LA OTITIS SECRETORA: DESCRIPCIÓN PARA EL PACIENTE O SU FAMILIA. Centro Otorrinolaringológico Buenavista. La otitis secretora, otitis serosa u otitis media seromucosa es un cuadro muy frecuente. Afecta principalmente a niños y a personas con enfermedades crónicas nasosinusales. Aparece cuando se acumula moco, más o menos espeso, en la caja del oído medio, detrás del tímpano. El motivo por el cual el oído medio es ocupado por mucosidad es diverso y se debe fundamentalmente a una falta de ventilación del mismo. La trompa de Eustaquio, conducto que comunica garganta con oído, no se abre convenientemente con la deglución y no permite el paso de aire o equilibrio de presiones entre las dos cavidades, la caja del tímpano y la parte alta de la faringe. Las vegetaciones adenoideas grandes, en la parte alta de la garganta, al fondo de la nariz, son la causa más frecuente de impedimento a la apertura correcta de la trompa. Otras etiologías relacionadas con otitis secretora son: rinitis alérgica, rinitis catarral intensa, hipertrofia de cornetes, desviación septal severa o aparición de tumoraciones en cávum. Las enfermedades que provocan un espesamiento del moco son también causa de otitis secretora (tabaquismo, fibrosis quística, poliposis nasal, alteraciones ciliares, etc). El exudado que produce la mucosa del oído se acumula por detrás del tímpano y es visible a través de un otoscopio. La membrana timpánica y la cadena de huesecillos no se mueven ni vibran con facilidad cuando llega el sonido, dado que se encuentran dentro de un material más espeso que el aire. Por otro lado, es fácil que desde la garganta lleguen bacterias y contaminen dicho material que está retenido y sin capacidad de renovación. Este hecho se ve favorecido cuando la trompa es más corta, más recta o más horizontal, como ocurre en los niños pequeños. Así, las manifestaciones habituales de la otitis secretora, en orden de severidad, son las siguientes: Sensación de ocupación de oídos. Los niños pequeños no la manifiestan. Hipoacusia de transmisión en distinto grado, reversible. Para los adultos es muy molesta y en los niños supone un motivo para que aparezca un retraso en el desarrollo del lenguaje o una falta de atención. Ruidos, burbujeo, distorsión del sonido, autoescucha de la respiración, de la voz y de los pasos. Tanto en el niño como en el adulto provocan molestia e irritabilidad. Vértigo agudo o inestabilidad. Suele mejorar en cuanto se libera la presión del líquido. Infecciones otológicas de repetición, con supuración y dolor. En cuadros crónicos o no tratados, cuando han existido numerosos episodios de inflamación bacteriana, puede existir un deterioro progresivo del tímpano y de los huesecillos, de manera que la sordera no sea completamente reversible. El diagnóstico lo realiza el médico con un otoscopio, pues el aspecto de la imagen timpánica es muy característico. Si existen dudas, puede ser útil realizar una timpanometría. El tratamiento de esta enfermedad es escalonado. Se ha de empezar primero con administración de medicamentos que tengan dos objetivos: reducir la inflamación de la trompa y de las vegetaciones y hacer que el moco sea más fluido. En niños con infecciones recurrentes puede ser útil la toma de antibióticos de manera prolongada y en bajas dosis. Cuando el tratamiento farmacológico, adecuado y de larga duración, no haya tenido el éxito deseado; cuando la presencia de moco sea persistente durante meses y cuando exista alteración funcional, es decir, hipoacusia o molestias auditivas, es conveniente recurrir a la cirugía. Según el criterio del otorrinolaringólogo en cada caso, se procederá a realizar una punción/extracción del moco (miringotomía), una colocación de un drenaje transtimpánico en la membrana y/o una resección de las vegetaciones adenoideas (adenoidectomía). En adultos puede ser necesario tratar también la patología nasofaríngea causante, mediante cirugía endoscópica nasal. Los drenajes transtimpánicos (DTT) son unas canulitas de material plástico o metálico, de unos 2-3 mm de longitud, que se colocan en la incisión que se ha realizado para extraer el moco, con el fin de que ésta no se cierre. Permiten el paso de aire y la igualación de presiones del oído con el exterior. Se suelen caer espontáneamente unos meses después de su colocación. En el adulto el drenaje se puede implantar en consulta, con aplicación de anestesia tópica y microscopio; pero en los niños es necesaria una relajación completa, mediante anestesia general en un centro hospitalario. Los padres deben entender que los drenajes no son curativos, sino que permiten la ventilación del oído mientras que se resuelve el resto de problemas nasales o faríngeos, bien sea por el crecimiento, bien sea por la madurez inmunológica, bien sea por el tratamiento médico de la inflamación local. En ocasiones es preciso colocar DTT varias veces. Esto es más cierto en niños pequeños, en los que el índice de renovación celular en la membrana timpánica es muy alto y los drenajes son expulsados de manera precoz, antes que haya mejorado el estado de la nariz y la faringe del paciente. Dra. Lasso Luis.