Transvestismo, George Sand

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CUANDO ES NECESARIO APARENTAR EL SEXO
CONTRARIO PARA DESLUMBRAR CON EL PROPIO.
O LA DOBLE VIDA DE AURORE Y GEORGE
Andrea Marquez Lopez Mato
2005 No publicado
Amandine Aurore Lucie Dupin, baronesa Dudevant, llamada George Sand, por decisión
propia, nació en Paris en 1804. Fue una de las escritoras más prolíficas, más leídas y más
admiradas aún en su época. No es por su prosa apasionada por la que se la recuerda, sino
por la escandalosa costumbre de vestirse como hombre fumando cigarros.
¿De dónde provino la necesidad de aparentar ser varón? ¿De algún trauma sexual infantil?
¿De una bisexualidad o un lesbianismo latente? No, provino sencillamente de la decisión
personal de poder desarrollarse como artista, vincularse a círculos literarios y musicales
masculinos de ese entonces (por cierto, tampoco es que fuera feminista, sino que
sencillamente tertulias para mujeres no existían), de ser escuchada por su obra y no
criticada por su condición de género.
Fue criada por una abuela, perteneciente a la nobleza, para convertirse en una gran dama.
Pero su tozudez pudo más. "Ni la estúpida coquetería ni el deseo de gustar a todos los
hombres dominan mi ser" diría de si misma.
Desde niña tuvo un preceptor llamado Deschartres, que le dio una educación basada en
ideas liberales. Durante su adolescencia la familia Dupin se trasladó a una casa campestre
en Nohant, donde la joven Aurora comenzó su comportamiento rebelde. Uno de los
primeros escándalos que protagonizó fue cuando decidió usar pantalones porque era más
cómodo. Además montaba sola a caballo, algo que no hacía ninguna mujer de la región.
Luego, aconsejada por su tutor, estudió anatomía. En esa época, el hecho de que una
mujer estudiara el cuerpo humano era considerado una profanación. Por estos pequeños
escándalos fue enviada a un convento de monjas inglesas, donde pasó tres años. Leyó a
Plutarco y a otros autores griegos y latinos y aprendió a tocar piano, arpa y guitarra.
Trabajó como enfermera y fabricando jarabes. Truncó así su primitiva vocación de
convertirse en médica (como cuenta en "Su Vida") para ser esposa de.... La literatura
vendría después. Sospechamos que Aurora no hubiese alcanzado como médica el brillo
que alcanzó como escritora, porque sus obras sobresalen por los condicionamientos de su
vida sentimental. ¿Una mujer médica con tantos amantes? Obvio que sobran ejemplos,
pero ni lo publican, ni atienden mejor por ello. Sin embargo, salió de las monjas para
casarse y retomó, desafiantemente, su vestimenta de hombre.
Un hecho afianzó aún más esta decisión. Al inicio de su carrera, cuando no era más que
un aprendiz de escritora, George Sand presentó un manuscrito a un editor para que le
diera su opinión. Después de leerlo, éste le respondió que una mujer no debería escribir y
le aconsejó: "Querida señora, no haga libros, haga niños". Desde ese día Sand se dedicó a
desafiar las costumbres de su época y a demostrar que las mujeres podían tener una vida
diferente.
Mujer, muy mujer, como "hombre" se le permitió una fervorosa actividad. Luchó por los
derechos civiles, participó en la revolución de 1848 y debatió las ideas de Karl Marx.
Pero también fue madre de dos hijos y una romántica incurable para la cual los amigos y
los amores lo eran todo.
Su relación con el compositor Frédéric Chopin, produjo gran revuelo en la sociedad de
entonces. Pero, fogosa al fin, no fue el primero ni el último hombre de su vida (recuerde
el lector que los hombres necios quieren ser el primero en la vida de una mujer, en cambio
los sabios, eligen ser el último). Se casó muy joven, como ya contamos, con el barón
Casimir Dudevant (padre de sus dos hijos) pero lo abandonó frustrada, para irse a París
con el escritor Julien Sandeau; con quien escribió, bajo el seudónimo común de Jules
Sand, la novela "Rose y Blanche" y del cual tomó el seudónimo que la haría reconocida
(asunto siempre criticado por otros, pero comprendido por mi, como autora, que aún
conservo por motivos académicos el apellido Lopez Mato, que sin ser mío, honra a mis
hijos).
Entre sus amantes figuraron los compositores Franz Liszt y Hector Berlioz y el poeta
Alfred de Musset, su amor más rebelde y más castigado. Fue amiga incondicional de
Honorato de Balzac, Eugéne Delacroix y Alexandre Dumas.
Pero su gran amor (¿qué hecho fortuito hará que todos elijamos a alguien como el gran
amor, cuando en cada uno que vivimos debe haber habido bajezas y grandezas?) fue
Federico Chopin. Sin embargo, no fue un amor a primera vista. El día que Liszt los
presentó, Federico se escandalizó por la apariencia de Sand y preguntó si "esa Sand tan
antipática era una mujer". A su vez, ella al percibir sus modales refinados preguntó si
"ese Chopin no era una señorita". Pero en el verano de 1838 se reencontraron y esta vez
iniciaron un largo romance. Sand admiraba la genialidad de Chopin y escribió sobre él:
"Ha hecho hablar a un solo instrumento el lenguaje del infinito". Lo acompañó a vivir a
varios lugares que los médicos recomendaban al comienzo de los problemas pulmonares
del compositor. Con el tiempo, la relación se volvió insoportable. Chopin sufría de
depresión y se atormentaba por banalidades. Luego la tuberculosis lo debilitaría
enormemente. Al final, como siempre, Aurore lo dejó por otro.
Sus últimos amores los dedicó al grabador Alexandre Manceau, un amigo de su hijo, a quien
había tomado como secretario. Duraron casi 15 años. Es notorio que la mayoría de sus amores
fueron menores que ella (Musset y Chopin tenían 7 años menos, otros amantes mostraban mucha
más diferencia). Este hecho, bastante inusual para la época, junto al variado y permanente cambio
de pareja, le produciría más rechazo todavía por parte de la alta burguesía francesa.
Revisadas por muchos historiadores su larga lista de compañeros, nunca tuvo rasgos marcados de
homosexualidad. Se le conoce una sola amante mujer, la cantante de ópera Paulina ViardotGarcía, que duró un suspiro, el inicio de un do de pecho, porque Aurore confesó que no soportaba
durante mucho tiempo la compañía de ninguna mujer (no porque las considerara inferiores sino
porque le parecían demasiado nerviosas). El único episodio llamativo fue un intento de "Menage
a trois" cuando decide abandonar a Musset enfermo de disentería, por haberse enamorado del
médico que lo atendía, pero antes le propone a su pareja oficial, oficializar un trío. Musset se
opone furioso y cuenta la historia novelándola en "La confesión de un hijo del siglo". Este amor
que muere en Venecia es uno de los más célebres de la letra francesa. Fue tan intenso y tan
plagado de traiciones y celos que en una ruptura temporaria Sand se cortó su abundante cabellera
y se la envió dentro de una calavera.
No detallaremos su inmensa producción literaria, pero algunos de sus escritos ameritan algunos
comentarios. En su novela "Indiana", una mujer se rebela contra la institución del matrimonio, y
en "Lelia", la heroína duda de todo lo que la sociedad burguesa considera sagrado.
Con Chopin, viajó al sur cuando el músico estaba enfermo y reflejó sus impresiones en su obra
"Un invierno en Mallorca". A esta época, marcada por sus ideales sociales y humanitarios,
(había iniciado su participación política) pertenecen sus novelas "Spiridion" , "El «compagnon»"
-la primera novela francesa que tiene por protagonista a un obrero-, "Horace" , "Consuelo", "La
condesa de Rudolstadt", "El molinero de Angibault" y "El pecado de Monsieur Antoine".
A pesar de que escribía bastante rápido, necesitó siete años para completar su obra más
ambiciosa: "Historia de mi vida", de nada menos que veinte volúmenes. Una vida larga e intensa
volcada en una obra larga y extensa, que aún así completó con otras notas autobiográficas como
"Ensueños y recuerdos" e "Impresiones y recuerdos" y copiosa correspondencia además de un
Diario íntimo de su juventud.
Al producirse la revolución de 1848, acudió a París y participó de forma activa en los
acontecimientos revolucionarios (siempre como hombre, claro...). Sin embargo, tras imponerse la
reacción del mes de junio, regresó a Nohant, donde residió casi de forma permanente hasta su
muerte. Se dedicó, desde allí a proteger a escritores jóvenes (entre ellos nada menos que a
Gustave Flaubert) y a vivir su último amor con Alexandre Manceau.
Completó una serie de novelas sobre la vida campesina, que había iniciado con "El pantano del
diablo", siguiendo con " François le Champi"," La pequeña Fadette" y "Los maestros
campañeros".
Aurore Dupin, alias George Sand, murió a los 71 años, en junio de 1876, acompañada de su
familia, en su casa de campo de Nohant.
El mérito de Sand, según los críticos, está sobre todo en haber creado un tipo de novela
que analiza la temática femenina incorporando temas sociales a su obra.
El retrato más difundido de
Amandinne Aurore Lucie Dupin,
alias George Sand
(después de su pareja con Jules Sandeaux).
Feminista no femenina.
Encantadora no bella.
Supo deslumbrar en una sociedad de
hombres pero transvestida como ellos.
Federico Chopin, ¿su gran amor o
solo el más llamativo?.
Al conocerse se repelieron. Ambos
dudaron de la sexualidad del otro.
Luego Sand lo acompaña en el
tratamiento del inicio de su tisis.
Viven en distintos sitios buscando
el clima ideal que les permitiera
producir y reponerse. Finalmente lo
abandono decepcionada diciendo
que lo "único permanente en
Chopin era la tos"
Alfred de Musset, tal vez su romance más
atormentado por celos y traiciones.
Es el más célebre de toda la literatura
francesa. Corto pero intenso.
Ella llegó a cortarse el cabello y enviárselo
en una calavera.
Terminó dejándolo enfermo de disentería
para iniciar un nuevo amor con el médico, no
sin antes proponerle una situación triangular.
La relación entre Sand y Musset fue llevada al cine
con Juliette Binoche como protagonista.
Bastante más femenina y bonita,
por cierto que la George original.
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