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- “2015 - Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres”
REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN PLENARIA DE LAS COMISIONES DE ASUNTOS
CONSTITUCIONALES Y DE JUSTICIA Y ASUNTOS PENALES
Salón Azul – H. Senado de la Nación
3 de febrero de 2015
Presidencia de los señores senadores Marcelo Fuentes y Pedro Guillermo Ángel
Guastavino
PUBLICAC IÓN DE LA DIRECC IÓN GENERAL DE TAQUÍGRAFOS
“2015 - Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres”
3.2.2015
Reunión plenaria de las comisiones de Asuntos Constitucionales
y de Justicia y Asuntos Penales
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–En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Azul del
H. Senado de la Nación, a las 14 y 20 del martes 3 de febrero de
2015:
Sr. Presidente (Fuentes).- Buenas tardes. Habiendo quórum de las dos comisiones, la
de Asuntos Constitucionales y de Justicia, iniciamos el plenario de comisiones con el
tratamiento del Expediente del Poder Ejecutivo 431/14, Mensaje Nº143, proyecto de ley
por el que se propicia la creación de la Agencia Federal de Inteligencia.
Tiene la palabra el senador Pichetto.
Sr. Pichetto.- Gracias, señor presidente.
Quiero dejar ratificado claramente, para que no quede ninguna duda, que el
oficialismo acá presente tiene nueve representantes sentados en el debate de cada una de
las dos comisiones que forman parte de esta discusión, Asuntos Constitucionales y
Justicia y Asuntos Penales.
Así que quería ratificar –como dijo usted– que estamos con quórum suficiente
para iniciar esta discusión.
Sr. Presidente (Fuentes).- Gracias, senador.
Hemos invitado a exponer a los representantes del órgano ejecutivo. Están
presentes el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, el secretario de Inteligencia y
el subsecretario de Inteligencia. Mañana a la 11 de la mañana hemos convocado a
propuesta del bloque Frente para la Victoria al CELS, al periodista Horacio Verbitsky y
a Marcelo Sain, entre otros expositores.
Así que vamos a comenzar con la exposición del señor secretario de
Inteligencia. Doctor Parrilli: tiene la palabra.
- Durante la exposición del señor Oscar Parrilli se realiza una
proyección en Powerpoint.
Sr. Parrilli.- Buenos días a todos y a todas. Muchas gracias, señores presidentes de las
comisiones, senador Fuentes y senador Guastavino.
En primer lugar, queremos decir que venimos aquí por expresa indicación de la
señora presidenta de la Nación con el objetivo de generar un debate amplio, generoso y
fructífero que nos permita a todos los argentinos dar un paso adelante en un desafío
pendiente que tiene la democracia argentina, que es precisamente crear un marco
legislativo actual de lo que son las tareas de inteligencia en la Argentina, de los
servicios de inteligencia.
En este sentido, venimos a explicar el proyecto de ley que fue remitido
oportunamente por la señora presidenta de la Nación, recogiendo para ello historias y
aportes que a lo largo de estos más de treinta años de democracia se han aportado desde
distintos sectores, tanto académicos como políticos, periodísticos, etcétera. Cuando
asumimos junto con el doctor Martín Mena las funciones en la actual Secretaría de
Inteligencia entre los objetivos que nos planteó la señora presidenta no solamente estaba
el de llevar adelante una tarea de reestructuración de la Secretaría, sino también elaborar
un marco jurídico acorde a las realidades actuales tanto de lo que ocurre en el mundo
como también de lo que tienen que ser las tareas de inteligencia en la Argentina.
En ese sentido, comenzamos a trabajar junto con el doctor Mena y un grupo de
asesores en lo que luego fue un anteproyecto que presentamos a la señora presidenta y
fue remitido a otras áreas del gobierno, entre ellas a la Secretaría Legal y Técnica, y que
terminó en la elaboración de este proyecto.
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Venimos con la más amplia intención de generar un debate. Estamos abiertos a
todas las propuestas que se nos puedan hacer para mejorar el texto de esta ley y para que
en definitiva esta ley sea efectivamente una ley que ayude a tener una inteligencia al
servicio de la democracia en la Argentina.
Lamentamos profundamente que haya sillas vacías porque entendemos que a las
instituciones se las defiende debatiendo, discutiendo y estando a las instituciones. A
veces escuchamos algunos discursos en los que se muestran preocupados algunos
sectores por defender las instituciones, pero cuando se trata de que las instituciones
funcionen hacen todo lo posible para que esas instituciones no funcionen. Por eso
lamentamos profundamente esta actitud casi intolerante de no prestarse al debate, a la
apertura y a la discusión de las ideas que es en definitiva lo que se trata en la
democracia.
Antes de iniciar con la explicación, que incluye una serie de filminas para guiar
la atención de todos ustedes, quiero hacerles una breve historia de lo que ha sido la
Secretaría de Inteligencia del Estado o las tareas de inteligencia a cargo del Estado
Nacional.
La primera entidad parecida, que se llamaba Coordinación de Inteligencia del
Estado, CIDE, fue creada en 1946 por el general Perón y provenía precisamente de lo
que fue el final de la Segunda Guerra Mundial, lo que aparecía en el mundo como los
dos países poderosos que estaban posicionándose y de alguna manera incidiendo en
toda la política internacional. Además, influido también por toda una doctrina y una
práctica que se había iniciado con motivo de la Segunda Guerra Mundial que tenía que
ver con tareas de inteligencia en el ámbito militar.
Cuando Perón crea la Coordinación de Inteligencia del Estado la crea con un
ámbito eminentemente civil y dejando de lado las tareas de inteligencia militar que se
realizaban en salvaguardia de la defensa nacional. Había ya otros organismos de
inteligencia que dependían de las Fuerzas Armadas, pero Perón entiende que esto debía
ser un organismo encargado de la inteligencia civil en cuanto a las amenazas que podía
tener el Estado Nacional.
En 1958, luego del golpe militar de la dictadura de 1955, el general Aramburu
crea ya la SIDE, y comienza allí una práctica que es precisamente rodear o llenar a este
organismo de sectores de las Fuerzas Armadas, policías retirados, etcétera. Comienza
allí un organismo muy triste que ha tenido y tiene muy malos recuerdos para los
argentinos; muchos de nosotros incluso en algunas otras épocas de nuestra vida hemos
sido víctimas de las acciones de este organismo.
El primer interventor que pone allí, o el primer director o secretario de la SIDE,
es el general Cuaranta, que incluso fue denunciado por Rodolfo Walsh como el que
mató al abogado Satanowsky, que era el que defendía a Peralta Ramos por todos los
problemas que había tenido con el diario La Razón. Ya desde el inicio comenzaba una
acción precisamente de un organismo de inteligencia que no tenía nada que ver con la
inteligencia que podía realizarse en función de los intereses del Estado.
Luego todos conocemos lo que ocurrió en el mundo con la Guerra Fría. En los
años de Frondizi y de Guido comienza a aparecer la SIDE como salvaguardia del
comunismo para evitar las doctrinas comunistas en la Argentina, y comienza una
persecución política que se inicia desde la SIDE.
Luego viene lo que todos conocemos, que fueron los últimos años de la década
de los sesenta y la década de los setenta, lo que fue el Consejo de las Américas, la
doctrina de la seguridad nacional implementada desde fuera de las competencias de los
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gobiernos nacionales de América Latina, y tanto la SIDE como los otros organismos de
inteligencia de todos los países latinoamericanos estuvieron al servicio de lo que fue la
teoría de la seguridad nacional del Pan Cóndor y de todo lo que lamentablemente
sufrimos muchísimos argentinos.
Hubo un interregno allí. Fíjense hasta qué modo se limitó el accionar de la SIDE
o se condicionó que se fue creando una estructura propia con vida propia y con alto
poder y que cuando vuelve al gobierno el peronismo en el año 73 unos meses antes el
gobierno militar de entonces dicta una ley en la que la SIDE pasa a depender del
Ministerio de Defensa y pone como requisito que el titular de la Secretaría debía ser un
militar en actividad. Con lo cual, en esa época ya sabemos que fue uno de los
organismos que se encargó de preparar lo que fue después el golpe de Estado del 76 y
todas las consecuencias nefastas que tuvo para la Argentina y para todos los argentinos
el accionar de los grupos que allí convivían.
Viene el año 83. No voy a hacer ninguna mención ni crítica, ni favorable, a lo
que ocurrió de la democracia, simplemente voy a decir que en el año 2001 se sancionó
la actual ley 25.520. Fíjense la paradoja: fue una ley de consenso entre radicales,
justicialistas y algunos partidos provinciales y esa ley se sanciona en el mes de
noviembre de 2001, cuando el país se estaba viniendo abajo. Lamentablemente, ese
consenso que había no impidió el desastre que vino después en la Argentina, que se nos
cayó a todos. Nosotros tampoco venimos a hacer una revisión histórica de esos
acuerdos, de esos consensos –creemos que son los que se lograron en esa etapa, en esa
instancia–, pero sí estamos convencidos de que es necesario avanzar mucho más en todo
lo que tiene que ver con una inteligencia del Estado nacional, de defensa de los intereses
de la nación y de defensa de los habitantes, de la democracia y para el servicio de las
habitantes. Por eso esta breve reseña que les hago.
Voy a pasar a enumerar ya los aspectos centrales de este proyecto de
modificación de la ley 25.520.
Por favor, la primera filmina.
El primer hecho importante de este proyecto de ley es la creación de la Agencia
Federal de Inteligencia, suplantando a la actual Secretaría de Inteligencia. El capítulo 1°
comienza por definir lo que es la inteligencia nacional. En este sentido, se sustituye el
artículo 1° de la ley 25.520 y esta ley establece el marco jurídico de toda la actividad de
todos los organismos de inteligencia de la Argentina, que no es solamente la actual
Secretaría de Inteligencia o la futura Agencia Federal de Inteligencia. Y le agrega que
deberá ser esta actividad de inteligencia –no lo decía la anterior le– de acuerdo
conforme a los principios de la Constitución Nacional, los tratados internacionales de
derechos humanos y toda otra norma que establezca derechos y garantías en leyes o
convenios internacionales que estén firmados o que se firmen en el futuro. Entendemos
que este es un avance cualitativo muy importante, porque la actual ley vigente no ponía
ningún principio al cual ajustarse ni limitaciones a las actividades que realizaban los
organismos de inteligencia.
El artículo 2° sustituye el inciso 1° del artículo 2° de la ley 25.520, y allí se dice
cuáles son las actividades reguladas por esta ley. Y definimos allí la actividad de
inteligencia nacional referida a hechos, riesgos y conflictos que afecten la seguridad de
la nación frente a amenazas internacionales de terrorismo, narcotráfico, tráfico de
armas, trata de personas, ciberdelitos y otras formas de criminalidad. En el texto anterior
hablaba en forma genérica de todas estas amenazas sin mencionarlas explícitamente,
pero además decía que afecta la seguridad exterior o interior de la nación. Estos dos
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párrafos –exterior e interior– nosotros los suprimimos porque, precisamente, lo que no
queremos es que se siga repitiendo la historia que hoy tratamos de corregir, ya que hoy
la sociedad nos está pidiendo no hacer seguridad interior, salvo en aquello en que esté
efectivamente en riesgo la seguridad de la nación o de los habitantes de este país.
Luego, el resto de los incisos del artículo 2° se mantienen, definiendo las tareas
de contrainteligencia, cuáles son las tareas de inteligencia criminal e inteligencia
estratégica militar y el Sistema de Inteligencia Nacional. Eso entendimos que no era
oportuno cambiarlo, por lo tanto, se mantiene el texto actual.
También incorporamos un inciso 6° al artículo 2° de la ley 25.520 que –como les
decía– era la que definía cuáles eran las actividad propias de las tareas de inteligencia.
En este sentido, hacemos expresa una limitación a la inteligencia interior, y aquí
decimos que limitamos la actividad de inteligencia interior a los delitos federales
complejos: inteligencia criminal compleja o atentados contra el orden constitucional y el
sistema democrático. Creemos también que este es un avance muy importante desde el
punto de vista cualitativo y de la precisión y además del objetivo claro que deben tener
todos los organismos de inteligencia en el país.
El resto de los artículos, desde el artículo 3° al 5°, se mantienen tal cual, que son
los que están referidos a la protección de los derechos y garantías que limitan las
acciones de los organismos de inteligencia. Creemos que eso en la actual ley no era
necesario modificarlo porque la redacción coincidía con lo que nosotros pensamos que
tenía que ser.
Además incorporamos un artículo, el 5° bis, a la ley 25.520, que habla de todas
las acciones puede realizar el Estado a través de las acciones por parte de los jueces en
todo lo que tiene que ver con intervenciones telefónicas, etcétera. Nosotros agregamos
un artículo, el 15 bis, que dice que las actividades de inteligencia deberán ser ordenadas
por las máximas autoridades de cada organismo. Solamente en caso urgente podrán ser
iniciados por los agentes subalternos de cada uno de los organismos debiendo informar
las autoridades dentro de las 72 horas de iniciada esa acción o de haber recibido la orden
de hacerlo. Y quienes incumplan estas tareas incurrirán en responsabilidad disciplinaria
–incluso, luego lo tipificamos como delito, como al final lo explicaremos–.
¿Por qué hacemos esto? Precisamente, porque queremos evitar las actividad de
los agentes de los servicios de inteligencia que realicen actividades por cuenta propia,
que realicen actividades con fines extorsivos, con objetivos que no puedan ser
explicitados, y muchos de estos casos son los que estamos tratando de evitar. Por eso
ponemos este artículo, donde todas las actividades que realice cualquier agente de
cualquier organismo de inteligencia van a ser responsabilidad del funcionario
responsable de ese organismo. Creemos que este es un hecho muy importante para el
trabajo de los organismos de inteligencia porque, precisamente, va a evitar muchas de
las cosas que a diario vemos en informes periodísticos, en noticias y en acciones, y a
veces hasta las mismas autoridades de los organismos de inteligencia se enteran por los
diarios de las acciones que estaban llevando adelante sus agentes o distintos agentes.
El capítulo 2° se refiere a la Agencia Federal de Inteligencia, y son el artículo 5°
y 6° que modifican el artículo 7° y 8° de la ley 25.520. Decimos allí que la Agencia
Federal de Inteligencia será el organismo superior del Sistema de Inteligencia Nacional
y tendrá como misión la inteligencia en defensa de la nación ante amenazas
internacionales de terrorismo, narcotráfico, lavado de dinero, trata de personas, etcétera.
La ley vigente no precisa ni define exactamente cuáles son las amenazas que pueden
tener. Vimos oportuno que este, precisamente, era necesario incluirlo explícitamente en
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el marco de la ley que estamos proponiendo modificar. Proponemos aquí también que
sean trasferidas a la Agencia Federal de Inteligencia las competencias y el personal que
se requiera de la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, referidas a las actividades
abarcadas en el inciso 2); lo que recién les decía de los delitos federales complejos.
Nosotros no estamos proponiendo, en principio, la transferencia de la Dirección
Nacional de Inteligencia Criminal a la órbita de la AFI. Lo que estamos proponiendo es
que aquellas áreas pertinentes que tengan que ver con las acciones de inteligencia que
realiza o que va a realizar en el futuro la AFI sean transferidas para que dependan
directamente de las autoridades de la Agencia Federal, porque tiene que ver,
precisamente, con los hechos que va a investigar.
Luego, se mantiene el resto de los artículos, el referido precisamente a la
Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar, también el que prohíbe las
actividades de inteligencia fuera de los organismos de inteligencia nacional y las
funciones específicas, los artículos 12, 13 y 14.Todo eso también se mantiene.
Por el artículo 8º que modifica el artículo 15 de la ley 25.520, se crea la Agencia
Federal de Inteligencia dependiente en el ámbito del Poder Ejecutivo. En el proyecto de
ley se establece que va a ser conducida por un director general y un subdirector general
con el rango de ministro, designados y removidos por el Poder Ejecutivo nacional,
obviamente. En ningún momento pensamos que este debía ser un funcionario que no
dependiera directamente del Poder Ejecutivo. Es obvio que tiene que ser de esta manera.
Como hecho nuevo proponemos que sea con acuerdo del Senado para que las personas
que el Poder Ejecutivo designe al frente de este organismo tengan la visibilidad, la
transparencia y además el conocimiento que los senadores entiendan que tiene que tener
un funcionario de esta jerarquía, como una manera de someterse a la consideración
pública los funcionarios que son designados allí.
Lamentablemente, aparecía siempre que lo funcionarios designados en la
Secretaría de Inteligencia de todos los gobiernos, incluidos lamentablemente los
funcionarios de los gobiernos democráticos, parecía que debían ser ciudadanos que
debían estar ocultos, escondidos, no visibles y demás. Nosotros no queremos que eso
sea así, sino todo lo contrario, debe ser un funcionario que pueda rendir explicaciones
ante el Senado, explicar y fundamentar lo que piensa hacer y además, de esta manera,
darle la transparencia que necesita frente al resto de la sociedad.
Además, la ley establece que nos da un plazo perentorio de 90 días para que
luego de sancionado el proyecto de ley constituyamos o constituyan las autoridades que
la presidenta designe, efectivamente, la Agencia Federal de Inteligencia.
Incorporamos por el artículo 9º otro artículo que nosotros consideramos muy
importante, por lo que tiene que ver con algunas prácticas que han sido muy nocivas y
nefastas para la acción de los organismos públicos del Estado, y en especial propiciada
desde algunos estamentos de los organismos de inteligencia. Es donde establecemos que
toda relación o actuación que se realice entre la Agencia Federal de Inteligencia y los
funcionarios y/o empleados de cualquier poder público del Estado–Poder Ejecutivo,
Legislativo y Judicial– y en los tres estamentos –federal, nacional o municipal– serán
ejercidas solamente por el director o el subdirector general. El incumplimiento de esta
disposición es un delito penal además de una grave sanción para aquellos funcionarios
de la AFI que realicen este tipo de acciones.
¿Por qué hacemos esto? Porque precisamente queremos evitar todas esas malas
prácticas nocivas de connivencia –a veces–entre funcionarios que no tienen cosas o que
no pueden hacer las cosas legalmente y quieren hacerlas ilegalmente; y a veces, incluso,
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funcionarios o agentes de los organismos de inteligencia que se prestan para este tipo de
actividades. Por eso, establecemos la responsabilidad. Así como en el artículo anterior
decíamos que toda acción de un agente tenía que estar previamente comunicada a los
directores generales de cada organismo de inteligencia, acá establecemos
específicamente no solamente toda actuación y toda investigación o toda información
que se requiera, sino que toda relación que tenga cualquier funcionario o agente de la
AFI tiene que estar previamente acordada con el director y/o el subdirector general y
con el jefe respectivo del ámbito jurisdiccional que corresponda, ya sea Poder Ejecutivo,
Legislativo o Judicial del ámbito nacional, provincial o municipal.
También, incorporamos el artículo 10 y el artículo 15 tercero en el cual en esta
intención de darle mayor transparencia y mayor legalidad o legitimidad a todas las
actividades del organismo, todo el personal de los organismos de inteligencia –todos–
deberán presentar las declaraciones juradas patrimoniales de bienes a las cuales estamos
sometidos por la ley de ética pública todos los funcionarios y estas deben ser
presentadas en la Oficina Anticorrupción. Actualmente, algunos directores, en realidad
los directores generales y algunos otros funcionarios de la Secretaría de Inteligencia
presentan declaraciones juradas reservadas en sobre cerrado ante la Secretaría de
Inteligencia y que no pueden ser abiertos si no es el requerimiento.
Nosotros entendemos que los funcionarios jerárquicos de la Agencia Federal de
Inteligencia deben cumplir los mismos requisitos en este aspecto que todos los
funcionarios públicos del orden nacional a los que nos compete la ley de ética pública;
obviamente, con las reservas en los casos que corresponda por identidad, en los casos de
secreto o de reserva que tenga que ver con alguna persona o con alguna actividad que
realice algún funcionario.
En el Capítulo 3, en el artículo 16 se mantiene la clasificación de la información
y a este tema se va a referir después más detalladamente el doctor Mena; pero
básicamente lo que nosotros hacemos acá es darle marco legal a la clasificación de la
información, de los hechos y de las personas que tienen que ver con la inteligencia
nacional. Esto estaba incluido en un decreto, el decreto reglamentario de la anterior ley,
pero nosotros entendimos que es mucho más conveniente desde el punto de vista
jurídico y de los derechos de las personas que esto sea precisamente motivo de una ley.
Así lo estamos estableciendo en nuestro proyecto.
Por el artículo 16 tercero –es el artículo 12 del proyecto– establecemos la
obligatoriedad de la desclasificación que también era un tema altamente solicitado por
muchas entidades y organismos. Establecemos un plazo mínimo de 25 años para la
desclasificación de la información, de los hechos o las personas que estén resguardadas
por alguna cuestión de secreto de Estado. Esto, como les reitero, sigue después con la
Ley de Protección de Datos Personales que hemos incorporado también a la ley de
inteligencia; los principios de la ley 25.326, de protección de datos personales, que
deben cumplir también los organismos de inteligencia. También a este tema se va a
referir más explícitamente el doctor Mena.
También están los objetivos, cómo debe ser y esto lo va a referir el doctor Mena.
Por otro lado, sustituimos el artículo 17 de la ley 25.520 que obliga a guardar
secreto de todos aquellos temas que tengan que ver, precisamente, con las reservas en
función de secretos que establezcan las leyes, no solamente a los funcionarios que
dependan y que estén en la Agencia Federal de Inteligencia, sino también a los
miembros de la Comisión Bicameral y a todas las personas que accedan a esa
información. Y lo que incorporamos aquí es que esa obligación rige aún después de
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cesadas las funciones de esa persona. Es decir, la obligatoriedad de guardar el secreto no
es solamente durante el mandato de esos funcionarios, sino incluido después de que
hayan cesado en sus funciones.
Los artículos 18 al 20 de la ley 25.520 que se refieren al mecanismo de
intercepción y captación de llamados telefónicos y demás, se mantiene. La gran
modificación o el hecho importante que estamos haciendo aquí es la transferencia de la
Dirección de Observaciones Judiciales a la órbita del Ministerio Público. En el artículo
17, que sustituye al artículo 21 de la ley 25.520, establecemos la transferencia de la
Dirección de Observaciones Judiciales, que ya había sido creada anteriormente y cuyo
análisis ahora les voy a realizar, al Ministerio Público creado por el artículo 120 de la
Constitución Nacional.
Cuando nosotros estamos hablando aquí de Ministerio Público, estamos
hablando de un organismo creado por la Constitución de 1994 que algunos denominan
el cuarto poder o un organismo extrapoder, pero que todos los constitucionalistas que
estuvieron y que fundamentaron la creación de este organismo, en el año noventa y
cuatro, en esta Constitución que hoy nos rige, establecieron con claridad la necesidad de
que este fuera un organismo que no dependiera de los otros poderes públicos. Por eso,
este organismo tiene autonomía funcional y financiera y así lo dice expresamente el
artículo 120 de la Constitución Nacional.
Por ese motivo, nosotros entendemos, en este proyecto, que la acción de realizar
las intervenciones y las captaciones de teléfonos tiene que estar en manos de este
Ministerio Público; Ministerio Público que no es un funcionario. En principio, este
Ministerio Público está constituido por el procurador, la procuradora general de la
Nación, por la defensora federal de la Nación, lo integran más de seiscientos
funcionarios en todo el país y más de 5.000 empleados que son los que dependen de este
cuarto extrapoder o de este organismo extrapoder, como también algunos lo llaman.
Esta Dirección, que por ley es la única encargada de realizar las intervenciones o
captaciones telefónicas, pero lo que hay que tener en claro es que este organismo es el
que las ejecuta, no hay ninguna intercepción judicial que se realice en el país,
obviamente legal, puede haber alguna ilegal, sin orden judicial. Todas las intercepciones
judiciales que se realizan, todas tienen que tener previamente la orden de un juez
competente que ordene este tipo de acciones.
La Dirección de Observaciones Judiciales nace en la vieja ENTEL. La vieja
ENTEL era la que tenía en su momento la misión de llevar adelante cuando había
intercepciones judiciales, intercepciones telefónicas, perdón, cuando existía solamente
el teléfono público o el teléfono fijo y no existían todos los teléfonos o las nuevas
formas o maneras que hoy tenemos de comunicarnos a través de Whatsapp, a través del
mail, con todas las nuevas tecnologías que ha traído la informática. Y los teléfonos, que
eran solamente los teléfonos fijos, eran interceptados a través de una Dirección de
Observaciones Judiciales que estaba en las oficinas de ENTEL y que dependía en
algunos casos de la SIDE. Cuando viene la privatización en el año noventa y dos, recién
ahí se transfiere de la ENTel a todo el personal que estaba al servicio a la Secretaría de
Inteligencia del Estado. Y es a partir de ese momento, en el año noventa y dos, cuando
la Dirección de Observaciones Judiciales pertenece a la SIDE.
Nosotros queremos mostrarles algunos datos y algunos elementos que tienen que
ver, precisamente, con lo que es la Dirección de Observaciones Judiciales y que la
misión que tiene –como les decía– era la de captar e intervenir todas las comunicaciones
telefónicas por fax, por teléfono celular, por teléfono fijo, registro de llamadas en
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tránsito, todo lo que tiene que ver con las comunicaciones es lo que hace precisamente
esta Dirección de Observaciones Judiciales.
Les voy a dar unas estadísticas. En el año 2014 hubo 25.950 oficios judiciales
con requerimientos de todo tipo de intervenciones judiciales. No solamente son
intervenciones a teléfonos sino que a veces son datos de intercomunicaciones:
relaciones entre distintos llamados o entre distintos abonados. De esos, del interior del
país son el 56 por ciento y del área metropolitana el 44 por ciento. Más o menos, lo
mismo ocurría con las intervenciones telefónicas del año anterior que habían sido
21.604.
Las intervenciones, según el tipo de tecnología, a teléfonos celulares tanto en
2013 como en 2014 son más o menos parecidas: del 88 al 91 por ciento son
intervenciones de teléfonos celulares; al servicio de Internet 0, 02; intervención de mail
el 0, 19; intervenciones a la telefonía fija el 11, 13. Las cifras –si ustedes las ven en los
dos gráficos– son muy parecidas en el año 2013 y en el año 2014.
El siguiente gráfico les muestra cómo ha ido descendiendo a lo largo de los años
la cantidad de intervenciones de teléfonos fijos y cómo ha ido aumentando la cantidad
de intervenciones en los teléfonos celulares.
Otro es tráfico, por el tipo de delito investigado en el año 2013. Ahí se dan
cuenta de que la mayor cantidad son tráfico y comercialización de estupefacientes, el 40
por ciento; motivos no especificados, el 16 por ciento; homicidios y otros delitos, 11 por
ciento; robos y otros delitos contra la propiedad, el 8 por ciento; y así, sucesivamente,
los distintos porcentajes ustedes pueden verlos y pueden darle una magnitud y una
claridad sobre qué estamos hablando cuando hablamos de intervenciones judiciales de
teléfonos.
Lo mismo pasa tanto con los datos que tenemos del año 2013 como del año
2014. Varía muy poco: de un 40 a un 41 y de un 16 a un 18 por ciento, pero se
mantienen más o menos los mismos parámetros.
Y ahora vamos a ver concretamente lo que son las intervenciones telefónicas.
De 21.604 intervenciones telefónicas, 4.085 fueron escuchas telefónicas directas,
realizadas por distintos organismos –que ya los vamos a ver, que no somos nosotros,
que no es la dirección de observaciones judiciales–, de las 21.604 la Dirección de
Observaciones Judiciales escuchó 105. Ese es el número.
¿Por qué esto es así? Porque los jueces mandan los oficios de acuerdo al
procedimiento que establece la ley a la Dirección de Observaciones Judiciales para
realizar determinadas intervenciones. Casi el 80 por ciento de esas intervenciones se
graban y son remitidas a cada juez o a cada organismo, ya sea Policía Federal, UIF o el
organismo requirente para que esa escucha sea realizado por ellos. La Dirección lo
único que hace es, con un mecanismo prácticamente automático, porque es un sistema
de computación que funciona, capta la llamada, obviamente con la intervención de la
empresa prestadora, la graba en un CD y la envía al juez o al organismo que
corresponda.
De las 17.000 restantes, 4.085 son escuchadas. ¿Por quién son escuchadas? En la
Dirección de Observaciones Judiciales tenemos una sala que tiene veintisiete boxes que
permiten la realización de escucha directa las veinticuatro horas del día, los trescientos
sesenta y cinco días del año. ¿Y quién está escuchando ahí? ¿Los funcionarios de O.J.?
No. Ahí están escuchando –y pasamos al otro gráfico– las personas que han requerido
esa información. Va personal de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Policía
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Federal, Policía Metropolitana, Prefectura, Ministerio Público, otras policías
provinciales, Gendarmería. Son ellos los que escuchan.
Y esas escuchas, además de estar grabadas, luego las sintetizan y se las envían a
su autoridad pertinente o al juzgado que esté interviniendo en la causa, porque
precisamente las acciones de apoyo son realizadas por las policías provinciales, la
Policía Federal, por Prefectura o por el organismo que corresponda. Por eso es que la
Dirección de Observaciones Judiciales en eso solamente graba, va a ese box donde están
allí y ahí están los funcionarios que son los que escuchan.
El resto son ciento seis que son algunos delitos especiales y que por algún
motivo especial el juez solicita que la escucha sea en el momento; es decir, cuando se
está produciendo la conversación, porque hay delitos que así lo requieren por la
urgencia y por la posibilidad de evitar la comisión de un delito. Solamente en esos casos
es cuando nosotros, el personal de la Dirección de Observaciones Judiciales, interviene
y escucha; y obviamente está en contacto directo con el juez o con el fiscal para
transmitirle las novedades que pueden surgir de esa escucha.
Nos parecía importante que ustedes conocieran estas cifras, porque tienen que
ver, por mucho, de lo que a veces se habla, a veces con razón o sin razón o
posiblemente por desconocimiento de las intervenciones judiciales, que pareciera que
todos los empleados de la Dirección de Observaciones Judiciales están escuchando las
llamadas telefónicas o espiando mails o lo que fuere. Esto no es así. Precisamente, los
números son los que lo demuestran.
Los siguientes gráficos muestran las intervenciones del año 2013 del área
metropolitana y del área de Capital Federal y también por tipo de tecnología, que es lo
que ya habíamos mencionado.
Terminado este tema, vamos a otro aspecto del proyecto de ley que es el artículo
18. Nosotros mantenemos lo que tiene que ver con la Comisión Bicameral de
Fiscalización de los organismos y de actividades de inteligencia. Creemos, en ese
sentido, que esto está bien. Y sí le agregamos o sustituimos un artículo, el artículo 32,
por el cual reforzamos el funcionamiento conforme a la Constitución Nacional, al
tratado de derechos humanos y a los efectos de dar mayor transferencia en el uso de
todos los recursos presupuestarios que utiliza tanto o que puede utilizar la Secretaría de
Inteligencia como la Agencia Federal de Inteligencia en el futuro.
El resto de los artículos los mantenemos. Es más, nosotros mantenemos, aunque
no dependa de la AFI, la facultad que va a tener la Comisión Bicameral de controlar a la
Dirección de Observaciones Judiciales. Este es un artículo de la ley 25.520 que nosotros
no lo modificamos, de manera que las intervenciones judiciales son ordenadas por un
juez, van a ser ejecutadas o llevadas adelante por este organismo dependiente del cuarto
poder o de la institución extrapoder y controladas por el Poder Legislativo, que sigue
manteniendo en nuestro proyecto; porque no modificamos la facultad de fiscalizacióncontrol de que precisamente todas las intervenciones e interceptaciones de teléfono que
se realicen se lleven adelante de la manera en que marca la ley. Luego, tenemos la
modificación de las penas a la que también se va a referir el doctor Mena. Pero,
básicamente, es aumentar el mínimo de las penas llevándolo de 3 a 10 años tanto para
aquellos delitos informáticos como para aquella persona que no realice las acciones que
la ley le indica cuando debe borrar determinados informes porque queremos que estos
delitos no sean excarcelables.
Lamentablemente, muchos funcionarios de distintos organismos públicos,
privados o de inteligencia y a veces muchas empresas privadas realizan este tipo de
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interferencias porque, de acuerdo a nuestro entender, eran delitos muy leves los que… y
nos parece que, en defensa de la privacidad de los ciudadanos y de todos nosotros,
como habitantes de la Argentina, queremos poner sanciones muy duras y claras contra
este tipo de delitos. Incorporamos nuevas penas, las que están en los artículos 43 bis y
43 ter. Y, por último, la disolución de la Secretaría de Inteligencia actual; ordenamos el
traspaso de los bienes activos a la nueva Agencia Federal. Vamos a reformular, la ley
nos da el mandato de que se debe reformular el proceso de ingreso del personal a la
Agencia Federal, también vamos a hacer una amplia reactualización de la capacitación
de los actuales agentes. Nosotros, en la ley actual -y eso no lo modificamos- está creada
la escuela nacional de inteligencia, creemos que es un organismo muy importante que
debe estar basado en principios democráticos y basado en lo que tiene que ver con las
nuevas amenazas de inteligencia que tienen los estados. Queremos darle mucho impulso
a la nueva escuela nacional de inteligencia y esta es la indicación que nos ha dado la
presidenta. Y por esta escuela no solamente van a pasar los nuevos empleados y
funcionarios que se incorporen a la Agencia Federal, sino aquellos funcionarios o
empleados actuales que sean traspasados van a tener que concurrir a cursos y
capacitaciones de acuerdo a las nuevas realidades que entendemos que tendrá esta
Agencia Federal de Inteligencia.
Por último, también ponemos un artículo novedoso que dice que la Agencia
Federal deberá supervisar las acciones que lleven adelante los ex agentes una vez
retirados de prestar servicios o jubilados de la agencia. Precisamente, con esto queremos
evitar algunas prácticas que realizaron ex agentes en el pasado constituyendo sociedades
de inteligencia o realizando actividades que no tienen que ver precisamente con la ley.
No hablamos de vigilar, sino de supervisar. Vamos a crear los mecanismos para que
aquellos funcionarios que hayan pertenecido a la Secretaría de Inteligencia o a la
Agencia Federal, en el futuro tengan una supervisión o un control sobre las actividades
que realicen. Esta es una medida que hace a la buena práctica que hace al mejor
funcionamiento de la Agencia Federal de Inteligencia. Por mi parte nada más y lo dejo
al doctor Mena para que haga su exposición.
Sr. Presidente (Fuentes).- Quiero realizar una aclaración sobre el método de debate:
primero, van a exponer los tres funcionarios y, posteriormente, las preguntas formuladas
serán respondidas de acuerdo al criterio temático.
Tiene la palabra el doctor Mena.
Sr. Mena.- Buenas tardes a todas y a todos.
En principio, voy a desarrollar muy brevemente aquellos aspectos que desarrolló
el señor secretario en su exposición respecto a tres ejes.
Por un lado, lo referente a la clasificación de la información de los organismos y
de la actividad de inteligencia; por otro lado, aquello vinculado a la protección de los
datos personales, que es otro de los ejes muy importantes en materia de protección de
derechos que este proyecto incorpora y, por último, aquello referido a la tipificación de
conductas en la ley de inteligencia.
Como bien explicó el secretario, la clasificación de inteligencia de los archivos y
actividades de inteligencia estaban reguladas mediante un decreto del Poder Ejecutivo
nacional, el 950 del año 2002 que fue el decreto reglamentario de la ley 25520. En ese
decreto se establecían las cinco categorías mediante las cuales se puede clasificar la
información y las actividades de inteligencia en: “Estrictamente secreto y confidencial”,
que es toda aquella documentación e información que exclusivamente esté relacionada
con la organización y las actividades específicas de los organismos que forman parte del
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Sistema de Inteligencia Nacional; la clasificación de “Secreto”, para toda aquella
documentación, información o material cuyo conocimiento por personal no autorizado
pueda afectar los intereses fundamentales u objetivos vitales de la Nación.
Por otro lado, la clasificación de “Confidencial”, para toda aquella información,
documento, material cuyo conocimiento por personas no autorizadas pueda afectar
parcialmente los intereses fundamentales de la Nación o vulnerar algún tipo de plan,
principio o método funcional de los poderes del Estado; el carácter de “Información
reservada” que se aplica a aquella información, documentos o material que no estando
en las tres categorías anteriores no convenga para los intereses del Estado que su
conocimiento trascienda fuera de determinados ámbitos institucionales o sea accesible
por personas no autorizadas; y, por último, el carácter público de la información que es
toda aquella documentación cuya divulgación no sea perjudicial para los organismos del
sistema nacional de inteligencia. Como referíamos estas clasificaciones de la
información estaban plasmadas en un decreto reglamentario del Poder Ejecutivo
nacional, la bondad que entendemos es muy importante y se plasma en este proyecto
que la presidenta de la Nación somete al Congreso es que toda restricción al acceso a la
información debe estar plasmada por ley y no por un decreto reglamentario del Poder
Ejecutivo nacional, teniendo en cuenta que el principio rector es el del acceso a la
información y que la información debe ser pública, cualquier restricción a ese principio,
por más que sea proveniente de los organismos o de las actividades de inteligencia, debe
estar plasmado en un instrumento normativo con rango de ley y no de decreto
reglamentario.
En ese sentido, las categorías que estaban en el decreto fueron plasmadas en este
proyecto de ley. Creemos que es un avance en la consagración legal de las restricciones
que va a provocar, sin duda, un replanteamiento sobre las restricciones a la información.
De esta manera, evitaremos un abuso respecto de la clasificación, la reserva o la
confidencialidad de la información, para que ésta sea aplicada estrictamente a los
criterios que la norma indica que deben ser protegidos por vulnerar los intereses de la
Nación y sus habitantes.
Asimismo, teniendo en cuenta que el principio debe ser el conocimiento y la
publicidad, establecimos en el proyecto de ley un tope para la clasificación de la
información, fijado en 25 años, que es lo que indica la legislación más moderna en
términos comparados para destruir el principio, muchas veces rector en la materia, de
que la clasificación se torna indefinida. Fijamos un plazo mínimo de clasificación a
partir del cual, automáticamente, la información pasa a ser pública y, además, se faculta
específicamente al Poder Ejecutivo nacional para que, en cualquier momento, incluso
antes de los 25 años consagrados en la norma, justamente para proteger los intereses de
la Nación y sus habitantes, la titular del Poder Ejecutivo nacional pueda desclasificar
información antes del plazo que está inserto en la norma.
Esta elevación del rango normativo de las normas de clasificación de la
documentación y las actividades de inteligencia constituye un reclamo histórico de
organizaciones civiles y especializadas en la protección de derechos fundamentales.
Además, se enmarca en una política de acceso a la información ya encarada por este
gobierno y este Poder Ejecutivo nacional con anterioridad, recordando el decreto 2.103
del 31 de octubre de 2012, dictado por la presidenta de la Nación, mediante el cual
ordenó desclasificar todos los decretos del Poder Ejecutivo nacional secretos hasta esa
fecha, salvo, por supuesto, opinión de las áreas competentes, respecto de la posible
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afectación a la defensa nacional, la seguridad interior, algunos específicos vinculados a
la cuestión Malvinas y a la política exterior.
Desde el dictado del decreto 2.103 hasta la fecha, ya se han desclasificado y
publicado en el Boletín Oficial de la Nación Argentina más de 7400 decretos, que desde
1953 hasta el año 2012 se mantenían con clasificación de seguridad y estaban apartados
del conocimiento público. Esta incorporación en la nueva ley, que crea la Agencia
Federal de Inteligencia, de aquellos principios o indicaciones respecto de la protección o
la clasificación de la información, se enmarca en esta política de conocimiento de toda
la documentación por parte de los habitantes, salvo que específica y fundadamente
pueda estar comprometida la seguridad nacional, tanto del Estado como de los
habitantes.
Insistimos, esta política de desclasificación o de modos de clasificación de los
archivos y la información sigue las tendencias mundiales más modernas respecto de las
actividades propias de los servicios de inteligencia o las agencias federales de
inteligencia. Lo han emprendido otros países; en el año 2009 lo ha hecho, mediante una
orden del Poder Ejecutivo, incluso, el presidente de los Estados Unidos de
Norteamérica, respecto de todos los archivos y la información contenida por los
servicios de inteligencia de aquel país. Las legislaciones más modernas del mundo
apuntan a establecer, muy claramente y con un carácter muy restrictivo, toda aquella
información que deba ser ocultada al conocimiento público.
En ese marco, el proyecto de ley que sometemos a consideración del Honorable
Congreso da un paso más respecto de la protección de derechos y la protección de los
datos y la información; y consagra específicamente en el artículo 16 quáter, tal como lo
explicó el señor secretario hace unos minutos, que los organismos y las actividades de
inteligencia se enmarcarán inexcusablemente en la Ley de Protección de los Datos
Personales. La ley 25.326, de protección de los datos personales, especifica –
fundamentado el artículo 43 constitucional– aquellas normas para garantizar la
autodeterminación informativa, con el objeto de que las personas puedan controlar su
propia información personal.
La propia Ley de Protección de los Datos Personales, en su artículo 23, hace
referencia especialmente a la información y a las actividades de los servicios de
inteligencia y de las fuerzas de seguridad, exceptuando esa información y esos datos de
alguna de las normas que la propia Ley de Protección de los Datos Personales regula.
En ese sentido, la ley, luego de especificar qué son los datos personales, qué categoría
constituyen los datos sensibles, etcétera, regula especialmente los datos con fines de
inteligencia y especifica que los servicios de inteligencia pueden recabar los datos
personales sin necesidad de consentimiento de sus titulares, lo cual violentaría en algún
punto el espíritu de la norma de Protección de los Datos Personales.
En el proyecto de ley que estamos sometiendo a consideración, incorporamos
normas es las cuales restringimos más aún la utilización de los datos personales por
parte de la nueva Agencia Federal de Inteligencia y los servicios de inteligencia o las
dependencias y organismos que componen el Sistema de Inteligencia Nacional.
Específicamente, más allá de hacer una clara referencia en el artículo 16 quáter
respecto del sometimiento de los datos a la Ley de Protección de los Datos Personales,
se incorpora una previsión que indica que la revelación o divulgación de información
respecto de habitantes o personas jurídicas, públicas o privadas, adquirida por los
organismos de inteligencia con motivo del ejercicio de sus funciones, requerirá sin
excepción de una orden o dispensa judicial. Esto es: las excepciones al deber de
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confidencialidad que tienen la información de inteligencia solo puede ser exceptuada
por orden o dispensa judicial. Establecemos, una vez más, que cuando la información de
inteligencia recaba datos personales respecto de los habitantes de nuestro país, solo
pueden ser dados a conocer, publicados o alterado el deber de confidencialidad por
orden o dispensa judicial, situación que no estaba prevista en la normativa actual que
regula la materia.
Por otro lado, establecemos mayores resguardos respecto de qué tipo de datos se
pueden almacenar en los archivos de inteligencia y, una vez más, somos más restrictivos
que la propia ley de datos personales a la hora de prohibir cualquier tipo de consigna en
las bases de datos de los organismos de inteligencia respecto de cuestiones vinculadas a
actividades políticas, raza, religión, preferencias y cuestiones personales que
constituyen aquellos datos sensibles que la ley intenta proteger.
Por otra parte, mediante el artículo 16 quinquies del proyecto, se crea una
especie de banco de protección de datos y archivo de inteligencia centralizado de todos
los organismos que componen el sistema nacional de inteligencia y se establecen
procedimientos muy específicos para garantizar la recolección, el almacenamiento, la
producción y la difusión de la información obtenida mediante tareas de inteligencia.
Esta ley avanza con otra innovación, que es muy común en el sector privado;
también es una innovación que hemos formulado en otras áreas de intervención del
Poder Ejecutivo cuando se hicieron las reformas para la adecuada lucha contra el lavado
de dinero y el financiamiento del terrorismo, que es la creación de la figura del oficial
de cumplimiento. Se trata de la designación de un funcionario responsable de la
preservación, protección y almacenamiento de bases de datos. Creamos, para los
organismos de inteligencia, la figura del oficial de cumplimiento para proteger e
individualizar físicamente en un funcionario público de la Agencia
Federal
de
Inteligencia, la responsabilidad para la protección y la garantía respecto de la base de
datos con información de inteligencia que compongan el sistema nacional de
inteligencia.
Creo que esos son los aspectos más importantes respecto del manejo de
información y de datos de inteligencia que esta ley innova. Eleva la jerarquía normativa
para proteger esa información e identifica funcionarios responsables puntualmente del
cumplimiento de estas normas y de estas garantías que prevé el proyecto que
sometemos a consideración.
Y, como referí anteriormente, estas materias han sido un reclamo histórico por
parte de organizaciones civiles especializadas en la protección de derechos y garantías.
También sigue la más moderna jurisprudencia e informes del Sistema Interamericano de
Protección de Derechos Humanos. Hay muchas de estas previsiones que surgen del caso
Mirna Mack Chang contra Guatemala del año 2003, en el cual la Corte Interamericana
de Derechos Humanos ha brindado criterios respecto del tratamiento de información
asegurando que el principio debe ser el carácter público de la información, pero cuando
la información no sea pública por afectar los intereses o la seguridad de las naciones esa
información debe ser resguardada en bases de datos con ciertas garantías y ciertos
reaseguros para que no haya una utilización indebida, una filtración indebida o una
violación al deber de confidencialidad que tienen los organismos de inteligencia.
Por otro lado, para finalizar respecto de los temas que instruyó el secretario para
esta exposición, quiero referirme muy brevemente a las modificaciones respecto de los
tipos penales que prevé la ley 25.520, de inteligencia.
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Como bien refirió el secretario, se producen dos reformas que tienen que ver con
el incremento de penas. Por un lado para la interceptación ilegal de comunicaciones la
pena de un mes a dos años, que es la pena vigente de prisión, se eleva a de 3 a 10 años
de prisión, más la inhabilitación especial por el doble de tiempo para los funcionarios
que puedan intervenir en esa interceptación ilegal. Por otro lado, también se elevan las
penas previstas para la omisión de destruir, que es otro tipo penal que prevé la actual ley
de inteligencia, que es cuando media orden judicial de destruir determinada
documentación, interceptaciones, grabaciones, etcétera, producidas en una actividad de
inteligencia, aquel funcionario que omita la orden de destruir en la ley vigente tiene una
pena prevista de 3 meses a un año y medio de prisión, y en el proyecto que sometemos a
su consideración elevamos el mínimo y el máximo de la pena de forma tal que quedaría
de dos años a seis años de prisión para la omisión de destruir grabaciones,
interceptaciones o documentación de inteligencia.
Y, por último, se crean dos nuevos tipos penales en función de algunas
modificaciones e innovaciones que propone este proyecto de ley, que son el de las
actividades de inteligencia no autorizadas para aquel personal o miembro de los
organismos de inteligencia que desarrollen actividades de inteligencia sin contar con la
debida autorización de las autoridades políticas que conducen los organismos de
inteligencia; se prevé un tipo penal específico con una pena de prisión de seis meses a
tres años e inhabilitación especial por el doble de tiempo para todas aquellas personas
que incumplan con la prohibición que fija el artículo 15 bis del presente proyecto de ley.
Y, por último, también se crea un nuevo tipo penal, que es el que castiga las actividades
de inteligencia prohibidas, para lo cual se fija una pena de tres a diez años de prisión, y
también inhabilitación especial por el doble de tiempo, para todo funcionario o
empleado público que realice acciones de inteligencia expresamente prohibidas por las
leyes 23.554 -que es la Ley de Defensa Nacional- y la 24.059 -que es la Ley de
Seguridad Interior-.
En este sentido lo que propone este proyecto es dar un claro mensaje respecto de
las actividades de inteligencia ilegales o prohibidas incorporando un sustancial
incremento de las penas para su correcta sanción por parte del Poder Judicial en todo
caso que detectemos la realización de actividades de inteligencia no autorizadas o
prohibidas por las leyes.
Muchísimas gracias.
Sr. Presidente (Fuentes).- Muchas gracias, señor secretario.
Tiene la palabra el doctor Zannini.
Sr. Zannini.- Muchas gracias, señor presidente, y gracias a la comisión por la
invitación y la paciencia y la atención que veo que nos están prestando.
Poco queda por decir en función de la amplitud de las intervenciones anteriores.
En primer lugar voy a hacer un breve repaso cuantitativo del tema y después haré
referencia a algo de lo que comprende este proyecto que pensamos que se debe tratar en
el Senado y en la Cámara de Diputados, y por último diré algunas palabras finales.
Hace 14 años esta ley 25.520 mereció 20 días de trabajo parlamentario público.
Se habrá trabajado más tiempo en la confección de la ley, pero el debate comenzó el 7
de noviembre de 2001 y terminó en la Cámara de Diputados el 27 de noviembre de
2001. En 31 años de democracia esta ley rigió prácticamente la mitad de ese período.
Nosotros no venimos a derogar ni a criticar la ley de inteligencia, venimos a tratar de
mejorarla. De modo tal que, más allá de la estructura que hemos presentado como
proyecto de ley, en la práctica, de los 53 artículos que constituyen la original ley de
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inteligencia -que, dicho sea de paso, desde la oposición el peronismo ayudó para que el
gobierno de la Alianza pudiera tenerla como ley vigente- estamos modificando 11: los
artículos 1°, 2°, 7°, 8°, 9°, 10, 17, 21, 32, 42 y 43. Estamos incorporando 10 artículos
nuevos. Estamos modificando formalmente unos pocos artículos: el 6°, 13, 16, 19, 24,
27 y 33, porque ahí donde dice “Secretaría” va a decir “Agencia Federal de
Inteligencia”. Sin cambios quedan 34 artículos. En la parte complementaria hay tres
artículos nuevos, y además uno que se incorpora a otra ley. Y, por último, hay una
incorporación a la 25.188. Es decir que del ciento por ciento de los 53 artículos estamos
entre el 40 y el 45 por ciento de normas que enriquecen o que modifican la ley de
inteligencia. ¿Qué significa esto? Que no estamos destruyendo todo para construir algo
nuevo sino avanzando sobre lo ya construido aprovechando la experiencia que se ha
acumulado en estos últimos años de la democracia argentina.
Como ustedes saben, fundamentalmente la ley comprende tres artículos: el
primero es el de la creación de la Agencia Federal de Inteligencia, el segundo es el de
las normas complementarias y el tercero es el de las normas transitorias.
La creación de la Agencia Federal de Inteligencia tiene seis capítulos: uno sobre las
definiciones generales de la inteligencia nacional, otro sobre la Agencia Federal
propiamente dicha, otro de la información, los archivos de inteligencia y la
desclasificación, el Capítulo IV sobre la transferencia de las observaciones judiciales, el
V del incremento en el control de los fondos y el VI del incremento de las penas. En las
disposiciones complementarias está la disolución de la Secretaría de Inteligencia y el
Capítulo II es del personal y su tratamiento. En cuanto a las disposiciones transitorias
algunas son de forma: una incorpora a otra ley y otras son de forma, que establece el día
que comienza a regir la norma.
Con este proyecto de ley nos proponemos mejorar, sin modificar
sustancialmente, el sistema nacional de inteligencia de la República Argentina. ¿En qué
consiste esa mejora? En achicar y especializar el órgano rector de la inteligencia
nacional. Dejamos de tener Secretaría de Inteligencia para conformar una Agencia
Federal de Inteligencia, que va a ser la que la va a sustituir, la cual ya no va a contar este es otro punto importante- con la tarea de colaboración con los jueces en sus manos.
La tarea de colaboración con la Justicia la OJ la va a realizar desde el Ministerio Público
Fiscal.
Nosotros pensamos que hacer una referencia al Ministerio Público es muy
importante. Sé que hay otros proyectos que con buena voluntad han intentado decir que
debe ser la Corte, pero yo me veo en la obligación de hacer un reconocimiento al mérito
de nuestro gobierno, porque si alguien ha contribuido para que mejore el prestigio de la
Corte Suprema de Justicia nacional en la Argentina han sido el presidente Kirchner, los
cambios que él impulsó desde el 2003, y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner
con las propuestas que se han hecho referidas a la justicia nacional.
Que alguien esté reclamando que esta organización dependa directamente de la
Corte Suprema de Justicia está hablando bien de lo que hizo este Gobierno pero creo
que jurídicamente se equivoca porque pondría en cabeza de la Corte Suprema de
Justicia la producción de prueba ordenada por los jueces. Y en algún punto no quedaría
suficientemente claro su imparcialidad para cuando las causas, que se diriman en
función de la prueba colectada, tengan que ser decididas también por la Corte Suprema
de Justicia.
Con el nuevo Código Procesal Penal y con la figura de la Sección Cuarta de la
Constitución de la Nación Argentina el lugar indicado para que se produzca esa prueba
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es para quienes tienen la tarea de producir la prueba en los juicios, que son los fiscales.
De modo que ubicarla allí me parece que es el único lugar en donde puede comenzar a
funcionar con mayor control judicial y con mayor control de la producción de la prueba
y respeto por los derechos de los ciudadanos.
Además, saca a la Agencia Federal de Inteligencia de una tarea corporativa que
inevitablemente lo lleva a participar de la inteligencia interna. Y se trata de poner
límites a esto. Yo diría que si miramos este proyecto de ley, en esa tarea de mejoras,
queremos mejorar el instrumento, que es la Agencia Federal; fortalecer los derechos
individuales; fortalecer los derechos de la ciudadanía, para conocimiento de lo que
hacen sus organismos de inteligencia; y fortalecer los controles de los fondos que
utilizan e incrementar las penas de los malos funcionarios o de aquellos que, después de
haber estado en la función, quieran aprovechar esto para lo futuro.
Nuestro trabajo ha sido honesto, transparente y creo que el debate del Senado
tiene que ser enriquecedor de esto, porque tampoco creemos que hayamos construido
una norma perfecta o que no admita cambios, esta es una norma perfectible como
cualquier norma. Porque la vida va cambiando, el acontecer y la vida va influyendo
también sobre la normativa, y la norma tiene que estar viva sino se transformar en una
cosa cristalizada, anquilosada, que no le sirve a nadie. Es decir, simplemente quiero
poner de resalto esto: no queremos tirar por la borda la experiencia de 14 años de los
últimos 31 años de la democracia.
Queremos aprovechar y ver dónde están los defectos, y esta norma aporta para
que se discutan los temas sustanciales. Pero esta discusión primero hay que hacerla,
para que sea rica, desde todos los sectores y en ese sentido es lamentable la ausencia
opositora en este recinto hoy. Ellos hablan por ahí de que “no quieren convalidar”
porque quieren deslegitimar. Gracias a Dios, la Constitución de la Nación Argentina y
el reglamento del Honorable Senado de la Nación hablan de la completa validez con la
presencia de ustedes, mayoría suficiente, para que esta Comisión produzca su dictamen
y pueda continuar adelante. Porque casualmente, tanto la norma constitucional como el
Reglamento, están pensados para que se pueda trabajar a pesar de que pueda haber
oposiciones obstructivas.
Entonces, es lamentable pero podría ser posible que en el recinto participaran e
intentaran enriquecer la norma desde su punto de vista. Creo que la diferencia de puntos
de vista respecto de la norma es enriquecedora y es bueno porque siempre termina
dando una visión que a lo mejor, quien construyó la norma, no tuvo en su momento por
sus propias limitaciones. Creo que la diferencia es enriquecedora y no debiera ser un
motivo para trabar la acción del Cuerpo. Gracias a Dios existe una mayoría suficiente
que permito que esto se pueda hacer. Dios salve a una Patria que tenga paralizado su
Congreso. El Congreso, como recinto de la democracia, tiene que ser casualmente el
que lleve a cargo la tarea más importante, que es la de legislar, y para eso se necesita
trabajar. En definitiva, la única frustración que nos llevamos hoy es que no hemos
tenido las preguntas, aunque chicaneras por ahí, que muchas veces nos prodigan los
opositores al Gobierno.
Simplemente, quiero saludar que haya organismos como el CELS o grupos de la
política que quieren enriquecer este texto. Nos han hecho llegar algunas colaboraciones
y creo que mañana van a lucirlas ante ustedes. Y es bueno sopesar esos puntos de vista
porque están hechos al fragor de la lucha por la democracia y la vigencia de los
derechos humanos. Porque una diferencia hay entre aquel 2000 y hoy, no sólo la
económica, no sólo las cosas que se han hecho en estos años, no sólo el progreso que ha
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tenido la Argentina y la mejora, también está la reafirmada plena vigencia de los
derechos humanos en la que nuestra patria marcha al frente de los países del mundo,
reconocido por todo el mundo en la comisión de la ONU que recepta la lucha por la
defensa de los derechos humanos.
Este contexto de derechos humanos no estaba presente en los años 2000 y 2001,
cuando esta ley se discutió estábamos inmerso en una lucha por la supervivencia como
país. Esta es la época en donde se hablaba de poner regentes de los organismos
multilaterales de crédito para que gobernaran la Argentina. Esta Argentina hoy se puede
dar el lujo de proteger a sus ciudadanos, de hacer que las organizaciones recepten estos
principios de derechos humanos hacia su interior para que no ocurra, como ha ocurrido,
el triste espectáculo de que algunos, por permanencia o por exceso de poder, puedan
sentirse por encima o por fuera de la democracia, por encima o por fuera de la ley.
Este es un gesto de valentía de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de
Kirchner, que pone a consideración este tema al que muchos participantes de la vida
política nacional le han tenido y le tienen temor porque nos han construido una leyenda
de “carpetas” y “carpetazos”. En realidad, todo el sistema democrático está temiendo a
esto. Queremos develar todos esos secretos, queremos poner todo eso sobre la tabla de
la ley y decirle a todo el pueblo argentino: tienen un sistema de inteligencia mejorado,
tienen un sistema de producción de inteligencia que respeta derechos y tienen
ciudadanos con más derechos. Porque este debate tiene que culminar con un
fortalecimiento de los derechos individuales y un fortalecimiento de la democracia.
Es claro que siempre existe, entre la tarea de inteligencia y la privacidad, una
tensión; y entre la privacidad y los derechos políticos, una tensión. Este proyecto es una
honesta propuesta para tratar de que cada vez los ciudadanos tengamos más derechos y
cada vez la Patria este mejor defendida. Muchísimas gracias.
Sr. Presidente (Fuentes).- Muchas gracias, señor Secretario. Queda abierta la lista de
oradores para las preguntas que los senadores quieran hacer.
Tiene la palabra el señor senador Urtubey.
Sr. Urbutey.- Yo quería hacer un comentario respecto de un tema que quizás se debata
mañana. Me parece muy positivo el inciso 6) del artículo 2º porque las grandes
definiciones “seguridad interior” y “seguridad exterior”, como se enumeran de forma
genérica, quizás indirectamente o implícitamente también dan lugar a abusos cuando no
hay una definición. Por eso, haber llenado el concepto de la forma en que lo hace el
inciso 6) y después la “misión de inteligencia”, con una casuística que se refiere a
actividades delictivas, me parece que también es una forma buena de acotar el desborde
y de acotar el abuso de poder que a veces en estas actividades, que se dan en secreto,
pueden producirse.
El otro tema que también me parece importante, además de la casuística, para
definir cuál es la “misión de inteligencia interior”, es el tema de que haya responsables
concretos, con nombre, apellido y cara, a los cuales adjudicarles responsabilidades en
caso de estos fallos. Fíjense qué importante puede ser esto, donde la responsabilidad
puede situarse en una persona que además será elegida con el concurso de este
Congreso. También lo que decía el doctor Mena, sanciones concretas que acompañen
también la responsabilidad política que debe asumir el funcionario que pone la cara. Y
finalmente ponerle coto a esta promiscuidad. Porque siempre se habla de la relación de
los agentes y los funcionarios. También hay que hablar de la relación de los agentes con
los efectores de justicia.
Entonces, poner fin a esta promiscuidad entre agentes que mientras realizan las
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tareas de inteligencia tienen interacción con aquellos que deben aplicar la ley, me parece
fundamental. Por eso celebro este tema, ya que si nos ponemos a investigar un poco,
esta es la madre de todos los males: esta promiscuidad no controlada, no fiscalizada por
nadie, entre aquellos que tienen que investigar y quienes tienen que dictar sentencias o
elaborar dictámenes.
Ojalá tengamos la posibilidad de hacerlo adelante de aquellos que por razones
ideológicas o políticas no estén de acuerdo con esto pero se presten al debate.
Sr. Presidente (Fuentes).- Tiene la palabra la senadora Kunath.
Sra. Kunath.- Señor presidente: en primer lugar quiero agradecer especialmente la
presencia de los funcionarios de nuestro Poder Ejecutivo que han concurrido a este
plenario de comisiones, como es de práctica en este Congreso y se viene repitiendo a lo
largo de este último año con una iniciativa permanente por parte de nuestro Poder
Ejecutivo.
Coincido especialmente con la parte final de la alocución del doctor Zannini en
cuanto a destacar que este es un debate que se debía nuestra sociedad y que es nuestra
presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien, tomando este tema con absoluta
valentía, lo trae a este Congreso. Y también tiene muchísimo que ver con el objetivo
principal, que es lo que está mencionado en los fundamentos de este proyecto remitido a
nuestra consideración.
Una pregunta muy simple que tiene que ver con cuestiones temporales. En el
artículo 5° se crea la Agencia y se establece, en el 8°, un plazo de 90 días para la
constitución de la misma. ¿Cómo se articula este plazo con lo que establece el artículo
17, que es la transferencia de la Dirección de Observaciones Judiciales? ¿Es dentro de
este plazo, o a partir de la sanción misma de la ley?
Sr. Parrilli.- La presidenta nos ha dado directivas para que, en el plazo de 90 días, no
solamente constituyamos la Agencia Federal de Inteligencia, sino también realicemos el
traspaso de la Dirección de Observaciones Judiciales, en este caso, al Ministerio
Público. Es un desafío importante porque es un plazo acotado, pero entendemos que lo
vamos a cumplir.
Sr. Presidente (Fuentes).- Tiene la palabra el señor senador Mayans.
Sr. Mayans.- Señor presidente: obviamente, la lucha contra el terrorismo, contra el
narcotráfico, contra el delito organizado contra el secuestro extorsivo en nuestro país
reclama tener un servicio de inteligencia que realmente trabaje protegiendo las
libertades fundamentales de los ciudadanos y, por supuesto, las instituciones de la
República.
Trabajar contra el terrorismo internacional y contra el narcotráfico reclama,
obviamente, un servicio de inteligencia que tenga toda la fuerza para poder brindar a los
ciudadanos argentinos la garantía de que realmente el Estado está en cumplimiento de
esta obligación de protección de las garantías constitucionales de los ciudadanos y,
fundamentalmente, de las instituciones de la República.
Acá tenemos una ley que está vigente, la 25.520, sobre la que existían reclamos
de distintos sectores políticos de que no funciona como corresponde y que merece un
nuevo estudio. Y es precisamente acá, en el Parlamento, donde se hace eso. Si se
reclama por afuera o a través de medios de comunicación y no se asiste al debate, no se
puede trabajar ni cambiar la legislación.
Por eso creo que es importante el hecho de que los funcionarios del Poder
Ejecutivo, por decisión de la presidenta, se hagan presentes aquí, en el Parlamento, para
debatir una ley fundamental como es la de inteligencia de del Estado, trayendo aportes
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importantes, como el caso de la Dirección de Observaciones Judiciales, que en este
momento está en la órbita del Servicio de Inteligencia y obviamente, con buen tino, el
proyecto de ley, para garantizar precisamente el trabajo de los fiscales, lleva a la del
Ministerio Público.
No solamente eso, sino también la designación del director y del vicedirector de
Inteligencia, que hace una propuesta el Poder Ejecutivo al Senado de la Nación, a la
Comisión de Acuerdos, donde –obviamente- los distintos partidos políticos, inclusive,
tienen la posibilidad de observar el nombramiento de esta persona si no se está de
acuerdo. Porque existe una reglamentación en la Comisión de Acuerdos para que,
obviamente, se dé la participación corresponde al Parlamento, en este caso el Senado
que representa al Estado federal y que es una de las partes fundamentales de la ley.
También, el aumento de las penas en cuanto a la violación de hechos fundamentales
como la confidencialidad de los datos.
La gente tiene la impresión que el Servicio de Inteligencia actúa para observar a
las personas y esto está expresamente prohibido por la ley. Cualquier hecho de
inteligencia que se haga sobre personas, o sobre instituciones, o sindicatos está
absolutamente fuera de la ley y es un delito. Las escuchas que se hacen son únicamente
por orden judicial. Y esto también está claramente en la ley, como así también que
cuando se cumplen los plazos, que son de 60 días, si no se observa delito en materia de
narcotráfico, o de terrorismo, o de lavado de dinero, o delito organizado,
inmediatamente debe procederse a la destrucción de todos estos elementos que hacen a
la vida y a la privacidad de las personas.
A veces esta falta de conocimiento de la aplicación de la ley hace que se tenga la
imagen de lo que fue el Servicio de Inteligencia en el tiempo de la dictadura, que servía,
justamente, para invadir la privacidad de las personas, perseguirlas y hacerlas
desaparecer. Todo lo contrario, el Servicio de Inteligencia debe servir para garantizar las
libertades fundamentales de los ciudadanos y, como dije al principio, cuidar las
instituciones del Estado.
Obviamente, en el tiempo que estamos viviendo -todos sabemos lo que ha
pasado a partir del derribo de las Torres Gemelas y del concepto de la guerra
preventiva-, en el mundo hoy el manejo de la información, sobre todo con respecto al
terrorismo internacional y el narcotráfico, es fundamental para que los Estados puedan
defenderse de este tipo de atropellos.
Nosotros, en la Argentina, hemos tenido en el ataque criminal y cobarde que se
ha hecho a la Embajada de Israel y a la DAIA. No existe un argentino bien nacido que
no quiera el esclarecimiento y no condene este hecho cobarde que hemos tenido en la
República Argentina. Para eso es fundamental tener un Servicio de Inteligencia que
verdaderamente brinde esta seguridad a los ciudadanos argentinos de que está
trabajando en la lucha contra el delito y que está asistiendo, como corresponde, al Poder
Judicial de la Nación. Por eso, que la presidenta haya mandado este proyecto de ley me
parece absolutamente positivo. Y lamento profundamente que la oposición no se haga
presente y que lleve la discusión solamente en los medios y no lo haga en el lugar de
trabajo que corresponde, que es este Senado.
Sr. Presidente (Fuentes).- Tiene la palabra el senador Abal Medina.
Sr. Abal Medina.- Buenas tardes. Quería, en primer lugar, sumarme a las palabras de
mis colegas con relación a esta iniciativa que, sin ninguna duda, considero que
constituye un paso sustantivo en nuestra institucionalidad democrática; una vieja deuda
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que teníamos todos, y después de la exposición sólida que han hecho los expositores
quedan muy en claro las ventajas incuestionables que tiene esta nueva normativa.
Sólo quería hacer una breve pregunta y quizás una reflexión con relación a lo
que ambos secretarios mencionaron del proceso de sanción de la ley de inteligencia
25.520. Si lo recuerdo con precisión, ustedes hablaban de que la votación y la sanción
fue en noviembre de un año tan complejo para la Argentina como el año 2001; un año
muy complejo, como decíamos antes, pero en el cual todos los sectores políticos, todos
los partidos políticos lograron consensuar y construir una ley sólida, en ese sentido,
cumpliendo su obligación con la democracia, lo que creo yo que es una tarea obvia en
cuestiones como esta ley, como en la defensa nacional y como en la que hoy estamos
tratando.
Por eso mi inquietud era si en ese momento esta iniciativa surgió de la oposición
-del peronismo en ese entonces- o fue un proyecto del Poder Ejecutivo al que en ese
momento el peronismo prestó conformidad, puso la discusión y logró construirlo
pensando en lo que beneficiaba al conjunto de los argentinos y no simplemente a
cuestiones puntuales.
Lo digo porque esta es mi primera participación como senador en un ámbito
como éste, y no deja de llamarme la atención la ausencia de senadores de otros partidos
que podrían estar aquí, aprovechando la presencia de ustedes para discutir y para
debatir.
Como miembro del Ejecutivo, muchas veces me tocó venir a este ámbito a
discutir la reforma política, a discutir un conjunto de cuestiones, y siempre había
senadores opositores preguntando, discutiendo, debatiendo y después votando de
acuerdo a su real saber y entender, pero aportando al debate.
Por eso me parece muy interesante saber, en el momento en que se votó esa ley,
cuál fue la actitud y si fue un proyecto del Ejecutivo o fue una cuestión de la oposición
que se le impuso al gobierno.
Sr. Zannini.- La ley de defensa, la ley de seguridad interior y la ley de inteligencia
tienen un patrón común. Fueron producto de acuerdos entre los partidos mayoritarios y
fueron hechos con bastante diferencia de tiempo entre sí.
En el caso particular de la ley de inteligencia, luego de haberse dictado la de
defensa, de haberse dictado la de seguridad interior, el trabajo de la comisión
parlamentaria se centró en la confección de un nuevo texto de ley de inteligencia, para
suprimir, para cambiar lo que eran las normas de la dictadura, que tenían una
característica central: la militarización del proceso de conformación de la inteligencia y
el contraespionaje.
El gran paradigma que se trata de instalar es: inteligencia estratégica militar a
cargo de los militares, inteligencia criminal a cargo de los organismos de seguridad de
las provincias y de la Nación, y el organismo rector, la Secretaría de Inteligencia.
La propia Secretaría de Inteligencia participó en aquel tiempo en la confección
del proyecto. Se trabajó mucho en la bicameral de ese entonces, se envió el proyecto
desde la bicameral al Ejecutivo, y de la Rúa lo hizo, aclaró en el propio mensaje este
origen de la norma y lo envió como proyecto de ley del Ejecutivo.
Recuerden que en el Senado la mayoría parlamentaria era del peronismo, y el
peronismo también había obtenido la mayoría parlamentaria en aquellas elecciones de
octubre, previo al desastre que todos conocemos, en 2001.
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De modo que, sí, hubo trabajo de muchos partidos, y desde el peronismo se
podía rescatar que la actitud de dicho partido no fue obstruir sino que fue ayudar a que
la ley se votara.
Después, en la historia pasan otras cosas, otras novedades, pero lo cierto es que
existiendo una mayoría parlamentaria del peronismo asistió al gobierno de la Alianza
para tratar de mejorar una legislación.
Sr. Presidente (Fuentes).- Tiene la palabra el senador Pichetto.
Sr. Pichetto.- Hay dos puntos que me parece fundamental incorporar como
modificación y ampliación del contenido de la ley.
Uno es el artículo 17, que establece la transferencia de la Dirección de
Observaciones Judiciales, que va al Ministerio Público. Me parece que sería importante
consignar que se transfiere con las asignaciones presupuestarias fijadas en el
presupuesto del año 2015 para la ex SIDE o SIDE. El monto correspondiente a la
partida presupuestaria para el funcionamiento del O.J. -las escuchas telefónicas
autorizadas por vía judicial- se debería transferir al Ministerio Público.
El otro tema es en el artículo 23, donde se establece la disolución de la
Secretaría de Inteligencia, se transfiere la totalidad del personal, bienes, activos,
patrimonio a la Agencia Federal, con excepción de los bienes afectados a la Dirección
de Observaciones Judiciales. También aquí hay que consignar que se transfieren las
partidas asignadas a la SIDE para el año 2015 en el presupuesto nacional.
Me parece que estas dos cosas dejan a salvo la ley de entidades financieras, que
considera o establece que todo organismo estatal tiene que tener una asignación de
presupuesto.
Si hay conformidad en esto, me parece importante que quede claro que la
reforma tiene que ser incorporada ya en el dictamen.
Sr. Presidente (Fuentes).- Gracias, senador.
Están de acuerdo…
Tiene la palabra el senador González.
Sr. González.- Gracias, presidente. Una reflexión y un aporte.
La verdad que, teniendo en cuenta que la oposición no se encuentra acá, que está
en un focus group en el salón de al lado, cuando reiteradamente se solicita la presencia
de funcionarios nacionales, con las cosas que están pasando en la Argentina, tienen nada
más ni nada menos que a la primera línea del gobierno y no han venido a preguntarle y a
dar el debate que tienen que dar, aunque por lo menos vinieron y están en el salón de al
lado, y no como en diciembre, cuando tratamos la ley de parlamentarios del Mercosur,
que vinieron cuatro; el resto estaba de vacaciones.
Teniendo en cuenta eso, le voy a pedir, presidente, que incorpore como
antecedentes los proyectos de ley presentados justamente por algunos representantes de
la oposición.
Seguramente usted va a encontrar algunos más. Yo encontré el S.-341/12, el
4267/14 y el 1768/14, estos dos últimos firmados por los senadores Solanas,
Giustiniani, Juez, Linares y Odarda. Hubo un par de senadores que se ve que no les
avisaron de la oposición y estuvieron sentados acá y después se fueron; una era esta
senadora.
Después, le decía, el 4267/14, firmado por los mismos senadores, y el 341/12,
que es muy parecido al 17, del capítulo IV, que modifica el artículo 21 de la ley y dice:
Créase en el ámbito de la Procuración General de la Nación la Dirección de
Observaciones Judiciales que será el único órgano del Estado encargado de ejecutar las
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interceptaciones de cualquier tipo, autorizadas u ordenadas por la autoridad judicial
competente. Firmado: senador Luis Juez.
Así que voy a solicitar eso, presidente.
Sr. Presidente (Fuentes).- Señalo la inconsistencia de la oposición en su planteo,
simplemente en el tema de la Oficina de Observaciones Judiciales. Expediente S.-2120,
proyecto de ley: créase en el ámbito de la Procuración General de la Nación la
Dirección de Observaciones Judiciales, que será el único órgano del Estado encargado
de ejecutar las interceptaciones de cualquier tipo, autorizadas u ordenadas por la
autoridad judicial competente. Comuníquese. Firmado: Luis Juez, Norma Morandini.
Proyecto S.-341, exactamente igual, el mismo texto, creándose en el ámbito de
la Procuración General la Dirección de Observaciones Judiciales. Firmado: Luis Juez. Y
tenemos luego los proyectos firmados por Solanas, Giustiniani, Linares y María Odarda.
Senadora Higonet, usted se había anotado. Tiene la palabra.
Sra. Higonet.-Les agradezco a los presentes por acercarse aquí a explicar y ampliar
todo lo que se pueda sobre este proyecto de ley.
Adhiero a todo lo ya expresado, y reafirmo la preocupación por aquellos que
viven hablando del debilitamiento de las instituciones democráticas. Justamente, creo
que lo peor que pueden hacer es la no presencia hoy aquí. Pero bueno, es lo que nos está
pasando.
Tengo una observación y una pregunta. En el inciso 6), cuando se define la
inteligencia interior, se agrega como actividad de inteligencia a la investigación en
materia de delitos federales complejos, la inteligencia criminal compleja y los atentados
contra el orden constitucional. Pero esta capacidad de realizar investigaciones no está
contenida cuando se define el concepto de inteligencia nacional. Entonces, se puede
interpretar como una ampliación de la acción de la AFI. Esa es la observación.
En cuanto a la pregunta, dado que se redefinen el rol de la Agencia y las
actividades, lógicamente, se habla del pase de planta. Por ende, habrá que hacer revista
y capacitar a los agentes para adecuarlos a las nuevas funciones. Entonces, ¿no sería
conveniente ponerle un plazo perentorio a ese pase?
Sr. Presidente (Fuentes).- Se establece un plazo de 90 días.
Sra. Higonet.- O sea que se considera el mismo en cuanto a la capacitación del
personal.
Sr. Presidente (Fuentes).- Agradeciendo la presencia de los señores funcionarios
nacionales, pasamos a cuarto intermedio hasta mañana a las 11.
– Son las 15 y 51.
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