Dos versiones tardías de la leyenda de Mahoma. La Vita Mahometi del ms. Pisa, Biblioteca del Seminario 50 y el tratado Sobre la seta mahometana de Pedro de Jaén Publicado en: Actas do IV Congresso Internacional de Latim Medieval Hispânico (Lisboa, 12-15 de outubro de 2005), Lisboa, 2006, pp. 591-598 En 1935 Augusto Mancini editó por vez primera un opúsculo anónimo latino a partir del testimonio del manuscrito 50 de la Biblioteca del Seminario de Pisa (s. XIV) que, como la mayor parte de los fondos de esta biblioteca, procede del antiguo convento dominicano de Santa Caterina1. El texto presenta una narración de los principales hitos de la vida de Mahoma, el Profeta del islam, desde su adoctrinamiento a cargo de un eremita cristiano llamado Mauro hasta su muerte a manos de la familia de una amante judía. He aquí un resumen de la misma. Por defender la comunidad de mujeres y otras doctrinas heterodoxas Nicolás, un aspirante a suceder al papa Clemente I, es excomulgado y encerrado en una torre de Roma, donde muere. Un discípulo suyo llamado Mauro, huye a la región de Arabia y se instala como eremita en la cumbre de un monte próximo a una ciudad recientemente convertida al cristianismo. Allí trama su venganza contra la Iglesia. En primer lugar, convence a un joven camellero llamado Mahometo para que abandone su oficio servil y se convierta en discípulo suyo, prometiéndole un rápido encumbramiento. Le ordena que adiestre en secreto a dos becerros y una paloma. Los primeros habrán de prosternarse dócilmente en tierra ante él y comer de su mano; la segunda, a picar el grano depositado en su oído. Muere el rey de la ciudad. Los jóvenes y los ancianos están enfrentados a propósito de la religión que deben seguir. Los primeros se quejan por el excesivo rigor de los ayunos y vigilias cristianos; los ancianos rehúsan retornar al paganismo anterior. Para evitar un cisma, todos acuerdan consultar la opinión del eremita. Éste difiere durante ocho días la respuesta. Entretanto, encarga a Mahometo que libere a uno de los becerros (que ya son toros adultos) y entierre en una fosa cinco odres llenos de agua. Pasados los ocho días, Mauro recomienda al pueblo que elijan a un rey, bajo cuya dirección podrán encontrar una nueva religión. El futuro rey habrá de ser aquel que consiga doblegar a un toro salvaje del lugar, enviado como prueba por Dios. El único que lo consigue es Mahometo. Éste da pruebas de su condición de elegido haciendo brotar de la tierra milagrosamente el agua contenida en los odres. Mahometo, ya en la ciudad, convence al pueblo de que ore durante cinco días en la iglesia, mientras él mismo visita a su antiguo maestro para solicitar su mediación ante Dios. Entre ambos componen secretamente el libro que contendrá los preceptos de la nueva religión, que son la circuncisión, la negación de la Trinidad, algunas prescripciones alimentarias, las abluciones, la festividad del Viernes, la poligamia y la sodomía. Una vez compuesto el libro, lo atan a los cuernos del segundo de los toros que, en su debido tiempo, lo depositará mansamente en el regazo de Mahometo mientras éste se encuentra reunido con el pueblo en la iglesia. Mahometo ruega a Dios que le envíe a un intérprete celestial para ayudarle a comprender los preceptos del libro. En ese momento la paloma amaestrada acude a su oído a picar grano. Todos la toman por un mensajero divino. 1 Ed. A. MANCINI, "Per lo studio della leggenda di Maometto in occidente", Rendiconti della Academia dei Lincei, vol. X, ser. VI, 1935, 325-349 Inmediatamente después, Mahometo, poseído por un demonio, cae al suelo entre convulsiones violentas. Los familiares lo cubren con un manto mientras aquel, en su delirio, enuncia en tono profético las disposiciones de la nueva religión. Estos trances serán habituales y confirmarán su supuesta condición de profeta. En una ocasión, el contenido de estas revelaciones será el célebre relato de la ascensión del Profeta a los cielos y la negociación con Dios sobre el número de veces que se debe ejecutar al día la plegaria (al-mi’ray). En el curso de la entrevista tiene el lugar el prodigio de la luna que entra y sale por las mangas del vestido de Mahometo. La fe musulmana va extendiéndose poco a poco merced a la imposición violenta. Mahometo relega a los cristianos y judíos a las afueras de la ciudad y emprende la conquista de los pueblos vecinos. Mahometo sobresale por su lujuria, de la que hace blanco a muchachas y muchachos de todas las confesiones. Cada vez que se ausenta para perpetrar un adulterio, declara haber acudido a entrevistarse con Dios y simula nuevas revelaciones proféticas. Finalmente, Mahometo muere asesinado a traición por la familia de una amante judía. Astutamente, ésta arroja el cadáver a una piara de cerdos para que lo devoren, pero preserva el pie izquierdo, que embalsama cuidadosamente y deposita en una urna preciosa. A continuación expone a los musulmanes que el cuerpo de Mahometo fue izado a los cielos por los ángeles, si bien ella misma, en su forcejeo con aquellos, logró retener un pie, que ahora les lega para que le rindan los debidos honores. Así lo hacen, construyendo para la reliquia un sepulcro de piedra imán e instituyendo la peregrinación anual a este lugar. Los contenidos individuales de este relato se asemejan bastante a los presentes en otras semblanzas de Mahoma que circulaban en los ambientes clericales europeos desde inicios del siglo XII2. De hecho, cualquiera que esté medianamente familiarizado con este tema hallará pocas novedades en el texto del manuscrito pisano. Examinadas una a una, noticias similares sobre el monje instructor de Mahoma, la promoción de éste a rey y profeta, sus falsos milagros, su muerte ignominiosa y su sepulcro fabricado con piedra imán se encuentran en otros textos latinos datables en los siglos XII y XIII como, por ejemplo, las Vitae Mahometi de Embrico de Mainz3 y del abad Adelphus4, los Gesta Dei per francos de Guibert de Nogent5, los Otia de Machomete de Walter de Compiègne6, el Speculum Historiale de Vincent de Beauvais7 y el anónimo Liber Nycholay contenido en el ms. 14503 de la BNF de Paris8, por citar sólo los que contienen afinidades manifiestas. Sin embargo, el argumento del relato, visto en su conjunto, sí que tiene un indudable aire de originalidad, puesto que logra integrar diversas tradiciones, que en otros textos 2 Entre la abundante bibliografía sobre esta literatura, resulta especialmente útil el estudio de conjunto de J. V. TOLAN, Saracens. Islam in the Medieval European Imagination. New York, Columbia University Press, 2002. 3 Ed. G. CAMBIER, Embricon de Mayence. La vie de Mahomet, Bruxelles, 1962 4 Ed. B. BISCHOFF, "Ein Leben Mohammeds (Adelphus?) (Zwölftes Jahrhundert)" in B. BISCHOFF, Anecdota novissima. Texte des vierten bis sechzenten Jahrhundert, Stuttgart, 1984, 106-122 5 Ed. R.B.C. HUYGENS, Guibert de Nogent. Dei gesta per francos, (CCCM, CXXVII A), Turnhout, 1996, pp. 94-100. 6 Ed. R.B.C. HUYGENS, "Otia de Machomete, Gedicht von Walter von Compiègne", Sacris Erudiri 8, 1956, 286-328 7 Ed. Vincentii Bellovacensis Speculum quadruplex: naturale, doctrinale, morale, historiale, Douai, 1624. Véase el libro XXIII, 40, p. 913. 8 Ed. F. GONZÁLEZ MUÑOZ, "Liber Nycholay. La leyenda de Mahoma y el cardenal Nicolás", alqantara 25.1, 2004, 5-43 aparecían de forma inconexa o poco desarrollada, en un relato continuo, con cierta coherencia narrativa y estructurado en torno al motivo del engañador engañado9. Veamos algunas muestras de las novedades aportadas por el texto pisano. Una de las ramas de la leyenda occidental de Mahoma identificaba a éste con el antioqueño Nicolás, uno de los siete diáconos de los tiempos apostólicos y fundador de la secta de los nicolaítas, a los que se achacaba una promiscuidad sexual desenfrenada10. Testigos de esta tradición son, entre otros, el gramático Aymerico de Angoûleme11, la anónima Historia Compostellana (II, 50)12, la Summula breuis de Pedro el Venerable13, el prefacio a la traducción del Corán de Marcos de Toledo14, el anónimo Liber Nycholay, etc. Ahora bien, nuestro texto se diferencia de todos ellos, primero por distinguir entre las figuras de Mahoma, rey y pseudoprofeta, y Nicolás, heresiarca y mentor indirecto de aquél; segundo por introducir entre Nicolás y Mahoma la figura del instructor Mauro, discípulo de Nicolás, nombre que no se registra en ningún otro texto. Otra de las innovaciones llamativas es la referencia a dos toros, engendrados de forma prodigiosa15 y amaestrados para que sirviesen a sus propósitos. Al primero de ellos Mahoma lo somete como prueba de su condición regia; el segundo llevará hasta el nuevo rey el Corán atado a sus cuernos. Los autores anteriores conocen una u otra versión, pero ninguno las presenta integradas a manera de dos episodios sucesivos de la promoción social y religiosa del Profeta. Así, por ejemplo, Embrico de Mainz (op. cit. vv. 569-678) describe una genuina escena de tauromaquia, en la que Mahoma consigue doblegar fácilmente al toro salvaje tras el fracaso de los restantes jóvenes del lugar, pero los cuernos de su toro no transportan ningún libro sagrado, sino que únicamente muestran una inscripción que confirma el destino regio de Mahoma. Otros autores proceden a la inversa, esto es, refieren el episodio del toro amaestrado para depositar el Corán en el regazo de Mahoma, pero no aluden para nada a la doma previa del animal en el curso de un certamen, es el caso de Walter de Compiègne, Guibert de Nogent, Adelphus, Vincent de Beauvais y Tomás de Pavía16, entre otros. Consideraciones semejantes pueden hacerse a propósito de los restantes episodios del relato. El motivo de la paloma adiestrada está ausente de las obras de los autores del siglo XII (Embrico de Mainz, Guibert de Nogent, Adelphus, Gauthier de Compiègne, etc), pero aparece con cierta regularidad en los textos del siglo XIII y XIV (el Speculum Historiale de Vincent de Beauvais, la Legenda Aurea de Jacopo da Varazze17, los Gesta imperatorum et pontificum de Tomás de Pavía, el Chronicon de Como dice Mancini: “Il valore della redazione consiste in ciò che non si tratta di contaminazioni parziali ma di uno sforzo personale di dar forma in parte nuova e, in certa guisa, di conciliare, ai molteplici elementi leggendari che il compilatore aveva a disposizione” (op. cit., p. 326). 10 Referencias a Nicolás y a los Nicolaítas aparecen en los Hechos de los Apóstoles 6,5 y el Apocalipsis de San Juan 2,6. 11 Ars lectoria, ed. H.F. REIJNDERS, Vivarium 9, 1971, 119-137; 10, 1972, 41-101 y 124-176. La noticia se encuentra en la página 141. 12 ed. E. FALQUE REY: Corpus Christianorum. Continuatio Medievalis LXX. Turnhout, 1998 13 ed. J.P. MIGNE Patrologia Latina 189, 653A 14 ed. Mª Th. D’ALVERNY, “Marc de Tolède, traducteur d’Ibn Tûmart” Al-Andalus, 16, 1951, 99140 y 259-307. La noticia aparece en la página 265. 15 La técnica empleada para engendrar la pareja de animales constituye una parodia del episodio de Jacob y las ovejas de Laban (Gen. 29,36-37) 16 Gesta imperatorum et pontificum (compuesto hacia 1278). Ed. E. EHRENFEUCHTER, in Monumenta Germaniae Historica, SS 22, Hannover, 1872, 483-528, especialmente pp. 492494. 17 Ed. G.P. MAGGIONI, Iacopo da Varazze, Legenda Aurea, Firenze, 1998. Véase el capítulo 177, pp. 1261-1266 9 Andrea Dandolo18, los Castigos del rey don Sancho IV19, etc)20. La estrategema de los odres de agua, presente en la Vita Mahometi del abad Adelphus y en la contenida en el manuscrito de Uncastillo21, se registra con variantes en Walter de Compiègne y en Vincent de Beauvais, quienes se refieren a depósitos subterráneos de leche y miel. El prodigio de la entrada y salida de la luna a través del vestido de Mahoma, que está basado en la tradición musulmana del saqq al-qamar (escisión de la luna)22, se puede leer, con variantes, en varios textos de origen hispánico como los Dialogi aduersus iudaeos de Pedro Alfonso23, el anónimo Liber denudationis24, la Vita Mahometi del códice de Uncastillo, el De seta Machometi de Ramón Martí25, etc., y también extrahispánico, como la Historia Hierosolymitana de Jacques de Vitry26, la Legenda Aurea de Iacoppo da Varazze, el informe gregoriano incorporado a los Chronica Maiora de Matthew Paris y al Speculum regum de Godofredo de Vitervo27, el Itinerarium de Riccoldo de Monte Croce28, etc., pero la idea de situar este milagro en el marco del episodio de la ascensión del Profeta a los cielos es exclusiva de la versión del manuscrito pisano. Por último, el relato de la muerte del Profeta a manos de los judíos y la estratagema para justificarlo ante los musulmanes tiene conexiones muy estrechas con el anónimo Liber Nycholay, compuesto en la segunda mitad del siglo XIII en Roma o el Sur de Italia, si bien presenta allí un aspecto menos desarrollado, al omitir detalles como la ingestión del cadáver del Profeta por la piara de cerdos29. 18 Andrea Dandolo, Chronicon, in G. MURATORI, Rerum Italicarum Scriptores, vol. XII, pp. 114115 19 Ed. H. OSCAR BIZARRI, Medievalia Hispanica Iberoamericana. Vervuert, 2001, pp. 202-204 20 La tradición llega hasta Boccaccio (De casibus uirorum illustrium) y Shakespeare (Henry the Sixth, Act. I, Scene II: "Was Mahomet inspired with a dove? / Thou with an eagle art inspired then") 21 Ed. M. SERRANO Y SANZ, “Vida de Mahoma, según un códice latino de mediados del siglo XIII” Erudición ibero-ultramarina 2, 1931, 365-395. Nueva edición a cargo de V. VALCÁRCEL, "La Vita Mahometi del códice 10 de Uncastillo (s. XIII): estudio y edición" in M. PÉREZ GONZÁLEZ, Actas del III congreso hispánico de latín medieval (León 26-29 de Septiembre de 2001). Universidad de León, 2002, vol. I, 211-245. 22 Véase Corán LIV,1 23 Ed. K.P. MIETH, Pedro Alfonso. Diálogo contra los judíos, Huesca, 1996. Véase el título quinto, p. 96 24 Ed. TH. E. BURMAN, Religious Polemic and the intellectual History of Mozarabs, c. 1050-1200) Leiden, 1994, pp. 318-324. 25 Ed. J. HERNANDO I DELGADO, "Ramón Martí (s. XIII) De seta Machometi o De origine, progressu et fine Machometi et quadruplici reprobatione prophetiae eius" Acta historica et archaeologica medievalia 4, 1983, 9-63, especialmente pp. 41-43. 26 Ed. F. MOSCHUS, Iacobi de Vitriaco Historia Hierosolymitana, Douai, 1597, vol. I, p. 14, también disponible en versión electrónica: http://gallica.bnf.fr 27 Para Matthew Paris, véase la edición de H.R. LUARD, Matthaei Parisiensis monachi Sancti Albani Chronica Maiora, vol. III, London-Oxford-Cambridge, 1872, pp. 343-355, disponible también en versión electrónica: http://gallica.bnf.fr. Para Godofredo de Vitervo, remito al texto editado por E. CERULLI, Il libro della scala e la questione delle fonti arabo-spagnole della Divina Commedia. Città del Vaticano, 1949, pp. 417-427. 28 Ed. R. KAPPLER, Riccold de Monte Croce. Pérégrinationes en Terre Sainte et au ProcheOrient. Lettres sur la chute de Saint-Jean d’ Acre. Paris, 1997, pp. 180-182. 29 Sobre los orígenes de las leyendas sobre la muerte y el sepulcro de Mahoma remito a los estudios de F. MACLER, "Un document arménien sur l'assasinat de Mahomet par une juive", in Mélanges Hartwig Derenbourg, Paris, 1909, 287-295, A. ECKHARDT, "Le cercueil flottant de Mahomet" in Mélanges de philologia romanique et de littérature offerts à Ernest Hoepffner. Paris, 1949, 77-88, J.V. TOLAN, “Un cadavre mutilé: le déchirement polémique de Mahomet” Le Moyen Âge 104, 1988, 53-72, E. KOHLBERG, “Western Accounts of the Death of the Prophet Muhammad” in M. A. AMIR-MOEZZI - J. SCHEID, L’Orient dans l’histoire religieuse de l’Europe, Turnhout, 2000, 165-195, y F. GONZÁLEZ MUÑOZ, op. cit. pp. 34-37. Sobre su fortuna en la No conocemos con precisión la fecha ni el ambiente en que fue compuesto el opúsculo del manuscrito pisano. Mancini lo data en el siglo XIV, hipótesis que, como más adelanté señalaré, debe ser revisada. En cuanto a la procedencia, la mayor parte de los motivos encausados, de corte muy novelesco, nos remiten, como hemos visto, a un ambiente ultrapirenaico. En cambio, este tipo de ingredientes parece ser menos común en la Hispania de los siglos XII y XIII, donde las fuentes de información sobre la biografía del Profeta del islam eran más abundantes y de mejor calidad. El único argumento apreciable a favor de una posible procedencia hispana es la inclusión de una versión abreviada de la leyenda de la ascensión de Mahoma a los cielos (al- micray) que, como bien se sabe, se encuentra documentada en varios autores y textos anónimos hispanos del siglo XIII, como el Liber denudationis (ed. cit., pp. 374-383), la Vita Mahometi del manuscrito de Uncastillo, la Historia Arabum de Rodrigo Ximénez de Rada30, la Primera Crónica General de Alfonso el Sabio31, etc. Ahora bien, esta tradición se difundió velozmente por toda Europa a lo largo de la segunda mitad del siglo XIII, especialmente a partir del Liber Scalae Machometi, compuesto hacia 126432 por Buenaventura de Siena, secretario del rey Alfonso X. Por esta razón, me parece más oportuno entender la presencia de la leyenda del micray en nuestro texto como un indicio de su fecha relativamente tardía o, cuando menos, contemporánea de un estadio de difusión ya avanzada de la leyenda, que como una señal de su posible origen hispánico. Por lo demás, no advierto signos de dependencia directa del relato pisano de la ascensión a los cielos para con ninguna de las versiones del mismo antes citadas. Pasemos al segundo de los textos que vamos a examinar. Uno de los documentos más interesantes sobre la literatura polémica medieval contra el islam elaborada en la Península Ibérica es el tratado titulado El obispo de Jaén sobre la seta mahometana, atribuido a Pedro Pascual33. Esta obra, que se conserva en dos manuscritos de inicios del siglo XVI en versión original castellana, aunque también circuló a partir del siglo XVII en una traducción latina elaborada con motivo de la canonización del personaje, presenta una rica compilación de datos relativos a la biografía y doctrinas del Profeta del islam, seguida de una prolija exposición y defensa de la fe cristiana. El autor se presenta a sí mismo como un obispo de Jaén llamado Pedro, pastor de una comunidad de cristianos cautivos en el reino de Granada en los últimos años del siglo XIII. Precisamente, la obra estaría destinada a a suministrar a este colectivo de cristianos argumentos para defenderse de los ataques de los musulmanes y para disuadirlos de la conversión al islam. Una de las características más notables de esta obra es la tendencia a presentar de forma contrastada genuinas tradiciones musulmanas, que el autor parece conocer de primera mano y transmite de forma aceptablemente fiel, con otras de ascendencia cristiana y de tenor mucho más novelesco y polémico34. Así, el obispo Pedro narra la literatura española, véase J. M. PERCEVAL, "L' «os» de Mahomet: a propos de pattes, de bras et autres objets putrscibles et imputrescibles" Les Temps Modernes, 507, 1988, pp. 1-21 30 Ed. J. FERNÁNDEZ VALVERDE, en Roderici Ximenii de Rada Historiae minores. Turnhout, 1999. 31 Ed. R. MENÉNDEZ PIDAL - D. CATALÁN, Primera cronica general, Madrid, 1977. 32 De 1264 data la traducción del Libro de la Escala al antiguo francés, según consta en el colofón del ms. Oxford, Bodleiana Laudensis Misc. 537 33 Ed. P. ARMENGOL VALENZUELA, Obras de San Pedro Pascual mártir […] en su lengua original, con la traducción latina y algunas anotaciones. Roma, Imprenta Salustiana, 1908, vol. IV. Sobre la identidad de Pedro Pascual, véanse las reservas expresadas por J. RIERA I SANS, “La invenció literaria de San Pere Pasqual”, Caplletra 1, 1986, 45-60. 34 Sobre las intenciones ideológicas que reviste la asunción de este doble punto de vista remito al estudio de J.V. TOLAN, "Rhetoric, Polemics and the Art of hostile Biography: Portraying Muhammad in thirteenth-Century Spain" in J.M. SOTO RÁBANOS (coord.), Pensamiento medieval biografía completa de Mahoma desde dos perspectivas bien diferentes, el de los documentos biográficos musulmanes y el de los relatos cristianos. Para dar cuenta de este último punto de vista, dice haber traducido al romance cierto libro, escrito en latín, que sus compañeros de cautiverio le suministraron. Onde, pues que algunas cosas avemos ya escritas de lo que dizen los moros en esta razon, siguese que escrivamos algun poco de lo que fallamos escrito en algunos libros que escrivieron los christianos que vieron a Mahomad, e pugnaron en saber la verdad de su començamiento e de su fin. E porque muchos de los legos, e mas pecado, algunos de los clérigos non entienden el latin, trasladamoslo de latin en nuestro romançe, e comjença asi (ed. cit., pp. 66-67) Mas porque lo que el ome non falla scripto en los libros auténticos no le debe afirmar por cierto, por ende quanto en lo que scripto es de los toros e de su muerte de Mahomat, no lo afirmo ni lo desafirmo; mas fuéme dado un libro scripto en nuestro latin, que es gramática, e rogaronme que lo tornase en romançe, e yo romançéle asi como lo fallé scripto (ed. cit., p. 142) Pues bien, si hacemos una comparación entre la versión romance del obispo de Jaén y la latina del códice de la Biblioteca de Pisa, comprobaremos que existen estrechas coincidencias, no sólo en el planteamiento argumental general (que, según hemos visto, es bastante original), sino también en los más menudos detalles de la redacción. Veamos un solo ejemplo. Igitur postquam iniquus Mahumet rex est constitutus, cernens populum propter pugnam tauri nimium fatigatum et <quod> propter maximum calorem siti anxiavit, accepto bordone ad predicte fovee accessit locum et oratione simulata, valido in eam bordonem finxit, ruptisque utribus, aqua insuper faciem terre exivit. Quod cernens populum cepit valde mirari et pre gaudio facti mendaciis miraculi, omnes ex aqua illa ceperunt communicare; et quicumque etiam terram aqua infusa poterat tangere, se beatum esse dicebat […] Peracto itaque diabol<ic>o mysterio, accepto etiam secum tauro, populus perditus una cum rege, iniquo teterrimo Mauro in monte relicto, ipsi descenderunt in plano; ingressique civitatem, taurum epulari ceperunt in nefando convivio quod et fecerunt per dies octo. Die vero nono nefandus rex Mahomet, deadunato in ecclesia universo populo, facto etiam sermone pestifero, locutus est ei dicens… (texto pisano, ed. cit., pp. 339-340) E despues que el dicho Mahomad fue alzado por rey dixo al pueblo: yo veo que sostenedes gran sed, lo uno por la lid que ovistes con el toro, e lo al por la gran calentura que faze: onde, pues el mio fecho vino e viene por don e por plazer de Dios, e por salud de vos, cierto so que lo que demandare a Dios, lo acabarè, e fizo oracion, e firió con su bordon sobrel lugar de la foya do avia metido los cinco odres llenos de agua sobredichos4, e salió luego agua limpia sobre la faz de la tierra. E quando esto vió el pueblo començaronse todos a maravillar mucho, e non se podian caber de gozo, e comenzaron a bever della, asi como los que comulgan, e a los que non cumplió el agua por muy bien andantes se tenjan si podian tomar algun poco de la tierra mojada de la dicha agua […] E quando este maldito misterio sobredicho fue acabado, e tomaron el toro sobredicho, e truxeronlo con su rey, el mal dia nacido, e fincó el monje en la hermita; e quando fueron en la cibdad mataron su toro, e fizieron gran fiesta, e continuaron los comeres e los beberes e las alegrias fasta ocho dias e en el noveno dia fizo praedicacion Mahomad al pueblo todo ayuntado en la iglesia e dixo… (Contra la seta mahometana, ed. cit., pp. 79-80) hispano. Homenaje a Horacio Santiago-Otero. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1998, pp. 1497-1511. Tales afinidades no pasaron desapercibidas a algunos de los estudiosos que se interesaron, siquiera incidentalmente, por la relación entre ambos textos, como fueron el propio Augusto Mancini o Enrico Cerulli. Así, mientras que Mancini defendió la idea de que ambos relatos procedían por separado de una fuente común, Cerulli se pronunció por la precedencia de la versión del obispo Pedro, que habría adaptado posteriormente el anónimo autor del texto pisano35. A mi modo de ver, la explicación más satisfactoria sería la de que la versión castellana del Pedro de Jaén dependiese directamente de la latina del manuscrito pisano, y esto por las siguientes razones a) El obispo de Jaén afirma explícitamente, como hemos visto, que está traduciendo un texto latino. b) Las correspondencias léxicas de detalle que se constatan entre ambos textos36 sugieren más bien una relación directa entre ellos que el seguimiento de una fuente anterior común (por lo demás, desconocida). c) Es cierto que los contenidos de la versión castellana se muestran en varios puntos de la biografía del Profeta más precisos, desarrollados y acordes con las tradiciones musulmanas que los de la versión latina. Ahora bien, esta particularidad no tiene nada de extraño, primero porque el obispo de Jaén ya advierte expresamente al lector de que va a contar la vida de Mahoma desde dos puntos de vista diferentes, el de los relatos de los moros y el de los libros de los cristianos; segundo porque, como buen conocedor de las tradiciones musulmanas, Pedro de Jaén estaba en condiciones de suprimir aquellos detalles de la biografía cristiana de Mahoma que le pareciesen menos verosímiles o adecuados a sus fines polémicos, así como de conferir un mayor desarrollo a otros, por ejemplo, el relato del mi’ray, que ocupa una extensión considerable y viene seguido de apuntes precisos sobre otros aspectos relativos a la escatología musulmana37. Por conseguiente, resulta más fácil entender el texto castellano como una refundición, con detracciones puntuales y abundantes amplificaciones, del texto latino que lo inverso, esto es, que el texto latino dependa, con detracciones abundantes y puntuales amplificaciones, del castellano. Esta conclusión tal vez pueda arrojar alguna luz sobre algunos de los problemas de la versión latina que habíamos dejado pendientes. Retomemos, en primer lugar, la cuestión de la datación. Si damos por buena para el texto castellano la fecha de 1300, año en que el propio Pedro de Jaén dice estar escribiendo38, y, de otra parte, afirmamos su dependencia para con el texto conservado en el manuscrito de Pisa, necesariamente habremos de datar éste último en una fecha anterior, esto es, en pleno siglo XIII, probablemente en su segunda mitad o, más precisamente, en su último cuarto, habida cuenta de que recoge la leyenda del micray. En cuanto al ambiente de composición y la finalidad de la versión latina, parece claro que no estamos ante un opúsculo destinado a la formación especializada de misioneros a tierras musulmanas, sino ante un producto concebido más bien para el adoctrinamiento y el entretenimiento de clérigos y seglares cultos en general, a la manera de aquellas otras obras antes citadas que se recrean en los aspectos más novelescos de la leyenda de Mahoma. Por su evidente carácter antihagiográfico, 35 A. MANCINI, op. cit., pp. 327-328, E. CERULLI, Nuove ricerche sul Libro della Scala, Città del Vaticano 1972, p. 253. 36 Véase, a modo de ejemplo, la siguiente: oratione simulata, valido in eam bordonem finxit (texto del ms. pisano, ed. cit. p. 339) // e fizo oracion, e firió con su bordon sobrel lugar de la foya (Sobre la seta mahometana, ed. cit. p. 79) 37 Véase P. ARMENGOL VALENZUELA, ed. cit. pp. 90-138 38 Véase P. ARMENGOL VALENZUELA, ed. cit. pp. 62, 236. nuestro texto pudo haber formado parte en origen de un sermón o de un legendario, tal vez de origen dominicano. Ahora bien, si reparamos en una de las referencias que el obispo Pedro hace a su misteriosa fuente latina: mas fuéme dado un libro scripto en nuestro latin, que es gramática39, cabría preguntarse si no se trataría más bien de un opúsculo adjunto a algún manual de carácter gramatical o retórico, esto es, un Ars lectoria o un Ars praedicandi. Estas hipótesis, con todo, plantean un interrogante que me limitaré a exponer sin entrar en su discusión. Me refiero a la cuestión de si las circunstancias de cautiverio evocadas por el obispo Pedro, así como la propia datación de la obra en el 1300, son datos fidedignos o constituyen un mero marco de ficción destinado a conferir un mayor dramatismo al tratado polémico. La resolución de esta duda, que excede con mucho los límites de este trabajo, resulta necesaria para confirmar alguna de las conclusiones provisionales antes enunciadas. 39 cf. la traducción latina del siglo XVII: sed liber mihi latine iuxta grammaticam exaratus datus est (ed. cit. p. 142)