El primer impacto que tuve fue la enorme pobreza de Calcuta… desde el aeropuerto en que una cantidad de mendigos se acercan lo mismo que el viaje a través de la ciudad fue impactante. En estas calles que atraviezan Calcuta no hay reglas de tránsito y los bocinazos rigen un orden caótico en el que el peatón lleva las de perder. Las calles se encontraban atestadas de gente pese a que eran recién las 6 de la mañana , y el calor apenas más atenuado de lo que sería al mediodía, ya era agobiante. La ciudad estaba adornada con luces que se encenderían nuevamente por la noche ya que estábamos en la semana en que se venera a la diosa Durga Puja. Estos adornos apenas disimulaban la desolación de los edificios que habían conocido mejores épocas y hoy se encontraban sucios y derruidos dando un marco a las calles y veredas en que una multitud de gente duerme y, por que no decir, habita como debajo de unos toldos de plástico negro que apenas llegan a cubrir la intimidad de un cuerpo entregado al sueño y la suciedad que los rodea junto con los habitantes nocturnos que allí encuentran su alimento. Ya en el lugar donde nos alojaban tuve la alegría de estar con María Elvira y comenzar a conocer diferentes personas venidas de todos lados del mundo. Pero también tenía en mi interior una sensación de precariedad muy grande por los comentarios de las nuevas estructuras y la perspectiva de encuentros con tantas personas de diferentes grupos culturales, idiomas, religiones y la decisión de abrirme y de buscar las relaciones simples y verdaderas. Así fue que más que nunca sentí la necesidad de afianzar mi centro en la oración y traté de hacerlo y tuve esa primea misa junto con las hermanas de la Madre Teresa y de la congregación del colegio de Don Bosco que me quedó en mi corazón llenándome de paz y de fuerza para volver a recibir el regalo del Arca a través de estos días. Ya en la Asamblea se vivió una experiencia muy fuerte de unidad, sobre todo en las celebraciones litúrgicas que expresaron un espíritu ecuménico. Asha Niketan, nombre de la comunidad, quiere decir la morada de Dios y es la cuarta comunidad fundada. A ella se le debe quizás esta fuerza de unidad y de apertura a diferentes religiones y expresiones de fe que se vive en el Arca, ya que fue la cuarta fundación y la primera comunidad no cristiana. Todos los días asistimos a una celebración de una religión diferente, pero lo lindo fue ver la integración de rituales hindúes o de cantos en diferentes idiomas en todas y cada una de las celebraciones. En la misa católica el ritual hindú del fuego y el incienso expresaron que la unidad, desde la profunda identidad y fidelidad a la propia fe, es posible. Durante estos días celebramos a un Dios que ama a todos sin acepción de personas…a todos por igual y que es glorificado en una diversidad de ritos que en los que se manifiesta la profunda Bondad que nos acoge y abraza. Estas liturgias eran por la tarde luego de un día de trabajo en que el intercambio fue lo más interesante. En efecto, en el modo de trabajar aquí se vive también la integración de todos los planos ya que se comienza con cantos y oración, luego la bienvenida de diferentes comunidades que se integraron a esta gran familia de ¨El Arca¨como probatorias o permanentes. Luego cada tema que se exponía ese día, para luego ser votado era precedido con una historia que en este caso eran leyendas hindúes que aludían , como moralejas, al tema de la exposición…luego de un descanso con movimientos del cuerpo y cuasi bailes escuchábamos la exposición de los diferentes temas y así finalizaba la primera etapa con una duración de 2 horas . Al ver a la Federación en acción fue muy interesante percibir el modo de ejercer la autoridad en forma horizontal y participativa . Creo que es algo muy interesante para llevar a nuestras comunidades ya que implica un trabajo de organización en que cada quien se hace responsable de un tema y luego se pone en común . En la Aamblea por otro lado teníamos la posibilidad de estar representados en nuestras opiniones. En efecto, a las 11 hs. tomábamos un té o café y luego nos reuníamos en pequeños grupos donde se intercambiaban las opiniones y realidades diferentes. Mi grupo estaba formado por el coordinador de la Zona de Europa del Sur, el vice-presidente de la Federación, dos responsables de las comunidades de Barcelona, una responsable de comunidad de Honduras, Choluteca , una responsable de asistentes de África y yo. Realmente aquí se daban los intercambios más ricos, ya que podían aparecer las diferencias y también la unidad de la misión del Arca. Me hizo mucho bien conocer la situación del África , una comunidad de 35 personas , que tuvo por razón de la guerra, que trasladarse desde la costa D´Ivory hasta un pueblo a 40 km de allí, caminando con solo agua para llegar a una casa más chica y más precaria. El espíritu de Viviana que compartía estas cosas fue muy testimonial y su amor a Jesús nos alimentaba especialmente. Luego decidíamos quien iba a hablar o quien daría su opinión en un video que se proyectaría luego en el plenario por la tarde. Además el coordinador del grupo se reunía luego de cada reunión con una mesa de enlace en que se volcaban las conclusiones de cada grupo. Todo esto aseguraba una buena representación en el plenario de la tarde y luego el voto de las comunidades permanentes. Creo que en medio de estas diferencias lo que nos unía fuertemente era la presencia de la persona con discapacidad. Esta presencia lejos de ser simbólica fue real en cuanto que dieron sus testimonios, opiniones y hasta hubo un seminario sobre conversación a cargo de un acogido de Francia. La propuesta más de fondo es de seguir caminando en este compromiso con la persona con discapacidad y darle un lugar en las decisiones dentro de la comunidad y descubrir el don que nos revelan y enseñan como maestros del amor.. En los tiempos de las comidas tuve varios encuentros muy lindos y en cada uno entregaba la estampita de Santa Teresita que me había dado Leticia y la estampita con la Oración del Arca que hicimos para la inauguración de la capillita. Tuve un lindo encuentro con la comunidad del centro de los EEUU , que es una comunidad gemela , es decir, estamos ligados por el programa de solidaridad. Al final, luego de presentarnos y compartir algunas cosas me pidieron que me pusiera en el medio y pusieron todos las manos sobre mí como una especial bendición. También la Zona Latinoamérica y el Caribe, tuvimos un almuerzo con los de la Federación: Jean Christophe, Mireya, etc. Eran tres mesas y fue muy agradable y al final les fui dando mis estampitas que, como un tesoro, las entregaba con el corazón, como haciendo presente el misterio de la comunión propio de la oración de Leticia y de nuestra comunidad que ya traspasaban las fronteras de la Argentina, alcanzando a todas las comunidades del Arca. El Viernes, las 170 personas que éramos hicimos una peregrinación hasta la casa de Tagore, poeta Hindú, pasando previamente por la comunidad, donde dejé el regalo que traía de nuestra comunidad, hecho en el taller por los chicos y las famosas estampitas. Cuando llegamos tuvimos una conferencia sobre Mahatma Gandhi, dada por Jean Vanier y luego habló el gobernador de Calcuta (Kolcata) y me impresionó mucho la definición que dio de su pueblo. Dijo; mi pueblo es un pueblo alegre, trabajador, no quiere ser otra cosa de la que es; no reprime sus emociones y lleva en él el misterio del sufrimiento al cual se abraza!!! Estas palabras me permitieron entrar un poco más en estas calles de Calcuta que se presentan como el lugar donde vive una gran comunidad, sin violencia, sin alcohol, sin drogas. Por las mañanas se los ve bañándose en las esquinas con las bombas de agua, con sus ¨tapa rabos¨ y haciendo mucha espuma con el jabón, al tiempo que se lavan los dientes y la ropa. Luego el trabajo en esos sucuchos que son como miles de kiosquitos muy precarios y sucios en el que muchos duermen también por la noche. El trabajo es familiar con lo cual todo esto está rodeado por la alegría de los chicos y el colorido impresionante de las mujeres que con sus Sharis impecables muestran a todos la dignidad de un pueblo que se enraíza orgulloso en sus tradiciones y convicciones y que en medio de la pobreza irradia un misterio de alegría y de libertad…será aquella libertad que proviene de ¨No querer ser otra cosa de lo que es¨?? Allí, en medio de las calles en que el olor es tan endémico como la pobreza, se escucha por las mañanas, al mediodía y por la tarde, un canto que, como un raro clamor, llama a todos a la oración. Esta especial comunidad, como surgida de una humanidad común, de una igualdad en la pobreza y dignidad y en el destino compartido, adora a sus dioses que vienen en cada súplica a acompañarlos y a caminar por esas calles de Calcuta. Es tan radical todo esto, tan insoslayable, que comprendí la radicalidad de la entrega al pobre de la Madre Teresa. Aquí uno no puede dar vuelta la cara y no ver al pobre,…él nos sale al encuentro en donde estemos. Esta religiosidad la pude vivir en forma especial ya que era la semana de la veneración de la diosa Durga Puya, que cada año congrega en Calcuta unos 5 millones de personas. En esta fiesta tuve el privilegio de poder una ir una noche , junto con los de la Zona Latinoamérica , a lo de una familia tradicional de Calcuta. Esta familia abre su casa una semana al año, como una ¨ casa templo¨ que , como un santuario más de los que invaden la ciudad , recibe a todos los que van a venerar a esta divinidad , participando del rito que celebra la gran epopeya en que la diosa Durga termina con el mal. Grandes tambores y ruidos acompañan esta lucha en que el mal es vencido. Miles y miles de personas, con sus mejores vestidos van de santuario en santuario a venerar a su diosa que al vencer el mal renueva la vida con sus 6 brazos que sostienen distintos símbolos. Luego de participar en este ritual fuimos invitados a comer al piso de arriba y las mesas dispuestas como alrededor del recinto y en el medio otras con la familia, mientras las jóvenes de la casa nos iban sirviendo plato tras plato. La consigna era no comer con la mano izquierda ya que es la mano impura, y solo comer con la mano derecha, sin cubiertos y salir enseguida ya que luego entraba otro grupo para comer. Esta hospitalidad me impresionó mucho y es como una comida que se comparte con muchos, como una continuación de la celebración. Al bajar, el dueño de casa, vestido de seda blanca, con cadenas de oro y anillos de brillantes en sus dedos, nos hizo sentar allí en donde se realiza el rito y nos contó la historia de la diosa Durga. Luego nos despedimos con ese saludo hindú que me conmueve ya que se inclinan con las manos juntas como afirmando que Dios nos habita y nos diviniza…como diría Jean Vanier: ¨Cada persona es una historia Sagrada¨. La hospitalidad así la viví no solo en el gesto de abrirnos la casa, darnos de comer sino y sobre todo al abrir la intimidad del corazón y compartir su fe. Esta decisión a la apertura, la vivencia de que es posible, este ver al Arca creciendo hacia una mayor coherencia de lo que Jean Vanier profetizó con su visión de unidad y de paz es lo más fuerte y transformante que viví y que llevo en mi corazón. En relación a esto de la unidad, quiero compartirles el gran gesto que hizo Jean Vanier el último día. Él se retira y es de hecho la última Asamblea a la que concurre. Luego de una teatralización que le hicieron con múltiples regalos que, con ¨gran sentido del humor¨ señalaban su nueva etapa de jubilado, él se levantó y dijo que el hecho de que el Arca estuviera en manos de Jean Christophe y de Christine le daba a él mucha paz y armonía interior . Y agregó que pedía perdón pues muchas veces cuando uno ejerce la autoridad hiere o lastima a otros.. Luego de decir esto, se puso de rodillas, como en medio de Jean Christophe y de Christine , mientras ellos ponían emocionados , sus manos sobre sus hombros y quedó abrazado así unos minutos de silencio. La humildad de este santo, de rodillas, haciéndose pequeño, fue la que nos entregó la clave de la unidad. Sin reconciliación no hay unidad y no hay fiesta en que se celebra esta mismo misterio de unión y de comunión. He vivido el Arca en su actuación Internacional como una lección en varios temas y ámbitos que luego podremos compartir. Lo que sí he tomado conciencia del regalo que es el Arca para mí, de lo que ha significado en mi vida y del privilegio de haber sido invitada a colaborar en este camino que siempre será de descenso y de pobreza. Un María Luisa fuerte abrazo: