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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LAS COMISIONES DE
PRESUPUESTO Y HACIENDA
COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
EDUCACIÓN, CULTURA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Salón Manuel Belgrano
27 de septiembre de 2005
Presidencia del señor senador Jorge M. Capitanich
Plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda
Coparticiapáción Federal de Impuestos, Educación, Cultura,
Ciencia y Tecnología
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— En el Salón “Manuel Belgrano” del H. Senado de la
Nación, a las 16 y 20 del martes 27 de septiembre de 2005:
Sr. Presidente (Capitanich).— Damos comienzo al plenario de las comisiones de
Presupuesto y Hacienda, de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y de Coparticipación
Federal de Impuestos con el objeto de dar lugar a la continuidad del tratamiento del proyecto
de ley del Poder Ejecutivo Nº 442/05 denominado Ley de Financiamiento Educativo.
Hemos inaugurado este período de sesiones para el tratamiento de este asunto con la
presencia del licenciado Daniel Filmus, ministro de Educación de la Nación.
Eso ocurrió en la sesión del martes 20 de septiembre en el ámbito de un plenario de
las tres comisiones en el que se abordó la necesidad de convocar justamente a los señores
ministros de Educación y Economía de las respectivas provincias a fin de formular
observaciones respecto al proyecto de ley.
Hemos tenido una reunión de presidentes de comisión a efectos de establecer un
cronograma tentativo, que será sometido obviamente a consideración de los distintos señores
senadores integrantes de las diferentes comisiones, para continuar el tratamiento de esta ley
con posterioridad a las elecciones generales del 23 de octubre.
El día 25 de octubre contaremos con la presencia de entidades gremiales,
empresariales y demás actores sociales porque, obviamente, nos interesa muchísimo conocer
su opinión. De este modo, podremos propender, si efectivamente existe el consenso
necesario, para el 8 de noviembre proceder a la firma del dictamen correspondiente y el día
16 de noviembre tratarlo en el ámbito del Senado de la Nación.
Por supuesto que este cronograma está sujeto a modificaciones que se pueden dar a
través de sugerencias y/o recomendaciones de los señores senadores y de los distintos
bloques que integran el Senado.
En definitiva, este es el objetivo al que estamos apuntando desde el punto de vista del
tratamiento del proyecto de ley.
En función de esto, hemos convocado este plenario, justamente a fin de escuchar las
opiniones y observaciones de los señores ministros de Educación y Economía de las
jurisdicciones provinciales respecto de la iniciativa en cuestión. Tendremos sus
observaciones muy en cuenta y las analizaremos meticulosamente para mejorar y
perfeccionar el proyecto de ley correspondiente al momento de la elaboración del dictamen y,
por supuesto, del tratamiento en el recinto.
Entonces, si el señor senador Jaque, presidente de la Comisión de Coparticipación
Federal de Impuestos o la señora senadora Isidori, presidenta de la Comisión de Educación,
Cultura, Ciencia y Tecnología no quieren hacer alguna consideración al respecto,
propiciaríamos la posibilidad de que cualquier jurisdicción inicie este debate planteando las
observaciones correspondientes.
Sr. Jaque.— Es preferible que comience directamente el debate y después en todo caso
haremos uso de la palabra.
Sr. Presidente.— Está bien. ¿Alguna jurisdicción desea comenzar planteando dudas u
observaciones?
El primer tema que me parece necesario tocar como comentario es que el propio
Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación ha planteado
aclaraciones respecto a los artículos 5, 7 y 8 del proyecto de ley. Hemos pretendido que esto
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se distribuya a cada uno de los señores senadores, aunque si alguno de los presentes no lo
tiene, le haremos llegar una copia rápidamente.
Básicamente, lo que se ha planteado es una cuestión vinculada a la modificación de la
distribución primaria y/o secundaria por parte de este proyecto de ley, cosa que,
objetivamente, no se produce.
En primer lugar, algunos han planteado observaciones relacionadas al artículo 75,
inciso 3) desde el punto de vista de la afectación específica de los recursos coparticipables
que surjan como incremento y otros, en segundo lugar, plantean la necesidad de que esté en la
ley convenio
En tercer lugar, también hay observaciones referidas a la posibilidad del tema del
financiamiento a las universidades se contemple como un artículo expreso de este proyecto
de ley.
Una cuarta observación que se ha formulado es la posibilidad de que exista una
especie de cláusula de contingencia vinculada a que, frente a la imposibilidad fáctica de
evolución del producto bruto interno en forma positiva o a una eventual recesión en el
período 2005-2010, existan cláusulas de revisión.
Otro de los puntos que se nos dijeron estuvieron vinculados al esquema de asignación
de recursos en materia salarial y la discusión respecto a esquemas de salario inicial o,
eventualmente, básico.
Todas estas observaciones han surgido en el tratamiento del proyecto de ley.
Por lo tanto, estaríamos en condiciones de recepcionar todas las observaciones que
consideren importantes para luego debatirlas en el ámbito de las comisiones.
Les comunico que esta reunión consta en versión taquigráfica y también en video.
Tiene la palabra la señora senadora Escudero.
Sra. Escudero.— En nombre de la provincia de Salta, quiero presentar al ministro de
Hacienda y a la ministra de Educación.
Obviamente, tenemos varias dudas relacionadas al proyecto de ley y especialmente
algunas inquietudes en cuanto a los índices de distribución.
En primer lugar, estamos hablando de recursos coparticipables, de modo que no creo
que sea constitucionalmente posible una ley que les imponga a las provincias una forma de
distribuir recursos que son propios. Por ello, es que estamos frente a una ley convenio, que
fue lo que se había hablado en el ámbito del Ministerio de Educación.
El segundo tema que consideramos importante es el hecho de que si insistimos en que
el 80 por ciento sea distribuido con respecto a la matrícula, me parece que estaremos
repitiendo el problema que tiene nuestro país de que la mayoría de los recursos aplicados
justamente van a las provincias grandes, y cuando observamos los índices de analfabetismo
vemos que los índices más graves no están en estas provincias grandes, que tienen el gran
peso de la matrícula.
Otra cuestión es que vemos una gran ausencia de cómo la Nación distribuirá el 40 por
ciento. Creemos que este 40 por ciento debería estar en la ley especificando cuánto llegará a
las provincias, porque parte será distribuida en universidades, ciencia y tecnología, entre otras
cosas.
El otro tema, que es un poco grave, es la prioridad a la temática salarial, sin perjuicio
de que es muy importante. Pero entendemos que por esta ley no se debería correr el riesgo de
impedir el cumplimiento de las leyes de disciplina fiscal.
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Sin embargo, la experiencia de la provincia de Salta ha sido muy importante en el
cumplimiento de ley de disciplina fiscal, lo cual aparece en la Constitución y donde la
provincia de Salta desde hace más de diez años tiene una política muy firme de no destinar a
gastos corrientes más del 50 por ciento de los recursos. De modo que ésa es la única forma en
la cual se podrá seguir invirtiendo en esta infraestructura y en el mejoramiento del Estado.
Entonces ahora sí le voy a dar la palabra al señor ministro de Hacienda de Salta.
Sr. Mtro. de Hacienda de Salta.— En realidad, no voy a mencionar muchas más cuestiones
de las que ya se plantearon en la reunión del día 20 de septiembre, que contó con la presencia
del ministro de Educación de la Nación y de distintos señores senadores, y respecto de la cual
todavía no hemos tenido una respuesta a ninguno de los temas que allí se plantearon, más allá
de algunas aclaraciones que se han hecho.
Con lo cual, y en primer lugar, sería muy positivo que en las sucesivas reuniones se
pudieran ir respondiendo este tipo de cosas como una manera de ir separando la paja del
trigo, así como también permitirnos saber efectivamente qué cuestiones han quedado
aclaradas y cuáles deberían discutirse en el futuro.
Más allá de lo que recién señaló la senadora Escudero, en ninguna parte de la
iniciativa se establece cómo se distribuye el 40 por ciento de los mayores ingresos que
financiaría la Nación, y que para cualquier provincia es muy importante como una forma de
tener certeza de cuáles son los ingresos y a qué se van a destinar. Además, tampoco contamos
con datos claros respecto de cuánto incide en ese 40 por ciento lo que se vincula con ciencia y
tecnología, con universidades y con lo que son los gastos propios del Ministerio de
Educación de la Nación, lo que es realmente esencial.
Si hago números de lo que tiene que ver con mi provincia, de ese 40 por ciento, un 50
por ciento se destinaría a este tipo de gastos, salvo que se distribuyera a las provincias
ayudando así a la educación que está a cargo de la provincia. Entonces, bastaría con tener un
porcentaje dentro de lo que es el presupuesto provincial.
Otra cuestión que también se planteó en su momento se refiere a que la
coparticipación que reciben las provincias —creo que en la mayoría es así— existe un
porcentaje asignado a los municipios, con lo cual no queda claro si lo que se va a tomar de los
mayores incrementos de coparticipación va a ser neto de lo que cada provincia ya tenga
afectado o no para los municipios. Si es así, el proporcional real va a variar del porcentaje
respectivo.
Como bien decía la senadora Escudero, un tema que también me parece importante es
el salarial. Si establecemos un mecanismo casi matemático de fijar un porcentaje sobre los
mayores recursos que las provincias deben destinar a educación, y estos preferentemente se
destinan a los salarios, tengan la absoluta certeza de que no sólo van a ir a los salarios sino
que también la presión por distribuir rápidamente esos mayores recursos se va a hacer
imposible en cada una de las jurisdicciones. Entonces, me parece que, independientemente de
que existan cuestiones vinculadas con el artículo de la sanción o con el artículo de si debe
existir o no adhesión, en lo que respecta a la provincia de Salta y a otras provincias que
opinan lo mismo, la ley es importante y se puede hacer una muy buena ley. También me
parece que podemos dar un muy buen paso en torno a la educación; pero creemos que estos
son los temas que deben ajustarse brindando a todas las provincias la información necesaria
de lo que es el presupuesto de educación de la Nación y en cuánto, efectivamente, va a
contribuir la Nación así como la forma en que se van a distribuir estos recursos.
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Independientemente de cuál es mi pensamiento, he leído en la versión taquigráfica
que en muchas jurisdicciones hay algunas dudas acerca de si se distribuye o no o si está
tocando o no la distribución de coparticipación y, de ser así, cuáles son los índices que se
toman. Esto lo digo porque para algunos se toma el índice de coparticipación, mientras que
para otros es el índice que surge de la misma tabla del Anexo.
En la versión taquigráfica figura que el ministro Filmus se refirió a la necesidad de
compensar a algunas provincias que no alcancen las metas o que se les haga difícil lograrlo.
Realmente, no queda claro cómo se va a compensar.
Cuando hablamos de compensaciones, muchas veces tenemos el temor de que ellas
pequen de ser arbitrarias. Entonces, creo que si todo lo que estamos pensando y podemos
plasmar y apoyar en esta iniciativa lo dejamos perfectamente establecido, se hará más
sencillo y previsible para todas las jurisdicciones.
Por último, creo que por un principio de federalismo, el Consejo Federal de
Educación debería tener una participación fundamental en lo que hace a la reglamentación de
la ley, a su seguimiento y a cómo sería la distribución de lo que tiene que ver con un plan a
cinco años que nosotros valoramos. Inclusive, creemos que los argentinos deberíamos hacer
planes para períodos más largos de tiempo.
Finalmente, quiero decirles que esperamos poder contribuir —a medida que se vayan
informando y que podamos adoptar posiciones en reuniones no tan grandes, pero sí con
algunas representaciones— en la mejora de la redacción y en la aclaración de algunos
conceptos, con el fin de lograr lo que todos queremos: una ley de financiamiento educativo
que contribuya a mejorar la educación del país.
Sr. Presidente. — Muchísimas gracias, señor ministro y señora senadora.
Quisiera también destacar la presencia de funcionarios del Ministerio de Educación de
la Nación como el licenciado (Devries) y Peirano, entre otros.
También se encuentra presente la señora presidenta de la Comisión de Educación de
la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, la licenciada Silvia Esteban. A su vez, se
encuentra presente el doctor Tomasetti como representante de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación, en lugar de su presidente el diputado
Carlos Snopek.
No sé si hay alguna otra jurisdicción que quiera hacer uso de la palabra. Debo decirles
que estas observaciones para nosotros son muy importantes. También estamos atentos a la
posibilidad de que se formulen por escrito, inclusive, con propuestas de redacción de
artículos eventualmente alternativos.
Sr. Salvatori. — Pido la palabra.
Sr. Presidente.— Tiene la palabra el señor senador Salvatori.
Sr. Salvatori. — Señor presidente: quisiera anunciar que se encuentra presente el ministro de
Economía y Finanzas de la provincia de Neuquén, quien, adhiriendo a lo expresado, quisiera
efectuar algunas acotaciones al margen para profundizar la idea con respecto a esta ley de
financiamiento educativo.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor ministro de Economía y Finanzas de la provincia
de Neuquén.
Sr. Mtro. de Economía y Finanzas de Neuquén.— En primer lugar, quisiera decir que
todos apoyamos un proyecto de ley que pueda mejorar en el futuro la educación de nuestro
país.
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Ahora bien, tal como está plasmada esta iniciativa, nosotros entendemos que más que
ser una ley que discuta la educación, discute la distribución de recursos económicos.
Entonces, sería muy positivo plantear en esta ley de educación cuáles deberían ser los
parámetros mínimos en todo nuestro país que deben tener las provincias con relación a la
educación.
Si solamente se trata de una cuestión de asignación nueva de recursos, las diferencias
entre las distintas jurisdicciones se podrían seguir manteniendo. Por mi parte, creo que no
pasa por una mayor distribución de los recursos.
Por ejemplo, en nuestra provincia el gasto en educación este año es de 520 millones
de pesos, cuando de coparticipación recibimos 400 millones de pesos. Es decir que nuestro
gasto es muy superior a lo que se recibe en concepto de coparticipación. Entonces, me
pregunto cuál es el límite que debemos tomar respecto del producto bruto interno para
destinar en los futuros incrementos a este sector de la educación.
El segundo punto importante hace a la discrecionalidad de los fondos. Desde 1992 las
provincias vienen cediendo fondos, en distintos pactos que se han realizado con la Nación y
bajo circunstancias que así lo requerían, en desmedro de la distribución secundaria que tienen
hoy. Entonces, también en la discusión de esta distribución de recursos, nosotros planteamos
que deben ser analizados los ATN, las retenciones y los fondos que discrecionalmente maneja
la Nación. También, de esa manera podríamos menguar las posibilidades a futuro de
afectación de recursos en la coparticipación federal de cada provincia.
Sr. Presidente. — Muchas gracias, ministro.
Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda de Mendoza. Pero, no sé si antes el
licenciado Devries quisiera hacer alguna aclaración.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación. — No.
Sr. Presidente.— Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda de Mendoza.
Sr. Mtro. de Hacienda de Mendoza. — En primer lugar, quisiera decir que estoy de
acuerdo con los oradores anteriores en cuanto a que esta es una ley muy importante tanto para
la provincia de Mendoza como para el país.Pero está claro que los recursos son escasos. De lo
que estamos hablando es de cómo cumplir con una óptima asignación de recursos y, por
ende, con la Ley de Responsabilidad Fiscal, que es bastante nueva y que está en el interés de
todos cumplir con ella.
Quisiera hacer una sola aclaración. Creo que tenemos un problema de base en la
transferencia del sistema educativo hacia las provincias. Cuando se lo transfirió no se
transfirieron todos los recursos o gastos que hoy corresponden al sistema educativo. Por dar
un ejemplo, la provincia de Mendoza hoy cobra como transferencia por el sistema educativo
casi 60 millones de pesos y gasta 800 millones de pesos. Tan es así que en el presupuesto de
este año vamos a gastar en educación 800 millones de pesos y la coparticipación va a ser de
aproximadamente 1.000 millones. Es decir, desde el inicio de la transferencia de estos
servicios hay claramente un problema de desfinanciación hacia este servicio educativo. Así lo
entendimos en ese momento todos y la Nación en su conjunto.
Otro número que creo que es importante analizar es que la provincia de Mendoza —y
creo que todas las provincias— invertimos aproximadamente el 30 por ciento de nuestros
recursos en la educación. Hablo de salarios y gastos elementales, sin contar gastos de
infraestructura.
En el presupuesto nacional para el 2006, contando gastos de universidad y educación
básica, veo que más o menos se está invirtiendo el 7 por ciento en educación —más o menos
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7.000 millones— y en 100.000 millones están calculados los recursos. Es decir que es muy
importante incrementar en la ley los recursos para la prestación de servicios educativos. De
alguna manera, tenemos que ver en qué fallamos para arreglar los errores que hemos
cometido y ser muy cuidadosos con respecto a la Ley de Responsabilidad Fiscal, porque creo
que hemos podido y podemos mejorar la prestación de servicios educativos cumpliendo la
Ley de Responsabilidad Fiscal.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda de Río Negro.
Sr. Mtro. de Hacienda de Río Negro. — En función de lo que han dicho mis colegas,
también adhiero a una mayor inversión en educación. Creo que el tema es plantear algunos
interrogantes, como lo hemos hecho todos.
En primer lugar, el interrogante que se plantea es si nosotros, desde el punto de vista
político, apoyamos la idea de que los trabajadores en educación estén por encima de algún
otro trabajador que igualmente cumple un servicio indelegable en nuestras provincias como,
por ejemplo, los trabajadores de la salud o de la seguridad, que son temas esenciales. Creo
que esto hay que resolverlo desde el fondo, desde la estructura de lo que plantea la Ley de
Financiamiento Educativo.
En segundo lugar, las provincias que hoy estamos adheridas al esquema de
responsabilidad fiscal en el orden nacional tenemos en este momento fuertes limitaciones en
el incremento de gastos corrientes, y una ley como la que se está propiciando estaría de
alguna forma excepcionando los principios de la Ley de Responsabilidad Fiscal. En este
sentido, también hay un paréntesis que no es menor para las provincias que tenemos
endeudamientos importantes. Hoy, dieciocho o diecinueve jurisdicciones del país tienen
endeudamientos importantes, lo que genera una especificidad de recursos muy concreta y
tiene un impacto fiscal en nuestros costos igualmente importante. Una ley de esta naturaleza
estaría incorporando mayor especificidad en nuestros recursos lo que, en definitiva, si en el
futuro no nos dan los incrementos previstos de acuerdo al crecimiento de la economía, se
estarían transformando en sumas fijas. Y esto, naturalmente, alteraría la autonomía de las
provincias.
Es importante también tener en cuenta que, en el caso de la provincia de Río Negro,
del incremento previsto de recursos coparticipables estaríamos destinando más del 80 por
ciento al presupuesto de educación para el año 2006. Si esta progresión, que por el momento
es lineal, la mantenemos al 2010, ni siquiera los aumentos en recursos coparticipables
alcanzarían para financiar la ley que hoy estamos tratando.
Entonces, se nos plantean indiscutiblemente muchísimas dudas respecto de lo que
sería la provisión de financiamiento para servicios que igualmente son indelegables en la
provincia.
Obviamente, esto traería una desigualdad en los presupuestos de otras jurisdicciones,
no sabiendo, en definitiva, cuál será la resistencia que, desde el punto de vista político, vamos
a poder enfrentar respecto de otros presupuestos que igualmente son importantes. Por
ejemplo —haciendo mención al ejemplo numérico que recién les daba—, a nosotros
únicamente nos van a quedar 25 o 26 millones de pesos del incremento de recursos para
atender mayores gastos en otras jurisdicciones.
Insisto en esto: hay un importantísimo componente que es la deuda que tenemos los
estados provinciales. Si no se propone alguna reestructuración en mejores condiciones que la
que actualmente tenemos, prácticamente nos será imposible afrontar el financiamiento que
prevé esta ley de educación. No estamos diciendo no a discutir la ley; todo lo contrario.
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Queremos profundizar la inversión en educación, sobre todo nosotros, que tenemos el 33 por
ciento de nuestros recursos de Rentas Generales afectados al presupuesto de educación por
manda constitucional; es decir, no lo podemos obviar.
Por otro lado, también tenemos que tener mucho cuidado en generar empleados
públicos de primerísima categoría respecto de otros que quizá, de no tener este amparo, no lo
serían. Aparte, nadie nos garantiza que en el día de mañana, de la misma forma en que lo hizo
el ministro de Educación, quizás no lo haga el ministro de Salud, pidiendo —con la
importancia que tiene la salud— recursos también con asignaciones especificas
Sr. Presidente. — Dejamos constancia que se encuentran presentes los siguientes
funcionarios: los señores ministros de Educación de las provincias de Córdoba, Entre Ríos,
Santa Fe, Tierra del Fuego, San Juan, La Pampa, Salta, Río Negro, Santiago del Estero y
Misiones; los señores ministros de Economía de las provincias de Entre Ríos, Córdoba,
Santiago del Estero y La Pampa; los señores ministros de Hacienda de las provincias de San
Juan y Neuquén; la señora secretaria del Parlamento Educativo; el señor secretario de
Educación de la ciudad de Buenos Aires; la señora secretaria de Educación de la provincia de
Tucumán; y el señor presidente del Consejo Provincial de Santa Cruz.
Hago un resumen de las observaciones que se han realizado.
En primer lugar, se ha hecho el planteo respecto de la posibilidad de que en vez de la
invocación del inciso 3 del artículo 75, como consta en el proyecto presentado, esto sea una
ley convenio, es decir, un pacto entre el presidente de la Nación y los gobernadores.
También se han formulado observaciones respecto de la distribución secundaria del
80 por ciento de la matrícula o de los esfuerzos que hay que hacer en este sentido, generando
asimetrías entre jurisdicciones.
Se preguntó también que si el 60 por ciento va a las provincias y el 40 por ciento a la
Nación, cuál sería la parte proporcional de estos recursos nacionales que se afectaría para las
universidades y para ciencia y tecnología y cómo se distribuirían.
También se ha preguntado cómo se contabiliza la coparticipación municipal, es decir,
si se hace con un sistema de detracción neta o de transferencia bruta.
Se planteó la posibilidad de que la reglamentación esté a cargo del Consejo Federal de
Educación con el objeto de garantizar parámetros de cumplimiento en el ámbito del consenso
sobre la distribución.
Por otro lado, se ha preguntado cómo se distribuye ese 40 por ciento con relación al
tema de la discrecionalidad o cómo se compatibilizan otros recursos conexos.
A su vez, se ha planteado el caso concreto de las provincias que tienen alto nivel de
endeudamiento público y obligaciones de carácter financiero.
También se ha preguntado cómo, a una mayor rigidez hacia el año 2010 respecto de la
asignación de recursos de la educación, eso afecta a los recursos vinculados a salud,
seguridad o a otro tipo de obligaciones por parte de los Estados provinciales,
fundamentalmente cuando hacen a competencias absolutamente básicas, esenciales o
indelegables en materia de servicios.
Se ha hablado también del caso típico de la Ley de Responsabilidad Fiscal, de los
parámetros respecto de la evolución del Producto Bruto Interno, del crecimiento del gasto
primario y la proporción de ese crecimiento afectado a la educación —y su compatibilidad
respecto de la evolución eventual de parámetros vinculados al endeudamiento público— y,
por supuesto, de los esquemas de reducción de la autonomía financiera desde el punto de
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vista de la capacidad autónoma de las jurisdicciones provinciales que asuman compromisos
respecto del uso de recursos en forma creciente.
Tiene la palabra la señora senadora Escudero.
Sra. Escudero. — También se planteó el tema de las sanciones. Porque hay sanciones para
las provincias, pero no para la Nación.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda de Río Negro.
Sr. Mtro. de Hacienda de Río Negro. — Otro interrogante es qué sucedería en el caso de
que la economía no creciera o lo hiciera a una tasa deficiente.
Sr. Presidente. — Eso lo planteé inicialmente con respecto al tema de la factibilidad de
utilizar una cláusula de contingencia. Es decir con respecto a que si no se ponen parámetros
de cumplimiento vinculados a la evolución del Producto Bruto Interno, al no crecimiento o a
una eventual recesión, efectivamente existe la posibilidad de utilizar mecanismos de
reasignación de compromisos o de responsabilidades emergentes en el acuerdo entre partes.
Sr. Mtro. de Hacienda de Río Negro. — Otra pregunta es si el porcentaje del PBI se
mantendría fijo o se estaría asignando un recurso que no se compadezca con el incremento de
la economía. Porque habría que absorber de rentas generales provinciales ese coeficiente fijo
en relación gasto-PBI.
Sr. Presidente. — Sí, en el caso de que no crezca.
Voy a nombrar a los senadores que están presentes: Sanz, por Mendoza; Giustiniani,
por Santa Fe; Rossi, por Córdoba; Mastandrea, por el Chaco; Princhetti, por Tucumán;
Gallego, por La Pampa; Bär, por Entre Ríos; Escudero, por Salta; Mayans, por Formosa;
Salvatori, por Neuquén y Perceval, por Mendoza.
También están presentes la diputada Esteban de la provincia de Santa Cruz, quien es
presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación, y la
diputada Garín de Tula, de la provincia de Catamarca.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación. — En representación de los funcionarios del
Ministerio de Educación quiero decir que nos vemos gratísimamente reconfortados por el
apoyo genérico de todo lo que han manifestado las provincias con relación a una ley de
financiamiento educativo que pueda comenzar a revertir las deficiencias del sistema
educativo que todos conocemos.
Podemos comprometernos con cada provincia a que se acerquen al Ministerio para
estudiar particularmente lo que hace al gasto educativo consolidado de cada una y de la
Nación.
En primer lugar, vale la pena fortalecer o reforzar la aclaración que hacía el senador
Capitanich y que el ministro Filmus envió a todos los gobernadores y ministros de
Educación. No se modifica la coparticipación para las provincias. O sea, con ley o sin ley de
financiamiento los dineros que se dirigen a las provincias serán exactamente los mismos.
Lo que parece ser que llamó a confusión es esa tabla anexa que dice “índice de
distribución”. Efectivamente, la gran mayoría interpretó que se recortaba un pedazo de la
coparticipación primaria, con eso se conformaba una masa de recursos y después se distribuía
con relación a ese índice de distribución.
Esto no es así; no es que hay una masa de recursos que se trae y después se reparte
con otros criterios. Ese índice de distribución es la cuota de los recursos por los que las
provincias —en el caso de que surja la ley— se comprometen como asignación específica
para la educación. Es exactamente lo contrario.
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La provincia que más tiene que comprometer de sus propios recursos para educación
es la de Buenos Aires, no la que se ve beneficiada por un distribuidor distinto. Porque en ese
caso efectivamente se estaría modificando la coparticipación secundaria.
Así que todos los que no hayan recibido las aclaraciones que enviara el ministro
Filmus pueden solicitárnoslas y se las haremos llegar nuevamente.
Lo que se afecta de la coparticipación primaria que va para la Nación es el 40 por
ciento y de lo que va para provincias, el 60 por ciento. Esos porcentajes, en conjunto, irán
formando hacia el 2010 la suba del 4 al 6 por ciento del aumento de la coparticipación. O sea
que se marca o se asigna y va con la asignación específica, pero eso corresponde a los
recursos de la coparticipación que aumentan.
Participante.— ¿Corresponde a los índices de coparticipación vigentes?
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación.— Exactamente. Eso no se modifica.
Si tienen alguna pregunta más bien técnica, los funcionarios del Ministerio les podrán
hacer aclaraciones más puntuales. Pero está absolutamente garantizado que los fondos que sin
ley fueran destinados a las provincias por el reparto natural de coparticipación son
exactamente los mismos. Solamente lo que se hace es asignar específicamente una parte de
esos recursos al área educativa.
Dado que estamos en este punto, aprovecho para contestar una inquietud que
manifestó la provincia de Río Negro.
Tal como tenemos el cálculo, del aumento del flujo de coparticipación que va a las
provincias, el promedio que se afectaría con destino específico a educación sería el 29 por
ciento. Así que el caso que planteó Mendoza acerca de que el 80 por ciento del aumento de
los recursos terminaría estando en educación no sería cierto.
Para muchas de estas precisiones es que nos ofrecemos gustosamente a que se
acerquen cuando lo consideren necesario al Ministerio de Educación para que los técnicos
aclaren lo que necesiten, más allá de que ahora puedan aclarar algunas cosas.
Quiero seguir respondiendo a las otras cosas y después, si vemos que esto requiere
puntualmente más aclaraciones, le pediremos directamente a los técnicos que hagan alguna
especificación para los ministros de Economía.
Con relación a la prioridad de los salarios, me parece que se trata de una decisión
política coherente con lo que es actualmente la distribución de los recursos en general en el
área educativa.
Las provincias tienen a su cargo el salario docente y, salvo la parte que aporta la
Nación con el incentivo docente y con la redistribución de un aspecto de este incentivo —que
es el famoso 7 por ciento— el resto es responsabilidad de las provincias.
Por lo tanto, si hoy nos imagináramos todo el mapa de distribución de recursos y
dijéramos que lo tenemos que aumentar del 4 al 6 por ciento —digamos groseramente un 50
por ciento en inversión educativa— y se mantuviera exactamente el mapa de distribución, los
salarios terminarían en cinco años aumentando un 50 por ciento por el mapa de distribución.
Esta situación sería evidentemente una acción política que implicaría dos cosas. La
primera es que con salarios solos no se mejora la educación, y la otra es que sin los salarios
tampoco se puede mejorar la educación.
Entonces, considero que es parte de una decisión política en conjunto, razón por la
cual han acompañado los gobernadores —y no sólo en el tema salarial puntual— la necesidad
de hacer una apuesta fuerte a la educación.
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Con respecto a la inquietud referida a dar prioridad desde el punto de vista salarial a
los docentes como agentes públicos con referencia a otros sectores de la administración
pública provincial o no, les comunico que sí se la daremos. Claro que se les da prioridad, ya
que por ello se plantea una política de Estado y el privilegio de la educación.
Hasta ahora es común que quien administra una jurisdicción provincial considere —
casi diría— al docente rutinariamente como un agente público más. Por eso es que, ante
algunas preocupaciones que hemos hablado con gobernadores este año, donde empezaron a
emerger los conflictos provinciales, uno generalmente concluye: si le aumento a los docentes,
después me reclamarán los judiciales, la policía, los administrativos, etcétera.
Eso se da en una lógica que implica que los docentes sean más agentes públicos que
otros. En este caso no se trata de un privilegio o de una prioridad puntual personificada, sino
de la prioridad “educación”. Si le damos prioridad a la educación, los docentes deben tener el
reconocimiento que históricamente perdieron. Esta cuestión hace cuarenta años no se hubiera
discutido. El hecho de que si un docente ganaba más que otros agentes estatales antes nunca
se hubiera discutido.
Por el contrario, hoy en día se discute precisamente por la desjerarquización de la
profesión docente y del consenso y la consideración social que ha tenido en el seno de la
sociedad argentina. Es decir, tiene la consideración y el respeto —por eso, la gente quiere
mejorar la educación y es común que uno recuerde a sus maestros y docentes con gran
afecto—, pero hoy, desde el punto de vista administrativo, pensamos que los docentes
públicos no son muy diferentes al resto de los agentes.
Es por ello que los gobernadores han firmado este acuerdo de hacer una política de
Estado donde se privilegie la educación, cosa que políticamente también abre una especie de
paraguas para con las gobernaciones a fin de que si alguna otra gente planteara eso se le dirá
que hay un acuerdo nacional para priorizar la educación. Entonces, se trata de una decisión
política que envuelve a las provincias.
Con respecto a la distribución de los fondos, Mendoza planteaba que de 800 millones
que dispone de su presupuesto el área educativa, recibe por transferencia de la Nación
aproximadamente unos 60 millones de pesos. No sabemos bien cómo fue calculado, dado que
por nuestros cálculos puntuales de incentivo docente se transfieren 52.400.000 pesos anuales
a esta provincia. Quizás en esta parte no contaron el incentivo. Pero sumado con los demás
programas y el incentivo, creo que excedería mucho más que esa proporción pequeña del
presupuesto educativo.
Para ello también volvemos a ofrecer el Ministerio para cotejar todo lo que se refiera
a partidas de transferencias provincia por provincia.
Sabíamos que el tema de relacionar lo que se llamó la discrecionalidad de los ATN y
las retenciones podía ser motivo de debate político, pero está absolutamente ajeno a lo que es
específicamente una ley de financiamiento educativo.
La cuestión de la Ley de Responsabilidad Fiscal que la han planteado casi todas las
provincias es un interrogante. Es decir, cómo se puede compatibilizar esta decisión política
macro, universal, de toda la sociedad argentina, la cual incluye a los gremios, gobernadores,
organizaciones no gubernamentales, etcétera, en el sentido de dar prioridad a la educación
con la Ley de Responsabilidad Fiscal. Ése no es solamente un posible debate sino una
cuestión que con mucho agrado dejamos en manos de las comisiones que tengan que
considerar el tema.
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El señor senador Capitanich planteó que si no llegara a haber incremento de los flujos
coparticipables, se estaría pensando —creo— en una cláusula técnicamente llamada de
contingencia por la cual, en caso de que de acá a unos años, comprendidos entre el 2006 y el
2010, no hubiere aumento del flujo coparticipable, podría haber una cláusula que relativizaría
los efectos de esta ley.
Estas son algunas de las aclaraciones que les podemos hacer dentro de lo que está a
nuestro alcance.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora ministra de Educación de la provincia de Salta.
Sra. Mtra. de Educación de Salta.- A nosotros nos ha quedado muy claro, a partir de hablar
también con nuestro senador y con la senadora Bär, cómo era el tema de que no había un
nuevo índice de distribución sino que era por la coparticipación.
Evidentemente, el hecho de que las provincias en su gran mayoría hayamos
confundido cuáles eran los índices de distribución y que no se refería al índice de
coparticipación es que pedimos, y creo que también amerita, que se mejore la redacción de
esa iniciativa. Es cierto que lo hemos entendido y que después quedó aclarado, pero si hasta
hoy hay señores que aquí están preguntando es porque continúa la duda, lo que indica que el
texto de la ley no ha sido claro en su redacción.
Repito, entonces, que esta situación amerita una muy buena redacción para que no
quede ninguna confusión en cuanto a cómo van a ser los índices de distribución, que son por
coparticipación, y que estos otros índicadores tienen que ver con la distribución interna de las
provincias.
Por otro lado, sin querer intervenir en los temas técnicos —que es incumbencia del
ministro de Economía y yo no soy economista— sí me interesaría mucho que el licenciado
Devries nos aclarara cómo se va a distribuir —es nuestra mayor preocupación— el 40 por
ciento que corresponde a la Nación. Me refiero a que en el texto de la norma quede
especificado y no abierto la cuestión de ese 40 por ciento. Es decir que se indique que del
total de ese 40 por ciento, por ejemplo, el 25 por ciento se destinará a los sistemas educativos
provinciales, 25 por ciento para las universidades, 25 por ciento para ciencia y técnica y así
sucesivamente. Esto lo menciono porque eso hace previsibles los fondos que van a recibir las
provincias, así como previsibles todos los aportes con los que vamos a poder contar.
Sr. Presidente.— No sé, licenciado Devries, si prefiere escuchar ahora todas las
observaciones y después contestar todas juntas o ir contestando una por una.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación.— Una por una.
Sr. Presidente.— También se encuentra presente el señor ministro de Educación de la
provincia del Chaco.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación.— Decía que, efectivamente, no hay previstos
porcentajes puntuales.
Lo que podría llegar a figurar en alguna forma de redacción es el compartir esta
cuestión de la distribución por el Consejo Federal, lo que sería una alternativa. La otra sería
ver cuáles son los porcentajes actuales para ciencia y tecnología, para las universidades y
para la educación básica. Pero debo decirle que es muy difícil establecer porcentajes
específicos porque hay variaciones que son producto de las circunstancias. De todas maneras,
es un tema sobre el que vamos a pensar en el Ministerio para después responder la inquietud
de los senadores.
Sr. Presidente.— Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda de Mendoza.
Sr. Mtro. de Hacienda de Mendoza.- Quisiera decir dos cosas.
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En primer lugar, no entiendo muy bien el artículo 7°. Es decir, sigo sin entender lo
que significa esa asignación específica en función del inciso 3) del artículo 75 de la
Constitución Nacional, que naturaleza legal tiene. No sé si lo deben contestar los técnicos.
Puntualmente, en caso de incumplimiento, quisiera saber qué significa porque la
verdad es que desconozco si hay algún antecedente respecto de que el Congreso haya hecho
alguna asignación específica de un recurso provincial.
Por último, diré que es verdad que el Gobierno nacional se encarga del pago del
Fondo de Incentivo Docente y que como aclaración debo señalar que los 800 millones de la
provincia de Mendoza a los que me referí, no incluyen el Fondo de Incentivo Docente.
No nos parece una mala idea que el aporte del gobierno nacional sea en términos
salariales y no por parte de las provincias. Creo que es algo totalmente razonable teniendo en
cuenta la política que hoy lleva el gobierno nacional.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación.— Voy a hacer una pequeña aclaración, antes de
darle la palabra al licenciado Gustavo Iglesias para que se refiera al famoso tema de la
asignación específica.
Usted planteaba el tema del incentivo docente que va como parte del salario. Hoy,
gracias a la estabilidad de las transferencias, se ha logrado que en todas las provincias sea
efectivamente considerado salario docente porque va a los salarios, a los docentes, es
continuo, estable y seguro.
También lo que está previsto en la ley es un Fondo de Compensación Salarial para
tratar de colaborar con aquellas provincias que, pese a su propio esfuerzo, no puedan llegar a
satisfacer necesidades básicas salariales. Es decir que el Ministerio vaya en su ayuda como lo
va, por otra vía, con el 7 por ciento al incentivo docente.
Ahora, dejo la palabra al licenciado Iglesias para que avance en el tema de la
asignación específica.
Sr. Iglesias.— En este punto de la asignación específica, creo que convendría escindir el
análisis, al menos por un instante, en dos partes.
Por un lado, lo que está puntualmente escrito y que en última instancia puede surgir
con aclaraciones o modificaciones; es decir, con todo aquello que sea necesario para que la
redacción sea clara para todos.
Por otro lado, está lo que lo que se busca, la intención o el objetivo de la asignación
específica.
Puntualmente, el objetivo es que del total de recursos coparticipables, de la masa de
recursos coparticipables que le corresponde a cada una de las provincias, se afecte una parte
de esos recursos para que sea asignado de manera puntual al sector educativo.
Esto no modifica la masa total de recursos que recibían las provincias con o sin ley de
financiamiento, aun en el extremo de que esta afectación operaría sólo sobre el incremento
futuro de los recursos coparticipables.
Técnicamente, si el incremento de recursos fuera menor que el monto que surge para
la afectación, se podría afectar sólo la parte del incremento y no el resto de los recursos, con
lo cual no se estarían afectando recursos disponibles que las provincias hayan utilizado,
eventual y seguramente, en ejercicios anteriores o que decidan hasta la fecha.
Esto es central porque en tanto logremos transmitir claramente cuál es el objetivo, la
redacción podemos adecuarla, mejorarla o corregirla. Pero es importante que quede claro cuál
es el objetivo que se persigue que, insisto, no es modificar la distribución de recursos
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coparticipables, no modificar ni la distribución primaria ni la secundaria de recursos a las
provincias.
Respecto del inciso 3) del artículo 75 de la Constitución Nacional, quiero decir que
como precisamente el objetivo es no modificar la asignación de recursos en términos
absolutos ni los porcentajes de asignación, el artículo se funda en el inciso 3) del artículo 75
de la Carta Magna que no otorga facultades para modificar la asignación de los recursos
coparticipables a las provincias. Si el objetivo fuera modificar la asignación de recursos de la
coparticipación, que no es tal, el artículo estaría basado o haría referencia al inciso 2) del
artículo 75 de la Constitución que, efectivamente, requeriría de una ley convenio.
No sé si hay alguna otra inquietud.
Sr. Mtro. de Hacienda de Mendoza. — Tal cual lo ha expresado el señor asesor,
quisiera que dictamine la Comisión de Coparticipación Federal de Impuestos.
Disculpe mis limitaciones, pero sigo sin entender qué es esta afectación específica.
Parecería que en lugar de ser una afectación específica es una intencionalidad política que
está en la ley, lo cual es válido también. Pero creo que es importante que si la expresión
“asignación específica” está en una ley, la misma tiene que tener mucha claridad, porque es
un recurso que financiamos en la provincia. Creo que, legalmente, es de vital importancia que
esté muy claro qué quiere decir.
Sr. Presidente. — Me parece que sería importante que, antes de darle la palabra al
representante de Tierra del Fuego, el presidente de la Comisión de Coparticipación Federal de
Impuestos —senador Jaque— pueda hacer referencia al criterio interpretativo de la redacción
vinculada al artículo 75, inciso 3).
Sr. Jaque. — Nosotros también tuvimos en su momento alguna duda acerca de cómo
se debía interpretar el inciso 3) del artículo 75 de la Constitución. Después de buscar a varios
constitucionalistas para poder dejar en claro lo que se ha mencionado aquí acerca de
inconstitucionalidad o de lo que no se podía tocar por parte del Congreso, me voy a remitir a
lo que dice el constitucionalista Miguel Ángel Ekmekdjian.
El mismo nos aclara que, en principio, es facultad del Congreso el poder modificar
estas asignaciones, en tanto y en cuanto no se modifique la Ley de Convenio General.
Establece claramente que debe tratarse de asignaciones específicas mediante una ley especial,
y que esta ley especial —como la que estamos analizando— debe ser aprobada por la
mayoría absoluta de los miembros de las Cámaras. También nos afirma que, por tratarse de
este tipo de leyes que tocan impuestos coparticipables, aun cuando no lo dice claramente el
inciso, debe ser la Cámara de Senadores la cámara de origen. A su vez, deja muy claro que no
necesita estar sometida ni a la aprobación de las provincias — por no ser ley convenio— ni
tampoco ser una ley de adhesión. O sea, ni ley convenio ni ley de adhesión; porque es una
facultad que está claramente delegada en la Constitución al Congreso y por tiempo limitado.
Por lo tanto, tal cual está la ley, no estaría violando la Constitución porque está
haciendo uso de una facultad dada al Congreso. No viola porque no modifica la Ley de
Coparticipación en vigencia y porque, por otro lado, lo hace por un tiempo determinado.
Por otro lado, algo que también a muchos en su momento nos llevó a la confusión son
pequeñas palabras de algunos artículos que estamos convencidos que hay que modificar. Por
ejemplo, el artículo 8°, inciso 4), cuando habla de la distribución.
Cuando uno habla de distribución es porque se imagina que en su momento se creó un
fondo para poder distribuir. Fondo que nunca se crea porque, en realidad, lo que se está
haciendo es afectar parte de los recursos con una metodología de cálculo en cada uno de los
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presupuestos asignados a educación, pero sólo en la parte que significa el incremento de
recaudación. En realidad, la palabra que debiera utilizar ese artículo es “determinación” y no
“distribución” porque al decir “distribución” tiende a la primera confusión.
El artículo 14 habla de la distribución de los recursos, pero se refiere al 40 por ciento.
Así que ahí está bien que hable de distribución. Compartimos la idea de que hay que dejar
mucho más claro la forma de ponderar y de distribuir los recursos.
El otro artículo que sí vamos a tener que modificar es el 16, ya que para plantear que
los recursos —que en realidad se están afectando de lo que cada provincia tiene para
educación— tienen que estar claramente separados en el presupuesto se usa la palabra
“recursos transferidos”. Hay que modificar la redacción para que quede claro que cuando
habla de “transferidos” se está refiriendo a los que pueden venir del 40 por ciento, que
también van a tener afectación específica. De hecho, están separados los que tienen
afectación específica de los que son recursos propios.
En fin, estas son palabras que hemos ido encontrando en diversos artículos en los que,
seguramente, vamos a tener que mejorar la redacción.
Pero tiene que quedar claro que aquí no se está creando un fondo como en principio
uno puede llegar a interpretar sino que, en un marco donde la voluntad de los gobernadores y
presidentes es apostar por la educación, se ha establecido un determinado porcentaje del PBI,
se dice cuál es el esfuerzo que va a hacer la Nación —que es un 40 por ciento—, cuál es el
esfuerzo que harán las provincias —que es un 60 por ciento de ese incremento de los
recursos— y se establece no la forma de distribución sino la forma de determinación de lo
que cada provincia tiene que afectar de sus propios recursos. Entonces, “determinación”; no
“distribución”.
A partir de allí, los recursos de cada una de ellas quedan con la afectación específica
de acuerdo a las facultades que otorga la propia Constitución a través de su artículo 75, inciso
3). Por eso, tampoco podría participar en la interpretación la Comisión Federal de Impuestos
porque, en realidad, estamos cumpliendo con una facultad que en principio tiene el Congreso,
pero cuyo principal respaldo no está en la decisión que vamos a tomar nosotros como
legisladores sino en la voluntad política puesta de manifiesto por el gobierno nacional y los
gobernadores al momento de hacer la presentación de la ley y de dar a conocer el
compromiso argentino por la educación, la ciencia y la tecnología.
Esto es para dejar en claro por qué no es una ley convenio y por qué tampoco
necesitaría una ley de adhesión.
Debo reconocer que yo también creía en su momento que mínimamente necesitaba
una ley de adhesión. Buscando la opinión de varios constitucionalistas, veo que no es
necesario.
Sra. Escudero. — ¿Qué dicen los otros constitucionalistas?
Sr. Jaque. — Los otros constitucionalistas que buscamos dicen lo mismo: que es una
facultad del Congreso.
Sra. Escudero. — ¿El título del anexo 1 también se modificaría?
Sr. Jaque. — Sí, porque como está en relación no se puede hablar de “distribución”
sino que se debe hablar de “determinación”.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el representante de la provincia de Santa Fe.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación de Santa Fe. — Disculpe la insistencia en el
tema.
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El artículo 8° ahora me queda un poco más claro. El anexo 1 establece el
porcentaje de los recursos propios que cada provincia tiene que afectar...
Sr. Jaque. — Del incremento; no de los recursos. Si yo recibo un incremento de 10
pesos, por ejemplo, y me dicen que me corresponde afectar el 4 por ciento, de esos 10 pesos
de incremento —no del total de recursos que recibo— voy a afectar 4 pesos.
Sr. Rpte del Ministerio de Educación de Santa Fe. — ¿A educación?
Sr. Jaque. — A educación.
Sr. Rpte del Ministerio de Educación de Santa Fe. — ¿Y el resto es para Rentas
Generales?
Sr. Jaque. — El resto va para Rentas Generales o para lo que la provincia decida en
el presupuesto.
El otro aspecto que hay que ver es que la ley en ningún lado plantea como obligatorio
el tema del salario; dice “prioritariamente”. Con lo cual, la afectación de ese 4 por ciento
podrá ser, según cada provincia, a salario, infraestructura, equipamiento, etcétera. Eso es una
facultad de cada provincia. Se establece la afectación específica del recurso pero no las
acciones que la provincia debe hacer para cumplir con ese objetivo. Lo importante es que es
para educación.
Sr. Rpte del Ministerio de Educación de Santa Fe. — Por lo tanto, podríamos decir
que hay una afectación porcentual distinta en cada provincia.
Sr. Jaque. — Exactamente, porque va a depender de esos otros parámetros que cada
una tiene porque las realidades son distintas. A medida que esas realidades vayan variando
año a año es como va a ir variando ese porcentaje.
Sr. Rpte del Ministerio de Educación de Santa Fe. — Disculpe que siga
insistiendo, pero coincido con lo que expresaba la señora ministra de Educación de Salta en
que cuesta interpretar estas cuestiones que estamos aclarando ahora. A mí nunca se me
hubieran ocurrido todas estas cosas.
Sr. Jaque. — Por eso vuelvo a aclarar que, en todo caso, para entender mejor el texto
que ustedes tienen, en el artículo 8°, inciso 4), donde dice “la distribución”, debería decir “la
determinación”. Porque a todos nos han llevado a confusión justamente esas palabras y en la
forma en que están establecidas llevan a otra interpretación totalmente distinta a la del
espíritu que se persigue con esta ley.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el ministro Ernesto Franco, de la provincia de La
Pampa.
Sr. Mtro. de Educación de La Pampa. — Simplemente quiero establecer un disenso
con el senador Jaque.
Como lo está viendo él, el tiempo determinado significa que en el 2011 no habrá
financiamiento de la educación; no está fijado cómo se va a financiar.
La asignación específica que establece la Constitución es para un hecho puntual. Sería
un hecho gravísimo que el Congreso en forma unilateral —con todo respeto— avance sobre
las autonomías provinciales justamente para establecer con este sistema la posibilidad de
hacer hasta desaparecer a las provincias.
Hoy las provincias reciben el 25 por ciento de la recaudación nacional.
El planteo aquí es: si esto no es una asignación específica es justamente por tiempo
determinado; y si es así, ¿qué pasará en el año 2011?
Y el segundo punto es que el inciso 3 habla de recursos coparticipables y no de
recursos coparticipados.
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Este es un recurso que está coparticipado. Si a las provincias nos obligan a asignar
esta cantidad de recursos y la Nación está dispuesta a financiarlos, afectemos la
coparticipación nacional. Porque hoy hay puestos 560 millones de pesos y después depende
de una ley.
Nuestra provincia tiene un nivel salarial que está quinto a nivel nacional. Y
seguramente no vamos a recibir nada. Y nuestro 46 por ciento de la masa salarial está en el
campo docente.
Solamente estableciendo el PBI y el crecimiento de la coparticipación iguales, para no
andar con diferencias y discusiones acerca de cómo va a crecer uno o el otro, la pregunta es:
¿qué pasará con el resto? El resto de mi provincia se va a quejar de los docentes, pero los
docentes también lo harán porque a las demás provincias les irá el fondo nacional.
Y el gran planteo es: ¿qué pasará en el 2011, que es justamente lo que no está
previsto?
Por eso la principal crítica que hacía a la interpretación de que esto no sea una ley
convenio es justamente que la asignación específica es por tiempo determinado.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda de Río Negro.
Sr. Mtro. de Hacienda de Río Negro. — La pregunta que iba a hacer la adelantó el
ministro Franco.
También disiento de los constitucionalistas nombrados en virtud de que sería
necesario que el Congreso incorporara al tratamiento de esta ley un dictamen de la Comisión
Federal de Impuestos. El ámbito natural para discutir la aplicación de la ley 23.548 es esa
comisión. Y nos gustaría tener la posibilidad de ser escuchados a través del dictamen en
coincidencia con lo que dice el ministro Franco.
Entonces, quisiera saber si la decisión es no incorporar la opinión de la Comisión
Federal de Impuestos.
Y la segunda pregunta es si la ley de financiamiento prevé con la claridad debida
alguna modificación que tenga que ver, en este caso puntual, con la modificación o la
discusión del Estatuto del Docente.
Sr. Presidente. — Nosotros tenemos que evaluar estos temas con los miembros de la
comisión, pero por supuesto que aceptamos dictámenes, sugerencias y recomendaciones.
Queremos una ley con un amplísimo nivel de consenso de manera que sea cumplida por todas
las partes, con un objetivo central que es fortalecer la inversión en educación y el
mejoramiento de la calidad educativa. Por eso vamos a procesar y respetar todas las
opiniones y serán bienvenidas para el perfeccionamiento de la redacción del texto de la ley.
Así que nos parece muy atinado tener un dictamen de la Comisión Federal de
Impuestos. Por lo tanto, le podemos cursar rápidamente una solicitud formal en ese sentido.
Tiene la palabra el representante del Ministerio de Educación.
Sr. Rpte. del Ministerio de Educación. — Quiero aclarar que está prevista en la ley
una negociación colectiva, un acuerdo colectivo con los gremios nacionales para modificar la
carrera docente. Esto quiero que lo tengan claro. Los cuatro gremios con representación
nacional acuerdan conformar un ámbito nacional para dar pautas comunes para todas las
provincias acerca de la modificación de la carrera docente, por ejemplo, y que pueda haber
una grilla salarial básica.
Eso no figura en la ley, pero son acuerdos que están establecidos para tratar de dar
una base de ordenamiento a esta dispersión que hay no solamente de grillas salariales muy
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diferentes en sus montos y en sus composiciones, que hizo que en el 2005 emergieran como
burbujas conflictos salariales puntuales provincia por provincia.
Esto responde a esa aspiración que todos tenemos de gestar un espacio de
ordenamiento de esta problemática que incluya lo salarial, la carrera docente y la forma de
composición del salario para que efectivamente pueda ser reconocida la capacitación docente
además de la antigüedad, pero con el acuerdo de los gremios, que es lo que está hablado.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el ministro de Hacienda de Mendoza.
Sr. Mtro. de Hacienda de Mendoza. — Concuerdo con que es importante que haya
dictamen de la Comisión Federal de Impuestos sobre la ley 23.548.
Todos hemos estado de acuerdo en que habría algún conflicto, quizá, con la Ley de
Responsabilidad Fiscal. Así que también se podría agregar un dictamen del Consejo que
incorporara esa norma para poder tener el consenso de que lo que estamos haciendo no
implica conflictos con la aplicación de otras leyes.
Sr. Presidente.— Tiene la palabra el señor ministro de Educación del Chaco y luego
escucharemos las observaciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para dar por
concluida la exposición de los ministros.
Posteriormente, cerraremos este plenario los señores senadores.
Sr. Mtro. de Educación del Chaco.— En general, adhiero a las preocupaciones que
existen sobre algunos temas como el endeudamiento que tienen las provincias, ya que se lleva
una gran parte de la masa que recibe cada una, así como también adhiero a la ratificación de
la Ley de Responsabilidad Fiscal.
Hay tres temas que afectan fundamentalmente a la provincia del Chaco que, desde la
asunción del poder el 10 de diciembre de 2003, había elegido a la educación como la vía de
integración social y mejora de la calidad de vida.
Esos puntos fueron nombrados en algunos casos y en otros no.
El más importante de lo que afecta está dado por los déficit previsionales que
comprometen gran parte de la masa coparticipable.
El segundo es el caso de los municipios. En el caso nuestro, hay una ley provincial
que establece que el 15.95 de las masas coparticipables que llegan —que no tienen aplicación
para otros fondos— y de las recaudaciones provinciales —que también si tienen la
(afectación) de fondos no entran— se entregan a los municipios. Esto es histórico porque los
municipios son mucho más antiguos que las provincias y cuando se hizo la Constitución de la
provincia del Chaco, por lógica, se le dio a las ciudades que pertenecían al territorio nacional
la capacidad de una financiación propia. Por lo tanto, no son coparticipables sino
participables del ingreso del dinero a la provincia.
Por otro lado, la Constitución provincial establece el 33 por ciento como porcentaje de
todo el dinero que ingresa al financiamiento del sistema educativo.
Hay un tema que está basado en el artículo 10, el cual cuenta con el espíritu de la
mejora salarial general, aunque lo aclaró el representante del Ministerio de Educación en el
sentido de que habrá que ser muy creativos porque los sueldos básicos son totalmente
distintos, así como también los son los no remunerativos. Eso lo vamos a tener que tratar de
corregir.
Tenemos varias provincias que pagan básico con cero de no remunerativo, así como
también tenemos provincias que pagan no remunerativos muy altos y no pagan básicos
importantes. De este modo, se puede generar —si no somos creativos— la misma diferencia
que hay ahora.
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Con relación a la distribución, les comento que desde junio, en que recibí el
anteproyecto, vengo diciendo que tengo dos temores muy importantes. Le temo a los
convenios bilaterales.
Generalmente, las provincias chicas, con menor peso nacional, en los convenios no
son usualmente las más beneficiadas. Y dentro del anteproyecto de ley de septiembre, que ha
mejorado muchísimo en comparación al de junio gracias a la percepción de este problema,
sigue existiendo esa frase que establece que existirán convenios bilaterales entre Nación y
provincias.
El otro tema que me preocupa es el artículo 17 sobre la retención de fondos.
En este sentido, si bien es cierto que el anteproyecto de ley de junio fue mejorado
muchísimo —probablemente gracias a la intervención del Ministerio—, la retención de
fondos encierra el peligro relacionado a que, una vez que hagamos los compromisos
salariales con los gremios, nos retendrán los fondos y, por supuesto, no lo cumpliremos. Y
entonces el año 2005 será una panacea al lado de que lo que ocurrirá si firmamos nuevos
convenios y no los podemos cumplir.
Una cuestión que estaba en el anteproyecto de junio muy claro, y que no figura en el
anteproyecto de septiembre —y no es menor—, es que en el artículo 12 del proyecto de junio
decía que dentro de este presupuesto estaría incluido el universitario y el de educación
superior y universitaria”. En cambio, en el proyecto de septiembre no estaría incluido. Y en
esa gran masa tenemos que ver cómo será la distribución porque las provincias no tienen
efecto directo en la distribución de los presupuestos universitarios.
Por lo tanto, algunos planes que le corresponde hacer al Ministerio de Educación de la
Nación no son pautas de la negociación con respecto a esos presupuestos.
Hay dos cuestiones más que todavía no tenemos en claro.
La primera es si afecta al FONI cuando hay retención de fondos. Porque en la última
frase del último proyecto ha aparecido que el FONI se mantendría, aunque si hay retención de
fondos no está claro si será afectado el dinero que hace tiempo va al incentivo docente.
Por otro lado, no dice si se alterará el mecanismo que estuvimos hablando en el
Consejo Federal, en el sentido de que el ingreso de los docentes es posterior a un tiempo real
de trabajo en el cual se irán incorporando con ese beneficio, y si esa gente quedará fuera del
sistema.
La otra cosa que he preguntado sin tener la respuesta adecuada —y aclaro que se lo he
planteado al señor senador Capitanich— es que no hay un solo economista ni un solo libro
recomendado que haya podido leer que diga que el PBI y la coparticipación siempre van de la
mano.
Sin embargo, sí sé que hemos tenido momentos históricos en que pudieron haber
crecido simultáneamente, pero nunca pude leer algo así. Nunca pude leer que cuando hay un
crecimiento del PBI también lo hay en el ámbito de la coparticipación.
En este momento, que hay una gran cantidad de impuestos no coparticipables, es
común pensar que la masa del PBI en la Argentina es más que importante porcentualmente
que el crecimiento de la coparticipación. Y si va en función al PBI y éste crece, y si la
coparticipación no crece igual, todos nuestros problemas que son el endeudamiento, la
responsabilidad fiscal, el déficit previsional, la participación municipal y el efecto que tiene
el 33 por ciento de cualquier ingreso dado a la educación ponen en peligro a aquellas
provincias con menor poder de conversación o establecimiento de presiones mutuas de
quedar al margen del proceso, cuyo espíritu es grandioso pero que debiera tender a lograr una
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sola cosa, que no se profundicen las asimetrías, especialmente de las diez que integramos el
Norte Grande, con otros sectores que históricamente pueden haber sido beneficiados o no,
pero seguro que lo fueron más que las diez provincias que forman la mencionada región
norteña.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor representante de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sr. Rpte. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.— En la reunión pasada del 20
de septiembre, el ministro Filmus se comprometió a distribuir entre los participantes, a través
de las comisiones, diferentes ejercicios numéricos realizados a efectos de que, a través de su
estudio, quedara bien claro el espíritu de la ley.
Le estuve preguntando a la gente de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y
Tecnología en varias oportunidades sobre esos estudios y me dijeron que no han recibido
nada., motivo por el cual quiero reiterar este pedido a los funcionarios del Ministerio.
Creo que realmente aportará muchísimo el hecho de poder analizar esos distintos
estudios numéricos.
Sr. Presidente.— Los señores senadores que tenían pedido el uso de la palabra son la
senadora Gallego, el senador Sanz y la senadora Bär.
Con la exposición de cada uno de ellos daremos por concluida esta reunión que ha
sido muy fructífera. En función de eso estableceremos la metodología de trabajo a seguir.
Sra. Gallego.- Señor presidente: creo que existe una coincidencia generalizada, más
allá de las diferenciaciones de las provincias y de sus características, respecto de una ley de
financiamiento educativo.
No pretendo hacer un discurso en esta reunión, donde hay gente tan involucrada con
los temas esenciales que hacen al funcionamiento de la educación, como es el caso de los
ministros de educación de las provincias, los funcionarios del Ministerio y los ministros de
hacienda que, en general, son los que hacen el esfuerzo para compatibilizar las necesidades
de todos los sectores de las gestiones públicas provinciales.
Me parece que es importante que nosotros visualicemos dos cosas que considero
centrales.
En primer lugar, creo que a todos nos recorre la preocupación de la previsibilidad. Y,
en tal sentido, defiendo las preocupaciones de los ministros de hacienda porque cuando un
artículo hace especial mención al tema salarial y lo saca casi de la órbita permanente de las
provincias en un área específica de la gestión pública provincial en general, obviamente
genera el gran temor de que esto sea un terrible desbalance hacia el interior de las
administraciones provinciales.
¿Por qué decimos que queremos mejorar la calidad planteando la ley de financimiento
como una necesidad? ¿Acaso, lo hacemos porque sólo creemos que tenemos que mejorar la
formación de nuestros docentes, que tenemos que destinar más recursos para mejorar la
infraestructura, que necesitamos tener más chicos en mejores condiciones dentro del sistema
o también lo hacemos porque creemos que si tenemos una ley de financiamiento educativo
vamos a descender el nivel de conflictividad salarial en el sector educativo que, en este
último tiempo, se ha mostrado especialmente movilizado en aras de una mejoría sustancial de
sus ingresos? En realidad, creo que también deberíamos decir que este es un factor muy
importante de la preocupación que ha llevado a la presentación de esta iniciativa.
A mí no me llama la atención el hecho de que a los ministros esto les preocupe sobre
manera porque la educación no es sólo importante porque mejora la calidad y las condiciones
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de vida de la gente, porque les permite enfrentarse mejor a la vida, porque aumenta la mejora
de la producción y nos posiciona mejor como país sino porque la gente en la Argentina tiene
considerada a la educación como un derecho esencial. Pero tampoco nos olvidemos de que
los argentinos tenemos como un derecho esencial muy arraigado en nuestra cultura no sólo la
educación sino también la salud y la seguridad. Y de ahí deviene la preocupación.
No podría plantear en mi provincia que la educación es más importante que la salud.
Y esto creo que a los ministros les genera una gran preocupación porque generar un
desbalance en lo salarial y parar el sistema educativo no es simplemente tener un problemita.
Acá les quiero pedir que se fijen en lo que piensa la gente y cuáles son los trastornos que le
ocurren cuando los hospitales de algún lugar están de paro.
¿Acaso nosotros podemos decir con certeza que es más importante como derecho
básico esencial la salud o la educación? Podemos darle un orden de prioridad, pero creo que
van de la mano.
Honestamente, este tema del desbalance salarial no es simplemente bajar el nivel de
conflictividad en un área. Creo que tiene que ver con garantizar derechos esenciales, y no con
generar una educación para un nuevo modelo, que los argentinos tenemos muy solidificado
en nuestra conciencia colectiva.
Quiero volver a insistir en que para los ministros el no tener determinado de cuánto va
a ser el aporte que le viene de Nación es una preocupación. Ya tenemos claro, porque lo ha
dicho Osvaldo, que el 50 por ciento de los fondos asignados en general debieran estar
destinados al instrumento salarial y el otro 50 por ciento a otro tipo de inversiones en
educación.
Creo que los ministros tienen una real preocupación por tener previsibilidad con los
fondos de este 40 por ciento que va a venir de Nación porque son ellos los que están
acostumbrados a tener que juntar la plata todos los meses para pagar los salarios. Por lo tanto,
necesitan tener previsibilidad para saber de cuánto es el esfuerzo que ellos están haciendo
desde las finanzas públicas provinciales y cuánto es lo que les va a venir de los fondos
nacionales para poder hacer un balance real y no tener dificultades.
Más allá de la voluntad política de una ley que nos compromete a todos por igual, me
preocupa que nosotros resolvamos agarrados de la jurisprudencia y doctrina de algún
constitucionalista esta historia de que podemos darle destino específico a los fondos
coparticipables de las provincias.
También me preocupa sacar de la órbita de la competencia específica de los estados
provinciales la política salarial y que estemos planteando que también vamos a incidir en la
relación laboral estableciendo una modificación de las reglas de juego laborales, a través de
unos cambios mínimos del Estatuto. Esto último lo digo porque cuando aparece la posibilidad
de negociar en alguna mesa nacional escapando de la realidad local y no teniendo la
obligatoriedad del cumplimiento real, es fácil conceder. Pero cuando uno está del otro lado
del mostrador y tiene que compatibilizar el interés individual, el interés sectorial de un
gremio, de un sector de la gestión y por el otro, el interés colectivo, esto se hace mucho más
conflictivo.
Entonces, me parecen muy buenas algunas cosas que señaló recién el ministro de
Educación de la provincia del Chaco respecto de las diferenciaciones de las distintas
provincias en sus grillas salariales y en sus condiciones laborales. No es lo mismo que
nosotros le digamos a una provincia que tiene remunerativo un gran porcentaje de su sueldo
básico que tiene que hacer todo remunerativo, porque nosotros sabemos que la incidencia del
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salario es más si es remunerativo y significa otro 60 por ciento de aporte provincial. Por lo
tanto, estamos hablando de cosas complejas.
A mí me gustaría que sobre las cuestiones que hemos planteado hoy así como de las
que se plantearon la semana pasada podamos contar con una devolución de las inquietudes
que son legítimas y absolutamente válidas. Me refiero a cómo visualizamos y vemos esas
inquietudes para pasar por un proceso de sistematización que nos permita una puesta en
común no en la cosa individual sino, como lo acostumbramos a hacer desde el Senado, en la
mesa común.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. — Quisiera volver a reflexionar sobre la cuestión del artículo 75, inciso 3).
Personalmente, tengo una opinión contraria a la del constitucionalista a quien consultó
el senador Jaque. Creo que esto es inconstitucional. No soy constitucionalista, pero como
probablemente habrá muchos constitucionalistas que opinen que esto es inconstitucional, esto
puede llegar a la justicia y determinarse que, efectivamente, es inconstitucional. Por lo que
caeríamos en un punto muerto. Es decir, estaríamos desvirtuando una muy buena idea que
tiene consenso en el fondo por no haber elegido la herramienta correcta.
Si, efectivamente, para esto necesitáramos no una ley simple sino una ley convenio,
tengo la certeza de que esto va a camino muerto como la propia Ley de Coparticipación.
Porque la Constitución nos ha puesto la trampa de que la ley convenio tiene que estar firmada
por el presidente de la Nación —en representación de la Nación— y todos —absolutamente
todos— los gobernadores de provincia. Se puede discutir qué pasa en el caso de que haya
alguno que no firma. Pero entraríamos en camino muerto.
Es más, tengo la certeza de que si los mismos gobernadores que firmaron esto como
un simple acta de acuerdo político tuvieran que sentarse a firmarlo como ley convenio, no sé
cuántos la firmarían. Y esto no lo digo de manera antojadiza. Hay que escuchar a los
ministros de economía de las provincias. Reconozco que se hizo para dar respaldo político a
una decisión política que comparten, pero cuando a esto hay que transformarlo en una ley
convenio, que exige a sus provincias responsabilidades y obligaciones —algunas que se
contradicen con la propia Ley de Responsabilidad Fiscal que muchas provincias ya han
aceptado y otras que los propios ministros de Economía y Haciendo les ponen como una luz
roja para los próximos años—, no sé cuántos la firmarían.
Entonces me pregunto, ¿no será el camino más inteligente tratar de no llegar a la ley
convenio? Porque si volvemos a ley convenio no la vamos a tener nunca y frustraríamos una
hermosa posibilidad de invertir en educación, ya que en esto estamos todos de acuerdo.
Tampoco podríamos seguir con este proyecto como hasta acá está redactado, porque la
interpretación de lo que está redactado es, a mi juicio, inconstitucional. Y para eso no basta
más que ver cuál ha sido la intención del propio gobierno. Si el gobierno hubiera creído que
esto es una afectación coparticipable, es decir, de fondos no distribuidos —no de fondos de
las provincias—, también habría afectado los recursos de la Nación. Porque la afectación de
recursos coparticipables es algo que esta allá arriba —esto lo mencioné en la reunión anterior
junto al ministro Filmus— que todavía no se ha distribuido. Por lo tanto, la afectación le
cabe tanto a lo de las provincias como a lo de la Nación, porque no son de ninguno de los
dos; están allá arriba sin distribuir.
Pero este proyecto afecta nada más que a los recursos de las provincias. De ahí surge
la interpretación que tenemos de que acá hay afectación de recursos coparticipados y, por lo
tanto, se requiere una ley convenio.
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Por ello me pregunto, ¿no sería el camino más inteligente avanzar e insistir en una ley
simple —que podría ser este proyecto— pero en la cual afectáramos los recursos de la
Nación poniéndonos de acuerdo en cuánto es lo que va a poner la Nación? Porque yo en lo
personal —y creo que muchos otros— no estoy de acuerdo con que la Nación ponga el 40
por ciento nada más. Entonces, pongámonos de acuerdo en cuánto va a aportar la Nación y
cuánto de ese aporte va a ser afectado específicamente y a qué, como ha planteado la gente de
Salta; luego también pongámonos de acuerdo sobre esa afectación en cuáles son los derechos
y obligaciones de la provincia, las contingencias, limitaciones y demás. Cuando logremos
todo eso, creo que vamos a tener una ley que no va a ser tachada de inconstitucional; vamos
a tener reglas de juego claras para la Nación y para las provincias y vamos a poder cumplir el
cometido con el que, en el fondo, todos estamos de acuerdo.
Sr. Presidente. — Les comento que para el día 25 de octubre pretendemos invitar a
los múltiples actores que han estado involucrados en este proceso —empresarios,
trabajadores— para que también brinden su opinión al respecto.
Tiene la palabra la señora senadora Bär.
Sra. Bar. — Quiero expresar mi total adhesión al espíritu del proyecto. Quien fue o
es ministro de educación de una provincia sabe los desvelos que significa conseguir mayores
recursos para la educación. Sabe también que implica una lucha sin descanso con los
respectivos gobernadores para que se asignen mayores recursos, a veces para los salarios de
los docentes, porque nadie quiere tener conflictos ni reiterados paros como vemos en nuestro
país. O, a su vez, recursos para lo que no es salario docente, que a veces se ve totalmente
disminuido en las provincias ya que muchas de ellas, casi más del 90 por ciento, dedica casi
exclusivamente los recursos a salario docente.
Me gustaría que también se analice el artículo 9° de este proyecto de ley, que hoy
quedó tangencialmente abordado, que se refiere al fondo compensador de los salarios
docentes. En este sentido, he presentado un proyecto de ley trabajado con la CTERA y que
hemos expuesto en la Comisión de Educación, para que con recursos de la Nación se pague la
diferencia para tener un piso común a nivel nacional. Me parece saludable que la Nación
pueda aportar ese adicional —que podrá ser remunerativo o bonificable, luego se verá en su
reglamentación— a aquellas provincias que, habiendo hecho el esfuerzo de conseguir una
mayor recaudación, no llegan a su piso común, que puede ser un cargo testigo o la canasta
básica familiar.
Considero saludable esta iniciativa para evitar los reiterados conflictos y paros a nivel
nacional, ya que atientan contra la calidad de la educación.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la senadora Isidori, presidenta de la Comisión de
Educación, Ciencia y Tecnología del Senado.
Sra. Isidori. — Quisiera rescatar y agradecer la presencia de los señores ministros.
Evidentemente, hemos podido, desde la presidencia de las tres comisiones que intervienen en
el proyecto, recepcionar con claridad las preocupaciones, sugerencias y los aspectos a tener
en cuenta. Es evidente que a todos nos anima el mismo espíritu, pero también es necesario
que trabajemos muy fuerte y profundamente en la letra y los alcances de este proyecto.
De ahí entonces que voy a proponer que en la próxima convocatoria también estén
presentes constitucionalistas, ya que considero un punto fundamental el análisis del artículo
75, inciso 3). Al mismo tiempo, haremos las conclusiones de las sugerencias, con lo que
auguro una etapa de mucho trabajo y esfuerzo. Pero como hay predisposición para que esta
ley salga con un consenso total de los sectores intervinientes —en este caso el gobierno
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nacional y las provincias— es que confío en que así será como broche de oro de este esfuerzo
y esta iniciativa.
Sr. Jaque. — Simplemente, quería recordarles que el motivo de esta reunión —y el
de las posteriores— es poder conocer los distintos aspectos y puntos de vista que tiendan a
lograr la mejor ley. Por lo tanto, las opiniones que hemos manifestado tienden a ese objetivo.
Entiendo que estamos hablando de un proyecto que es perfectible; esa es la misión y el
motivo por el cual los hemos invitado.
Sr. Presidente. — Muy bien. Gracias por haber venido y, no habiendo más temas que
tratar, queda levantada la reunión.
— Son las 18 y 10.
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