todos los estudiantes del país y, para lograrlos, requieren oportunidades continuas durante toda la trayectoria escolar. 1.1. ¿QUÉ APRENDEN? EN INICIAL: Sin duda alguna, los ocho aprendizajes fundamentales tienen su primera expresión durante la infancia. Los niños y niñas nacen con el potencial necesario para alcanzar logros en esos ocho ámbitos a través de oportunidades educativas especialmente diseñadas para ese fin. El descubrimiento de sí mismo, unido al progreso en su autonomía y su seguridad personal, va de la mano con el desarrollo de su cuerpo, la mayor consciencia y control de sus movimientos, así como al desarrollo de su empatía y sus relaciones sociales, y a la diferenciación de los espacios propios y compartidos. Del mismo modo, el fomento de su expresión artística será tan importante como el de sus habilidades comunicativas y matemáticas básicas. Asimismo, se promoverá el desarrollo de su iniciativa y afán de logro, así como de su habilidad para interrogar la realidad y elaborar explicaciones a los fenómenos que despiertan su curiosidad. De esta manera, la Educación Inicial puede ir sembrando el germen de las competencias que tendrán la oportunidad de madurar a lo largo de su niñez y su adolescencia. 1.2. ¿QUÉ APRENDEN? EN PRIMARIA: Los niños pueden mostrar mayores progresos en los ocho aprendizajes fundamentales al culminar la primaria. Por ejemplo, en la competencia lectora, ellos podrán localizar información en diversos tipos de textos con varios elementos complejos en su estructura y vocabulario variado, o podrán construir organizadores gráficos (mapas conceptuales y mapas semánticos) y resúmenes del contenido de esos textos, entre otros logros. En la competencia matemática sobre número y operaciones, ellos lograrán por ejemplo representar las partes de un todo y una situación de reparto mediante fracciones, comparar y establecer equivalencias entre números naturales hasta la unidad de millar y entre fracciones usuales, o identificar la equivalencia de números de hasta cuatro dígitos en centenas, decenas y unidades, entre otras. En la competencia sobre convivencia, podrán explicar, por ejemplo, el origen y el sentido de las costumbres de compañeros de diferentes culturas, rechazar situaciones donde sus amigos o él mismo haya hecho sentir mal a alguien; y proponer acciones para recuperar la confianza cuando se haya perdido, entre otros logros. Así, a lo largo de la primaria, las competencias de los ocho aprendizajes fundamentales podrán seguir evolucionando y alcanzando diversos hitos de realización. 1.3. ¿QUÉ APRENDEN? EN SECUNDARIA: Los adolescentes, al culminar la secundaria, ya estarán en condiciones de llegar a un nivel superior en el ámbito de los ocho aprendizajes fundamentales. Por ejemplo, su competencia lectora les permitirá, entre otras cosas, formular hipótesis sobre el contenido a partir de los indicios, la introducción, el índice, el apéndice, el epílogo, la nota al pie de página y las referencias bibliográficas que ofrece el texto; así como deducir el tema central, subtemas, la idea principal, tesis, argumentos y conclusiones en textos de estructura compleja y diversidad temática. Si examinamos su competencia sobre convivencia ciudadana, por ejemplo, veremos que pueden actuar con autonomía ante situaciones de maltrato, aun si pueda afectarse su imagen frente al grupo; y también rechazar situaciones derivadas de prejuicios o estereotipos en contra de personas y grupos culturales. En la competencia sobre indagación científica, podrán por ejemplo reconocer situaciones susceptibles de ser investigadas, problematizarlas y formular preguntas e hipótesis, diseñar estrategias para hacer una investigación o procesar información fiable y relevante de distintas fuentes y mediante distintos procedimientos. De este modo, el término de la escolaridad representa el mayor hito de realización de las competencias de los ocho Aprendizajes Fundamentales. 2. ¿CÓMO APRENDEN? A cualquier edad, el aprendizaje es un cambio relativamente permanente en el comportamiento, el pensamiento o los afectos de toda persona, a consecuencia de la experiencia y de su interacción consciente con el entorno en que vive o con otras personas. Desde la infancia hasta la madurez, tenemos la aptitud de registrar, analizar, razonar y valorar nuestras experiencias, convirtiendo nuestras percepciones y deducciones en conocimiento. Niños, adolescentes, jóvenes y adultos aprendemos siempre de ese modo y lo hacemos a partir de nuestras propias posibilidades, de los saberes que hemos cosechado previamente en nuestra experiencia del mundo y de nuestras emociones. Nuestra identidad y nuestra cosecha representan los filtros a través de los cuales seleccionamos, valoramos e incorporamos cada experiencia, convirtiéndola en aprendizaje. Estos filtros que nos permiten seleccionar nuestras experiencias y traducirlas en conocimiento, son distintos a cada edad y también en cada sociedad, cultura y época. Es natural que las personas varíen su forma de ver y valorar las cosas según el contexto en el que se encuentren o según el tiempo y el lugar en que hayan nacido. Es la razón porque dos personas pueden tener apreciaciones distintas sobre los mismos hechos y obtener aprendizajes diferentes de la misma experiencia. Nuestra propia trayectoria y personalidad, nuestros afectos y preferencias, son también filtros importantes, que influyen en nuestra manera de razonar y valorar nuestras experiencias. Es por eso que dos personas que incluso pertenecen a la misma familia, cultura, grupo social, territorio y época pueden producir conocimientos distintos de la misma experiencia. En edades tempranas dependemos mucho de la experiencia directa para poder aprender. Conforme vamos creciendo y nuestra capacidad para pensar va evolucionando, podemos aprender de experiencias de las que no participamos, pero que despiertan nuestro interés y se conectan de alguna manera con nuestras experiencias precedentes. 2.1. ¿CÓMO APRENDEN? EN LA PRIMERA INFANCIA En edades tempranas, el aprendizaje depende esencialmente de la experiencia directa y sensorial de los niños con sus entornos, los objetos y las personas, una vivencia siempre filtrada y traducida desde la particular forma de ver el mundo de cada uno, en el contexto de su cultura y las influencias de su medio. No obstante, no todos los niños perciben, registran y se relacionan con sus experiencias de la misma manera, pues los seres humanos venimos al mundo con sensibilidades distintas respecto de los diversos estímulos de la realidad. Algunos tienen mayor receptividad a estímulos sociales y se activan mentalmente con mayor rapidez en la interacción con otras personas. A otros le ocurre lo mismo con estímulos sonoros, otros con la palabra, otros con su propia emocionalidad y estados de conciencia, otros con el movimiento del cuerpo, otros en interacción con formas, espacios y relaciones. Así es de variada la inteligencia humana. Así, la educación inicial debe ofrecer a los niños oportunidades de aprendizaje sumamente variadas y de carácter multisensorial, que aprovechen su curiosidad natural y su afán investigador, permitiéndole a la vez aprender desde su propio estilo, desde sus propias posibilidades de producir conocimiento sobre el mundo y de generar habilidades para moverse en él. 2.2. ¿CÓMO APRENDEN? EN LA INFANCIA: A partir de los seis años, los niños pueden representar mejor la realidad y por lo tanto están en condiciones de intermediar su relación con ella a través de abstracciones. No obstante, la experiencia directa va a seguir siendo un factor de gran importancia para ampliar las posibilidades de volver más significativo un determinado aprendizaje. En este periodo de la vida, los niños ya han definido un estilo de aprendizaje y su preferencia por determinado tipo de estímulos y experiencias que se hace más notoria. Siendo que el estilo tradicional de la enseñanza escolar privilegia la oralidad, la escritura y el sedentarismo, no tomar en cuenta la diversidad de formas de conocer y aprender supone favorecer las posibilidades de algunos y perjudicar la de otros. Los estilos que no implican el uso del razonamiento lógico y la palabra suponen una inteligencia distinta, no disminuida, y necesitan también oportunidades de aprendizaje pertinentes a sus propios códigos y fortalezas. Durante este periodo, la curiosidad sigue siendo una característica básica, tanto como la necesidad de comunicarse, de interactuar y de entrar en acción. Las actividades pedagógicas que sepan aprovechar esta forma de relacionarse con el mundo pueden despertar en los niños interés y compromiso con sus desafíos de aprendizaje. 2.3. ¿CÓMO APRENDEN? EN LA PUBERTAD Y ADOLESCENCIA Hacia el fin de la primaria e inicios de la secundaria, la capacidad de pensar de los estudiantes ha madurado significativamente, lo que se empieza a notar en la manera como atienden, reconocen, codifican y almacenan la información en su memoria, para recuperarla después. A esta edad están en mejores condiciones de reflexionar objetivamente sobre esas operaciones mentales y de identificar la mejor forma de utilizarlas conscientemente para lograr una meta de aprendizaje. De este modo, pueden elegir la estrategia más útil en cada caso para dirigir sus esfuerzos, supervisar su proceso y autorregular su actividad intelectual. Es la experiencia previa de aprendizaje la que le permite evaluar las estrategias empleadas y seleccionarla con más acierto. Los adolescentes pueden reconocer mejor sus saberes previos y diferenciarlos de los nuevos conocimientos o habilidades que le proponen aprender y formarse una opinión sobre lo que está aprendiendo. Esto es lo que les permitiría aprender a aprender, formarse como personas que saben lo que saben, cómo lo saben y el valor que tiene ese saber. 3. ¿CON QUE APRENDEN? Un medio importante que aporta mucho al aprendizaje escolar a cualquier edad son los materiales educativos, los cuales pueden ser definidos como recursos o herramientas pedagógicas cuyo propósito es facilitar el proceso de enseñar y aprender. Bien utilizados, complementan y fortalecen la práctica del docente, facilitando la implementación del currículo, dentro de un enfoque pedagógico que otorga protagonismo al estudiante en su proceso formativo y exige de él una mente permanentemente activa, reflexiva y crítica. Estos recursos pueden ser materiales impresos, concretos, audiovisuales, tecnológicos o digitales. Si ayudan en el aprendizaje es porque motivan el interés de los estudiantes, los orientan y les sirven de apoyo en su proceso de descubrimiento, reflexión y elaboración autónoma de ideas, sea que los utilicen solos o en interacción colaborativa con otros estudiantes. Un objeto cualquiera puede convertirse en material educativo si cumple un objetivo o función pedagógica, aun cuando no haya sido diseñado específicamente para tal fin. Algunos sirven de apoyo al desarrollo de competencias a lo largo del tiempo, como los textos escolares, los cuadernos de trabajo, las bibliotecas escolares, los materiales de psicomotricidad, etc. Otros facilitan el desarrollo de capacidades específicas, de logro más inmediato, como las letras móviles, ábacos, bloques lógicos, geoplanos, maquetas de ciencias, etc. Hay materiales educativos que contribuyen a generar oportunidades para nuevos aprendizajes, ampliando o profundizando conocimientos, como textos de consulta o referencia, materiales digitales interactivos, fichas de trabajo o investigación, etc. pero recordemos que su sola presencia en el aula no genera aprendizajes, a menos que sean puestos a disposición de los estudiantes y usados con la orientación pedagógica del docente al interior de una situación de aprendizaje que ellos perciban relevante. 4. ¿DÓNDE APRENDEN? Los espacios donde pueden lograrse aprendizajes valiosos de toda índole, tanto en la infancia como en la adolescencia y juventud o en la vida adulta, no son sólo los delimitados por las cuatro paredes del aula y de la escuela. Todas las experiencias de vida de los estudiantes, sean fuera o dentro de la escuela, al interior de las actividades familiares, sociales, productivas o culturales típicas de la localidad, pueden ser una fuente importante de aprendizajes si es que se vuelven objeto de reflexión y análisis, motivando la generación de conocimientos nuevos. A toda edad los estudiantes se mueven en distintos escenarios y afrontan variadas situaciones que suponen dilemas o desafíos, los cuales necesitan entender y responder apelando a todo lo que saben y a los medios que tienen disponibles. Además, se proponen objetivos de diversa naturaleza, sea que se trate de conseguir prestado el juguete de su amigo, de evitar que sus hermanos pequeños se hagan daño cuando están solos, de preparar alimentos en casa en ausencia de la madre o de hacer las compras del mercado sin olvidar nada y regresar con el vuelto exacto. En estas u otras situaciones, de acuerdo a su edad y a su grado de maduración, no sólo registran valiosa información sobre su familia o su localidad, sino que ponen en juego diversas habilidades y aplican conocimientos aprendidos en otros contextos para ensayar soluciones. Estas experiencias, aprovechadas pedagógicamente, pueden propiciar aprendizajes diversos y pertinentes a las demandas del currículo, si es que cada escuela hace un inventario de ellas, le reconocen su valor e identifican las capacidades que sus estudiantes ensayan para afrontarlas. Así, la vida misma de los estudiantes en sus diversos escenarios puede convertirse en el principal punto de referencia del aprendizaje escolar. 4.1. ¿DÓNDE APRENDEN? EN LAS ESCUELAS. La escuela ofrece numerosas oportunidades formales y no formales de aprendizaje que cruzan distintos ámbitos. En el aula, los procesos pedagógicos que se desarrollan a lo largo del año escolar apuntan intencionalmente al logro de determinados aprendizajes, predefinidos por el currículo. Fuera del aula o al margen de las actividades académicas, las relaciones cotidianas que configuran la convivencia con otros estudiantes, con los docentes y el resto del personal, son también una fuente importante de aprendizaje social. La capacidad de convivir, estableciendo vínculos sanos, construyendo acuerdos, manejando conflictos y divergencias, colaborando en función de metas compartidas, es una demanda explícita del currículo. Pero es el tipo de aprendizaje que se propicia mejor con el ejemplo. Es por eso que la calidad de las relaciones humanas al interior de la escuela, dentro y fuera del aula, constituye un factor de gran influencia en la conducta social de los estudiantes. El tipo de normas internas, el modo como se establecen y se hacen respetar, así como la manera de afrontar los conflictos y tomar decisiones, representan también una fuente poderosa de aprendizajes, que hacen referencia a los principios éticos del comportamiento. 4.2. ¿DÓNDE APRENDEN? EN LOS INSTITUTOS: La educación superior es una opción para quienes han completado la educación básica en el nivel de secundaria y desean continuar estudios profesionales, artísticos o técnicos. Así, la demanda por educación superior, en sus diversas modalidades, puede aproximarse en términos de quienes, habiendo completado la secundaria, materializan su deseo de continuar estudios mediante la postulación a alguna institución educativa de este nivel. Los institutos, centros y escuelas forman profesionales éticos, competentes y productivos, asegurando así el desarrollo de competencias básicas y la articulación de lo que se enseña con las demandas de desarrollo. Es importante valorizar la educación superior y hacerla más aplicativa con el fin de contar con más especialistas, técnicos operativos y tecnólogos para desarrollar las áreas de mayor potencial económico del país. 4.3. ¿DÓNDE APRENDEN? CON LAS FAMILIAS: La familia es un espacio donde su misma organización, los roles asignados a sus miembros y el trato que se dispensan cotidianamente, ejercen por sí mismos una gran influencia en el comportamiento de los hijos, aportando pautas, normas y modelos. Los mensajes verbales que acompañan esta dinámica pueden concurrir a reforzar esas pautas y a convertirlas incluso en un mandato imperativo. Este tipo de aprendizaje no suele operar a un nivel consciente, pues las conductas influenciadas tienden a asumirse de una manera natural. Así, un rol de servicio a los demás a costa de sí mismo, una conducta egocéntrica e irresponsable, una actitud protectora y consoladora, una comunicación cotidiana restringida a lo funcional o el ejercicio constante de la solidaridad, entre otros muchos modos de relación que pueden coexistir al interior del mismo grupo familiar, pueden convertirse en referentes que los hijos repliquen y con los que se identifiquen espontáneamente. La composición de la familia no implica por sí misma un factor de buenos o malos aprendizajes para los hijos en edad escolar. 4.4. ¿DÓNDE APRENDEN? EN LA COMUNIDAD: Son diversas las dimensiones de la comunidad local que constituyen fuente de numerosos aprendizajes. De un lado está su historia y los hitos más significativos de su proceso de configuración y desarrollo, incluyendo los desafíos que ha tenido que afrontar y los esfuerzos para superarlos. De otro lado, están sus personajes, individuos o grupos que han jugado o siguen jugando un rol importante en la vida de la comunidad. Están, asimismo, sus lugares y paisajes que por algún rasgo particular tienen un especial significado para sus habitantes. Finalmente, están sus actividades más distintivas, tanto las de orden económico como social y cultural, fuente de productos característicos. Los estudiantes se mueven habitualmente en todos estos planos y dimensiones de la vida comunitaria, participando de ellos de manera directa o indirecta. Todos ellos pueden convertirse de manera deliberada y sistemática en oportunidades de aprendizaje y ser aprovechadas pedagógicamente por la escuela. Aún las situaciones de riesgo del espacio local pueden ser objeto de análisis y reflexión al interior de la escuela, posibilitándole a los estudiantes producir conocimiento a partir de diversas experiencias.