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"2014 -Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo"
REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE JUSTICIA Y ASUNTOS PENALES
Salón Illia – H. Senado de la Nación
17 de junio de 2014
Presidencia del señor senador Pedro Guastavino
PUBLICACIÓN DE LA DIRECCIÓ N GENERAL DE TAQUÍGRAFOS
"2014 -Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo"
17.6.2014
Reunión de la Comisión de Justicia y Asuntos Penales
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– En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Illia del
H. Senado de la Nación, a las 15 y 31 del martes 17 de junio
de 2014:
Sr. Presidente (Guastavino).- Buenas tardes. Lo que teníamos previsto para hoy era intentar
llegar a alguna conclusión, pero como no hemos podido reunir el quórum de la comisión, no
lo vamos a poder hacer. Antes de la exposición de los invitados, teníamos un tema para tratar,
que es un proyecto del senador Fernández, que modifica el artículo 252 del Código Penal,
incorporando penas para miembros de las Fuerzas de Seguridad Nacionales, Provinciales o de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Agencia Estatal Armada, que a sabiendas
abandonaren injustificadamente actos de servicio o maliciosamente omitieren la presentación
regular de su función.
En ese sentido, habíamos invitado al senador Fernández para que diera los
fundamentos de este proyecto. También quiero informar al resto de los miembros de la
comisión que hay un requerimiento de los senadores Sanz y Morales en referencia a un
proyecto de ley disponiendo la creación de secretarías especiales de narcotráfico en cada uno
de los juzgados federales con asiento en las provincias que sean limítrofes con países
extranjeros y otras cuestiones conexas. Si mal no recuerdo, este proyecto se votó en
preferencia con dictamen de comisión. Lo que hemos hecho desde la comisión, como
hacemos habitualmente cuando hay proyectos de ley de creación de juzgados federales,
secretarías, defensorías y fiscalías, es pedir la opinión del Consejo de la Magistratura.
Con lo cual, este trámite está en marcha. Hemos pedido la opinión del Consejo de la
Magistratura y estamos esperando la respuesta. Podemos trabajar con nuestros senadores en el
Consejo de la Magistratura para tratar de que esto sea lo antes posible, porque creo que
estamos todos interesados y hay coincidencia en crear estas secretarías federales en las
provincias que limitan con otros países.
No sé si antes de comenzar con la exposición de nuestros invitados el senador
Fernández quiere explicar rápidamente el proyecto que íbamos a tratar hoy, porque –reitero–
no hemos podido juntar el quórum. Quizás, como quedó suspendida la sesión del día de
mañana eso motivó que muchos senadores se quedaran en su provincia.
Sr. Fernández.- El proyecto no tiene secretos. El viejo artículo 252 refería al caso del
empleado público que por alguna razón renunciare y no habiéndose aceptada la renuncia
hubiese dejado el servicio al que tenía que presentarse y que eso hubiese generado un
perjuicio. Le fijaba una pena mínima y le fijaba una pena de inhabilitación.
Cuando se deroga el Código de Justicia Militar, la responsabilidad por la prestación
del servicio al personal militar quedaba boyando y se ancla en el lugar que a mi juicio es el
correcto, que es en el artículo 252, en el segundo párrafo. Y lo que hace es definir qué sucede
cuando un hombre o una mujer de las Fuerzas Armadas es desertor, qué sucede cuando eso
provoca determinadas situaciones incluyendo la muerte; es decir, lo contempla en todo su
sentido. Y de la misma manera entendimos nosotros que correspondía con el caso de las
fuerzas policiales. Lo de las fuerzas federales lo podemos llegar a eliminar porque estamos
hablando siempre de fuerzas federales; hablamos de servicio penitenciario puntualmente
como una fuerza federal.
Lo que pretendemos entonces es que en ese marco también se regule y se legisle
específicamente para el caso de aquellos agentes, suboficiales u oficiales o el mando
específico que no teniendo oportunidad de poder cumplir –porque es la responsabilidad por la
vida, los bienes y la libertad de los ciudadanos la que está en sus manos con uniforme y
armas provistas por el pueblo– tienen que comportarse de una determinada manera. Ante esas
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situaciones, provoquen o no provoquen daños a terceros o generen eventualmente víctimas en
esta situación de cualquiera de las dos formas, hay sanciones que se prevén en este caso y
aparte de las sanciones, inhabilitaciones que son las que impedirían que el día de mañana
puedan presentarse a formar parte nuevamente de una fuerza de seguridad.
Lo que estamos haciendo entonces no es otra cosa que completar este artículo 252 en
el marco de hechos que han sucedido en nuestro país y que entendemos que es regular una
forma que no le impide poder manifestarse, que no le impide tener una cadena de mandos que
pueda expresar las dudas y las críticas, que no impide que puedan manifestarse como
corresponde en sus reclamos. Es decir, no minimizo ni mucho menos le quito el derecho
como cualquier otro ciudadano argentino a ser respetado y a ser reconocido en su trabajo
como corresponde, pero no puede bajo ningún punto de vista dejar de lado la responsabilidad
importantísima que se le ha asignado en pos de un reclamo determinado; si no, esto lo
convertiría en cualquier cosa y muchas veces hasta puede ser tomado como beneficio para
quienes delinquen o utilizan esos momentos tan particulares para beneficio propio en
detrimento del resto de la sociedad. Es esto solo, presidente.
Sr. Presidente.- Tiene la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz.- En primer lugar, quiero decirle que estamos de acuerdo con el proyecto y vamos a
acompañarlo.
Sólo tengo una pregunta para el autor. En el segundo párrafo, en la incorporación que
él hace al artículo 252, habla de “agencia estatal armada que por su naturaleza tenga a cargo
el cuidado de personas, que a sabiendas…”.
Sr. Fernández.- Vamos a sacar lo de agencia estatal armada. Nos referíamos específicamente
al servicio penitenciario federal y para el caso de que alguno no lo tome como una fuerza de
seguridad es que no dejábamos ese lugar suelto. Pero queda más que claro que en todos los
casos estamos hablando de lo mismo, así que se puede sacar. No tengo ningún inconveniente.
Sr. Sanz.- En realidad, yo iba por otro lado. No iba tanto por eso, sino porque se tenga a
cargo el cuidado de personas. La pregunta es ¿por qué no el agregado de bienes? Es decir, por
qué sólo cuando están a cargo del cuidado de personas. Porque hay casos en los que el
miembro de la fuerza de seguridad está a cargo del cuidado de bienes y no de personas.
Quería saber si es posible incorporar la palabra “bienes”.
Sr. Fernández.- Está bien.
Sr. Sanz.- “Personas y/o bienes”, como dice la senadora Riofrío.
Sr. Fernández.- No hay problema.
Sr. Sanz.- Perfecto.
Sr. Presidente.- No podemos dictaminar porque no hemos tenido quórum, pero hay acuerdo
en general y seguramente avanzaremos en este sentido.
- El señor senador Fernández realiza manifestaciones fuera del
alcance del micrófono.
Sr. Presidente.- En la continuidad de estas reuniones de la Comisión de Justicia y Asuntos
Penales que venimos realizando en referencia a los distintos proyectos que existen de
modificación del Código Procesal Penal, la senadora Liliana Negre de Alonso había invitado
al doctor Marcelo Lucini, juez de Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, y al
doctor Jorge López Lecube, fiscal de Cámara ante los Tribunales Orales en lo Criminal. Les
damos la bienvenida, gracias por venir y por el aporte que nos van a hacer en este tema tan
importante.
Comenzará exponiendo el doctor Lucini.
Sr. Lucini.- Agradezco particularmente la invitación por el interés personal en el tema y en lo
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que se pueda contribuir desde la práctica cotidiana.
El Código Procesal Penal necesita una reforma y eso es urgente. Fue reformado por
última vez en el año 1992 y, más allá de algunas bondades que trajo, en el año 1994 se
reformó la Constitución y eso provocó un impacto muy grande en el Código, que
prácticamente lo desacomodó, la sistematización se perdió y entraron muchísimas cosas de
valor, sobre todo a través del artículo 75, inciso 22), toda la reforma y la incorporación de los
tratados extranjeros. Entonces, hoy, cuando uno lee el Código y lo pretende aplicar desde lo
normativo, muchas veces se encuentra con que no es posible. La jurisprudencia ha cambiado
mucho.
Sí ha fijado dos pautas grandes, que es una primera etapa de instrucción y una segunda
etapa de debate. ¿Por qué digo que tiene que verse de esta forma tan marcada? Porque,
indudablemente, la primera parte, que aún mantiene el viejo sistema inquisitivo y la segunda
parte en su debate, la parte oral, hoy en día se están confundiendo y creo que ahí es donde
tenemos que hacer más hincapié y una mayor lectura.
Cuando digo que se confunde es porque lo que pretendía instalar la reforma del año 92
era la oralidad. La oralidad es algo muy importante, ya que, más allá de todo lo que trae, es la
transparencia, la inmediatez, la forma de ver al testigo y al imputado, y que todo suceda en un
mismo ámbito, en un mismo momento temporal. Es decir, hoy va a ser el juicio; hoy vamos a
ver de qué se trata y hoy vamos a decidir. En la realidad, eso se está tornando cada vez más
escrito; con lo cual, el debate está perdiendo su mayor importancia.
Por el contrario, la parte inicial, la parte de la instrucción, aún no ha logrado tener un
impulso importante como para que las investigaciones sean cortas, de modo tal que esa
instrucción sea un presupuesto de juicio y no de condena o sentencia. Es decir, hoy se trabaja
tanto la primera parte que nunca llegamos al debate ni a las bondades del debate.
Cuando llegamos al momento del debate, llegamos y adoptamos soluciones que se
podrían haber tomado tranquilamente en la primera etapa, llámese “suspensión de juicio a
prueba” o “juicio abreviado”. En consecuencia, lo oral se está tornando escrito y lo escrito se
está tornando oral porque, en materia de recursos, la etapa de instrucción hoy ha incorporado
la oralidad y, realmente, eso se vivencia como algo muy positivo.
Tratando ahora de ordenar estas dos cosas muy genéricamente, quiero decir que,
indudablemente, todo hecho que se inicia por denuncia o por prevención genera una
imputación. Sabemos que esa imputación se derrumba recién cuando concluye el juicio.
Ahora bien, el gran problema que hoy existe es que entre una punta del hecho y el juicio
previo agotado, garantía de la Constitución en su artículo 18, transcurre demasiado tiempo.
Entonces, la propuesta es la siguiente: apenas iniciado el juicio en la etapa de instrucción,
sería necesario lograr que el fiscal haga una clara intimación sobre cuál es el hecho y la
prueba; y a partir de ahí, de manera consensuada siempre con la defensa, pretender lograr que
se arribe a alguna forma alternativa de solución del conflicto. Es decir, de manera más
sencilla todavía, que la suspensión del juicio a prueba o el juicio sumario tenga lugar en
instrucción.
Algunos me podrán decir que un juez de primera instancia no puede condenar, esto
puede ser cierto o no; de hecho, los jueces correccionales hoy condenan, hay una cuestión de
pena y una cuestión legal en ver hasta qué tiempo podría, por ejemplo, aplicar una condena o
que los tribunales orales empiecen a participar de manera unipersonal, por ejemplo, en los
juicios abreviados, dado que el juicio abreviado, si bien es un juicio, no tiene las
características propias de un debate. Podríamos decir que es casi una homologación de un
acuerdo al que arriba la Fiscalía con la defensa. Es decir que hay mucho del debate que no se
celebra. En tanto y en cuanto vaya siendo consensuado por las partes, irá prosperando. Esto lo
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manifiesto desde el punto de vista de lo que se me ocurre como una propuesta inmediata. En
lo inmediato, prácticamente, no es tan grande una reforma como para empezar a encontrar
soluciones. Digo esto porque hoy escuchaba en distintos medios, y todo se lleva a términos de
fútbol en estos días y, en cierta medida, acá pasa lo mismo.
Sr. Fernández.- Y de hockey.
Sr. Lucini.- Y de hockey también. No conozco tanto los equipos de hockey.
El tema es que cuando se habla de la reforma del Código Procesal se hace referencia
al cambio de paradigma. Cuando se habla de cambio de paradigma, se trata de decir que
vamos a adoptar un sistema acusatorio pleno. A partir de eso, nos convertimos en un
River-Boca. Ese River-Boca hace años que está impidiendo ver dónde está el problema y
cómo solucionarlo. Existe como una gran disputa sobre cuál es el rol del fiscal, cuál es el rol
del juez y eso está impidiendo ver cuál es la solución del problema. Incluso, eso crea hoy
muchos inconvenientes y es increíble que todavía subsistan. Es decir, cómo una causa es
impulsada por el Ministerio Público, pero aún hoy no tiene un control de un superior propio,
ni hablar de un control jurisdiccional. Es decir que si no hay un querellante, un damnificado,
la causa no puede avanzar. Hay situaciones insólitas como que aún dependamos de un
requerimiento de instrucción para que avance una denuncia, cuando en realidad en una
prevención no es necesario. Daré un ejemplo para que lo entendamos todos: si me roban el
celular en la calle y yo grito: “¡Policía, me robaron!”, viene un agente de policía y esa causa
se inicia por prevención y no necesita la participación del fiscal. Ahora, si voy a la comisaría
y hago la misma denuncia diciendo que me robaron el teléfono, es necesario que intervenga el
juez, que el fiscal corra vista por el 180 y un montón de cosas. Hoy es increíble que la víctima
quede en un segundo plano con relación a un acto de prevención de una fuerza de seguridad.
En el año 92, también con la reforma, se dejó al querellante, en principio se
rumoreaba que lo iban a sacar del proceso, finalmente fue incorporado y hoy los tratados
internacionales también le dan a la víctima un peso muy importante en el proceso. Además de
ese peso propio que le da ese impulso internacional, encontramos que en muchos casos, de no
existir el querellante, no existiría un impulso para que una causa pueda seguir adelante. Esto
lo digo por algunos de los temas que podríamos llegar a tratar en cuanto a la disponibilidad de
la acción, principio de oportunidad, etcétera. Es decir, dónde ubicamos a la víctima con
relación a las potestades que puede llegar a tener el Ministerio Público.
El Ministerio Público, después el doctor Lecube podrá explicarlo mucho mejor,
todavía hoy no terminó –creo– de ser ubicado constitucionalmente. Cuando uno pregunta, es
un cuarto poder, para otros es un extra poder, pero no encontramos bien cuál es la limitación
que tiene y cómo es controlado. Entonces, desde el punto de vista de una investigación, ese
encuadre es muy importante justamente para poder ver de qué manera se impulsa, de qué
manera continúa una investigación.
Antes notábamos la dificultad en la última parte del proceso cuando no realizaba la
acusación. Pero eso de a poquito se fue corriendo a una etapa intermedia de etapa crítica,
donde ya quedó inconstitucional la elevación en consulta, previo a que avance a debate y
termine el problema planteándose en la parte inicial también.
En definitiva, cuando de aportes se trata, más allá de que creo necesario fijar bien cuál
es la postura del Ministerio Público en un futuro Código Procesal, sobre todo porque no debe
perderse de vista que es una parte del proceso y, tal vez, un poco porque tengo la camiseta de
juez puesta, las partes deben tener igualdad de armas; con lo cual, a veces también resulta
dificultoso de concebir un tramo de la investigación que esté a cargo de una parte, regulando
qué es lo que va a tener en cuenta para incorporar al proceso en el que la otra parte tiene un
interés tan claro o igual al de él.
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Creo que, para hablar de soluciones, lo más importante es acotar la investigación. La
primera etapa, la de instrucción, tiene que ser un debate muy corto. Tiene que entenderse que
las cosas no se pueden repetir una y otra vez. No puede ser que se tome una declaración en la
comisaría y en la declaración del juzgado se pretenda que el testigo repita las cosas con
lucidez tres, cuatro o cinco años después en el debate. Eso es inhumano. Lo importante es
retrotraer todo a una etapa inicial.
El tema de los recursos también repercute negativamente en la duración de los
procesos. Hay una ley que, tal vez, sugería una solución que es la 25.760 que habló de reserva
de ciertos recursos en las causas de delitos complejos, en la de secuestros extorsivos, por
ejemplo.
Desde el punto de vista práctico, si yo interpongo una nulidad que sea pasible de
recurso que se sustancie, pero que el recurso sea analizado en la oportunidad procesal de
envergadura siguiente; si se agrega un sobreseimiento, eso va a ser materia de recurso y
veremos todos los planteos que se hicieron al respecto. Pero no que cada planteo que sea
pasible de impugnación sea revisado por una alzada.
Esta ley también en algunas formas agilizaba los procesos. Por ejemplo, para los
fiscales permitía -llegado el caso- intervenir teléfonos o recibir declaraciones. Pero volvemos
un poco al principio. Creo que es muy importante fijar los roles que todavía no están bien
definidos en el proceso, hay que salir de esta pelea de roles que está trabando. Hay que pensar
que el paradigma puede pasar por otro lado y creo que hay que pensar en soluciones concretas
más que en otra cosa. Dentro de las inquietudes veía el tema de la declaración indagatoria y la
conveniencia de que sea voluntaria o no. Creo que en la declaración indagatoria es
voluntaria; hay una necesidad clara por parte del fiscal de hacer saber las pruebas, también lo
hace el juez cuando tiene la investigación. En ese momento lo va a interiorizar de todos los
derechos y le va a formular la intimación –el hecho y las pruebas que permiten avanzar- y el
imputado perfectamente se puede negar a declarar, con lo cual eso convierte en voluntario al
acto.
Lo que hay que analizar es si la indagatoria como acto de defensa ya consagrado debe
seguir -entre comillas- prendiendo los relojes de la causa. Relojes me refiero que a los diez
días hay que resolver la situación del imputado, que a los cuatro meses más dos
complementarios hay que determinar la instrucción.
Me gustaría escucharlo a él o si tienen alguna pregunta en particular para poder darle
alguna dinámica distinta y poder aportar lo que sea de más interés para ustedes.
Sr. Presidente.- Tiene la palabra el señor López Lecube.
Sr. López Lecube.- Primero quiero agradecer la invitación. Esta invitación revela la
existencia de un problema: algo hay que hacer con el Código Procesal Penal. Allá por el año
1991 yo era defensor oficial ante la Justicia Criminal de la Capital y, previendo la
interpretación del juicio oral, por indicación del Ministerio de Justicia fuimos distintas
comisiones integradas por defensores, jueces y fiscales a distintos lugares del país donde
estaba implementado el juicio oral; a mí me tocó ir a Entre Ríos, estuvimos en Paraná y en
Concepción del Uruguay y vimos como era en la práctica la implementación del juicio oral.
En aquella época llevaba diez años el juicio oral en Entre Ríos y esa época que algo había que
hacer porque descubrieron que algo andaba mal. En el orden nacional habría la necesidad de
algún cambio. ¿A qué obedece la necesidad de este cambio? No se trata de discutir las
bondades del juicio oral, la inmediatez, etcétera, eso no se puede tocar, no es la solución
volver al sistema escrito, aunque, si uno controla las estadísticas de la cantidad de actuaciones
que se inician, las que se elevan a juicio y las que terminan en un debate se ve que en la
práctica se está escribiendo más de lo que se oraliza y estamos volviendo al viejo juzgado de
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sentencia.
¿Qué tenemos que hacer con este Código si desechamos la posibilidad de volver al
sistema escrito porque no arroja ningún beneficio? Este Código nace en el 92 y,
evidentemente, nace un poco atrasado. Esta no es una crítica al autor del proyecto, esta es una
copia del Código Procesal de Córdoba y prueba de ello es que tardó bastante tiempo en
ubicarse el instituto de juicio abreviado que no estaba en el proyecto original que después fue
incorporado, tampoco la instrucción sumaria a cargo de los fiscales en el caso de personas sin
antecedentes que iban -en el caso de dictar condena-, a tener prisión en suspenso, se delega la
instrucción en el fiscal. Se fueron haciendo parches que conspiran contra un sistema integral
que puede ser controlado y ejecutaría los beneficios y los perjuicios que ocasionan este tipo
de implementaciones.
Y se procede toda etapa de debate que, evidentemente, es bueno. Se lo transmito como
experiencia personal que cuando uno ve quién está declarando, sea testigo, imputado, perito
hay algo que, por más que lo busque en un expediente en papel no lo va a encontrar los
gestos, la forma de declarar y cómo plantarse ante el debate. La riqueza que da esa situación
no se puede extraer de ningún expediente. Y más de una vez nos lleva a cambiar de opinión.
Algo que parecía muy claro en un expediente escrito, cuando uno ve la realidad, quién lo dice
y cómo lo dice se nota que es totalmente distinto. El sistema no permite que todo lo que se
denuncia llegue a debate, porque es imposible. Por muy buena voluntad que le pongan todos
los operadores, fiscales, jueces, defensores, letrados y etcétera es imposible que todo sea
solucionado en el ámbito del debate. De ahí que surgen dos instituciones que van acotando
qué es lo que debe ser juzgado en el sentido del debate oral; la suspensión de juicio a prueba y
el juicio abreviado.
El juicio abreviado es un instituto que ha recibido algunas críticas, se le cuestiona que
no hay oralidad y en definitiva lo que se abrevia no es el debate, sino la incorporación como
prueba. Las pruebas ya vienen con el debido control de un juez de instrucción, de un fiscal, de
un defensor y de una cámara de apelaciones y estas pruebas quedan incorporadas en la etapa
previa. Y en el caso del juicio abreviado, les voy a transmitir una experiencia. En el orden
nacional el código federal tiene como tope delitos que puedan ser reprimidos con hasta seis
años de prisión. O sea uno puede acordar como fiscal con la defensa un juicio abreviado y,
como tope, la pena de seis años de prisión; eso en el orden nacional. Uno cruza la General
Paz, se va a la provincia de Buenos Aires, y el tope se eleva a 15 años de prisión. No voy a
explayarme ahora por qué puede resultar conveniente para un imputado o un fiscal celebrar
un acuerdo de juicio abreviado; para evitar exponerse al debate, porque le garantiza que la
pena que se pacte en una acuerdo de juicio abreviado no puede ser superada por el Tribunal.
Un montón de razones.
Pero por ahí no pasa la cuestión. Resulta ser que en la provincia de Buenos Aires, que
estamos acá nomás, una persona imputada debidamente asesorada por su letrado puede pactar
una condena de 10 años de prisión, en el orden nacional es de hasta 6 años. Como fiscal hice
un planteo en una causa concreta postulando la inconstitucionalidad de ese tope, fue acogido
por el Tribunal y, de hecho, sigo haciendo juicios abreviados por montos mayores de acuerdo
al caso. Eso debe ser controlado por el Tribunal todo lo que quieran pero habilitaría, en su
momento seis años era el máximo de la pena con lo que estaba reprimido el delito. El robo
con armas de fuego, que es un delito bastante frecuente y común, tenía en su momento un
mínimo de 5 años. Con la reforma se elevó ese mínimo a 6 años y 8 meses. Queda afuera en
el orden nacional la posibilidad de llevar a un acuerdo de juicio abreviado. Hay un proyecto –
del senador Irrazábal, creo– que propone llevarlo a 8 años –sea 8 o 15, como en la provincia
de Buenos Aires–, y eso descongestionaría tremendamente la cantidad de debates que se
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llevan a cabo en el orden nacional.
Quiero hacer referencia a algo que aludió el doctor Lucini vinculado con otorgarle al
fiscal dos obligaciones. Llevar adelante una investigación preliminar y seleccionar
determinados casos que justifique que pase a una etapa de debate oral, lo que se llama el
“principio de oportunidad”. En cuanto a llevar adelante un debate, voy a hacer referencia al
debate de Cromañón, en el cual intervine como fiscal. Este debate requirió en su preparación
lo mismo que llevar adelante un debate por robo de un pasacasete. Dejemos de lado la
magnitud de los testigos, pero hacía falta convocar a testigos, conseguir una sala, etcétera,
etcétera. Ustedes me podrán decir: “¿No hay proporción?”. No, no hay ninguna proporción.
“¿Se deben seleccionar los casos?”. Sí, pero debe ser una selección controlada, porque si no,
la selección natural que se da es la prescripción. Entonces, cuando no hacemos algo los
delitos terminan prescribiendo, obviamente con un reclamo que hace la justicia para que esto
no prescriba.
Por eso digo que es imposible llevar a un debate oral todas las causas que llegan a la
etapa de plenario, por llamarlo de alguna manera. Están las herramientas, que deben ser
perfeccionadas, y sobre todo otorgándole a quien ejerce la acción, que es el Ministerio
Público Fiscal, una selección de casos bajo determinados parámetros que deben ser
analizados en qué deben consistir. Creo que si no, se forma un cuello de botella cuando se
llega a esta etapa de plenario, con la posibilidad de recurrir ante la Cámara Federal de
Casación Penal y en algunos casos ante la Corte Suprema, que hace que la solución definitiva
del caso tarde mucho desde el momento en que ocurrió el hecho hasta el momento en que hay
una sentencia definitiva, y eso obviamente conspira contra todos los que pensamos que la
solución está al alcance de la mano. Falta sentarse y pensar. Brindo la colaboración para ello.
Muchas gracias.
Sr. Presidente.- Gracias, fiscal.
Tiene la palabra la senadora Negre de Alonso.
Sr. Negre de Alonso.- Con respecto a la declaración de indagatoria que mencionó el doctor
Lucini, que es el proyecto del senador Artaza, usted dijo que no tienen que ponerse en marcha
los relojes, no tienen que ponerse en marcha los plazos. Ahora bien, eso no significa que
pueda obviarse la concurrencia del imputado al proceso. En eso estamos de acuerdo, ¿no?
Sr. Lucini.- Es necesario que se presente al proceso porque tiene que ser intimado en cuanto
a hacerle conocer el hecho y la prueba.
Sra. Negre de Alonso.- Ahora también es voluntaria. O sea, voy, me abstengo y listo.
Sr. Lucini.- Lo que tiene que quedar en claro es que es un acto de defensa. Antes se buscaba
siempre la confesión como reina de las pruebas; justamente, esa es la raíz del sistema
inquisitivo, es decir procurar a toda costa la confesión. Entonces, la indagatoria siempre
quedó un poco…
Sra. Negre de Alonso.- La rémora quedó.
Sr. Lucini.- Exacto.
En realidad, hoy por hoy es el primer gran acto de defensa. Pero hay un acto formal,
que es concurrir al tribunal, ponerse a disposición de la jurisdicción, ser intimado a derecho y
a la prueba.
Sr. Negre de Alonso.- El proyecto de doctor Federik, el proyecto del presidente de la
Comisión, prevé que el juicio se haga en el lugar del hecho. ¿Qué opinión tienen ustedes al
respecto?
Sr. López Lecube.- En el caso de la provincia de Buenos Aires, más allá de las distancias,
hay muchos tribunales. Yo me imagino que la cuestión puede complicarse en el interior,
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sobre todo cuando hay tantas distancias.
Tengo una experiencia en Entre Ríos. Yo estaba en Concepción del Uruguay y hubo
un delito de relativa importancia, con un juez correccional que estaba a cargo. Ahí uno se da
cuenta porque el juez más allá de condenarlo –porque creo que había rayado un auto con una
llave, no recuerdo cuál era el problema–, le dijo: “Te voy a condenar a veinte días de prisión.
Y no lo hagas más”. O sea, la gente se da cuenta de que el juez no está en el pináculo y lo
vive como algo real y, a su vez, puede controlar el accionar del juez. No sé si a eso apuntaba
su pregunta.
Sr. Presidente.- Ese es el espíritu.
Sra. Negre de Alonso.- Es bueno entonces.
Sr. López Lecube.- Se puede complicar, pero es bueno.
Sra. Negre de Alonso.- ¿Qué opinan respecto del juicio por jurados?
Sr. Lucini.- El juicio por jurados es un mandato constitucional. Eso ya es un punto de partida
importante.
Ahora bien, tenemos que analizar cuándo se va a requerir un jurado, porque si
pensamos en función de todo lo que hablábamos antes de que cada debate cuente con un
jurado es imposible. Es decir, tendría que estar realmente limitado a cuestiones muy
puntuales. Celebrar todo juicio con un jurado es imposible. Eso creo que es algo que hay que
reconocerlo, aparte es una cuestión costosa. Puede que limitado a determinados juicios
funcione, pero en líneas generales no creo que hoy sea la prioridad número uno. Creo que la
prioridad número uno está en otras cuestiones.
Después de escuchar al doctor, festejo que casi coincidimos en la necesidad de una
instrucción que pueda concluir con maneras alternativas y de priorizar el debate como el gran
momento del juicio. Eso es muy importante.
Sr. López Lecube.- El juicio por jurados como ideal creo que es lo mejor –coincido con el
doctor Lucini–, pero yo explicaba recién las complejidades que hay para armar un debate
común, un robo de un pasacasete.
Además, hay un problema de idiosincrasia. Cuando nos toca ser presidente o
vicepresidente de mesa o suplente una vez cada dos años es muy difícil porque la gente no va.
Creo que a la ciudadanía habría que educarla más sobre lo que es la carga pública de integrar
un jurado. Ese es el principal inconveniente que veo.
Sra. Negre de Alonso.- Por mi parte, hago la última pregunta. Entonces, para dinamizar el
proceso, además de la condicionalidad de los recursos que mencionaba el doctor –es decir,
cuando se trate la sentencia final y no que esté subiendo y bajando el expediente–, serviría la
abreviación de plazos, ¿no?
Sr. Lucini.- En realidad es más que abreviar los plazos. Vamos a dar un ejemplo claro que tal
vez sintetice la idea de los dos. Si hoy se detiene a una persona en un acto de flagrancia –es
decir, con las manos en la masa–, la prueba es muy reducida. Se lo puede llevar directamente
adelante de un juez y un fiscal. Primera bondad de la oralidad y el debate que se puede llevar
a la instrucción; es decir, que esté presente el defensor, el juez y el fiscal.
A partir de ahí el fiscal hace saber cuál es la prueba y la defensa sabe con qué podría
llegar a verse el día de mañana. En ese mismo momento se puede consensuar la resolución de
todo el proceso. Puede proponer un juicio abreviado, puede proponer la suspensión de juicio a
prueba. Lo importante es que en esa audiencia, que se puede llamar “audiencia de flagrancia”
–como algunos proyectos así la impulsan–, se agota la cuestión y ahí tiene que terminar.
Lo que no puede ocurrir es que después en la etapa del debate se pretenda reeditar lo
mismo porque entonces un juicio va a empezar hoy, va a tener una instrucción de tres años,
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Reunión de la Comisión de Justicia y Asuntos Penales
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vamos a llegar a diez cuerpos y cuando llegue al debate, va a terminar con un abreviado o con
una suspensión de juicio a prueba, y eso es lo que hay que evitar a toda costa.
Sr. Presidente.- Tiene la palabra el senador González.
Sr. González.- Voy a actuar como mandatario del senador Irrazábal. El proyecto que usted
alude es el 306/14, que eleva el juicio abreviado a 8 años. A mí no me quedó claro si usted
está de acuerdo con que sean 8 o le parece que deben ser 10 o más. En ese proyecto de
ampliación de juicio abreviado él prevé a su vez el dictado de sentencia en 10 días hábiles.
Sr. López Lecube.- Me queda claro que 6 no sirve actualmente. Por eso di el ejemplo de
robo agravado por uso de armas, que mínimo son 6 años y 8 meses. Si uno va a las
estadísticas, uno ve que un porcentaje muy importante de las causas en las que se realiza a
debate están vinculados con ese delito. Podemos ponerle 8, 10, 15 porque es el ejemplo que
tengo más fresco en la provincia de Buenos Aires; eso lo debatirán ustedes. Lo que me queda
claro es que 6 no es útil, quedó desactualizado.
Sr. Presidente.- Muchísimas gracias por su presencia y sus aportes.
Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz.- Aprovechando que está el senador Cimadevilla, recién le pregunté por el tema del
expediente que usted informó, que había consultado al Consejo de la Magistratura sobre las
secretarías. El señor senador Cimadevilla me dijo que eso está resuelto a favor y que en algún
momento vendrá la contestación. Quiero pedirle si lo podemos incluir en esta reunión y, si
hay acuerdo, dejarlo firmado también, para que cuando venga la contestación del Consejo, si
es que viene, obviamente como se ha dicho, lo incorporemos a la próxima sesión. ¿Le parece
bien?
Sr. Presidente.- No tengo inconveniente. No tenemos el dictamen hecho, lo podemos
confeccionar.
Sr. Sanz.- Por Secretaría de la comisión, sabiendo los senadores que estamos dando quórum,
que lo pasen por los despachos para firmar.
Sr. Presidente.- Tengamos en cuenta que posteriormente tiene que ir a la Comisión de
Presupuesto y Hacienda.
Tiene la palabra la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso.- También acompañamos la creación de las secretarías de
Narcotráfico, presidente. Así que nos parece oportuno que mientras más dinamicemos la
posibilidad de tratarlo sería...
Sr. Presidente.- Estamos de acuerdo. Avancemos.
También avancemos en el despacho de Fernández, que tenemos el dictamen hecho. En
todo caso, las modificaciones se las hacemos en el recinto.
Sr. Sanz.- Está bien.
Sr. Presidente.- ¿Quedamos así?
- No se producen manifestaciones en sentido contrario.
- Se da por finalizada la reunión a las 16 y 13.
Dirección General de Taquígrafos
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